2. Jainkoa da Kristoren bitartez mundua berekin adiskidetu
duena, gizon-emakumeei bekatuen kontuak eskatu gabe, eta
adiskidetzearen mezu hau gure esku utzi duena. Kristoren
izenean eskatzen dizuegu: egitzazue bakeak Jainkoarekin.
Jainkoak bere ekintzan lankide gaituenez gero, eskatzen
dizuegu ez dezazuela alferrik har haren onginahia. Izan
ere, Jainkoak profetaren bidez dio: Onginahi-garaian entzun
dizut, salbamen-egunean lagundu. Begira, bada, oraintxe da
onginahi-garaia,oraintxe salbamen-eguna.
Dios estaba por medio de Cristo reconciliando el mundo consigo, no
apuntándole los delitos y nos confió el mensaje de la reconciliación.
Por Cristo os suplicamos: dejaos reconciliar por Dios. Como
colaboradores os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.
Pues dice el Señor por medio del profeta: en tiempo favorable te
escuché, en día de salvación te auxilié. Mirad, este es el tiempo
favorable, este el día de salvación.
4. Mirad, este es el tiempo favorable, este el día de salvación.
¿Qué hace que el tiempo sea favorable, sea salvación? Todo aquello que me posibilita
hallazgos profundos, que me esencializa. Pablo en su carta me invita a entrar en otra
comprensión de mi tiempo, porque lo que no podemos negar es que tiempo somos.
Desde ahí viene la importancia de buscar el sentido de mi tiempo. ¿Mi tiempo se va
haciendo propicio para decisiones, alternativas, opciones? ¿Se hace cada vez más
instante de decisión? Aquí “mi tiempo” no son horas, horarios, planificaciones o
actividades, sino la referencia a mí mismo como libertad, como llevado a decidir, a ser
el último responsable de mi vida. Mi vida no pueden ser los horarios del día a día.
Llegar a casa y “desconectar” poniendo mi tiempo, mi vida ante una pantalla. Hoy
estoy escuchando una alternativa en estas palabras insistentes de Pablo: déjate
reconciliar por Dios mismo; es decir, deja que Dios te recree por dentro. No te resistas a
ser nueva creación. Déjate ser recreado por la gracia. Junto a esto, la conciencia de que
“mi tiempo” está en el tiempo, en interrelación, en el mundo, en la historia. Tiempo es
relación. ¿Qué hago yo con mis relaciones? Escucho el imperativo paulino: déjate
reconciliar. ¿Los otros, más allá de cuestiones puntuales, son gracia para mí o qué son?
Existe lo oscuro, existe el pecado. Existe la complejidad misma de lo diverso, lo
plural, lo diferente que me reclama en descenso permanente a mis fondos personales. Y
ahí reconciliación: conmigo mismo, con los otros, con Dios.
A esto me invita esta Cuaresma que parecía tan trasnochada, a darme cuenta que quizá
mi vida está sin planteamientos de fondo, que me están robando el acceso a mí
mismo, el acceso a la pregunta crítica sobre mí mismo. ¿Quién está convirtiendo mi
vida en un desierto porque ninguna pregunta existencial ni creyente la atraviesa?
5. Oraintxe da onginahi-garaia, oraintxe salbamen-eguna.
1.- Felices seremos si durante el tiempo de Cuaresma, y más allá de
él, practicamos el ayuno del consumismo, de los programas basura, de la
crítica destructiva, de la queja continua, de la indiferencia.
2.- Felices seremos si en la cotidianidad vamos suavizando nuestro
corazón de piedra, para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la
compasión, la sincera preocupación por el otro, la indignación teñida de
propuestas.
3.- Felices seremos si llegamos a vislumbrar una alternativa para
nuestras vidas en estas palabras del apóstol Pablo: déjate reconciliar por
Dios mismo; es decir, deja que Dios te recree por dentro.
4.- Felices seremos si en medio de tanto ruido e información
vertiginosa, logramos hacer un espacio en nuestro corazón para que
pueda ser atravesado por preguntas hondas, existenciales y creyentes.