1. 5.8. PERSONALISMO (XX d.c.):
El personalismo como corriente de pensamiento tiene lugar dentro de un medio
rodeado por diversas ideologías propias de la situación política que el mundo
atravesaba durante la primera mitad del siglo XX.
El cientificismo y el positivismo formaban parte de dicho contexto y fueron dos de
las ideologías que más repercusiones tenían en el pensamiento y actuar humano
en la época. La causa de la popularidad de este nuevo materialismo intelectual se
halla en el éxito alcanzado por la ciencia experimental. De este modo, se
rechazaron las dimensiones trascendentes de la persona.El capitalismo por su
parte proclamaba la libertad del individuo y su derecho a la propiedad privada pero
después no establecía mecanismos solidarios entre los sujetos, sino que cada uno
debía resolver sus problemas con sus propias fuerzas y recursos.En respuesta al
capitalismo, el marxismo como ideología de gran popularidad en el viejo mundo
ofrecía un enfrentamiento con el opresor a través de la lucha de clases para
reapropiarse de los medios de producción que habían usurpado los explotadores.
Ante las corrientes de pensamiento que subordinaban al hombre a una entidad
superior y reducían su naturaleza a dimensiones concretas que no abarcaban todo
lo que implica ser persona; surge la necesidad de una respuesta que lo
revalorizara y defendiera la verdadera identidad del mismo.Esta respuesta,
debería estar contextualizada en la realidad del mundo actual y debería ser un
medio para facilitar propuestas de acción a la problemática del hombre. Resaltar la
noción de persona, la experiencia de su ser, el encuentro con los demás, su
trascendencia, subjetividad y libertad constituía una tarea de suma importancia y
laboriosidad que finalmente el Personalismo toma a bien realizar.El personalismo
más allá de ser una corriente filosófica sistematizada, representa una corriente de
pensamiento que tiene como centro de sí a la persona.
“SE DISTINGUE COMO UNA IDEOLOGÍA QUE CONSIDERA AL HOMBRE
COMO UN SER SUBSISTENTE Y AUTÓNOMO PERO ESENCIALMENTE
SOCIAL Y COMUNITARIO, UN SER LIBRE PERO NO AISLADO, UN SER
TRASCENDENTE CON UN VALOR EN SÍ MISMO QUE LE IMPIDE
CONVERTIRSE EN UN MERO OBJETO”.
Un ser moral, capaz de amar, de actuar en función de una actualización de sus
potencias y finalmente de definirse a sí mismo pero considerando siempre la
naturaleza que le determina.Una serie de corrientes filosóficas cuyo punto en
común es la defensa de la persona tomada como valor supremo se nuclea bajo la
etiqueta de "Personalismo".Es un movimiento de pensamiento y de acción que
afirma el valor absoluto de la persona. Afirma el primado de la persona sobre las
necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su
desarrollo. El hombre personalista, está llamado a construir según un modelo
personal, donde cada uno sea respetuoso con la persona. Para construir esas
comunidades “a la medida de la persona”, el hombre necesita comunicarse con
otros hombres. La persona es un ser espiritual e independiente, mantiene su
subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente
adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable. La persona
unifica toda su actividad en la libertad, desarrollando a impulsos de actos
creadores la singularidad de su vocación.
5.8.1. Maurice Blondel (1861 – 1949 d.c.):
2. Nacido el 2 de noviembre de 1861 en Dijon y murió en Aix-en-Provence, 4 de junio
de 1949, filósofo francés.
“FRENTE AL INMANENTISMO DE LA RAZÓN Y LA CONCIENCIA, SE BUSCA
ABRIR EL HORIZONTE DE LA TRASCENDENCIA PARA POSIBILITAR LA
REFLEXIÓN METAFÍSICA DE LA VIDA Y LA ACCIÓN. DIOS ES LA FINALIDAD
DEL ORDEN HUMANO, ES EL CULMEN DE LA ACCIÓN Y LA ASPIRACIÓN
DEL HOMBRE”.
Hemos visto que surgió al soplo de dos inquietudes, la del cristiano y la del
filósofo. Como cristiano, cree que el hombre está ordenado al fin sobrenatural de
la adopción divina en Cristo. Como filósofo, piensa que la sola razón, si bien no
puede hacer esta afirmación de fe, no puede tampoco desinteresarse del destino
humano. Por eso asigna a la filosofía un objeto central de estudio: la acción.
