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ME 1 de 141
                                     ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 1

    Moral fundamental: principios o fundamentos del actuar ético
    (juzgar cuándo los actos son buenos o malos).
    Moral especial: materia y temas concretos en los que el hombre y
    la mujer han de vivir moralmente.


                           1600 separación Dogmática y Moral: 1) para
                           1600:
                           iluminar más de cerca la conducta de los cris-
                           tianos; 2) para ayudar a los sacerdotes a
                           instruir y orientar a los fieles en la confesión.


 Unos autores estructuran la moral especial sobre el esquema del De-
 cálogo, otros en torno a las virtudes, otros siguiendo el esquema
 “Moral de la Persona” - “Moral Social”. Aquí: Decálogo y virtudes.




ME 2 de 141
                                     ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 2
                      Tres objetivos de la Moral Especial
    1         Mostrar que las exigencias morales de los Diez Mandamien-
              tos no son un añadido a la persona: no son impuestas por la
              sociedad, ni por los padres o maestros, ni por la Iglesia o sus
              ministros, sino que nacen de la propia vocación personal,
              pues el hombre es un ser moral por naturaleza.

              Enseñar que la conducta moral posibilita que el hombre y la
    2
              mujer se comuniquen amistosamente con Dios.

              Enseñar que la conducta moral es un elemento imprescin-
    3         dible para que exista una convivencia armoniosa entre los
              hombres.
   Vida moral: ámbito natural en el que la persona se perfecciona a sí
   misma, vive en comunión con Dios y logra la paz entre los hombres.




ME 3 de 141
                                     ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 3

    CCE 2070 “Los diez mandamientos pertenecen a la revelación de
           2070:
    Dios. Nos enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del
    hombre. Ponen de relieve los deberes y, por tanto, indirectamente,
    los derechos fundamentales, inherentes a la naturaleza de la perso-
    na humana. El Decálogo contiene una expresión privilegiada de
    la ley natural”.

   Jesús lleva a la perfección la Ley antigua.
   Algunos cambios: condena no sólo la muerte del
   inocente, sino la simple injuria e irritación, y no
   sólo el adulterio, sino el pensamiento contra la
   virtud de la castidad; corrige la ley del Talión en-
   señando devolver bien por mal; condena el aborre-
   cimiento al enemigo enseñando a amarlo; etc..




                                                                                        1
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ME 4 de 141
                                   ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 4

 CCE 1717 “Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y
       1717:
 describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a
 la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y
 las actitudes características de la vida cristiana; son promesas para-
 dójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a
 los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; que-
 dan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos”.


                            Los Mandamientos explicitan la ley
                            natural. Las Virtudes capacitan para
                            discernir y elegir lo más acertado, y
                            hacerlo con satisfacción.




ME 5 de 141
                                   ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 5
                    Reverso de una existencia cristiana
   Ateísmo: para el “a-teo” Dios no existe. No es un fenómeno origi-
   nal, sino originado: hasta el punto de que entre los datos que la pa-
   leontología usa para distinguir entre restos humanos o de animal,
   concluye que se trata de un ser humano si, junto a ellos, se encuentra
   algún elemento de culto.

   Agnosticismo: afirma que la inteligencia humana no puede demos-
   trar ni negar la existencia de Dios o, simplemente, prescinden de El
   en su vida. Su vicio inicial: escasa confianza en la razón.

        Relativismo: si todo es relativo, no hay respuestas definitivas.

  Secularismo: trata de organizar el mundo y las estructuras sociales al
  margen de Dios. Moral cristiana: ni clericalismo ni secularismo.




ME 6 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 1

      Los diez mandamientos se dividen en “dos tablas”: los tres
      primeros referidos a Dios y los siete restantes referidos a la con-
      ducta de la propia persona y su relación con los demás.


   Jesús precisa: “Amarás al Señor tu
   Dios con todo el corazón, con toda
   tu alma y con toda tu mente. Éste es
   el mayor y el primer mandamiento.
   El segundo es semejante a éste: ama-
   rás a tu prójimo como a ti mismo. De
   estos dos mandamientos penden toda
   la Ley y lo Profetas” (Mt 22, 37-40).
                          Mt     37-40




                                                                                    2
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ME 7 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 2


   “Dar gloria a Dios” equivale a aceptar su grandeza y a adorarle. El
   hombre da gloria a Dios cuando cree en Él, si pone en Él toda su
   confianza y si le ama sobre todas las cosas; es decir, cuando vive
   la fe, la esperanza y la caridad. El primer mandamiento (amar a
   Dios sobre todas las cosas) abarca estas tres virtudes.

                               Es Dios mismo quien infunde en
                               el alma del cristiano, en el bautismo,
                               estas virtudes “teologales”.

                               La fe, la esperanza y la caridad crean
                               una especial comunión de vida con
                               Dios y con el prójimo.




ME 8 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 3


      CCE 155 “Creer es un acto del entendimiento que asiente a la
            155:
      verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios me-
      diante la gracia”.

                            Deberes con la fe

  - Responder a la llamada de Dios: diálogo entre Dios que lo inicia
  y el hombre que responde libremente; - Creer todas las verdades
  que se encuentran en el Credo, con fe divina y católica los dogmas,
  y firmemente las verdades propuestas de modo definitivo por el
  Magisterio; - Conservar la fe: enriquecerla mediante la oración y la
  recepción de los sacramentos; - Ilustrar la fe: esforzarse en enten-
  der lo que se cree (ni fideísmo -renunciar a la razón-, ni fanatismo
  religioso); - Defender la fe; - Comunicar la fe: mandato de Jesús.




ME 9 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 4


               Pecados contra la fe

    - Duda: voluntaria o involuntaria.
    - Incredulidad: menosprecio de la verdad
    revelada.
    - Herejía: cuando no solamente se defiende
    un error contra la fe, sino que se desobedece
    la advertencia de la jerarquía.
    - Apostasía: el que abandona e impugna la fe
    que había profesado.
    - Cisma: separación de la Iglesia católica y
    rechazo de la autoridad y obediencia al Papa.




                                                                                 3
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ME 10 de 141
                                           PRIMER MANDAMIENTO, 5
                                 Esperanza
                         CCE 2090 “Cuando Dios se revela y llama
                                2090:
                         al hombre, éste no puede responder plena-
                         mente al amor divino por sus propias fuerzas.
                         Debe esperar que Dios le dé la capacidad de
                         devolverle el amor y de obrar conforme a los
                         mandamientos de la caridad. La esperanza es
                         aguardar confiadamente la bendición divina
                         y la bienaventurada visión de Dios; es tam-
                         bién el temor de ofender el amor de Dios y
                         de provocar su castigo”.

     San Josemaría: “La esperanza no me separa de las cosas de esta
     tierra, sino que me acerca a esas realidades de un modo nuevo”
     (Amigos de Dios 305
      Amigos           305).




ME 11 de 141
                                           PRIMER MANDAMIENTO, 6


   Pecados contra la esperanza:
   - por defecto, desesperación;
   - por exceso, presunción.

    Fe y esperanza son dos virtudes
    distintas, pero tienen entre sí una
    gran afinidad y cercanía:

   - Tener fe supone también tener confianza en Dios y mantener la
   esperanza de que se alcanzará la vida eterna;
   - La esperanza en Dios requiere la fe en Él, pues se está seguro de
   que Dios siempre es fiel a su palabra y mantiene sus promesas;
   - Por ello, la fe integra la esperanza y ésta supone la fe.




ME 12 de 141
                                           PRIMER MANDAMIENTO, 7

   La caridad es la virtud teologal por la que se ama a Dios, sumo bien
   y a los hombres por Dios.

                    Los griegos distinguían entre “éros” (amor sensi-
                    ble), “filía” (amor afectivo-sentimental) y “agápe”
                    (estima y preferencia totalmente desinteresadas
                    que pueden existir entre las personas).

                     El término “agápe” se tradujo por “caritas”. Signi-
                     fica el amor superior: se emplea cuando se dice
                     que “Dios es amor”, cuando se menciona el amor
                     de los esposos, y con él se designa el amor de Dios
                     a los hombres y el amor con que el hombre debe
                     amar a Dios.




                                                                                   4
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ME 13 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 8


     La moral cristiana es la “moral del amor”.
     Sus preceptos se reducen a uno solo: amar
     (a Dios y al prójimo).

     Col 3, 14 la caridad “es el vínculo de la
            14:
     perfección”.


      1 Jn 3, 11. 18 “El mensaje que habéis recibido es éste: que nos
                  18:
      amemos unos a otros (...). Hijos, no amemos de palabra ni con
      la boca, sino con obras y de verdad”.

  1 Cor 13, 13 “Ahora perduran estas tres virtudes: la fe, la esperanza
             13:
  y la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad”.




ME 14 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 9
                                 Pecados contra el amor a Dios
                        - Indiferencia (se descuida o se rechaza el
                        amor con Dios); - Ingratitud (no se reconoce
                        el amor que Dios nos tiene o no se le devuel-
                        ve ese amor); - Tibieza (se trata con negli-
                        gencia y descuido las cosas referentes a Dios);
                        - Acedia (pereza espiritual: desecha el gozo de
                        la entrega a Dios, se siente tristeza en seguirle);
                        - Odio a Dios (razón última: orgullo, ocasión:
                        suele ser el hecho de que Dios condene el peca-
                        do y lo castigue); - Odio al prójimo (supone un
                        agravio directo a Dios, se incluyen murmura-
                        ción, crítica, etc.); - Escándalo (falta grave
                        cuando por acción u omisión se induce delibe-
                        radamente a otro a pecar).




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                                          PRIMER MANDAMIENTO, 10

     Virtud de la religión: “Es la virtud que postula y exige que se dé
     a Dios el culto debido” (II-II, q. 81, a. 5
                               II-             5).

                  La razón para dar culto a Dios es doble:
                                                  Por parte del hombre:
   Por parte de Dios: a                           el culto es la acepta-
   causa de su inmensa                            ción agradecida hacia
   grandeza (se manifies-                         esa inmensa grandeza.
   ta en la creación). El                         Lleva a constatar que
   culto es el reconoci-                          nuestra existencia es
   miento de la majestad                          don de Dios al cual
   creadora divina.                               retornaremos al final
                                                  de la vida terrena.




                                                                                      5
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ME 16 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 11
          Triple etimología de la palabra “religión”, según los autores:

      1         Religare (atar): el hombre religioso es un ser estrechamen-
                te unido (“religado”) a Dios.

      2         Reeligere (re-elegir): el hombre religioso es aquel que en
                su existencia siempre elige a Dios, al cual ama sobre todas
                las cosas.

      3         Relegere (re-leer): la condición racional del hombre le
                permite interpretar (“leer”) las incógnitas de la existencia
                desde Dios.

    Esa triple etimología permite ver hasta qué punto la religión da
                      sentido a la vida del hombre.




ME 17 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 12
     Actos de la virtud de la religión: adoración, desagravio, acción de
     gracias y petición.
                                   Adoración
   El AT abunda en invitaciones a que se adore
   al Señor y se le dé culto. Para Jesús, los verda-
   deros adoradores adorarán al Padre en espíritu
   y en verdad (Jn 4, 23-24). Invita a sus discípu-
                  Jn 23-24
   los a que adoren al Padre (Lc 4, 8 y Él mis-
                                Lc 8),
   mo es adorado por sus discípulos (Lc 5, 8-9).
                                         Lc 8-
   Los Apóstoles confiesan la gloria de Dios
   (1 P 4, 11 “En todo sea Dios glorificado por
    1      11:
   Jesucristo. Para Él es la gloria y el poder por
   los siglos de los siglos”). El Apocalipsis reme-
   mora el culto a Dios y a Jesucristo en términos
   solemnes (Ap 15, 3-4).
               Ap      3-




ME 18 de 141
                                            PRIMER MANDAMIENTO, 13

                                  Desagravio
     Al reconocer la grandeza de Dios y adorarle, el hombre reconoce
     sus pecados y siente la necesidad de desagraviar por ellos. El de-
     sagravio por los propios pecados es una práctica generalizada en
     el AT y el NT.

                                  Jesús inicia su predicación con la llama-
                                  da a la conversión y a la penitencia
                                  (Mt 4, 17 El Bautista le presenta como
                                   Mt 17).
                                  “el cordero de Dios que quita el pecado
                                  del mundo” (Jn 1, 29
                                                Jn 29).

  Jesús advierte a menudo acerca de la necesidad de hacer penitencia.
  Encarga a los Apóstoles que “prediquen en su nombre la penitencia
  para la remisión de los pecados a todas la naciones” (Lc 24, 47
                                                        Lc     47).




                                                                                       6
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ME 19 de 141
                                          PRIMER MANDAMIENTO, 14

                           Acción de gracias
  Cuando el hombre descubre la grandeza de Dios, se reafirma en que
  todas sus cosas son un don divino, por lo que entona un himno de
  acción de gracias.

      En el AT frecuentes acciones de gracias: cánticos de Moisés
      (Ex 15, 1-20 de Débora y Baraq (Jue 5 de David (2 Sam 22,
       Ex     1-20),                    Jue 5),            2
      2-51 etc.. En el NT: Magnificat, cántico de Simeón...
        51),

  Diversas acciones de gracias de Jesús: resurre-
  cción de Lázaro (Jn 11, 41 al Padre que “haya
                    Jn      41),
  ocultado aquellas cosas a los sabios y prudentes
  y las haya revelado a los humildes” (Lc 10,21
                                       Lc 10,21)...
  También acciones de gracias en los escritos de
  los Apóstoles. Eucaristía.




ME 20 de 141
                                          PRIMER MANDAMIENTO, 15

                            Oración de petición
       Mt 7, 7 “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
              7:
       abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien
       llama se le abre”.

                              Muchos testimonios de oración de peti-
                              ción en el AT (Abraham a favor de
                              Sodoma y Gomorra, Moisés por el
                              pueblo, Salmos, etc.).

                              Jesús pide al Padre que envíe el Espíritu
                              Santo (Jn 14, 16 “que les guarde en mi
                                     Jn     16),
                              nombre” (Jn 17, 6-9), “que sean uno
                                        Jn     6-
                              como nosotros” (Jn 17, 11 etc..
                                               Jn     11),




ME 21 de 141
                                          PRIMER MANDAMIENTO, 16

   La llamada de Dios es individual y la respuesta del hombre es
   personal. Pero se expresan también con manifestaciones públicas:
   porque el hombre es un ser social por naturaleza, y por la índole
   propia de la religión que se manifiesta en ritos, costumbres, insti-
   tuciones, fiestas, etc., que atañen a la entera sociedad.

   Esta dimensión social de la religión requiere que
   sea aceptada y protegida por el poder político.
   Cabe que la Constitución de una nación se decla-
   re “laica” (no reconoce oficialmente ninguna re-
   ligión concreta), pero la sociedad debe acoger,
   favorecer y ayudar a que los individuos puedan
   desarrollar sus derechos, entre ellos el de dar
   culto a Dios también públicamente. Defender
   la “libertad religiosa”.




                                                                                  7
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ME 22 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 17


    El Estado laico no profesa oficialmente ninguna religión,
    pero debe favorecer el culto privado y público de los
    ciudadanos, bien se manifieste individualmente o en
    grupo.




    El Estado laicista suele adoptar posturas beligerantes
    e incluso hostiles contra los grupos religiosos, lo cual se
    opone a los derechos fundamentales de los ciudadanos.




ME 23 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 18

               Pecados contra la virtud de la religión
                    Por defecto (no se cumplen los preceptos
                    relativos al culto debido a Dios): ateísmo,
                    agnosticismo, apostasía, herejía, dudas vo-
                    luntarias, indiferentismo, alistarse a la ma-
                    sonería (recordado en 1983 por la Sagrada
                    Congregación de la Doctrina de la Fe).

                     Por exceso (se hace un uso indebido del
                     culto divino): idolatría, superstición, adi-
                     vinación, magia.




ME 24 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 19

   Para evitar el riesgo de politeísmo de los pueblos
   vecinos, Dios prohibió que se le representase con
   cualquier tipo de imagen (Dt 4, 15-16). Pero desde
                              Dt 15-16
   que Dios se encarna y se hace hombre, tal peligro
   desaparece. La Iglesia admite y fomenta que los
   misterios cristianos se representen en imágenes.

                    La herejía iconoclasta que apareció en el siglo VIII
                    fue condenada por el II Concilio de Nicea (787
                                                                 787),
                    que propone que los fieles veneren las imágenes de
                    la Trinidad, Cristo, la Virgen y los Santos.

                    San Basilio: “el honor de la imagen se dirige al
                    original” (De Spiritu Sancto 18, 45, PG 32, 149
                               De                                 149).




                                                                                   8
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ME 25 de 141
                                         PRIMER MANDAMIENTO, 20


                                   Ante la majestad divina, el hombre
                                   se postra en actitud de profunda y
                                   total adoración. Pero sólo adora el
                                   que admira, y sólo son capaces de
                                   descubrir la admiración las personas
                                   humildes (pobres o ricos): buscan
                                   respuesta a las preguntas últimas de
                                   la existencia humana y concluyen
                                   que sólo en Dios se encuentra la
                                   respuesta adecuada.

                                   Después de descubrir el camino, es
                                   preciso recorrerlo: la humildad debe
                                   acompañar la obediencia.




