Una hermenéutica analógica de la Palabra Revelada en el lenguaje cinematográfico
1. Carrera: Bachillerato en Teología
Materia: Pro-seminario de Metafísica, II
El valor de la palabra en la cultura, la sociedad y la religión
Trabajo de investigación: Monografía
“UNA HERMENÉUTICA ANALÓGOCA
DE LA PALABRA REVELADA
EN EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO”
Para Presentar ante: R.P. José Demetrio Jiménez, OSA.
Presentado por: Oswaldo Eduardo Herrera Subirana. Matricula N° 20427
Buenos Aires 18 de Julio 2010
0
2. INDICE
Títulos.- Páginas.-
Introducción. 2
1.- ¿ Qué entendemos por Hermenéutica ?. 3
2.- Una Interpretación Analógica. 4
2.1.- El modelo Analógico. 4
3.- La Palabra Revelada. 5
3.1.-La Hermenéutica Analógica del Texto Bíblico. 6
4.- El Lenguaje Cinematográfico. 7
4.1.- Semántica del Film. 8
5.- Séptimo Arte:
Un Campo de Hermenéutica Analógica de la Palabra Revelada.10
Conclusión. 12
Bibliografía. 13
1
3. INTRODUCCIÓN
La palabra tiene valor, resiste el tiempo, es mucho más perenne que nosotros,
los seres humanos. Las mejores palabras de los mejores hombres se han conservado
en todo tipo de soportes. Considero poco prudente en nuestra sociedad descuidar este
tesoro de la humanidad. La palabra sigue siendo el instrumento fundamental y, en un
cierto sentido, constitutivo de la comunicación: ésta se utiliza hoy bajo varias formas, y
también en la llamada “civilización de la imagen” conserva todo entero su valor1.
Esto nos exige el cuidado adecuado de una responsable lectura interpretativa
que nos permita acercarnos a la verdad contenida en cualquier texto; analógicamente
hablando, en el diálogo, en el mismo texto escrito, en los distintos géneros del arte, en
el “texto audiovisual”, y en cualquier soporte posible de la palabra, el comprender es
siempre “comprender de otro modo”2.
La Palabra Revelada se nos dona toda. Hay que dejarla que nos hable, que se
manifieste ella sola. No podemos obligarla a decir, determinándola entre las paredes
estrechas del univocismo, lo que pretendemos sea comprendido en un solo sentido.
Pero tampoco podemos abandonarnos en el caos de un equivocismo descontrolado
que nos lleve más cerca del error que de la verdad desviándonos del correcto sentido
que manifiesta de sí misma.
Por lo tanto apostaremos por una visión colocada en el medio de estas dos
corrientes ya mencionadas, de modo que pueda haber no una única interpretación
válida, sino más de una, pero formando un pequeño grupo de interpretaciones válidas,
según jerarquía, que puedan ser medidas y controladas con arreglo al texto y al autor3.
Abriéndonos, en este caso, a una hermenéutica analógica de la palabra revelada
traducida al “texto audiovisual” como soporte de dicha palabra.
1
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 7 de octubre de 2010 (ZENIT.org / CCSG).- Discurso que el Papa Benedicto
XVI - Congreso sobre Prensa Católica, http://prelaturademoyobamba.com/2010/10/07/benedicto-xvi-la-tarea-de-
la-prensa-catolica-es-orientar-a-cristo-y-mantener-la-esperanza/.
2
H. Gadamer, Verdad y Método II, Sígueme, Salamanca, 1998, Pág. 15.
3
M. Beuchot, Tratado de Hermenéutica Analógica, Ítaca, México D. F., 2009, Pág. 7.
2
4. 1.- ¿ Qué entendemos por Hermenéutica ?.
Toda obra de arte, en sus diversos géneros, podemos considerarla como texto
que comunica, que dice algo (mensaje), dice de otro (autor) y se dice a alguien
(intérprete). La comprensión de todo lo ya mencionado surge en el marco dialéctico
donde, la práctica de la pregunta y la respuesta, nos lleva al entendimiento en el cual,
articulando ambos mundos se reconozca que la comprensión es desde las cosas
mismas en cuestión.
