La regulación del medicamento industrial en méxico
1. FACULTAD DE QUÍMICO-FARMACOBIOLOGÍA
TECNOLOGIA FARMACÉUTICA II
“LA REGULACIÓN DEL MEDICAMENTO INDUSTRIAL EN MÉXICO”
POR:
Francisco Javier Aguilar Rodríguez
Jesús Bernabé Pimentel
Mayra Estefanía De Paz Lovera
Diana García Cerrillo
Francisco García López
Sección 4
8vo Semestre
2.
3. A principios del siglo XX, la elaboración de
medicamentos en México estaba basado en la
utilización de las plantas medicinales, y su
elaboración era exclusiva de los farmacéuticos.
4. En la segunda mitad del siglo XIX, la llegada de los
medicamentos industriales a México fueron
desplazando a las fórmulas magistrales, sin normas
para la fabricación y comercialización de estos
productos.
Lo anterior provocó que los farmacéuticos y
boticarios mexicanos pusieran en duda la eficacia de
los medicamentos industriales, exigiendo al Estado
una reglamentación en este ámbito.
5.
6.
La llegada del
medicamento
industrial a
México tuvo
lugar en la
segunda mitad
del siglo XIX,
provocando un
cambio en el
modelo
terapéutico.
La Farmacia
mexicana sufrió
una
transformación
en todos sus
aspectos: como
profesión,
negocio e
industria.
7. Este cambio del modelo terapéutico provocó el uso de una
nueva clase de medicamentos fabricados por la industria:
la medicina de patente y la especialidad farmacéutica.
A finales del siglo XIX, México aún no contaba con una
industria farmacéutica propia; la gran mayoría de
medicamentos eran importados de Europa y Estados
Unidos.
8. Hasta terminada la etapa bélica de la
Revolución Mexicana en 1917, comenzó el
proceso de industrialización farmacéutica
en territorio nacional.
Diversas compañías farmacéuticas
europeas y norteamericanas comienzan a
instalarse en la nación.
Algunas farmacias mexicanas se
convirtieron en pequeñas empresas de
fabricación de medicamentos, sentando
las bases de la industria farmacéutica de
capital nacional.
9. Pese a ello, la importación de
medicamentos procedentes de las
naciones desarrolladas continuó de
manera excesiva.
Además, no existían políticas gubernamentales para
impulsar la investigación de nuevos fármacos en el
país, lo que condujo al desaprovechamiento de los
recursos naturales nacionales para obtener principios
activos.
Aunado a esto, existía la creencia de que todo artículo
que llegaba del extranjero era de mayor calidad que su
similar mexicano.
10. Para la década de los años veinte,
la cantidad de productos
farmacéuticos extranjeros que
circulaban en el mercado
mexicano era impresionante.
La utilización de estos
medicamentos no era bien vista
por muchos farmacéuticos y
boticarios, se dudaba de su calidad
y sobre todo de su procedencia.
11. Los propietarios de farmacias, boticas y droguerías
de la República Mexicana denunciaban que sus
establecimientos estaban inundados de medicinas
de patente y especialidades farmacéuticas que no
poseían efectividad terapéutica, otras no contenían
la cantidad de principio activo señalado en la
etiqueta o estaban tan mal preparadas que podían
ser tóxicas para la población.
Exigían al gobierno que se estableciera una legislación
para regular estos medicamentos que se importaban
al país, o de lo contrario se llegaría a la ruina de los
establecimientos farmacéuticos y a la decadencia de
la industria mexicana.
12. Ante tantas quejas por parte
de los farmacéuticos, los
organismos reguladores
sanitarios terminaron por
aceptar que la antigua
legislación era ya ineficiente
para controlar al medicamento
industrial.
Fue hasta la publicación del
cuarto Código Sanitario de
los Estados Unidos
Mexicanos, por parte del
Departamento de Salubridad
Pública, el 9 de junio de
1926, cuando se realizaron
las primeras acciones
importantes de regulación
en materia de producción y
agentes medicinales.
13.
14. El Código Sanitario
de 1926 otorgaba
facultades
extraordinarias al
Ejecutivo para
legislar en materia
de salud y dividía
a los expendios de
medicina en dos
categorías:
1) Boticas o
farmacias, a los
expendios en que
de preferencia se
hiciera el
despacho de
recetas y,
2) Droguerías y
establecimientos
análogos, a los
dedicados a la
venta sin receta
de sustancias
químicas, drogas,
medicinas de
patente.