ME 26 de 141
                                        SEGUNDO MANDAMIENTO, 1

    Ex 20, 7 “No tomarás el nombre del Señor, tu
            7:
    Dios, en falso, pues el Señor no dejará impune
    al que tome su nombre en falso” (cfr. Dt 5, 11
                                                11).

    Mt 5, 33-34 “Habéis oído que se dijo a los an-
          33-34:
    tepasados: No perjurarás, antes cumplirás al
    Señor tus juramentos. Pues yo os digo que no
    juréis en modo alguno”.

  Designar el “nombre” es referirse a la persona que lo ostenta, por lo
  que el nombre de “Dios” evoca la misma persona divina. CCE 21432143:
  “El nombre de Dios es santo. Por eso el hombre no puede usar mal
  de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración
  amorosa”.




ME 27 de 141
                                        SEGUNDO MANDAMIENTO, 2


                    Dios es sagrado e introduce al hombre en el ámbi-
                    to de lo “sacro” o “sagrado”. Lo “sacro” caracteri-
                    za aquellas realidades que participan de algún modo
                    de la santidad de Dios, en razón de que se dedican
                    a Él “consagrándose” a su culto o servicio.

                    Existen cosas sagradas (cálices, templos dedicados
                    al culto divino,...) y personas sagradas porque se
                    consagran al servicio de Dios y de la Iglesia.

                    Pero la categoría de “sagrado” corresponde más
                    directamente a los sacramentos y de forma singu-
                    lar a la Eucaristía.




                                                                                  9
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ME 28 de 141
                                         SEGUNDO MANDAMIENTO, 3

                  Lo opuesto a “sagrado” es lo “profano”
     Hubo épocas en las que se
     “sacralizaron” realidades que        Hay épocas en las que parece
     en sí mismas son profanas.           que se quiere borrar todo ám-
     Con rigor el mundo, la ciencia,      bito de lo sagrado, hasta pre-
     la técnica y las diversas insti-     tender “desacralizar” todo.
     tuciones sociales son profanas.

   La “secularización” es pertinente cuando se refiere a realidades en
   sí mismas “profanas”. En cambio si se defiende una secularización
   absoluta, se corre el riesgo de acabar en el “secularismo”, el cual
   rechaza toda referencia a Dios. Jean Guitton “Una de las cosas
                                          Guitton:
   importantes hoy es trabajar por la regeneración del sentido de lo
   sagrado” (Memoria de un siglo
              Memoria            siglo).




ME 29 de 141
                                         SEGUNDO MANDAMIENTO, 4


   Jurar es tomar a Dios por testigo de la verdad. San Agustín “jurar
                                                       Agustín:
   es devolver a Dios el derecho que tiene a toda verdad” (Sermón
                                                            Sermón
   180 Santo Tomás “el hombre, al jurar poniendo a Dios por testi-
   180).        Tomás:
   go, confiesa la excelencia superior de Dios cuya verdad es infalible
   y su conocimiento universal. Por lo que tributa a Dios de alguna
   manera reverencia” (II-II, q. 89, a. 4
                         II-            4).

   Jesús condenó la práctica abusiva del pueblo judío
   de su tiempo (jurar sin necesidad y sin cumplir).

   Juramento asertorio y juramento promisorio.

   Válido: intención y fórmula debida. Licitud: con
   justicia, con necesidad y con verdad.




ME 30 de 141
                                         SEGUNDO MANDAMIENTO, 5

      Voto es la promesa deliberada y libre hecha a Dios de un bien
      posible y mejor que su contrario.

      El voto se emite en honor a Dios (se puede hacer bajo la inter-
      cesión de la Virgen o de tal santo). Validez: que se delibere con
      libertad plena acerca de lo que se promete; es necesario que el
      que lo emite pueda cumplirlo a su tiempo. Se hace voto de rea-
      lizar algo que en sí es óptimo.
                    El voto supone un compromiso serio con Dios, lo
                    cual origina la obligación grave de cumplirlo. Las
                    promesas son algo que se promete hacer en honor
                    de Dios por haber obtenido o para alcanzar de Él
                    alguna gracia especial. “En algunos casos, la Iglesia
                    puede, por razones proporcionadas, dispensar de
                    los votos y las promesas” (CCE 2103
                                                CCE 2103).




                                                                                   10
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ME 31 de 141
                                         SEGUNDO MANDAMIENTO, 6

               Pecados contra el segundo mandamiento
    1. Abusar del nombre de Dios;
    2. Blasfemia: injuria directa de
    pensamiento, palabra u obra
    contra Dios y los santos;
    3. Sacrilegio: profanación o
    lesión de una persona, cosa o
    lugar sagrado (especialmente
    grave la recepción de la Eu-
    caristía en pecado mortal);
    4. Perjurio; 5. Incumplimiento
    de los votos.




ME 32 de 141
                                           TERCER MANDAMIENTO, 1



    Ex 20, 8 “Recuerda el día del sábado, para
            8:
    santificarlo. Durante seis días trabajarás y
    harás tus tareas. Pero el día séptimo es sába-
    do, en honor del Señor, tu Dios. No harás
    trabajo alguno” (cfr. Dt 5, 12-13).
                                12-13



    Al principio los cristianos judíos guardaban el sábado y, al mismo
    tiempo, celebraban también la Eucaristía el “primer día de la se-
    mana” (domingo). Desde finales del siglo I hay noticias de que
    habían abandonado la práctica del sábado y celebraban sólo el
    domingo.




ME 33 de 141
                                           TERCER MANDAMIENTO, 2
 Sacrosanctum Concilium (Vaticano II) y Dies Domini (Juan Pablo II)
    1. El origen del domingo es de tradición apostólica y enlaza con el
    mismo día de la Resurrección.


                     2. Es un día dedicado a que los bautizados recuer-
                     den su vocación, para que den gracias por haber
                     sido salvados y a que se empleen en la instrucción
                     religiosa y en la plegaria cristiana, especialmente
                     en la participación de la Eucaristía.


   3. Es la fiesta primordial del calendario cristiano, día dedicado a la
   piedad y a la alegría cristiana.

       4. Para cumplir esos objetivos, se ha de dedicar al descanso.




                                                                                   11
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ME 34 de 141
                                                TERCER MANDAMIENTO, 3

    CIC 1247 “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles
         1247:
    tienen obligación de participar en la Misa, y se abstengan además
    de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios,
    gozar de la alegría propia del día del Señor o disfrutar del debido
    descanso de la mente y del cuerpo”.

   Asistir a la Santa Misa: “los que deli-
   beradamente faltan a esta obligación
   cometen un pecado grave” (CCE 2181
                                CCE 2181).

   Descanso: prohibición de lo que impide
   dar culto a Dios, vivir la alegría cristia-
   na u obstaculiza el debido descanso de
   la mente y del cuerpo (cfr. CCE 2185
                                      2185).




ME 35 de 141
                                                TERCER MANDAMIENTO, 4

                             Mandamientos de la Iglesia
               Facilitan a los fieles que vivan las exigencias cristianas
        1. Obligación de oír Misa los domingos y fiestas de precepto.

      2. “Todo fiel que haya llegado al uso de razón, está obligado a
      confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año”
      (CIC 989
       CIC 989).

                                3. Comulgar por la Pascua de Resurrección.

                                4. Ayuno el miércoles de ceniza y el viernes
                                santo. Abstinencia los viernes de cuaresma.

                                5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.




ME 36 de 141
                                                CUARTO MANDAMIENTO, 1

                               Primer mandamiento de la “segunda tabla”:
                               de los siete que se concretan en el “amor al
                               prójimo”.

                               Ex 20, 12 “Honra a tu padre y a tu madre,
                                       12:
                               para que se prolonguen tus días sobre la
                               tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar”
                               (cfr. Dt 5, 16
                                           16).

  Este primer mandamiento de la segunda tabla es la práctica del amor
  en el ámbito de la familia. Ello indica el orden de la caridad que se
  inicia con aquellos “prójimos” que están más “próximos”: esposos,
  hijos, padres, hermanos, abuelos, tíos, etc.. Por extensión, se estudia
  también la relación con las autoridades (maestros, gobernantes, etc.).




                                                                                      12
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ME 37 de 141
                                          CUARTO MANDAMIENTO, 2

    La familia es una institución natural. La constitución somática y
    psíquica del hombre y de la mujer están no sólo orientados el uno
    al otro, sino que tienden a formar una pareja estable. La poligamia
    y el divorcio no son fenómenos originarios, sino originados.

    Mc 10, 5-9: “Al principio de la creación los
            5-
    hizo Dios varón y hembra; por eso dejará el
    hombre a su padre y a su madre, y serán los
    dos una sola carne. De manera que no son
    dos, sino una sola carne. (...) Lo que Dios
    unió, no lo puede separar el hombre”.

    El matrimonio es uno e indisoluble: “uno
    con una y para siempre”.




ME 38 de 141
                                          CUARTO MANDAMIENTO, 3

   La primera familia cumple el proyecto
   inicial de Dios: bendijo a Adán y Eva
   y les dijo: “Creced y multiplicaos”
   (Gn 1, 28 La bendición divina iba
    Gn 28).
   orientada a la procreación.

   CCE 2205 “La familia cristiana es una comunión de personas, re-
          2205:
   flejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu
   Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra
   creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacri-
   ficio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de
   Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evange-
   lizadora y misionera”. “Iglesia doméstica”.

       El matrimonio es para el hombre y la mujer una verdadera
                               vocación.




ME 39 de 141
                                          CUARTO MANDAMIENTO, 4
                Deberes de caridad de los esposos entre sí
               Deben amarse como “Cristo ama a su Iglesia”.

                             Los esposos deben conservar, fomentar
                             y aumentar el amor humano. Siempre,
                             pero sobre todo cuando el amor humano
                             decrece, los esposos han de recurrir al
                             amor sobrenatural mediante la oración
                             y la recepción de los sacramentos.

  Pueden pecar contra los deberes de caridad: - por omisión (si desa-
  tienden el cuidado del afecto mutuo), - internamente (cuando fo-
  mentan pensamientos y sentimientos contrarios a la caridad),
  - externamente (cuando se insultan y no se respetan mutuamente).




                                                                                 13
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ME 40 de 141
                                               CUARTO MANDAMIENTO, 5

                   Deberes de justicia de los esposos entre sí
  Primer deber de justicia: superar las dificultades que se pueden
  presentar en la vida conyugal. Obliga a poner los medios adecuados
  para custodiar la fidelidad conyugal.

  Pecados más frecuentes de los esposos
  contra la justicia: - Negarse a prestar
  el débito conyugal; - No respetar a los
  bienes propios patrimoniales; - No
  respetar a otros bienes personales (la
  intimidad psicológica, la vida religio-
  sa personal, los derechos de concien-
  cia y aquellos ámbitos de libertad co-
  mo los gustos y aficiones personales,
  los ideales políticos y culturales, etc.).




ME 41 de 141
                                               CUARTO MANDAMIENTO, 6

               Deberes de caridad de los padres para con los hijos

                              Deber fundamental: amarlos con amor
                              materno-paterno-filial. Siempre, pero
                              más en situaciones difíciles, los padres
                              tienen la obligación de rezar por sus hijos.


      Un amor sin fortaleza es una caricatura de amor. Por eso, los
      padres tienen obligación de educar a sus hijos y de corregirlos.

      Por amor a los hijos, los padres pueden orientar y aconsejar la
      vocación de sus hijos. Pero los padres no pueden entorpecer,
      más aún deben facilitar la respuesta generosa del hijo a la vo-
      cación divina, sin emplear la coacción.




ME 42 de 141
                                               CUARTO MANDAMIENTO, 7

               Deberes de justicia de los padres para con los hijos
    La obligación más grave de los padres es la de educar a sus hijos.
    Es un deber que no pueden delegar totalmente ni en el Estado, ni
    en la sociedad, ni en la escuela, ni en la parroquia. Es un derecho-
    deber esencial, original, primario, insustituible e inalienable.


   Familiaris consortio 36 “El amor de los pa-
                           36:
   dres se transforma de fuente en alma, y por
   consiguiente, en norma, que inspira y guía toda
   acción educativa concreta, enriqueciéndola
   con los valores de dulzura, constancia, bondad,
   servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que
   son el fruto más precioso del amor”.

    Los padres cuentan con la gracia de Dios.




                                                                                    14
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ME 43 de 141
                                          CUARTO MANDAMIENTO, 8
               Obligaciones de los hijos para con los padres
     Ex 20, 12 “Honra a tu padre y a tu madre...”. Muchos textos del
             12:
     AT recuerdan estas obligaciones. Ejemplos: “Guarda, hijo mío,
     el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre”
     (Prov 6, 20 “Quien honra a su padre expía sus pecados, como
      Prov 20);
     el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a sus
     padres se regocijará en sus hijos” (Ecles 3, 2-3).
                                         Ecles 2-

                       Ejemplo en el NT: “Hijos, obedeced a
                       vuestros padres en todo, que esto es grato
                       al Señor” (Col 3, 20
                                  Col 20).

                       El cuarto mandamiento obliga también a los
                       hijos mayores de edad a amarlos y atenderlos.




ME 44 de 141
                                          CUARTO MANDAMIENTO, 9
                            Familia y sociedad
   La familia es la célula original de la sociedad.
   De las buenas familias salen los mejores
   ciudadanos, pues en el seno de la familia se
   inicia la vida en sociedad. Deber de los
   Estados es ayudar a la familia para que
   cumpla con facilidad y éxito su misión edu-
   cadora.


  Las “parejas de hecho” desfiguran la relación hombre-mujer, con
  el agravante de que se pretende identificar la familia, nacida del
  matrimonio, con este tipo artificial de convivencia marital. Más gra-
  ve cuando algunos Estados reconocen jurídicamente, en igualdad
  de derechos, la familia matrimonial y esas parejas de convivencia.




ME 45 de 141
                                         CUARTO MANDAMIENTO, 10
    Deberes más urgentes de la comunidad política con las familias
  1. Facilitar el ejercicio de la libertad para fundar un hogar, tener
  hijos y educarlos de acuerdo con sus convicciones morales y re-
  ligiosas; 2. Proteger la estabilidad del vínculo conyugal y de la
  institución familiar; 3. Hacer posible la libertad de profesar su fe,
  transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las insti-
  tuciones necesarias; 4. Garantizar el derecho a la propiedad pri-
  vada, la libertad de iniciativa, de tener un trabajo, una vivienda
  y el derecho de emigrar; 5. Legislar de forma que se proteja la aten-
  ción médica, la asistencia de las personas mayores y de los subsi-
  dios familiares; 6. Proteger la seguridad y la salud de los ciudadanos
  y de modo especial evitar los peligros de la droga, la pornografía,
  el alcoholismo, etc.; 7. Fomentar las asociaciones familiares y la
  creación de entidades intermedias entre la familia y el Estado. (Cfr.
  CCE 2211
        2211).




                                                                                  15
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ME 46 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 1

   Ya la revelación del AT destaca en todo
   momento el valor trascendente de la vida
   humana: Caín y Abel (Gn 4, 10-11);
                           Gn 10-11
   hombre creado para la vida (Sap 2, 22-23);
                                 Sap 22-23
   Dios es la fuente de la vida (Prov 14, 27
                                 Prov     27);
   etc.. En el NT sobresale aún más la valo-
   ración de la vida: Jesús es Verbo de la vida
   (1 Jn 1, 1 posee la vida desde la eternidad
    1       1),
   (Jn 1, 4 es la vida (Jn 14, 6 etc..
    Jn 4),               Jn     6),

SCDF, Donum vitae int., 5 “La vida humana es sagrada porque desde
                            5:                     sagrada,
  su inicio es fruto de la acción de Dios y permanece siempre en una
   especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor
   de la vida desde el comienzo hasta su término; nadie en ninguna
                                                    nadie,
 circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo
                      a un ser humano inocente
                                        inocente”.




ME 47 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 2

      Dada la importancia de la vida, es lógico que la bioética cristiana
      empiece con la defensa de la capacidad procreadora del hombre
      y de la mujer. De ahí, la condena de la esterilización. Ésta puede
      ser directa o indirecta, física o química, temporal o perpetua.
                          Esterilización indirecta
 Es la que sigue de una intervención quirúrgica o de terapias químicas
 que es preciso llevar a cabo porque peligra la salud. Para la licitud
 deben concurrir tres condiciones: 1) que el órgano produzca un daño
 serio o sea una amenaza para el organismo; 2) que dicho daño no se
 pueda evitar más que mediante la extirpación o anulación de dicho
 órgano; 3) que la mutilación compense el bien que se espera alcanzar.

    Razón de la licitud = principio de totalidad: es lícito eliminar un
    miembro a favor de la salud de todo el cuerpo.




ME 48 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 3

                           Esterilización directa
    Es la que tiene como objetivo eliminar un órgano reproductivo con
    el fin de evitar la generación de una nueva vida.

    La esterilización directa “queda absolutamente prohibida, inde-
    pendientemente de la recta intención subjetiva de los agentes para
    proveer la salud o para prevenir un mal físico o psíquico que se
    prevé o se teme derivará en embarazo. Ciertamente está más gra-
    vemente prohibida la esterilización de la misma facultad que la de
    un acto, ya que la primera conlleva un estado de esterilidad, casi
    siempre irreversible. Y la autoridad pública no puede invocar, de
    ninguna manera, su necesidad para el bien común, porque sería
    lesivo para la dignidad e inviolabilidad de la persona humana”
    (SCDF, Sobre la esterilización (13.03.1975)
     SCDF,                           (13.03.1975)).




