Carta encíclica "Diuturnum illud: sobre la autoridad política" de León XIII. En este documento pontificio, el Papa nos alerta sobre el origen de la autoridad política y la concepción cristiana del poder político.
2. Características y contenido general de la
encíclica
La encíclica es posterior a Quod Apostolici Muneris.
Los contenidos fueron en su mayoría expresados anteriormente en dicha
encíclica.
A pesar de lo anterior, tiene como ventaja de que ideas un poco ambiguas en
la anterior encíclica, toman mayor radicalidad y claridad en la presente.
A esto se conecta la condena explicita de la soberanía popular.
Diferenciación de democracia como forma de gobierno a democracia como el
fundamento del gobierno.
4. La guerra a los príncipes por parte de los
súbditos
León XIII alude al reciente
asesinato del zar de Rusia,
Alejandro II, como un ejemplo de
la actual situación donde el
principio de autoridad es más
cuestionado que nunca.
A los soberanos se les persigue y
estos se ven obligados a
defenderse bajo el ejercicio de la
violencia contra la población.
5. El origen del problema: la reforma
protestante
«Las consecuencias de la llamada Reforma comprueban
estos hechos. Sus jefes y colaboradores socavaron con la
piqueta de las nuevas doctrinas los cimientos de la
sociedad civil y de la sociedad eclesiástica y provocaron
repentinos alborotos y osadas rebeliones, principalmente
en Alemania. Y esto con una fiebre tan grande de guerra
civil y de muerte, que casi no quedó territorio alguno
libre de la crueldad de las turbas. De aquella herejía
nacieron en el siglo pasado una filosofía falsa, el llamado
derecho nuevo, la soberanía popular y una descontrolada
licencia, que muchos consideran como la única libertad.
De aquí se ha llegado a esos errores recientes que se
llaman comunismo, socialismo y nihilismo, peste
vergonzosa y amenaza de muerte para la sociedad civil.
Y, sin embargo, son muchos los que se esfuerzan por
extender el imperio de males tan grandes y, con el
pretexto de favorecer al pueblo, han provocado no
pequeños incendios y ruinas. Los sucesos que aquí
recordamos ni son desconocidos ni están muy lejanos.»
- León XIII
6. Condenación explicita de la soberanía
popular
«Muchos de nuestros contemporáneos,
siguiendo las huellas de aquellos que en
el siglo pasado se dieron a sí mismos el
nombre de filósofos, afirman que todo
poder viene del pueblo. Por lo cual, los
que ejercen el poder no lo ejercen como
cosa propia, sino como mandato o
delegación del pueblo, y de tal manera,
que tiene rango de ley la afirmación de
que la misma voluntad popular que
entregó el poder puede revocarlo a su
antojo. Muy diferente es en este punto
la doctrina católica, que pone en Dios,
como un principio natural y necesario,
el origen del poder político.»
- León XIII
7. La democracia como forma de gobierno
distinta de la democracia como fundamento
del gobierno.
La democracia en principio es una forma de gobierno
–un tipo de politeia según Aristóteles- en la que el
gobernante o las decisiones de gobierno son tomadas
por el pueblo.
Si entendemos la democracia como lo anterior, no
hay nada qué objetar, más allá de que se considere
que es una forma de gobierno más o menos buena.
Lo anterior es la democracia como forma de
gobierno.
La democracia como fundamento del gobierno es la
soberanía popular; la idea de que el poder político -
indiferentemente de cuál mecanismo se use-
proviene del pueblo.
Esto es contrario a la doctrina católica, puesto que
para la misma, el poder político viene de Dios.
Las formas de gobierno deben adecuarse al carácter
del pueblo y su tradición –la politeia de los padres
diría Aristóteles-.