15. En noviembre de 1926, la
Asociación de Propietarios de
Boticas y Farmacias de México
dirigió una circular a los
principales representantes de
medicinas de patente extranjeras,
notificándoles que dicha Asociación
no trabajaría en lo adelante con
ningún producto que no diera todo
género de seguridades y garantías
en todo aquello que se relacionara
con el Código Sanitario.
El químico mexicano Guillermo
García Colín, fabricante prestigioso
de medicamentos, aseguraba que
la falta de una legislación
adecuada para el control de la
importación, distribución y
manufactura de medicamentos y
productos químicos, había dado
lugar a que en el país circularan
infinidad de presentaciones
farmacéuticas que no cumplían con
los requisitos mínimos
indispensables.
En el primer “Congreso de
Propietarios de Farmacias y Boticas de
la República Mexicana” realizado en
1927, el profesor y boticario Porfirio
Martínez, propuso al Congreso la
reglamentación de estos
medicamentos: gestionar ante el
Departamento de Salubridad Pública,
la creación de una sección encargada
del estudio científico de las patentes
ya introducidas en el país. Esta
instancia rechazaría aquellas que no
satisficieran la prueba y de esta forma
limitaría el número de especialidades
destinadas a un mismo fin curativo.
16.
17. La regulación para los productos farmacéuticos llegó poco
después, con la implementación en 1927, del primer Registro de
Medicamentos en la historia del país, por parte del
Departamento de Salubridad Pública y la Secretaría de
Hacienda.
Para los efectos de este Registro, se denominó como
medicamento “todo producto natural o sintético, simple
o compuesto, destinado a un fin curativo o preventivo,
tanto para el hombre como para los animales”.
Las presentaciones que no cumplieran con los requisitos
establecidos estarían prohibidas para su anuncio,
importación, fabricación, venta y suministro en el país.
18. Los encargados del Departamento de Salubridad
Pública e iniciadores del Registro de
Medicamentos fueron el médico Bernardo
Gastélum y el farmacéutico Roberto Medellín,
jefe y secretario respectivamente.
19. Para estar a tono con los
tiempos y defender sus
intereses económicos, en
1927 los fabricantes de
medicamentos nacionales
desplegaron una campaña
dirigida a que el público
consumiera de preferencia
los artículos mexicanos.
La Asociación de Propietarios
de Boticas y Farmacias de
México junto con la
Asociación Médica Mexicana
emprendieron una cruzada
contra los medicamentos de
patente inútiles.
20. El “Reglamento para el registro y
certificación de Medicinas de
Patente, Especialidades y Productos
de Tocador, Higiénicos, de Belleza y
demás similares”, publicado el 6 de
septiembre de 1928, consideraba
como “medicamento de patente”, a
todo medicamento respecto del cual
se haya obtenido derecho exclusivo
conforme a la Ley de Patentes de
Invención vigente.
21. Para la “Ley de Patentes de
Invención de 1928” no existía la
definición de “medicamento de
patente”, ya que los productos
químicos no eran patentables, pero
sí lo podían ser los procedimientos
nuevos para obtenerlos
En este caso, lo que se patentaba
no era el fármaco, sino el
procedimiento para obtenerlo. Este
procedimiento para la fabricación
de medicamentos se clasificaba
dentro de la categoría de “patente
por invención” y tenía una
protección para su venta y
comercialización de 20 años
máximo
22. Diversos profesionales de la salud expresaron su desacuerdo
con las patentes de algunos productos farmacéuticos que se
comercializaban en el país, ya que a su juicio dichos
medicamentos no significaban ningún avance en la rama de
la químico-farmacéutica.
23. La influencia de los
países industrializados
comenzó a hacerse
presente en el
contenido del máximo
código farmacéutico
de nuestro país: la
Farmacopea
Mexicana.
La Nueva Farmacopea
Mexicana de 1925 sería el
último ejemplar
publicado y editado por
la Sociedad Farmacéutica
Mexicana. Esta edición
alcanzó el número más
alto de monografías
dedicadas a
medicamentos vegetales
(620).