                                                                                   16
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ME 49 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 4

                       El inicio de una nueva vida es un misterio en el
                       que, junto a los esposos, Dios interviene con la
                       creación individual del alma. Tal grandioso ori-
                       gen empieza a desdibujarse desde el momento
                       en que esa acción creadora se convierte en un
                       artificio productor de vida: la vida se crea, no
                       se fabrica; es una persona, no un artilugio.

  Donum vitae II, 1 “La tradición de la Iglesia y la reflexión antropo-
                   1:
  lógica reconocen en el matrimonio y en su unidad indisoluble el
  único lugar digno de una procreación verdaderamente responsable”.

  La “procreación artificial” es la que se lleva a cabo separando el ac-
  to conyugal y la fecundación. “Cuando la intervención técnica susti-
  tuye al acto conyugal, es moralmente ilícita” (Donum vitae II, 6
                                                 Donum            6).




ME 50 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 5

      La razón por la que la moral rechaza la fecundación artificial
      asistida es porque desnaturaliza el acto conyugal, que encierra
      dos realidades íntimamente relacionadas entre sí y que no pue-
      den separase: la significación unitiva y la procreadora.
                Fecundación o procreación artificial homóloga
   - FIVET homóloga: técnica encaminada al logro de una concepción
   humana mediante la unión in vitro (en el laboratorio) de gametos
   de los esposos unidos en matrimonio.
   - Inseminación artificial homóloga: técnica dirigida al logro de una
   concepción humana mediante la transferencia a la vías genitales
   de una mujer casada del semen previamente tomado del marido.

      “Practicadas dentro de la pareja, estas técnicas son quizá menos
      perjudiciales, pero no dejan de ser moralmente reprobables. Di-
      socian el acto sexual del acto procreador” (CCE 2377
                                                  CCE 2377).




ME 51 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 6
               Fecundación o procreación artificial heteróloga
     - FIVET heteróloga: técnica encaminada a lograr una concepción
     humana a través de la unión in vitro de gametos extraídos de al
     menos un donador diverso de los esposos unidos en matrimonio.
     - Inseminación artificial heteróloga: técnica dirigida a obtener
     una concepción humana mediante la transferencia a las vías
     genitales de la mujer del semen previamente recogido de un do-
     nador diverso del marido.

  “La fecundación artificial heteróloga es contraria a la unidad del ma-
  trimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los
  padres y al derecho de los hijos a ser concebidos y traídos al mun-
  do en el matrimonio y por el matrimonio. (...) Constituye una viola-
  ción del compromiso recíproco de los esposos y una falta grave
  contra aquella propiedad esencial del matrimonio que es la unidad”
  (Donum vitae II, 2
   Donum             2).




                                                                                  17
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ME 52 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 7

                            Las técnicas artificiales, además, conllevan
                            la implantación, por seguridad, de varios
                            óvulos, lo cual facilita la práctica de la “re-
                            ducción embrionaria”, o sea, la elimina-
                            ción de uno o más óvulos fecundados, y
                            fomenta la práctica de la congelación de
                            los óvulos fecundados sobrantes. Lesiones
                            graves de la dignidad de la vida humana.

    No se considera “fecundación artificial” la ayuda médica bien sea
    para superar las dificultades que impiden que el acto conyugal se
    realice plenamente, o para que se facilite el encuentro del óvulo y
    el espermatozoide. Se trata de una asistencia técnica que vence
    algún obstáculo para que se alcance la finalidad del acto conyugal
    de los esposos y sin disociar sus aspectos unitivos y procreativos.
    Ayudar, sí; sustituir, no.




ME 53 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 8

   Evangelium vitae, 63 “Una atención especial
                         63:
   merece la valoración moral de las técnicas de
   diagnóstico prenatal, que permiten identificar
   precozmente eventuales anomalías del niño
   por nacer. (...) Estas técnicas son moralmente
   lícitas cuando están exentas de riesgos des-
   proporcionados para el niño o la madre y están
   orientadas a posibilitar una terapia precoz o
   también a favorecer una serena y consciente
   aceptación del niño por nacer”. Pero la menta-
   lidad eugenésica que acepta el aborto selectivo
   “es ignominiosa y totalmente reprobable,
   porque pretende medir el valor de una vida
   humana siguiendo sólo parámetros de ‘norma-
   lidad’ y de bienestar físico”.




ME 54 de 141
                                           QUINTO MANDAMIENTO, 9


    Donum vitae I, 6 “Las técnicas de fecundación in vitro pueden
                     6:
    hacer posibles otras formas de manipulación biológica o genética
    de embriones humanos, como son: los intentos y proyectos de
    fecundación entre gametos humanos y animales y la gestación
    de embriones humanos en útero de animales; y la hipótesis y el
    proyecto de construcción de úteros artificiales para el embrión
    humano. Estos procedimientos son contrarios a la dignidad del ser
    humano propia del embrión y, al mismo tiempo, lesionan el dere-
    cho de la persona a ser concebida y a nacer en el matrimonio y del
    matrimonio. También los intentos y las hipótesis de obtener un ser
    humano sin conexión alguna con la sexualidad mediante ‘fisión
    gemelar’, clonación, partenogénesis, deben ser considerados con-
    trarios a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad
    tanto de la procreación humana como de la unión conyugal”.




                                                                                     18
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ME 55 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 10

               La dignidad de la vida da lugar a un principio inviolable:
     a         toda vida humana debe ser respetada, lo que exige que se
               proteja y defienda también la concebida y aún no nacida.

               Ab-ortus = “privar de nacimiento”; aborior = matar. Por lo
               tanto abortar significa matar a un ser de la especie huma-
               na. Por rigor intelectual se ha de rechazar otra terminología
     b
               falsa (ej.: “interrupción voluntaria del embarazo”, pues
               en el aborto no hay posibilidad de reanudar la vida como
               lo implica la palabra “interrupción”).

               La condena del aborto es ya una demanda científica, dado
               que los avances de la medicina muestran que, desde la
     c         concepción, el cigoto tiene su propio código genético, de
               forma que constituye un individuo distinto de su madre.




ME 56 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 11

   Desde el inicio de la ética y de la ciencia médica, el aborto ha sido
   condenado. Ejemplo: el primer Código ético de la medicina, el
   Juramento Hipocrático (siglo V antes de Cristo): “Jamás daré a
   nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten; ni admi-
   nistraré abortivo a mujer alguna”.

                         Abundantes condenas de los Padres. Ejemplos:
                         Didaje V, 2 “No matarás a tu hijo en el seno de
                                    2:
                         la madre”; Tertuliano “Es un homicidio antici-
                                     Tertuliano:
                         pado el impedir el nacimiento; poco importa que
                         suprima la vida ya nacida o que se la haga desa-
                         parecer al nacer. Es un hombre el que está en
                         camino de serlo” (Apologeticum IX, 8
                                            Apologeticum       8).

    Excomunión “latae sententiae” si se produce el aborto (CIC 1398
                                                           CIC 1398).




ME 57 de 141
                                            QUINTO MANDAMIENTO, 12

  CCE 2268 “El quinto mandamiento condena como gravemente pe-
       2268:
  caminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que
  cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama
  venganza al cielo”.

  CCE 2297 “El terrorismo que amenaza, hiere y
         2297:
  mata sin discriminación es gravemente contrario
  a la justicia y a la caridad”. Es intrínsecamente
  perverso, nunca justificable, aunque se trate de
  eludir el juicio moral justificándolo ideológica-
  mente. Idem “La tortura, que usa de violencia
          Idem:
  física o moral, para arrancar confesiones, para
  castigar a los culpables, intimidar a los que se
  oponen, satisfacer el odio, es contraria al respeto
  de la persona y de la dignidad humana”.




                                                                                      19
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ME 58 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 13


     Para que pueda hablarse de “legítima defensa”, que no se opone
     al quinto mandamiento, aunque pueda seguirse la muerte del
     injusto agresor, se requieren estas condiciones:


    1) que el agresor intente causar un mal muy grave; 2) que se trate
    de verdadera agresión física (no bastan las amenazas a no ser que
    se esté seguro de que son el preludio de la agresión); 3) que la
    agresión sea, en verdad, injusta; 4) para defenderse legítimamente
    no se requiere que el agresor actúe de modo voluntario (loco...);
    5) que el agredido no tenga otro medio para defenderse (huir...);
    6) que la reacción defensiva sea inmediata a la agresión (no ven-
    ganza); 7) debe guardar la “moderación debida”.




ME 59 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 14
               Investigación científica en ciencia medica
    El magisterio insiste en que debe atenderse
    no sólo a las posibilidades técnicas, sino que
    el científico también ha de considerar si se
    adecuan o no a los principios éticos.

                       Pío XII (Discurso 13.09.1952 asentó tres
                                 Discurso 13.09.1952)
                       principios que deben regular la experimenta-
                       ción: el interés de la ciencia (la ciencia y la
                       investigación deben asentarse en el orden de
                       los valores); el bien del paciente (el hombre no
                       es dueño absoluto de su vida, por lo que no
                       puede disponer a capricho de ella); el interés
                       de la comunidad (valorar los bienes físicos y
                       morales para el futuro de la humanidad).




ME 60 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 15

   La vida es un don de Dios que el hombre
   debe agradecer y cuidar con esmero. Fuera
   de las comunes enfermedades, las causas
   más frecuentes que ocasionan mal a la salud
   son el alcoholismo y el uso de las drogas.

   El alcoholismo es un pecado grave, por cuanto daña la salud y
   disminuye o anula las facultades intelectuales y facilita el acceso
   a otras experiencias más graves (drogadicción). Además el indi-
   viduo puede ser responsable de los daños que provoca en el estado
   de embriaguez.

   El uso de la droga es un pecado especialmente grave. Disminuye
   o anula las facultades psíquicas, y causa en el individuo verdaderos
   estragos físicos y psíquicos. Drogodependencia. SIDA.




                                                                                 20
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ME 61 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 16

                                Suicidio, 1
   CCE 2280 “Cada cual es responsable de su vida delante de Dios
         2280:
   que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros
   estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su
   honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administrado-
   res y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No
   disponemos de ella”.

    CCE 2281 “El suicidio contradice la inclinación natural del ser
           2281:
    humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario
    al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo
    porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las socie-
    dades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obliga-
    dos. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo”.




ME 62 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 17

                                Suicidio, 2
     CCE 2282 “Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor
           2282:
     grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden dismi-
     nuir la responsabilidad del suicida”.


                              CCE 2283 “No se debe desesperar de
                                     2283:
                              la salvación eterna de aquellas personas
                              que se han dado muerte. Dios puede ha-
                              berles facilitado por caminos que Él
                              solo conoce la ocasión de un arrepenti-
                              miento salvador. La Iglesia ora por las
                              personas que han atentado contra su
                              vida”.




ME 63 de 141
                                         QUINTO MANDAMIENTO, 18



                                  La guerra es siempre un mal. “Todo
                                  ciudadano y todo gobernante están
                                  obligados a empeñarse en evitar las
                                  guerras” (CCE 2307
                                            CCE 2307).



   “Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad
   internacional competente y provista de la fuerza corres-
   pondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo
   pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la
   legítima defensa” (Gaudium et spes 79
                       Gaudium            79).




                                                                                 21
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ME 64 de 141
                                        QUINTO MANDAMIENTO, 19

   Cuatro condiciones para una guerra
   defensiva justa: “- Que el daño causa-
   do por el agresor a la nación o a la co-
   munidad de las naciones sea duradero,
   grave y cierto; - Que todos los demás
   medios para poner fin a la agresión
   hayan resultado impracticables o ine-
   ficaces; - Que se reúnan las condicio-
   nes serias de éxito; - Que el empleo
   de las armas no entrañe males y de-
   sórdenes más graves que el mal que
   se pretende eliminar. El poder de los
   medios modernos de destrucción obli-
   ga a una prudencia extrema en la apre-
   ciación de esta condición” (CCE 2309
                                CCE 2309).




ME 65 de 141
                                        QUINTO MANDAMIENTO, 20

  “La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena
  comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el
  recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el único camino posible
  para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas”
  (CCE 2267
   CCE 2267).

  “Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del
  agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos
  medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas
  del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona
  humana” (Idem
             Idem).

 “Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el
 Estado para reprimir eficazmente el crimen (...), los casos en los que
 sea absolutamente necesario suprimir al reo ‘suceden muy rara vez, si
 es que ya en realidad se dan algunos’ (Evangelium vitae 56 (Idem
                                        Evangelium          56)” Idem).




ME 66 de 141
                                        QUINTO MANDAMIENTO, 21

   Evangelium vitae 65 “De acuerdo con el Ma-
                       65:
   gisterio de mis Predecesores y en comunión
   con los Obispos de la Iglesia Católica, confir-
   mo que la eutanasia es una grave violación de
   la Ley de Dios, en cuanto eliminación delibe-
   rada y moralmente inaceptable de una persona
   humana. Esta doctrina se fundamenta en la
   ley natural y en la Palabra de Dios escrita;
   es transmitida por la tradición de la Iglesia y
   enseñada por el Magisterio ordinario univer-
   sal”. (Verdad enseñada como definitiva).

  La moral católica rechaza el “ensañamiento terapéutico”, intento de
  alargar la vida más de lo debido con medios extraordinarios o des-
  proporcionados.




                                                                                 22
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ME 67 de 141
                                             QUINTO MANDAMIENTO, 22

                         Dignidad del hombre y grandeza de la vida son
                         razones por las que el cristianismo mantiene el
                         respeto al cadáver. Además, profesa como
                         dogma central la resurrección de los cuerpos.
                         Por ello, afirma que “los cuerpos de los difun-
                         tos deben ser tratados con respeto y caridad en
                         la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar
                         a los muertos es una obra de misericordia cor-
                         poral” (CCE 2300
                                  CCE 2300).

                         “El don gratuito de órganos después de la muerte
                         es legítimo y puede ser meritorio” (CCE 2301
                                                             CCE 2301).

   “La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona
   la fe en la resurrección del cuerpo” (Idem
                                         Idem).




ME 68 de 141
                                                SEXTO MANDAMIENTO, 1

                         CCE 2332 “La sexualidad abraza todos los as-
                                2332:
                         pectos de la persona humana, en la unidad de su
                         cuerpo y de su alma. Concierne particularmente
                         a la afectividad, a la capacidad de amar y de
                         procrear y, de manera más general, a la actitud
                         para establecer vínculos de comunión con otro”.

  “La diferencia y la complementariedad físicas, morales y espiritu-
  ales (del hombre y de la mujer) están orientadas a los bienes del ma-
  trimonio y al desarrollo de la vida familiar” (CCE 2333 “Cuando
                                                 CCE 2333).
  el Génesis habla de ‘ayuda’ no se refiere solamente al ámbito del
  obrar, sino también al del ser. Femineidad y masculinidad son entre
  sí complementarios no sólo desde el punto de vista físico y psíqui-
  co, sino ontológico” (Carta a las mujeres (IV Conferencia de Pe-
                         Carta
  kín), 29.06.1995
        29.06.1995).




ME 69 de 141
                                                SEXTO MANDAMIENTO, 2
  La sexualidad concierne la totalidad de la persona. Su estudio integro
                 abarca, al menos, siete amplios campos

               Cromosómico: ser hombre y mujer depende del número
     1         de pares de cromosomas que se integran en su constitu-
               ción embrionaria.

               Morfológico: los cuerpos masculino y femenino difieren
     2         no sólo en los genitales, sino también en otras marcadas
               diferencias somáticas.

               Racional: no sólo nivel instintivo. Tanta es la carga racio-
     3         nal de la condición sexuada del ser humano que incluso ha
               hecho ciencia de la sexualidad.




                                                                                     23
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ME 70 de 141
                                               SEXTO MANDAMIENTO, 3


      4        Voluntario: por ello el hombre y la mujer son responsa-
               bles de su práctica sexual y de sus consecuencias.


               Afectivo-sentimental: la sexualidad humana no es pura-
      5        mente biológica, sino que hace relación muy directa al
               amor.

               Placentero: es fuente de uno de los mayores placeres del
      6        hombre y de la mujer, y no sólo de placer sensitivo, sino
               también afectivo y emocional.


      7        Procreador: una de las finalidades más marcada de la se-
               xualidad es la procreación de nuevas vidas.




ME 71 de 141
                                               SEXTO MANDAMIENTO, 4

  CCE 2348 “Todo bautizado es llamado a la castidad”: hace relación
        2348:
  al amor. El célibe por el “reino de Dios” entrega su amor indiviso a
  Dios; la castidad del soltero antes de casarse se orienta al amor en el
  futuro matrimonio; la castidad en el matrimonio se concreta en la
  vocación a la unión amorosa esponsalicia.

