3. z
Nutricion en el Adulto Mayor
Hasta hace poco tiempo, los estudios
nutricionales se centraban
esencialmente en la población infantil y
en la adulta.
En la actualidad, debido sobre todo al
aumento que se ha producido en la
esperanza de vida, estos análisis se han
dirigido hacia el segmento de la
población anciana
4. z
Una alimentación inapropiada, sobre todo a edades avanzadas, induce cambios
en la composición corporal y en las funciones fisiológicas, favoreciendo también
la aparición de malnutrición (más manifiesta en ancianos que viven solos o
institucionalizados) y el desarrollo y progresión de determinadas enfermedades.
5. z
La información que vamos a exponer
no está encaminada al diagnóstico o al
tratamiento de estas enfermedades,
sino que expone los hábitos higiénicos
y dietéticos que cualquier persona
diagnosticada de una afección
concreta debería conocer para mejorar
su enfermedad y su calidad de vida
6. z
Hábitos dietéticos de los ancianos
Los ancianos presentan características especiales que hacen
que sus hábitos dietéticos sean distintos de los de otros grupos
de edad.
A continuación destacamos y comentamos algunos de estos
hábitos
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Cambios en la composición corporal
La reducción de la masa muscular y el aumento del tejido graso
hacen que disminuya el metabolismo basal del anciano.
Por tanto, sus necesidades calóricas disminuyen de 2.700 a
2.100 kcal/día, si bien el aporte calórico no debe ser inferior a
1.800 kcal, para que su alimentación no sea deficitaria en hierro,
calcio, vitamina A o vitamina C6.
Los requerimientos calóricos deberían ser determinados de
manera individual, ya que es importante que exista equilibrio
entre el nivel de actividad y la ingestión energética
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Con el paso de los años la masa ósea disminuye en ambos
sexos, si bien ésta es más manifiesta en las mujeres,
especialmente posmenopáusicas.
En ambos casos se va a producir osteoporosis, que provoca un
aumento en el riesgo de presentar fracturas óseas.
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Mala salud bucodental
Las dentaduras en mal estado, la falta de piezas dentales o las
prótesis mal adaptadas van a modificar, en gran medida, los
hábitos dietéticos de los mayores, ya que les imposibilitan la
ingestión de determinados alimentos7 (p. ej., la carne, que les
es casi imposible de masticar).
Así, van a elegir alimentos de consistencia blanda, obviando
otros de un elevado valor nutricional por los problemas que
ocasiona su ingestión.
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Generalmente la falta de apetito, sin causa que lo justifique, es
un signo de detección temprana de una enfermedad.
Muchos mayores tienen etapas en las que se despreocupan de
su alimentación.
Esto desencadena un descenso del aporte nutritivo y en el
agravamiento de patologías existentes o la aparición de otras
nuevas
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Descenso de los ingresos
El descenso de los recursos económicos es un suceso común a
la mayoría de los ancianos, así, una reducción en los ingresos
condiciona un menor presupuesto para la adquisición de
alimentos, lo que ocasiona que la nutrición sea insuficiente y en
ocasiones deficitaria en determinados nutrientes.
12. z
Procesos patológicos
Diversas enfermedades van a alterar la absorción, el
metabolismo y la utilización de nutrientes, incrementando en
ocasiones sus requerimientos.
El consumo múltiple y continuado de fármacos hace que se
produzcan interacciones entre fármacos y nutrientes; por tanto,
es importante valorar cada caso de manera individualizada.
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Deterioro sensorial y minusvalías
La agudeza visual, el olfato y el sentido del gusto disminuyen
con el paso de los años, produciéndose a veces una falta de
interés por la preparación y el consumo de determinados
alimentos y, como consecuencia, una falta de apetito.
Por tanto, son recomendables las preparaciones culinarias
sencillas que tengan una presentación vistosa.
.
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El empleo de hierbas aromáticas puede contribuir a reforzar el
sabor y el aroma de los alimentos haciéndolos más apetecibles
Las discapacidades y minusvalías en el anciano a menudo
plantean problemas tanto en la adquisición y preparación como
en la ingestión de los alimentos.
16. z
Proteínas
Las proteínas presentan en el organismo múltiples funciones.
Dos de las más importantes son la formación y reparación de
estructuras corporales.
La ingestión diaria de proteínas en la edad avanzada debe
incrementarse.
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La OMS centra sus recomendaciones en 0,9 g de proteína por
kilogramo de peso y día, aunque debemos recalcar que no
todas las proteínas tienen el mismo valor biológico.
Las presentes en el huevo de gallina, la leche de vaca, el
pescado, la carne y las patatas son de alta calidad; aunque esto
no debe conducirnos a menospreciar otras de menor calidad (p.
ej., las procedentes de los vegetales y las legumbres).
