El presente capítulo tiene por objeto hacer una presentación amplia y rigurosa de cada uno de los elementos que participan en la estructuración financiera del proyecto, a saber: las inversiones necesarias para ponerlo en funcionamiento, los costos que concurren en la elaboración, administración, venta y financiación de cada uno de los productos o servicios, el ingreso derivado de las ventas de los mismos; toda esta información proyectada a cada uno de los períodos que comprometen el horizonte del proyecto.
Como resultado de la identificación y los estudios previos (mercado, técnico, jurídico e institucional, etc.) proponemos un "modelo financiero", que partiendo de un formato de entrada de datos básicos y específicos de cada proyecto, nos conduce a consolidar "flujos netos de caja" que permiten analizar la conveniencia o inconveniencia de una propuesta , ya sea desde el punto de vista privado o desde la órbita económica o social
Parece una práctica muy generalizada la de satisfacer las necesidades de capital para inversiones fijas y diferidas, mediante la utilización del capital social, vale decir, aportes de socios; y si se requieren recursos adicionales se apela al crédito de corto o mediano plazo. Las necesidades de capital de trabajo se suelen atender con créditos bancarios a corto plazo, o acudiendo a concesiones de parte de los proveedores.
En los países donde la capacidad de ahorro es relativamente pequeña, y el capital institucional escaso; determina entonces que los recursos financieros sean muy costosos, implicando que el crédito solamente puede ser atractivo en proyectos que garanticen una adecuada rentabilidad. Si a un proyecto, por ejemplo, se le ha estimado una rentabilidad anual del 36%, sería inconsecuente financiarlo con recursos bancarios ordinarios cuyo costo pudiera estar cercano al 44% anual.
Venta de Activos
La venta de activos fijos, o de la cartera o la disminución de los inventarios, pueden constituirse en mecanismos alternos de financiación interna de la empresa. Sin embargo, esta práctica puede resultar bien azarosa pues los activos fijos negociados o los niveles menores en los inventarios podrían comprometer seriamente la producción de la empresa, y por ende su importancia y prestigio frente a sus habituales consumidores
Las utilidades no distribuidas sirven como fuente de capital para expansión o para nuevas inversiones; sin embargo, vale la pena enfatizar que ese mismo excedente constituye la fuente de ganancias del capital invertido por los propietarios; por esta razón entran a competir entre sí los intereses de la empresa con los de sus accionistas; si la rentabilidad esperada de la empresa es claramente llamativa, será también para los propietarios, sin embargo, estos no estarían interesados en colocar su capital adicional en una opción que no ofreciera mejores garantías que otras alternativas, ya sean estas de inversión o de consumo.
Cabe anotar además, que como este capital tiene su origen en utilidades, está sujeto a impuesto sobre la renta. En efecto, la práctica de utilizar las utilidades no distribuidas como fuente de financiación tiene los siguientes inconvenientes:
a. el deseo manifiesto de los propietarios de orientar las utilidades de la empresa en opciones más llamativas de consumo o de inversión;
b. los gravámenes fiscales que pesan sobre las utilidades
La Depreciación
Una de las finalidades que se le asigna a la partida de depreciación, es la de recuperar el capital invertido en activos depreciables. Los fondos de depreciación acumulados sirven para financiar diferentes sectores de desarrollo de la empresa y para hacer frente a nuevas necesidades. Parte de esos fondos son destinados a la renovación de activos necesarios, pero los fondos restantes proporcionan un crédito libre de impuestos para atender diferentes frentes de la empresa.
El accionista se convierte en socio de la Sociedad, en tanto que el tenedor del bono es acreedor de la misma.
Por lo anterior, las acciones son constitutivas de capital, y los bonos constituyen crédito.
Dado que las acciones son valores de especulación, en tanto que los bonos son valores de inversión, su naturaleza jurídica es diferente.
El dividendo que recibe el tenedor de la acción está condicionado al buen desempeño de la empresa, vale decir a la generación de utilidades, por tanto se mueve en circunstancias inciertas, variables y aleatorias.
En tanto que el poseedor del bono recibe un interés fijo, independiente del buen suceso en las operaciones de la empresa.
El capital principal que forman las sociedades está representado en acciones que obviamente no se tienen que amortizar ; en tanto que los bonos son necesariamente amortizables pues representan un crédito que debe ser pagado.
El ser los bonos títulos de deuda, en caso de liquidación de la sociedad, estos gozan del derecho de preferencia.
