Este artículo analiza las posibles consecuencias de que Trump cancele el TLC entre México, Canadá y Estados Unidos. Explica que aunque lo más probable es que el tratado se modifique o sustituya, la cancelación total ya no puede descartarse. De ocurrir esto, se aplicarían aranceles del 6.4% para productos agropecuarios y 1.9% para manufacturas mexicanos a EE.UU., mientras que los aranceles estadounidenses a México serían mucho mayores, del 38.4% y 7.7% respectivamente.
PRESUPUESTOS COMO HERRAMIENTA DE GESTION - UNIAGUSTINIANA.pptx
Réquiem por el TLC
1.
28
de
noviembre
de
2016
RÉQUIEM
POR
EL
TLC
Por:
Marcos
Pérez
Esquer
Trump
puso
en
duda
la
continuidad
del
Tratado
de
Libre
Comercio
(TLC)
entre
Canadá,
Estados
Unidos
y
México.
Anunció
el
inicio
de
un
proceso
de
renegociación
que,
de
no
ser
aceptado
por
México
y
Canadá,
llevaría
a
Estados
Unidos
a
salirse
del
tratado.
La
decisión
definitiva
la
habrá
de
tomar
–dijo-‐
hacia
el
día
200
de
su
gestión,
por
ahí
del
8
de
agosto
de
2017.
Si
bien
es
cierto
que
el
escenario
mas
probable
es
que
el
TLC
sea
modificado,
o
bien
sustituido
por
acuerdos
bilaterales,
de
tal
suerte
que
las
cosas
sigan
prácticamente
como
ya
están
pero
que
permitan
a
Trump
mantener
su
discurso
populista
ante
su
electorado,
también
lo
es
que,
el
escenario
de
la
cancelación
definitiva
ya
no
puede
descartarse.
Dicho
lo
anterior,
lo
primero
a
considerar
es
que,
en
esencia,
lo
que
el
TLC
implica,
es
el
acuerdo
de
los
países
miembros
de
no
cobrarse
aranceles
entre
sí
en
sus
exportaciones
mutuas.
En
este
sentido,
de
cancelarse
el
TLC,
se
aplicarían
los
aranceles
pactados
en
la
Organización
Mundial
del
Comercio
(OMC)
de
la
que
los
tres
socios
de
Norteamérica
también
son
parte.
Así,
para
el
caso
de
las
exportaciones
agropecuarias
a
los
Estados
Unidos,
tendríamos
que
agregar
un
6.4%
de
arancel,
en
tanto
que
para
las
de
carácter
manufacturero
tendríamos
que
aplicar
el
1.9%.
Ello
significa
que
–como
dice
Luis
De
la
Calle-‐,
el
guacamole
que
los
gringos
comen
en
el
superbowl,
les
costará
un
6.4%
más.
Pero
por
otra
parte,
a
las
importaciones
que
México
haga
desde
los
Estados
Unidos,
habría
que
agregar
un
38.4%
en
agropecuarios
y
un
7.7%
en
manufacturas.
Ello
significa
que
los
productos
estadounidenses
nos
costarían
sustancialmente
más
sin
el
TLC,
lo
que
generaría
una
contracción
muy
importante
de
las
importaciones.
En
suma,
la
medida
implicaría
que
el
comercio
entre
nuestras
naciones
se
reduciría,
y
por
lo
tanto
también
el
crecimiento
económico
de
la
región,
pero
si
se
dan
cuenta,
la
contracción
de
las
exportaciones
mexicanas
hacia
Estados
Unidos
sería
menos
grave
que
la
contracción
de
la
importaciones
que
hacemos
desde
aquel
país.
Es
decir,
el
déficit
comercial
que
Estados
Unidos
mantiene
con
México
-‐y
del
que
tanto
se
queja
Trump-‐,
aumentaría.
Algo
similar
ocurriría
con
las
inversiones
que
también
son
facilitadas
por
el
TLC,
ya
que,
una
fábrica
mexicana
que
exporta
a
Estados
Unidos,
difícilmente
decidirá
trasladar
su
planta
a
aquel
país
para
ahorrarse
apenas
un
1.9%
de
arancel,
pero
una
fábrica
estadounidense
que
exporta
a
México,
sí
podría
moverse
a
nuestro
territorio
para
ahorrarse
un
7.7%.
Es
decir,
de
nuevo
perdemos
todos,
pero
Estados
Unidos
pierde
más.
Este
es
un
fenómeno
común
a
todos
los
populismos,
plantear
a
la
opinión
pública
decisiones
que
aparentan
ser
una
solución
pero
que
en
realidad
agravan
el
problema
que
pretenden
corregir.
En
países
como
Venezuela
han
sufrido
por
décadas
el
error
de
haber
llevado
a
un
populista
al
poder,
¿por
cuánto
tiempo
sufrirán
los
estadounidenses?