El documento resume las ideas de cuatro autores clásicos sobre las formas de gobierno y su evolución histórica: Hesíodo influyó en Platón, quien a su vez influyó en Aristóteles al proponer que las formas de gobierno pueden mejorar o empeorar cíclicamente. Polibio desarrolló el modelo más completo, influenciado por Aristóteles, donde las sociedades pasan de monarquía a tiranía y así sucesivamente hasta completar el ciclo.
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Pérez Esquer. Marcos - Cuatro formas de entender el devenir histórico.pdf
1. 1
Cuatro formas conexas de entender el devenir histórico
y los cambios en las formas de gobierno:
Hesíodo, Platón, Aristóteles y Polibio
Marcos Pérez Esquer
1. Introducción.
Cuatro autores clásicos llaman poderosamente mi atención por su aportación a una
de las cosas mas interesantes de las relaciones humanas: la política. Los aportes que
Hesíodo, Platón, Aristóteles y Polibio han hecho particularmente respecto de las
formas de gobierno, y respecto de la manera en que esas formas de gobierno se
suceden una tras otra en el devenir histórico ha marcado la pauta de los mas
concienzudos análisis politológicos de antiguo y de hoy. Sé que a Hesíodo no se le
conoce precisamente por analizar las formas de gobierno, pero justamente a eso es
que he de referirme en este breve texto, tratando de atisbar la influencia que –
advertida o inadvertidamente- el poeta pudo haber tenido en Platón y sus sucesores
en esta materia.
2. Planteamiento.
Con la lectura de Polibio, particularmente del libro VI de sus Historias, podemos
obtener un modelo interesantísimo para explicar el devenir histórico de las
sociedades a partir de los cambios en sus constituciones (politeia). Polibio, en ese
modelo que él denomina anaciclosis1, nos explica con una claridad espléndida, el
modo en que las sociedades van cambiando sus regímenes políticos o formas de
gobierno con el tiempo, pasando primero de una monarquía a una tiranía, luego de
una aristocracia a una oligarquía, y más tarde de una democracia a una oclocracia,
para a partir de ahí, volver a la monarquía y reiniciar el ciclo histórico.
Las razones que Polibio expone para explicar este proceso, se hacen consistir
en la convicción que este autor tiene de que toda forma de gobierno tiende a
degenerarse con el tiempo.
Así, siendo la monarquía una forma buena de gobierno, necesariamente con
el tiempo, el monarca empezará a abusar de su poder y terminará convirtiéndose en
un déspota dando pie al surgimiento de la tiranía. Ante esto, la clase privilegiada, los
educados, los de clase alta y clase media, harán lo propio para derrocar al monarca-
tirano e instaurarán una aristocracia, es decir, un gobierno encabezado por los
mejores, esto es, por los sabios. Los sabios sin embargo, humanos al fin, tenderán
también con el tiempo a degenerar en el ejercicio del poder para convertirse en
oligarcas o en plutócratas que ven solo por sus propios intereses, pasando así de un
gobierno bueno como necesariamente lo es la aristocracia, a un gobierno malo como
necesariamente lo es la oligarquía o la plutocracia. Frente a esta realidad política y
social, el pueblo sometido por esta clase terminará por hartarse y rebelarse al
dominio de los oligarcas y ricos, para, derrocándolos, instaurar un gobierno del
pueblo y para el pueblo, una democracia. Pero el pueblo está constituido también
1 Cfr. Polibio, Historias. Libro VI, 3 y 4.
2. 2
por humanos, de suerte tal que con el tiempo, el asambleísmo irresponsable de la
democracia terminará deviniendo en oclocracia, en el gobierno de la muchedumbre
o de la plebe, en demagogia, pasando así de un gobierno bueno como lo es la
democracia, a uno malo como lo es la oclocracia. Una vez ahí, y ante la situación de
desorden político y social que la oclocracia necesariamente produce, vendrá un
hombre fuerte, carismático, un líder, que imponga de nuevo el orden y encabece un
gobierno en beneficio de todos, surgirá pues, un nuevo monarca. Con esto, el ciclo
histórico está completo, la anaciclosis polibiana comienza de nuevo.