Así como la palabra misma, una obra de arte no la podremos agotar. Esta no nos
hablará siempre en un mismo sentido sino que reclamará, de nuestra parte, una
respuesta cada vez distinta. Debemos comprender siempre de otro modo, desde otras
perspectivas, otras sensibilidades, desde otros escenarios que nos concedan la
manifestación de la unidad de la expresión artística, pero en el conjunto de la diversidad
inagotable de respuestas que la componen.
Cada vez que nos aventuramos a la comprensión de un texto nos trasladamos al
pensamiento del autor. Es tarea de la hermenéutica elucidar el milagro de la
comprensión, que no es una comunión misteriosa de las almas, sino una participación
en el significado común. (…). El objetivo de todo entendimiento y de toda comprensión
es el acuerdo de las cosa. Así, la hermenéutica tiene siempre la misión de crear un
acuerdo que no existía o era incorrecto4.
Este acuerdo deberá tener en cuenta la contextuación de dicho pensamiento, no
es independiente del marco histórico-cultural desde el cual se expresa. El intérprete
deberá entonces abordarlo no desde la instalación en el prejuicio previo desde el cual
interroga al texto; sino que pone a prueba dicho prejuicio, intencionalmente, estando
dispuesto a que el texto le diga algo, para que se de una correspondencia más cercana
a la verdad. El intérprete debe estar dispuesto a acoger la alteridad del texto5 en el tipo
de soporte en el que se presente.
4
Ibíd. H. Gadamer, Pág. 64.
5
Ibíd. Pág. 66.
3
5. 2.- Una Interpretación Analógica.
Basado en cuanto hemos expuesto hasta ahora podremos afirmar que, al
procurar una correspondencia menos distante, será la semiótica el criterio hermenéutico
de la verdad. En efecto, al interpretar no basta ver corrección (sintaxis), ni la validez
(pragmática); hay que ver la adecuación (semántica)6. Este último ha sido descuidado
tanto por la corriente univocista como por la equivocista dándole mayor atención a la
sintaxis o a la pragmática desestimando el sentido del texto, lo que en verdad quiso
decir el autor, no sólo literalmente sino intencionalmente. En tal caso el texto debe ser
considerado polisémico y por consiguiente de naturaleza analógica.
Así, una hermenéutica analógica intenta abrir el campo de validez de
interpretaciones cerrado por el univocismo de modo que pueda haber no una única
interpretación válida, sino más de una, pero formando un pequeño grupo de
interpretaciones válidas, según jerarquía, que puedan ser medidas y controladas con
arreglo al texto y al autor. De esta manera no se exigirá una única interpretación como
posible o válida, ni tampoco se dejará abierto hasta el infinito el ámbito de las
interpretaciones a la vez posibles y válidas7.
2.1.- El modelo Analógico.
Para el fin anterior, arguye Beuchot, la hermenéutica requiere de una
metodología, aunque ésta sea muy general, ya que tiene que ver con principios y reglas
demasiado amplios. Pues bien, debido a que la hermenéutica estuvo tradicionalmente
asociada a la sutileza él propone que esta metodología consiste en tres pasos que son
a la vez tres modos de sutileza: 1)subtilitas implicandi, 2)subtilitas explicandi, y
3)subtilitas applicandi. Beuchot traslada estos tres momentos a la semiótica de la
siguiente manera: el primero a la sintaxis ―coherencia entre los signos― que puede
ser tanto intratextual como intertextual, el segundo a la semántica ―sentido textual―
6
Ibíd., M. Beuchot, Pág. 97.
7
Ibíd., Pág. 7.
4
6. como correspondencia con la realidad (presente o pasada) o con algún modo posible
(futuro o imaginario) al que alude, y el tercero a la pragmática ― relevancia contextual
como convención entre interpretes (incluyendo al autor) a pesar de introducir elementos
extratextuales (subjetivos o colectivos).
