Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
RESURRECCIÓN
1. Primer Misterio de gloria
a esurección
L R
Jesucristo resucitó al tercer día de su muerte, según lo habían anunciado
las Escrituras, recibiendo como premio a su obediencia perfecta la
glorificación de su cuerpo sobre toda otra creatura.
Después de morir, Jesús se reúne en la morada de los muertos con los transmitida como hecho fundamental por la Tradición, establecida
que habían fallecido antes que Él e inicia la etapa final de su misión claramente en los documentos del Nuevo Testamento y predicada
mesiánica. Allí les proclamó la Buena Nueva (cf. 1 Pe 3:18-19), para «que por la Iglesia siempre como parte esencial del Misterio Pascual, junto
los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan» (Jn con la Crucifixión y la Ascensión a los cielos. La Resurrección fue
5:25). La morada de los muertos es llamada, en la Biblia, «infiernos», un acontecimiento históricamente atestiguado, pero es también, y al
«sheol», o «hades» (cf. Flp 2:10; Hch 2:24; Apc 1:18; Efe 4:9) porque todos, mismo tiempo, un misterio trascendente de la fe, porque la humanidad
buenos y malos, estaban castigados y privados por igual de la visión de Cristo sale de la historia y entra en la gloria de Dios. El cuerpo
de Dios (cf. Sal 6:6; 88 [87]:11-13). Sin embargo, el estado de los muertos, resucitado es el mismo que ha sido martirizado y crucificado (cf. Lc
según hayan sido justos o malos (cf. Sal 89:49; 1 Sam 28:19; Ezq 32:17-32), no 24:40; Jn 20:20, 27), pero es ahora un cuerpo glorioso (cf. Mt 28:9, 16-17; Lc 24:15,
era el mismo, de acuerdo a lo que nos enseña Jesús en la parábola del 36; Jn 20:14, 17, 19, 26; 21:4).
pobre Lázaro recibido en el «seno de Abraham» (cf. Lc 16:22-26). «Son
precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el Al contemplar la Resurrección de Cristo a través de los ojos de María,
seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los redescubrimos las razones de nuestra propia fe: podemos confiar en
infiernos» (Catech. Rom. 1, 6, 3; cf. Cc de Toledo IV en el año 625; DS 485; cf. también Dios absolutamente y sin miedo alguno, porque sabemos que aunque
Mt 27:52-53). En adelante, Cristo resucitado, «el Príncipe de la vida» (Hch la obediencia al Padre nos puede llevar incluso a la muerte del cuerpo,
3:15), «tiene las llaves de la muerte y del Hades» (Apc 1:18) para que «al seremos resucitados como Cristo. Ahora podemos ver el poder de
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los Dios en acción y descubrimos el propósito que tiene al pedirnos que
abismos» (Flp 2:10). tomemos nuestra cruz y sigamos a Jesús. Dejémonos inundar por la
paz y la alegría que la gloria de Cristo nos transmite, paz y alegría
La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe, creída que nadie puede quitarnos (cf. Jn 16:22), y que compartimos con todos
y vivida como la verdad central por la primera comunidad cristiana, aquellos a los que Cristo se manifestó después de su resurrección, pero
2. (1 Corintios 15:22)
especialmente con María.
Dios te salve, María…
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica 632-647; Juan Pablo II, Rosarium Señor, tus muertos revivirán y se levantarán sus cadáveres:
Virginis Mariæ § 23) «¡Despertad y dad gritos de júbilo, vosotros que yacéis en el polvo!»
(Isaías 26:19)
Fruto que pedimos en este misterio: Dios te salve, María…
LA VIRTUD DE LA FE
El justo vivirá por la fe, porque el que cree en el Hijo, tiene Vida Yo sé que mi Redentor vive,
eterna. Y a todos los que creen en su Nombre, les dio el poder de ser y que después de deshecha esta mi piel, en mi propia carne, yo veré a Dios.
(Job 19:25-26)
hechos hijos de Dios. A su vez, todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe, que Dios te salve, María…
es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no se ve.
(Juan 3:36; Romanos 1:17; Hebreos 11:1; Juan 1:12-13; 1 Juan 5:4) Tomás, ahora crees porque me has visto:
Padre nuestro… ¡bienaventurados los que creen sin haber visto!
(Juan 20:29)
Al amanecer del primer día de la semana, dijo el Ángel a las mujeres: Dios te salve, María…
«No temáis. Jesús, el Crucificado, no está aquí
porque ha resucitado, como lo había dicho». Yo y el Padre somos uno: Yo-SoY antes que Abraham naciera;
(Mateo 28:1, 5-6) así como el Padre me ha enviado a Mí,
Dios te salve, María… Yo os envío a vosotros a toda creatura.
(Juan 10:30; 8:58; 20:21; Marcos 16:15)
Tú, Señor, me levantaste del Abismo Dios te salve, María…
y me hiciste revivir de entre los que habían descendido al sepulcro.
(Salmo 30:4) Jesús sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo:
Dios te salve, María… a quienes perdonéis los pecados, éstos les son perdonados».
(Juan 20:23)
Yo soy la resurrección y la vida: Dios te salve, María…
quien crea en Mí, aunque muera, vivirá.
(Juan 11:25) Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman:
Dios te salve, María… ahora llevamos en nuestra carne mortal los sufrimientos de Jesús,
para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo.
(Romanos 8:28; 2 Corintios 4:10-11)
Porque así como todos mueren en Adán,
así también todos revivirán en Cristo. Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…