El documento describe la situación política en Canaán durante el siglo XII a.C., cuando varios grupos como los arameos, amonitas, moabitas y edomitas se establecieron en la región. También habla sobre la llegada de los Pueblos del Mar, incluyendo a los filisteos, y cómo su presencia llevó a las tribus hebreas a elegir a Saúl como su primer rey para defenderse. Más tarde, David se convirtió en rey tanto de Judá como de Israel, unificando a las tribus y expandiendo el re
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Los comienzos de la monarquia israelita
1. YHWH, el que ha escogido a Sión.
La teología de los escribas reales de Judá.
D
urante el siglo XII aEC, la
situación del país de Ca
naán experimentó un nota-
ble cambio debido a la llegada a la
región de varios elementos extran-
jeros que hicieron inevitables los
conflictos por la posesión de los te-
rritorios. Así, las tribus beduinas de
los madianitas se dedicaron a sa-
quear mediante razzias a los recién
instalados hebreos.
Desde el desierto siro-arábigo
penetraron los arameos, dando ori-
gen a la formación de varios esta-
dos: Aram-Sobá, Aram-Rejob y Izquierda: Reconstrucción de un habitat familiar en la
Aram-Damasco. antigua Jericó. Derecha: Notable cananeo, sgún una
Al sur de estos estados ara- representación encontrada en las ruinas de Hazor. A
meos aparecieron tres grupos de estos elementos autóctonos se sumarían, en la pugna
por la tierra, hebreos, arameos y los pueblos del Mar.
origen tribal que se instalaron en las
montañas, entre el Jordán y el de-
sierto: Ammón, Moab y Edom. Sus En efecto, Egipto había tenido Según una inscripción de Me-
relaciones con las tribus hebreas que hacer frente durante el siglo XII dinet Abú, el recorrido de la inva-
fueron de ordinario hostiles, pero, a las incursiones de los llamados sión incluyó amplias zonas de Asia
careciendo de fuerzas hasta ese pueblos del mar, que asolaron la cos- Menor: Cilicia (Qode), Anatolia (Ar-
momento, no llegaron a ser por el ta oriental del Mediterráneo. El im- zawa), Chipre (Alashia) y la tierra de
momento una amenaza seria. perio hitita y la ciudad de Ugarit es- Amurru (Líbano). Finalmente, los fi-
Las ciudades cananeas de la tuvieron entre sus vícti-
costa fenicia (Sarepta, Tiro, Sidón, mas, y el faraón Ramsés
Beritos, Biblos), autónomas y regi- III logró vencerlos sólo Los Pueblos del Mar
das por una monarquía hereditaria, después de mucho es-
jugaban un papel importante en el fuerzo. Sus victorias na- «Ningún país pudo resistir frente a sus ar-
comercio del oriente del Mediterrá- mas, desde Hatti, Qode, Karkemish, Arzawa
vales fueron glorificadas
y Alashia, todos destruidos de una vez. Un
neo. Pero una nueva fuerza comen- en las paredes de los tem- campamento se estableció en un lugar de
zó a reemplazar allí a los egipcios plos de Karnak y Medi- Amurru. Ellos asolaron su pueblo y su país
como dominadores de la región. net Abú. fue como si no hubiese existido jamás. Se
dirigieron a Egipto, mientras que un fuego
se preparaba ante ellos. Su confederación
la formaban los filisteos cheker, los sheke-
Los arameos lesh, los denyen y los ueshesh, países uni-
El rey Tiglatpileser I (1115-1077) tuvo que combatir con los nómadas dos entre ellos».
arameos, que habían llegado hasta las puertas de Asiria. Un prisma
de arcilla procedente de Assur contiene un texto en que se relata Crónica del templo de Medinet Abu
cómo fueron perseguidos hasta la actual Siria:
«En la confianza de Assur, mi señor, tomé mis carros y mis
guerreros. Me dirigí al desierto. Marché hasta los Ahlamu
Armayu, enemigos de Assur, mi señor. Saqueé en un solo
día desde el extremo del país de Suhu hasta la ciudad de
Karkemish, que está en el país de Hatti. Hice una carnicería
entre ellos; me llevé sus bienes y posesiones innumera-
bles. El resto de sus tropas, que habían huido ante las furio-
sas armas de Assur, mi señor, atravesaron el Eufrates. Cru-
cé el Eufrates tras ellos en balsas de cuero. Conquisté seis
de sus ciudades, que están al pie del monte Bishri, las
entregué al fuego, las destruí, las demolí. Traje a mi ciudad
de Assur su botín, sus bienes y posesiones».
20 La época del Primer Templo
2. listeos (pilistim) rechazados por
Egipto se instalaron en la llanura
costera de Canaán, en lo que hoy
llamamos la franja de Gaza. Allí
fundaron la Pentápolis, confedera-
ción de ciudades-estados de mari-
neros y comerciantes integrada por
Gaza, Askelón, Asdod, Ekrón y Gat.
Ellos han dado su nombre a la re-
gión: Palestina.
Varias sugerencias han sido
propuestas acerca del lugar de ori-
gen de los pueblos del mar. La Bi-
blia ubica a los filisteos como pro-
cedentes de la isla de Creta, y la
mayoría de la evidencia arqueoló-
gica apunta hacia el mar Egeo. Se
ha hallado idéntica cerámica de es-
tilo griego micénico en Chipre y en
las ciudades filisteas de Asdod y
Ekrón. Esta última cerámica era de
fabricación local. Por tanto los filis-
teos pudieron ser un grupo de grie-
gos micénicos que emigraron hacia
oriente.
«Los que llegaron a mi frontera, su simiente no existe, su corazón y su alma
han desaparecido para siempre jamás. Aquellos que vinieron juntos por mar,
un fuego ardiente estaba ante ellos en las bocas del río, mientras que una
empalizada de lanzas les rodeaba en la playa. Fueron arrastrados, acorrala-
dos y postrados en la orilla, muertos y amontonados unos sobre otros. Sus
naves y sus bienes eran como si hubiesen caído al agua».
Arriba: Crónica del combate entre egipcios y pueblos del Mar, según el relieve de
Medinet Abu. Izquierda: Un grupo de denyen es llevado prisionero.
Surgimiento de la monarquía israelita y origen del pensamiento mesiánico
La expansión filistea desde la Así se recurrió a un proyecto de
llanura costera hacia el interior del poder centralizador «como se hace en
país presionó de tal manera a las todas las naciones» (1 Sam 8,5). En
tribus israelitas que les obligó a rea- otras palabras, una organización polí-
lizar una profunda reestructura- tico social con capital, ejército y admi-
ción dentro de su federación. La coa- nistración pública común, unidos en la
lición tribal de estilo patriarcal, con persona de un rey.
sus limitadas posibilidades de au- Cuando Yabés de Galaad fue ase-
todefensa, ya no era suficiente para diada por los amonitas, el benjaminita
enfrentar a un enemigo mejor equi- Saúl consiguió reunir un ejército y libe-
pado. Los filisteos, poseedores de rar la ciudad, aprovechando la victoria
veloces carros de combate y armas para hacerse proclamar rey de Israel.
de hierro, superaban ampliamente Se trataría probablemente sólo de
a las milicias dispersas de las tri- las tribus de Benjamín, Gad y tal vez
bus, equipadas con armas de bron- Efraím. Parecería haber sido dicha en-
ce. Por eso, los israelitas se procura- tronización la alternativa más segura
ron un jefe que uniera a sus clanes y ante el peligro planteado por los filis-
los organizara para enfrentar la su- teos. Pues, cada vez más infiltrados en
perioridad filistea. la región, ya amenazaban a las tribus Guerrero filisteo
La teología de los escribas reales de Judá 21
3. «Fue todo el pueblo a Guilgal, y allí en Guilgal, proclama-
ron rey a Saúl delante de YHWH, ofreciendo allí sacrificios
de comunión delante de YHWH; y Saúl y todos los israeli-
tas se alegraron en extremo» (1 Sam 11,15).
montañas, fuera pues éstos son los habitantes de
del alcance de los la región, desde Telam, yendo
carros filisteos. hacia Sur, hasta la tierra de Egip-
Esta circunstancia to. Devastaba David la tierra y no
dejaba con vida hombre ni mujer;
fue aprovechada
se apoderaba de las ovejas y bue-
por sus enemigos, yes, asnos y camellos y vestidos,
quienes derrota- y se volvía para llevarlos a Akís»
ron a Saúl y a tres (1 Sam 27,7-9).
