1. El libro perdido
Una oscura silueta atravesó el parque. Llevaba consigo un libro
de aspecto viejo. Lo depositó en un banco. La fuerza del viento hizo
que se abriera y pasaran las páginas. En el momento en el que se cerró,
una de ellas quedó doblada.
Por la mañana, una joven recogió el libro. Se llamaba Carolina e iba
de camino hacia el colegio. Cuando el profesor impartía clase, el
libro cayó al suelo y llamó la atención de él. Lo abrió y, para su
sorpresa, las hojas estaban en blanco. Resultó que la última se
encontraba doblada, con palabras sueltas sin sentido aparente.
Los alumnos se preguntaban por qué estaba vacío y cuál era el
sentido de su existencia. Carolina propuso que, al no haber
escritura alguna, se inventara una historia a través de las frases de
cada uno de ellos.
Al acabar las clases, y esta vez con el libro a medio escribir,
Carolina vio un árbol que le resultó llamativo. Decidió situarlo a su
lado.
Poco a poco, muchas manos humildes continuarían las frases
que habían encontrado en el libro, convirtiéndolas en una
historia: la historia del pequeño libro perdido.