1. El Mar Real
Adentrándonos a los mares
Ahí estaba él, un capitán de barco que a simple vista se podría ver como cualquier otro, aunque no
lo era, era alto, fuerte, tenía una mirada de tenacidad, se veía su gran inteligencia cuando dirigía a
su tripulación. Sin más rodeos, él era Enrique, pero nadie sabía de donde provenía, ni quienes eran
sus padres, él era muy misterioso y no hablaba mucho de su vida personal con sus tripulantes.
Era un día normal en el barco cuando Eva, una señorita que se veía de la misma edad que Enrique,
era muy bella, pero detrás de su belleza se escondía una mujer valiente, arriesgada, alegre y muy
inteligente, además, es la mejor amiga y acompañante de Enrique, nadie sabe de dónde llego
tampoco, pero se sabe que desde chicos han sido inseparables y que han pasado más tiempo
juntos ellos dos, que con cualquier otra persona. Eva se acercó a él mientras inspeccionaba el
barco como lo hacía diario, de babor a estribor, todos los cuartos y a toda su tripulación, cada
persona en el barco es parte fundamental, por lo que siempre debemos pensar en ellos y ver por
su bienestar. Empezaron a platicar de todo lo que había pasado en la gran semana que habían
tenido; hablaron de las disputas con otros barcos, la gran cantidad de dinero y comida que tenían,
simplemente no les había falta nada; en eso llega Jorge, un hombre barbón y musculoso, aunque
en el fondo era un niño, ya que era juguetón, alegre y muy amiguero. Él también era muy cercano
a Enrique y Eva, en otras palabras eran mejores amigos, esos que tienes desde chico y que ni
siquiera te acuerdas de cómo se conocieron, pero recuerdas todas las experiencias, aventuras y
locuras que han hecho juntos.
– ¿Qué vamos a hacer hoy? –Preguntó Jorge, pero Enrique le explico que no tiene planes para
ningún día, que es mejor hacer siempre lo que se presente, así es más espontáneo y más divertido,
también le dijo que eso se lo enseño su padre, que cuando era chico le explicaba que no hay que
planear montones de cosas para un solo rato, es mejor dejar que las cosas salgan con el tiempo y
tomar lo que se presenta en la vida. Jorge y Eva se quedaron extrañados porque Enrique nunca
hablaba de su familia ni nada personal, obviamente es algo sin mucha importancia, pero igual
nunca hablaba de su familia o algo personal.
El barco a lo lejos
2. Este día, no era como cualquier otro, es uno de esos días en los que sientes que algo fuera de lo
común va a ocurrir, y así pasó, el barco de Enrique, “Victoria de Hierro” iba zurrando los mares del
Océano Atlántico cuando a lo lejos vieron un barco todo de negro, era grande, aunque no de las
mismas dimensiones que el Victoria, se iba acercando y al principio parecía que venía con muy
poca velocidad, pero conforme se aproximaba se veía a más detalle todo lo que contenía, era un
barco realmente inmenso, todo cubierto de negro como la noche misma, sus tripulantes ni
siquiera se veían, parecía un barco fantasma, aunque no lo era. El que en ese momento estaba de
vigila en el barco era Johan, uno de los tripulantes con más experiencia, siempre daba lo mejor,
era muy atento y trabajador, además era el mayor de todos, con una gran barba castaña y algunas
Cañas, era fornido a pesar de su edad ya que se contaba que hacia todo tipo de ejercicio cuando
era más joven. Johan fue el primero en ver el barco tan extraño y también fue el encargado de
avisarles a todos los demás tripulantes. Siguiendo con la descripción del barco, tenía un gran
armazón de un material extraño, algo como un metal, pero seguía siendo negro, además tenía
unas velas inmensas, como para atrapar todo el aire del mundo e impulsarse a velocidades
increíbles. Poco a poco fueron saliendo los tripulantes de aquel barco y era lo que menos querían y
esperaban Enrique y su flota: eran Piratas. No tardaron mucho en recorrer la noticia y de la misma
manera, Enrique les ordeñó a todos ponerse en la posición de ataque por sí se necesitaba algo y
así fue, los cañones salieron por las compuertas, espadas y rifles de todo tipo salieron al sol y el
encargado del armamento comenzó a repartirlas a todos. Todo el barco se puso en acción, todos
menos Johan, que se quedó sentado en el frente del barco, estático y con los ojos fijos en el barco
como si tratara de descifrar algo, se escuchaba un leve sonido que salía de su boca pero nadie
sabía lo que decía, hasta que Jorge se acercó y le preguntó “¿qué son?, ¿qué querrán de
nosotros?” Y en eso Johan se salió de su trance, se paró y se dirigió a Jorge diciendo “son Piratas,
pero no cualquier tipo de piratas” Jorge quedo confundido y lo volvió a cuestionar “¿Qué tipo de
piratas?” Johan no dejaba de voltear a ver dl inmenso barco que se seguía acercando a ellos y
después le respondió “Se dice que son un grupo de piratas tan misteriosos como el mar, es un
grupo que ha trascendido de generación en generación y que cada vez son más y más, nadie sabe
sus verdaderos propósitos ni sus fines, pero algo si es seguro, que si te metes con ellos, no vivirás
para contarlo; están tan bien entrenados y disciplinados que no parecen piratas realmente, se dice
que han creado sus propias técnicas de combate y hasta se cuenta que a dónde quiera que van,
dejan destrucción y miedo.” Y al final agregó “pero esos son sólo rumores de personas cobardes
3. con poca fuerza y poca valentía, tal vez no sea así”. Si es o no es cierto eso, Jorge quedo impactado
con la historia y le surgió un miedo interno, uno que viene con montones de preocupación e
inseguridad por lo que vaya a pasar, finalmente decidió por seguir preparando el barco para evitar
que algo malo pueda ocurrir.