de sus hijos en
Guelboé, colgando Desde esa posición David, muy
luego sus cuerpos hábilmente, aprovechó sus victorias
de Efraím y Benjamín a través del en los muros de la cercana Bet- sobre los amalecitas para ganarse
valle de Yizreel. La única respuesta Shean (1 Sam 31). la simpatía de sus compatriotas del
eficaz podría venir de una acción Ciertamente no se había conse- sur. Y, puesto que no había partici-
concertada y centralizada. Y el éxi- guido hasta ese momento la unani- pado con los filisteos en el ataque a
to de Saúl lo convertía en la perso- midad necesaria para poder inte- Saúl en Guelboé, logró que lo eligie-
na apropiada para esta empresa. De grar a todas las tribus hebreas en ran rey también las tribus israelitas
este modo Saúl concentró sus fuer- un reino unificado. Prueba de ello del norte:
zas para lograr la expulsión de los habían sido las muy tensas relacio-
filisteos del centro de Canaán: nes entre Saúl y David, que lleva- «Llegaron los hombres de Judá
ron al guerrero judaíta a llevar una y ungieron allí a David como rey
«Los hebreos que desde antes sobre la casa de Judá» (2 Sam
política independiente del reino de
estaban al servicio de los filisteos 2,4).
y que habían subido con ellos al Saúl. Así se había alistado como «Vinieron, pues, todos los ancia-
campamento, también deserta- mercenario al servicio de los filis- nos de Israel donde el rey, a He-
ron y se pasaron a los israelitas teos, recibiendo de ellos a modo de brón. El rey David hizo un pacto
que estaban con Saúl y Jonatán feudo el territorio fronterizo de Si- con ellos en Hebrón, en presen-
(1 Sam 14,21). quelag, para defender el límite sur cia de YHWH, y ungieron a David
del país contra las incursiones de como rey de Israel» (2 Sam 5,3).
La actividad de Saúl se exten- los nómadas del desierto:
dió también hacia el sur. Los rela- Ante el crecimiento del poder
«El número de días que moró
tos bíblicos guardan el recuerdo de alcanzado por el antiguo mercena-
David en territorio de los filisteos
batallas contra los amalecitas al sur fue de un año y cuatro meses.
rio, era de esperarse una reacción
de Hebrón (1 Sam 15), y de una cam- Subía David con su gente y hacía filistea. David no sólo impidió que
paña contra los filisteos en las coli- incursiones contra los guesuritas, los filisteos lograran extender sus
nas bajas de Judá (1 Sam 17). De esta los guirzitas y los amalecitas, dominios dentro del flamante reino
manera, pudo establecer los prime-
ros contactos con la tribu de Judá y,
a la vez, mantener alejados del te-
rritorio de Benjamín a estos enemi-
gos. Un talentoso guerrero de Belén
de Judá, llamado David, prestaría a
partir de entonces sus servicios al
reciente reino israelita.
Pero el reino de Saúl no tenía la
solidez que sólo una administra-
ción organizada podía proporcio-
nar. Su ejército, además, únicamen-
te podía desempeñarse bien en las
«David se refugió en la caverna de
Adullam. Lo supieron sus hermanos y
toda la casa de su padre y bajaron allí,
junto a él. Todos los entrampados y
desesperados se unieron a él y fue jefe
de ellos. Había con él unos cuatrocientos
hombres» (1 Sam 22,1-2).
22 La época del Primer Templo
4. «Salomón dominaba en toda la
Transeufratina, desde Tafsaj
hasta Gaza, sobre todos los
reyes de más acá del Río
(Eufrates); tuvo paz en torno a
todas sus fronteras. Judá e
Israel vivieron en seguridad,
cada uno bajo su parra y bajo
su higuera, desde Dan hasta
Bersheva, todos los días de
Salomón» (1 Re 5,4-5)
dos antes por su padre. De-
sarrolló entonces un sistema «Hizo el rey un gran trono de marfil y lo
revistió de oro finísimo. El trono tenía seis
de administración en el cual gradas y un respaldo redondo en su
el país quedaba dividido en parte posterior con brazos a uno y otro
doce distritos encargados de lado del asiento, y dos leones de pie junto
proporcionar cada mes hom- a los brazos» (1 Re 10,18-19). Rey
cananeo en su trono. Placa de marfil
bres para el ejército y, de en- hallada en Meguido.
tre los extranjeros del país,
la mano de obra para em-
prender grandes trabajos: nalmente estableció contactos con
el rey Hiram de Tiro, que le propor-
hebreo, sino que con sus empresas «Hizo el rey Salomón una leva en cionaron madera de cedro del Líba-
guerreras consiguió ensanchar las todo Israel; la leva fue de treinta no para la construcción de edificios
propias fronteras mucho más allá mil hombres... Tenía además y de una flota con base en el puerto
del territorio ocupado tradicional- Salomón setenta mil porteadores de Eilat, en el extremo sur del reino,
y ochenta mil canteros en el mon-
mente por la antigua coalición tri- junto al Mar Rojo. Así también pudo
te aparte de los capataces de los
bal. La momentánea decadencia de prefectos puestos por Salomón encarar importantes empresas co-
las potencias del Nilo y de Mesopo- al frente de los trabajos, tres mil merciales(1 Re 9,27-28).
tamia le permitieron convertir su trescientos que mandaban a la Salomón se comportó como uno
reino en un modesto imperio con gente empleada en los trabajos» de los tantos reyes de la época. Cons-
pequeños estados vasallos. Así la (1 Re 5,27.29-30). truyó en Jerusalem un magnífico
autoridad de David se extendió a palacio y organizó su corte al estilo
los reinos de Moab y Ammón, a va- En Meguido y en otros lugares del faraón. En él disponía de un
rios principados arameos y al terri- estratégicos construyó grandes cuar- harén formado por muchas concu-
torio de Edom. teles para albergar a un ejército mo- binas y varias mujeres venidas de
Al unir en su persona la reale- dernizado de acuerdo al modelo de otras naciones: «Además de la hija
za sobre la tribu de Judá y sobre las los imperios vecinos (1 Re 5,6). Fi- del Faraón, moabitas, amonitas,
tribus del antiguo reino de Saúl,
David debió prestar un especial cui-
dado para conservar el equilibrio en
las relaciones entre los clanes hasta
entonces rivales. Por eso prefirió
como capital una ciudad que no
perteneciera a ninguna de las tribus
hebreas, y conquistó Urusalim, una
ciudad cananea perteneciente a los
jebuseos, situada entre los dos gru-
pos de tribus. De este modo la capi-
tal del nuevo reino tendría un esta-
tuto jurídico especial de pertenencia:
Jerusalén sería la ciudad de David.
La sucesión de David fue obje-
to de luchas internas que comenza-
ron a dividir el reino. Salomón, el
hijo que David había engendrado
con Betsabé, obtuvo la corona y lo-
gró establecer la paz necesaria para
organizar los dominios conquista-
La teología de los escribas reales de Judá 23
5. edomitas, sidonias, hititas (1 Re Formados en el arte de escribir, los
11,1). Todas ellas traían a sus dio- escribas eran también sabios
dotados de discreción que habían
ses patrios, con la consiguiente pér- aprendido el arte de dirigir la vida.
dida de la pureza de la fe yahvista Rodeado de estos consejeros, el
en el ámbito de la corte. rey forjaba sus proyectos y
También contó con un cuerpo emprendía obras para el gobierno
del país. Los consejos de los
de escribas, procedentes de la anti- sabios, considerados casi como
gua monarquía cananea de Jerusa- oráculos divinos, podían mantener
lem e instruidos según el modelo de o destruir los fundamentos de la
la corte egipcia. A este ambiente cor- realeza, que eran el derecho y la
justicia. Podían abusar de su poder
tesano debemos las primeras colec- o entregarse a la demagogia para
ciones de proverbios: Prov 10,1- Escribas egipcios complacer al soberano.
