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Declaración de la pintana. 01 dic
1. Presentación:
Entre el 20 y el 23 de noviembre de 2014, se desarrolló en La Pintana en Encuentro
Nacional de Huertos y Agricultura Urbana – ENHAU para Chile. El evento es organizado
por la Asociación Nacional de Huertos y Agricultura Urbana. En los debates participaron
más de 150 representantes de agrupaciones, gobiernos locales y nacional, universidades,
huerteros, agricultores urbanos y ONG con experiencias de AUP en comunas y ciudades de
Chile. Como resultado se avanzó en una Agenda para fortalecer la promoción de los
Huertos y la Agricultura Urbana y se firmó la Declaración de La Pintana orientada a dar
recomendaciones y directrices políticas sobre la construcción de ciudades más sostenibles
y nuevos territorios rurales en Chile.
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Las ciudades, organizaciones de la sociedad civil y las huerteras y huerteros reunidos en La
Pintana, del 20 al 23 de noviembre de 2014, con ocasión del Encuentro Nacional de
Huertos y Agricultura Urbana – ENHAU, tomando en consideración y reafirmando las
Declaraciones de Medellín firmada en 2009, de La Paz firmada el 23 de noviembre de
2007, y la de Quito firmada el 20 de abril del año 2000 acordamos emitir la siguiente:
DECLARACIÓN DE LA PINTANA
Considerando que,
Las áreas urbanas de América Latina y el Caribe desde 1950 están presentando un
evidente fenómeno de urbanización acelerada y desordenada. Entre 1950 y 2012 la
población urbana de América Latina y el Caribe aumentó de 69 millones a 468 millones de
habitantes. En los últimos 30 años el porcentaje de la población urbana subi ó de 57.4% a
75.5% (UNFPA, 2012).
En Chile, al igual que otros países en la Región, la problación urbana supera mayormente a
la población rural (87% urbana, 13% rural, según INE, 2013), siendo la Región
Metropolitana de Santiago – Gran Santiago la que concentra el mayor porcentaje de
población (6’591.009 habitantes, de 17’619.708 habitantes según el INE, 2013).
Las causas de este crecimiento son atribuidas principalmente a migraciones y
desplazamientos internos de campesinos, pueblos originarios y habitantes rurales debidas
al aumento de costos de producción, la limitación de acceso a factores productivos,
afectaciones ambientales, escenarios de violencia, crisis económicas de algunos países de
la región, entre otras.
La urbanización acelerada ha generado una inapropiada planificación del territorio
generando el cambio de uso de suelos con alto potencial agrícola a reconversión urbana,
problemas en el acceso a servicios básicos, y una inadecuada gestión ambiental en áreas
2. de crecimiento, reflejada por el aumento de proyectos inmobiliarios en zonas de
importancia histórica, productiva y ecológica, la ineficiencia del sistema de saneamiento
básico, la contaminación de fuentes de agua por la falta de tratamiento de aguas
residuales, la acumulación de residuos sólidos en áreas inadecuadas y la ausencia de zonas
verdes.
Frente a estas problemáticas Chile y demás gobiernos nacionales adoptaron el
cumplimiento de los objetivos del Milenio (ODM), firmados en la Cumbre del Milenio
celebrada en septiembre de 2000 en el marco de la reunión de las Naciones Unidas. Dos
de estos objetivos están relacionados con la temática aquí abordada. El ODM 1 que busca
erradicar el hambre y la pobreza extrema, y el ODM 7 que busca garantizar la
sostenibilidad del medio ambiente. Los gobiernos nacionales y locales de América Latina y
el Caribe, están incluyendo y priorizando la lucha contra el hambre y la pobreza en sus
agendas políticas, así como la sostenibilidad del desarrollo urbano y territorial.
Reconociendo que,
Los huertos obreros responden a una tradición agrícola y social que ha perdurado los
últimos 100 años como espacios de producción de alimentos saludables, innovación, y
biodiversidad.
La agricultura urbana y periurbana viene siendo desarrollada en ámbitos intraurbanos
como periurbanos y es multifuncional (mejora de la seguridad alimentaria y nutricional,
generación de ingresos complementarios, gestión ambiental, inclusión social, planificación
participativa del territorio, generación de áreas verdes urbanas).