 “La castidad -no simple continencia, sino afirmación
 decidida de una voluntad enamorada- es una virtud
 que mantiene la juventud del amor en cualquier estado
 de vida. Existe una castidad de los que sienten que se
 despierta en ellos el desarrollo de la pubertad, una
 castidad de los que se preparan para casarse, una cas-
 tidad de los que Dios llama al celibato, una castidad
 de los que han sido escogidos por Dios para vivir en el
 matrimonio” (San Josemaría, Es Cristo que pasa, 70
                 San                                    70).




ME 72 de 141
                                               SEXTO MANDAMIENTO, 5

      Para vivir la castidad, “el dominio de sí es una obra que dura
      toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para
      siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la
      vida. El esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas
      épocas, como cuando se forma la personalidad, durante la in-
      fancia y la adolescencia” (CCE 2342
                                  CCE 2342).

                     Para vivir la castidad es preciso educar la pureza, lo
                     que exige la práctica de otras virtudes íntimamente
                     relacionadas con la pureza, como es la templanza y
                     la fortaleza. Asimismo, exige fomentar las disposi-
                     ciones del pudor y de la modestia. Se requiere la
                     ayuda de los medios sobrenaturales, cuales son la
                     oración, la devoción a la Virgen y la recepción de
                     los sacramentos.




                                                                                     24
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ME 73 de 141
                                            SEXTO MANDAMIENTO, 6

   El matrimonio es el estado que garantiza
   el sentido pleno de la sexualidad entre el
   hombre y la mujer: sólo él protege la do-
   nación plena que entraña la vida conyu-
   gal, y supone el compromiso de entrega
   mutua, estable y exclusiva entre un
   hombre y una mujer. Por eso la relación
   sexual lícita es la que tiene lugar en el
   ámbito del matrimonio.

    La unidad y la indisolubilidad del matrimonio es lo que justifica
    que la esposa dé al marido toda su realidad como mujer y, a su
    vez, el marido entregue a su esposa su especificidad como hom-
    bre. Sólo en él se justifica la entrega amorosa y mutua de lo que
    tienen como específico en su ser de varón y de mujer.




ME 74 de 141
                                            SEXTO MANDAMIENTO, 7

   CCE 2357 “Apoyándose en la sagrada Escritura que los presenta
         2357:
   como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre
   que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados.
   Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la
   vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva
   y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso”.

   CCE 2358 “Un número apreciable de hombres y mujeres presenta
         2358:
   tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclina-
   ción, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de
   ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, com-
   pasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de dis-
   criminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la
   voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrifi-
   cio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a
   causa de su condición”.




ME 75 de 141
                                            SEXTO MANDAMIENTO, 8

    CCE 2352 “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una
          2352:
    tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afir-
    mado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca
    y gravemente desordenado. El uso deliberado de la facultad sexual
    fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su fina-
    lidad, sea cual fuere el motivo que lo determina. Así, el goce se-
    xual es buscado aquí al margen de la relación sexual requerida por
    el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de
    la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de
    un amor verdadero”.
   Idem “Para emitir un juicio justo acerca de la responsabilidad moral
   Idem:
   de los sujetos y para orientar la acción pastoral, ha de tenerse en
   cuenta la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos,
   el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales que pue-
   den atenuar o tal vez reducir al mínimo la culpabilidad moral”.




                                                                                  25
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ME 76 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 9

  La fornicación 1) niega la relación esencial de la sexualidad huma-
  na, puesto que, por su propia naturaleza, está orientada a la intimi-
  dad del matrimonio y con un fin procreador; 2) es un escándalo
  para la vida social y es contraria a la dignidad de las personas, pues
  se prostituyen ya que no están casados. Además, si se engendra una
  nueva vida, se enturbia el origen de los hijos nacidos de una relación
  no esponsalicia.

  La pornografía indica una profunda degeneración del valor sexual
  de la persona humana. “Ofende la castidad porque desnaturaliza la
  finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quie-
  nes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno
  viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganan-
  cia ilícita. Introduce unos a otros en la ilusión de un mundo ficticio.
  Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la pro-
  ducción y la distribución de material pornográfico” (CCE 2354
                                                          CCE 2354).




ME 77 de 141
                                          SEXTO MANDAMIENTO, 10

    El matrimonio es una institución natural (se fundamenta en la
    naturaleza misma del hombre y de la mujer). Toda unión estable
    entre un hombre y una mujer, nacida de un compromiso firme e
    irrevocable del amor esponsalicio (entrega y fidelidad) merece
    un aprecio y un reconocimiento social. Esa dignidad del matri-
    monio natural goza en todas las culturas y en todos los tiempos
    de general valía y consideración.

                            El matrimonio cristiano añade a esa di-
                            gnidad una mayor excelencia: “sacra-
                            mento grande” (Ef 5, 32 que comunica
                                             Ef 32),
                            una gracia especial para que el amor hu-
                            mano se engrandezca con el amor sobre-
                            natural y para ayudar a los cónyuges a
                            cumplir las obligaciones del matrimonio.




ME 78 de 141
                                          SEXTO MANDAMIENTO, 11


                                     CCE 2350 “Los novios están
                                            2350:
                                     llamados a vivir la castidad en
                                     la continencia. En esta prueba
                                     han de ver un descubrimiento
                                     del mutuo respeto, un apren-
                                     dizaje de la fidelidad y de la
                                     esperanza de recibirse el uno
                                     y el otro de Dios. Reservarán
                                     para el tiempo del matrimonio
                                     las manifestaciones de ternura
                                     específicas del amor conyugal.
                                     Deben ayudarse mutuamente
                                     a crecer en la castidad”.




                                                                                   26
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ME 79 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 12

      El amor está en el origen de la unión de dos vidas para siempre.
      Pero la esencia del matrimonio está en el vínculo que se origina
      del pacto conyugal entre los esposos, no en el amor.

   Mediante la presencia de Cristo entre los espo-
   sos cristianos, el amor sensible y el amor afec-
   tivo son elevados y sublimados por el amor
   sobrenatural, gracia especial que da el sacra-
   mento: los esposos están capacitados para vi-
   virlos en su integridad, purificados de los egoís-
   mos que siempre acompañan al querer humano.

    Si los esposos llegaran a agotar el amor sensible y el afectivo, el
    amor sobrenatural (que fructifica por la oración y la recepción de
    los sacramentos) podrá ayudar a que los recuperen.




ME 80 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 13

                         CCE 2366 “La fecundidad es un don, un fin
                                2366:
                         del matrimonio, pues el amor conyugal tiende
                         naturalmente a ser fecundo. El niño no viene
                         de fuera a añadirse al amor mutuo de los espo-
                         sos; brota del corazón mismo de ese don recí-
                         proco, del que es fruto y cumplimiento”. El
                         cristiano sabe además que los padres son coo-
                         peradores con Dios que crea el alma del niño.

    Es cierto que “el matrimonio no es solamente para la procreación,
    sino que la naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y
    el bien de la prole requieren que el amor mutuo de los esposos
    mismos se manifieste ordenadamente, progrese y vaya madurando”
    (Gaudium et spes 50 Pero tal perfección no se alcanza si se evi-
     Gaudium             50).
    tan los hijos sin motivos suficientes (dimensiones unitiva y pro-
    creadora del acto conyugal que el hombre no puede disociar).




ME 81 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 14

  Moral católica: los padres deben hacer un juicio práctico cuando, por
  serios motivos, decidan distanciar el nacimiento de un nuevo hijo,
  bien sea por un tiempo determinado o por un espacio indefinido
  (mientras perduren las causas de esta decisión).

  Gaudium et spes 50 “Con responsabilidad humana y cristiana los
                     50:
  esposos cumplirán su misión (...) de común acuerdo y común es-
  fuerzo, por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio
  bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por
  venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado
  de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, la socie-
  dad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término,
  deben formarlo ante Dios los esposos personalmente. En su modo
  de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden
  proceder a su antojo”. Regirse por la conciencia, según la ley divina.




                                                                                  27
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ME 82 de 141
                                          SEXTO MANDAMIENTO, 15

    La grandeza del matrimonio está sometida a todo genero de degra-
    daciones y aparece un esfuerzo por desvirtuar la familia y el ma-
    trimonio al identificar cualquier unión sexual con el matrimonio.
    Ejemplo de las “parejas de hecho”. Dos vicios corrompen la natu-
    raleza de la familia: el adulterio y la plaga del divorcio.

                       El adulterio es un pecado por dos razones:
                       1) tal relación sexual se realiza fuera del
                       matrimonio entre ambos (contra la castidad);
                       2) se comete uno o dos pecados graves contra
                       la justicia de una o dos personas que están
                       casadas con los adúlteros, porque sus derechos
                       son violados por quienes cometen el adulterio.
                       Graves deberes de justicia si hay un nacimien-
                       to ilegítimo.




ME 83 de 141
                                          SEXTO MANDAMIENTO, 16

        Argumentos complementarios sobre el aborto considerado ya
                      en el quinto mandamiento:
  Desde el momento de la fecundación, se inicia una vida humana,
  de forma que lo concebido no es una mera masa gelatinosa ni un
  cúmulo de células, sino una vida distinta del óvulo y del espermato-
  zoide, que inicia un proceso biológico de intensa actividad y que
  está destinada a desarrollarse hasta la edad adulta.

  Este ser vive independientemente de la madre,
  la cual sólo le ofrece el alimento. Es, pues, un
  individuo. Pero no cabe hablar de un individuo
  de la especie humana que no sea persona: el feto
  no es “algo” sino “alguien” (“persona” es un con-
  cepto filosófico y no biológico).




ME 84 de 141
                                          SEXTO MANDAMIENTO, 17

    A menudo se oye afirmar que existe en ciertos supuestos un “con-
    flicto de derechos”: vencería el derecho de la madre frente al de-
    recho a nacer del feto aún no nacido, por ejemplo cuando se trata
    de una violación que ocasiona un embarazo no deseado, o cuando
    corre riesgo la vida de la madre (en este caso cabría considerar al
    no nacido como “injusto agresor”).

  PERO no cabe hablar de conflicto de derechos cuando se trata de la
  vida de una persona. La madre tiene derechos sobre el hijo, pero no
  puede disponer del derecho fundamental a vivir de un ser distinto
  del suyo, cual es el hijo. Además, en ningún caso cabe hablar de “in-
  justo agresor”, dado que el hijo es totalmente inocente. Si interven-
  ción médica a la mujer absolutamente necesaria para su vida y con-
  lleva la muerte del feto: puede lícitamente someterse a ella (muerte
  del hijo soportada, tolerada, sufrida, no directamente querida).




                                                                                 28
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ME 85 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 18


    Humanae vitae 14 “Debemos declarar una vez
                       14:
    más que hay que excluir absolutamente, como
    vía lícita para la regulación de los nacimientos, la
    interrupción directa del proceso generador ya ini-
    ciado, y sobre todo el aborto directamente queri-
    do y procurado, aunque sea por razones terapeúti-
    cas. Hay que excluir igualmente (...) la esteriliza-
    ción directa, perpetua o temporal, tanto del hom-
    bre como de la mujer; queda además excluida to-
    da acción que, o en previsión del acto conyugal,
    o en su realización, o en el desarrollo de sus con-
    secuencias naturales, se proponga, como fin o co-
    mo medio, hacer imposible la procreación”.




ME 86 de 141
                                           SEXTO MANDAMIENTO, 19

                    “Desgraciadamente, a menudo se entiende mal el
                    pensamiento católico, como si la Iglesia sostuvie-
                    se una ideología de la fecundidad a ultranza, esti-
                    mulando a los cónyuges a procrear sin discerni-
                    miento alguno y sin proyecto” (Juan Pablo II,
                                                     Juan
                    Alocución, 17.07.1994
                                17.07.1994).

     Además de la abstención, es lícita la “continencia periódica” y
     el recurso a los “métodos naturales” por motivos graves.

   “La Iglesia anima a las parejas a ser generosas y confiadas, a com-
   prender que la paternidad y la maternidad son un privilegio y que
   todo niño es el testimonio del amor existente en una pareja de uno
   hacia otra, por su generosidad y su apertura hacia Dios” (Juan Pa-
                                                             Juan Pa-
   blo II, Discurso, 24.09.1983
                      24.09.1983).




ME 87 de 141
                                         SEPTIMO MANDAMIENTO, 1

     Ex 20, 15 “No robarás” (cfr. Dt 5, 19 El hombre puede poseer
            15:                           19).
     cosas y tenerlas como suyas, por lo cual este derecho debe ser
     respetado por todos. Robar significa violar este derecho: tomar
     lo ajeno contra la voluntad de su dueño.

    En la predicación de Jesús, la relación hombre-
    cosas recibe una nueva y más profunda interpre-
    tación (Sermón de las Bienaventuranzas: uso
    moderado de las cosas y riesgo de poseerlas).

    Mt 6, 10-24 “No alleguéis tesoros en la tierra,
           10-24:
    donde la polilla y el orín los corroen y donde
    los ladrones horadan y roban (...). Nadie puede
    servir a dos señores (...). No podéis servir a
    Dios y a las riquezas”.




                                                                                 29
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ME 88 de 141
                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 2

 Todos los bienes creados están al servicio de todos los hombres. Pero
 en la historia de todo tiempo y civilización aparecen grandes desigual-
 dades sociales e injusticias entre ricos y pobres.

    En el AT muchas leyes evitaron que en Israel se acumulasen gran-
    des fortunas (la del “año sabático”, del “año jubilar”, la protección
    a los huérfanos y a las viudas, etc.) e incluso, después que perdieron
    vigencia, el espíritu que las había animado ayudó a cortar distan-
    cias entre pobres y ricos.

                   Jesús enseña sobre el riesgo de las riquezas y el
                   mandamiento del amor: hizo que entre los primeros
                   cristianos se diese una generosa comunicación de
                   bienes. Los escritos de los apóstoles abundan en con-
                   denas de la avaricia, la codicia, las injusticias, etc..




ME 89 de 141

                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 3


     La justicia es la virtud que exige que se dé a cada uno lo que le
     corresponde. El objeto de la justicia es el derecho (“ius”): porque
     existen derechos, es obligado que se respeten.

  La justicia hace rela-
  ción a otro. Es una                                 Para que se cometa
  virtud de “alteridad”.                              una injusticia se re-
  Entraña una obliga-                                 quiere que quien la
  toriedad: origina un                                padece no la quiera
  “debitum” que debe                                  sufrir: “al que sabe
  ser respetado. De lo                                y consiente no se le
  contrario se deberá                                 hace injuria”.
  una reparación.




ME 90 de 141

                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 4




    Justicia conmutativa: rige las relaciones
    de los individuos entre sí. Justicia distri-
    butiva: regula las relaciones de los gober-
    nantes con los súbditos. Justicia legal:
    mide las relaciones de los súbditos con el
    Gobierno y el Estado. Justicia social: con-
    sidera los derechos y deberes de los ciuda-
    danos en el ámbito de la convivencia so-
    cial, política y económica (su fundamento
    es la dignidad de la persona humana).




                                                                                     30
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ME 91 de 141
                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 5

   La justicia social cuida de que el conjunto de la vida social se dirija
   al bien de todos, o sea al “bien común”.

    El bien común es el conjunto de aquellas condiciones sociales que
    permiten al individuo, a la familia y a las sociedades intermedias
    la consecución de sus respectivos fines. En él se integran valores
    tanto materiales como espirituales. Se puede distinguir el bien
    común trascendente (Dios) del temporal (respeto a la persona,
    bienestar social y desarrollo del grupo, paz).

                           El bien común mira a toda la persona, pero
                           no contempla exclusivamente al individuo y
                           a la familia ni se agota en la sociedad en que
                           se vive, sino que abarca el bien común entre
                           todas las naciones.




ME 92 de 141
                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 6

   El cristianismo tiene mucho que aportar en el campo de la justicia,
   dado que la moral cristiana enseña que debe ser completada con
   el ejercicio de la caridad. “La caridad es como un generoso desor-
   bitarse de la justicia” (San Josemaría, Amigos de Dios 283
                            San                            283).

   Quien comete injusticia, además de con-
   fesarse del pecado cometido, está obliga-
   do a restituir. Por dos razones: 1) la injusta
   retención de lo ajeno con el consiguiente
   lucro personal; 2) el daño ocasionado al
   prójimo, aunque no se haya obtenido ga-
   nancia personal alguna.

   Los colaboradores pueden estar obligados a restituir según la diver-
   sa forma en que participaron en la injusticia (ordenar, encubrir, etc.).




ME 93 de 141
                                          SEPTIMO MANDAMIENTO, 7

                              Existen muchas formas de apropiarse de
                              lo ajeno: hurto (sin violencia), robo (con
                              violencia en cosas o personas), apropia-
                              ción indebida (quedándose con lo entre-
                              gado, ej.: depósito), estafa (haciéndose
                              entregar las cosas con engaño), malver-
                              sación de caudales públicos, etc..

  En cuanto al daño ocasionado (“injusta damnificación”), puede afec-
  tar a los bienes de la persona, a su fama o a otras realidades a las que
  tiene derecho (ej.: ganar unas oposiciones, obtener unos justos bene-
  ficios, etc.).

     La malicia moral se mide por la magnitud objetiva del daño
   causado: robar a una persona rica es distinto que robar a quien
se le sustrae lo necesario (ciertas cantidades siempre materia grave) .




