El documento discute cómo el desarrollo de la autoconciencia puede fortalecer las tendencias de consumo. La autoconciencia permite la reflexión sobre los propios pensamientos y emociones, y cómo estas afectan las acciones y decisiones de consumo. Al comprender mejor las emociones y su influencia social, los individuos pueden transformar sus juicios, deseos y preferencias para afectar su estilo de vida y entorno.
GUIA DE CIRCUNFERENCIA Y ELIPSE UNDÉCIMO 2024.pdf
La autoconciencia como transformador de las tendencias de consumo.
1. Existen muchas razones y
explicaciones por las cuales se debe
recurrir a la autoconciencia como
medio fundamental para el progreso
individual y sus relaciones con el
entorno (Gaynor 2005, Goleman
1995, Mayer 2001, Zagmutt 1999,
Zaccagnini 2004), pues es esta
según Eric Gaynor Butterfield, la
capacidad para ser consciente de los
pensamientos y en especial aquellos
que se vinculan a emociones que
experimentamos en el momento.
Debido a esto, es posible pensar
que la autoconciencia es un aspecto
fundamental para el fortalecimiento
de las tendencias de consumo, pues
facilita la reflexión de las acciones
y pensamientos de los individuos
pertenecientes a una comunidad,
es a su vez un medio importante
para la transmisión de información
emocional y finalmente permite la
profunda apropiación de nuevos
pensamientos y por lo tanto formas
de actuar.
No obstante, ¿qué significa
fortalecer las tendencias de
consumo?, cuando hablamos de
tendencias nos referimos a las
interacciones futuras de individuos
o comunidades en el territorio
con respecto a una característica
especifica que se relaciona
directamente con la forma de vida.
Es la aproximación más evidente de
los próximos sucesos, sin embargo
no es absoluta ni necesariamente
constante en el tiempo. Por otra parte,
cuando hablamos de tendencias de
consumo, según el Trend Briefing
(2013), es indispensable tener en
cuenta las nuevas necesidades,
expectativas y deseos de los
consumidores generados por
cambios o actividades emergentes.
Entonces, cuando se indica
que las tendencias de consumo se
fortalecen a través del desarrollo de la
autoconciencia, se estará hablando
de la capacidad de las personas
para transformar sus juicios, deseos
y valoraciones para afectar su forma
de vida y su entorno.
Anteriormente se indicó que
la autoconciencia facilita la reflexión
de las acciones y pensamientos de
los individuos pertenecientes a una
comunidad, esto se debe a que
esta persigue el entendimiento de
nuestras propias interacciones con
nosotros mismos, con los demás
y con nuestro entorno. Tanto los
pensamientos como las acciones
son un reflejo de nuestros mayores
propósitos, sin embargo muchas
veces no nos percatarnos de su
significado ni valor, y por lo tanto
nos aleja de poder corregir o mejorar
nuestras funciones para ser más
eficaces y eficientes, especialmente
en la toma de decisiones que nos
llevará a ejecutar nuevas acciones
y pensamientos. Daniel Goleman
(1995), relaciona la auto-reflexión
con la inteligencia emocional al
hacer evidente que la primera es
consecuencia de la capacidad de los
individuos por conocer, direccionar
y controlar las emociones propias,
y finalmente ser consiente de los
propósitos que persiguen estas
acciones.
La autoconciencia como
elemento transformador de las
tendencias de consumo.
Santiago Restrepo Barrera.
(Abril de 2015)
2. Continuamente podemos
observar como la reflexión sobre
las acciones y pensamientos de
los individuos pertenecientes a una
comunidad alteran las dinámicas de
consumo; cada vez que tenemos
una experiencia que es juzgada por
los demás y que quizás nos haga
sentir “bien” o “mal”, es una señal
que indica si se debe continuar o
no con lo que estamos haciendo;
y ese sentirnos “bien o mal”, es la
evidencia de las emociones citadas
por Goleman, que facilitan entender
y por lo tanto brindar criterio de
aprobación por nosotros mismos y
por los demás.
Ahora bien, se podría pensar
que hay dos formas de acceder a esa
reflexión de nuestras interacciones
de consumo de dos maneras: a
través de la experiencia de consumo,
y desde la visión externa de los
sucesos que llevan al consumo.
En la fotografía de Chanse
Jarvis (imagen A), podemos observar
como hay un personaje que
experimenta el consumir un clavado
a la piscina. Es posible pensar que
su acción genere consecuencias
de consumo inmediatas como
disfrutar de un gran salto, el estar
mojado, o un posible ardor en el
abdomen y tórax como resultado del
contacto con la superficie del agua.
Estas consecuencias son a su vez
producto de unas emociones previas
que impulsan a llevar a cabo la
acción, traerá emociones durante el
tiempo de la ejecución de la acción,
y finalmente nuevas emociones
consecuencia del resultado de la
acción. Tanto las emociones como la
consecuencia obligarán a la persona
adefenderseanteaquelloselementos
que a su juicio le generaron una
inconformidad, y por lo tanto a emitir
un juicio de valor sobre los sucesos
y afectaciones sobre sí mismo y los
demás, logrando así un espacio de
reflexión.
Sin embargo, en la misma
imagen podemos ver a un segundo
personaje vestido de rojo observando
a otro individuo que ejerce la acción
de clavado. Para esta persona
sus elementos de reflexión estarán
fundamentados en el análisis de la
acción, y sus emociones estarán
relacionadas a entender cómo habría
sido esa vivencia en específico.
