1. HERMENÉUTICA ANALÓGICO – ICÓNICA Y TEOLOGÍA
Daniel Díaz Sáenz
Misterio de Dios
Prof. Juan A. Casas
12 de abril de 2010
Los grandes teóricos del hoy expresan que estamos en la época del vacío, del
desencanto de la razón y de los meta relatos1. Con el surgimiento del individuo
posmoderno nace una nueva forma de concebir todo lo que nos rodea: en especial
nuestras creencias y la manera como comunicamos lo que percibimos. El
individualismo contemporáneo ha hecho que el hombre relativice su entorno y
hasta su relación con lo trascendente, coartándole su capacidad de juicio, de
crítica, de reflexión, llevándolo a un abismo de sinsentidos que no le permite
comprender la dinámica de la vida, encerrándolo en un hedonismo que lentamente
lo acaba. Beuchot, ve necesario que el teólogo, conozca al hombre de este
tiempo y sea él de este tiempo2 para entrar en dialogo con su singular manera de
pensar y más aun de creer.
La problemática a la que se intenta responder es la siguiente: Hay una falta de
sentido; no se encuentra a Dios, la forma “tradicional - católica” ya no significa. La
manera rigorista con la que la modernidad presentó la teología, le puso un
principio y un fin -univocismo- no hay interpretación fuera de ella. Con la llegada
de la posmodernidad, se fue al otro extremo: se relativiza la teología, dando
cabida a múltiples interpretaciones que alejan al hombre del “ser” del texto,
hundiéndolo en un -equivocismo- que lo lleva a pensar que cualquier cosa es lo
mismo y que lo verdadero es lo que él piense de eso que lee o escucha. La
pregunta es: ¿Cómo hacer que la teología hermenéutica, conozca e interprete la
cultura actual? Una teología hermenéutica que conozca las necesidades de la
sociedad y los deseos del hombre de hoy, ya que son éstos los receptores del
mensaje teológico3.
El autor propone la analogía como hermenéutica, que medie en entre las posturas
relativistas y la equivocidad, propias del pensamiento posmoderno, arguye que la
analogía es una interpretación moderada y equilibrada, aunque inclinada a la
equivocidad, en ella predomina la diferencia. El autor resalta que en la postura
análoga de la interpretación existe un equilibrio entre las expresiones metafóricas
y las metonímicas, que pueden llevar al oyente o lector posmoderno a un
1
Lipovetsky, Gilles. La Era del Vacío Ensayos sobre el Individualismo Contemporáneo. Barcelona: Ed.
Anagrama, 2000. pp. 5.
2
Beuchot, Mauricio, O.P. Hermenéutica Analógico – Icónica y Teología. Bogotá: Pontificia Universidad
Javeriana, Facultad de Teología, 2008. pp. 13.
3
Ibíd. p. 22.
2. encuentro de sentido y significancia objetiva; no dejando de lado la parte
ontológica del texto, de la cual nace la interpretación y el discurso teológico;
también hace referencia a la analogía tomista que expresa que los conceptos
pueden darnos una idea de Dios, no lo definen por la ideas inapropiadas que se
tienen de él. De ahí la importancia de reflexión ya que existen aspectos velados al
conocimiento.
todo lo anterior, el autor apunta hacia una hermenéutica análoga que signifique y
de sentido al hombre actual, él argumenta esta tesis expresando que: “si la
analogía es la consciencia de que una cosa tiene diferentes formas, de que se
dice de diversas maneras, la hermenéutica analógica es la advertencia de que la
interpretación tiene diversas maneras y grados”4 la hermenéutica analógica tiene
un trabajo grande en la interpretación, ya que ella necesita conocer la minucia, lo
particular, las características principales y la diferencia de cada proposición, para
entrar así a una interpretación objetiva, valida, convincente y significante; ella hace
posible el dialogo entre posturas rivales (univocidad - equivocidad), buscando la
manera de que se complementen y se enriquezcan.
Dentro de los argumentos presentados por Beuchot está la iconicidad: icono un
signo frecuente en el que hay algo de natural y algo de convencional o artificial;
por la analogía, conocemos que en el mundo no todo es artificial ni todo es
natural: y es ella la que permite distinguir entre lo natural y lo artificial; para el autor
el ícono y el símbolo expresan lo mismo; el icono está dividido en tres partes
según Pierce: imagen, diagrama y metáfora. La imagen no era nunca copia
perfecta (univocidad), la metáfora es la reproducción de lo representado
(equivocidad) y el diagrama media entre lo dado y lo adquirido, entre lo natural y lo
artificial, entre lo literal y lo especulativo.
En la mediación que presenta la analogía podemos conocer, la realidad de lo
dado. El icono para el autor es aquel que en un fragmento nos hace ver el todo y
conocerlo5; no olvidando que en el estudio teológico hay aspectos que se
escapan de la mente humana o de lo evidente. El autor también hace referencia a
la necesidad que hay en la exegesis bíblica de detallar los aspectos literales y
simbólicos del texto, para encontrar las particularidades y las diferencias,
apuntando siempre a una mediación entre lo univoco y lo equivoco. Prestando
cuidado al detalle, a la palabra, al símbolo, sólo así se podrá dar un significado
fructífero a la realidad de nuestro tiempo. Otro aspecto fundamental en la
hermenéutica analógica – icónica es la relación que hace el hombre de la Trinidad,
una relación basada en la comparación, pero también en la diferencia y analogía
entre los tres seres. Padre: Univoco, Hijo: Ícono (donde para muchos es equivoco
porque es creado), y el Espíritu Santo que es la mediación entre estas realidades,
4
Ibíd. p. 33.
5
Ibíd. p. 42.
3. ya que evita el antropomorfismo de Dios y el agnosticismo de la equivocismo
(análogo).
En relación con la temática del curso puedo anotar que es necesaria una
hermenéutica veraz, que sea capaz de interactuar con el hombre de hoy, que
acerque al hombre a esa realidad, pero también a ese misterio que es Dios, un
misterio que se va haciendo más comprensible en la medida que nos dejamos
abrazar por la inquietud de saber cómo actúa en nuestras vidas, cómo esos
interrogantes hacen cada día meya en nuestra existencia, lanzándonos a un
mundo de posibilidades, no alejadas de nuestra realidad, cuanto más cercanas a
nuestra mente y a nuestro corazón.
Hay una realidad de Dios que podemos conocer: Jesús. “quien me ve a mí, ve al
Padre”6. De ahí en adelante lo que podamos pensar, referir y escribir con base en
Jesús, podrá ser un signo de la presencia de Dios en la existencia humana.
A manera de conclusión:
Dice la sabiduría popular que todo extremo es perjudicial, lo univoco y lo equivoco
pueden cerrar los niveles de comprensión, en este caso de una realidad virtual:
Dios. Los dos campos hermenéuticos no permiten la interpretación objetiva, tanto
por imposición, como por aceptación de las interpretaciones subjetivas. Las dos
frenan el quehacer hermenéutico de la interpretación.
La hermenéutica analógica está logrando un “despertar” en el mundo de hoy; ella,
poco a poco esta inquietando las mentes, “algunas rigoristas” y otras “pobres y
adormecidas” de algunos de nuestra época. Vivimos en un mundo dialogo y de
convivencia, ella tiene así, un gran campo donde trabajar; ella es una salida que
concilia y que dialoga y “vuelvo e insisto” que da sentido.
6
Juan 14, 9.