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Resumen
El recorrido filosófico es un camino hacia la verdad, aunque hoy en día no sea tan
trascendental como en otros tiempos la búsqueda de la verdad, la filosofía es un campo de
conocimiento que nos habilita a pensar no sólo acerca de la verdad sino asimismo sobre el lenguaje y
las relaciones humanas, en este artículo pretendemos reflexionar acerca del lenguaje, cultura, vida y
sociedad desde los aportes de Hedeigger, Bergson y Deleuze.
Abstract
The philosophical journey is a path to the truth, although today the search for truth is not as
transcendental as in other times, philosophy is a field of knowledge that enables us to think not only
about the truth but also about the language and human relations, in this article we intend to reflect on
language, culture, life and society from the contributions of Hedeigger, Bergson and Deleuze.
1. Introducción
Remontémonos hacia un espacio lejano, vamos hacia un origen religioso, en este ejercicio de
pensamiento sobre la filosofía y el lenguaje, dirijámonos a la teología cristiana. La hermenéutica
desde la teología cristiana es la búsqueda e interpretación de la verdad espiritual en la Biblia, al ser
una búsqueda trascendental, las verdades de los Evangelios pueden interpretarse y reinterpretarse
de generación en generación y sus descubrimientos son aplicables a diversas áreas. Cuddon (2001)
explica que: “En términos más generales, la hermenéutica se ocupa de la interpretación y la
comprensión de las acciones humanas (incluye lo que la gente hace, dice y crea), y, en particular, de
la acción humana institucionalizada (en referencia a las instituciones políticas, culturales, económicas,
y de parentesco.)”(p. 369.)
Dicho lo anterior, y situada la filosofía del lenguaje como hermenéutica, nos aproximaremos a
la obra y al trabajo filosófico de Heidegger, para pensar las relaciones de la filosofía y el lenguaje.
Parafraseando a Heidegger, decimos que la verdadera filosofía emerge desde el fondo del mundo de
la vida, que la vida guarda una íntima relación con su mundo circundante y con el horizonte poblado
por los otros individuos. Desde esta concepción, la posibilidad de elaborar un nuevo concepto de
filosofía emana de esta relación de la vida con el mundo, dando un espacio preponderante al lenguaje
y la representación del mundo.
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2. Heidegger, lenguaje e historicidad
La tarea de la hermenéutica consiste en observar la interpretación que la historia y la tradición
han ido depositando sobre el fenómeno de la vida con el fin de lograr un acceso originario a la
verdad, a las acciones y decires dentro de las relaciones humanas. En este recorrido filosófico, toma
un lugar central el lenguaje: no sólo como el sistema de signos y significaciones que nos interpela en
nuestras relaciones con el Otro sino también como forma de construcción de nuestras trayectorias
vitales.
Sabemos desde Heidegger que la vivencia genuina del mundo no tiene su origen en la esfera
de los objetos colocados ante mí y que yo percibo, sino en el plexo de útiles de los que me ocupo y
que en cada caso comprendo. Con Heidegger se daría una transformación, la sustitución del modelo
de la filosofía de la conciencia asentada en la percepción por el paradigma de la filosofía
hermenéutica basada en la comprensión. No es menor que la comprensión tome lugar en el trabajo
reflexivo de Heidegger puesto que se sale del nivel de lo metafísico para ahondar en el lenguaje y su
infinidad de posibilidades, interpretaciones y comprensión del mundo desde aquel.
Heidegger dice que el fenómeno de la vida no se agota en la actitud teorética, sino que sólo
alcanza su plenitud en el desarrollo del espíritu histórico de la vida misma. De este modo, se presenta
el esfuerzo que se realiza desde las ciencias humanas para comprender las acciones, instituciones y
la cultura de los sujetos humanos mediante el método hermenéutico y el tornasolado campo del
lenguaje dentro del universo vital de los seres humanos.
Heidegger enuncia que el órgano de la filosofía no es la lógica unívoca, sino el lenguaje
hablado en su historicidad: existir no es un simple estar dado, es un realizarse, un gestarse histórico.
