1. El aula un lugar de relaciones
Soy consciente, sin embargo, de que este proceso está lleno de dificultades y peligros, cuando no
contradicciones, que no siempre sé sortear. Por una parte, Ser y saber en la formación didáctica
del profesorado: una visión personal ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación
del Profesorado, 68 (24,2) (2010), 61-81 77 las propias formas institucionales de la enseñanza
crean una división en este propósito, porque si bien mi aspiración es que se puedan vivir como
docentes en formación y que puedan vivir la asignatura desde este interés, lo cierto es que todo
en la universidad está diciendo otra cosa: está diciendo que de lo que se trata es de vivirse como
alumno; esto es, atender a las presiones de las calificaciones, del expediente académico, del
aprender cómo acumular conocimiento correcto y saberlo con corrección académica (esto es, en
el juego teoría-práctica), de saber qué quiere cada profesor, y de cómo salir indemne de todo eso.
Pero cancelar la frontera entre ser y saber, significa no salir indemne, sino tocado. De esta
manera, si no llegan a participar de la propuesta que les hago, de lo que busco que sea su
experiencia de aprender a hacerse docentes, pueden vivirse con la sensación de que no aprenden,
al no disponer de repertorios de saber legitimados que les ofrecen certezas. Por otra parte, el
hecho de que exista la calificación, o de que predominen las relaciones de poder en vez de las de
autoridad (Piussi, 1999), puede hacer que este exponerse personalmente se convierta en una
forma más sutil de control de sus consciencias.