El primer ministro chino Li Keqiang visitó varios países de América Latina para fortalecer los lazos económicos con la región y promover el uso del yuan. Como resultado, Chile se convertirá en la primera plaza financiera del yuan en América Latina a través de tres acuerdos: 1) permitir que las instituciones chilenas inviertan en el mercado chino, 2) abrir el segundo banco de liquidación de yuan en las Américas, y 3) establecer una línea de crédito swap entre los bancos centrales de Chile y China.
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Santiago de Chile: la plaza financiera del yuan en América Latina
1. Santiago de Chile: la plaza financiera del yuan en América
Latina
Ariel Noyola Rodríguez
ALAI AMLATINA, 28/05/2015.- Durante su visita a Brasil, Colombia,
Perú y Chile, el primer ministro Li Keqiang, abonó la influencia de
China en América Latina a través del cumplimiento de 2 metas
fundamentales: la transformación del mapa económico de la región
para apuntalar el protagonismo de Asía-Pacífico, y el impulso del
yuan en territorio sudamericano a través de Santiago de Chile como
plataforma.
El primer objetivo se alcanzó con los gobiernos de Brasil y Perú: la
construcción de una red ferroviaria de más de 5,000 kilómetros que
conectará los océanos Atlántico y Pacífico a fin de aumentar los
montos y la velocidad de los intercambios comerciales con China.
La «Ruta de la Seda» extensiva a Sudamérica[1], será una
alternativa para el tránsito de mercancías por el Canal de Panamá
(bajo control estadounidense desde hace décadas) y al mismo
tiempo, complementará las capacidades del Canal de Nicaragua,
también de próxima implementación.
En la construcción de ambos canales destaca el financiamiento
provisto por China, producto tanto de su interés por garantizar el
suministro de recursos naturales de carácter estratégico (petróleo,
metales, minerales, etcétera), como por los vínculos comerciales
privilegiados que mantiene con Managua y las economías
sudamericanas, incluso por delante de Estados Unidos y Europa.
Sin embargo, el incremento de los flujos de comercio e inversión
2. entre China y la región latinoamericana, sobre todo a partir del
ingreso de la primera a la Organización Mundial de Comercio (OMC)
en 2001, no guarda hasta el momento ninguna relación con el uso
incipiente del yuan.
Mientras que el comercio con China se multiplicó 22 veces entre los
años 2000 y 2014, según las estimaciones de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL)[2], a partir de 2009
únicamente con Brasil y Argentina se establecieron acuerdos tipo
«swap» (permutas de divisas) para impulsar las operaciones en
yuanes entre empresas (a través de los bancos centrales). Ni siquiera
los principales exportadores de hidrocarburos y minerales a la región
Asia-Pacífico, como Venezuela y Perú, lograron construir vínculos de
cooperación financiera con Pekín.
De ahí la importancia del segundo acuerdo alcanzado durante la gira
de Li Keqiang: Chile, el primer país sudamericano que reconoció a
China en el ámbito diplomático hace 45 años y que suscribió un
Tratado de Libre Comercio (TLC) en 2005, ahora será protagonista
del lanzamiento de la primera plaza financiera del yuan en América
Latina, gracias a la adopción de 3 acuerdos clave.
En primer lugar, el gobierno chileno recibió la autorización de las
autoridades regulatorias chinas para participar en el Programa Chino
de Inversores Institucionales Extranjeros Calificados en Renminbi
(RQFII, por sus siglas en inglés). Con ello, los bancos, fondos de
pensiones, compañías de seguros y fondos mutuos de origen chileno,
podrán invertir un monto límite de hasta 50,000 millones de yuanes
(8,100 millones de dólares) en el mercado de capitales de China[3].
En segundo lugar, se acordó la apertura del segundo banco de
liquidación de la «moneda del pueblo» (renminbi) en el continente
americano, el primero se instaló en América del Norte, en Canadá[4].
