Hay tres tipos principales de evaluación: la autoevaluación, cuando uno mismo se evalúa; la heteroevaluación, cuando un profesor evalúa a un grupo de estudiantes; y la coevaluación, cuando las personas se evalúan mutuamente. La retroalimentación es parte integral del proceso de evaluación, ya que permite ajustes y autorregulación para mantener el equilibrio dentro de un sistema.