Finalmente, el Victoria de hierro estaba listo para cualquier cosa, sería increíble y casi imposible
creer que a un barco tan inmenso, tan bien armado y con esa enorme cantidad de tripulantes bien
entrenados, fuertes y valientes fuera vencido por otro barco, pero esta vez, tal vez la primera para
todos los navegantes, se sentía un terror inmenso, aunque nadie sabía porque, simplemente lo
sentían desde lo más profundo de su corazón. Antes de que se lo imaginarán, como si fuera en un
abrir y cerrar de ojos, el barco tenebroso y terrorífico estaba en frente de ellos. Todos los que
estaban en la cima del Victoria fueron a ver qué pasaba, pero nadie alcanzaba a distinguir nada. De
repente aparece un hombre, se veía gigante desde donde estaba. Conforme la luz del sol iba
pegándole en la cara, se alcanzaban a notar más y más detalles de ese misterioso hombre. Era
alto, sin contar que estaba en una parte del barco donde lo hacía ver como a tres veces de su
tamaño normal, tenía una barba muy frondosa, pero rubia, algo que no se veía muy seguido en los
piratas o en las personas de mar; además tenía una vestimenta muy ornamentada y lujosa, todos
sospecharían que se la robó a un capitán de la marina de algún país como los capitanes ingleses o
españoles que evitan que barcos como este hagan cosas indebidas, pero era exactamente a su
medida, lo que descartaba esa posibilidad. Si lo veías a detalle se le notaban sus ojos claros como
el mar, y unos dientes tan limpios y brillantes como un diamante. “No tiene pinta de pirata” dijo
uno de los tripulantes más jóvenes en el Victoria, y en menos de un segundo y desde lo lejos se
escuchó una voz ronca, fuerte, grave y muy profunda pero llena de fuerza “pero lo soy”. Al parecer
éste pirata, que no parece pirata, con pinta de soldado o de realeza, y un barco propio con una
tripulación tan tenebrosa y devastadora, alcanzó a escuchar el pequeño comentario dicho al aire y
sin ningún sentido de que alguien escuchara.
Una cuerda rota y el cuchillo que la rompió se escucharon y después de eso, en una milésima de
segundo después de ver a un cuerpo columpiándose en la cuerda desgarrada, sonó un gran azotan
en el centro del Victoria, y ahí estaba él, el gran pirata, conocido por muchos, la pesadilla de otros,
estaba enfrente de toda una tripulación, rodeado de decenas de soldados que lo podrían destruir
de un solo movimiento, estaba tan vulnerable y quiero, pero nadie se movía, todos estaban tan
atentos a lo que iba a decir.
4. “¿Quién eres y que haces aquí?” Pregunto Enrique que se armó de valor para cuestionarlo, pero
además de esto, vio algo en su cara que se le hacía muy familiar, como un recuerdo borroso o un
sueño de hace mucho tiempo que se va difuminando. En fin, decidió sólo preguntar esto y esperar
su respuesta.
“Soy Gerard y quiero tu barco” fue lo único que dijo el capitán del barco tan oscuro como la noche.
La disputa
Tan rápido como Gerard dijo esto, de su barco salieron cientos de otros piratas, pero en
comparación con su capitán, estos sí daban miedo, además, se notaba su salvajismo y su gran
inquietud por iniciar grandes guerras. El ejército del barco Victoria de Hierro ahora parecía una
pequeñez comparada a la cantidad de piratas que llegaban a invadir el barco. “Tal vez no están tan
preparados como nosotros” dijo Jorge. “No lo están, pero son muy fuertes” dijo Johan de una
manera muy segura. A Jorge le extrañó que haya dicho eso porque hasta donde él sabía, Johan no
conocía nada más allá de lo que le habían contado, pero al parecer sabe mucho más que eso; pero
no le importó ya que todos estaban concentrados en el peligro que se avecinaba.
