Este documento presenta una biografía de María Luisa Anido, conocida como "la primera dama de la guitarra argentina". Comenzó a tocar la guitarra a los 3 años y tuvo varios maestros notables como Domingo Prats, Miguel Llobet y Josefina Robledo. A los 11 años dio su primer concierto completo y realizó giras con Llobet. Fue elogiada por su técnica y musicalidad. Se convirtió en una de las guitarristas más famosas del mundo y tuvo un papel importante en la enseñanza de la guitarra
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Maria Luisa Anido
1. Conservatorio de Música de Morón Alberto Ginastera
Cátedra: Historia de la Música Argentina y Latinoamericana
Trabajo Práctico de Historia de la
Música IV:
María Luisa Anido
“La primer dama de la guitarra”
Integrantes:
Barraco Massoni, Carolina
Bonanni, Anabella
Profesora: Olga Zaffore
Año: 2012
2. ÍNDICE
María Luisa Anido: Introducción………………………..pág. 3
Los inicios de Mimita…………………………………….pág. 4
Sus viajes con la guitarra……………………………….pág. 8
Críticas de músicos, alumnos y amigos………………pág. 9
Entrevista a María Isabel Siewers…………………….pág. 13
Asociación María Luisa Anido…………………………pág. 20
Cronología……………………………………………….pág. 22
Bibliografía………………………………………………pág. 26
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3. MARÍA LUISA ANIDO
INTRODUCCIÓN
Mediante el presente trabajo se lleva a cabo una investigación acerca de una
figura trascendental en la historia de la guitarra argentina del siglo XX: Isabel María
Luisa Anido, conocida también como “Mimita”, quien cultivó la guitarra tanto en el
plano concertístico como en el didáctico, convirtiéndose así en la primer guitarrista
femenina de renombre en nuestro país.
El motivo que lleva a elegir a María Luisa Anido como tema de este trabajo
perteneciente a la materia Historia de la Música Argentina y Latinoamericana, es
principalmente la admiración hacia su amplia trayectoria como guitarrista, que se inicia
a los 10 años aproximadamente y continúa hasta sus últimos días; así como también su
merecido reconocimiento mundial como intérprete, siendo llamada numerosas veces “la
Segovia femenina” del instrumento.
Los objetivos de este trabajo apuntan a recorrer los principales acontecimientos
de la vida de Anido que tengan relación y/o influencia en su carrera como intérprete,
compositora y profesional de la enseñanza; sus maestros, sus giras y conciertos, su
contacto con otros músicos, sus alumnos, entre otros.
Cabe destacar que no sólo se utilizará como sustento teórico la bibliografía aquí
consignada sino que se intentará investigar tanto en la Asociación Civil de María Luisa
Anido como en los archivos de la Municipalidad de Morón así como también la
realización de entrevistas a dos de sus alumnas: Cristina Cid y Maria Isabel Siewers;
comparando esta información con la bibliografía previamente seleccionada.
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4. LOS INICIOS DE “MIMITA”
La eximia concertista de guitarra argentina, Isabel María Luisa Anido González,
nació el 26 de enero de 1907 en la ciudad bonaerense de Morón.
Durante sus primeros años, Anido recibió el apodo de “Bimbín”; debido a que
una de sus muñecas llevaba ese nombre. Al no poder pronunciarlo le decía: “Mimi
Mimi”, asi su apodo se fue transformando hasta llegar a ser “mimita” o “Mima”.
Su padre, Juan Carlos Anido, estudiaba guitarra con Sagreras, Juan Alais y
Domingo Prats. De pequeña María Luisa se escondía detrás de una cortina de madera
escuchando las lecciones que su padre ejecutaba en la guitarra, cuando este se retiraba,
colocaba su guitarra sobre un sillón y Anido aprovechaba para tomar la guitarra y tocar
de oído la obra titulada “el Mosquito” que su tía Edelmira ( su primera maestra) le había
enseñado. Un día el padre la descubrió con la guitarra en su falda y aunque ella se había
asustado, el acepto su vocación y le prometió ayudarla enseñándole la ubicación de las
manos y consiguiendo una guitarra a su medida.
