Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Agonía de Getsemaní
1. Primer Misterio de dolor
a
L Agonía
Jesús, acompañado por Pedro, Santiago y Juan entra en el Jardín de los
Olivos adonde va a esperar en oración la llegada de Judas y de aquellos
que vienen a aprisionarlo y llevarlo a un juicio iniquo.
Al enviar al mundo a su Hijo Jesús en la condición de hombre –que En su agonía en Getsemaní, el jardín de los Olivos (cf. Mt 26:42), Jesús
la Biblia llama la condición de esclavo (cf. Flp 2:7) porque el pecado de acepta de manos del Padre su Pasión, que Él llama «el cáliz de la
Adán y Eva nos sometió a todos al yugo del mal y de la muerte (cf. Nueva Alianza», cuyo ofrecimiento había anticipado al ofrecerse a Sí
Rom 5:12; 8:3; 1 Cor 15:56) – el Padre, «a quien no conoció pecado, le hizo mismo en la primera Eucaristía, la Última Cena (cf. Lc 22:20). Cristo
pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en Él» experimenta en el jardín la debilidad de la carne, inclinada a rebelarse
(2 Cor 5:21). El misterio de la Redención, por el cual Dios nos «compra frente a la voluntad del Padre: «Padre mío, si es posible, que pase
de nuevo», arrancándonos del poder del maligno, es, precisamente, de Mí este cáliz» (Mt 26:39). Pero elige en su voluntad humana que se
el misterio del Hijo de Dios, muerto en la cruz para rescatarnos y haga la voluntad del Padre (cf. Mt 26:42), haciéndose «obediente hasta la
resucitado para iniciarnos en la nueva vida de gloria que nos promete muerte» (Flp 2:8; cf. Hbr 5:7-8), para «llevar nuestras faltas en su Cuerpo
como a hijos de Dios. Este misterio pascual es el centro de la Buena sobre el madero» (1 Pe 2:24). Cristo, en el jardín, se enfrenta con todas
Nueva que la Iglesia, empezando por los Apóstoles, debe anunciar al las tentaciones de la humanidad y confronta a todos los pecados de los
mundo. hombres, para enseñarnos a ofrecer al Padre la respuesta del verdadero
amor filial: «no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22:42). De este
La muerte redentora de Jesucristo, pues, no fue un fruto desgraciado de modo, Cristo vence a todos nuestros miedos; y su «sí» al Padre en el
la mala suerte, sino el plan de salvación de Dios, que se cumplió «una jardín de los Olivos cambia el «no» de nuestros primeros padres en el
vez por todas» (Hbr 9:26). Jesús, «fue entregado según el determinado jardín del Edén.
designio y previo conocimiento de Dios» (Hch 2:23). Cristo mismo nos
presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 571, 599, 601-602, 609, 612; Juan
sufriente de Yahvé (cf. Mt 20:28); y después de su Resurrección, dio esta Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ §22)
interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24:25-27)
y luego a los propios Apóstoles (cf. Lc 24:44-45).
2. Fruto que pedimos en este misterio:
EL DOLOR POR NUESTROS PECADOS Y REBELDÍAS
Vosotros sabéis que fuisteis rescatados de la vana conducta heredada Hasta mi amigo íntimo, en quien Yo confiaba,
de vuestros padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, el que comió mi pan, se ha levantado contra Mí.
sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin (Salmo 41 [40]:9)
defecto. No te tardes, pues, en volver al Señor, ni lo difieras de un día Dios te salve, María…
para otro. Porque si no os arrepentís, todos pereceréis por igual.
(1 Pedro 1:18-19; Eclesiástico 5:7; Lucas 13:3) El traidor les había dado esta señal:
Padre nuestro… «es Aquel a quien voy a besar; arrestadlo y llevadlo bien custodiado».
(Marcos 14:44)
Jesús llegó al jardín con sus discípulos, y comenzando a angustiarse, oró: Dios te salve, María…
«Padre, aparta de Mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
(Marcos 14:32-36) María pasa la noche llorando y las lágrimas corren por sus mejillas;
Dios te salve, María… no hay quien la consuele entre todos los que ella ama.
(Lamentaciones 1:2)
Sin embargo, el Señor quiso quebrantarlo, sometiéndolo a sufrimientos, Dios te salve, María…
para que ofrezca su vida en sacrificio de reparación por los pecados.
(Isaías 53:10) Pedro recordó lo que Jesús le había dicho:
Dios te salve, María… «antes de que el gallo cante dos veces, tres veces me habrás negado».
(Marcos 14:72)
Por eso dijo Jesús a Pilatos: «Tú no tendrías sobre Mí ninguna autoridad, Dios te salve, María…
si no la hubieras recibido de lo alto».
(Juan 19:11) Velad y orad para no caer en tentación,
Dios te salve, María… porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
(Marcos 14:38)
Después de tantos sufrimientos, Él verá la luz y quedará satisfecho: Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
mi siervo, el Justo, santificará a muchos y cargará con sus culpas.
(Isaías 53:11)
Dios te salve, María…
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco;
espero compasión y no la encuentro; busco quien me consuele, pero en vano.
(Salmo 69 [68]:20)
Dios te salve, María…