                                                                                     31
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ME 94 de 141
                                         SEPTIMO MANDAMIENTO, 8

  La totalidad de los seres creados están
  al servicio del hombre: puede disponer
  de la naturaleza y de los animales para
  su uso y servicio. Pero no es dueño
  absoluto de los seres creados, sino sólo
  su administrador.
  El hombre recibe de Dios dos misiones:
  desarrollar y proteger la naturaleza.

   Desarrollar: como si Dios hubiese finalizado la creación “en bruto”
   y se la entregase al hombre para que la perfeccionase.

    Proteger: cuidar de la creación. El hombre puede “usarla”, pero no
    debe “abusar”, destruyéndola.




ME 95 de 141
                                         SEPTIMO MANDAMIENTO, 9

   La condición social del hombre y los principios de la justicia distri-
   butiva y legal demandan que todos los ciudadanos, cada uno en la
   medida justa que le corresponde, contribuyan al bien de la entera
   sociedad.

                      Las leyes fiscales obligan en conciencia, siempre
                      que sean justas, o sea: ley emitida por la autori-
                      dad competente; cuya causa es justa; con la de-
                      bida proporción con los ingresos; con fines a los
                      que se dedique el dinero honestos; y con trans-
                      parencia en la administración de lo recaudado.

   A veces, los ciudadanos “son víctimas de injusticias en la deducción
   del impuesto”, por lo que deben “hacer valer sus derechos y defen-
   derlos” (Juan Pablo II, Discurso 08.11.1980
            Juan                     08.11.1980).




ME 96 de 141
                                        SEPTIMO MANDAMIENTO, 10


   Gaudium et spes 75 “La Iglesia alaba y estima la labor de quie-
                       75:
   nes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública
   y aceptan el peso de las correspondientes responsabilidades”.


   Juan Pablo II, Christifideles laici 42 “Para
                                         42:
   animar cristianamente el orden temporal -en
   el sentido señalado de servir a la persona y a
   la sociedad- los fieles laicos de ningún modo
   pueden abdicar de la participación en la ‘po-
   lítica’. (...) Todos y cada uno tienen el dere-
   cho y el deber de participar en la política, si
   bien con diversidad y complementariedad
   de formas, niveles, tareas y responsabilidades”.




                                                                                   32
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ME 97 de 141
                                        SEPTIMO MANDAMIENTO, 11

                 Nota doctrinal de la SCDF, 24.11.2002
                                            24.11.2002:
   “La libertad política no está ni puede estar basada en
   la idea relativista según la cual todas las concepciones
   sobre el bien del hombre son igualmente verdaderas
   y tienen el mismo valor”.

                   Los católicos no pueden ceder al relativismo laicis-
                   ta en cuestiones que suponen “exigencias éticas
                   fundamentales e irrenunciables”: aborto, eutana-
                   sia, familia “fundada en el matrimonio monogámico
                   entre personas de sexo opuesto y protegida en su
                   unidad y estabilidad”, “libertad de los padres en la
                   educación de sus hijos”, “derecho de la libertad
                   religiosa”, paz, ...




ME 98 de 141
                                          OCTAVO MANDAMIENTO, 1

                      Ex 20, 16 “No darás falso testimonio
                              16:
                      contra tu próximo” (cfr. Dt 5, 20
                                                     20).
                      Lev 19, 11 “No mentiréis, ni os engaña-
                               11:
                      réis unos a otros”. La mentira y la
                      calumnia van con frecuencia unidas.

   CCE 2483 “Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir
         2483:
   a error”. CCE 2508 “La mentira consiste en decir algo falso con
                  2508:
   intención de engañar al prójimo”.

 El hombre debe amar la verdad, expresarla, defenderla y comunicar-
 la. “Todo hombre, por naturaleza, desea conocer la verdad” (Aristó-
                                                                Aristó-
 teles, Metafísica I, 1, 980b La verdad es propia del ser inteligente.
                         980b).




ME 99 de 141
                                          OCTAVO MANDAMIENTO, 2

  La verdad hace relación a la misma persona de
  Jesús. Evangelio de San Juan: “Yo soy el Ca-
  mino, la Verdad y la Vida” (14, 6 “lleno de
                                14, 6),
  gracia y de verdad” (1, 14 “si permanecéis en
                        1, 14),
  mi palabra, conoceréis la verdad y la verdad os
  hará libres” (8, 31-32 “santifícalos en la ver-
                8, 31-32),
  dad: tu palabra es la verdad” (17, 17 “cuando
                                  17, 17),
  venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará
  hacia toda la verdad” (16, 13
                          16, 13)...

   CCE 2468 “La verdad como rectitud de la acción y de la palabra
         2468:
   humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La
   verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en
   los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la du-
   plicidad, la simulación y la hipocresía”.




                                                                                 33
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ME 100 de 141
                                            OCTAVO MANDAMIENTO, 3


                       San Agustín, Sobre la mentira IV “la
                                                         IV:
                       mentira consiste en decir falsedad con
                       intención de engañar”. Por lo tanto impli-
                       ca: 1) decir lo contrario de lo que se pien-
                       sa, 2) decirlo con intención de engañar.

   Se distinguen tres clases de mentira: la jocosa (broma o
   pasatiempo), la oficiosa (para obtener un beneficio propio
   o a favor de un tercero), y la dañosa (si se persigue hacer
   daño a alguien). La primera no es pecado, la segunda es
   casi siempre pecado venial, la tercera es pecado mortal
   cuando se lesiona gravemente la caridad o la justicia.




ME 101 de 141
                                            OCTAVO MANDAMIENTO, 4



  En la mentira se contienen numerosos males:
  - encierra una ofensa directa contra la verdad;
  - induce al error a quien se le dice, el cual tiene derecho a no ser
  engañado;
  - lesiona el fundamento de la comunicación de los hombres entre sí;
  - fomenta (y en ocasiones tiene en ellas su origen) la vanidad y la
  soberbia;
  - quien miente pierde la reputación y la fama;
  - lesiona la caridad en el trato con el prójimo;
  - puede faltar a la justicia, cuando se miente en perjuicio de otro;
  - es funesta para la convivencia, puesto que crea desconfianza en
  las relaciones sociales.




ME 102 de 141
                                            OCTAVO MANDAMIENTO, 5

        Una frase puede tener un doble sentido: “le digo que no lo sé”
        suele significar una contestación negativa, pero, en absoluto,
        puede significar también “te digo las palabras siguientes: ‘que
        no lo sé’”. Una restricción mental es una especie de estas fra-
        ses que consiste en trasladar con la mente una expresión o fra-
        se a un sentido distinto del que se desprende de la significación
        obvia de las palabras.

        La restricción puramente mental (cuando es del todo imposible
        descubrir el sentido verdadero) no es lícita. Ej.:decir “he visto
        París” pensando interiormente “en fotografía”.

  La restricción latamente mental (cuando el verdadero sentido puede
  descubrirse) puede ser lícita con justa y proporcionada causa. Ej.: pa-
  ra guardar un secreto, o decir: “el señor no está en casa” cuando está,
  puesto que se puede entender el sentido verdadero (en el contexto).




