Este documento describe las Iglesias y comunidades cristianas que se separaron de la Sede Apostólica Romana. Explica que hubo dos grandes categorías de separaciones: la primera ocurrió en Oriente después de los concilios de Éfeso y Calcedonia, y la segunda ocurrió en Occidente como resultado de la Reforma protestante. También describe las diferencias entre las Iglesias orientales y la gran Iglesia Ortodoxa, así como las relaciones y consideraciones particulares de estas Iglesias separadas con la Iglesia Católica.
3. La Perspectiva Ecuménica:
El capítulo III del Decreto “Unitatis
Redintegratio” como síntesis
confesionológica en perspectiva
ecuménica
4. CAPÍTULO III
LAS IGLESIAS Y LAS COMUNIDADES ECLESIALES
SEPARADAS DE LA SEDE APOSTÓLICA ROMANA
13. Nuestra atención se fija en las dos categorías principales de escisiones que afectan a la túnica
inconsútil de Cristo.
Las primeras tuvieron lugar en el Oriente, a resultas de las declaraciones dogmáticas de los concilios
de Efeso y de Calcedonia, y en tiempos posteriores por la ruptura de la comunidad eclesiástica entre
los patriarcas orientales y la Sede Romana.
Más de cuatro siglos después sobrevienen otras en la misma Iglesia de Occidente, como secuela de
los acontecimientos que ordinariamente se designan con el nombre de reforma. Desde entonces,
muchas comuniones nacionales o confesionales quedaron disgregadas de la Sede Romana. Entre las
que conservan, en parte, las tradiciones y las estructuras católicas, ocupa lugar especial la comunión
anglicana.
Hay, sin embargo, diferencias muy notables en estos diversos grupos no sólo por razón de su origen,
lugar y tiempo, sino especialmente por la naturaleza y gravedad de los problemas pertinentes a la fe
y a la estructura eclesiástica.
Por ello, este Sacrosanto Concilio, valorando escrupulosamente las diversas condiciones de cada
uno de los grupos cristianos, y teniendo en cuenta los vínculos existentes entre ellas, a pesar de su
división, determina proponer las siguientes consideraciones para llevar a cabo una prudente acción
ecumenista.
6. Historia
• En Oriente: Declaraciones dogmáticas de los Concilios de
Éfeso (431) y de Calcedonia (451), y posteriormente por la
ruptura de la comunidad eclesiástica entre los Patriarcas
Orientales y la Sede Romana (1054).
• Existía la pentarquía, los 5 patriarcados: Roma,
Constantinopla, Antioquía, Alejandría y Jerusalén.
Cisma de
Focio
Cisma de
Miguel
Cerulario.
7. Cisma de Focio
• Focio ocupa la sede de Constantinopla (858 A.
D.) al ser depuesto el Patriarca Ignacio.
• Surge una disputa entre los seguidores de
Focio y los de Ignacio. Interviene el Papa
Nicolás I. Envía legados a un Concilio. El Papa
destituyó a los legados y declaró a Focio
privado de toda dignidad eclesiástica.
• En el 867 Basilio el Macedonio se apodera el
Imperio, asesina a Miguel III, hace dimitir a
Focio y repone al Patriarca Ignacio.
8. • Focio regresó a Constantinopla como Patriarca (877). En el 879 se reunió un Sínodo en
Constantinopla (“Sínodo fociano”), en el cual se borraron las condenas contra Focio.
• El Papa Juan VIII reconoció a Focio, y lo mismo hicieron sus sucesores. Focio fue incluido en el
catálogo de los santos de la Iglesia oriental. Su nombre fue y es bandera para los orientales en sus
controversias con los latinos.
• Será el Emperador León VI, el Sabio, el que le depondrá definitivamente en el 886. Moriría en el 896
en el Monasterio de Armeniaki.
• Uno de los sucesores de Focio en el Patriarcado de Bizancio, Antonio Kauleas de Constantinopla
(893-901) restablecerá formalmente la unión con Roma. El nombre del Papa se reintroduce en el
canon de la Misa, aunque las relaciones eran frías y protocolarias.
