1. EL TOCOSH Y LAS PAPITAS
LIGTH
Por Carlos Morales Mendoza.
El Tocosh es una papa fermentada, de uso milenario
en la sierra del Perú.
Desde el tiempo de los incas, los pobladores hacían un hueco en la ribera del
rió, donde colocaban kilos de papas y colocaban un filtro de ichu. De modo
que el agua del río las lavaba permanentemente.
Ellos dejaban las papas ahí enterradas por 6 meses a un año, luego del cual
las retiraban y las ponían a secar al sol.
Durante ese proceso se producían varios fenómenos: las papas se reducían
en tamaño, pero no su cáscara. Las papas fermentaban. Y lo más interesante
es que se producía la PENICILINA.
Ellos consumían esta papa y gracias a ello, curaban sus heridas y prevenían
enfermedades. Ellos (los incas) le llamaban el preservante del cuerpo.
Causa admiración, ver como hacían para obtener la penicilina natural.
Entonces me deja dudas saber que su descubrimiento es atribuido a
Alexander Fleming en 1928, quien junto con los científicos Ernst Boris Chain
y Howard Walter Florey —que crearon un método para la producción en
masa- obtuvo el Premio Nóbel en Fisiología o Medicina en 1945.
Sabemos que algunas especies de hongos del género Penicillium sintetizan la
penicilina de forma natural, pero como sabían esto los incas.
Quien les enseñó este método tan singular, de usar de esa manera la papa?
Existió algún genio en esa época, algún curandero-mago hizo contacto con
los elementos de la naturaleza y recibió ese mensaje o un extraterrestre
les dio la técnica artesanal para que obtengan un alimento que curen sus
heridas.
Es un punto muy interesante.
Nosotros hablamos de evolución y a veces ello implica que dichas culturas
estaban atrasadas, pero eso no siempre es cierto en ninguna de sus dos
apreciaciones. Ni ellos estaban tan atrasados, ni nosotros estamos tan
evolucionados como creemos y pensamos.
2. Hoy en día, somos consumidores de las denominadas “Papitas Light” y lo que
introducimos en nuestro cuerpo en una cantidad de peróxidos que nos
degenera células y hasta las mata. Nuestra piel siente los estragos de esta
práctica.
Ellos consumían la papa para curarse y nosotros la consumimos para
enfermarnos.
Que tal avance tecnológico que tenemos.
Saladitas, delgaditas y crocantes, fermentan dentro de nuestro intestino y
matamos nuestras células felices del agradable sabor de las papitas.
Que increíble.