                                                                                   34
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Moral especial total

  • 1. 03/09/2010 ME 1 de 141 ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 1 Moral fundamental: principios o fundamentos del actuar ético (juzgar cuándo los actos son buenos o malos). Moral especial: materia y temas concretos en los que el hombre y la mujer han de vivir moralmente. 1600 separación Dogmática y Moral: 1) para 1600: iluminar más de cerca la conducta de los cris- tianos; 2) para ayudar a los sacerdotes a instruir y orientar a los fieles en la confesión. Unos autores estructuran la moral especial sobre el esquema del De- cálogo, otros en torno a las virtudes, otros siguiendo el esquema “Moral de la Persona” - “Moral Social”. Aquí: Decálogo y virtudes. ME 2 de 141 ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 2 Tres objetivos de la Moral Especial 1 Mostrar que las exigencias morales de los Diez Mandamien- tos no son un añadido a la persona: no son impuestas por la sociedad, ni por los padres o maestros, ni por la Iglesia o sus ministros, sino que nacen de la propia vocación personal, pues el hombre es un ser moral por naturaleza. Enseñar que la conducta moral posibilita que el hombre y la 2 mujer se comuniquen amistosamente con Dios. Enseñar que la conducta moral es un elemento imprescin- 3 dible para que exista una convivencia armoniosa entre los hombres. Vida moral: ámbito natural en el que la persona se perfecciona a sí misma, vive en comunión con Dios y logra la paz entre los hombres. ME 3 de 141 ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 3 CCE 2070 “Los diez mandamientos pertenecen a la revelación de 2070: Dios. Nos enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los deberes y, por tanto, indirectamente, los derechos fundamentales, inherentes a la naturaleza de la perso- na humana. El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la ley natural”. Jesús lleva a la perfección la Ley antigua. Algunos cambios: condena no sólo la muerte del inocente, sino la simple injuria e irritación, y no sólo el adulterio, sino el pensamiento contra la virtud de la castidad; corrige la ley del Talión en- señando devolver bien por mal; condena el aborre- cimiento al enemigo enseñando a amarlo; etc.. 1
  • 2. 03/09/2010 ME 4 de 141 ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 4 CCE 1717 “Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y 1717: describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas para- dójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; que- dan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos”. Los Mandamientos explicitan la ley natural. Las Virtudes capacitan para discernir y elegir lo más acertado, y hacerlo con satisfacción. ME 5 de 141 ESTRUCTURA MORAL ESPECIAL, 5 Reverso de una existencia cristiana Ateísmo: para el “a-teo” Dios no existe. No es un fenómeno origi- nal, sino originado: hasta el punto de que entre los datos que la pa- leontología usa para distinguir entre restos humanos o de animal, concluye que se trata de un ser humano si, junto a ellos, se encuentra algún elemento de culto. Agnosticismo: afirma que la inteligencia humana no puede demos- trar ni negar la existencia de Dios o, simplemente, prescinden de El en su vida. Su vicio inicial: escasa confianza en la razón. Relativismo: si todo es relativo, no hay respuestas definitivas. Secularismo: trata de organizar el mundo y las estructuras sociales al margen de Dios. Moral cristiana: ni clericalismo ni secularismo. ME 6 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 1 Los diez mandamientos se dividen en “dos tablas”: los tres primeros referidos a Dios y los siete restantes referidos a la con- ducta de la propia persona y su relación con los demás. Jesús precisa: “Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ama- rás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y lo Profetas” (Mt 22, 37-40). Mt 37-40 2
  • 3. 03/09/2010 ME 7 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 2 “Dar gloria a Dios” equivale a aceptar su grandeza y a adorarle. El hombre da gloria a Dios cuando cree en Él, si pone en Él toda su confianza y si le ama sobre todas las cosas; es decir, cuando vive la fe, la esperanza y la caridad. El primer mandamiento (amar a Dios sobre todas las cosas) abarca estas tres virtudes. Es Dios mismo quien infunde en el alma del cristiano, en el bautismo, estas virtudes “teologales”. La fe, la esperanza y la caridad crean una especial comunión de vida con Dios y con el prójimo. ME 8 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 3 CCE 155 “Creer es un acto del entendimiento que asiente a la 155: verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios me- diante la gracia”. Deberes con la fe - Responder a la llamada de Dios: diálogo entre Dios que lo inicia y el hombre que responde libremente; - Creer todas las verdades que se encuentran en el Credo, con fe divina y católica los dogmas, y firmemente las verdades propuestas de modo definitivo por el Magisterio; - Conservar la fe: enriquecerla mediante la oración y la recepción de los sacramentos; - Ilustrar la fe: esforzarse en enten- der lo que se cree (ni fideísmo -renunciar a la razón-, ni fanatismo religioso); - Defender la fe; - Comunicar la fe: mandato de Jesús. ME 9 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 4 Pecados contra la fe - Duda: voluntaria o involuntaria. - Incredulidad: menosprecio de la verdad revelada. - Herejía: cuando no solamente se defiende un error contra la fe, sino que se desobedece la advertencia de la jerarquía. - Apostasía: el que abandona e impugna la fe que había profesado. - Cisma: separación de la Iglesia católica y rechazo de la autoridad y obediencia al Papa. 3
  • 4. 03/09/2010 ME 10 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 5 Esperanza CCE 2090 “Cuando Dios se revela y llama 2090: al hombre, éste no puede responder plena- mente al amor divino por sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad. La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es tam- bién el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo”. San Josemaría: “La esperanza no me separa de las cosas de esta tierra, sino que me acerca a esas realidades de un modo nuevo” (Amigos de Dios 305 Amigos 305). ME 11 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 6 Pecados contra la esperanza: - por defecto, desesperación; - por exceso, presunción. Fe y esperanza son dos virtudes distintas, pero tienen entre sí una gran afinidad y cercanía: - Tener fe supone también tener confianza en Dios y mantener la esperanza de que se alcanzará la vida eterna; - La esperanza en Dios requiere la fe en Él, pues se está seguro de que Dios siempre es fiel a su palabra y mantiene sus promesas; - Por ello, la fe integra la esperanza y ésta supone la fe. ME 12 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 7 La caridad es la virtud teologal por la que se ama a Dios, sumo bien y a los hombres por Dios. Los griegos distinguían entre “éros” (amor sensi- ble), “filía” (amor afectivo-sentimental) y “agápe” (estima y preferencia totalmente desinteresadas que pueden existir entre las personas). El término “agápe” se tradujo por “caritas”. Signi- fica el amor superior: se emplea cuando se dice que “Dios es amor”, cuando se menciona el amor de los esposos, y con él se designa el amor de Dios a los hombres y el amor con que el hombre debe amar a Dios. 4
  • 5. 03/09/2010 ME 13 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 8 La moral cristiana es la “moral del amor”. Sus preceptos se reducen a uno solo: amar (a Dios y al prójimo). Col 3, 14 la caridad “es el vínculo de la 14: perfección”. 1 Jn 3, 11. 18 “El mensaje que habéis recibido es éste: que nos 18: amemos unos a otros (...). Hijos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obras y de verdad”. 1 Cor 13, 13 “Ahora perduran estas tres virtudes: la fe, la esperanza 13: y la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad”. ME 14 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 9 Pecados contra el amor a Dios - Indiferencia (se descuida o se rechaza el amor con Dios); - Ingratitud (no se reconoce el amor que Dios nos tiene o no se le devuel- ve ese amor); - Tibieza (se trata con negli- gencia y descuido las cosas referentes a Dios); - Acedia (pereza espiritual: desecha el gozo de la entrega a Dios, se siente tristeza en seguirle); - Odio a Dios (razón última: orgullo, ocasión: suele ser el hecho de que Dios condene el peca- do y lo castigue); - Odio al prójimo (supone un agravio directo a Dios, se incluyen murmura- ción, crítica, etc.); - Escándalo (falta grave cuando por acción u omisión se induce delibe- radamente a otro a pecar). ME 15 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 10 Virtud de la religión: “Es la virtud que postula y exige que se dé a Dios el culto debido” (II-II, q. 81, a. 5 II- 5). La razón para dar culto a Dios es doble: Por parte del hombre: Por parte de Dios: a el culto es la acepta- causa de su inmensa ción agradecida hacia grandeza (se manifies- esa inmensa grandeza. ta en la creación). El Lleva a constatar que culto es el reconoci- nuestra existencia es miento de la majestad don de Dios al cual creadora divina. retornaremos al final de la vida terrena. 5
  • 6. 03/09/2010 ME 16 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 11 Triple etimología de la palabra “religión”, según los autores: 1 Religare (atar): el hombre religioso es un ser estrechamen- te unido (“religado”) a Dios. 2 Reeligere (re-elegir): el hombre religioso es aquel que en su existencia siempre elige a Dios, al cual ama sobre todas las cosas. 3 Relegere (re-leer): la condición racional del hombre le permite interpretar (“leer”) las incógnitas de la existencia desde Dios. Esa triple etimología permite ver hasta qué punto la religión da sentido a la vida del hombre. ME 17 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 12 Actos de la virtud de la religión: adoración, desagravio, acción de gracias y petición. Adoración El AT abunda en invitaciones a que se adore al Señor y se le dé culto. Para Jesús, los verda- deros adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4, 23-24). Invita a sus discípu- Jn 23-24 los a que adoren al Padre (Lc 4, 8 y Él mis- Lc 8), mo es adorado por sus discípulos (Lc 5, 8-9). Lc 8- Los Apóstoles confiesan la gloria de Dios (1 P 4, 11 “En todo sea Dios glorificado por 1 11: Jesucristo. Para Él es la gloria y el poder por los siglos de los siglos”). El Apocalipsis reme- mora el culto a Dios y a Jesucristo en términos solemnes (Ap 15, 3-4). Ap 3- ME 18 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 13 Desagravio Al reconocer la grandeza de Dios y adorarle, el hombre reconoce sus pecados y siente la necesidad de desagraviar por ellos. El de- sagravio por los propios pecados es una práctica generalizada en el AT y el NT. Jesús inicia su predicación con la llama- da a la conversión y a la penitencia (Mt 4, 17 El Bautista le presenta como Mt 17). “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29 Jn 29). Jesús advierte a menudo acerca de la necesidad de hacer penitencia. Encarga a los Apóstoles que “prediquen en su nombre la penitencia para la remisión de los pecados a todas la naciones” (Lc 24, 47 Lc 47). 6
  • 7. 03/09/2010 ME 19 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 14 Acción de gracias Cuando el hombre descubre la grandeza de Dios, se reafirma en que todas sus cosas son un don divino, por lo que entona un himno de acción de gracias. En el AT frecuentes acciones de gracias: cánticos de Moisés (Ex 15, 1-20 de Débora y Baraq (Jue 5 de David (2 Sam 22, Ex 1-20), Jue 5), 2 2-51 etc.. En el NT: Magnificat, cántico de Simeón... 51), Diversas acciones de gracias de Jesús: resurre- cción de Lázaro (Jn 11, 41 al Padre que “haya Jn 41), ocultado aquellas cosas a los sabios y prudentes y las haya revelado a los humildes” (Lc 10,21 Lc 10,21)... También acciones de gracias en los escritos de los Apóstoles. Eucaristía. ME 20 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 15 Oración de petición Mt 7, 7 “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os 7: abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre”. Muchos testimonios de oración de peti- ción en el AT (Abraham a favor de Sodoma y Gomorra, Moisés por el pueblo, Salmos, etc.). Jesús pide al Padre que envíe el Espíritu Santo (Jn 14, 16 “que les guarde en mi Jn 16), nombre” (Jn 17, 6-9), “que sean uno Jn 6- como nosotros” (Jn 17, 11 etc.. Jn 11), ME 21 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 16 La llamada de Dios es individual y la respuesta del hombre es personal. Pero se expresan también con manifestaciones públicas: porque el hombre es un ser social por naturaleza, y por la índole propia de la religión que se manifiesta en ritos, costumbres, insti- tuciones, fiestas, etc., que atañen a la entera sociedad. Esta dimensión social de la religión requiere que sea aceptada y protegida por el poder político. Cabe que la Constitución de una nación se decla- re “laica” (no reconoce oficialmente ninguna re- ligión concreta), pero la sociedad debe acoger, favorecer y ayudar a que los individuos puedan desarrollar sus derechos, entre ellos el de dar culto a Dios también públicamente. Defender la “libertad religiosa”. 7
  • 8. 03/09/2010 ME 22 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 17 El Estado laico no profesa oficialmente ninguna religión, pero debe favorecer el culto privado y público de los ciudadanos, bien se manifieste individualmente o en grupo. El Estado laicista suele adoptar posturas beligerantes e incluso hostiles contra los grupos religiosos, lo cual se opone a los derechos fundamentales de los ciudadanos. ME 23 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 18 Pecados contra la virtud de la religión Por defecto (no se cumplen los preceptos relativos al culto debido a Dios): ateísmo, agnosticismo, apostasía, herejía, dudas vo- luntarias, indiferentismo, alistarse a la ma- sonería (recordado en 1983 por la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe). Por exceso (se hace un uso indebido del culto divino): idolatría, superstición, adi- vinación, magia. ME 24 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 19 Para evitar el riesgo de politeísmo de los pueblos vecinos, Dios prohibió que se le representase con cualquier tipo de imagen (Dt 4, 15-16). Pero desde Dt 15-16 que Dios se encarna y se hace hombre, tal peligro desaparece. La Iglesia admite y fomenta que los misterios cristianos se representen en imágenes. La herejía iconoclasta que apareció en el siglo VIII fue condenada por el II Concilio de Nicea (787 787), que propone que los fieles veneren las imágenes de la Trinidad, Cristo, la Virgen y los Santos. San Basilio: “el honor de la imagen se dirige al original” (De Spiritu Sancto 18, 45, PG 32, 149 De 149). 8
  • 9. 03/09/2010 ME 25 de 141 PRIMER MANDAMIENTO, 20 Ante la majestad divina, el hombre se postra en actitud de profunda y total adoración. Pero sólo adora el que admira, y sólo son capaces de descubrir la admiración las personas humildes (pobres o ricos): buscan respuesta a las preguntas últimas de la existencia humana y concluyen que sólo en Dios se encuentra la respuesta adecuada. Después de descubrir el camino, es preciso recorrerlo: la humildad debe acompañar la obediencia. ME 26 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 1 Ex 20, 7 “No tomarás el nombre del Señor, tu 7: Dios, en falso, pues el Señor no dejará impune al que tome su nombre en falso” (cfr. Dt 5, 11 11). Mt 5, 33-34 “Habéis oído que se dijo a los an- 33-34: tepasados: No perjurarás, antes cumplirás al Señor tus juramentos. Pues yo os digo que no juréis en modo alguno”. Designar el “nombre” es referirse a la persona que lo ostenta, por lo que el nombre de “Dios” evoca la misma persona divina. CCE 21432143: “El nombre de Dios es santo. Por eso el hombre no puede usar mal de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración amorosa”. ME 27 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 2 Dios es sagrado e introduce al hombre en el ámbi- to de lo “sacro” o “sagrado”. Lo “sacro” caracteri- za aquellas realidades que participan de algún modo de la santidad de Dios, en razón de que se dedican a Él “consagrándose” a su culto o servicio. Existen cosas sagradas (cálices, templos dedicados al culto divino,...) y personas sagradas porque se consagran al servicio de Dios y de la Iglesia. Pero la categoría de “sagrado” corresponde más directamente a los sacramentos y de forma singu- lar a la Eucaristía. 9
  • 10. 03/09/2010 ME 28 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 3 Lo opuesto a “sagrado” es lo “profano” Hubo épocas en las que se “sacralizaron” realidades que Hay épocas en las que parece en sí mismas son profanas. que se quiere borrar todo ám- Con rigor el mundo, la ciencia, bito de lo sagrado, hasta pre- la técnica y las diversas insti- tender “desacralizar” todo. tuciones sociales son profanas. La “secularización” es pertinente cuando se refiere a realidades en sí mismas “profanas”. En cambio si se defiende una secularización absoluta, se corre el riesgo de acabar en el “secularismo”, el cual rechaza toda referencia a Dios. Jean Guitton “Una de las cosas Guitton: importantes hoy es trabajar por la regeneración del sentido de lo sagrado” (Memoria de un siglo Memoria siglo). ME 29 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 4 Jurar es tomar a Dios por testigo de la verdad. San Agustín “jurar Agustín: es devolver a Dios el derecho que tiene a toda verdad” (Sermón Sermón 180 Santo Tomás “el hombre, al jurar poniendo a Dios por testi- 180). Tomás: go, confiesa la excelencia superior de Dios cuya verdad es infalible y su conocimiento universal. Por lo que tributa a Dios de alguna manera reverencia” (II-II, q. 89, a. 4 II- 4). Jesús condenó la práctica abusiva del pueblo judío de su tiempo (jurar sin necesidad y sin cumplir). Juramento asertorio y juramento promisorio. Válido: intención y fórmula debida. Licitud: con justicia, con necesidad y con verdad. ME 30 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 5 Voto es la promesa deliberada y libre hecha a Dios de un bien posible y mejor que su contrario. El voto se emite en honor a Dios (se puede hacer bajo la inter- cesión de la Virgen o de tal santo). Validez: que se delibere con libertad plena acerca de lo que se promete; es necesario que el que lo emite pueda cumplirlo a su tiempo. Se hace voto de rea- lizar algo que en sí es óptimo. El voto supone un compromiso serio con Dios, lo cual origina la obligación grave de cumplirlo. Las promesas son algo que se promete hacer en honor de Dios por haber obtenido o para alcanzar de Él alguna gracia especial. “En algunos casos, la Iglesia puede, por razones proporcionadas, dispensar de los votos y las promesas” (CCE 2103 CCE 2103). 10
  • 11. 03/09/2010 ME 31 de 141 SEGUNDO MANDAMIENTO, 6 Pecados contra el segundo mandamiento 1. Abusar del nombre de Dios; 2. Blasfemia: injuria directa de pensamiento, palabra u obra contra Dios y los santos; 3. Sacrilegio: profanación o lesión de una persona, cosa o lugar sagrado (especialmente grave la recepción de la Eu- caristía en pecado mortal); 4. Perjurio; 5. Incumplimiento de los votos. ME 32 de 141 TERCER MANDAMIENTO, 1 Ex 20, 8 “Recuerda el día del sábado, para 8: santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás tus tareas. Pero el día séptimo es sába- do, en honor del Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno” (cfr. Dt 5, 12-13). 12-13 Al principio los cristianos judíos guardaban el sábado y, al mismo tiempo, celebraban también la Eucaristía el “primer día de la se- mana” (domingo). Desde finales del siglo I hay noticias de que habían abandonado la práctica del sábado y celebraban sólo el domingo. ME 33 de 141 TERCER MANDAMIENTO, 2 Sacrosanctum Concilium (Vaticano II) y Dies Domini (Juan Pablo II) 1. El origen del domingo es de tradición apostólica y enlaza con el mismo día de la Resurrección. 2. Es un día dedicado a que los bautizados recuer- den su vocación, para que den gracias por haber sido salvados y a que se empleen en la instrucción religiosa y en la plegaria cristiana, especialmente en la participación de la Eucaristía. 3. Es la fiesta primordial del calendario cristiano, día dedicado a la piedad y a la alegría cristiana. 4. Para cumplir esos objetivos, se ha de dedicar al descanso. 11
  • 12. 03/09/2010 ME 34 de 141 TERCER MANDAMIENTO, 3 CIC 1247 “El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles 1247: tienen obligación de participar en la Misa, y se abstengan además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo”. Asistir a la Santa Misa: “los que deli- beradamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave” (CCE 2181 CCE 2181). Descanso: prohibición de lo que impide dar culto a Dios, vivir la alegría cristia- na u obstaculiza el debido descanso de la mente y del cuerpo (cfr. CCE 2185 2185). ME 35 de 141 TERCER MANDAMIENTO, 4 Mandamientos de la Iglesia Facilitan a los fieles que vivan las exigencias cristianas 1. Obligación de oír Misa los domingos y fiestas de precepto. 2. “Todo fiel que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año” (CIC 989 CIC 989). 3. Comulgar por la Pascua de Resurrección. 4. Ayuno el miércoles de ceniza y el viernes santo. Abstinencia los viernes de cuaresma. 5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades. ME 36 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 1 Primer mandamiento de la “segunda tabla”: de los siete que se concretan en el “amor al prójimo”. Ex 20, 12 “Honra a tu padre y a tu madre, 12: para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar” (cfr. Dt 5, 16 16). Este primer mandamiento de la segunda tabla es la práctica del amor en el ámbito de la familia. Ello indica el orden de la caridad que se inicia con aquellos “prójimos” que están más “próximos”: esposos, hijos, padres, hermanos, abuelos, tíos, etc.. Por extensión, se estudia también la relación con las autoridades (maestros, gobernantes, etc.). 12