8. Al respecto de esta aclaración León XIII
afirma:
«Es importante advertir en este punto que los que
han de gobernar los Estados pueden ser elegidos, en
determinadas circunstancias, por la voluntad y juicio
de la multitud, sin que la doctrina católica se oponga
o contradiga esta elección. Con esta elección se
designa el gobernante, pero no se confieren los
derechos del poder. Ni se entrega el poder como un
mandato, sino que se establece la persona que lo ha
de ejercer. No se trata en esta encíclica de las
diferentes formas de gobierno. No hay razón para
que la Iglesia desapruebe el gobierno de un solo
hombre o de muchos, con tal que ese gobierno sea
justo y atienda a la común utilidad. Por lo cual,
salvada la justicia, no está prohibida a los pueblos la
adopción de aquel sistema de gobierno que sea más
apto y conveniente a su manera de ser o a las
instituciones y costumbres de sus mayores.»
-León XIII
10. La autoridad política viene de Dios
«Respondió Jesús: “No tendrías
contra mí ningún poder, si no se te
hubiera dado de arriba; por eso, el
que me ha entregado a ti tiene
mayor pecado.”» (Juan, 19: 11)
«Por mí reinan los reyes...; por mí
mandan los príncipes, y gobiernan
los poderosos de la tierra»
- Proverbios, 8:15-16
11. La autoridad política viene de Dios
«Que haya principados y que unos
manden y otros sean súbditos, no
sucede a acaso y
temerariamente..., sino por divina
sabiduría»
- San Juan Crisóstomo
«Confesamos que el poder les
viene del cielo a los emperadores y
reyes»
- San Gregorio Magno
12. La necesidad de la autoridad
La sociedad civil está ordenada al
bien común y como soporte
sociológico para el objetivo último
del hombre, ir al cielo.
Por tal motivo, Dios dispuso que
hayan gobernantes que ordenen la
sociedad hacia este objetivo.
Así mismo, se instituye para
permitirse el desarrollo de las
potencias del alma orientadas a
cuestiones temporales, y esto sólo es
posible si el hombre vive en
comunidad, y solo puede vivir en
comunidad; diría Aristóteles, el
hombre es animal político porque no
puede vivir sin la comunidad.
13. La obediencia es obligación divina y
deber cristiano
«Por amor del Señor estad sujetos a
toda autoridad humana —constituida
entre vosotros—, ya al emperador,
como soberano, ya a los
gobernadores, como delegados suyos,
para castigo de los malhechores y
elogio de los buenos. Tal es la
voluntad de Dios»
- 1 Pedro, 2:13-15
14. El poder del príncipe no es absoluto; Dios y
sus leyes están por encima del poder político
«Pedro y los apóstoles contestaron:
“Hay que obedecer a Dios antes que a
los hombres.”»
- Hechos, 5: 29
15. Los cristianos eran leales al Imperio
Romano aún en su época pagana
León XIII cita a Tertuliano para
explicar como en tiempos del
Imperio Romano, los cristianos le
eran leal y le obedecían en todo
salvo en lo que fuera contra la ley.
Así mismo, se hablaba sobre cómo
en aquellos lugares donde el
cristianismo era mayoría, la lealtad
era mayor.
Los cristianos no prepararon
ninguna sublevación contra el
Imperio.
16. Las respuestas actuales son estériles
«es un fundamento débil, porque los que
se someten por miedo, cuando ven la
ocasión de escapar impunes, se levantan
contra los gobernantes con tanta mayor
furia cuanto mayor ha sido la sujeción
forzada, impuesta únicamente por el
miedo. Y, además, el miedo exagerado
arrastra a muchos a la desesperación, y la
desesperación se lanza audazmente a las
más atroces resoluciones»
- Santo Tomás de Aquino
Como se mencionó antes, los gobernantes
se ven obligados a ejercer el uso de la
fuerza como recurso, lo cual es estéril.
Es necesario pues, fundar la autoridad en
algo más grande y elevado; la religión.
17. Decía Clemente VII al Rey de Bohemia y
Hungría:
«En la causa de la fe va incluida
también la dignidad y utilidad,
tanto tuya como de los demás
soberanos, pues no es posible
atacar a la fe sin grave ruina de
vuestros propios intereses, lo cual
se ha comprobado recientemente
en algunos de esos territorios»
- Clemente VII