En ambos casos la reflexión del
escenario se efectuará debido a
la inconsistencia y diferencia del
escenario a lo que consideramos
“común” desde nuestros hábitos de
consumo, y el hecho que se genere
una inconformidad facilita el acceso a
indagar sobre esta.
Chanse Jarvis (imagen A)
3. En otro escenario diferente,
encontramos una fotografía de Tim
Laman (imagen B) de un primate
saltando con los brazos extendidos
hacia lo que parece ser un abismo. A
diferencia de la fotografía de Chance
Jarvis, no se genera un espacio de
reflexión derivado de la experiencia
debido a que no nos preocupa las
emociones ni sensaciones que esté
viviendo el primate, no porque no nos
interese el personaje, sino porque
consideramos común su salto y
sabemos que logrará sujetarse de
alguna rama u otro objeto. Esto
no quiere decir que la acción no
sea apta de reflexión, solo que el
acceso de la autoconciencia sobre la
acción estará ligada a otros intereses
diferentes a los de la experiencia.
Anteriormente también se
afirmó, que la autoconciencia es
un aspecto fundamental para el
fortalecimiento de las tendencias de
consumo debido a que es un medio
importante para la transmisión de
información emocional. Pero, ¿Por
qué sería la información emocional
importante para fortalecer las
tendencias de consumo?
Como cita Gil Juárez (2004),
las emociones “no son trozos de
individualidad en carne viva, sino la
sociedad entera puesta en escena,
en formato persona y a medida,
albedrío y contexto de cada caso
específico”, “lo interesante de las
emociones es el hecho de que
su propia explicación, narración y
definición para con nosotros mismos
y los otros es el propio proyecto de
subjetividad social en construcción”.
Es decir, las emociones hacen parte
y se desarrollan como consecuencia
de nuestras interacciones con
nuestro entorno y por lo tanto con
la sociedad. Andreu Simó (2000),
evidencia las variables cognitivas,
afectivas y conativas que responden
a estímulos de consumo provenientes
de las emociones, y que constituyen
efectos en el comportamiento del
consumidor, como por ejemplo la
música, el entorno físico o la actitud
de las personas.
En la fotografía de Brook
Pifer (imagen c), encontramos una
persona consumiendo un momento,
impulso de sus emociones, las
cuales son derivadas de su relación
con su entorno y otros individuos
parte de este. Sus emociones se
forman como consecuencia de la
interacción de variables provenientes
de situaciones previas al lugar y el
momento que son vividas, como
la ansiedad del viaje, las personas
que la acompañan, la velocidad del
vehículo, su interpretación del entorno
y finalmente el ser consciente de las
implicaciones de sus emociones, es
decir la autoconciencia.
Tim Laman (imagen B)
4. Como resultado de lo anterior,
la autoconciencia permite la profunda
apropiación de nuevos pensamientos
y por lo tanto formas de actuar, lo
que lleva a alterar intensamente las
acciones de consumo y su posición
frente a estas. Esta afirmación
es quizás la más difícil de ilustrar
debido a que debe provenir del
recuerdo de reflexiones previas
que haya tenido el lector para ser
comprendida con total eficacia, es
decir, debemos involucrar nuestras
experiencias y emociones a una
afirmación de consumo que defienda
uno o varios acontecimientos. Este
tipo de convicciones se evidencian
constantemente por personas que
expresan su autoconciencia a través
de acciones y emociones, como
aquellos que adoptan medidas
de consumo ante hechos que les
genera relevancia, como lo son
posiciones de consumo de ciertos
alimentos como el caviar, consumo
cultural como las corridas de toros,
consumo de materiales como el
cuero, comercio justo, entre muchas
otras.
En conclusión, los hábitos
y por lo tanto las tendencias de
consumo dependen en gran medida
delaautoconcienciadelosindividuos,
sin embargo para acceder a esta es
indispensable tener en cuenta las
reflexiones ante las experiencias u
observación de las mismas; desde
el entendimiento y transmisión de
las emociones a la sociedad y el
entorno; y a partir de la apropiación
de nuevas voluntades producto
del análisis de las conductas de
consumo específicas.
Finalmente, se mencionó que
cuando se indica que las tendencias
de consumo se fortalecen a través
del desarrollo de la autoconciencia,
se estará hablando de la capacidad
de las personas para transformar
sus juicios, deseos y valoraciones
para afectar su forma de vida y su
entorno; sin embargo, y dejando
una pregunta abierta al lector, ¿hacia
dónde deberían estar dirigidas
aquellas transformaciones de los
juicios deseos y valoraciones?, ¿Cuál
es el propósito de transformarlas?
Brook Pifer (imagen c)
5. Bibliografía.
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CONSECUENCIAS DE MARKETING, Dpto. Dirección de Empresas, Universitat de
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Zagmutt. A. Silva. J. CONCIENCIA Y AUTOCONCIENCIA: UN ENFOQUE
CONSTRUCTIVISTA, Publicado en la Revista Chilena de Neuropsiquiatría. Año 53, Vol.
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Imágenes de los fotógrafos: Chanse Jarvis (imagen A), Tim Laman (imagen B), Brook
Pifer (imagen C).