Blondel piensa que así renueva profundamente la problemática filosófica: en lugar
del Pienso cartesiano, del Debo kantiano, o del Quiero schopenhaueriano, podría
decirse que comienza con un «Actúo» para afrontar el más profundo y universal
de los problemas: «¿Sí o no, la vida humana tiene un sentido y el hombre un
destino?».
El problema y el punto de partida inspiran el método.
Para ser estrictamente filosófico debe versar acerca de lo universal y necesario,
esto es, no puede reducirse a una descripción psicológica, sino que debe atender
a las verdades lógicas trascendentes implicadas en el actuar humano.
De otra parte tampoco quiere desembocar en seguida en un discurso de orden
ontológico, lo que -piensa- sería prematuro.
El blondeliano es también un método dialéctico. «Sí o no»: ambas posibilidades
son seguidas en todas sus implicaciones lógicas para descubrir sus
significaciones.
La dialéctica entre religión y filosofía resulta así, piensa, enriquecedora para
ambas, que aislarlas en dominios herméticamente separados: «entre la creencia y
la ciencia, me ha parecido que hay un punto de encuentro permanente, es la
acción: en ella, los dos órdenes que habían sido superpuestos, yuxtapuestos u
opuestos, se componen en una mutua compenetración.
Blondel admitió que su método se denominara «de inmanencia», a condición que
se distinguiera absolutamente de la doctrina de inmanencia.
Actuar es, por consiguiente, entregarse al universo para hacerlo conforme a un
designio. Otro concurso se manifiesta indispensable: el de los demás.
La cooperación con los demás se efectúa de varios modos (tradición, educación,
arte, etc.), pero más allá todavía, la voluntad tiende a una unión real y total: el
amor.
¿Debe la filosofía terminar su marcha en este umbral de la religión revelada?
Blondel no lo piensa. No podrá la filosofía formular afirmaciones que sólo
pertenecen al dominio de la fe; pero puede estudiar lo sobrenatural como una
hipótesis en la perspectiva de lo recorrido, analizar la inteligibilidad de los dogmas
y su coherencia, el valor y significación de la «práctica literal», así como la estética
filosófica se interesa por estilos y escuelas artísticas, y la filosofía de las ciencias
por las hipótesis, métodos y lenguaje de la ciencia positiva.
5.8.2. Martín Buber (1878 – 1965 d.c.):
3. Nació en Viena el8 de febrero de 1878y murió enJerusalén el13 de junio de
1965,filósofo, teólogo y escritorjudíoaustríaco/israelí, es conocido por su
“FILOSOFÍA DE DIÁLOGO O DEL ENCUENTRO” y por sus obras de carácter
religioso.
Es un existencialismo religioso centrado en la distinción entre relaciones directas o
mutuas (a las que llamó “la relación yo-tú” o diálogo) en las que cada persona
confirma a la otra como valor único y las relaciones indirectas o utilitarias en las
que cada persona conoce y utiliza a los demás, pero no los ve ni los valora en
realidad por sí mismos.
Al aplicar esta distinción entre „diálogo‟ y „monólogo‟ a la religión, insistió en que la
religión significa hablar con Dios, no sobre Dios.
Ich und Du (Yo y Tú), escrito en 1923, es la obra de más éxito por su idea de la
filosofía del diálogo. En su obra, el autor plasma las relaciones entre el Yo-Tú y
Yo-Ello. El Yo-Tú detalla las relaciones entre el hombre y el mundo,
describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo. En la relación Yo-Ello se debe
necesariamente interactuar con el Yo-Tú. Pero éste no es el objetivo, el propósito
principal es, sin embargo, la relación entre el hombre y la eterna fuente del mundo,
representada por Dios.
El pensamiento de Buber constituye un aporte al amanecer de un nuevo
humanismo. En contra de un mundo que se ha vuelto inhabitable para el hombre,
Buber vio necesario resaltar los valores fundamentales de la vida humana y
contribuyó a marcar claramente el origen y el destino de toda la existencia
humana. La solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y
el amor por el prójimo son aquellos valores indispensables que los seres humanos
deben recuperar para alcanzar su destino: la comunión con Dios. Sólo el camino
del amor y de la tolerancia, vivida en todos los ámbitos de la vida humana
permitirá que el hombre se plenifique.