Desde la publicación de la
Farmacopea Nacional de los
Estados Unidos Mexicanos
en 1930, la primera
auspiciada por el Estado,
comienza a observarse la
influencia de regulaciones
extranjeras, como la United
States Pharmacopeia (USP),
en la composición de la
Farmacopea mexicana.
24.
25. Las primeras listas de medicamentos rechazados por parte del
Departamento de Salubridad Pública no dejaron de causar
sorpresa e indignación entre los fabricantes o agentes de las
preparaciones condenadas, tanto nacionales como extranjeras.
En el periodo de 1927 a 1935, el Departamento de Salubridad
Pública rechazó cerca de 761 medicamentos de 480
fabricantes diferentes. De los productos rechazados con la
especificación de procedencia, el 75% eran fabricados en
México y el 25% eran importados.
26. Aunque el porcentaje más alto de los
medicamentos recibidos correspondía a los
mexicanos, el Laboratorio aseguró que éstos
eran en gran parte imitaciones de productos
extranjeros y en especial de productos
franceses, norteamericanos y alemanes.
Finalmente, el Laboratorio Central propuso
a las autoridades competentes, controlar de
manera más estricta la fabricación de las
medicinas de patente y asegurar la seriedad
y honorabilidad del personal encargado de
la misma.
27.
28. En el año de 1934, Primo Villa Mitchell en secretario de Economía
de México, creó por ordenes del gobierno Federal una Comisión
Reguladora de Precios de Medicamentos, con el fin de investigar
anomalías en la elevación de los precios de medicamentos de
patente, control y verificar las irregularidades que se cometían.
29. Miembros de la
Secretaria de
Economía
Nacional.
Departamento de
Salubridad Pública.
Confederación de
Cámaras de
Comercio.
Confederación
de Cámaras
Industriales.
Importadores y
comerciantes al
mayoreo de
medicinas.
Fabricantes de
medicinas
Propietarios de
Farmacias.
De la Asociación
Médica
Mexicana.
30. En este mismo año se decretó un nuevo Código Sanitario
Federal, el cual iba a unificar los servicios sanitarios a nivel
nacional, además de otorgarles al Consejo de Salubridad
General facultades para reglamentar todo lo referente a la
importación y uso de medicamentos, etc., y quedaban divididos
los establecimientos dedicados a la elaboración,
almacenamiento, expendio, etc., de productos medicinales.
31. El Código Sanitario Federal evitaba que
los medicamentos se elaboraran en
cualquier lugar improvisado. El
cumplimiento y la ejecución de estas
obligaciones debía garantizarlas el
Departamento de Salubridad Pública.
Entre otras cosas se exigía que los locales
constaran cuando menos, de dos habitaciones
de cinco metros de largo por cuatro metros
de ancho y 2.80 metros de altura. Las paredes
debían de estar pintadas al oleo con un
mínimo de 2 metros de altura a partir del
suelo y el piso debía ser de cualquier material
impermeable de fácil lavado.
32. Era obligatorio cumplir con los requisitos
referentes a instalaciones sanitarias de
drenaje, baños, lavamanos y lavaderos
para útiles; así como de agua, luz y
ventilación adecuadas.
33. Todo lo anterior según las necesidades de la industria por instalar y
del número de obreros que emplearía. También era indispensable
cumplir con la Ley Federal de Trabajo y si los obreros o personal eran
sindicalizados, era necesario cumplir con las obligaciones conexas a la
central a la que estuvieran adheridos.
34. Una de las cuestiones donde el Departamento de Salubridad Pública
ponía más atención era la revisión de las etiquetas y propaganda de los
productos farmacéuticos, para evitar la exaltación excesiva de sus
propiedades medicinales.
35. Al finalizar el Registro de Medicamentos en febrero de 1937, el
Departamento de Salubridad Pública había analizado y aprobado cerca
de 21,000 productos farmacéuticos nacionales y extranjeros.
Al pasar los años, los farmacéuticos y médicos se inclinaron cada vez
más hacia las bondades de los medicamentos industriales, además de
que ya era mas fácil ir a la farmacia para comprar un medicamento ya
fabricado y con una dosificación incluida.
36. Rogelio Godínez Reséndiz, Patricia Aceves
Pastrana. (15 de Diciembre de 2011). La
regulación del medicamento industrial en México
(1926-1937). REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS
FARMACÉUTICAS, 49-55.