El enlace entre lo urbano y lo periurbano es la convergencia entre la memoria y la
innovación, entre un patrimonio cultural ancestral y los movimientos emergentes
ciudadanos, donde el recambio generacional está sucediendo de manera provechosa para
la conservación de prácticas de vida saludable.
Esta actividad se caracteriza por tener un enfoque multicomponente
(productivo/tecnológico, pedagógico/capacitación, terapéutico, nutricional,
organizacional y políticas), y una gran diversidad de perfiles de los huerteros y agricultores
urbanos que la practican.
Muchos de los huerteros son personas y organizaciones que han decidido tomar el tema
de la alimentación sana en sus propias manos, dado que no desean seguir consumiendo
los alimentos que el mercado les ofrece, contaminados con residuos de plaguicidas
peligrosos, o importados desde países que producen transgénicos. Los huerteros urbanos
usan abonos biológicos y métodos no químicos de control de plaga.
En cambio, muchos de los alimentos disponibles en la ciudad son producidos utilizando
plaguicidas altamente peligrosos que presentan niveles particularmente altos de toxicidad
3. – aguda o crónica- para la salud o el ambiente, de acuerdo con los sistemas de
clasificación internacionalmente aceptados. Además, pueden ser considerados como
Altamente Peligrosos los plaguicidas que causan daño severo o irreversible para la salud y
el ambiente bajo las condiciones de uso en Chile, donde las llamadas “buenas prácticas”
de manejo de los agrotóxicos son extremadamente difíciles de encontrar.
Los huertos familiares responden a actividades culturales y productivas donde se gestiona
conocimiento, biodiversidad y se producen alimentos sanos a partir de prácticas
sostenibles, procurando la conservación de las semillas libres, libre de agrotóxicos,
diversa, comunitaria, inclusiva y participativa.
Hay un crecimiento de iniciativas, proyectos y programas municipales de agricultura
urbana y periurbana en Chile y la Región, con diferentes propósitos productivos, artísticos,
terapéuticos, ciudadanos, y como estrategia dentro de las políticas de desarrollo social y
gestión urbana, que contribuyen al fortalecimiento de capacidades y sin acudir a fines
asistencialistas.
Pese a los avances en el tema de la agricultura urbana y periurbana, aun las experiencias
tienen puntos a superarse para mejorar sus impactos, y se requiere un mayor
reconocimiento por parte de todos los actores políticos y sociales, por lo cual se requiere
continuar con la inclusión del tema en las agendas de los gobiernos locales y nacionales,
de las organizaciones de la sociedad civil y de los organismos de cooperación para
promover, impulsar y financiar planes, programas, proyectos y políticas integrales de
sostenbilidad urbana que incorporen la agricultura urbana y periurbana como un
componente fundamental. En la actualidad en Chile las políticas públicas relacionadas con
la producción de alimentos priorizan y subsidian los agronegocios, y no se observa
voluntad política de apoyar la producción sana de alimentos, ni en la ciudad ni en su
periferia, ni en el campo.
En la definición del quehacer de los huertos y agricultura urbana buscamos perfilarnos
como una opción diferente a la que ofrece el mercado de los agronegocios. Los alimentos
proveídos por la industria provienen de monocultivos que devastan los suelos; se
producen con uso intensivo de fertilizantes y plaguicidas peligrosos para el ambiente, los
insectos y los seres humanos o bien son alimentos importados procesados con
ingredientes transgénicos rechazados por buena parte de la población debido a los
riesgos que presentan para la salud y el ambiente. Por el contrario, los huertos urbanos en
su mayoría no usan agrotóxicos; rescatan el conocimiento ancestral y se valen de técnicas
amigables con el ambiente para combatir las plagas; valoran la semilla campesina y
procuran avanzar hacia la soberanía alimentaria.
4. Recomendamos,
Resolver la inmediata recuperación del control legal del crecimiento urbano a fin
de proteger las urbanizaciones con huertos mediante Planes Reguladores en todas las
escalas, basados en criterios humanistas y democráticos de sustentabilidad, desarrollo a
largo plazo, en alianza articuladora con el desenvolvimiento de la agricultura urbana y, de
manera señalada, de conservación del acervo genético natural y la agricultura familiar.