Los bonos solo se pueden emitir por parte de las sociedades ya constituidas, en tanto que las acciones se emiten en el momento de constituirse la sociedad.
El bono se puede convertir en acción, mientras que la figura contraria no está contemplada en la legislación.
El sistema crediticio colombiano ofrece un paquete de servicios financieros para atender las necesidades de corto, mediano y largo plazo, a todo tipo de empresa, pública, privada, mixta o de economía solidaria.
Entre los recursos de financiación de corto plazo encontramos los sobregiros bancarios, la cartera ordinaria o comercial, las cartas de crédito con financiación, las aceptaciones bancarias y el descuento de bonos de prenda.
Las fuentes de financiación más frecuentemente ofrecidas para el mediano plazo son: el crédito bancario de libre asignación y el crédito de fomento, el cual se tramita a través de bancos y corporaciones financieras y ocupa el mayor porcentaje de nuestro sistema financiero. Opera mediante el mecanismo de redescuento y con cargo a los llamados fondos financieros, como el Fondo Financiero Agropecuario, El Fondo Financiero Industrial y el Fondo de Inversiones Privadas, entre otros. El "leasing" como veremos más adelante es un instrumento de crédito a mediano plazo que cada día toma mayor importancia en nuestro medio.
También la "titulación de activos" es un mecanismo de crédito que comienza a tomar cierta notoriedad e importancia en nuestro sistema financiero, lo mismo que la "banca de inversión", que se convertirán con absoluta seguridad en las armas más idóneas para afrontar el desafío de la apertura económica; y desde luego la "multibanca" que bajo un mismo techo ofrece todo el paquete diverso de servicios
Una forma muy socorrida en el mundo moderno del consumo es el "dinero plástico", representado en las Tarjetas de Crédito. La clientela de los bancos y corporaciones tienen un cupo asignado de crédito diferido a 6, 12 o 18 meses para sus compras rutinarias, con la sola presentación de la tarjeta y el diligenciamiento de un cupón. Se trata de liberar a usuarios sedentarios o a los viajeros
de los inconvenientes de llevar dinero, así como la dependencia de horarios y lugares forzosos de precaria atención.
Las cartas de crédito se utilizan para facilitar las negociaciones entre un comprador y un vendedor que no se conocen o no se tienen entre sí la suficiente confianza comercial. Vale la pena anotar que aunque se les llama de "crédito", en algunas ocasiones los pagos se hacen de contado. Se podrían llamar en general "cartas de confianza" para cualquier negociación, y con más propiedad "cartas de crédito" cuando la operación incluye algún nivel de financiación.
La carta de crédito tiene tres protagonistas principales: por un lado el vendedor, por otro lado el comprador y garantizando la operación un banco intermediario. La operación se realiza en la siguiente forma: el vendedor le exige al comprador que le garantice la operación con una carta de crédito, y le determina las condiciones para su cancelación, si se trata de carta de crédito a la vista, esto es, si su cancelación se debe producir inmediatamente a la presentación de documentos, o si se concede algún plazo obviamente con el pago de intereses. El paso siguiente ocurre cuando el banco del vendedor, entra en contacto con el banco del comprador y este se hace responsable y garante de la operación; esta forma da confianza al vendedor, ya que su banco le responderá por
el éxito de la operación
La filosofía de las aceptaciones bancarias es la misma que la de las letras de cambio que son aceptadas por una institución bancaria. El vendedor entrega al comprador una mercancía, y con base a la factura comercial se elabora un título valor en que se estipula el compromiso del comprador con el vendedor, y el plazo convenido para su pago. El banco elabora el documento y asume la responsabilidad de la cancelación. La operación se efectúa así: el comprador recibe la factura comercial y ordena a su banco donde tiene un cupo de crédito, que emita una aceptación a nombre del vendedor. Esa aceptación constituye la garantía de pago, y el vendedor puede conservarla para su redención en la fecha acordada, o puede negociarla en el mercado secundario
descontándola con propósitos de liquidez.
El "leasing" o "arrendamiento financiero" es una forma alterna de financiación que día a día se está abriendo campo en nuestro medio; que consiste en que el acreedor financia al deudor, vale decir, el acreedor compra el bien para que los use el deudor.