A través de una inversión inicial de 189 millones de dólares y bajo la
supervisión del Banco de Construcción de China (CCB, por sus siglas
en inglés), Chile y el gigante asiático disminuirán los costos de sus
transacciones (operaciones de crédito, pagos por concepto de
comercio exterior, etcétera) y facilitarán la conversión entre sus
divisas.
El CCB es una entidad global que en los últimos años, ha llevado a
cabo operaciones por más de 7 billones de yuanes para más de
19,000 clientes fuera de China. Ya con varias sucursales abiertas en
Chile, ahora pretende ampliar sus servicios financieros en el resto de
los países sudamericanos[5].
Y en tercer lugar finalmente, se concretó la firma de una línea de
crédito «swap» de divisas entre el banco central de Chile y el Banco
3. Popular de China por un monto de 22,000 millones de yuanes (3,500
millones de dólares), que permitirá por un lado, amortiguar los
efectos de la volatilidad del dólar sobre los flujos de comercio e
inversión y, por otro lado, ayudará a que el peso chileno y el yuan
ganen terreno en la facturación de sus intercambios bilaterales[6].
«Esperamos que nuestra cooperación Chile-China en materia
financiera pueda contribuir a la cooperación industrial y de
inversiones entre China y toda América Latina», sentenció Li Leqiang
durante su visita[7]. Su declaración pone de manifiesto la creciente
preocupación en amplios sectores de la izquierda latinoamericana por
el tipo de relación que se ha cultivado hasta ahora con el dragón:
exportaciones e influjos de capital concentrados en productos y
actividades de la industria extractiva.
Es que después de la caída de los precios de las materias primas y la
brusca desaceleración de los mercados emergentes, es evidente que
la musculatura de China no es suficiente para detonar la reactivación
económica en los países del Cono Sur.
Pese a todo, el gobierno chino se declara dispuesto a llevar un paso
adelante, los términos de sus vínculos económicos con los países
latinoamericanos[8]. Citando a los poetas Pablo Neruda y Xin Qiji, el
primer ministro de China sostuvo en la sede principal de la CEPAL que
«nada podrá detener el río de la aurora» y que «sus aguas corran
hacia el Oriente».
Para triunfar en esa encomienda, consideró urgente aumentar las
inversiones tecnológicas para así, contribuir a la creación de cadenas
regionales de alto valor agregado que transformen el modelo de
crecimiento de la región sudamericana.
En ese sentido, la instalación de la primera plaza financiera del yuan
en América Latina, en la ciudad de Santiago de Chile, se ha
convertido de facto en el laboratorio de un enorme desafío para los
líderes de Pekín: por un lado, finalmente hacer posible la
industrialización periférica y, por otro lado, fortalecer la
internacionalización del yuan con el apoyo de los gobiernos de
Sudamérica.
- Ariel Noyola Rodríguez es economista egresado de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Contacto: noyolara@gmail.com.
Twitter: @noyola_ariel.
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[1] «The Silk Road Stretches To South America», Andrew Korybko,
4. Oriental Review, 20 de mayo de 2015.
[2] «América Latina y el Caribe y China: hacia una nueva era de
cooperación económica», CEPAL, Mayo 2015.
[3] «China Extends Yuan Clearing Network, RQFII Program to Chile»,
Bloomberg, 25 de mayo de 2015.
[4] «¿Quién es el 'caballo de Troya' de China en América del Norte
para impulsar el yuan?», Ariel Noyola Rodríguez, Russia Today, 6 de
mayo de 2015.
[5] «CCB Designated as the First RMB Clearing Bank in South
America», China Construction Bank, 26 de mayo de 2015.
[6] «China, Chile ink multi-billion-USD currency swap deal amid
closer financial ties», The Global Times, 26 de mayo de 2015.
[7] «China instala en Chile su plataforma financiera latinoamericana»,
RFI, 26 de mayo de 2015.
[8] «China Seeks 'Updated Model' for Latin America Cooperation»,
Shannon Tiezzi, The Diplomat, 28 de mayo de 2015.
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