En su casa se vivía un ambiente cultural extraordinario y por allí pasaron
grandes artistas, especialmente guitarristas como Emilio Pujol a quien Anido definía
como un gran músico que además tocaba la guitarra sin uñas ya que había sido alumno
de Tárrega en su última etapa. Según Mimita a Pujol comparado con Llobet o Segovia
le costaba técnicamente la guitarra por lo cual tenía que estudiar ocho horas al día.
Otros de los grandes músicos que pasó por su casa fue Miguel Llobet, el era
descripto por Anido como un soñador, un improvisador extraordinario, componía sin el
instrumento y le agradaba el piano.
Josefina Robledo fue su profesora por seis o siete meses, Anido la recordaba
como portadora de una técnica admirable, ya que ejecutaba estudios como “La
Mariposa” de Tárrega del cual fue alumna en su última etapa por lo cual tocaba también
sin uñas. Sin embargo, poseía un sonido hermoso y potente. Anido reconoce que
Robledo le brindó consejos muy útiles, como por ejemplo: los arpegios descendentes
semi-apoyados y el tremolo, así como también enseñanzas que nunca nadie le volvió a
dar. Como a Mimita también le atraía el dibujo le gustaba hacer caricaturas. Durante un
concierto de Josefina Robledo realizó una caricatura de ella la cual fue difundida por
una revista a pesar de que Anido se había negado a publicarlo, luego de este suceso
logro el enojo de Josefina Robledo y nunca volvió a saber de ella.
Por su parte, el padre de Mimita, Juan Carlos Anido, fue también el fundador de
la revista "La Guitarra" cuya publicación, iniciada en julio de 1923, se mantuvo durante
varios años, pero solamente se publicaron seis números, los cuales eran regalados por el
padre en vez de venderlos. Luego de conformar su familia, Juan Anido dejó de tocar la
guitarra pero retomó sus estudios con un profesor italiano: Vicente Caprino, el cual
según Mimita por su técnica sobre la guitarra, como colocar un diario bajo el brazo para
tocar o provocar una posición dura en sus manos le había provocado una lesión en sus
manos, luego de esto Juan Anido fue discípulo de Prats.
En agosto de 1914 le regaló una guitarra de juguetería para que se entretuviera.
Tras esos primeros contactos de Anido con la guitarra, creció en ella una afición muy
fuerte, por la cual se decidió a iniciarse en los primeros conocimientos.
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5. A los tres meses de estudio, sus progresos alcanzados fueron tan considerables
que Juan Anido no dudó en confiar su naciente talento al maestro Domingo Prats,
notable concertista español, quien la tomaría como alumna en el año 1915, quien más
tarde la presentó al público en Buenos Aires, ya en calidad de concertista. Prat aceptó y
más tarde, viendo sus rápidos progresos, se deshizo en encendidos elogios que volcó en
diarios de Barcelona a su regreso a España. Él fue quien le organizó, cuando apenas
contaba con nueve años de edad, sus primeros conciertos en Buenos Aires. Pero el
primer concierto completo lo dio el 7 de mayo de 1918, a los 11 años de edad, en el
Salón "La Argentina" situado en Rodríguez Peña 361, de Buenos Aires, donde habían
debutado sucesivamente Miguel Llobet, Regino Sáinz de La Maza y Emilio Pujol. Más
tarde lo hicieron también Andrés Segovia, Josefina Robledo, Domingo Prat, Agustín
Barrios. Entre las obras de sus programas se encontraban obras de Hayden y Capricho
Árabe de Francisco Tárrega.
Para esa ocasión Don Juan Carlos Anido compró en España la famosa guitarra
Torres que había pertenecido a Francisco Tárrega y Miguel Llobet. Esta guitarra, la cual
se conserva actualmente en una colección particular, estableció un puente entre los
últimos momentos del creador de la escuela moderna de la guitarra y los comienzos de
la brillante carrera de la quien más tarde fuera llamada la Gran dama de la guitarra.