22,16, titulada Proverbios de Salomón,
y Prov 25-29 que comienza con la
frase También estos son proverbios de más emancipado de YHWH en el
Salomón, transcritos por los hombres campo político. Semejantes innova- La historia de David
de Ezequías. ciones en la vida sagrada de un
Por eso los primeros años de la pueblo antiguo exigían una legiti- La lectura de la historia a la luz de la
monarquía israelita pudieron dar la mación. fe en YHWH interpretó que el actuar
La presencia en la corte de es- de Dios siempre asumió como punto
impresión de que la antigua federa-
de partida de su intervención una
ción hebrea había sido sustraída de cribas capacitados permitió la ela- historia muy humana, donde no
la soberanía de YHWH. Aquel Israel, boración de relatos que pudiesen faltan miserias e intenciones poco
cuya protección había ejercido en presentar como voluntad de Dios la santas. Por eso los escritores de la
aparición de esas instituciones tan Biblia no tuvieron ningún problema
otros tiempos YHWH mediante
en mostrar a los reyes de Israel con
caudillos liberadores (los jueces), se ajenas a las antiguas tradiciones tri- su humanidad frágil y en situaciones
había convertido en un estado que bales, como eran la realeza davídi- escandalosas. David llega a ser, a
decidía sobre su propio territorio y ca o la presencia del arca en Jerusa- la vez, el obediente servidor de Dios
lem. El trono de David recibió en- y también el trasgresor afligido por
su potencial militar interno. El mis-
su pecado. En este sentido la
mo David, un hombre desprovisto tonces una directa legitimación sa- tradición bíblica va a dejar bien claro
de cualquier dignidad que le auto- grada mediante la profecía de Na- que la monarquía israelita nació a la
rizase a tomar posesión de la coro- tán. Según ella, Dios aseguraría para luz de la historia, de un modo distinto
siempre el reinado de la dinastía de como era considerada la realeza
na, tuvo que instalar el arca de la
babilónica:
Alianza en su capital para poder davídica sobre Israel y le ofrecería
vincular su trono de Jerusalem con relaciones filiales. Porque YHWH «Cuando la monarquía bajó del
las tradiciones más arraigadas de quiere ser padre del Ungido, éste se cielo, entonces por primera vez
Israel. Sólo así el reino de David convertirá en su hijo. existió la monarquía en Eridu...
pudo seguir siendo el pueblo de Dios A partir de entonces, se pondrá Así empieza la lista de los pri-
congregado en torno al Arca de la Alian- en evidencia el lugar que ocupa el meros reyes de Babilonia» (tex-
rey Mesías en la fe de Israel. En vir- to 265 del Ancient Near Eastern
za de YHWH. Un paso más daría
Texts de J. Pritchard).
Salomón al construir un templo tud de esa promesa, cada rey del li-
para el Arca de Dios y un altar. De
este modo el antiguo culto yahwis-
ta celebrado en cada santuario pa-
triarcal y unificado en torno al Arca, La casa de David
se iría centralizando en el Templo
Como respuesta de Dios ante el proyecto de David de construirle una casa, Dios
real de Jerusalem.
asegura para siempre el reinado de la dinastía davídica sobre Israel y le ofrece
Pero lo cierto era que cada vez relaciones filiales. Ya que el Creador de todas las cosas es inabarcable, es el
había menos semejanza entre este hombre quien debe acogerse al abrigo divino sin buscar construir por sí solo su
Israel que afluía al templo para par- propio destino. Por eso va a ser YHWH quien edifique una casa para David:
ticipar del culto oficial y aquellos
«Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres,
antiguos miembros de la Alianza
afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y
tribal, dispuestos a dejarse condu- consolidaré el trono de tu realeza. El construirá una casa para mi Nom-
cir por YHWH a la guerra santa y bre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él
prontos a escuchar sus manda- padre y él será para mí hijo. Si hace mal, le castigaré con vara de hom-
mientos en las peregrinaciones. Los bres y con golpes de hombres, pero no apartaré de él mi amor, como lo
clanes iban perdiendo cada día aparté de Saúl a quien quité delante de mí. Tu casa y tu reino permane-
mayor libertad de acción al desha- cerán para siempre ante mí; tu trono estará firme eternamente» (2 Sa
cerse su constitución tribal bajo el 7,12-16).
peso del poder de un reino cada vez
24 La época del Primer Templo
6. naje davídico sería considerado le-
gítimamente el Mesías por el cual Rituales de entronización regia
Dios cumpliría los designios relati-
vos a su pueblo. Existía pues, entre En la subida al trono de los faraones la
YHWH y la casa de David, un con- predilección divina era expresada a través de
un documento escrito por la divinidad en
trato de favor que establecía una persona, como consta en las palabras de
base jurídica para las futuras rela- Amón-Re de Karnak a Hatschepsut:
ciones entre los contrayentes.
La elección de Dios sobre el rey, «Mi hija querida... yo soy tu padre amado.
sin embargo, era una idea común a Yo establezco tu dignidad como señor de
todo el Oriente antiguo. En virtud ambos países. Yo te escribo tu protoco-
lo».
de una Alianza pactada, la divini-
dad asumía la defensa del rey ante En estas ceremonias debió inspirarse el
sus enemigos. Pero, a pesar de las posterior ritual de la subida al trono de los reyes
semejanzas, existe también una pro- de Israel, tal como se describe en la coronación
funda diferencia: mientras que en de Joás por el sacerdote Yehoyadá:
Egipto se entendía la cualidad de
«Hizo salir entonces al hijo del rey, le puso
hijo de dios del faraón en un senti- la diadema y el Testimonio y lo ungió. Ba-
do físico e inmediato, esto era im- tieron palmas y gritaron «¡Viva el rey!» (2
pensable en la fe de YHWH, según Re 11,12).
la cual el rey es hijo sólo por adop-
ción. Al recibir la corona, el rey da- Y tal vez el contenido del testimonio sea el
vídico recibía de YHWH el encargo decreto referido por el rey en el Sal 2,7-8:
de gobernar con justicia y sabidu-
«Voy a anunciar el decreto de YHWH: El
ría y de pastorear al pueblo de Dios. me ha dicho: «Tú eres mi hijo; yo te he
David, prototipo del Mesías de engendrado hoy. Pídeme, y te daré en he-
YHWH, será un signo de esperan- rencia las naciones, en propiedad los con-
za para Israel. La promesa de fines de la tierra».
YHWH a David será interpretada y El faraón Akhenaton
actualizada continuamente en las
Oración del faraón hijo de Atón
Un himno dedicado al dios-sol Atón, conservado en una pared de la tumba de Ay
en El-Amarna, expresa esta convicción del soberano Akhénaton:
«Cuando te levantas, haces crecer todas las cosas para el rey. La prisa
se apodera de toda pierna apenas has organizado la tierra y la has
hecho surgir de tu hijo, salido de tu cuerpo, el rey del Sur y del Norte que
vive de verdad, Akhénaton... y la gran esposa real a la que ama, Nefertiti».
Oración del faraón hijo de Amón Ra
Confiado en su filiación divina, el faraón Ramsés II dirigió su
oración al dios Amón cuando la lucha contra los hititas le
resultava adversa en la batalla de Kadesh:
«¡Yo te llamo, padre mío Amón! Estoy en medio de pue-
blos numerosos que no conozco. Todas las naciones
se han unido contra mí. Estoy solo, ningún otro conmi-
go» (de una inscripción del templo de Karnak).
Del mismo modo el rey de Israel suplicaría confiadamente cuando
también él se encontrara en peligro:
«¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mas-
cullan planes viles? Se yerguen los reyes de la tierra,
Arriba: Ramsés en su carro en la batalla de Kadesh, los caudillos conspiran aliados contra YHWH y contra
aniquilando heroicamente a numerosos hititas, según la
su Ungido» (Sal 2,1-2).
representación del templo de Karnak. Abajo: Los carros
hititas sorprenden a los egipcios y dejan aislado a Ramsés.
La teología de los escribas reales de Judá 25
7. generaciones posteriores. En ella
buscarán su origen y su legitima-
ción todas los proyectos de restau-
ración mesiánica que se den a lo lar-
go de la historia de Israel. Así, Los
escritores de la corte de Jerusalem
vincularon la realeza con los tiem-
pos del desierto a través de la profe-
cía de Balaam:
Izquierda: Arca egipcia usada en proce-
«Lo veo, aunque no para ahora, siones religiosas y guardada en el lugar
lo diviso, pero no de cerca: de Ja- más santo del templo. Arriba: El arca de la
cob avanza una estrella, un cetro Alianza capturada por los filisteos destru-
surge de Israel» (Num 24,17). ye el ídolo de sus captores (1 Sam 5,1-4)
La estrella anunciada será den será el mencionado en el salmo dimia, o las Tiendas. El salmo canta
el signo de la esperanza me 132, entonado en la celebración de la elección divina de Sión, pero tam-
siánica en los tiempos difí- cada aniversario del traslado del bién canta la ratificación de la alian-
ciles, cuando se ansíe una nueva in- Arca, en la popular fiesta de la ven- za de YHWH con David.
tervención de Dios en favor de su
pueblo.