El Papa Adriano II convocó un Concilio ecuménico
en Constantinopla (869-870) en el cual se
condena y excomulga a Focio y a sus partidarios.
9. Cisma de Miguel Cerulario
• Al ser descubierto en una conjura contra el emperador Miguel IV, fue
desterrado.
• Se hizo monje, y entonces transfiguró su ambición del campo político al
campo eclesiástico. Fue elegido patriarca de Constantinopla (1043-1058) por
el Emperador Constantino IX. Aspiraba a ser el «Papa de Oriente».
• Desata una ofensiva contra los latinos con el objeto de apartar al Emperador
de una proyectada alianza con el Papa. Planteó el problema en un punto en
que sabía que iba a ser secundado por el pueblo: la defensa de los ritos.
• Denunció los “errores de los latinos”: comulgan pan ácimo, comen carnes
sofocadas, suprimen el aleluya en Cuaresma, ayunan el sábado, etc.
• A pesar de la poca importancia de las acusaciones, Roma contestó poniendo
de manifiesto los “errores de los griegos”, considerando como adulterio y
herejía nicolaítica el matrimonio de los sacerdotes orientales y acusándolos
de macedonianismo porque habían suprimido del Credo el Filioque.
10. • Los legados actuaron con intransigencia y se dejaron arrastrar a
discutir las minucias bizantinas. Cerulario se mostró despótico con
los legados y soliviantó al pueblo contra ellos, llegando a prohibirles
decir Misa.
En el 1053, Cerulario mandó cerrar las iglesias de
los latinos en Constantinopla. El emperador
Constantino IX, partidario de la alianza con Roma,
pidió legados al Papa León IX.
11. Humberto de Silva Cándida
• Uno de los legados, el Cardenal de habla francesa, Humberto de Silva
Cándida o Humberto de Moyenmoutier, redactó en duros términos
una bula de excomunión contra Cerulario (16 de julio de 1054),
esperando que éste se sometiese o fuese depuesto por el Emperador,
pero no fue así porque el pueblo estaba de su parte.
• Era muy notorio que el Cardenal de Silva era tan antibizantino como el
Patriarca Miguel Cerulario era antirromano.
• Canónicamente, la excomunión lanzada por los legados pontificios
carecía de todo valor porque no habían sido autorizados para ello, y
porque meses antes había muerto el Papa León IX, con lo cual sus
poderes caducaban ipso facto.
12. Constantino IX quiso arreglar el asunto, pero un
motín suscitado por Cerulario se lo impidió. La
bula de excomunión fue quemada en la plaza
pública.
• El 24 de julio un sínodo de la Iglesia de Constantinopla declaraba a los
latinos culpables de pervertir la verdadera fe y emitía una bula de
excomunión contra los legados pontificios, no contra el Papa y la
Iglesia latina en general. El ejemplo de Constantinopla fue seguido
por todas las demás Iglesias de Oriente.
13. Las antiguas Iglesias Orientales o precalcedonianas y la
gran Iglesia Ortodoxa
Dos grandes grupos
Las Iglesias ortodoxas orientales, que se
separaron de la Iglesia universal al no
aceptar los concilios de Éfeso y Calcedonia.
También son conocidas como Antiguas
Iglesias orientales o Iglesias no–
calcedonianas.
La Iglesia Ortodoxa o
Iglesia oriental de rito bizantino.
14.
15. Relaciones con la Iglesia Católica (UR 14)
• Durante muchos siglos las Iglesias de Oriente y Occidente
siguieron su propio camino unidas en la comunión fraterna de la
fe y la vida sacramental, siendo la Sede Romana, con el
consentimiento común, árbitro si surgía entre ellas algún
disentimiento en cuanto a la fe y la disciplina.
Muchas Iglesias particulares o locales —entre las cuales ocupan el primer
lugar las patriarcales— tienen su origen en los mismos Apóstoles.
• Las Iglesias del Oriente tienen desde el principio un tesoro del que tomó la Iglesia de
Occidente muchas cosas en la liturgia, en la tradición espiritual y en el ordenamiento
jurídico.