Más tarde, cuando Anido tenía unos once años, Miguel Llobet viajó a Argentina,
la escuchó tocar y la tomó como alumna: “María Luisa Anido fue para mí una
revelación. La impresión que me produjo no se borrará jamás de mi mente, pues en
realidad es algo que sobrepasa todo lo imaginable. Ver a una niña de once años
venciendo y dominando las más grandes dificultades sin el menor esfuerzo, cual podría
hacerlo el más consumado de los concertistas, es cosa que causa asombro, y lo más
admirable en ella, quizá, y que sin duda alguna constituye el más preciado de los dotes,
es la rica intuición musical que revelan sus interpretaciones, la mayoría de ellas
altamente artísticas”.
Ambos realizarán prolongadas giras formando lo que el crítico francés Robert
Vidal considera como el Primer dúo de guitarras del siglo XX. Desde entonces, la
depurada técnica de esta artista va en constante perfeccionamiento y María Luisa se
convierte en la más grande de las solistas argentinas y la más famosa guitarrista del
mundo. Surge en ese momento la Primer dama de la guitarra.
Según Anido, la época en que ella comenzó a ejecutar la guitarra, éste fue un
periodo muy distinto para las mujeres, ya que Llobet le comentaba a su padre que de ser
hombre la hubiera llevado con él a Europa. También, la intérprete afirmaba que por ese
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6. entonces no se tocaba bien la guitarra; con Llobet comentaban que escuchar Lágrima de
Tárrega sin errores de lectura era un milagro.
Por otro lado, María Luisa aseguraba que era mal visto para la época que una
mujer tocara la guitarra. Como ella no podía viajar, empezó dando conciertos en Buenos
Aires: “Mamá era una mujer muy buena, muy católica y muy casera. No le gustaba
viajar, y sola en esa época no se podía. La habría hecho sufrir mucho. Con papá hice
viajes al Brasil y al Uruguay. Tras su muerte, los viajes se hicieron imposibles. Tomé
entonces la cátedra del Conservatorio Nacional. Recién retomo mis viajes luego de la
muerte de mi madre”. La guitarrista recuerda por un lado a su maestro Prat, como “una
persona muy estudiosa y muy severa”, quien cuando se enojaba con ella la mandaba a
su casa, siendo sin embargo ésta la época en que ella reconoce haber estudiado más; y
por otro, a Llobet como “una persona muy alegre y divertida”, con quien conversaba
mucho luego de tomar clases, además de que junto al concertistas español realizó
numerosas presentaciones en la Capital y extensas girar artísticas por el interior de la
República y Uruguay.
Según artículos publicados en la Revista “La Guitarra”, cuyo director era el
propio Juan Carlos Anido, María Luisa se había transformado con el pasar de los años
en una artista admirable, principalmente por la forma en que vencía las dificultades de
la guitarra, sus problemas de expresión y de técnica. Su temperamento musical fue el
principio generador de sus interpretaciones, una base substancial, un elemento poderoso
de musicalidad.
Asimismo, en la revista citada se realiza una separación entre el músico nato y el
que simplemente ha estudiado música, colocando a Anido entre los primeros, por su
innata musicalidad que se iría desarrollando en el más propicio de los ambientes, y la
chispa inmortal creadora de todo arte que se avivó en ella debido a su constancia en el
estudio, calificada de “vocación superior”, y de un deseo nunca satisfecho de ensanchar
los conocimientos adquiridos.
En las audiciones privadas y en sesiones públicas, su ejecución provocaba la
misma admiración, ya que la intérprete obtenía el aplauso sin esfuerzo, no
impresionándole el silencio de atención de los auditorios selectos y numerosos.
Además, dominaba la técnica y retenía con gran facilidad el recuerdo de las partituras,
presentando un juego espontáneo, sereno y seguro. Desde el estudio n°22 de Coste y la
Sonatina en La de Tárrega, hasta la Vidalita de Sinópoli, la Barcarola de Mendelssohn y
la Marcha Fúnebre de Chopin, lucía la misma precisión y la exquisita intuición
interpretativa.