En efecto, el acreedor mantiene la propiedad del bien durante el período financiado, y el deudor le reconoce por su usufructo un
canon de arrendamiento previamente acordado. La negociación incluye una opción de compra por parte del deudor después de un tiempo de uso y por valor residual también pactado de antemano y que suele ser un porcentaje pequeño de su valor inicial. Dado el proceso anteriormente descrito, podemos afirmar que el "leasing" es un crédito indirecto, pues el deudor podría tomar un crédito
directo de un banco o corporación, y proceder entonces a comprar el activo de su interés, o asumir el crédito directamente con el proveedor del bien, comprometiéndose desde luego en cualquier caso, a cubrir cuotas periódicas para pagar tanto el valor del capital como de los intereses.
Cuando las necesidades de crédito son suficientemente grandes, ya para el financiamiento de proyectos aislados o para paquetes de proyectos inmersos en planes de desarrollo, se requiere la participación de más de un banco o sea un "sindicato de instituciones financieras", con el fin de diversificar el riesgo y hacer más expeditos los trámites de administración relacionados con la aprobación, desembolso, supervisión y recaudo de los créditos
Durante las últimas dos décadas la mayoría de los países han estado luchando contra una extrema inestabilidad en la principales variables que soportan su comercio internacional, vale decir: tipos de cambio, tasas de interés, precios de los productos básicos. Especialmente aquellos países que se han venido endeudando para financiar sus proyectos de desarrollo en los mercados de capitales mundiales, ha determinado mayor incertidumbre y en muchos casos, las variaciones desfavorables de los precios han contribuido en forma significativa a la rápida acumulación de la deuda y al incumplimiento de los pagos. Los métodos tradicionales de hacer frente a los riesgos de los precios en el exterior, como los créditos genéricos, el financiamiento para contingencias, los planes de estabilización de los precios de los productos básicos, han dado resultados limitados. En respuesta ha esta circunstancias se han venido proponiendo nuevos arreglos y estrategias ingeniosas para la gestión de los riesgos, especialmente en aquellos proyectos importadores de tecnología, cuyos proveedores de recursos exigen el servicio de la deuda en moneda fuerte, a pesar de que los ingresos se estipulan en moneda local.
Técnicas como los futuros, las opciones y los swaps, han sido diseñadas para transferir y distribuir alguno de los riesgos conexos a las operaciones de comercio exterior. En efecto, la gestión de riesgos comprende la reestructuración de arreglos financieros con el objeto de producir ganancias o pérdidas, que compensen, al menos en parte, las ganancias o pérdidas derivadas de la inestabilidad de los precios.
Para determinar qué activos son interesantes para adquirir y cuáles no, es decir, cuáles son más rentables y cuáles menos a igualdad de riesgo, los inversores necesitan un punto de referencia que les permita determinar cuando un proyecto de inversión genera una rentabilidad superior a dicha referencia y cuando no. Ese punto de referencia se denomina tasa de rendimiento requerida, que podríamos definir como el rendimiento mínimo exigido por un inversor para realizar una inversión determinada.
Veamos otro ejemplo algo más sofisticado de cara a comprender el concepto de tasa de rendimiento requerida: Al final del año pasado la empresa toledana Dulnea S.L. que fabrica piezas de cerámica y que tiene diez socios, presentaba el Balance de Situación
resumido (cifras en euros), que aparece en la tabla 1.
ACTIVO PASIVO
Activo Fijo 700.000 Fondos Propios 600.000
Activo Circulante 400.000 Préstamo a medio plazo 200.000
Pasivo Circulante 200.000
Beneficios 100.000
1.100.000 1.100.000
Tabla 1. Balance de Situación de Dulnea
Los beneficios obtenidos por Dulnea, después de pagar los intereses del préstamo y los impuestos, fueron de 100.000 euros. El Consejo de administración de la misma, que estaba formado por los diez socios, se planteó la disyuntiva de si repartir todo el beneficio o sólo repartir 25.000 euros dejando el resto en la empresa. Si se optaba por esta última vía con estos 75.000 euros se podían hacer dos cosas:
a) Invertir dicho dinero en bonos del Estado a 3 años a un tipo de interés del 5% anual. Inversión que se considera sin riesgo.
b) Invertir los 75.000 euros en la adquisición de un horno nuevo y el local respectivo, que estarían situados en la provincia de Badajoz lo que costaría un total de 225.000 euros. Los 150.000 restantes serían financiados mediante un préstamo bancario a tres años al 8% de interés nominal anual
Las razones que avalan la importancia de conocer el coste del capital de una empresa son tres:
1ª. La maximización del valor de la empresa que todo buen directivo deberá perseguir implica la minimización del coste de los factores, incluido el del capital financiero. Y para poder minimizar éste último, es necesario saber cómo estimarlo.
