1. Yoga: Origen y
razón
• Nace en la India y tiene una
antigüedad de 3 mil años,
apareciendo en los libros
más antiguos de la
humanidad, llamados
“Vedas”.
• El Yoga es una filosofía de
vida, que equilibra los tres
planos de la existencia
humana: el físico, mental y
espiritual.
2. Yoga es UNIÓN
El significado de la palabra Yoga es
“Unión”, por lo tanto, la finalidad
de practicarlo es la integración de
todos tus estratos como ser
humano y conducirte hacia la
experiencia de sentir la unión
entre todo lo que existe y tú.
3. L LOS SENDEROS DEL YOGA
• Karma Yoga: Se utiliza cualquier acción de la
vida cotidiana para entrenar el espíritu de
servicio, la entrega y el desapego, por lo tanto,
es un tipo de acción consciente y desprovista
de EGO.
4. El sendero de la devoción: el yogui
canaliza todo su amor hacia el
objeto de su devoción, que bien
puede ser su maestro, la
Divinidad, el Absoluto, la
humanidad, etc., con ello busca
trascender su ego y experimentar
el sentimiento de que todos
somos uno.
5. Es el sendero de la introspección:
se parte de la superficie mental
hasta llegar a las zonas más
profundas, y una vez ahí,
comprender la verdadera
naturaleza para despertar las
facultades y el potencial que
habita en el interior.
6. Es el sendero de la indagación y
el discernimiento: se inicia un
proceso de indagación para luego
trascender las limitaciones de la
mente, y dar paso a la
experiencia de la Realidad
Última.
7. El sendero del equilibrio de las energías internas:
son posturas y técnicas psico-fisiológicas, eficaces
y muy precisas, que repercuten directamente
sobre el cuerpo y la mente, ayudando al
practicante a alcanzar un estado de conciencia
mayor.
8. • 1) Oración : Una vez adoptada la postura de
meditación, ofrezca a Dios una oración que surja
del corazón, expresándole la devoción que siente
por Él y solicitándole que bendiga su meditación.
• 2) Tensar y relajar para eliminar el
estrés :Inspire, tensando el cuerpo
completamente y cerrando los puños. Relaje
todo el cuerpo al mismo tiempo y, a la vez,
expulse el aliento por la boca con una doble
espiración, haciendo el sonido «ha, haa».
9.
10.
11. • 3 ) Repita este ejercicio de tres a seis veces.
12. 4) Enfocar la atención en el ojo espiritual
Dirija la mirada hacia arriba enfocándola, junto con la
atención, hacia un punto situado en el entrecejo,
como si mirase hacia fuera a través de dicho punto.
(La persona que se concentra con profundidad tiende
a fruncir el entrecejo). No hay que cruzar ni forzar los
ojos en forma alguna; al relajarse y concentrarse con
serenidad, la mirada se dirige naturalmente hacia
arriba.
13. •
Éste es el centro de la Conciencia
Crística, el asiento del ojo único al cual
se refirió Cristo: «El ojo es la lámpara
del cuerpo. Si tu ojo es único, todo tu
cuerpo estará iluminado» (San
Mateo 6:22).
14. Cuando se logra el propósito de la
meditación, el devoto descubre que su
mente se concentra automáticamente
en el ojo espiritual, experimentando —
de acuerdo con su capacidad espiritual
interior— un estado de unión extática
divina con el Espíritu.
15. Se requiere profunda concentración y calma para ver
el ojo espiritual: un halo dorado que rodea un círculo
azul, en medio del cual palpita una estrella blanca de
cinco puntas. Quienes vean el ojo espiritual deben
tratar de penetrar a través de él mediante una
concentración más profunda y con la ayuda de sus
oraciones a Dios impregnadas de devoción. La
profundidad de la calma y la concentración necesarias
para lograr este objetivo se desarrolla de modo natural
mediante la práctica continua de las técnicas
científicas de concentración y meditación Yoga.
16. •
Tanto si ve la luz del ojo espiritual como
si no, debe continuar concentrando su
atención en el centro de la Conciencia
Crística, o sea, en el entrecejo, orando
profundamente a Dios y a sus grandes
santos. Invoque su presencia y sus
bendiciones en el lenguaje de su
corazón.
17. Cante y ore a Dios en silencio,
manteniendo la atención en el
entrecejo, hasta que perciba la
respuesta divina en forma de calma,
profunda paz y gozo interior.
18.
19. La meditación es un estado
donde nuestra atención está
completamente cautivada y
experimentamos un estado
de magia, como un hechizo,
de conexión con el Universo.
20. La meditación es ser consciente de lo que estás
haciendo, ser consciente de lo que te está
pasando. Cada situación es una oportunidad pa-
ra la meditación.
La contemplación y la meditación, poco a poco,
te vuelven más atento a tus propias reacciones
que a las de los demás.
21. A través de la meditación
desarrollamos la conexión con esta
inteligencia y empezamos a ser más
positivos, auto-motivados, aprendemos
a buscar apoyo y transformar las
sensaciones negativas en positivas.
Conectamos con la sabiduría de nuestra
intuición.
22. Practicando la meditación te miras
día tras día, hasta que no te ves y
te reconoces por primera vez,
como el niño frente al espejo. Te
transformas, cambias de forma
manteniendo tu identidad: eres el
capullo y la mariposa.
23. Una carcajada. Una fiesta. Una música para bailar. El
fluir de un río. La risa de un viejo. El canto de un
pájaro. Un abrazo. Una declaración de amor. Una
comida rica. Los amigos. Un niño que juega en la
orilla de mar, juntando caracoles y piedras de
colores.
Meditar es disfrutar de lo hermoso que es existir sin
ningún otro fin.
24. La mente es como una película, pasan
pensamientos sin parar. Pero, como en las
películas, los intervalos están allí. A través de la
meditación te entrenas a prestar atención a tu
mente, y te haces más presente para observar
estos momentos de vacío.
25. En la meditación se trata
de atrapar los patrones recurrentes
en nuestra vida: agruparlos,
observarlos y entender cuales son
los sutiles mecanismos que guían
nuestras acciones.
26. El estado de meditación no es un logro, no es necesario
adquirirlo, si no reconocerlo y recordarlo.
No tiene nada que ver con las acciones, es
contemplación y nos acompaña desde siempre. La
meditación es tu naturaleza intrínseca: eres tú, es tu
ser.
27.
28.
29.
30. «Desechando de mí todo
fardo mental, me relajo y
permito que Dios exprese
a través de mí su perfecto
amor, su perfecta
sabiduría, su perfecta
serenidad».
31. • Es importante sentarse en la postura correcta
de meditación, en una silla o sobre una
superficie firme. La espalda ha de mantenerse
recta, y los ojos, cerrados, concentrando la
atención en la región del bulbo raquídeo (en la
parte posterior del cuello). Desalojar de la
mente los pensamientos inquietos y las
preocupaciones.
32. • Repita la afirmación, comenzando en
voz alta y bajando progresivamente
la voz —mientras la repetición se
hace a su vez más lenta— hasta
acabar en un susurro. Después
continuar repitiendo la afirmación
de forma mental solamente, hasta
que sienta que ha alcanzado una
profunda e ininterrumpida
concentración.