El trono de David y el trono de YHWH
Fue también también necesario
un extenso complejo narrativo que Después de recordar los desvelos de David por trasladar el Arca, el salmo evoca
explicara qué relación existía entre la procesión que la llevaría hasta Jerusalem:
el antiguo santuario de Silo, en el
cual el Arca de la Alianza congre- «Mirad: hemos oído de ella que estaba en Efratá, ¡la hemos encontrado
gaba a toda la federación hebrea, y en los campos de Yaar! ¡Vayamos a la Morada de él, ante el estrado de
el santuario real de Jerusalem. Se- sus pies postrémonos! ¡Levántate, YHWH hacia tu reposo, tú y el arca de
tu fuerza! Tus sacerdotes se vistan de justicia, griten de alegría tus ami-
gún 1 Sam 4-6 el mismo YHWH
gos» (132,6-9).
había permitido que el Arca fuera
capturada por los filisteos y entre- El Dios que había elegido a Israel como pueblo suyo y lo había acompañado en su
gada a los hebreos nuevamente. Por peregrinación hasta la tierra prometida a los padres, ahora se detenía en medio de
lo tanto, la salida del Arca del san- este pueblo y elegía también un Lugar para habitar y un hijo que lo representara. El
trono de YHWH y el de David ya no podían separarse.
tuario de Silo no se debía a una ar-
bitrariedad de David, sino a una in- «Juró YHWH a David, una verdad que no retractará: «El fruto de tu seno
tervención divina. asentaré en tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza, el dictamen que yo
La descripción del traslado del les enseño, también sus hijos para siempre se sentarán sobre tu trono»
arca desde Quiryat Yearim a la ciu- Porque YHWH ha escogido a Sión, la ha querido como sede para sí:
dad de David (2 Sam 6) conserva el «Aquí está mi reposo para siempre, en él me sentaré, pues lo ha queri-
mismo esquema que la narración del do... Allí suscitaré a David un fuerte vástago, aprestaré una lámpara a mi
ingreso del Arca al Templo cons- Mesías; de vergüenza cubriré a mis enemigos, y sobre él brillará su
truido por Salomón (1 Re 8): proce- diadema» (Sal 132,11-18).
sión-sacrificio-bendición. Este or-
La historia judaíta: las antiguas tradiciones desde la óptica de la bendición.
Los cambios políticos y socia- por fiestas y costumbres de una va- a las generaciones siguientes en un
les suscitados a partir del origen de lidez inamovible. lugar distinto de dicho santuario.
la monarquía provocaron también Las tradiciones sobre las ma- Pero en la corte de Jerusalem no
cambios profundos en las concep- nifestaciones de YHWH a algún sólo se crearon nuevas tradiciones que
ciones religiosas de los israelitas. patriarca, conservadas por las tri- justificaran las realidades presen-
Hasta entonces la vida individual bus en torno a cada santuario, te- tes, sino que hasta las antiguas tra-
de los hebreos se insertaba en la vida nían la finalidad de garantizar la diciones cultuales de los santuarios
colectiva de las tribus, y en ellas santidad de ese lugar y la legitimi- patriarcales comenzaron a ser utili-
toda la existencia se hallaba al am- dad de los ritos practicados en él. zadas por los escribas como puro
paro de ritos y disposiciones sagra- Ligadas a ese sitio, era impensable material redaccional. Dicho de otro
das. La existencia era santificada hasta entonces que se transmitieran modo, el antiguo material sagrado
26 La época del Primer Templo
8. pasó del culto a la literatura. Com- sieron mostrar así que Dios fue ac-
«Vete de tu tierra, y de tu patria, y
binadas entre sí, estas tradiciones tuando en la vida de los patriarcas de la casa de tu padre, a la tierra
fueron formando conjuntos narra- como un guía silencioso hasta el que yo te mostraré» (Gn 12,1).
tivos más amplios. cumplimiento de la promesa.
A partir de este trabajo de los La política exterior de David
escribas se fueron redactando los En un antepasado común, los había traído unas consecuencias
primeros esbozos de la historia de narradores describieron la elección que los narradores leyeron también
Israel, dando lugar a una narración de Israel por YHWH, hecha mani- desde una óptica religiosa. Sus vic-
ordenada del designio de Dios, ma- fiesta bajo el signo de la promesa de torias militares habían permitido
nifestado en tres temas claves: la tierra. En el camino que Abraham anexar a su reino nuevas tribus y
emprendió vieron no solo un hecho someter a otros reinos que, al hacer-
• la tierra, particular perteneciente a la histo- se vasallos del rey, podían gozar
• la alianza, ria remota, sino también la caracte- también de la bendición que YHWH
• el reino mesiánico. rística fundamental de la vida de había otorgado a Abraham. Los es-
Israel como pueblo ante Dios. Sepa- cribas que narraban la historia del
Los próceres del pasado deja- rado de los otros pueblos a causa pueblo intentaron mostrar, enton-
ron de ser personajes que vivieron de su fe, extranjero en Canaán (pues ces, cómo la heterogeneidad del rei-
su existencia aislada, y entonces muchas ciudades quedaban aún en no israelita estaba ya anunciada en
Abraham se convirtió en el deposi- manos de los cananeos), Israel esta- la promesa de Abraham. El mismo
tario de la promesa de YHWH, Moi- ba siendo conducido por un cami- nombre de Abraham (hebr. padre de
sés en el profeta mediador de la no especialísimo cuyo plan queda- una multitud) estaba designando su
Alianza y David en el Mesías rey de ba por entero en manos de Dios. La vocación:
Israel. peregrinación de Abraham estuvo
«en ti serán bendecidas todas
Pero todos los actos de esta his- marcada por la fe en YHWH, ya que
las familias de las naciones» (Gn
toria, por más importantes que fue- se puso en camino en medio de una 12,3).
ran, nunca llegarían a conseguir un incertidumbre absoluta:
aumento del contenido esencial de
esa fe que los israelitas profesaron
desde el comienzo: YHWH liberó a
Israel de Egipto. Hasta las tradicio- Pueblos emparentados con Israel
nes compuestas por los teólogos
reales para justificar la sucesión Los escribas que narraban la historia de Israel intentaron mostrar cómo la hetero-
davídica tuvieron que ser referidas geneidad del reino davídico (con sus poblaciones conquistadas) estaba ya anun-
ciada en la promesa de Abraham. ¿Podría considerarse hermano de Israel a un
a ese núcleo fundamental de la fe. pueblo tan hostil a él como lo era Edom? Una ocurrente historia fue redactada para
Si Israel había llegado a ser en ese justificar como voluntad expresa de YHWH el dominio de Israel sobre Edom. En ella
tiempo un reino, era porque mucho YHWH anunciaba a la madre de Israel:
tiempo atrás Dios lo había salvado,
había rechazado y aniquilado a los «Dos pueblos hay en tu vientre, dos naciones que, al salir de tus entra-
ñas, se dividirán. La una oprimirá a la otra; el mayor servirá al pequeño»
egipcios: ese era verdaderamente el
(Gn 25,23).
comienzo de su historia y de su fe.
De este modo las narraciones El hermano mayor había dicho un día al menor al volver del campo:
sobre los patriarcas no eran más
que el prólogo a este comienzo de la «Dame a probar de lo rojo, de eso rojo (hebr. adom), porque estoy ago-
historia de la salvación de Israel. La tado»- Por eso se lo llamó Edom» (25,30).
tierra en la que Israel por entonces
habitaba fue presentada en estos Y entonces Edom vendió a su hermano Jacob la primogenitura por un plato de
comida. ¿Se podía decir lo mismo de los enemigos amonitas y moabitas, ahora
textos como la tierra prometida a sometidos? Se insertó a estos pueblos (emparentados mediante la conquista de
Abraham y a su descendencia. Y para David) al árbol genealógico de Israel a través del sobrino de Abraham, pero usan-
conseguir ese efecto anunciador los do un juego de palabras se les refirió, además, un origen denigrante. Después que
escribas proyectaron sobre la época YHWH había destruido las ciudades pecadoras de la región de Zoar, Lot, se había
instalado en una cueva con sus dos hijas. La mayor había dicho a la menor:
de los antepasados la vida del Is-
rael de entonces, de sus institucio- «Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a
nes y de sus problemas. nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a propinarle vino
Esa reelaboración de las tradi- a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descen-
ciones de los patriarcas hizo posi- dencia» (Gn 19,31-32). «Las dos hijas de Lot quedaron embarazadas
ble, sobre todo, que estas historias de su padre. La mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab (salido de mi
también describieran la relación padre): es el padre de los actuales moabitas. La menor también dio a
peculiar con Dios que Israel había luz un hijo, y lo llamó Ben Ammí (hijo de mi madre): es el padre de los
experimentado reflexionando sobre actuales amonitas» (19,36-38).
su historia. Los teólogos reales qui-
La teología de los escribas reales de Judá 27
9. La eficacia de la bendición de
Abraham llegaba, pues, hasta don-
de se extendiera el mundo de las
Proyectos ambiciosos
naciones. Un mundo ciertamente La arquitectura de edificios como las pirámides de Egipto o las torres escalonadas
desdichado, ya que la incomunica- de Mesopotamia se transformaba en un signo evidente de la audacia de los cons-
ción y la confusión parecían ser el tructores y del poder de los reyes.
estado definitivo en las relaciones Algunas inscripciones en estos templos aumentaban el efecto ya originado por su
altura:
entre las naciones.