Está claro, que Polibio desarrolló su modelo de devenir histórico influido
fuertemente por Aristóteles, que ya alrededor de 200 años antes, había esbozado
los primeros trazos para un modelo como el polibiano.
En efecto, el estagirita había expresado ya en su Política, que existían formas
de gobierno buenas y malas y que de hecho, cada una de las formas buenas, podría
devenir en mala según se ejerciera en aras del bien común o no. En este sentido,
Aristóteles, cruzando dos criterios a saber: quién manda, y cómo manda, sostenía
que: “Ya que constitución y gobierno significan lo mismo y el órgano de gobierno es
el poder soberano de la ciudad, es necesario que el poder soberano sea ejercido por
una persona o unos pocos o la mayoría. Cuando el uno, pocos o la mayoría ejercen
el poder en vista del interés general, entonces forzosamente esas constituciones
serán rectas, mientras que serán desviaciones los que atiendan al interés particular
de uno, de pocos o de la mayoría. Tenemos la costumbre de llamar monarquía al
gobierno unipersonal que atiende al interés general, y aristocracia al gobierno de
pocos […] cuando se propone el bien común; cuando es el mayor número el que
gobierna atendiendo al interés general recibe el nombre común a todas las
constituciones politeia. Las degeneraciones de las mencionadas formas de gobierno
son: la tiranía de la monarquía, la oligarquía de la aristocracia, y la democracia de la
politeia. La tiranía en efecto, es una monarquía orientada hacia el interés del
monarca, la oligarquía hacia el de los ricos, y la democracia hacia el interés de los
pobres. Pero ninguna de ellas atiende al provecho de la comunidad”2.
Después de leer estos párrafos, no puede quedarnos duda de la enorme
influencia que Polibio recibió de Aristóteles en este asunto, pero por otra parte, es
impensable también, considerar que lo dicho por el estagirita, no estuviese
impregnado de la influencia que a su vez él recibió de su maestro Platón.
A este respecto, sabemos que el maestro, abordó también con amplitud el
análisis de las formas de gobierno. Lo hizo en La República, lo hizo en el Político, y lo
hizo también en Las Leyes. De estas tres obras, si bien la primera y la última, -aunque
fundamentalmente la primera-, son mucho mas importantes que el Político, creo que
es justamente éste texto el que termina influyendo directamente en lo que el
estagirita piensa sobre las formas de gobierno, ya que, a diferencia de los que ocurre
en La República, un escrito de juventud (al menos en comparación con el Político,
que es escrito por un Platón mas maduro, y no se diga respecto de Las Leyes, que es
en definitiva un escrito de vejez), en el Político, Platón sostiene la idea de que el
devenir histórico puede llevar a mejores o a peores estadios intermitentemente, y
2 Aristóteles, Política. Libro VI, 1279 a-b.
3. 3
de hecho narra “un mito en que se habla de una alternancia, en el curso de largos
períodos cronológicos, de avances y retrocesos cósmicos, según el mundo vaya hacia
delante o hacia atrás. La idea de recurrencia de las cosas y los hombres”3.
Sostengo que es en éste texto en el que la tesis aristotélica se ve más influida,
porque coincide justamente en la postura de que el devenir histórico presenta
crestas y valles, como en una ola, donde en un tiempo se puede estar mejor, luego
peor, luego mejor de nueva cuenta y así sucesivamente. Sostengo –insisto- en que es
este el texto que influye más al estagirita en esta cuestión, porque en el texto de
mayor envergadura cultural como lo es La República, Platón sostiene algo
completamente distinto. Ahí, ese Platón más joven, defiende la idea pesimista de que
el devenir histórico ha sido siempre en sentido degradante, y que sólo cuando en un
futuro incierto se arribe a su modelo ideal, es decir, a la República, la sociedad estará
en una mejor situación.
En efecto, cuando Platón habla de las formas de gobierno en La República,
explica que, de una forma de gobierno determinada, la sociedad ha pasado siempre,
en un proceso de degeneración, a otra peor, y así sucesivamente, sin admitir que en
algún momento de la historia, el cambio de constitución haya sido para mejorar.