Esto es así porque, como él firma acertadamente, es el significado sintáctico el
que se analiza en primer lugar en el proceso interpretativo; sin él no puede haber
semántica ni pragmática o, más claramente, sin él, en primera instancia, no puede
conocerse el sentido del texto ni puede contextualizárselo, sin que se lo viole o imponga
uno ajeno al suyo8.
En consecuencia, esta mediación analógica significa, entonces, una opción por la
intención del texto y , por su puesto, del autor. Es que al texto y al autor se los lee
desde nuestra situación, marco de referencia o tradición actual propia; esto implica que
es imposible evitar introducir la propia subjetividad y los errores de comprensión, y
recuperar la intención exacta y total del autor.
3.- La Palabra Revelada.
Beuchot afirma que todo lo que la hermenéutica considera lo hace en cuanto
texto, como susceptible de ser textualizado. Así, los medievales vieron como texto la
realidad misma, el mundo como un texto cuyo autor es Dios. Decían que Dios había
escrito dos textos: la Biblia y el mundo, aunque, más que escrito, este último fuera
también prolación verbal, habla, pues la palabra de Dios actúa, hace, es acción
significativa; Dios hace cosas con palabras9.
Poseyendo este presupuesto, afirmado por los medievales y que reproduce
Beuchot, podremos decir que, en sentido analógico y con bastante confianza, ambos
textos mencionados son la manifestación de la palabra de Dios, cada texto es
participación de Dios, dándose y donándose en su palabra, nos dice algo y se dice a sí
8
Cfr. M. Beuchot, Op. Cit. Págs. 20 a 22.
9
Ibíd. Pág. 15.
5
7. mismo, es palabra que participa su ser de modo pleno pese a las limitaciones del
“intérprete” que no puede evitar inmiscuir su subjetividad para descifrar lo que dice, lo
que revela de ella misma a través de su palabra en la cual incluso revela su mensaje.
Es la “Palabra revelada” en ambos textos, como tan acertadamente los califican los
medievales y Beuchot reproduce, el mundo y el mismo texto bíblico.
3.1.-La Hermenéutica Analógica del Texto Bíblico.
El trabajo de interpretación es, pues, según Beuchot, un proceso durante del cual
el intérprete se da a la tarea de comprender un texto determinado, profundizar en su
comprensión y ser capaz de explicar, pero también, agregaría, de sospechar de esa
comprensión. En ese proceso, donde comprender es explicar y explicar es comprender,
lo primero que surge ante ese dato y sujeto es que el texto es una pregunta
interpretativa que requiere a la vez de una respuesta igualmente interpretativa.
Todo lo dicho anteriormente debe ser la meta del intérprete y de su tarea
interpretativa; esto es, hasta donde le sea posible, su meta debe ser discernir el
mensaje tal como lo habrían entendido los lectores originales en cuanto destinatarios
inmediatos. El presupuesto que subyace detrás de este principio hermenéutico filosófico
es no sólo que es posible entender el mensaje del texto, sino que también Dios ha
comunicado a su pueblo un mensaje en ese texto, del cual espera una respuesta como
efecto de ese mensaje.
Ciertamente, como cualquier otro ser humano, y con la lente cultural propia, cada
escritor/editor bíblico habría querido comunicar por medio del texto que escribió un
contenido entendible que pueda producir un efecto transformador en los lectores de
todos los tiempos. Es que Dios quiso que su revelación escrita funcionase como una
ventana a través de la cual se pudiesen ver el mundo textual y cultural e ideológico del
texto y su mensaje.
Desde una perspectiva hermenéutica, lo anterior es innegable como lo es
también el tener como meta de la tarea interpretativa el discernir y entender de la mejor
6
8. manera posible ese mensaje histórico original. Sin embargo, habría que preguntarse si
cada uno de estos autores/editores habría querido realmente comunicar un único y
claro mensaje o, en su defecto, múltiples, contradictorios y hasta místico o escondido,
como proponen respectivamente las hermenéuticas univocista y equivocista. Por esa
razón, se podría argumentar que, la interpretación analógica estaría contribuyendo
tanto a evitar las debilidades y peligros de las interpretaciones ya mencionadas como a
impulsar el equilibrio analógico que tanto se urge en todos estos campos.