Proteger y revalorizar el patrimonio de los huertos existentes y propender a desarrollar
nuevos proyectos de huertos en el interior, las áreas de interfaz urbano rural y la periferia
de las ciudades, así como en todos los demás territorios funcionales a la adhesión a la
naturaleza por medio de la reparación y fomento de las relaciones socioespaciales
solidarias en barrios, unidades cooperativas, asentamientos urbanos de
potenciamiento cultural y nuevas colonizaciones de formulación progresista.
Diseñar una nueva política socioespacial de la nación chilena que además de ser aprobada
de forma ampliamente participativa, proponga una ocupación más lógica, socialmente
justa, sustentable y creativa del territorio nacional, en función de los recursos de agua,
clima y suelo.
Activar y facilitar encuentros entre agricultores urbanos, periurbanos y rurales para
compartir conocimientos, experiencias y saberes locales y ancestrales.
Introducir la figura del huerto en los planes reguladores y comunales de las zonas urbanas
de Chile y demás países de la Región, incentivando la agricultura como equipamiento
urbano y oportunidad productiva para la generación de ingresos, sostenibilidad ambiental
y calidad de vida en los territorios en transición.
Capitalizar y gestionar el conocimiento disponible sobre huertos familiares, obreros
agricultura urbana y periurbana, identificando y documentando experiencias,
sistematizando información temática, tradiciones y relatos orales y materiales
bibliográficos y audiovisuales vinculados directamente a estas prácticas.
Compartir la información relacionada con las leyes de propiedad intelectual sobre la
semilla (Leyes de Obtentores/Convenio UPOV 91) que se discuten simultáneamente en
varios países de América Latina, y enfrentar en forma coordinada esta amenaza al
desarrollo de la pequeña agricultura.
Promover la innovación tecnológica para fortalecer las intervenciones de agricultura
urbana, a través del aprovechamiento óptimo de las tecnologías disponibles, apropiadas y
validadas. Desarrollando investigación institucional aplicada y participativa para el
desarrollo de nuevas tecnologías, validando y transfiriendo tecnologías en forma
participativa, y facilitando el establecimiento de servicios de apoyo para la agricultura
urbana.
5. Rechazar la imposición de innovaciones tecnológicas como los cultivos transgénicos,
adscribiéndonos al principio de precaución con miras a proteger la biodiversidad de los
peligros de contaminación derivados de estos cultivos, y la salud de los consumidores.
Apoyar los procesos de difusión y extensión de tecnologías disponibles, apropiadas y
validadas, y terminar con la práctica de los organismos del agro de ofrecer apoyo sólo para
métodos de agricultura convencional con semillas “mejoradas” o registradas, que
pretende orientar todas las iniciativas de producción de alimentos hacia el llamado
“encadenamiento productivo” y la exportación. Por el contrario apoyamos el desarrollo de
investigación institucional aplicada y participativa para el desarrollo de la agroecología,
validando y transfiriendo tecnologías en forma participativa, y facilitando el
establecimiento de servicios de apoyo para la agricultura urbana.
Apoyar las iniciativas orientadas a la recuperación del agua, y al desarrollo de experiencias
de gestión comunitaria de este bien común hoy convertida en un recurso en manos de
privados. Debe priorizarse el uso y disponibilidad de agua para el consumo de los seres
humanos y la producción de alimentos, en lugar de continuar la política actual que ha
dejado enormes extensiones de territorios y gran número de comunidades sin acceso a
este bien común.
Desarrollar estrategias de capacitación y educación formal, informal y no formal para una
alimentación y nutrición adecuada y digna que aproveche los productos de la agricultura
urbana y periurbana y que mejore los hábitos alimentarios y el consumo saludable.
Demandar del Estado el etiquetado de los alimentos transgénicos, para que los
consumidores puedan ejercer su derecho a saber lo que están comiendo, y nuestros
productos puedan competir de manera clara en el mercado.
Desarrollar estrategias que permitan la generación de ingresos familiares
complementarios con la comercialización de excedentes de los productos de agricultura
urbana y periurbana, a través de la producción orgánica y/o agroecológica de alimentos,
compras públicas de comedores escolares y hospitales a agricultores urbanos y de la
agricultura familiar campesina; el establecimiento de sistemas de comercio justo, de
certificación participativa de productos inocuos.