El crítico musical del diario La Prensa, Gastón Talamón, escribió en unos de sus
artículos que María Luisa Anido causó un gran asombro en un recital por su profundo
dominio técnico, su vigor y musicalidad, exteriorizados en forma notable, afirmando
que “se trata de una artista de verdad, intuitiva, cuya sensibilidad se puso de manifiesto
en la ‘Reverie’ de Schumann, traducida con exquisitez, cuya delicadeza interpretativa
encantó al auditorio en ‘Berceuse’ de Schumann, ‘Andante expresivo’ de Sor, y en los
Minuetos de Sor y de Haydn alcanzó una elegancia de dicción digna del mayor elogio;
en ‘Granada’ y ‘Cádiz’, de Albéniz; en las danzas V y VII, de Granados; ‘Serenata’, de
Malats, entre otras, no sólo evidenció su magnífica técnica, sino que puso de manifiesto
su comprensión musical y su sentido rítmico, asombrosos ambos en una concertista tan
joven”.
Anido, revistió su espíritu musical de un magnífico ropaje. Como fue alumna de
notables profesores, supo asimilarse las enseñanzas que le fueron acordadas, y supo que
a través de las nociones adquiridas, y sirviéndose de ellas como de meros recursos, hizo
triunfar su personalidad, su temperamento, es decir, lo suyo sobre lo ajeno.
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7. Del juicio crítico sintético del compositor argentino José André se desprende que
Isabel María Luisa, llamada también por “Mimita”, su apodo, poseía “una sensibilidad
deliciosa, un temperamento excepcional, una musicalidad perfecta y un mecanismo
prodigioso”. Además, André afirmaba que Anido no había dejado la menor duda acerca
de sus dotes maravillosas, que sabían hacer de la guitarra- instrumento calificado de
ingrato-, “un placer estético superior, elevándola a la categoría de gran arte…”
Por su parte, Jerónimo Zanné, en su publicación en la revista “La Guitarra”
sostenía que Anido es ante todo una estilista, ya que tenía un concepto clásico de la
guitarra, de su finalidad expresiva, de sus verdaderas sonoridades, pues en el sonido
buscaba la línea, el matiz, no el volumen; no trataba de asombrar o de deslumbrar sino
de conmover, constituyendo así un “timbre de gloria” para la musicalidad argentina.
Desde sus comienzos como guitarrista, María Luisa Anido realizó innumerables
recitales, actuando en diversas oportunidades en las más importantes Asociaciones del
país, tanto en las audiciones a dúo con Miguel Llobet, como en calidad de solista, y
también en teatros de la Capital como “Odeón” y “Politeama” de Buenos Aires y en casi
la totalidad de las salas de conciertos de la Capital como en del interior (Círculo de
Rosario, entre otras) y “Solís” y “18 de Julio”, de Montevideo, compartiendo así sus
actividades entre la enseñanza de la guitarra y su labor como instrumentista en diversas
audiciones radiales y recitales.
Estas son las distinciones más importantes otorgadas a María Luisa en algunos
conciertos con medalla de oro:
-Asociación Wagneriana de Buenos Aires, 25 de abril de 1921; El Centro de la
Guitarra, Córdoba, 22 de junio de 1921; Asociación Filarmónica Argentina, Buenos
Aires, 23 de octubre de 1923; Sociedad Argentina de Concierto, Buenos. Aires., 21 de
septiembre de 1923; Asociación Argentina de Música de Cámara, Buenos. Aires., 8 de
mayo de 1932 (plaqueta).
Entre sus obras publicadas se encuentran las siguientes transcripciones para
guitarra:
-Andante, Minueto de Mozart; Hoja de Álbum, De países y hombres extraños de
Schumann; Gavota de Haëndel; Sarabanda (laúd) de Bach; Dolor (preludio vasco) de
San Sebastián; Canción de Mendelssohn; Le petit Berger de Debussy; Vals de Grieg;
Imploración de Rehkow; Cuento, op 62, n°3 de Scharwenka; Rancho abandonado de
Mc. Dowell; Milonga del árbol de Alberto Williams; Estilo de E. Calcagno; Adiós
adiós (canción mejicana); Pericones: Gato (popular).
