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El texto que a continuación está por leer es un extracto del libro “Epidemiología
Aplicada a la Sanidad de cultivos Agrícolas” escrito por Gustavo Mora-Aguilera,
Guillermo J. March, Adriana D. Marinelli y Sami J. Michereff; actualmente en
proceso de edición y próximo a su publicación.
2. Intensidad de enfermedad y epidemia
L a base fundamental para desarrollar un sistema de medición es el entendimiento de
los conceptos de enfermedad y síntoma. La enfermedad como acción de un
patógeno, y el síntoma como una expresión de la enfermedad. Saber reconocer o
identificar una enfermedad en función a los síntomas constituye un principio epidemiológico básico.
Sin este principio no se podría estudiar el atributo de sanidad en poblaciones de plantas. Inherente a
estos conceptos es importante entender otro concepto, el de infección. Este principio implica
comprender que una infección exitosa requiere un periodo de incubación sobre el cual opera la genética
de la planta, agresividad del patógeno, inductividad del clima y el manejo del cultivo. Reconocer por lo
tanto que una enfermedad es producto de todos los componentes de un sistema epidemiológico
constituye otro importante principio epidemiológico. Sin este principio no podremos entender porqué
muchos estudios epidemiológicos dependen fundamentalmente sólo de la medición de intensidad de la
enfermedad. Finalmente, otro concepto importante es el de población. No existe medición
epidemiológicamente útil si no se trasciende a un tejido, órgano o una planta. Reconocer que el nivel
de integración intraplanta es a la etiología tanto como la población a la epidemiología es otro principio
insoslayable.
La aplicación de los conceptos previos permite desarrollar un principio sumamente útil y
específico a la epidemiología: el de intensidad de enfermedad. La intensidad de enfermedad se puede
definir simplemente como una estimación de la cantidad de enfermedad, medible a través de síntomas
visibles o a través de técnicas moleculares, presente en una población de plantas, de órganos o de
ciertos tejidos. Por la comprensión de los conceptos fitopatológicos generales mencionados
previamente es claro que la intensidad de enfermedad es un atributo variable que resume el efecto de
los distintos factores del sistema epidemiológico. Pensemos que un cultivo, siendo genéticamente
uniforme, constituye una población de tejidos susceptibles de enfermarse y que constituyen entidades
biológicas que operan como sistemas trampa para captar la capacidad de enfermedad en una espacio
dado bajo determinado nivel de inóculo, clima y manejo del cultivo. Nuestra labor será desentrañar las
causas de la variación de la intensidad de enfermedad y describir la dimensión de esas variaciones en el
tiempo y en el espacio. Responder los porqués y cómos son objetivos de la epidemiología, por lo que la
medición de la enfermedad constituye la piedra angular de esta disciplina.
La medición de intensidad de una enfermedad es un requisito imprescindible en estudios
epidemiológicos. Las complejas interacciones que ocurren entre los distintos componentes del sistema
epidemiológico (planta, patógeno, etc.), se expresan en la magnitud de la intensidad de una
enfermedad determinada.
El lector podrá notar entonces que si entiende estos conceptos y principios, podrá incursionar sin
problemas en el desarrollo de sistemas de medición con el fin último de usar la cantidad de enfermedad
como un sensor de todo lo que ocurre en el campo, y en consecuencia podrá tomar decisiones sobre las
epidemias con fines de manejo.
Pero existe un problema en concebir al campo como un sensor de inductividad epidémica: la
cantidad de enfermedad no es homogénea en un área dada. En realidad esta variación existe a nivel de
un tejido u órgano vegetal, planta, parcela o región. La variación poblacional es una condición
epidémica. Lógica si se recuerda que la interacción de los subsistemas epidemiológicos es dinámica y
nunca estática. Por lo tanto, estimar la intensidad de enfermedad requiere de criterios confiables para
seleccionar las unidades vegetales, de suelo, etc. que permitan una correcta estimación de inductividad.
Es decir, al final nos interesa conocer si un nivel de intensidad enfermedad estimada es representativo
de la condición de sanidad de una población de interés. La variación, estimación, confiabilidad,
representatividad y selección son todos aspectos que competen a un área fundamental en la
epidemiología: el muestreo. Toda medición de intensidad de enfermedad implica un sistema de
muestreo. Aun si este es practicado en forma planeada o no. Son dos aspectos indisolubles.