Este documento define la zona de confort como un espacio en el que las personas se sienten cómodas y protegidas porque todo está bajo control. Se basa en un experimento de principios del siglo XX que descubrió que un estado de comodidad relativa da lugar a un rendimiento constante, pero que para mejorar el rendimiento se necesita generar ansiedad o estrés de manera óptima. Describe la zona de confort como un círculo interior rodeado por zonas de riesgo, crecimiento y estrés negativo. Finalmente, identifica conductas como
1. UNIVERSIDAD PERUANA UNIÓN
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
EP de Psicología
Trabajo presentado en aprobación del curso de:
PSICOLOGÍA COMUNITARIA
DOCENTE:
Mg. ADRIANA ENRIQUETA BUSCAGLIA CALLE
ALUMNA:
KRAVITZ YADYRA VARGAS GONZA
JULIACA, 2021
2. ZONA DE CONFORT
Podemos definir la zona de confort como ese espacio que controlamos, en el cual
nos sentimos cómodos, protegidos, donde todos los procesos son controlados y
controlables. Es el espacio donde siempre se han hecho las cosas de la misma
manera. Para los estudiantes representa ese contexto que les da tranquilidad
porque conlleva un tipo de comportamiento que, durante años, si no les ha
permitido desarrollar todas sus capacidades de aprendizaje, sí les ha posibilitado
aprobar. Un espacio donde todo está bajo control, lo que se le exige como
alumno, lo que debe hacer para pasar curso, y su manera de acercarse al
conocimiento.
Aunque se trata de un término que está de actualidad en el ámbito del desarrollo
personal, la psicología y el coaching, el origen del concepto se remonta a un
experimento clásico en psicología que llevaron a cabo a comienzos del siglo XX
Robert M. Yerkes y John D. Dodson. En el estudio descubrieron que un estado
de comodidad relativa da lugar a un nivel constante de rendimiento. Para mejorar
ese rendimiento señalaron, además, que era necesario genera un cierto grado
de ansiedad o de estrés. A ese espacio lo denominaron «ansiedad óptima» y lo
ubicaron justamente fuera de las fronteras de la zona de confort.
Otras reflexiones en torno a este concepto son, por ejemplo, las de la consultora
Judith M- Bardwick, que lo define como un comportamiento en el que la persona
se mueve en una posición neutral de ansiedad; o la del experto en gestión
Alasdair A. K. White, que describe la «zona de rendimiento óptimo» como aquella
que se puede mejorar añadiendo una cierta cantidad de estrés (basándose en
los trabajos de Yerkes y Dodson). White concluyó en sus trabajos que la ansiedad
mejora el rendimiento justo hasta el momento en el que se ha alcanzado un nivel
óptimo de excitación. Sin embargo, esto implica que si se alcanzan niveles más
altos de ansiedad puede uno adentrarse en una «zona de peligro» en la que el
rendimiento disminuye.
Muchas de las teorías en torno a este concepto coinciden en representar la zona
de confort dentro de un esquema en forma de círculos concéntricos. El círculo
interior sería la zona de confort, el siguiente sería la zona de riesgo o
disconformidad. Y un tercer círculo sería la zona de crecimiento en la que se
corren riesgos, pero se obtiene como contrapartida el crecimiento personal.
Finalmente, se suele añadir un cuarto círculo concéntrico en el que se entraría
en una zona de estrés negativo o zona de peligro.
Nuestra zona de confort engloba todo aquello que solemos hacer y no nos da
miedo (por ejemplo aceptar solo un tipo de trabajos menos cualificados, y no otros
para los que se requieran mayores conocimientos o aptitudes, por temor a no
saber desarrollarlos; mantener una relación a pesar de preferir estar solo), así
como las personas con las que convivimos o nos relacionamos, y en cuya
3. compañía nos sentimos seguros a pesar de que no cumplan nuestras
expectativas (por ejemplo, seguir con una pareja que no nos causa problemas,
pero a la que no admiramos ni nos atrae).
Conductas que nos describen la zona de confort
Hay conductas que nos avisan de que podemos tener una vida basada en nuestra
zona de confort, y con una autoobservación sincera podemos llegar a darnos
cuenta:
1. Desmotivación que nos impide crecer emocional y productivamente.
2. Vivir inmerso en la misma rutina todo el tiempo y con miedo permanente a
tomar algunos riesgos en cualquier ámbito.
3. Sensación de aislamiento de la sociedad, vivir solo sin atreverse a iniciar
el contacto social.
4. Sensación de tristeza y soledad, que en casos más graves puede llevar a
la depresión.
Por último, cabe mencionar que dado que la zona de confort es un espacio que
se construye lentamente a lo largo de los años, muchas veces no nos damos
cuenta de que estamos atrapados en su interior. Estamos tan acostumbrados a
nuestros hábitos y estilo de vida que no nos percatamos de cómo limitan nuestras
posibilidades de crecer y convertirnos en la persona que nos gustaría ser o
atrevernos a hacer todas esas cosas con las que siempre hemos soñado.