No solo transcribió obras para la guitarra, sino que también María Luisa Anido
compuso obras originales para este instrumento, tales como:
-Barcarola, Estudio, Canción de Cuna, Aire de Vidalita, Aire norteño, Evocación
indígena, Danza (Escondido), Preludios camperos, De mi tierra, Variaciones de Gato,
Chacarera, Triste, Pericones.
A su vez, también transcribió obras argentinas como:
-Aires criollos, n°1 y 3, Vidalita y Triste n°4 de Julián Aguirre, Al Pampero de
J. André; Media Caña de Felipe Boero.
También tuvo muchas obras dedicadas a ella, como la de su maestro Miguel
Llobet:
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8. SUS VIAJES CON LA GUITARRA
Luego de sus giras por el interior, organizadas por el empresario holandés
Weything definido por ella como un “sinvergüenza” ya que la había estafado haciéndola
perder prestigio y su dignidad por los beneficios económicos, conoció al empresario
Omar Buschiazzo, quien también organizó la agenda de conciertos de artistas como
Eduardo Falú y Cacho Tirao. Con este nuevo empresario realizó luego todas sus giras y
conciertos en la argentina y por el mundo.
Su madre fallece el 16 de noviembre de 1950, a partir de ese momento
Anido decide continuar con sus giras y propuestas laborales organizadas por el
empresario Omar Buschiazzo.
Algunos de sus viajes más importantes son los siguientes:
Brasil: Anido viajo a Brasil con varias proposiciones durante 15 dias y luego
volvió por tres meses, allí el lugar la sorprendió con su euforia y alegría y gracias a ello
regreso varias veces al país.
Barcelona: Barcelona era un lugar que Anido adoraba, allí se conservan las
guitarras de Tarrega, y también es el lugar donde vivio Llobet.
Italia: Vivió dos años en Italia, no le contaba hablar el idioma ya que era como
su segunda lengua al haberla aprendido de oído. María Luisa decía que este país le
cambio el carácter por ser un pueblo muy hospitalario en el cual le ofrecían numerosas
invitaciones.
Cuba: en este país Anido se cruza nuevamente al padre del “Che”, Don
Ernesto quien había estado numerosas veces en su casa. Viajo en 1982, 1984, 1985,
1986 hasta que en 1987 comenzó a residir allí.
Japón: En 1954 viaja a Japón, Anido se encontraba en Italia, allí encontró un
pueblo bondadoso, encontró en este país muchos guitarristas, confiesa que en ningún
lugar anteriormente había visto tantos juntos, cuando la recibieron había tanto gente que
ella pensó que se la confundían con Perón. Tampoco había visto nunca tantas marcas de
guitarras a la vez, inclusive japonesas. A María Luisa le llamo la atención la cortesía de
la gente del lugar y el exotismo, ya que solían combinar lo moderno con lo propio.
Unión Soviética: decide viajar a ese país en 1956, la época de la guerra
fría, para conocer algo distinto, alejarse un poco del capitalismo y descubrir nuevos
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9. horizontes, el pueblo era muy cariñoso, le ofrecían muchos regalos y la mimaban, tanto
es así que regreso cinco veces más.
Sin embargo, Mimita nunca grabó ni tocó en los Estados Unidos debido a una
mala experiencia que tuvo durante su viaje a Japón: el avión hizo una escala en Estados
Unidos y como ella era una pasajera de tránsito los ciudadanos de ese país por
seguridad, la encerraron en un cuarto durante toda la noche sin darle explicaciones, las
ventanas tenían barrotes, Anido no pudo dormir toda esa noche, por esta experiencia,
confiesa que les tomo “asco” a los estadounidenses, ya que la habían humillado.