¿Por qué los hombres vivían «Marduk, el Señor, me ordenó a propósito de Etemenanki, el ziggurat de
dispersos, separados en distintos Babilonia, que antes se había resquebrajado y había caído en ruinas,
pueblos, naciones y lenguas opues- que asegurase sus fundamentos en el seno del mundo inferior y que
tas entre sí? Los narradores de la hiciera su cima semejante al cielo» (Inscripción del rey Nabopalassar,
historia de la promesa intentaron 625-605 aEC)
penetrar en el misterio de la huma-
nidad desgarrada. En el episodio de El templo del dios Marduk en Babilonia era llamado Etemenanki por los habitantes
de la ciudad (templo del cimiento del cielo y de la tierra), y casi en los mismos
Babel, los escribas de la corte de Je- términos el relato bíblico habla de lo construido allí:
rusalem dibujaron la imagen pri-
mordial de toda cultura humana y «Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cie-
la fuerza que la animan. los, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz
A los ojos de la fe yahwista el de la tierra» (Gn 11,4).
imponente ziggurat de Babilonia no
era más que un proyecto orgulloso
en competencia con el Dios que ha-
bía hecho maravillas al sacar a Is-
rael de Egipto. Por tanto, no podía
ser el lugar de reunión de los hom-
bres (como el Templo de Jerusalem),
sino el signo de su dispersión ante
el juicio divino. Los narradores ju-
daítas deformaron el significado del
nombre de la ciudad (Babilanu =
Puerta de los dioses) a partir del ver-
bo babal (confundir):
«He aquí que todos son un solo
pueblo con un mismo lenguaje, y
éste es el comienzo de su obra.
Ahora nada de cuanto se propon-
gan les será imposible. Baje-
mos, y una vez allí confundamos
su lenguaje, de modo que no en-
tienda cada cual a su prójimo». Y
desde aquel punto los desperdi-
gó YHWH por toda la faz de la tie-
rra» (Gn 11,6-8).
Y es a partir de aquí donde
unieron la historia de los orígenes
de Israel con la historia general de
toda la humanidad. En la elección
de un hombre concreto YHWH in-
sinuaba ya un plan histórico y la
universalidad de la bendición.
YHWH quería hacer grande el nom-
bre de Abraham, es decir, darle
aquello que los hombres querían Ruinas del zigurat de Ur y reconstrucción del mismo.
conquistar por sus propias fuerzas
al edificar la torre.
La reunión de todos los pueblos vocación de Abraham era, pues, el
y lenguas sólo se realizaría en tor- punto de partida de un retorno de
no al Dios adorado en Jerusalem. La los hombres a Dios.
28 La época del Primer Templo
10. La verdadera sabiduría y la aceptación de los límites
Pero la voluntad indomable de Los mitos describen las diver- De esta concepción surge una
grandeza de los hombres que preten- sas irrupciones de lo sagrado en el diferencia fundamental del hombre
dían alcanzar a Dios no sólo separa- Mundo. Es esta irrupción lo que fun- moderno respecto al miembro de las
ba y enfrentaba mediante actitudes damenta realmente el Mundo y la que sociedades arcaicas. Mientras que
cada vez más violentas a los hom- lo hace tal como es hoy día. Más el hombre moderno, a pesar de ser
bres de distintos pueblos. ¿Acaso el aún: el hombre es lo que es hoy, un conciente de que es el resultado del
hombre, capaz de pensar y hacer ser mortal, sexuado y cultural, a desarrollo de la Historia Universal,
grandes obras, no era también capaz consecuencia de las intervenciones no se siente obligado a conocerla en
de emprender muchas bajezas hasta de los seres sobrenaturales. su totalidad, el hombre primitivo se
contra sus propios conciudadanos Un modo distinto de compren- siente obligado a conmemorar la
y parientes? ¿No era capaz de lo der la historia, el modo positivista historia mítica de su tribu, y ade-
mejor y también de lo peor? moderno, científicamente documen- más a actualizarla periódicamente en
Antes que el pueblo de Israel tado, pretendidamente neutro y ob- el culto.
otras culturas se habían esforzado jetivo, imparcial y libre de interpre- De este modo no sólo explica el
ya en dar una respuesta a los gran- tación subjetiva, inclina a conside- Mundo y su modo de existir en él,
des interrogantes del hombre que rar el contenido de los mitos como sino que repite lo que los dioses, los
vive en sociedad: ¿qué es el hom- carente de verdad. Sin embargo cada héroes o los antepasados hicieron
bre?, ¿qué relación guarda con el mito fue considerado desde el mo- en el origen. Conocer los mitos no
mundo de lo divino?, ¿cómo se ex- mento de su surgimiento como una es únicamente aprender cómo las
plican esas realidades que son el historia verdadera, por el simple cosas han llegado a la existencia,
trabajo, la pareja humana, el naci- hecho de que narra siempre realida- sino también dónde encontrarlas y
miento de los hijos, el culto?, ¿cuál des que hoy se siguen experimentan- cómo hacerlas reaparecer cuando
es el orden de este mundo?, ¿por qué do. Todo mito de origen del mundo desaparecen.
se abaten sobre el hombre grandes o cosmogonía es verdadero en la me- Pero la descripción que cada
calamidades como el hambre, las dida de que ahí está el Mundo para pueblo ha hecho de los orígenes está
enfermedades o las inundaciones? demostrarlo. Otro tanto se puede inevitablemente ligada a su propia
Las reflexiones que los distin- decir de todos aquellos mitos que experiencia vital. Para los israelitas,
tos pueblos elaboraron sobre estas describen el origen de la muerte: son este origen tenía que buscarse, por
cuestiones surgieron espontánea- verdaderos en la medida en que nin- tanto, en los acontecimientos que
mente a partir de la observación de gún hombre puede sustraerse a este marcaron los comienzos de sus pro-
la vida, pero fueron proyectadas en experiencia universal. pia historia, es decir, el Exodo.
un tiempo anterior al tiempo, y ex-
presadas a través de relatos que con-
tenían en sus escenas lo que mani- Orígenes de la humanidad según el mito de Atra-Hasis
festaba ser la experiencia común a
todos los hombres. Es lo que sole- «Cuando los dioses eran como el hombre, soportaban la tarea, lleva-
mos denominar mito. ban la carga; la carga de los dioses era grande y la tarea pesada; abun-
dante era la fatiga. Los grandes Anunnaku, la septena, querían hacer
soportar la tarea a los Igigu» (2-6).
En el principio Agotados por el trabajo de excavar los cauces del Tigris y del Eufrates, los Igigu
acabaron por rebelarse, quemando sus instrumentos de trabajo y acudiendo al
A diferencia de los relatos míticos palacio de Enlil con intención de destronarlo. Entonces Anu, Enki y los Anunnaku
del Medio Oriente que se pierden celebraron consejo y acabaron por reconocer que los Igigu tenían razón en sus
en la noche de los tiempos, los orí- quejas. Encontraron como solución la creación de la humanidad para que cargara
genes de Israel están enraizados con el yugo que pesaba sobre los Igigu:
en la historia humana y pueden ser
rastreados por los historiadores a
«Está allí Belet-ili, la matriz; que
partir de ciertos documentos. Esto
supone una cierta desmitificación y la matriz vuelque, que dé forma
la superación del esquema había y que el hombre lleve la carga
una vez, expresado en los mitos del dios». Llamaron a la diosa,
sumerios con palabras tales como: interrogaron a la partera de los
dioses, la sabia Mami: «Tú has
«Aquel día, aquel día lejano, de ser la matriz formadora de la
aquella noche, aquella noche humanidad; forma el lullu, que
lejana, aquel año, aquel año soporte el yugo; que soporte el
lejano, aquel día de antaño en yugo que es la obra de Enlil; que
que apareció lo que faltaba» el hombre lleve la carga del
(Epopeya de Gilgamesh, dios».