2ª. El análisis de los proyectos de inversión requiere conocer cuál es el coste del capital de la empresa con objeto de acometer las inversiones adecuadas.
3ª. Otros tipos de decisiones, incluidas las relacionadas con el leasing, la refinanciación de la deuda, y la gestión del fondo de rotación de la empresa, también requieren conocer el valor del coste del capital.
La estimación del coste del capital se hace más fácil en la teoría que en la práctica,
por ello acometeremos el estudio de la misma siguiendo una serie de pasos:
1º. Los factores que determinan el coste del capital
2º. Los supuestos básicos del modelo del coste del capital
3º. Los tipos de recursos financieros
4º. La determinación del coste de cada fuente financiera
5º. El cálculo del coste del capital medio ponderado.
Los factores que determinan el coste del capital
A continuación vamos a ver los principales factores que inciden en el tamaño del coste del capital de una empresa. Son cuatro: las condiciones económicas, las condiciones del mercado, las condiciones financieras y operativas de la empresa, y la cantidad de financiación necesaria para realizar las nuevas inversiones
1. Las condiciones económicas.
Este factor determina la demanda y la oferta de capital, así como el nivel esperado de inflación. Esta variable económica viene reflejada en el tipo de interés sin riesgo (como el rendimiento de las emisiones a corto plazo realizadas por el Estado) dado que éste se compone del tipo de interés real pagado por el Estado y de la tasa de inflación esperada. Cuando varía la demanda de dinero con relación a la oferta, los inversores alteran su tasa de rendimiento requerida. Así, si se produce un aumento de la demanda sin que la
oferta reaccione proporcionalmente, los inversores aumentarán su rendimiento requerido. El mismo efecto se producirá si se espera un aumento de la inflación. Por el contrario, si aumenta la oferta monetaria o se espera un descenso del nivel general de precios,
se producirá un descenso del rendimiento requerido en cada proyecto de inversión.
2. Las condiciones del mercado.
Cuando el riesgo del proyecto aumenta el inversor exigirá una mayor tasa de rendimiento requerida, haciendo lo contrario en el caso de que aquél descendiese. A la diferencia entre el rendimiento requerido de un proyecto de inversión con riesgo y al de otro idéntico
pero carente de éste se le denomina prima de riesgo, por ello cuanto mayor sea el riesgo mayor será dicha prima y viceversa.
3. Las condiciones financieras y operativas de la empresa.
El riesgo, o variabilidad del rendimiento, también procede de las decisiones realizadas en la empresa. El riesgo se divide en dos clases. Por un lado, el riesgo económico, que hace referencia a la variación del rendimiento del activo de la empresa y que depende de las decisiones de inversión de la empresa. Por otro lado, el riesgo financiero, que se refiere a la variación en el rendimiento obtenido por los accionistas ordinarios de la compañía como resultado de las decisiones de financiación (en cuanto al uso de la deuda y de las acciones preferentes). Cada vez que estos riesgos aumentan el rendimiento requerido también lo hace y, por ende, el coste del capital
4. La cantidad de financiación.
Cuando las necesidades de financiación de la empresa aumentan, el coste del capital de la empresa varía debido a una serie de razones. Por ejemplo, cada vez que se emiten títulos hay que hacer frente a los denominado costes de emisión (o flotación), estos costes son menores cuanto mayor es el volumen de la emisión. También, si la empresa solicita un volumen de financiación realmente grande en comparación con el tamaño de la misma, los inversores dudarán de la capacidad de la directiva de absorber eficientemente
esa gran cantidad de dinero lo que hará que aumente su rendimiento requerido y, por tanto, el coste del capital. Además, cuanto mayor volumen de acciones se emita mayor será el descenso del precio de las mismas en el mercado lo que redundará en un aumento del coste del capital.