CRÍTICAS DE MÚSICOS, ALUMNOS Y AMIGOS
Sergio Moldavsky quien tomo clases particulares con Anido, incluyó Obras de
Ella en su último Cd “El árbol del olvido” (2012):
Este ultimo el 20 de Abril del 2011, escribe una carta titulada “Mi encuentro con
María Luisa Anido” en donde cuenta con sus propias palabras como fue su experiencia
al conocer a Mimita:
Mi encuentro con María Luisa Anido
Corría el año 1993. Me llamó Sebastián Domínguez, creador y realizador
del espacio radial “De Segovia a Yupanqui” (aún en el aire, tras veintinueve
años de ininterrumpida emisión). Me avisaba que María Luisa Anido estaría por
unos días en Buenos Aires (había salido del país en 1976 -épocas
políticamente turbulentas-, luego de recibir una amenaza contra su vida). Sabía
que en aquel entonces yo tenía en programa sus Preludios Nostálgicos y
algunas otras composiciones -a la sazón escasa o nulamente interpretadas-
por ella transcriptas (aires criollos de Julián Aguirre), o bien a ella dedicadas
(gato “El desvela’o” de Abel Fleury). Domínguez deseaba organizarle un
homenaje a la maestra que ya contaba con 86 años de edad. Conociendo
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10. aquello que acabo de relatar me convocó a participar interpretando en el
mismo.
A medida que se acercaba la fecha me invadía una suerte de temor
reverencial ante la perspectiva de estar frente a una figura a quien no había
conocido personalmente y a quien imbuía ya un hálito de leyenda.
Buen conocedor de las psicologías tanto de la maestra como de los
intérpretes, nuevamente me llamó Sebastián Domínguez para darme el
siguiente aviso:
-María Luisa Anido ya está en Buenos Aires y está hospedada en una
casa muy cerca de la tuya.
Me proponía comunicarme con ella, concertar una cita y ejecutar el
programa en su presencia a fin de quitarme de encima el miedo. Este tipo de
propuestas pueden constituirse en una suerte de arma de doble filo: podía
ocurrir (pensé) que la gran maestra se pusiera en pose de “Gran Maestra” y
sólo lograse de esa manera acrecentar el citado temor reverencial.
Previa concertación por llamado telefónico (en el cual no hablé
directamente con ella) me encontré parado frente a la puerta de aquel edificio
en la avenida Juan Bautista Alberdi al 300. Hice sonar el portero eléctrico y una
voz de aquéllas que se perciben con llamativa nobleza respondió a mi
requerimiento. Me anuncié:
-Maestra, soy Sergio Moldavsky.
No creí que bajaría personalmente a atenderme. La sabía una persona
mayor hospedada en casa de alguien más joven y conjeturé que aquélla más
joven sería la encargada de recibirme. Me equivoqué. Al rato estaba viendo
salir del ascensor a la mismísima María Luisa, quien con franca sonrisa me
abría la puerta. Al instante advertí que debíamos sortear un pequeño escalón,
de aquellos típicamente traicioneros, que por lo bajos suelen pasar inadvertidos
y que fácilmente pueden provocar una caída. Le tendí el brazo en gesto que
bien podría haberse leído como acto de caballerosidad; no dejaba de serlo pero
ocultaba la intención de evitar que la maestra pudiera tener el involuntario y
fatídico tropezón. Exactamente al instante de hacerlo (tenderle el brazo) tomó
ella el mío en actitud inversamente protectora y me advirtió:
-Joven, cuidado con el escaloncito, usted no ve bien y estos escalones
son muy traicioneros.
Es cierto que desde pequeño me había acompañado cierto grado de
miopía, pero jamás se me habría ocurrido que ésta pudiera ser más
significativa que la posibilidad de zozobra de una persona mayor. Recuerdo
como si fuera hoy que pensé para mis adentros: “Qué suerte. Empezamos
bien”. Y también: “Parece estar constituida de la misma madera que en la
Argentina solían atribuirle a los viejos políticos radicales, de quienes se decía:
Se rompen pero no se doblan”.
Una vez arribados al piso me propuso:
-Joven, ¿desea que lo deje un rato a solas para hacer dedos?
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