Aunque falta mucho por desarrollar en cuanto a la estructura, la función y el
aporte de la hermenéutica analógica, considero que es en este punto donde se puede
ver cómo ella contribuye filosóficamente, en suma, de dos maneras valederas en
nuestro proceso de interpretación del texto bíblico. La primera es proveyéndonos de
varios sentidos legítimos del texto, no solamente de uno claro, preciso y objetivo; así,
nos impide caer ingenuamente en lo unívoco, que considera se puede recuperar el
significado total y exacto de un texto, autor o hablante. La segunda, permitiéndonos en
ese mismo proceso ese equilibrio o punto intermedio prudencialmente analógico, al
ayudarnos a evitar no sólo el univocismo, sino también dispersarnos en el equivocismo
extremo que prolifera en la hermenéutica actual.
4.- El Lenguaje Cinematográfico.
En el primer texto teórico sobre el cine, en 1907, Ricciotto Canudo difunde el
término séptimo arte porque entendió que el cine era un arte total, el punto en el que
culminaban las otras expresiones artísticas: la pintura, la escultura, la arquitectura, la
poesía, la música y la danza. Su Manifiesto de las siete artes tuvo un efecto legitimador
sobre el cine y lo proyectó hacia una escena de mayor compromiso. Los estudios de
hoy plantean una perspectiva distinta, ya que en lugar de definir qué es el cine y cuáles
son sus especificidades, ponen el acento en alumbrar qué nos dicen las densas redes
de formas y significados que se tejen en su interior, y cómo se concreta el montaje, el
7
9. principio constructivo del cine, ya que las formas que éste adquiere tienen la mayor
importancia en el campo de la semántica o del sentido10.
El cine habla del mundo y este mundo sólo llega al hombre a través de
inevitables capas de lenguaje. Sin lenguaje, el universo no tiene sentido (el sentido -
todo sentido - lo proporciona, precisamente, nuestra capacidad lingüística, o sería mejor
decir, semiótica). Aún André Bazin, el más comprometido teórico del realismo
cinematográfico, creía que el mundo tiene un sentido y que nos habla en un lenguaje
ambiguo si nos preocupamos de escucharlo, si silenciamos nuestro deseo de que ese
mundo signifique lo que nosotros queremos que signifique. Por esto, hablar del
contenido de un film sin adquirir plena conciencia de que lo que todo film exhibe es,
para decirlo de algún modo, una fabricación semiótica, pecar de la mayor ingenuidad.
Que lo que el cine "habla" no sea la realidad misma, no quiere decir que los films
no se refieran al mundo, como acabamos de mencionar, ni que su hacer no sea
profundamente ideológico. Pero la relación entre el responsable concreto de un acto de
lenguaje (director de cine) y lo que postulan sus discursos, pasan por los mecanismos
del lenguaje: la ideología de un discurso se sustenta en el valor y el valor se instala
inevitablemente en el lenguaje. La distancia que hay entre un discurso y su autor, es la
misma que existe entre cualquier individuo y sus palabras.
4.1.- Semántica del Film.
El lenguaje es un sistema de signos11 que expresan ideas y, por esa razón, es
comparable con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, señales
de tránsito, el “texto audiovisual”, etc. El lenguaje cinematográfico, en tanto lenguaje de
imágenes audiovisuales, es un todo coherente y homogéneo en cuanto al sentido y, por
10
C. Kriger, C. González Centeno, L. González, S. Spadaccini, Análisis del lenguaje cinematográfico, ENERC,
Buenos Aires, 2005, Pág. 12.
11
Signo es todo lo que, a partir de una convención aceptada previamente, pueda entenderse como alguna cosa que
está en lugar de otra. / U. Eco, Tratado de Semiótica General, LUMEN, Barcelona, 2000, Pág. 34. / Nace el signo
siempre que un grupo humano decide usar una cosa como vehículo de cualquier otra.
8
10. esta razón es un arte. De allí proviene la idea de que existe un código 12 cinematográfico
al cual hay que guardar fidelidad.