En este sentido, Platón expresa que de un modelo timocrático como el que se
vivió en Esparta, en el que los gobernantes son los guerreros honorables, por
degeneración, se pasa enseguida a una oligarquía donde esos personajes
originalmente honorables terminan corrompiéndose. Después de esto, deviene una
democracia, donde es el pueblo inculto, la muchedumbre ignorante, la que toma las
decisiones, decisiones necesariamente peores que las de una oligarquía, y no se diga
respecto de las de una timocracia. Sin embargo, el proceso sigue empeorando hacia
una tiranía a la que se arriba cuando un hombre fuerte se impone aprovechando el
caos y descontrol que la democracia genera. En resumen, Platón piensa -en La
República- que de la timocracia, pasamos a la oligarquía, de la oligarquía a la
democracia, y de la democracia a la tiranía, siempre de mal en peor.
Lo único que es mejor a todo ello, es su modelo ideal de república, que por
otra parte señala, puede bien tratarse de una monarquía o de una aristocracia,
siempre que se sigan las demás condiciones propias de la república que propone4,
modelo que sin embargo, nunca ha existido en la realidad -y que de hecho no logra
establecer en Siracusa, donde lo intentó un par de veces-. Platón tiene pues –al
menos en La República-, una visión pesimista del devenir histórico pero con la idea
de que en el futuro, cuando su modelo de constitución se implemente, la situación
mejorará; es pesimista pero con un dejo de esperanza en el futuro.
Hay pues un quiebre notable en el pensamiento platónico en este menester.
En La República, que escribe siendo aun relativamente joven, plantea un modelo
pesimista del devenir histórico, en el que las sociedades van siempre de lo malo a lo
peor; mientras que en el Político, sostiene la posibilidad de altas y bajas. ¿A qué
3 García Gual, Carlos, Prometeo: mito y tragedia, Peralta Ediciones, Madrid, 1979, p. 65.
4 En La República, Platón sostiene que no hay gran diferencia entre monarquía y aristocracia y que
su república bien pudiera basarse en la primera o en la segunda, según se decida que sea un filósofo-
rey que mande sobre los demás, o bien, sea un consejo de filósofos-reyes.
4. 4
obedece este cambio de posición? ¿por qué razón, siendo Platón más joven, habría
de ser más pesimista en esta cuestión?
He aquí la tesis que sostengo, justamente a partir de la lectura de Hesíodo. No
pretendo desde luego en este breve escrito, demostrar tal tesis ni mucho menos,
sino tan solo esbozar una posible respuesta al asunto: Trabajos y días, de Hesíodo,
un texto bien conocido por Platón, termina influyéndolo en sus primeras obras, en
este determinismo pesimista platónico del devenir histórico.
Hay antecedente también desde luego -por parte de autores clásicos-, en
términos de que el desarrollo de la civilización va en sentido progresivo, es decir, en
un sentido de mejora de la condición humana. Esta, que “encontramos en Jenófanes
y que se continúa en Demócrito y alcanza a Epicuro y a Lucrecio, ve el progreso
humano como algo positivo, como una marcha desde la primitiva indigencia hacia
un mundo de nuevas posibilidades, y aprecia positivamente ese avance realizado en
el curso del tiempo5”; sin embargo, el autor que parece haber influido de manera
determinante a Platón en esta materia, pareciera ser Hesíodo, que “ve en la historia
de la humanidad una degeneración progresiva desde la Edad de Oro hasta la Edad
de Hierro”6. Así, Hesíodo, en Trabajos y Días, narra “el mito de las Edades, que cuenta
la degradación y empeoramiento de la vida humana –desde las condiciones de la
primeval Edad de Oro hasta la de los hombres de la estirpe de Hierro-, completando
así la explicación de la mísera condición de los hombres de la época del poeta. En el
Mito de las Edades (vss. 106-201) se traza una historia del progresivo
empeoramiento del mundo humano, de su decadencia tanto física como moral, hasta
los tiempos tristes en que al poeta le ha tocado vivir, que aún serán superados en
ruindad por los de un futuro próximo. Hesíodo nos da una visión pesimista del
devenir de la estirpe humana, es un proceso hacia el mal, una evolución hacia lo peor,
una degradación por edades sucesivas, que parece funcionar por sí misma, sin
malevolencia expresa de la divinidad”7.
