Enseñar es una tremenda responsabilidad, que tan buenos sean nuestros alumnos tiene que ver mucho con la labor que desarrollamos personalmente en el aula con ellos. He visto profesores que aprovechando la virtualidad de la enseñanza debido a la pandemia ponen una aplicación telefónica entre ellos y el alumno, las preguntas tipo están "cargadas" en la aplicación desde antes que empiece el curso (y muchos curso antes seguramente). Cualquier actualización, innovación o profundización de los contenidos temáticos muchas veces no son "subidos" por el profesor, perjudicándonos a todos.
TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
A QUIEN ESTOY ENSEÑANDO cesar espinoza caew 19 marzo 2022.pdf
1. ¿A QUIÉN ESTOY ENSEÑANDO?
César A. Espinoza Wong
19 de marzo del 2022
Jesús les contestó: «No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos»
Mateo 9:12
Respeta al médico por sus servicios, pues Dios lo eligió para ese trabajo.
Un rey puede darnos regalos, pero Dios nos da la salud.
Preséntale a Dios ofrendas de acuerdo con tus posibilidades, pero no rechaces al médico; al
contrario, déjalo actuar, pues también a él lo necesitas.
En algunos casos, tu salud está en sus manos; en otros casos, él mismo le pedirá a Dios que te
devuelva la salud.
Es un pecado contra Dios no dejar que el médico actúe.
Eclesiástico 38:1,2,11-15
A veces pienso que las personas nos ven sólo como personas que damos diagnósticos y recetas.
Somos más que eso, los médicos somos seres profundamente enamorados, abominamos el
sufrimiento, estamos en lucha franca contra la muerte, defensores de la vida en todas sus
formas, gozamos de todo lo que nos rodea, y aprovechamos la oportunidad de ser felices con lo
que tenemos, exactamente como cualquier persona que quiere ser valorada más por lo que da
que por lo que obtiene.
César Espinoza Wong
“Un solo amor tienen los médicos: la Medicina”
Jueves, 26 de mayo del 2011
Si veo una función, aplico el criterio de la primera derivada y lo compruebo con la segunda
derivada. Si traslado un cuerpo y aplico una fuerza debo saber hacer un diagrama de cuerpo
libre para determinar el punto de aplicación de la fuerza. Si estoy haciendo estequiometría debo
estar seguro como balancear la reacción. En una cosa tan simple como distinguir el oxido ferroso
del oxido férrico está el secreto del suplemento de hierro que debemos incorporar, o
suplementar en las anemias que devastan al 40% de nuestros niños en el Perú de hoy. No es
posible saber ésto sin una lectura abundante y mayor práctica. Y ésto es solo Ciencias Básicas.
Y qué es lo que hace que una persona joven, casi un adolescente, elija caminar solo, rodeado de
libros, ausentándose de las reuniones familiares y salidas con sus amigos, estudiar durmiéndose
sobre la lectura, comer apurado, sentir la angustia de aquel que le falta leer, que no alcanzó el
tiempo para terminar de hacerlo, rogar por una postergación para volverse a encerrar y
terminar, pensar que dormir le quita el tiempo, o que “esta semana sí llego a terminar todo lo
que tengo que leer” y eso nunca se dará. Eso, estimados jóvenes, se llama Vocación, Misión, es
una forma que yo tengo de elegir como voy a caminar en esta vida. La Vocación es un
llamamiento personal, una elección segura, una misión que modifica totalmente nuestro
corazón, nuestra vida. Mi vocación de médico me transformó.
Tienes que renunciar a la vida privada. La mayoría de los ciudadanos pueden, terminada la
tarea, aislarse lejos de los importunos; tu puerta quedará siempre abierta a todos: de día y de
noche. Vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás horas que
dedicar a la familia, a la amistad o al estudio. Los pobres, acostumbrados a padecer, no te
llamarán sino en caso de urgencia; pero los ricos, te tratarán como a esclavo encargado de
2. remediar sus excesos sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados, pues
estiman en muchísimo su persona. Habrás de demostrar interés por los detalles más vulgares
de su existencia, decir si ha de comer cordero o carnero, si ha de andar de tal o cual modo
cuando pasea. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo.
Esculapio
¿Alguna vez has leído algo donde te has tardado más en comprenderlo que en leerlo? ¿Creerás
que en mi primer artículo científico de sólo 3 páginas me demoré 3 días en comprenderlo? No
estaba en sanscrito sino en castellano. La complejidad de la información que recibimos y la
obligación de aplicar correctamente lo que sabemos nos obliga todas las veces, no digo muchas
veces, digo todas las veces, a actuar más allá de nuestras fuerzas, sino ¿cómo cumpliríamos con
el “primun non nocere” (Primero no hacer daño) tan exigido en nuestro camino?
Muchos de aquellos a quienes estamos enseñando son la atención de su familia, depositarios
del producto de los esfuerzos de muchas personas que los quieren y desean que se logre, la
admiración de sus menores, la esperanza de sus padres. También son jóvenes nobles, humildes,
buenos, respetuosos, abnegados hijos, el hermano inteligente, el sobrino predilecto, el amigo
chancón, el enamorado que nunca tiene tiempo, el que no pudo venir por que esta estudiando.
Él es de quien en el futuro dirán: “Nunca tiene tiempo”. Y sí, pues, así es la vida del médico, la
noche es día y el día es noche.