“Esto significa, como lo aclara también la conferencia sobre Hölderlin, que la novedad radical del arte
puede darse sólo y principalmente en la palabra. Ya en Ser y tiempo, como se recordará, el lenguaje
ocupaba una posición peculiar por cuanto, como signo, hacía manifiesta la estructura ontológica de la
mundanidad. Ahora el lenguaje aparece como el modo mismo de abrirse la apertura del ser” (Vattimo.
2012: 111-112).
2.1 Heidegger desde la mirada de G. Vattimo
Vattimo aborda la obra de Heidegger analizando las nociones del ser y las cuestiones del
hombre expuestas en Ser y Tiempo, intrincado camino en el cual un filósofo estudia a otro y apunta a
desentrañar las ambigüedades textuales sobre el pensamiento del ser y de la realidad que se vincula
al hombre, por tanto a su historicidad y al lenguaje.
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Asimismo, Vattimo refiere a las características formales de la obra Ser y tiempo, explicando
que el carácter fragmentario del texto supone una justificación profunda y que es el hilo conductor
unitario del pensamiento heideggeriano.
“…La historia de la metafísica, al apropiarse del pasado del pensamiento como destino propio y
también como posibilidad propia, contiene ya una comprensión “positiva” del ser; por otra parte, esta
comprensión no llega ni quiere llegar a una “definición” del ser sino que concibe el ser sólo en cuanto
torna a pensar continuamente la esencia misma del pensamiento”. (Vattimo. 2012:96).
La reflexión de Vattimo acerca la cuestión de situar antagónicamente el mundo del ente y el
mundo del hombre, todo lo cual podría dar tintes de ambigüedad, es resuelta por Vattimo
proponiendo que ni tan lejos del mundo se encuentra el ser ni tan lejos del ente se encuentra el
hombre.
Creemos que el lugar central que se le da al lenguaje en la obra de Heidegger hace posible
que las profundas reflexiones de éste nos habiliten a pensar hermenéuticamente la vida desde sus
diferentes áreas de acción y conocimientos; y nos proporciona ciertas herramientas de metodología
del pensamiento que nos permiten reflexionar tanto en torno al hombre desde su concepción histórica
como del ser en el mundo.
3. Deleuze y el sentido dentro del lenguaje
En Lógica del sentido, Deleuze recorre los distintos regímenes de signos para abordar la
cuestión del sentido. “El sentido, lo expresado de una proposición, sobrevuela la superficie del
lenguaje, o insiste y lo socava, lo deforma, pero jamás lo deduce a partir de lo enunciado” (Fagaburu
en La Máquina Deleuze. 2006: 229).
Ese trabajo filosófico y hermenéutico es el que nos invita a realizar Deleuze desde su obra,
desentrañar sentidos, bucear en el lenguaje para obtener aquello que el mundo nos dice.
Cada vez que se piensa, cada vez que se escribe, cada vez que se acciona, cada vez que se
habla, se actualiza un modo de comprender, de vivir el lenguaje y en el lenguaje. Según Deleuze, a
partir de las ideas que toma de Proust y de Kafka, se puede hacer un uso mayor o menor de la
lengua. En el caso de la escritura, es un vivir en el lenguaje socavando la sintaxis, explorando en la
infinidad de posibilidades que habilita las lenguas para arribar a un nuevo ethos del lenguaje.
“Hacer delirar la propia lengua, sometiendo a la sintaxis a un cierto tratamiento que la haga delirar, la
invención de una nueva lengua dentro de la lengua mediante la creación de una sintaxis para
responder a una necesidad, puede sonar a metáfora. Pero no, como en las cuestiones de
pensamiento, se relaciona con la necesidad. Y la necesidad de Proust es la de dejar en su obra el
sello del tiempo”. (Fagaburu en La Máquina Deleuze. 2006: 234-235).