4.1 Primer supuesto: El riesgo económico no varía.
Dado que el riesgo económico de una empresa se define como la posible variabilidad de los rendimientos de una inversión, el nivel de dicho riesgo viene determinado por la política de inversiones seguida por la directiva de la compañía. A su vez, tanto la tasa de rendimiento requerida sobre los títulos de una empresa como el coste del capital de la misma son una función del riesgo económico, puesto que si éste último variase cambiarían también las otras dos variables. Y habida cuenta de lo difícil que resulta averiguar qué parte de la variación del coste del capital se debe a alteraciones en el riesgo económico, supondremos que cualquier inversión cuyo análisis estemos considerando no alterará significativamente dicho riesgo. Concretando, el coste del capital es un criterio de inversión apropiado sólo para aquellos proyectos de inversión que tienen un riesgo económico similar al de los activos existentes en la empresa (recuérdese cómo en la inversión de Dulnea los socios suponían que tenía el mismo riesgo que el negocio original).
4.2 Segundo supuesto: La estructura de capital no varía.
El riesgo financiero fue definido anteriormente como el riesgo adicional que tienen los accionistas ordinarios como resultado de la decisión de financiar los proyectos de inversión mediante deuda y/o acciones preferentes. De tal manera que cuando el coeficiente
de endeudamiento (relación entre recursos ajenos a medio-largo plazo y recursos propios) aumenta, también asciende la posibilidad de que la empresa sea incapaz de hacer frente al servicio de la deuda y ello se refleja en un incremento del riesgo financiero y, por tanto, de la tasa de rendimiento requerida por los inversores en las diferentes fuentes financieras de la empresa (véase el diagrama causal de la figura 2, dónde los signos "+" indican una relación causa-efecto directa y los signos "-" una relación inversa).
Así, pues, el coste de las diferentes fuentes financieras es función de la estructura de capital de la empresa; por tanto, los datos utilizados en el cálculo de dicho coste serán válidos siempre que la directiva continúe utilizando la misma composición de dicha
estructura de capital. Así, por ejemplo, si la estructura actual es de 40% de recursos propios y 60% de recursos ajenos, con vistas a la utilización del modelo del coste del capital, supondremos que dichas proporciones se van a mantener indefinidamente. No importa que durante algún tiempo la estructura real no coincida con dichas cifras, porque la idea es que a la larga (o en promedio) esa estructura idónea permanece constante
4.3 Tercer supuesto: La política de dividendos no varía.
Con objeto de simplificar el cálculo del coste del capital de una empresa se supone que los dividendos aumentan indefinidamente a una tasa anual constante. Dicho crecimiento se supone que es función de la capacidad generadora de beneficios de la empresa y no
de un aumento de la tasa de reparto de beneficios. Todo lo cual implica la suposición de que dicha tasa de reparto, que es el reflejo de la política de dividendos, se mantendrá inalterada a lo largo del tiempo. Como los tres supuestos anteriores son bastante restrictivos, la directiva de la empresa deberá estar alerta sobre los mismos al calcular el coste del capital de la compañía.
Por ello, en la práctica, el director financiero deberá utilizar un rango de posibles valores del coste del capital más bien que uno sólo. Así, podríamos referirnos a un coste del capital que se mueve en un rango del 12-14%. Aunque en los párrafos siguientes siempre nos referiremos a un valor concreto y único del coste del capital.
Nuestro objetivo es estimar el coste del capital de la empresa, o más exactamente, el coste del capital medio ponderado, puesto que engloba los costes individuales de cada una de las fuentes financieras de la empresa ponderados por el peso que cada una tiene en el total de la financiación de la misma. Luego, lo primero que tenemos que decidir es cuáles van a ser dichas fuentes financieras.
Para empezar nos referiremos a las fuentes financieras a corto plazo: efectos comerciales a pagar, proveedores, acreedores, sueldos y salarios, impuestos devengados, etc. Dichas fuentes surgen de operaciones normales de la empresa, de tal manera que si las ventas aumentan ellas aumentan también. Así, por ejemplo, si nuestra empresa realiza una inversión tendente a aumentar las ventas de un producto determinado, ello hará que aumenten también las deudas con los proveedores y los efectos a pagar, así como
los impuestos devengados y otra serie de partidas del pasivo a corto plazo. Pero este aumento de los recursos financieros a corto plazo ha sido generado espontáneamente al haberse aumentado las ventas, por ello en el análisis del proyecto de inversión consistente en la mejora del producto, sólo deberemos tener en cuenta las fuentes financieras necesarias para la mejora del mismo y no las que espontáneamente se generen con posterioridad. Todo lo cual nos lleva a decir que los recursos financieros a corto plazo no deberán ser incluidos en el cálculo del coste del capital de la empresa.