2. SOBRE-COMPENSACIÓN.
Los seres vivientes disponen de tres formas básicas de afrontar una amenaza o
agresión:
• Luchar.
• Huir.
• Quedarnos inmóviles o paralizados.
Estas tres formas van a dar lugar a tres estilos de afrontamiento:
• Sobre-compensación.
• Evitador.
• Rendición.
3. SOBRE- COMPENSACIÓN.
En esta etapa el individuo va a contraatacar a lo que fue una agresión real de
niño aunque en su vida de adulto ya no tenga sentido.
El individuo va a tratar de hacer todo lo contrario a lo que le ha hecho daño
de niño.
4. SOBRE-COMPENSACIÓN.
• El individuo puede mostrar aparentemente mucha seguridad en sí mismo,
pero en su interior mantiene la presión de la inseguridad de la que huye
sobre-compensándola.
5. • Este mecanismo puede parecer una alternativa saludable del individuo
para superarse, pero al ser excesivo, supone una perpetuación de los
temores e inseguridades infantiles.
6. • Cuando este comportamiento es excesivo provoca un efecto opuesto al
deseado y en lugar de generar cercanía o admiración es visto por los demás
como una persona pedante, vanidosa y egoísta.
7. PROYECCIÓN.
• Es un proceso inconsciente que nos protege la ansiedad causada por
nuestra propias características que de manera consiente consideramos
inaceptables.
• Situación en la cual se tiende a atribuir a otro u otros (personas o cosas)
cualidades, deseos, sentimientos o emociones que el individuo rechaza como
propios de sí.
8. • Se trata de un mecanismo de defensa del yo por el cual un sujeto atribuye a
otra persona, personas u objetos, deseos, actitudes o sentimientos de los
que se avergüenza, como defensa para no reconocerlos como propios o para
disminuir su sentimiento de culpabilidad
9. CONVERSIÓN.
• La Conversión consiste en la transformación de una emoción (que ha sido
reprimida y que permanece en el inconsciente pugnando por salir al
consciente) en un síntoma somático.
10. • Este mecanismo de defensa inconsciente aparece sobre todo en la patología
histérica o histriónica en forma de parálisis motora (tetraplejias,
paraplejias, etc.) o alteraciones sensoriales (cegueras, mudeces, etc.), sin
que exista lesión orgánica.