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Deleuze propone desde su devenir filosófico un lenguaje que se crea a partir de,
coincidentemente con Heidegger, una temporalidad y la necesidad de sellar esa temporalidad. El
lenguaje debe dejar las huellas de su tiempo y debe ser analizado desde su contexto histórico, social
y cultural; todo lo cual es la esencia vital del recorrido filosófico.
“Para Deleuze, el lenguaje está lejos de ser un sistema en equilibrio. Sin este desequilibrio perpetuo
no hay literatura posible. Ni vida. El desequilibrio proviene de las fuerzas o potencias que interactúan
en todo agencimiento y que provocan movimientos de desterritorialización y reterritorialización de sus
componentes. El devenir es inmanente a todo agenciamiento”. (Fagaburu en La Máquina Deleuze.
2006: 239-240).
4. La conciencia y la vida en Bergson
Explica Bergson que el pensamiento abstracto especulativo conduce a una teoría general,
que desde una primera aproximación es una idea casi vacía, aunque luego pueda colocarse
retrospectivamente en la idea. Todo aquello que la experiencia enseño sobre la idea/cosa y que se
afirmaría posteriormente, tal vez con carácter de legitimación, consiste en un proceso de pensamiento
que se anticipa a la experiencia, únicamente mediante la fuerza del raciocinio. Este procedimiento
consiste en un avance racional que abarca de antemano, en una concepción más amplia, las
concepciones efectivamente más restrictas y, por lo tanto, las únicas difíciles de formar y las únicas
útiles de conservar, a las cuales se llega por la profundización de los hechos.
A esta concepción es posible representarla como un ideograma de una secuencia natural, en
la cual el conjunto se moviliza a la par, al tiempo que el espíritu avanza y retrocede por un eje
establecido de acuerdo a leyes preestablecidas lógica o racionalmente.
Este mecanismo de pensamiento es replicado por Bergson diciendo que nada es más fácil
que raciocinar geométricamente sobre ideas abstractas porque de este modo se construye sin
dificultad una doctrina en la cual se sustenta y que pareciera imponerse por el rigor. Pero, según
Bergson ese rigor resulta haber operado sobre una idea esquemática, en lugar de seguir los
contornos sinuosos y móviles de la realidad. Entonces, Bergson se inclina hacia una filosofía
construida más modestamente, que vaya directamente al objeto sin preocuparse con los principios de
los cuales parece depender. Es preferible este camino filosófico porque no ambicionaría una certeza
inmediata que sólo puede ser efímera. De este modo, este filosofar, dice Bergson, se haría sin prisa y
sería una ascensión gradual a la luz. Llevados por una experiencia cada vez más amplia para
probabilidades cada vez más altas, tenderíamos como un límite para la certeza definitiva.
Bergson señala que por este trabajo filosófico existen unas líneas de hechos que no van tan
lejos cuanto sería preciso, pero que podemos prolongar hipotéticamente. Cada línea de hecho,
tomada aisladamente nos conduciría a una conclusión simplemente probable, pero todas juntas por
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su convergencia nos colocarán delante de una acumulación de probabilidades que nos harán sentir
en el camino a la certeza.
Entonces, la filosofía no será un sistema/obra sistemática de un pensador único, lo cual
promueve Bergson porque comportará y atraerá continuamente adiciones, correcciones, retoques y
avanzará constituyéndose como una filosofía hecha en colaboración.
4.1. Conciencia y memoria: pensar el lenguaje desde Bergson
Bergson hace referencia tanto al espíritu como a la conciencia en su relación con la memoria
y afirma que la conciencia es memoria, conservación y acumulación del pasado en el presente. Toda
conciencia es anticipación del futuro, nuestro espíritu se ocupa de aquello que existe, teniendo en
vista lo que va a existir.
Bergson explica y destaca la importancia de la atención que es una espera, no hay conciencia
sin cierta atención para la vida. El futuro está allí, nos llama, nos empuja para sí con una atracción
ininterrumpida que es la que nos hace avanzar en el camino del tiempo y también es la causa que
nos hace actuar continuamente. Toda acción es, de algún modo, una invasión al futuro y construcción
desde el lenguaje, porque los hechos van acompañados de la lengua y de la comprensión por ésta.
