1. Estimulación temprana según Piaget
La teoría de Piaget, como vimos en el tema precedente, trata de encontrar las
pautas comunes en el desarrollo de la inteligencia de los niños, especialmente
analizando como las estructuras de pensamiento van evolucionando en una
secuencia lógica y bastante predecible si el pequeño no sufre de problemas de
salud o traumas que la dificulten. Piaget distingue cuatro etapas en el desarrollo
del niño. La lógica, la comprensión del yo como ser autónomo y en relación
con el entorno, los conceptos de tiempo, espacio, cantidad y relación forman en
conjunto parte de un proceso evolutivo en sus capacidades y habilidades
cognoscitivas. La primera de estas etapas es la censo-motriz y
sucede desde el nacimiento hasta los dos años. En dicha etapa, a través del
paulatino control de sus movimientos, puede el niño llegar al movimiento
consciente y voluntario, que le hace realizar actividades dirigidas en su relación
con el entorno. Al avanzar en su control
motriz el niño se descubre como un ser separado del entorno, diferente. Descubre
su propia existencia y reconoce la existencia de los otros y del resto de los objetos
y espacios. En los
primeros meses el niño apenas puede ser consciente de que es un ser diferente a
su madre, por eso cualquier separación de esa parte de sí mismo le produce una
enorme ansiedad, ante una situación que sus percepciones y conocimientos no le
permiten discernir como segura.
El niño comienza a explorar el entorno a través de sus sentidos y va descubriendo
de forma natural que los objetos y las personas son otra cosa diferente a él
mismo, asimilando sus propiedades físicas al tocarlos, chuparlos, olerlos y
escucharlos. Aprende así que hay cosas duras y blandas, frías y calientes, con
formas, texturas y sabores. Todo es muy nuevo y le lleva tiempo.
En esta etapa las personas con las que establece vínculos afectivos, su madre
primero y otras que se suman poco a poco después, tienen una importancia
enorme en su desarrollo no solamente intelectual, sino afectivo y emocional, pues
son el referente que tiene para todos sus procesos y de quienes recibe, a través
del contacto físico y las muestras de cariño, todo el reconocimiento de sí mismo y
del entorno.
A medida que pasan los meses el niño responde a esas muestras de afecto con
gran intensidad y su necesidad de contacto humano permanente y personalizado
no disminuye en ese tiempo, siendo siempre de gran importancia para él tener
cerca a esas figuras de apego.
En esta primera de las cuatro etapas del desarrollo del niño según Piaget, es el
afecto guía su aprendizaje y sus intereses, siendo el estímulo para los nuevos
avances, siendo en esta etapa lo más importante el que el bebé tenga un
ambiente seguro emocionalmente y adecuado para poder ejercitar sus sentidos y
sus habilidades psicomotrices.