  • 13. 03/09/2010 ME 37 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 2 La familia es una institución natural. La constitución somática y psíquica del hombre y de la mujer están no sólo orientados el uno al otro, sino que tienden a formar una pareja estable. La poligamia y el divorcio no son fenómenos originarios, sino originados. Mc 10, 5-9: “Al principio de la creación los 5- hizo Dios varón y hembra; por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y serán los dos una sola carne. De manera que no son dos, sino una sola carne. (...) Lo que Dios unió, no lo puede separar el hombre”. El matrimonio es uno e indisoluble: “uno con una y para siempre”. ME 38 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 3 La primera familia cumple el proyecto inicial de Dios: bendijo a Adán y Eva y les dijo: “Creced y multiplicaos” (Gn 1, 28 La bendición divina iba Gn 28). orientada a la procreación. CCE 2205 “La familia cristiana es una comunión de personas, re- 2205: flejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacri- ficio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evange- lizadora y misionera”. “Iglesia doméstica”. El matrimonio es para el hombre y la mujer una verdadera vocación. ME 39 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 4 Deberes de caridad de los esposos entre sí Deben amarse como “Cristo ama a su Iglesia”. Los esposos deben conservar, fomentar y aumentar el amor humano. Siempre, pero sobre todo cuando el amor humano decrece, los esposos han de recurrir al amor sobrenatural mediante la oración y la recepción de los sacramentos. Pueden pecar contra los deberes de caridad: - por omisión (si desa- tienden el cuidado del afecto mutuo), - internamente (cuando fo- mentan pensamientos y sentimientos contrarios a la caridad), - externamente (cuando se insultan y no se respetan mutuamente). 13
  • 14. 03/09/2010 ME 40 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 5 Deberes de justicia de los esposos entre sí Primer deber de justicia: superar las dificultades que se pueden presentar en la vida conyugal. Obliga a poner los medios adecuados para custodiar la fidelidad conyugal. Pecados más frecuentes de los esposos contra la justicia: - Negarse a prestar el débito conyugal; - No respetar a los bienes propios patrimoniales; - No respetar a otros bienes personales (la intimidad psicológica, la vida religio- sa personal, los derechos de concien- cia y aquellos ámbitos de libertad co- mo los gustos y aficiones personales, los ideales políticos y culturales, etc.). ME 41 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 6 Deberes de caridad de los padres para con los hijos Deber fundamental: amarlos con amor materno-paterno-filial. Siempre, pero más en situaciones difíciles, los padres tienen la obligación de rezar por sus hijos. Un amor sin fortaleza es una caricatura de amor. Por eso, los padres tienen obligación de educar a sus hijos y de corregirlos. Por amor a los hijos, los padres pueden orientar y aconsejar la vocación de sus hijos. Pero los padres no pueden entorpecer, más aún deben facilitar la respuesta generosa del hijo a la vo- cación divina, sin emplear la coacción. ME 42 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 7 Deberes de justicia de los padres para con los hijos La obligación más grave de los padres es la de educar a sus hijos. Es un deber que no pueden delegar totalmente ni en el Estado, ni en la sociedad, ni en la escuela, ni en la parroquia. Es un derecho- deber esencial, original, primario, insustituible e inalienable. Familiaris consortio 36 “El amor de los pa- 36: dres se transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor”. Los padres cuentan con la gracia de Dios. 14
  • 15. 03/09/2010 ME 43 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 8 Obligaciones de los hijos para con los padres Ex 20, 12 “Honra a tu padre y a tu madre...”. Muchos textos del 12: AT recuerdan estas obligaciones. Ejemplos: “Guarda, hijo mío, el mandato de tu padre y no desprecies la lección de tu madre” (Prov 6, 20 “Quien honra a su padre expía sus pecados, como Prov 20); el que atesora es quien da gloria a su madre. Quien honra a sus padres se regocijará en sus hijos” (Ecles 3, 2-3). Ecles 2- Ejemplo en el NT: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que esto es grato al Señor” (Col 3, 20 Col 20). El cuarto mandamiento obliga también a los hijos mayores de edad a amarlos y atenderlos. ME 44 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 9 Familia y sociedad La familia es la célula original de la sociedad. De las buenas familias salen los mejores ciudadanos, pues en el seno de la familia se inicia la vida en sociedad. Deber de los Estados es ayudar a la familia para que cumpla con facilidad y éxito su misión edu- cadora. Las “parejas de hecho” desfiguran la relación hombre-mujer, con el agravante de que se pretende identificar la familia, nacida del matrimonio, con este tipo artificial de convivencia marital. Más gra- ve cuando algunos Estados reconocen jurídicamente, en igualdad de derechos, la familia matrimonial y esas parejas de convivencia. ME 45 de 141 CUARTO MANDAMIENTO, 10 Deberes más urgentes de la comunidad política con las familias 1. Facilitar el ejercicio de la libertad para fundar un hogar, tener hijos y educarlos de acuerdo con sus convicciones morales y re- ligiosas; 2. Proteger la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar; 3. Hacer posible la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las insti- tuciones necesarias; 4. Garantizar el derecho a la propiedad pri- vada, la libertad de iniciativa, de tener un trabajo, una vivienda y el derecho de emigrar; 5. Legislar de forma que se proteja la aten- ción médica, la asistencia de las personas mayores y de los subsi- dios familiares; 6. Proteger la seguridad y la salud de los ciudadanos y de modo especial evitar los peligros de la droga, la pornografía, el alcoholismo, etc.; 7. Fomentar las asociaciones familiares y la creación de entidades intermedias entre la familia y el Estado. (Cfr. CCE 2211 2211). 15
  • 16. 03/09/2010 ME 46 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 1 Ya la revelación del AT destaca en todo momento el valor trascendente de la vida humana: Caín y Abel (Gn 4, 10-11); Gn 10-11 hombre creado para la vida (Sap 2, 22-23); Sap 22-23 Dios es la fuente de la vida (Prov 14, 27 Prov 27); etc.. En el NT sobresale aún más la valo- ración de la vida: Jesús es Verbo de la vida (1 Jn 1, 1 posee la vida desde la eternidad 1 1), (Jn 1, 4 es la vida (Jn 14, 6 etc.. Jn 4), Jn 6), SCDF, Donum vitae int., 5 “La vida humana es sagrada porque desde 5: sagrada, su inicio es fruto de la acción de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde el comienzo hasta su término; nadie en ninguna nadie, circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente inocente”. ME 47 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 2 Dada la importancia de la vida, es lógico que la bioética cristiana empiece con la defensa de la capacidad procreadora del hombre y de la mujer. De ahí, la condena de la esterilización. Ésta puede ser directa o indirecta, física o química, temporal o perpetua. Esterilización indirecta Es la que sigue de una intervención quirúrgica o de terapias químicas que es preciso llevar a cabo porque peligra la salud. Para la licitud deben concurrir tres condiciones: 1) que el órgano produzca un daño serio o sea una amenaza para el organismo; 2) que dicho daño no se pueda evitar más que mediante la extirpación o anulación de dicho órgano; 3) que la mutilación compense el bien que se espera alcanzar. Razón de la licitud = principio de totalidad: es lícito eliminar un miembro a favor de la salud de todo el cuerpo. ME 48 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 3 Esterilización directa Es la que tiene como objetivo eliminar un órgano reproductivo con el fin de evitar la generación de una nueva vida. La esterilización directa “queda absolutamente prohibida, inde- pendientemente de la recta intención subjetiva de los agentes para proveer la salud o para prevenir un mal físico o psíquico que se prevé o se teme derivará en embarazo. Ciertamente está más gra- vemente prohibida la esterilización de la misma facultad que la de un acto, ya que la primera conlleva un estado de esterilidad, casi siempre irreversible. Y la autoridad pública no puede invocar, de ninguna manera, su necesidad para el bien común, porque sería lesivo para la dignidad e inviolabilidad de la persona humana” (SCDF, Sobre la esterilización (13.03.1975) SCDF, (13.03.1975)). 16
  • 17. 03/09/2010 ME 49 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 4 El inicio de una nueva vida es un misterio en el que, junto a los esposos, Dios interviene con la creación individual del alma. Tal grandioso ori- gen empieza a desdibujarse desde el momento en que esa acción creadora se convierte en un artificio productor de vida: la vida se crea, no se fabrica; es una persona, no un artilugio. Donum vitae II, 1 “La tradición de la Iglesia y la reflexión antropo- 1: lógica reconocen en el matrimonio y en su unidad indisoluble el único lugar digno de una procreación verdaderamente responsable”. La “procreación artificial” es la que se lleva a cabo separando el ac- to conyugal y la fecundación. “Cuando la intervención técnica susti- tuye al acto conyugal, es moralmente ilícita” (Donum vitae II, 6 Donum 6). ME 50 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 5 La razón por la que la moral rechaza la fecundación artificial asistida es porque desnaturaliza el acto conyugal, que encierra dos realidades íntimamente relacionadas entre sí y que no pue- den separase: la significación unitiva y la procreadora. Fecundación o procreación artificial homóloga - FIVET homóloga: técnica encaminada al logro de una concepción humana mediante la unión in vitro (en el laboratorio) de gametos de los esposos unidos en matrimonio. - Inseminación artificial homóloga: técnica dirigida al logro de una concepción humana mediante la transferencia a la vías genitales de una mujer casada del semen previamente tomado del marido. “Practicadas dentro de la pareja, estas técnicas son quizá menos perjudiciales, pero no dejan de ser moralmente reprobables. Di- socian el acto sexual del acto procreador” (CCE 2377 CCE 2377). ME 51 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 6 Fecundación o procreación artificial heteróloga - FIVET heteróloga: técnica encaminada a lograr una concepción humana a través de la unión in vitro de gametos extraídos de al menos un donador diverso de los esposos unidos en matrimonio. - Inseminación artificial heteróloga: técnica dirigida a obtener una concepción humana mediante la transferencia a las vías genitales de la mujer del semen previamente recogido de un do- nador diverso del marido. “La fecundación artificial heteróloga es contraria a la unidad del ma- trimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los hijos a ser concebidos y traídos al mun- do en el matrimonio y por el matrimonio. (...) Constituye una viola- ción del compromiso recíproco de los esposos y una falta grave contra aquella propiedad esencial del matrimonio que es la unidad” (Donum vitae II, 2 Donum 2). 17
  • 18. 03/09/2010 ME 52 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 7 Las técnicas artificiales, además, conllevan la implantación, por seguridad, de varios óvulos, lo cual facilita la práctica de la “re- ducción embrionaria”, o sea, la elimina- ción de uno o más óvulos fecundados, y fomenta la práctica de la congelación de los óvulos fecundados sobrantes. Lesiones graves de la dignidad de la vida humana. No se considera “fecundación artificial” la ayuda médica bien sea para superar las dificultades que impiden que el acto conyugal se realice plenamente, o para que se facilite el encuentro del óvulo y el espermatozoide. Se trata de una asistencia técnica que vence algún obstáculo para que se alcance la finalidad del acto conyugal de los esposos y sin disociar sus aspectos unitivos y procreativos. Ayudar, sí; sustituir, no. ME 53 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 8 Evangelium vitae, 63 “Una atención especial 63: merece la valoración moral de las técnicas de diagnóstico prenatal, que permiten identificar precozmente eventuales anomalías del niño por nacer. (...) Estas técnicas son moralmente lícitas cuando están exentas de riesgos des- proporcionados para el niño o la madre y están orientadas a posibilitar una terapia precoz o también a favorecer una serena y consciente aceptación del niño por nacer”. Pero la menta- lidad eugenésica que acepta el aborto selectivo “es ignominiosa y totalmente reprobable, porque pretende medir el valor de una vida humana siguiendo sólo parámetros de ‘norma- lidad’ y de bienestar físico”. ME 54 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 9 Donum vitae I, 6 “Las técnicas de fecundación in vitro pueden 6: hacer posibles otras formas de manipulación biológica o genética de embriones humanos, como son: los intentos y proyectos de fecundación entre gametos humanos y animales y la gestación de embriones humanos en útero de animales; y la hipótesis y el proyecto de construcción de úteros artificiales para el embrión humano. Estos procedimientos son contrarios a la dignidad del ser humano propia del embrión y, al mismo tiempo, lesionan el dere- cho de la persona a ser concebida y a nacer en el matrimonio y del matrimonio. También los intentos y las hipótesis de obtener un ser humano sin conexión alguna con la sexualidad mediante ‘fisión gemelar’, clonación, partenogénesis, deben ser considerados con- trarios a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad tanto de la procreación humana como de la unión conyugal”. 18
  • 19. 03/09/2010 ME 55 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 10 La dignidad de la vida da lugar a un principio inviolable: a toda vida humana debe ser respetada, lo que exige que se proteja y defienda también la concebida y aún no nacida. Ab-ortus = “privar de nacimiento”; aborior = matar. Por lo tanto abortar significa matar a un ser de la especie huma- na. Por rigor intelectual se ha de rechazar otra terminología b falsa (ej.: “interrupción voluntaria del embarazo”, pues en el aborto no hay posibilidad de reanudar la vida como lo implica la palabra “interrupción”). La condena del aborto es ya una demanda científica, dado que los avances de la medicina muestran que, desde la c concepción, el cigoto tiene su propio código genético, de forma que constituye un individuo distinto de su madre. ME 56 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 11 Desde el inicio de la ética y de la ciencia médica, el aborto ha sido condenado. Ejemplo: el primer Código ético de la medicina, el Juramento Hipocrático (siglo V antes de Cristo): “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten; ni admi- nistraré abortivo a mujer alguna”. Abundantes condenas de los Padres. Ejemplos: Didaje V, 2 “No matarás a tu hijo en el seno de 2: la madre”; Tertuliano “Es un homicidio antici- Tertuliano: pado el impedir el nacimiento; poco importa que suprima la vida ya nacida o que se la haga desa- parecer al nacer. Es un hombre el que está en camino de serlo” (Apologeticum IX, 8 Apologeticum 8). Excomunión “latae sententiae” si se produce el aborto (CIC 1398 CIC 1398). ME 57 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 12 CCE 2268 “El quinto mandamiento condena como gravemente pe- 2268: caminoso el homicidio directo y voluntario. El que mata y los que cooperan voluntariamente con él cometen un pecado que clama venganza al cielo”. CCE 2297 “El terrorismo que amenaza, hiere y 2297: mata sin discriminación es gravemente contrario a la justicia y a la caridad”. Es intrínsecamente perverso, nunca justificable, aunque se trate de eludir el juicio moral justificándolo ideológica- mente. Idem “La tortura, que usa de violencia Idem: física o moral, para arrancar confesiones, para castigar a los culpables, intimidar a los que se oponen, satisfacer el odio, es contraria al respeto de la persona y de la dignidad humana”. 19
  • 20. 03/09/2010 ME 58 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 13 Para que pueda hablarse de “legítima defensa”, que no se opone al quinto mandamiento, aunque pueda seguirse la muerte del injusto agresor, se requieren estas condiciones: 1) que el agresor intente causar un mal muy grave; 2) que se trate de verdadera agresión física (no bastan las amenazas a no ser que se esté seguro de que son el preludio de la agresión); 3) que la agresión sea, en verdad, injusta; 4) para defenderse legítimamente no se requiere que el agresor actúe de modo voluntario (loco...); 5) que el agredido no tenga otro medio para defenderse (huir...); 6) que la reacción defensiva sea inmediata a la agresión (no ven- ganza); 7) debe guardar la “moderación debida”. ME 59 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 14 Investigación científica en ciencia medica El magisterio insiste en que debe atenderse no sólo a las posibilidades técnicas, sino que el científico también ha de considerar si se adecuan o no a los principios éticos. Pío XII (Discurso 13.09.1952 asentó tres Discurso 13.09.1952) principios que deben regular la experimenta- ción: el interés de la ciencia (la ciencia y la investigación deben asentarse en el orden de los valores); el bien del paciente (el hombre no es dueño absoluto de su vida, por lo que no puede disponer a capricho de ella); el interés de la comunidad (valorar los bienes físicos y morales para el futuro de la humanidad). ME 60 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 15 La vida es un don de Dios que el hombre debe agradecer y cuidar con esmero. Fuera de las comunes enfermedades, las causas más frecuentes que ocasionan mal a la salud son el alcoholismo y el uso de las drogas. El alcoholismo es un pecado grave, por cuanto daña la salud y disminuye o anula las facultades intelectuales y facilita el acceso a otras experiencias más graves (drogadicción). Además el indi- viduo puede ser responsable de los daños que provoca en el estado de embriaguez. El uso de la droga es un pecado especialmente grave. Disminuye o anula las facultades psíquicas, y causa en el individuo verdaderos estragos físicos y psíquicos. Drogodependencia. SIDA. 20
  • 21. 03/09/2010 ME 61 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 16 Suicidio, 1 CCE 2280 “Cada cual es responsable de su vida delante de Dios 2280: que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administrado- res y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella”. CCE 2281 “El suicidio contradice la inclinación natural del ser 2281: humano a conservar y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor de sí mismo. Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de solidaridad con las socie- dades familiar, nacional y humana con las cuales estamos obliga- dos. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo”. ME 62 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 17 Suicidio, 2 CCE 2282 “Trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor 2282: grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden dismi- nuir la responsabilidad del suicida”. CCE 2283 “No se debe desesperar de 2283: la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede ha- berles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepenti- miento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”. ME 63 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 18 La guerra es siempre un mal. “Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras” (CCE 2307 CCE 2307). “Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacional competente y provista de la fuerza corres- pondiente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa” (Gaudium et spes 79 Gaudium 79). 21
  • 22. 03/09/2010 ME 64 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 19 Cuatro condiciones para una guerra defensiva justa: “- Que el daño causa- do por el agresor a la nación o a la co- munidad de las naciones sea duradero, grave y cierto; - Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ine- ficaces; - Que se reúnan las condicio- nes serias de éxito; - Que el empleo de las armas no entrañe males y de- sórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción obli- ga a una prudencia extrema en la apre- ciación de esta condición” (CCE 2309 CCE 2309). ME 65 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 20 “La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas” (CCE 2267 CCE 2267). “Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana” (Idem Idem). “Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen (...), los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo ‘suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos’ (Evangelium vitae 56 (Idem Evangelium 56)” Idem). ME 66 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 21 Evangelium vitae 65 “De acuerdo con el Ma- 65: gisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia Católica, confir- mo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación delibe- rada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario univer- sal”. (Verdad enseñada como definitiva). La moral católica rechaza el “ensañamiento terapéutico”, intento de alargar la vida más de lo debido con medios extraordinarios o des- proporcionados. 22
  • 23. 03/09/2010 ME 67 de 141 QUINTO MANDAMIENTO, 22 Dignidad del hombre y grandeza de la vida son razones por las que el cristianismo mantiene el respeto al cadáver. Además, profesa como dogma central la resurrección de los cuerpos. Por ello, afirma que “los cuerpos de los difun- tos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia cor- poral” (CCE 2300 CCE 2300). “El don gratuito de órganos después de la muerte es legítimo y puede ser meritorio” (CCE 2301 CCE 2301). “La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo” (Idem Idem). ME 68 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 1 CCE 2332 “La sexualidad abraza todos los as- 2332: pectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera más general, a la actitud para establecer vínculos de comunión con otro”. “La diferencia y la complementariedad físicas, morales y espiritu- ales (del hombre y de la mujer) están orientadas a los bienes del ma- trimonio y al desarrollo de la vida familiar” (CCE 2333 “Cuando CCE 2333). el Génesis habla de ‘ayuda’ no se refiere solamente al ámbito del obrar, sino también al del ser. Femineidad y masculinidad son entre sí complementarios no sólo desde el punto de vista físico y psíqui- co, sino ontológico” (Carta a las mujeres (IV Conferencia de Pe- Carta kín), 29.06.1995 29.06.1995). ME 69 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 2 La sexualidad concierne la totalidad de la persona. Su estudio integro abarca, al menos, siete amplios campos Cromosómico: ser hombre y mujer depende del número 1 de pares de cromosomas que se integran en su constitu- ción embrionaria. Morfológico: los cuerpos masculino y femenino difieren 2 no sólo en los genitales, sino también en otras marcadas diferencias somáticas. Racional: no sólo nivel instintivo. Tanta es la carga racio- 3 nal de la condición sexuada del ser humano que incluso ha hecho ciencia de la sexualidad. 23