La conciencia es un trazo de unión entre lo que fue y lo que será, un puente lanzado entre el
pasado y el futuro. La conciencia retiene el pasado y anticipa el futuro y es llamada a efectuar una
elección mediante el cerebro como órgano de elección; para elegir es preciso pensar en lo que puede
hacerse y rememorar las consecuencias, ventajosas o perjudiciales de lo que ya se hizo, es preciso
prever y recordar.
Las variaciones de intensidad de nuestra conciencia parecen corresponderse a la suma
considerable de elecciones o de creación que distribuimos en nuestra conducta y por medio del
lenguaje.
En el crecimiento y evolución de la conciencia, Bergson afirma que es necesario un
direccionamiento en el sentido del movimiento y de la acción; en un movimiento cada vez más
eficiente y una acción cada vez más libre. Eso es el riesgo y la aventura, pero también es conciencia
con sus grados crecientes de profundidad e intensidad. Con la vida aparece el movimiento
imprevisible y libre. El ser vivo escoge o tiende a escoger, su papel es crear el futuro y es preciso
preparar algo en el presente; preparación de lo que será, hecha con lo que fue.
La vida conserva el pasado y anticipa el futuro en una duración en que pasado, presente y
futuro se encabalgan y forman una continuidad indivisa: memoria y anticipación que son la propia
conciencia coextendida a la vida dentro de una temporalidad específica y un lenguaje que va de lo
universal a lo particular.
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4.2. Materialidad y conciencia. Formas antagónicas y diferentes.
La materia es necesidad y la conciencia es libertad, por más que se opongan una a otra la
vida encuentra una manera de reconciliarlas. Esto porque la vida es precisamente la libertad
insiriéndose en la necesidad y utilizándola en su provecho.
La vida sería imposible si el determinismo al que la materia obedece no pudiera flexibilizar su
rigor. Cuando la materia ofrece alguna elasticidad allí va a instalarse la conciencia. Cuando
pensamos en conciencia, indefectiblemente pensamos en lenguaje. Va a instalarse gradualmente
porque dispone de tiempo, dará tanta libertad cuanto desee.
Cuanto mayor es la porción de pasado que cabe en el presente, dice Berson, es más pesada
la masa que el hombre lanza en el futuro para presionar contra las eventualidades que se preparan:
su acción, como flecha, dispara para frente con más fuerza cuanto más tensada para atrás es su
representación mediante el lenguaje.
Bergson se pregunta si acaso la tensión de duración en un ser consiente no mediría
precisamente su poder de accionar, la cantidad de actividad libre y creadora que puede introducir en
el mundo. En medio de la materia, la conciencia llega a libertarse bastante para que el individuo
encuentre algún sentimiento y, consecuentemente, alguna latitud de elección.
La sociedad y su constante intercambio de energías individuales, se beneficia con los
esfuerzos de todos y torna más fácil el esfuerzo de cada uno. Las sociedades humanas son las
únicas que mantienen la mirada fijada en los dos objetivos a atingir, hacer las voluntades individuales
inserirse en la voluntad social sin perder la originalidad ni la independencia en una sociedad más
amplia. A través de inúmeros obstáculos, la vida trabaja individualizando e integrando a fin de obtener
la mayor cantidad, la más rica variedad y las más altas cualidades de invención y esfuerzo.
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Bibliografía
Abraham,T. (2006). La Máquina Deleuze. BuenosAires:Sudamericana.
Bergson,H. (2009). A energia espiritual. Sao Paulo:MartinsFontes.
Cuddon.(2001). Teoría y Crítica Literarias. BuenosAires:DOCENCIA.
Deleze.(s.f.). Philosophia.Obtenidode https://www.philosophia.cl/
Heidegger.(2010). El Ser y el tiempo. BuenosAires:Fondode culturaeconomica.
Vattimo,G.(2012). Introducción a Heidegger. BuenosAires:Gedisa.