tablilla XII)
Imagen sumeria de un hombre llamado Ur Nashe transportando una carga
La teología de los escribas reales de Judá 29
11. Abordado desde aquí, el relato
de los orígenes relaciona a Dios pri- Un jardín de delicias
mariamente con la historia, y secun-
dariamente con la naturaleza y su La mitología sumeria también evocaba, al comienzo del mito de Enki y Ninhursag,
ritmo periódico y permanente. No- la existencia de un ámbito cuya bondad era como la que tenía un verde jardín si se
sotros, en cambio, solemos conside- la comparaba con un desierto. Un país donde se daba todo aquello que el hombre
rar el relato de los orígenes como la podía desear:
respuesta inmediata a desde cuándo
«Dilmun es un lugar puro, Dilmun es un lugar limpio; Dilmun es un lugar
existe el mundo y el hombre, siendo limpio, Dilmun es un lugar brillante... En Dilmun el cuervo no lanza sus
que los israelitas se han pregunta- graznidos, el milano no lanza los gritos del milano, el león no mata, el
do más bien cómo vivir su relación lobo no arrebata al cordero, desconocido es el perro devorador de los
con Dios. cabritos, desconocido el jabalí devorador de grano... El enfermo de los
Por eso, los relatos de los oríge- ojos no dice: me duelen los ojos; el enfermo de la cabeza no dice: me
nes elaborados en Israel quieren de- duele la cabeza; el hombre anciano no dice: soy un anciano. El cantor no
sarrollar plenamente lo que significa la expresa ninguna queja, alrededor de la ciudad no se oye ninguna la-
Alianza. Lo que en ellos se ha des- mentación».
crito sobre el acercamiento y el ale-
jamiento del hombre respecto a Dios,
se ha escrito desde la propia expe-
riencia histórica y se le ha dado un
valor universal. Habiendo experi-
mentado que Dios había dado a Israel
una tierra, se comprendió también
que Dios había regalado al Hombre el
mundo.
Pero los teólogos de Jerusalem
aprovecharon también las tradicio-
nes de los otros pueblos y de ellas
tomaron algunas imágenes que le
permitieran expresar su propia vi-
vencia histórica. Por eso no debe-
ríamos sorprendernos de encontrar
en los relatos bíblicos de los oríge-
nes algunas concepciones fuerte-
mente mitológicas.
Sin embargo, una diferencia Pintura mural del palacio de Zimri Lim (Mari, s. XVIII aEC), llamado el Paraíso, donde
se representan dioses, árboles sagrados y la fuente de la cual surgen desde el
fundamental de óptica, que deriva centro los cuatro ríos.
precisamente de la propia experien-
cia, permiten distinguir ambas con-
cepciones. Por ejemplo, al plantear- das por el signo de la liberación y de YHWH y entronizado para ser Pas-
se los orígenes de la humanidad, el la promesa, y no de la opresión. tor de Israel y responsable del cum-
mito de Atra-Hasis concluía que los YHWH estaba, pues, muy lejos plimiento de la Alianza, emprendía
dioses crearon a los hombres para de ser el explotador que hacía tra- obras para el gobierno del país, así
no tener ellos que trabajar (ver cua- bajar a los hombres para sí y des- también el hombre era administra-
dro pág. anterior). Los escribas de cargaba sobre ellos el peso que él dor del mundo, con una autoridad
Jerusalem corrigieron el pensamien- mismo no quería soportar. Ante él, igualmente delegada de parte de
to babilónico, ya que lo que el mito el hombre podía vivir sin miedo, sin Dios.
describía no era un don, sino una vergüenza, en amistad con su crea- Pero no sólo el enfoque negati-
imposición pesada. En cambio, des- dor y con las demás creaturas. vo sobre la consideración de la acti-
de su propia experiencia histórica Para hablar de esta relación vidad humana era lo que enviciaba
Israel reconocía en YHWH a aquel amigable con Dios, no resultaba el pensamiento babilónico, sino
que les había dado todo generosa y desacertada la imagen del hombre también la misma constitución del
libremente. instalado en un jardín regado por va- hombre como ser vivo. Según el mis-
Si no se puede dejar de advertir rios ríos, puesto que así también era mo, lo que animaba la vida del hom-
un amargo pesimismo detrás de casi la tierra que YHWH había entrega- bre no era la vida de los dioses, sino
todos los mitos mesopotámicos, de- do a Israel y que sus soberanos do- la sangre de un dios muerto. En
trás de los relatos bíblicos tampoco minaban: del torrente de Egipto al cambio, para los pensadores de Je-
se puede dejar de advertir las rela- Gran Río. Y del mismo modo el rey rusalem, el hombre y cualquier crea-
ciones de Israel con YHWH, marca- davídico, ungido Mesías por tura podían vivir porque estaban
30 La época del Primer Templo
12. Los dioses modelan a los primeros seres humanos
«Mataron en su asamblea a We, un dios que tenía espíritu; con su carne
y su sangre Nintu mezcló arcilla; (...) ¡para siempre! De la carne del dios
hubo un Espíritu; dio una señal de sí al viviente y para impedir el olvido
hubo un Espíritu. Después que ella mezcló esa arcilla, llamo a los Anun-
na, los grandes dioses. Los Igigu, los grandes dioses, escupieron so-
bre la arcilla... Entraron en la casa del destino, el príncipe Ea, la sabia
Mama. Las matrices, una vez reunidas, pisan la arcilla ante ella. Ella,
ella profiere sin cesar el encantamiento que Ea, sentado ante ella, le
hace recitar. Cuando ella hubo terminado su encantamiento, escupió
sobre su arcilla, separó catorce puñados; puso siete puñados a la dere-
cha, siete puñados a la izquierda; puso el ladrillo en medio de ellos. Ella
sacó para él el cuchillo que corta el cordón umbilical; llamó a los sabios,
a las parteras, a las siete y siete matrices. Siete hicieron con arte a los
hombres, siete hicieron con arte a las mujeres».
La imagen, familiar para los antiguos, del Mito de Atra-Hasis 223-234.249-264
alfarero inspiró la idea de formación del
ser humano como una labor artesanal de
los dioses. También el pensamiento
bíblico: «YHWH, tú eres nuestro Padre.
Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, desde que el hombre era hombre. Entre Pero a nadie se le podía esca-
la hechura de tus manos todos nosotros» este adam y la adamah, entre el hom- par que la vida humana estaba mar-
(Is 64,7). bre y la tierra cultivable, existía una cada por una lucha interminable y
relación tan estrecha al proporcio- desesperanzada contra todo tipo de
animados por el aliento de YHWH. narle ella su sustento, que no era males. La vida transcurría llena de
Si la vida de Israel estaba en las extraño que, junto con otros pue- penas y de enigmas desalentadores.
manos de Dios era porque los miem- blos, estos escribas reconocieran a La firme voluntad de vivir estaba
bros del pueblo no tenían el domi- la tierra como la Madre de la que paralizada por el miedo a la muer-
nio sobre su propio aliento. Era había surgido el hombre. te; el trabajo mediante el cual se con-
YHWH quien le había dado forma Y si nefesh designaba original- seguía el sustento diario se volvía
como un alfarero que modela a una mente a los órganos necesarios para una tortura a causa de la fatiga que
vasija según su propio proyecto y respirar y comer, y por tanto para reportaba; la alegría de la materni-
no según la voluntad de la arcilla. vivir, entonces con esta palabra se dad se veía ensombrecida por el
El que había liberado a Israel y he- podía designar el hombre en cuanto a dolor. ¿Qué hombre sabio dejaba de
cho Alianza con él se había movido su especial relación con su aliento vital. reparar en esta triste y paradójica
desde su iniciativa salvífica antes Por eso el hombre modelado por realidad? Ante esa innegable reali-
que los hebreos fuesen un pueblo. YHWH Dios no era otra cosa que dad un lugar como el jardín de Edén
Estas convicciones permitieron un ser necesitado, que ni había conse- no podría existir o, mejor dicho, has-
a los narradores de Jerusalem tomar guido por sí mismo la vida ni podía ta el momento jamás se había dado.
la imagen de la tierra modelada por tampoco conservarla. A pesar de su ¿Significaba entonces que era
el artesano y expresar con ella una grandeza manifiesta el hombre no era un sueño ilusorio de los hombres?
verdad fundamental: el hombre no Dios. Si los dioses vivían siempre, ¿por
tenía vida por sí mismo, sino que la re- Pero aunque usara y adminis-
cibía de Dios. Así afirmaba su relato: trara todos los bienes de la creación
y les pusiera nombre como señal de
«Entonces YHWH Dios modeló al
adam con adamah, e insufló en
dominio, el hombre no encontraba a
sus narices aliento de vida, y re- ningún otro semejante a él en perfec-
sultó el adam un nefesh» (Gn 2,7). ción. Únicamente en la mujer (ishá)
podía ver a alguien semejante a él. Los
Con ese aliento divino, aún de- narradores vieron en la similitud de
pendiente de YHWH, el hombre era nombre respecto al varón (ish) la
un ser libre y no un esclavo de los igualdad de dignidad y el comple-
dioses. mento permitía alcanzar la plenitud
Adam es el término hebreo co- humana.
lectivo para designar al hombre, lo
«Esta vez sí que es hueso de mis
humano, la humanidad. Al narrar la
huesos y carne de mi carne» (Gn
historia de Adam (el Hombre), los 2,23).
escritores de Jerusalem referían lo
que sucedía con todo ser humano, Mujer y varón estrechamente unidos, sgún una imagen sumeria.