Por “imagen” entiendo de manera amplia todo lo que puede añadir a la cosa
presentada su representación en la pantalla. (…). La plástica de la imagen y los
recursos del montaje (que no es otra cosa que la organización de las imágenes en el
tiempo). En la plástica hay que incluir el estilo del decorado y del maquillaje, y también
–en una cierta manera- el estilo de la interpretación; la iluminación, naturalmente, y, por
fin, el encuadre cerrando la composición. Del montaje, que (…) constituía el nacimiento
del film como arte; lo que distinguía verdaderamente de la simple fotografía animada
convirtiéndolo en un lenguaje13.
Cuando decimos que el lenguaje cinematográfico es un codificado, por ejemplo,
podemos querer decir dos cosas. En primer lugar, que la relación que une las
ocurrencias de lo que oímos y vemos (este plano o esta sucesión de planos, este gesto
en el actor, esta tonada, esta iluminación) con lo que dichas ocurrencias significan, es
convencional (estamos en el primer sentido del término). Podemos querer decir, en
segundo lugar, que la estructura según la cual se organiza la historia (y/o la forma como
ésta se manifiesta), resulta previsible, porque obedece, en su conformación, a ciertas
reglas preestablecidas (tal tipo de acontecimiento está invariablemente seguido de tal
otro, tal tipo de plano de tal otro tipo de plano). Estamos en el segundo sentido del
término. La teoría se ha encargado de jerarquizar y organizar cada uno de los códigos
que intervienen en la construcción de un film.
El montaje14 debe tener un orden según lo que se quiera dar a entender. Se le
puede dar diferentes tiempos a diferentes tomas creando así una tensión. Se debe
tener en cuenta que este orden debe ser planeado con el fin de aportar siempre un
sentido a la narración de la historia. Según como sea lograda esa organización la
12
Un código es, por una parte, un sistema de signos o señales y reglas para dar otra forma a un mensaje y, por otra,
un cuerpo de leyes dispuestas según un plan metódico y sistemático. Diccionario de la Real Academia Española.
13
A. Bazin, Ontología y Lenguaje, Francia. Pág. 123.
14
El montaje es la creación de un sentido que las imágenes no contienen objetivamente y que procede de sus mutuas
relaciones. Ibíd. A. Bazin, Pág. 124.
9
11. película será buena o por el contrario pesada. Para hacer montaje también hay que
tener material de donde desechar, cada toma debe ser repetida más de una vez con el
fin de escoger la que mejor se adapte a lo que se está buscando. De esta forma uno
debe saber en que momento cortar y descartar lo que no sirve.
5.- Séptimo Arte:
Un Campo de Hermenéutica Analógica de la Palabra Revelada.
Un film se compone de signos, fórmulas y procedimientos diversos, articulados
según una serie de reglas sintácticas que implican determinados sentidos y
significados. Ello permite abordar el análisis del discurso fílmico a través de la
consideración de tres grandes bloques: las materias de la expresión, su manifestación
en una tipología de signos y su forma de articulación de acuerdo con una serie de
códigos operantes. El primero aborda los soportes físicos de la expresión, el segundo
su modo de organización, el tercero el valor significativo que esta organización
soporta15.
En el análisis del discurso fílmico, como acabamos de mencionar, el segundo
gran bloque, referente a la tipología de signos (organización), correspondería, dentro
del método analógico, a la subtilitas implicandi, en el campo de la sintaxis, en cuanto
coherencia entre los signos, que puede ser tanto intratextual como intertextual. Esta se
preocuparía propiamente de la organización coherente entre los íconos, índices y
símbolos que integran el texto audiovisual como “signos lingüísticos” del lenguaje
cinematográfico.
El primer gran bloque, por ser materia de la expresión (soporte físico como lo es
el sonido a la palabra, la tinta a la letra), correspondiendo a la subtilitas applicandi, en el
campo pragmático (esperando no limitar demasiado el sentido análogo aplicable a esta
sutileza), como relevancia contextual en la convención entre intérpretes (incluyendo al
autor) a pesar de introducir elementos extratextuales (subjetivos o colectivos).
