El documento discute las teorías utilitaristas y cómo se aplican al uso de recursos naturales. Explica que el utilitarismo busca maximizar la felicidad y el bienestar del mayor número de personas posible. También describe cómo los teóricos utilitaristas creen que los individuos y la sociedad deben tomar decisiones que generen la mayor utilidad para los demás. Finalmente, señala algunos desafíos con aplicar una perspectiva puramente económica y utilitarista a los recursos naturales y bienes ambientales.
2. La palabra Naturaleza viene del latín natura y eso significa “nacimiento”.
Las teorías utilitaristas se basan en el análisis de las consecuencias que
para la sociedad o un grupo humano tiene una determinada acción. Las
decisiones correctas según esta teoría, serían por tanto, aquellas que
maximizan la utilidad, felicidad, placer, de un grupo humano o de la
sociedad en su conjunto
Utilitarismo es la doctrina ética que sostiene como norma la búsqueda del
mayor bienestar posible para el mayor número de individuos posible.
3. En el utilitarismo clásico, encontramos manifestada la idea de la felicidad
como el fin último. Los autores clásicos utilitaristas, formularon el principio
de utilidad como el que prescribe el deber de perseguir la mayor felicidad
para el mayor número de personas.
el individuo debe constantemente, al enfrentarse ante decisiones en su
comportamiento, calcular la utilidad que las diferentes acciones posibles
reportan al resto de seres humanos, y elegir aquella acción que hace
máxima la utilidad. Se concibe al individuo como un maximizador de
utilidad.
4. El creador y configurador del utilitarismo fue Jeremy Bentham (1748-1832)
con su Introduction to the Principles of Morals and Legislation (1780).
El hombre se mueve por el principio de la mayor felicidad: este es el criterio
de todas sus acciones, tanto privadas como públicas, tanto de la
moralidad individual como de la legislación política o social.
George Edward Moore (1873-1958) dijo que el fin moralmente correcto no
es sólo promover la felicidad humana, sino fomentar todo lo valioso, con
independencia de que nos haga o no felices. Es decir, se trata de
promover el mayor valor posible, propio o ajeno, humano o en la
naturaleza.
5. El término “bienes naturales comunes” viene a contrarrestar la visión
utilitarista de los bienes de la naturaleza como mercancía, como
“recursos” para las actividades económicas, que implica el
desconocimiento del resto de sus atributos -que no pueden representarse
mediante un precio de de mercado, incluso aunque algunos lo tengan-.
Entendemos así que la denominación “bienes naturales comunes” excede
a la de recursos naturales, ya que estaría considerando también los
servicios ambientales de la naturaleza, y su valor simbólico, de existencia y
de legado.
6. Más que asignar un ¨precio adecuado, lo que se debería pensar es si es
correcto asignar precios a todos los servicios ambientales. Y aquí es donde está
el principal error de los promotores de las prácticas de mercadeo de la
naturaleza.
A un servicio ambiental no es posible ponerle un precio, pues en muchos
casos, sus prestaciones son inconmensurables. No pueden ser medidas con los
mecanismos del mercado...” (Pengue, 2009:216).
Este autor destaca que, sin embargo, asistimos, en particular en los países “en
vías de desarrollo”, a un frenético proceso, impulsados por los organismos
internacionales como el “Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo”
(PNUD), la “United Nations Conference on Trade and Development” (UNCTAD),
el “Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente” (PNUMA), los
“países desarrollados”, para poner en venta o ajustar a los mercados, los
innumerables recursos de sus ricas naturalezas (Pengue, 2009).
7. Un ecologismo utilitarista holista buscará en primer término reducir las
causas de malestar de las poblaciones humanas y no humana
relacionadas con problemas ambientales o eco-sistémicos, creando
conciencia,
En una segunda etapa buscará el mantenimiento de las condiciones de
posibilidad de desarrollo equilibrado de las diversas poblaciones para
luego buscar, finalmente, la implantación de condiciones óptimas dentro
de los diversos ecosistemas.
8. El planeta es una nave en la que
todos viajamos, y de la que todos
tenemos que tirar, aunque a la hora
de la verdad, sólo unos tiren de ella