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El 50% del aporte proteínico diario debe corresponder a proteínas de
origen animal, ricas fundamentalmente en lisina y metionina, aminoácidos
cuyas necesidades aumentan con la edad.
Los cereales, las legumbres y los frutos secos son las principales fuentes
de proteínas de origen vegetal, que deben complementarse entre ellas o
con proteínas de origen animal, ya que ingeridas de manera individualizada
no son suficientes para el aporte de aminoácidos esenciales.
Hay que hacer hincapié en el riesgo que implican las dietas
hiperproteínicas debido a la relación que guardan con la elevada carga
renal que pueden representar; por tanto, en general, no van a ser bien
toleradas por los ancianos.
19. z
Lípidos
Aunque el objetivo de la reducción de lípidos en la dieta es la
prevención de enfermedades coronarias y vasculares, no
existen estudios determinantes que demuestren la clara ventaja
que la restricción de lípidos supone para el paciente anciano.
Las grasas o lípidos constituyen la reserva energética más
importante del organismo, son elementos indispensables para la
formación de membranas celulares y, además, vehiculizan las
vitaminas liposolubles (A, D, E y K).
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Su contenido calórico es superior al del resto de los
macronutrientes, ya que aportan 9 kcal por cada gramo
ingerido.
La ingestión de lípidos en el anciano no debería sobrepasar el
35% del total de calorías aportadas por la dieta, disminuyendo
hasta el 30% en ancianos sedentarios.
21. z
Cuando hablamos de lípidos debemos hacer hincapié en la
diferenciación de ácidos grasos saturados e insaturados, por la
relación que guardan los primeros con las enfermedades
cardiovasculares.
Así, al hablar de ácidos grasos saturados nos referimos
fundamentalmente a las grasas de origen animal, cuyo consumo
elevado es perjudicial, sobre todo en los individuos que presenten
altas concentraciones de colesterol en sangre o riesgo de
presentar enfermedades cardiovasculares.
La recomendación de ingerir ácidos grasos insaturados, presentes
en los vegetales, es conocida por todos, debido a los beneficios
otorgados a este grupo.
22. z
Hidratos de carbono
Los hidratos de carbono, o azúcares, presentes en la dieta
constituyen la principal fuente de energía para el hombre, si
bien su rendimiento es 2,5 veces menor que el de los lípidos.
Desempeñan un papel fundamental en el metabolismo de los
centros nerviosos, pues el cerebro, en condiciones normales,
solamente utiliza glucosa como fuente de energía.
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Existen dos grupos principales de hidratos de carbono, los
azúcares simples, entre los que incluimos los monosacáridos y
disacáridos, que son la glucosa, fructosa, sacarosa y lactosa. El
otro grupo son los polisacáridos, formados por la unión de más
de dos monosacáridos, el más importante de ellos es el
almidón.
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En la dieta diaria los azúcares deben suponer el 55-60% de la
tasa energética total. Los principales suministradores de
hidratos de carbono son el azúcar, el cacao en polvo, el arroz
blanco e integral, la miel o el chocolate sin leche.
Al igual que en los adultos, en la población de edad avanzada
se aconseja la ingestión de hidratos de carbono de absorción
lenta o glúcidos complejos y una disminución de los azúcares
solubles, ya que con frecuencia estimulan excesivamente el
apetito.
25. z
Fibra
El consumo de fibra ha adquirido en los últimos años una gran
relevancia, ya que presenta una función importante en la
regulación mecánica digestiva.
Además, diversos estudios le otorgan un gran papel en la
prevención de enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer de
colon.
La alimentación occidental suele ser deficitaria en fibra, por
tanto, se debe potenciar la ingestión de pan integral, verdura,
fruta y salvado, ya que contienen gran cantidad de celulosa, que
es el principal componente de la fibra dietética
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Paralelamente, debemos recomendar la ingestión de líquidos
con el fin de evitar el riesgo de obstrucción intestinal.
Se ha de tener presente, de igual modo, que el exceso de fibra
puede dificultar la absorción de calcio y hierro, minerales muy
importantes en las necesidades del anciano.
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Minerales
Los minerales constituyen un grupo amplio que, si bien no
suministran energía al organismo, tienen importantes funciones
reguladoras y plásticas.
Forman parte de los huesos, dientes, encimas y hormonas. Hay
dos grupos de minerales:
30. z
Microminerales o elementos traza.
Necesarios en
cantidades
menores, entre
ellos destacan el
hierro, cinc, yodo,
manganeso, flúor,
selenio, cobalto,
cobre y cromo