Esta visión de comunicación lleva implícita la noción de verdad. Esto quiere decir
que, a partir del verdadero encuentro intersubjetivo, los seres vinculados en
comunicación no deben mentirse con las palabras. En lo interpersonal hay verdad
de encuentro y por ello debe haber manifestación de sinceridad. Estas
experiencias de comunicación yo-tú son muy significativas para el que las vive;
resultan difíciles de transmitir en palabras, sobre todo en su significado más
profundo; marcan un sentido, una dirección en la vida, dan una claridad en el
camino de cada uno y una vitalidad para seguirlo.
¿Cómo pensar en impartir cualquier escala axiológica, sino fuera dialógicamente?
El logos, sacramento de muy delicada administración, sólo se enseña en diálogo.
Para el desarrollo de una axiología dialogada es necesaria la plena confianza en el
maestro. Sólo puede enseñar y formar quien inspira confianza. No obstante, los
conflictos entre maestro y discípulo no son evitables, ni deben ser evitados por
principio, pero en el momento en que se presentan han de servir para que el
alumno vencido asimile la derrota y encuentre en el maestro la palabra de cariño
necesaria.
Escribió Entre el hombre y el hombre (1947), La fe profética (1950), Imágenes del
bien y del mal (1952) y El conocimiento del hombre (1966).
5.8.3. Emmanuel Mounier:(1905 – 1950 d.c.)
4. Nació en Grenoble el 1 de abril de 1905 y murió enChâtenay-Malabrye el 22 de
marzo de 1950, filósofo francés cristiano atento sobre todo a la problemática social
y política. Fundador del movimiento personalista y de la revista Esprit.
Su pensamiento filosófico, constituyó una cierta forma de humanismo cristiano que
él mismo denominó personalismo y cuya preocupación fundamental era “ELEVAR
LA CONCIENCIA DEL HOMBRE PARA HACER DE ÉL UNA PERSONA LIBRE,
ACTIVA, SOLIDARIA Y DESTINADA A LA TRASCENDENCIA”.
Hostil al egoísmo capitalista y burgués, las tesis de Mounier trataron de conciliar
en alguna medida las propias del cristianismo y las del socialismo.
Mounier difundió en sus obras el personalismo comunitario. Esa filosofía de la vida
pone a la persona en comunidad como centro de todo. Las siguientes
afirmaciones dan una idea de su pensamiento:La vida personal comienza con la
capacidad de romper el contacto con el medio, de recuperarse para unificarse;
Actuaremos por lo menos por lo que somos más que por lo que haremos o
diremos; Nuestra acción no está esencialmente orientada al éxito si no al
testimonio.
Siempre distinguió Mounier entre filosofía y sistema: el personalismo es una
filosofía, pero no es un sistema, porque siempre está abierto a la penetración en la
intimidad y misterio de la persona humana. Su autodefinición es ésta: «su
afirmación central es la existencia de personas libres y creadoras; introduce en el
corazón de estas estructuras un principio de imprevisibilidad que disloca toda
voluntad de sistematización definitiva» (El personalismo). En el personalismo de
Mounier está implícita una metafísica de la persona, de los valores, de la historia,
del conocimiento y del ser, es una postura eticometafísica: rehusar el modernismo
y desprenderse del integrismo; superar el materialismo exteriorizante y el
espiritualismo cerrado. Estudia a la persona en escorzo: 1) como vocación
(dimensión espiritual hacia lo universal), 2) encarnación (dimensión espiritual hacia
abajo), 3) comunión (dimensión espiritual hacia lo ancho). La persona trasciende
mi individualidad, mi conciencia y mi personalidad, de ahí que el personalismo se
define por un transpersonalismo: persona y comunidad son contrarios
completantes dentro de la dialéctica del amor («existir es amar»).
La persona se desborda y se traspasa dentro del campo de la comunicabilidad de
los valores, que la ponen en trance de una continua actividad creadora: «La
persona es, en definitiva, movimiento hacia un transpersonal, que lo anuncian a la
vez la experiencia de la comunión y la de la valorización» (El personalismo). La
persona, al comunicarse, se eleva, y se transforma.Y la persona se mide por sus
actos originarios, que Mounier reduce a cinco fundamentales: salir fuera de sí,
comprender, tomar sobre sí, dar y ser fiel. Son captables mediante una
fenomenología de su comportamiento original dentro del mundo. Y serán cinco las
formas exclusivas de existencia que la persona aporta con su presencia en el
mundo. Estas cinco virtualidades personales pueden concretarse en un axioma
establecido por Mounier: «la persona se gana perdiéndose; se posee, dándose».
Ser persona sin dejar de ser individuo es la afirmación capital mantenida por
Mounier al hacer del principio de comunicación un correlativo del principio de
individuación dentro del hombre.