El cura Domingo fue el tío de Manuelita Sáenz. Desde joven se sintió en deuda con los indígenas y decidió ser sacerdote para poder ayudarlos. Le puso el nombre Manuelita a su sobrina como condición para ayudar a su hermana Joaquina. Apoyó a su hermana cuando quedó embarazada. Después de la masacre de 1810, consoló a Manuelita Sáenz y contribuyó indirectamente a la revolución a través de historias que fortalecieron la memoria e identidad. Su influencia en Manuel