  • 24. 03/09/2010 ME 70 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 3 4 Voluntario: por ello el hombre y la mujer son responsa- bles de su práctica sexual y de sus consecuencias. Afectivo-sentimental: la sexualidad humana no es pura- 5 mente biológica, sino que hace relación muy directa al amor. Placentero: es fuente de uno de los mayores placeres del 6 hombre y de la mujer, y no sólo de placer sensitivo, sino también afectivo y emocional. 7 Procreador: una de las finalidades más marcada de la se- xualidad es la procreación de nuevas vidas. ME 71 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 4 CCE 2348 “Todo bautizado es llamado a la castidad”: hace relación 2348: al amor. El célibe por el “reino de Dios” entrega su amor indiviso a Dios; la castidad del soltero antes de casarse se orienta al amor en el futuro matrimonio; la castidad en el matrimonio se concreta en la vocación a la unión amorosa esponsalicia. “La castidad -no simple continencia, sino afirmación decidida de una voluntad enamorada- es una virtud que mantiene la juventud del amor en cualquier estado de vida. Existe una castidad de los que sienten que se despierta en ellos el desarrollo de la pubertad, una castidad de los que se preparan para casarse, una cas- tidad de los que Dios llama al celibato, una castidad de los que han sido escogidos por Dios para vivir en el matrimonio” (San Josemaría, Es Cristo que pasa, 70 San 70). ME 72 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 5 Para vivir la castidad, “el dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado en todas las edades de la vida. El esfuerzo requerido puede ser más intenso en ciertas épocas, como cuando se forma la personalidad, durante la in- fancia y la adolescencia” (CCE 2342 CCE 2342). Para vivir la castidad es preciso educar la pureza, lo que exige la práctica de otras virtudes íntimamente relacionadas con la pureza, como es la templanza y la fortaleza. Asimismo, exige fomentar las disposi- ciones del pudor y de la modestia. Se requiere la ayuda de los medios sobrenaturales, cuales son la oración, la devoción a la Virgen y la recepción de los sacramentos. 24
  • 25. 03/09/2010 ME 73 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 6 El matrimonio es el estado que garantiza el sentido pleno de la sexualidad entre el hombre y la mujer: sólo él protege la do- nación plena que entraña la vida conyu- gal, y supone el compromiso de entrega mutua, estable y exclusiva entre un hombre y una mujer. Por eso la relación sexual lícita es la que tiene lugar en el ámbito del matrimonio. La unidad y la indisolubilidad del matrimonio es lo que justifica que la esposa dé al marido toda su realidad como mujer y, a su vez, el marido entregue a su esposa su especificidad como hom- bre. Sólo en él se justifica la entrega amorosa y mutua de lo que tienen como específico en su ser de varón y de mujer. ME 74 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 7 CCE 2357 “Apoyándose en la sagrada Escritura que los presenta 2357: como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso”. CCE 2358 “Un número apreciable de hombres y mujeres presenta 2358: tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclina- ción, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, com- pasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de dis- criminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrifi- cio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición”. ME 75 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 8 CCE 2352 “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una 2352: tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afir- mado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado. El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su fina- lidad, sea cual fuere el motivo que lo determina. Así, el goce se- xual es buscado aquí al margen de la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero”. Idem “Para emitir un juicio justo acerca de la responsabilidad moral Idem: de los sujetos y para orientar la acción pastoral, ha de tenerse en cuenta la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales que pue- den atenuar o tal vez reducir al mínimo la culpabilidad moral”. 25
  • 26. 03/09/2010 ME 76 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 9 La fornicación 1) niega la relación esencial de la sexualidad huma- na, puesto que, por su propia naturaleza, está orientada a la intimi- dad del matrimonio y con un fin procreador; 2) es un escándalo para la vida social y es contraria a la dignidad de las personas, pues se prostituyen ya que no están casados. Además, si se engendra una nueva vida, se enturbia el origen de los hijos nacidos de una relación no esponsalicia. La pornografía indica una profunda degeneración del valor sexual de la persona humana. “Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de quie- nes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganan- cia ilícita. Introduce unos a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la pro- ducción y la distribución de material pornográfico” (CCE 2354 CCE 2354). ME 77 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 10 El matrimonio es una institución natural (se fundamenta en la naturaleza misma del hombre y de la mujer). Toda unión estable entre un hombre y una mujer, nacida de un compromiso firme e irrevocable del amor esponsalicio (entrega y fidelidad) merece un aprecio y un reconocimiento social. Esa dignidad del matri- monio natural goza en todas las culturas y en todos los tiempos de general valía y consideración. El matrimonio cristiano añade a esa di- gnidad una mayor excelencia: “sacra- mento grande” (Ef 5, 32 que comunica Ef 32), una gracia especial para que el amor hu- mano se engrandezca con el amor sobre- natural y para ayudar a los cónyuges a cumplir las obligaciones del matrimonio. ME 78 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 11 CCE 2350 “Los novios están 2350: llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un apren- dizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad”. 26
  • 27. 03/09/2010 ME 79 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 12 El amor está en el origen de la unión de dos vidas para siempre. Pero la esencia del matrimonio está en el vínculo que se origina del pacto conyugal entre los esposos, no en el amor. Mediante la presencia de Cristo entre los espo- sos cristianos, el amor sensible y el amor afec- tivo son elevados y sublimados por el amor sobrenatural, gracia especial que da el sacra- mento: los esposos están capacitados para vi- virlos en su integridad, purificados de los egoís- mos que siempre acompañan al querer humano. Si los esposos llegaran a agotar el amor sensible y el afectivo, el amor sobrenatural (que fructifica por la oración y la recepción de los sacramentos) podrá ayudar a que los recuperen. ME 80 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 13 CCE 2366 “La fecundidad es un don, un fin 2366: del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los espo- sos; brota del corazón mismo de ese don recí- proco, del que es fruto y cumplimiento”. El cristiano sabe además que los padres son coo- peradores con Dios que crea el alma del niño. Es cierto que “el matrimonio no es solamente para la procreación, sino que la naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole requieren que el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste ordenadamente, progrese y vaya madurando” (Gaudium et spes 50 Pero tal perfección no se alcanza si se evi- Gaudium 50). tan los hijos sin motivos suficientes (dimensiones unitiva y pro- creadora del acto conyugal que el hombre no puede disociar). ME 81 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 14 Moral católica: los padres deben hacer un juicio práctico cuando, por serios motivos, decidan distanciar el nacimiento de un nuevo hijo, bien sea por un tiempo determinado o por un espacio indefinido (mientras perduren las causas de esta decisión). Gaudium et spes 50 “Con responsabilidad humana y cristiana los 50: esposos cumplirán su misión (...) de común acuerdo y común es- fuerzo, por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, la socie- dad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término, deben formarlo ante Dios los esposos personalmente. En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo”. Regirse por la conciencia, según la ley divina. 27
  • 28. 03/09/2010 ME 82 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 15 La grandeza del matrimonio está sometida a todo genero de degra- daciones y aparece un esfuerzo por desvirtuar la familia y el ma- trimonio al identificar cualquier unión sexual con el matrimonio. Ejemplo de las “parejas de hecho”. Dos vicios corrompen la natu- raleza de la familia: el adulterio y la plaga del divorcio. El adulterio es un pecado por dos razones: 1) tal relación sexual se realiza fuera del matrimonio entre ambos (contra la castidad); 2) se comete uno o dos pecados graves contra la justicia de una o dos personas que están casadas con los adúlteros, porque sus derechos son violados por quienes cometen el adulterio. Graves deberes de justicia si hay un nacimien- to ilegítimo. ME 83 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 16 Argumentos complementarios sobre el aborto considerado ya en el quinto mandamiento: Desde el momento de la fecundación, se inicia una vida humana, de forma que lo concebido no es una mera masa gelatinosa ni un cúmulo de células, sino una vida distinta del óvulo y del espermato- zoide, que inicia un proceso biológico de intensa actividad y que está destinada a desarrollarse hasta la edad adulta. Este ser vive independientemente de la madre, la cual sólo le ofrece el alimento. Es, pues, un individuo. Pero no cabe hablar de un individuo de la especie humana que no sea persona: el feto no es “algo” sino “alguien” (“persona” es un con- cepto filosófico y no biológico). ME 84 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 17 A menudo se oye afirmar que existe en ciertos supuestos un “con- flicto de derechos”: vencería el derecho de la madre frente al de- recho a nacer del feto aún no nacido, por ejemplo cuando se trata de una violación que ocasiona un embarazo no deseado, o cuando corre riesgo la vida de la madre (en este caso cabría considerar al no nacido como “injusto agresor”). PERO no cabe hablar de conflicto de derechos cuando se trata de la vida de una persona. La madre tiene derechos sobre el hijo, pero no puede disponer del derecho fundamental a vivir de un ser distinto del suyo, cual es el hijo. Además, en ningún caso cabe hablar de “in- justo agresor”, dado que el hijo es totalmente inocente. Si interven- ción médica a la mujer absolutamente necesaria para su vida y con- lleva la muerte del feto: puede lícitamente someterse a ella (muerte del hijo soportada, tolerada, sufrida, no directamente querida). 28
  • 29. 03/09/2010 ME 85 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 18 Humanae vitae 14 “Debemos declarar una vez 14: más que hay que excluir absolutamente, como vía lícita para la regulación de los nacimientos, la interrupción directa del proceso generador ya ini- ciado, y sobre todo el aborto directamente queri- do y procurado, aunque sea por razones terapeúti- cas. Hay que excluir igualmente (...) la esteriliza- ción directa, perpetua o temporal, tanto del hom- bre como de la mujer; queda además excluida to- da acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus con- secuencias naturales, se proponga, como fin o co- mo medio, hacer imposible la procreación”. ME 86 de 141 SEXTO MANDAMIENTO, 19 “Desgraciadamente, a menudo se entiende mal el pensamiento católico, como si la Iglesia sostuvie- se una ideología de la fecundidad a ultranza, esti- mulando a los cónyuges a procrear sin discerni- miento alguno y sin proyecto” (Juan Pablo II, Juan Alocución, 17.07.1994 17.07.1994). Además de la abstención, es lícita la “continencia periódica” y el recurso a los “métodos naturales” por motivos graves. “La Iglesia anima a las parejas a ser generosas y confiadas, a com- prender que la paternidad y la maternidad son un privilegio y que todo niño es el testimonio del amor existente en una pareja de uno hacia otra, por su generosidad y su apertura hacia Dios” (Juan Pa- Juan Pa- blo II, Discurso, 24.09.1983 24.09.1983). ME 87 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 1 Ex 20, 15 “No robarás” (cfr. Dt 5, 19 El hombre puede poseer 15: 19). cosas y tenerlas como suyas, por lo cual este derecho debe ser respetado por todos. Robar significa violar este derecho: tomar lo ajeno contra la voluntad de su dueño. En la predicación de Jesús, la relación hombre- cosas recibe una nueva y más profunda interpre- tación (Sermón de las Bienaventuranzas: uso moderado de las cosas y riesgo de poseerlas). Mt 6, 10-24 “No alleguéis tesoros en la tierra, 10-24: donde la polilla y el orín los corroen y donde los ladrones horadan y roban (...). Nadie puede servir a dos señores (...). No podéis servir a Dios y a las riquezas”. 29
  • 30. 03/09/2010 ME 88 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 2 Todos los bienes creados están al servicio de todos los hombres. Pero en la historia de todo tiempo y civilización aparecen grandes desigual- dades sociales e injusticias entre ricos y pobres. En el AT muchas leyes evitaron que en Israel se acumulasen gran- des fortunas (la del “año sabático”, del “año jubilar”, la protección a los huérfanos y a las viudas, etc.) e incluso, después que perdieron vigencia, el espíritu que las había animado ayudó a cortar distan- cias entre pobres y ricos. Jesús enseña sobre el riesgo de las riquezas y el mandamiento del amor: hizo que entre los primeros cristianos se diese una generosa comunicación de bienes. Los escritos de los apóstoles abundan en con- denas de la avaricia, la codicia, las injusticias, etc.. ME 89 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 3 La justicia es la virtud que exige que se dé a cada uno lo que le corresponde. El objeto de la justicia es el derecho (“ius”): porque existen derechos, es obligado que se respeten. La justicia hace rela- ción a otro. Es una Para que se cometa virtud de “alteridad”. una injusticia se re- Entraña una obliga- quiere que quien la toriedad: origina un padece no la quiera “debitum” que debe sufrir: “al que sabe ser respetado. De lo y consiente no se le contrario se deberá hace injuria”. una reparación. ME 90 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 4 Justicia conmutativa: rige las relaciones de los individuos entre sí. Justicia distri- butiva: regula las relaciones de los gober- nantes con los súbditos. Justicia legal: mide las relaciones de los súbditos con el Gobierno y el Estado. Justicia social: con- sidera los derechos y deberes de los ciuda- danos en el ámbito de la convivencia so- cial, política y económica (su fundamento es la dignidad de la persona humana). 30
  • 31. 03/09/2010 ME 91 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 5 La justicia social cuida de que el conjunto de la vida social se dirija al bien de todos, o sea al “bien común”. El bien común es el conjunto de aquellas condiciones sociales que permiten al individuo, a la familia y a las sociedades intermedias la consecución de sus respectivos fines. En él se integran valores tanto materiales como espirituales. Se puede distinguir el bien común trascendente (Dios) del temporal (respeto a la persona, bienestar social y desarrollo del grupo, paz). El bien común mira a toda la persona, pero no contempla exclusivamente al individuo y a la familia ni se agota en la sociedad en que se vive, sino que abarca el bien común entre todas las naciones. ME 92 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 6 El cristianismo tiene mucho que aportar en el campo de la justicia, dado que la moral cristiana enseña que debe ser completada con el ejercicio de la caridad. “La caridad es como un generoso desor- bitarse de la justicia” (San Josemaría, Amigos de Dios 283 San 283). Quien comete injusticia, además de con- fesarse del pecado cometido, está obliga- do a restituir. Por dos razones: 1) la injusta retención de lo ajeno con el consiguiente lucro personal; 2) el daño ocasionado al prójimo, aunque no se haya obtenido ga- nancia personal alguna. Los colaboradores pueden estar obligados a restituir según la diver- sa forma en que participaron en la injusticia (ordenar, encubrir, etc.). ME 93 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 7 Existen muchas formas de apropiarse de lo ajeno: hurto (sin violencia), robo (con violencia en cosas o personas), apropia- ción indebida (quedándose con lo entre- gado, ej.: depósito), estafa (haciéndose entregar las cosas con engaño), malver- sación de caudales públicos, etc.. En cuanto al daño ocasionado (“injusta damnificación”), puede afec- tar a los bienes de la persona, a su fama o a otras realidades a las que tiene derecho (ej.: ganar unas oposiciones, obtener unos justos bene- ficios, etc.). La malicia moral se mide por la magnitud objetiva del daño causado: robar a una persona rica es distinto que robar a quien se le sustrae lo necesario (ciertas cantidades siempre materia grave) . 31
  • 32. 03/09/2010 ME 94 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 8 La totalidad de los seres creados están al servicio del hombre: puede disponer de la naturaleza y de los animales para su uso y servicio. Pero no es dueño absoluto de los seres creados, sino sólo su administrador. El hombre recibe de Dios dos misiones: desarrollar y proteger la naturaleza. Desarrollar: como si Dios hubiese finalizado la creación “en bruto” y se la entregase al hombre para que la perfeccionase. Proteger: cuidar de la creación. El hombre puede “usarla”, pero no debe “abusar”, destruyéndola. ME 95 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 9 La condición social del hombre y los principios de la justicia distri- butiva y legal demandan que todos los ciudadanos, cada uno en la medida justa que le corresponde, contribuyan al bien de la entera sociedad. Las leyes fiscales obligan en conciencia, siempre que sean justas, o sea: ley emitida por la autori- dad competente; cuya causa es justa; con la de- bida proporción con los ingresos; con fines a los que se dedique el dinero honestos; y con trans- parencia en la administración de lo recaudado. A veces, los ciudadanos “son víctimas de injusticias en la deducción del impuesto”, por lo que deben “hacer valer sus derechos y defen- derlos” (Juan Pablo II, Discurso 08.11.1980 Juan 08.11.1980). ME 96 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 10 Gaudium et spes 75 “La Iglesia alaba y estima la labor de quie- 75: nes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan el peso de las correspondientes responsabilidades”. Juan Pablo II, Christifideles laici 42 “Para 42: animar cristianamente el orden temporal -en el sentido señalado de servir a la persona y a la sociedad- los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la ‘po- lítica’. (...) Todos y cada uno tienen el dere- cho y el deber de participar en la política, si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades”. 32
  • 33. 03/09/2010 ME 97 de 141 SEPTIMO MANDAMIENTO, 11 Nota doctrinal de la SCDF, 24.11.2002 24.11.2002: “La libertad política no está ni puede estar basada en la idea relativista según la cual todas las concepciones sobre el bien del hombre son igualmente verdaderas y tienen el mismo valor”. Los católicos no pueden ceder al relativismo laicis- ta en cuestiones que suponen “exigencias éticas fundamentales e irrenunciables”: aborto, eutana- sia, familia “fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto y protegida en su unidad y estabilidad”, “libertad de los padres en la educación de sus hijos”, “derecho de la libertad religiosa”, paz, ... ME 98 de 141 OCTAVO MANDAMIENTO, 1 Ex 20, 16 “No darás falso testimonio 16: contra tu próximo” (cfr. Dt 5, 20 20). Lev 19, 11 “No mentiréis, ni os engaña- 11: réis unos a otros”. La mentira y la calumnia van con frecuencia unidas. CCE 2483 “Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir 2483: a error”. CCE 2508 “La mentira consiste en decir algo falso con 2508: intención de engañar al prójimo”. El hombre debe amar la verdad, expresarla, defenderla y comunicar- la. “Todo hombre, por naturaleza, desea conocer la verdad” (Aristó- Aristó- teles, Metafísica I, 1, 980b La verdad es propia del ser inteligente. 980b). ME 99 de 141 OCTAVO MANDAMIENTO, 2 La verdad hace relación a la misma persona de Jesús. Evangelio de San Juan: “Yo soy el Ca- mino, la Verdad y la Vida” (14, 6 “lleno de 14, 6), gracia y de verdad” (1, 14 “si permanecéis en 1, 14), mi palabra, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (8, 31-32 “santifícalos en la ver- 8, 31-32), dad: tu palabra es la verdad” (17, 17 “cuando 17, 17), venga Aquél, el Espíritu de la verdad, os guiará hacia toda la verdad” (16, 13 16, 13)... CCE 2468 “La verdad como rectitud de la acción y de la palabra 2468: humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la du- plicidad, la simulación y la hipocresía”. 33
  • 34. 03/09/2010 ME 100 de 141 OCTAVO MANDAMIENTO, 3 San Agustín, Sobre la mentira IV “la IV: mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar”. Por lo tanto impli- ca: 1) decir lo contrario de lo que se pien- sa, 2) decirlo con intención de engañar. Se distinguen tres clases de mentira: la jocosa (broma o pasatiempo), la oficiosa (para obtener un beneficio propio o a favor de un tercero), y la dañosa (si se persigue hacer daño a alguien). La primera no es pecado, la segunda es casi siempre pecado venial, la tercera es pecado mortal cuando se lesiona gravemente la caridad o la justicia. ME 101 de 141 OCTAVO MANDAMIENTO, 4 En la mentira se contienen numerosos males: - encierra una ofensa directa contra la verdad; - induce al error a quien se le dice, el cual tiene derecho a no ser engañado; - lesiona el fundamento de la comunicación de los hombres entre sí; - fomenta (y en ocasiones tiene en ellas su origen) la vanidad y la soberbia; - quien miente pierde la reputación y la fama; - lesiona la caridad en el trato con el prójimo; - puede faltar a la justicia, cuando se miente en perjuicio de otro; - es funesta para la convivencia, puesto que crea desconfianza en las relaciones sociales. ME 102 de 141 OCTAVO MANDAMIENTO, 5 Una frase puede tener un doble sentido: “le digo que no lo sé” suele significar una contestación negativa, pero, en absoluto, puede significar también “te digo las palabras siguientes: ‘que no lo sé’”. Una restricción mental es una especie de estas fra- ses que consiste en trasladar con la mente una expresión o fra- se a un sentido distinto del que se desprende de la significación obvia de las palabras. La restricción puramente mental (cuando es del todo imposible descubrir el sentido verdadero) no es lícita. Ej.:decir “he visto París” pensando interiormente “en fotografía”. La restricción latamente mental (cuando el verdadero sentido puede descubrirse) puede ser lícita con justa y proporcionada causa. Ej.: pa- ra guardar un secreto, o decir: “el señor no está en casa” cuando está, puesto que se puede entender el sentido verdadero (en el contexto). 34