La teología de los escribas reales de Judá 31
13. qué no el hombre? Para muchos la
vida no era más que un enfrenta-
miento inútil entre el deseo del hom-
bre por vivir y la voluntad de los
dioses, que no querían que los hom-
bres se apodaran de lo que sólo ellos
tenían. En torno a este tema se ha-
bía construido la epopeya de Gilga-
mesh
A costa de desafiar a los dio-
ses, Gilgamesh y su amigo Enkidu
intentaron tomar para los hombres
los bienes reservados a los dioses y
las riendas del propio destino. El
tribunal de los dioses decidió enton-
ces la muerte de Enkidu, condenan-
do de este modo lo que los dos ami-
gos habían emprendido juntos. La
muerte aparecía así presentada
como el castigo del orgullo y de la hiciera lo que hiciera, el hombre más
desmesura, cuando la sabiduría excepcional tropezaba con la muer-
humana intentaba reemplazar a la te lo mismo que todos. La muerte se Los pensadores israelitas tuvieron
acceso a la epopeya mesopotámica de
sabiduría divina. presentó a Gilgamesh como el lími- Gilgamesh, difundida también en el país
Desde entonces, desconcertado te infranqueable donde precisamen- de Canaán. Un ejemplar de la misma
por la muerte de su amigo y obse- te el hombre se enfrentaba con la sa- (izquierda) fue hallado en Meguido hace
sionado por la idea de la suya, Gil- biduría divina en lo más inaccesi- poco tiempo. Un ejemplar asirio de esta
epopeya se conservo en 12 trablillas en
gamesh intentó encontrarse con ble que ella tiene. la biblioteca del rey Assurbanipal. Allí se
quien se decía que era el único hom- Pero Gilgamesh no se desani- cuenta que Gilgamesh (arriba), rey de
bre que gozaba de la inmortalidad. mó y llegó hasta Uta-Napishtim. Uruk, era un rey ideal de aspecto casi
Al llegar al borde de las aguas de la Éste refirió su historia al viajero y divino, excepcionalmente dotado, que
sabía todo lo que se podía saber, y que
muerte, se encontró con la cervece- contó cómo había escapado de una protegía con prudencia y poder a su
ra de los dioses, Siduri, que trató de terrible inundación que acabó con pueblo: «Era dos tercios de dios y un
hacerle comprender lo inútil de su la vida de los hombres. Después de tercio de hombre».
búsqueda. Supiera lo que supiera e siete días la tormenta había cesado,
Lamento de Gilgamesh ante Siduri
«Aquel que conmigo soportó todas las labores,
Enkidu, a quien yo amaba entrañablemente, ¡ha
conocido el destino de la humanidad! Día y noche
he llorado por él. No lo entregué para que lo sepul-
taran - por si mi amigo se levantaba ante mi lamen-
to - siete días y siete noches, hasta que un gusano
se deslizó de su nariz. Desde su fallecimiento no
encontré vida, he vagado como un cazador en me-
dio del llano»
Gilgamesh y Enkidu matando al Toro
celestial. Sello asirio, s.VII aEC
(fragmento de la versión babilónica X,2).
Consejo de la diosa Siduri
«Gilgamesh, ¿adónde vas corriendo? No encontrarás la vida que buscas. Cuando los
dioses crearon a la humanidad, le dieron la muerte y se quedaron ellos con la vida. Tú,
Gilgamesh, llena tu vientre, goza de día y de noche. Cada día celebra una fiesta regocija- La diosa Siduri, s.VIII aEC
da. ¡Día y noche danza tú y juega! Procura que tus vestidos sean flamantes, ti cabeza lava;
báñate en agua. Atiende al pequeño que toma tu mano; ¡que tu esposa se deleite en tu
seno! ¡Pues ésa es la tarea de la humanidad!».
(fragmento del texto babilónico X,3).
32 La época del Primer Templo
14. pero era imposible divisar tierra
desde la escotilla de la nave: todo Advertencia del dios Ea a Uta-Napishtim
estaba cubierto de agua. Finalmen-
«Hombre de Suruppak, hijo de
te el barco se detuvo en el monte
Ubar-Tutu, ¡demuele esta casa,
Nisir. Fue allí donde el dios Enlil, construye una nave! Renuncia a
enfurecido de ver aún supervivien- las posesiones, busca la vida.
tes, arrebató consigo a Uta-Napis- ¡Desiste de bienes mundanales
htim y a su mujer para trasladarlos y mantén el alma viva! A bordo de
al paraíso. Por tanto, la vida sin fin la nave lleva la simiente de todas
estaba ligada a la presencia en el las cosas vivas. El barco que
consejo de los dioses: construirás, sus dimensiones
habrá que medir. Igual será su
«Los Anunnaki, los grandes dio- amplitud y su longitud. Como el
ses, se congregan; Mammetum, Apsu lo techarás» (XI,23-31).
hacedor del destino, con ellos
decreta el hado: Muerte y vida Las aguas disminuyen
determinan. (Pero) de la muerte
los días no se revelan» (X,6).
«Al llegar el séptimo día, envié y solté una paloma. La paloma se fue,
pero regresó; puesto que no había a la vista lugar donde reposar, volvió.
Sin embargo, porque Uta-Na-
Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regre-
pishtim conocía el secreto de los só; puesto que no había a la vista lugar donde reposar, volvió. Después
dioses y se había vuelto como ellos, envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían
pudo revelarle al viajero un miste- disminuido, come, se cierne, grazna y no regresa. Entonces dejé salir
rio que los hombres no conocían: la todo a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio. Vertí una libación en la cima
planta de la vida. Después de gran- del monte. Siete y siete vasijas cultuales preparé, sobre sus trípodes
des esfuerzos Gilgamesh la consi- amontoné caña, cedro y mirto. Los dioses olieron el sabor, los dioses
guió en el fondo del océano, e inten- olieron el dulce sabor, los dioses se apiñaron como moscas en torno al
sacrificante» (XI,146-162).
tó llevarla a la ciudad. Pero un des-
cuido fue suficiente para que todo
se perdiera. Gilgamesh había apren- Uta-Napishtim es hecho inmortal
dido su última lección: cuando el «Entonces Enlil su-
hombre consigue tener al alcance de bió al barco. Me tomó
su mano el secreto divino, es inca- de la mano y me hizo
paz de retenerlo o simplemente de subir. Hizo subir a mi
reconocerlo. La muerte forma parte mujer y, de pie entre
de la condición humana lo mismo nosotros, nos bendi-
que el sueño: como el hombre no jo: «Hasta ahora Uta-
Napishtim era un
puede pasar sin dormir, también es
hermano. ¡En ade-
incapaz de vivir siempre. lante que él y su mu-
La epopeya de Gilgamesh, den- jer sean dioses
tro de la sencillez de su lenguaje como nosotros! ¡Que Uta-Napishtim resida lejos, en la boca de los ríos!».
mítico, conservaba el resultado de Me llevaron y me instalaron en la boca de los ríos» (XI,190ss).
un pensamiento con intuiciones
muy profundas. Los pensadores de Gilgamesh y la planta de la inmortalidad
Jerusalem aprovecharon el fondo de
la experiencia universal expresada «Gilgamesh vio un pozo cuya agua
en la leyenda: el hombre enfrentado era fresca. Bajó a bañarse en el
a las fuerzas cósmicas desatadas. agua. Una serpiente olfateó la fra-
gancia de la planta; Salió [del agua]
Sin embargo depuraron el relato de
y arrebató la planta. Al retirarse
todos los elementos incompatibles mudó de piel. A esto Gilgamesh se
con su propia fe. Las calamidades sienta y llora, Las lágrimas se des-
con las que tropezaba el hombre en lizan por su cara» (XI,285ss)
su lucha con la naturaleza hostil no
podían atribuirse sino a un justo jui-
cio de Dios, que se irrita no por rui-
dos molestos (como en el relato asi-
rio), sino por la inmoralidad de los «He decidido acabar con toda Así dejaban en claro que el
hombres: carne, porque la tierra está llena hombre era un ser responsable y que
de violencias por culpa de ellos. no estaba abandonado a un desti-
Por eso voy a exterminarlos de la no ciego.
tierra» (Gn 6,13).