Desde mi punto de vista, y dado que sabemos, por múltiples razones, que
Platón conocía la obra de Hesíodo, tanto la Teogonía como Trabajos y Días, es de
sentido común pensar que el filósofo fue influenciado de manera importante por el
poeta. La idea hesiódica de que existieron cinco edades empezando por la de oro,
que luego pasó a la de plata, en la que evidentemente, los hombres creados por los
dioses ya no eran de la misma calidad, y que luego pasó a la de bronce, en la que los
hombres decayeron aún más en calidad, pasando luego a un estadio aún peor
denominado edad de los héroes, y por último al tiempo del poeta, denominado edad
de hierro en el que, como el propio poeta veía, los hombres habían decaído
sumamente, es en extremo análoga, a la idea platónica –expuesta en La República-
de que las sociedades pasan de una forma de gobierno timocrática, a una oligárquica,
luego a una democrática y después a una tiránica, en un proceso de decaimiento
sucesivo. En definitiva, esta analogía no puede pasarnos desapercibida, como
tampoco el hecho de que en Hesíodo se percibe también ese dejo de esperanza en el
futuro que encontramos en Platón: la idea de un desarrollo de la humanidad que
5 García Gual, Op. cit.. p. 64.
6 Ibidem.
7 Ibid, p. 34.
5. 5
parte de un estado original de desorden y violencia para pasar –en algún momento
del futuro aún inalcanzado- a otro de orden y justicia.
3. Conclusión.
En conclusión, diría que haciendo una ejercicio de retrotracción, encontramos que
la anaciclosis de Polibio está evidentemente influenciada por el modelo aristotélico
de las formas de gobierno, en tanto que el modelo del estagirita a su vez, está
fuertemente imbuido de la idea platónica del devenir histórico expuesta en el
Político. Es ahí, en Platón, donde vemos una disrupción. En su texto de juventud La
República, Platón expone una visión más pesimista del devenir histórico,
sosteniendo que las formas de gobierno se suceden siempre de la mala a la peor, y
que solo en un futuro, cuando la sociedad adopte su modelo ideal de constitución, se
encontrará en un mejor estadio. Este hecho, se desprende desde nuestra humilde
opinión del influjo que Hesíodo produjo en el joven Platón, con su modelo de las
Edades ya expuesto, contenido en Trabajos y Días.
Dicho de otra manera, cronológicamente hablando, tenemos primero a un
Hesíodo y su tesis de las Edades, influyendo en un joven Platón que aplica esa
pesimista visión del devenir histórico en La República para explicar el
empeoramiento de las formas de gobierno, para luego, en una edad más madura,
virar un poco su posición y expresar en el Político, que dichas formas de gobierno
pueden sufrir altas y bajas, de manera tal que en algún momento podemos tener una
forma de gobierno peor que la anterior o mejor que la anterior. Después de esto,
vemos cómo su discípulo Aristóteles, asume esta última opinión, la desarrolla, la
sistematiza y modela un esquema de teoría política en la que las formas de gobierno
pueden en efecto ser buenas o malas, según quién y cómo ejerza el poder. Por último,
vemos también a un posterior Polibio que detalla exquisitamente el modelo
aristotélico, lo mejora y lo explica de manera sin igual mediante la anaciclosis en el
libro VI de sus Historias.
Es innegable que todo autor, clásico, moderno o contemporáneo, se ve
siempre influido por lo que ha leído, por lo que ha visto, por lo que ha vivido. Ya lo
dice Gadamer “toda comprensión implica una serie de presupuestos o estructuras
previas a la misma comprensión. Tanto la experiencia científica, como la filosófica,
religiosa, ética, histórica y estética contienen estructuras que explican el tipo de
comprensión que se da dentro de cada una de esas ramas culturales”8. En este
sentido, parece no haber duda en la influencia que Platón recibió de Hesíodo a la
hora de describir su pesimista visión del devenir histórico basada en los cambios de
las formas de gobierno, tan similar, a la pesimista visión hesiódica del devenir
histórico basada en los cambios en las edades del hombre. Ambas describen una
evolución histórica impregnada de pesimismo, pero ambas también, reflejan un dejo
de esperanza en el futuro.
8 Gutiérrez Sainz, Raúl, Historia de las doctrinas filosóficas. Ed. Esfinge, México, 2006, p. 216.