16. Relaciones con la Iglesia Católica
• La herencia transmitida por los Apóstoles fue recibida de diversas
formas y maneras y, en consecuencia, fue explicada diversamente en
una y otra parte por la diversidad del carácter y de las condiciones de
la vida. Esto, unido a las causas externas, por la falta de comprensión
y caridad, motivó las separaciones.
Los dogmas fundamentales de la fe cristiana —el de la Trinidad, el del
Hijo de Dios hecho carne de la Virgen Madre de Dios— quedaron
definidos en concilios ecuménicos celebrados en el Oriente.
17. La tradición litúrgica y espiritual de los
Orientales (UR 15)
• Los cristianos orientales celebran con gran amor el culto litúrgico,
sobre todo la Celebración Eucarística.
En este culto litúrgico los orientales
ensalzan con hermosos himnos a María,
a quien el Concilio Ecuménico de Éfeso
proclamó solemnemente Santísima
Madre de Dios, y honran también a
muchos santos, entre ellos a los Padres
de la Iglesia universal.
18. No solamente es posible, sino que se
aconseja, alguna comunicación con ellos
en las funciones sagradas en
circunstancias oportunas y aprobándolo la
autoridad eclesiástica, dado que estas
Iglesias, aunque separadas, tienen
verdaderos sacramentos y, sobre todo por
su Sucesión Apostólica, el Sacerdocio y la
Eucaristía, por los que se unen a nosotros
con vínculos estrechísimos.
19. La tradición litúrgica y espiritual de los
Orientales (UR 15)
Se encuentran en el Oriente las riquezas de aquellas tradiciones espirituales
que creó, sobre todo, el monaquismo. Allí, desde los primeros tiempos de
los santos Padres floreció la espiritualidad monástica, que se extendió luego
a los pueblos occidentales. De ella procede, como de su fuente, la institución
religiosa de los latinos, que aún después tomó nuevo vigor en el Oriente.
El conocer, venerar, conservar y favorecer el riquísimo patrimonio litúrgico y
espiritual de los orientales es de una gran importancia para conservar
fielmente la plenitud de la tradición cristiana y para conseguir la reconcilia-
ción de los cristianos orientales y occidentales.
20. Disciplina propia de la Tradición oriental (UR 16)
• No se oponen a la unidad de la Iglesia una cierta variedad de ritos y
costumbres, sino que acrecientan su hermosura y contribuyen al más
exacto cumplimiento de su misión.
• Las Iglesias orientales, conscientes de la necesaria unidad de toda la
Iglesia, tienen el derecho y la obligación de regirse según sus propias
ordenaciones, puesto que son más acomodadas a la idiosincrasia de
sus fieles y más adecuadas para promover el bien de sus almas.
21. Manera propia de los Orientales en la
exposición de los misterios de la fe (UR 17)
• Hemos de declarar que las diversas fórmulas teológicas, más que
oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras.
• Las auténticas tradiciones teológicas de los orientales radican de un
modo manifiesto en la Sagrada Escritura, se fomentan y se vigorizan
con la vida litúrgica, se nutren de la viva tradición apostólica y de
las enseñanzas de los Padres orientales y de los autores
eclesiásticos hacia una recta ordenación de la vida; más aún,
tienden hacia una contemplación cabal de la verdad cristiana.
Todo este patrimonio espiritual y litúrgico, disciplinar y teológico, en sus diversas
tradiciones, pertenece a la plena catolicidad y apostolicidad de la Iglesia.
22. El sentido del diálogo con los Orientales
(UR 18)
Para el restablecimiento y mantenimiento de la comunión y de
la unidad es preciso "no imponer ninguna otra carga más que la
necesaria" (Act 15,28).
Que en adelante se dirijan todos los esfuerzos en los varios
institutos y formas de vida de la Iglesia, sobre todo en la oración
y en el diálogo fraterno acerca de la doctrina y de las
necesidades más urgentes del cargo pastoral en nuestros días y
se encaucen para lograr paulatinamente la comunión.
23. • Se recomienda a los pastores y a los fieles de la Iglesia católica estrecha
amistad con quienes pasan la vida no ya en Oriente, sino lejos de la patria
para incrementar la colaboración fraterna con ellos con espíritu de caridad,
dejando todo ánimo de controversia y de emulación.