Y así comenzó, los piratas contra los navegantes comenzaron a luchar, pero justo después de que
empezaron, algo extraño pasó, un remolino gigante comenzó a surgir desde el fondo del mar.
Todos cesaron la pelea y del asombro bajaron sus rifles, espadas, cuchillos y cualquier instrumento
de batalla. El remolino crecía y crecía, pero nadie sabía que era realmente, ni porque surgió y
mucho menos como. Todos sin excepción quedaron asombrados al ver tanta fuerza en el mar, ese
mar que tantas veces habían cruzado, pero ahora está en su contra; ese mar al que le habían
dedicado tanto tiempo, pero ahora los ataca; ese mar que conocen como la palma de sus manos,
pero ahora, sin siquiera mostrar una señal de advertencia, desata su furia contra ellos.
El barco se balanceaba de un lado al otro con una fuerza inmensurable, azotaba una ola por un
lado y después, antes de que se recuperaran del impacto, otra ola los chocaba del otro lado como
si fueran los brazos de un monstruo que quiere asesinarlos. Todos sabían que a cualquier otro
barco lo hubiera deshecho por completo esa cantidad de olas y golpes, pero por fortuna, este
barco era tan robusto como un gran árbol y tan confiable que simplemente no tenía comparación
alguna. Mientras las olas azotaban cada centímetro del barco, Gerard recordó algo, era Enrique,
que por una extraña razón se coló a un recuerdo de la infancia, pero no se coló, más bien, era un
recuerdo de la infancia de Gerard, en donde se ven él y Enrique jugando en un tipo de escuela,
5. eran muy niños se notaba por las voces en eco que escucha Gerard mientras lo recuerda. Es un
recuerdo fugaz, como un sueño antes de despertarse, esto lo hace recuperar mucha de su
memoria de su niñez y de ahí recuerda que Enrique era un amigo de la infancia, pero no sólo eso,
además recuerda que es hijo de un Rey muy reconocido por todo el viejo continente.
Finalmente, la catástrofe cesó, y todo se volvió más tranquilo, en lugar de seguir luchando, todos
decidieron ayudar a todos los heridos o a los que salieron más afectados por el ciclón. Mientras
tanto Gerard le dijo a Peter, su mano derecha, que les dijera a todos que no atacarán y se
mantuvieran en calma, sin decir nada, Peter fue y les paso su orden a todos los tripulantes de los
dos barcos que sin reclamar nada, prefirieron seguir ayudándose, después de todo, tienen tanto
en común que sería muy malo estar en contra, todos son marineros a los que les apasionan los
océanos.
Gerard se acercó a Enrique que estaba sentado en un pequeño barril de madera y le dijo “Enrique
Alarcón” con tan sólo escuchar esto, los ojos de Enrique se dilataron, su cuerpo sintió una extraña
sensación y su corazón comenzó a palpitar muy fuerte, porque nadie sabía su nombre completo,
más que Eva y Jorge. “¿Cómo te sabes mi nombre?” Pregunto Enrique con una sensación de
asombro y miedo a la vez. Gerard se acercó a él, recorrió otro barril pequeño de todo lo que se
cayó y quedo fuera de lugar, se sentó y le dijo “tú eres el hijo del rey de la familia real de los
Alarcón, nos conocimos cuando éramos niños y hasta ahora estoy recordando todo” Enrique trató
y trató de buscar esos recuerdos en su memoria, hasta que de pronto, como un flash, llegó a su
memoria el mismo recuerdo que tuvo Gerard. Comenzaron a platicar de todo lo que recordaban,
las personas en común, sus familias, las reuniones entre sus familias, en fin, todo lo que habían
hecho y vivido juntos. Posteriormente, Enrique fue a presentarles a su viejo amigo a todos los
tripulantes y recordaron y contaron todo lo que habían hecho juntos, rieron mucho ya que iban a
pelearse a muerte, pero al saber todo esto, ya a ninguno le importó las rivalidades, de hecho,
Gerard dejó de invadir barcos, y juntos trabajaron en colaboración para proteger los mares del
mundo, así fueron conociendo más personas y teniendo más experiencias. Enrique se sentía
aliviado de ya no tener su secreto que le preocupaba tanto, tal vez ser hijo del Rey de los Alarcón
no era algo tan malo después de todo, pero todos se siguen preguntando: ¿Por qué ocultaba que
era de la Realeza?, ¿Por qué decidió dejar a su familia cuando tenía un futuro como miembro de la
Realeza?. Tal vez aún hay cosas que Enrique Alarcón no ha explicado…