Incorporar en los proyectos y programas de agricultura urbana y periurbana modelos
integrales y participativos de diseño y gestión con enfoque de género que incluyan la
realización de diagnósticos combinando instrumentos participativos y cuantitativos, la
planeación estratégica, planes operativos y el monitoreo y evaluación.
Fortalecer las redes y la organización de los agricultores/as urbanos y otros actores
locales, sistematizar y diseminar experiencias de organizaciones de agricultores urbanos y
periurbanos y fortalecer las capacidades de las organizaciones de productores.
6. Facilitar la formulación e implementación de políticas públicas de agricultura urbana y
periurbana, a través del aprovechamiento de residuos sólidos, el uso eficiente de agua
para riego, el intercambio, libre distribución, siembra y comercialización de semillas
locales; el tratamiento y uso de aguas residuales y contaminadas, y la captación de aguas
lluvias; incorporando la agricultura urbana y periurbana en el ordenamiento y
planificación terri- torial, garantizando el acceso y la tenencia segura del suelo.
Revalorizar el uso del suelo urbano para la producción de alimentos.
Invitamos a,
Las huerteras y huerteros, las agricultoras y los agricultores urbanos a que continúen
involucrando en su vida diaria la producción eficiente de alimentos, multiplicando sus
conocimientos y participando activamente del desarrollo de un sistema alimentario más
eficiente, inclusivo, justo, solidario y sostenible y la gestión de sus ciudades.
Los gobiernos nacionales, regionales, comunales, estaduales y locales para que protejan el
patrimonio cultural y agrícola de los huertos obreros y familiares, facilitando el desarrollo
de la agricultura urbana y periurbana dentro de sus programas de sostenibilidad urbana,
desarrollo social, y de mejoramiento del ambiente y la salud; a través del desarrollo de
políticas públicas, que financien e inviertan en la agricultura urbana y periurbana,
incorporándola en la planificación y ordenamiento territorial y desarrollando marcos
normativos, legales y regulatorios.
Al gobierno de Chile a llevar adelante la prohibición de los Plaguicidas Altamente
Peligrosos - que matan desde abejas a seres humanos - e impulsar su sustitución por
alternativas agroecológicas.
El gobierno nacional y gobiernos locales en Chile a considerar como referente la Ley 6.815
de Huertos Obreros y Familiares, promulgada en 1941 y que aporta las bases
fundacionales para la conservación del patrimonio cultural y memoria histórica asociada a
los huertos familiares en varias comunas de Chile, la cual hoy se manifiesta como la
oportunidad de establecer arreglos innovadores de gestión territorial.
A las autoridades gubernamentales como Ministerio de Vivienda y Urbanismo y las
Intendencias a revisar las políticas actuales de planificación urbana (PMRS) en
consideración a la protección de los suelos agrícolas en las zonas de expansión urbana,
evaluando de manera participativa su valor patrimonial frente al establecimiento de
proyectos inmobiliarios.
Los organismos de cooperación técnica y financiera para que continúen apoyando el
desarrollo de la agricultura urbana y periurbana, la gestión de conocimiento y
fortalecimiento de las capacidades de la región.
7. Las organizaciones de la sociedad civil para que continúen facilitando la construcción y
diseminación de conocimiento para facilitar procesos eficientes, promover la
participación, la equidad de género, el respeto y el valor de la diversidad, la construcción
de tejido social, la configuración y activación de redes y la articulación de actores. A los
organismos de investigación y académicos a que generen y transfieran conocimiento
tecnológico en los temas de agricultura urbana y periurbana.
Los sectores privados a que contribuyan con la promoción y la inversión en proyectos y
programas de huertos y agricultura urbana y periurbana.
Los ciudadanos a que se mantengan informados, capacitados y conectados para tomar
mejores decisiones, de forma responsable y consciente en relación a su consumo y modos
de vida.
Reafirmamos,
Los aquí firmantes asumimos los compromisos con esta Declaración por hacerla nuestra,
aplicarla y extenderla a los diferentes actores que se mencionan en esta Declaración.
A replicar un Encuentro de Experiencias de Huertos y Agricultura Urbana cada dos años,
en donde se pueda hacer una revisión y seguimiento a los compromisos aquí adquiridos y
plantearnos nuevos retos.