1. Semana del 3 al 9 de Octubre de 2016
NICOLÁS ALVARADO Y LA CENSURA DIGITAL
Por: Marcos Pérez Esquer
Si a un consenso histórico ha llegado la civilización actual, es al de que la libertad es uno
de los mas preciados derechos del hombre; por eso, llama poderosamente la atención, el
hecho de que, en las redes sociales digitales suela olvidarse ese consenso. Ese instrumento
tecnológico que debería potenciar nuestra libertad de expresión extrañamente suele
menguarla.
Muchos ejemplos de ello podrían citarse, pero me viene a la mente lo ocurrido
recientemente al periodista cultural Nicolás Alvarado ex director de TV UNAM.
Con motivo de la sorpresiva muerte de Juan Gabriel, Nicolás Alvarado publicó su
acostumbrada columna dando su opinión sobre el cantautor. La columna fue calificada
por buena parte de los lectores como clasista y homófoba. Si bien es cierto que el texto
resultaba de mal gusto, particularmente por el hecho de que criticaba duramente y hasta
con sorna al difunto justo el día de su muerte -lo que viola las mas elementales reglas de
urbanidad-, también es cierto que su crítica, mas bien socarrona que de fondo, no le hacía
daño a nadie; ello empero, no impidió que fuese juzgada con dedo flamígero por muchos
cibernautas que, como ocurre cada vez mas a menudo, hicieron de este señor objeto no
solo de numerosos insultos sino también de una tumultuaria petición de destitución.
Así, la candente reacción de las redes sociales contra Alvarado, llevó al periodista al
extremo de perder su empleo en la UNAM que -dicho sea de paso-, debiera ser la primera
en proteger y respetar la libertad de expresión de su colaborador. Pero no, la máxima casa
de estudios, no solo no hizo nada para arropar a uno de sus miembros frente a la
embestida contra sus derechos humanos, sino que, ni tarda ni perezosa, presionada
también por las mismas redes sociales, aceptó ipso facto su renuncia.
Es de comentarse que Alvarado, bien leído, hacía mucho mas una crítica de sí mismo y de
sus propios estereotipos, que del mismo Juan Gabriel. Cuando le llama naco, no lo dice, en
el sentido típico del concepto, es decir, no le llama “indio”, sino en la acepción mas
evolucionada de “agresividad o estridencia en la manifestación estética”, y Alvarado
acepta en su propio texto que el problema es suyo y de su clasismo y no de Juan Gabriel.
Pero independientemente de ello, lo que no admite duda, o no debería admitirla si nos
llamamos civilizados, es que Nicolás Alvarado, periodista o no, funcionario o no,
simplemente como persona y como ciudadano está en todo su derecho de expresar su
opinión cuando le venga en gana cualesquiera que esta sea. Para eso es la libertad de
expresión, para eso es la libertad de prensa, para eso es la libertad de pensamiento, para
eso son los derechos humanos y las libertades civiles, y si no, entonces no sirven para
nada.
En fin, en tiempos en que damos por sentado que hemos consolidado nuestras libertades,
aparece este nuevo tipo de censura, la censura digital.