En su vida escucharán, estos jóvenes, ideas sobre la muerte cada vez más egoístas, en este siglo
XXI que me tocó vivir, hay países que piensan que la piedad es asistir en eutanasia a ancianos,
una señora pide que se le respete el derecho a elegir la muerte, dicen también que el embrión
y el feto no son personas, y yo me pregunto: ¿cuándo empieza la vida?
Hace años cuando llevaba Embriología en Baquero (un sitio especial para los San Fernandinos)
mi profesor preguntó: ¿Cuándo empieza la vida? Nosotros nos quedamos callados, porque
cuando pensamos en el feto, quedaba el embrión; cuando pensábamos en el embrión, ahí
estaban el blastocisto; cuando pensamos en el blastocisto ahí estaba la mórula; y llegamos a una
sola célula: el ovulo fecundado, y antes estaban el espermatozoide y el ovulo sin germinar. De
ahí, que la vida tenía que estar dentro del óvulo germinado. Y el Profesor dijo: “En el ecuador de
la primera célula, cuando todo el material genético se cruza, en esa primera metafase, ahí
empieza la vida, es la Anfimixis”. Y nunca olvidé que el ser humano empieza a vivir en esa
primera metafase.
Y ésto fue de nunca terminar: Cuando a una parturienta le administras Sulfato de Magnesio,
¿cómo te das cuenta que la estás intoxicando?, con la abolición de los reflejos patelares,
profesor. ¿Y si tienes que escoger una episiotomía cual sería?, la incisión oblicua, profesor. Y en
esa garganta con pus, ¿cuál es el agente etiológico más frecuente?, el estreptococo beta-
hemolítico del grupo A, doctor. ¿Cuál es la vía del dolor?, la espinotalámica lateral, ¿y decusa?,
sí, Doctor. ¿Alguien puede creer que ésto se sabe sin leer grandes, enormes, abundantes lecturas
médicas?
A veces vienen pacientes simulados, por ejemplo, un ciego, ¿Cómo me doy cuenta de que es
ciego si no tengo tecnología?, ¿o si la persona que grita de dolor realmente tiene dolor?
La formación de las personas que escogieron como carrera las Ciencias de la Salud es muy amplia
y delicada, para la salud y la vida. No sólo hay que saber la teoría, sino también, es importante
la experiencia en el campo; esa experiencia podrá servirnos para aplicar la teoría que
enseñamos. Por ejemplo, cuando enseño Población, pregunto: ¿Cómo sabemos que una
población se va a extinguir? O, si enseño Territorios, les hablo sobre la importancia de la
Sectorización de la Jurisdicción donde se trabaja, el Radar de Gestantes, dónde viven los grupos
de riesgo. Si enseño Ciudadanía, empiezo respetándolos, tratándolos bien y guardando el
decoro. “Las palabras enseñan, pero el ejemplo arrastra”, decía mi buena y recordada profesora
de la Maestría de Educación.
3. Algunas veces, he visto con preocupación, un desprecio por los contenidos y una extraña
atracción por la metodología educativa, enseñar a través de cuestionarios computarizados es
diferente a enseñar enseñando. Así mismo, mientras nosotros los médicos reconocemos en los
simposios el valor de los PPT llenos de información y una exposición razonada que nos evite usar
tiempo en encontrarle lógica después, aquí veo una menor dedicación que puede comprometer
el “hambre por saber más” con que viene el estudiante, y dejarlo con un apetito disminuido para
los otros cursos. El puede creer que así es la carrera, y no lo es. Y ¿qué hará cuando la ciencia
avance y se entere de que lo aprendido ya no es verdad?, ¿cómo desaprenderá?, ¿qué armas le
estamos dando para que venza su desactualización sino es la lectura abundante, el raciocinio
objetivo, el pensamiento crítico y el respeto al que mas sabe?, ¿cómo se dejara enseñar, si no
enseñamos a desaprender?, ¿podrá saber que no sabe?
¿A quién estoy enseñando?, de repente al médico que me atenderá preocupado y alerta en mi
último aliento, a la enfermera que me dirá “tranquilo, cálmese, ya va a mejorar”, al Farmacéutico
que elaborará la fórmula magistral de mi medicamento, a la Obstetriz que atenderá el parto de
mi hija y me dará un nieto, al Tecnólogo que radiará mi Tórax, al Nutricionista que verá la anemia
de mi ancianidad.
O de repente, al médico que a escondidas lee un libro para saber que tratamiento podría darnos,
a la enfermera que nos dice “ya cállese, esta molestando a los otros pacientes”, al Farmacéutico
que no pone cuidado y en la mezcla pone un principio activo al cual somos alérgicos y nos
provoca un ahogamiento por edema de laringe, a la Obstetriz que se echa a dormir y le dice a
la Técnica que le pase la voz y que no se despegue de la paciente, o al Tecnólogo que sabiendo
que su máquina esta malograda y está dando mucha radiación, igual sigue tomando placas a sus
pacientes aunque el daño sea fatal, o al Nutricionista que solo se dedica a pesar comida.
Si un profesor de Ciencias de la Salud no es dedicado, formará profesionales del segundo grupo.
Yo prefiero hacerme responsable de enseñar a los del primer grupo. Todos estamos en libertad
de elegir a quien estamos enseñando.
Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano…
Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras
estás a tiempo; pero si, indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que
te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el
deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara
que sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la
muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino... ¡hazte médico,
hijo mío!
Esculapio