15
Ibíd. C. Kriger, C. González Centeno, L. González, S. Spadaccini. Pág. 5.
10
12. Integrando en este campo las imágenes en movimiento, las notaciones gráficas, los
sonidos fónicos, la música y hasta el ruido como elementos en los cuales podemos
contextuar el lenguaje cinematográfico, por los cuales puede hacerse presente su
expresión dentro del texto audiovisual.
Y el tercer gran bloque, ya que es, en efecto, la articulación de códigos
(significado) corresponderá a la subtilitas explicandi, en el campo de la semántica, para
su sentido textual. Esta sutileza como correspondencia con la realidad (presente o
pasada) o con algún modo posible (futuro o imaginario) al que alude utiliza para
manifestarse tanto los elementos tecnológicos como visuales, gráficos, sonoros e
inclusive sintácticos como contenedores y hasta regidores del sentido que pretende
plasmar en el lenguaje cinematográfico del texto audiovisual.
Aventurarnos a la comprensión del texto audiovisual exige trasladarnos al
pensamiento del director y esto requiere conocer los elementos lingüísticos y
estructuras de códigos que conforman el lenguaje cinematográfico de modo tal que
podamos alcanzar la participación en el significado común, en otras palabras llegar al
acuerdo de las cosas que nos revela el sentido que permanece presente en todo el film.
Sólo así encontraremos manifestada la “palabra” dicha por el film, el mundo del cual nos
habla, la palabra revelada que, analógicamente, se sigue donando, continúa diciéndose
también en el séptimo arte.
11
13. Conclusión.
Para el lenguaje es siempre posible abrirse a la alteridad y a nuevos horizontes
de sentido. El lenguaje actual puede entonces ser trascendido por otro lenguaje. El
lenguaje se encuentra así investido de una capacidad de sobrepasarse a sí mismo.
Esto es precisamente lo que ocurre en relación al lenguaje cinematográfico habitado
por signos, significantes, etc., una trama llevada al y por el lenguaje; siendo este último
un nuevo horizonte de hermenéutica analógica que busca entender el discurso del film.
El séptimo arte expresa el mundo, la realidad, el ser, la palabra revelada que se
dona con todo su sentido para ser comprendido; esta quiere decir algo, se dice a sí
misma y dice de sí, y lo dice a alguien, inclusive por medio del lenguaje
cinematográfico, no pudiendo, a la vez, ser agotado su contenido por cualquier soporte
lingüístico que lo pretenda expresar. Deja, sin embargo, resonar un discurso que no es
tanto el de los audiovisuales como el del lenguaje interior que siempre podemos buscar
entender.
Creo está es la tarea de todo interprete, al buscar el la verdadera intención y
sentido inmerso en cualquier texto, en la diversidad de géneros en los culles se lo
pueda encontrar, encontrar aquel mensaje de pretende llegar al otro, aquel mensaje
que trasciende el lenguaje y busca iluminar los principios que nos constituyen.
12
14. BIBLIOGRAFÍA
FUENTES:
- M. Beuchot, Tratado de Hermenéutica Analógica, Ítaca, México D. F., 2009.
- H. Gadamer, Verdad y Método II, Sígueme, Salamanca, 1998.
- C. Kriger, C. González Centeno, L. González, S. Spadaccini, Análisis del lenguaje
cinematográfico, ENERC, Buenos Aires, 2005.
- A. Bazin, Ontología y Lenguaje, Francia.
- CIUDAD DEL VATICANO, jueves 7 de octubre de 2010 (ZENIT.org / CCSG).-
Discurso que el Papa Benedicto XVI - Congreso sobre Prensa Católica,
http://prelaturademoyobamba.com/2010/10/07/benedicto-xvi-la-tarea-de-la-prensa-
catolica-es-orientar-a-cristo-y-mantener-la-esperanza/.
OTRAS:
- C. Izquierdo (Dir.), J. Burggraf, J. M. Arocena, Diccionario de Teología, EUNSA,
España, 2006.
- Diccionario de la Real Academia Española.
13