La teología de los escribas reales de Judá 33
15. Pero la intuición más importan- la que reconocía como regla de vida y conquistado por el hombre, aun-
te en torno a esta antiquísima tradi- la sabiduría misma de Dios, expre- que fuera el más grande de los re-
ción fue la presentación final del sada en sus mandamientos. yes, podrían compararse con la sa-
juramento de Dios que aseguraba el Lo que se experimentaba en Is- biduría de Dios. Si el hombre aban-
orden de las estaciones y la alianza rael también podía decirse de toda donaba la simplicidad de la obe-
con que se iniciaba una nueva eta- la humanidad. Con amor de Padre, diencia a Dios e intentaba salir del
pa en la historia de la relación de Dios había destinado a Adam toda estado de dependencia, si se con-
los hombres con Dios: clase de beneficios; pero también vertía en un ser autónomo (autós =
había fijado una norma fundamen- él mismo; nomos = ley) y su princi-
«Nunca más volveré a maldecir tal: la aceptación de su creaturidad. pio existencial comenzaba a ser la
el suelo por causa del hombre, Desde su experiencia de fe, los es- independencia de su saber y de su
porque las trazas del corazón del
critores de Israel no podían contem- voluntad, cesaba de considerarse
hombre son malas desde su ni-
ñez, ni volveré a herir a todo ser
plar a YHWH como en la epopeya creatura. La posibilidad de dominar
viviente como lo he hecho. Mien- de Gilgamesh, como un Dios que todas las cosas, entre ellas la muer-
tras dure la tierra sementera y sie- ocultaba algo que quería guardar te, no podría venir nunca de astucia
ga, frío y calor, verano e invierno, para sí, como un ser celoso de un de los hombres.
día y noche, no cesarán» (Gn privilegio que no quería compartir. El hombre astuto (hebr. arum)
8,21-22). YHWH no era un ser egoísta que no chocaba con la decepción, porque
quería que el hombre fuera como él, esa inteligencia divina que pretendía
YHWH había aceptado el sa- o que supiera lo que él sabía, o que poseer al margen de Dios no hacía
crificio de Noé y había prometido viviera como él vivía. Más bien, era más que descubrirle que era frágil y
que la historia, a pesar de los peca- la envidia del hombre que no acep- mortal, que estaba desnudo (hebr.
dos de los hombres, continuaría. taba ser limitado lo que le hacía pen- eyrum). Cuando sus ojos se abrían
La causa de la desdicha de los sar en dioses envidiosos. Lo cierto ante la realidad, en lugar de ver una
hombres había que descubrirla, era que el hombre no era capaz si- igualdad con Dios veía su condición
pues, en la desobediencia del hom- quiera de recibir lo que Dios le daba mortal. Esa desnudez-fragilidad, que
bre que no se conformaba con todo gratuitamente. Por eso, la vida de antes aceptaba bien por estar en fe-
lo que YHWH le regalaba, y no en hombre era esa terrible lucha, esa liz dependencia con el Creador, se
la envidia de Dios. También los re- especie de muerte anticipada ya volvía vergüenza insoportable cuan-
yes de Israel prestaban oídos a los antes de tener que enfrentar el des- do la desnudez-astucia era humilla-
consejos de escribas aduladores, de tino ineludible de la humanidad. da por la sabiduría de Dios. El hom-
falsos profetas y sucumbían a la ten- La vida feliz y armoniosa, libre bre astuto sufría terriblemente no ser
tación de asegurar el destino de su del miedo y de la vergüenza, de la Dios y ser un mortal.
reino mediante alianzas políticas inquietud y la pena, del domi-nio Con el mismo modo narrativo
con extranjeros al margen del cum- de los unos contra los otros, era un con que habían descrito la solicitud
plimiento de la Alianza con don de Dios que había que recibir amorosa de Dios que daba la vida y
YHWH. La única sabiduría verda- como tal en la fidelidad a lo que él todo lo necesario al hombre, los teó-
dera, la que nada tenía que ver con mandaba y en el reconocimiento de logos de Israel narraron la exclusión
la arrogancia y la desilusión, la que su sabiduría como regla de vida. de la felicidad del hombre que ha
Gilgamesh no había encontrado, era Jamás el saber y el poder adquirido querido ser como Dios. En un relato
34 La época del Primer Templo
16. de fina captación psicológica des-
cribieron la desobediencia a Dios
como un proceso de enmarañadas
solicitaciones: Una voz astuta pro-
pone a los primeros hombres la po-
sibilidad de ser como dioses, conoce-
dores del bien y del mal, es decir, la
posibilidad de decidir cuál es el bien
o el mal.
El hombre alteró con su deci-
sión de acceder al fruto de la autono-
mía su relación con Dios y también
con su semejante. A la solidaridad
en el pecado siguió una falta de so-
lidaridad al momento de responder.
Y el hombre alteró con su desobe-
diencia también su relación con la
tierra, de la que él dependía para su
sustento. El pecado de los hombres
Esperanza futura proyectada a los orígenes
era la causa de esa relación conflic-
tiva con la tierra, el origen del traba- «Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el
jo fatigoso y poco productivo: novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La
vaca y la osa pacerán, juntas acostarán a sus crías, el león, como los
«maldita la tierra por tu causa; con bueyes comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero de la cobra, y
fatiga te alimentarás de ella to- en la cueva de la víbora meterá la mano el niño apenas destetado. No se
dos los días de tu vida» (Gn 3,17). hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento
del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar» (Is 11,6-9).
En conclusión: si los narrado-
res ubicaron en el comienzo de la
humanidad aquella existencia total- que Dios lo había creado. Destino que, yectar hacia el futuro la imagen de
mente feliz, que a lo largo de la his- gracias a la fidelidad de YHWH, esa tierra ideal (Is 11,6-9).
toria los hombres nunca habían lo- seguía siendo una invitación para Si era verdad que la muerte era
grado experimentar, lo hicieron el hombre en todas las épocas. Más la única conclusión de los intentos
para expresar el designio original que el sueño de algo perdido era del hombre por apoderarse de la
de Dios para el hombre. Los deseos una realidad por venir hacia la cual vida, no era, sin embargo, la última
del hombre por esa existencia para- el hombre debía seguir encamina- palabra ni tampoco el contenido úl-
disíaca no eran otra cosa que un do. Esta seguridad será la que lle- timo del proyecto inicial de YHWH.
presentimiento de la felicidad para la vará más tarde a los profetas a pro-
Síntesis
Los nuevos movimientos étnicos desarrollados en el país de Canaán du-
rante el siglo XII condujeron al surgimiento de la monarquía israelita. El paso
un tanto brusco del antiguo sistema tribal al régimen real pudo ser justifica-
do a través del primitivo pensamiento mesiánico, basado en la ideología
regia extendida en todo el Oriente antiguo. Este pensamiento constituyó
también la base de una crónica nacional, en la que los escribas de la corte
judaíta narraron las antiguas tradiciones desde una óptica de prosperidad.
En este clima optimista no se olvidó, sin embargo, que la Alianza condiciona-
ba la bendición divina al fiel cumplimiento de la misma.
1. ¿Qué factores llevaron al surgimiento de la monarquía israelita?
2. ¿Qué elementos implicaba la antigua idea mesiánica y qué tradiciones
la justificaban?
3. ¿Qué concepciones de pueblo, promesa y destino del hombre se
desarrollaron a partir de la óptica monárquica?
4. La adaptación de los mitos extranjeros realizada por los escribas
reales para ilustrar la Alianza con YHWH, ¿estaba motivada por una
visión del hombre optimista, pesimista o realista?
5. ¿Qué sugieren según esta visión los límites del hombre? ¿Frustración
de un proyecto de Dios o un a invitación dirigida a ellos?
Conclusión: ¿En qué medida el monarca davídico se convierte en modelo
del destino de cada hombre? Realizar una comparación.
La teología de los escribas reales de Judá 35