1) Louis Pasteur realizó experimentos que refutaron definitivamente la teoría de la generación espontánea.
2) Usando matraces con cuello de cisne, demostró que caldos nutritivos hervidos y esterilizados no se contaminaban si estaban protegidos del polvo del aire, mientras que sí lo hacían si entraba polvo.
3) Esto confirmó que todo ser vivo proviene de otro ser vivo y no puede haber generación espontánea de vida a partir de materia inerte.
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1. LOUIS PASTEUR Y LA REFUTACIÓN
EMPÍRICA DE LA TEORÍA DE LA
GENERACIÓN ESPONTÁNEA
2. Una de las bases fundamentales de la biología es el origen de la
vida sobre la Tierra. Las numerosas hipótesis formuladas a lo
largo de los siglos como respuesta a esta polémica cuestión
(donde se han mezclado desde la ciencia a la religión) pueden
resumirse en cuatro teorías principales: creacionismo,
generación espontánea, teoría de la panspermia y teoría
naturalista.
Centrándonos en la teoría de la generación espontánea, también
conocida como autogénesis, cabe señalar que si bien los
primeros biólogos de la Antigüedad comprendían y aceptaban el
proceso reproductor de los animales más comunes, también
tenían la convicción de que podía surgir vida compleja, de forma
espontánea a partir de la materia inerte.
3. Para referirse a la generación espontánea, también se utiliza el
término abiogénesis, acuñado por Thomas Huxley (1870), en
oposición al origen de la generación por otros organismos vivos
(biogénesis).
La generación espontánea era una creencia profundamente
arraigada basada en la observación superficial, que apuntaba al
nacimiento de gusanos del fango, de moscas de la carne podrida,
de organismos en los lugares húmedos, etc. Así, la idea de que la
vida se originaba a partir de esos restos de materia orgánica se
estableció como carta de naturaleza en la ciencia.
4. La autogénesis se basaba en procesos como la putrefacción. Es
así que de un trozo de carne podían generarse larvas de mosca.
Precisamente, esta premisa era como un fin de una observación
superficial, ya que no era posible que, sin que ningún organismo
visible se acercara al trozo de carne aparecieran las larvas, a
menos que sobre ésta actuara un principio vital generador de
vida.
En el siglo I a.C. Diodoro Sículo daba como seguro que el limo
del Nilo, calentado por el sol, podía generar animales "de
extraordinario tamaño", y Antonie van Leeuwenhoek en 1675
descubrió que en una gota de agua de estanque pululaba una
asombrosa variedad de pequeñas criaturas a las que denominó
"animálculos".
5. Sin embargo, esta teoría se habría de enfrentar a varios
experimentos científicos, realizados entre los siglos XVII y
XVIII, en los que empíricamente se demostró que los gusanos o
las moscas, por ejemplo, aparecían si había huevos de estos
animales. Aun así se siguió pensando que los microorganismos
podían surgir de forma espontánea sobre los llamados “caldos
nutritivos”.
De entre las experiencias realizadas caben destacar las que
llevaron a cabo:
Larvas de mosca de la carne
6. Francesco Redi (1668)
Este médico italiano, quien acuñó la expresión
"ex ovo omnia " (todo proviene de un huevo),
colocó en el interior de cuatro vasos un pedazo
de serpiente, pescado, anguilas y carne de buey,
respectivamente, cerrándolos herméticamente.
Luego, en otros cuatro vasos colocó los mismos Francesco Redi
materiales y los dejó abiertos. Al poco tiempo (18/02/1626 – 01/03/1697)
algunas moscas se posaron sobre los alimentos
dejados en los vasos abiertos y, transcurrido un tiempo, en éstos
comenzaron a aparecer algunas larvas. Sin embargo, en los vasos
cerrados, ni siquiera después de varios meses apareció rastro
alguno de vida. Por tanto, Redi llegó a la conclusión que las larvas
se originaban de las moscas y no por generación espontánea de la
carne en descomposición.
7. Los defensores de la autogénesis alegaron que en los vasos
cerrados había faltado circulación del aire y eso había impedido
la generación espontánea. Por ello, y con el fin de corroborar su
teoría, Redi realizó un segundo experimento pero, esta vez, en
vez de cerrar herméticamente algunos de los vasos, los recubrió
con una gasa facilitando así la circulación de aire en su interior,
pero evitando que las moscas accedieran a la carne y depositaran
en ella sus huevos, por lo que no nacía ninguna larva en el
interior del vaso.
9. Lazzaro Spalzzani (1769)
Sacerdote y científico italiano, que
rechazaba la teoría de la generación
espontánea, diseñó experimentos
para refutar los realizados por el
sacerdote británico John Turberville
Needham, quien había calentado y
seguidamente sellado caldo de carne
en diversos recipientes; dado que se
habían encontrado microorganismos
en el caldo tras abrir los recipientes,
Needham creía que esto demostraba
que la vida surge de la materia no
viviente.
Lazzaro Spallanzani
(10/1/1729 – 12/2/1799)
10. Spallanzani prolongó el periodo de ebullición del caldo en
recipientes cerrados herméticamente, demostrando que no se
generaban microorganismos en él mientras los frascos estuvieran
sellados y esterilizados. Sin embargo, Needham afirmaba que las
cocciones del italiano destruían la "fuerza vegetativa" de las
infusiones y cambiaban la "cualidad" del aire dentro de los
frascos. Spallanzani demostró que lo único que la cocción
destruía era las esporas de las bacterias, no un principio de vida
de índole místico.
Theodor Schwann (1836)
Diseñó un método, para refutar la teoría abiogénica, calentando
maceraciones en frascos a los que se había eliminado
previamente el aire, no apareciendo en ningún caso microbios en
dichas maceraciones. No obstante, desistió de seguir trabajando
en este asunto.
11. Heinrich Schröder y Theodor von Dusch (1854)
Llevaron a cabo un experimento pasando aire a través de algodón
y de ahí a un tubo con caldo nutriente. Los microbios fueron
filtrados por el algodón, evitando así que crecieran en el medio
de cultivo. Esta técnica continúa considerándose en la actualidad
como la mejor protección de un tubo o un balón contra la
contaminación por el aire exterior.
John Tyndall
Demostró que el polvo transporta los microbios y que si éste está
ausente el caldo nutritivo se mantenía libre de crecimiento
microbiano. En 1887 desarrolló la esterilización por
calentamiento discontinuo, que actualmente se conoce
tyndalización, siguiendo los pasos de Pasteur.
12. Sin embargo, fue Louis Pasteur quien en 1860 dio el paso
definitivo en la refutación de la teoría de la generación
espontánea, presintiendo que la palabra definitiva sobre la misma
representaría para él el primer paso hacia un nuevo campo de
estudios: el de las bacterias y las enfermedades contagiosas,
lógica consecuencia de sus investigaciones sobre las
fermentaciones.
Su anterior descubrimiento sobre la diferenciación específica de
gérmenes lo conducía a la idea de que un ser viviente, por
pequeño que sea, sólo puede nacer de otro ser viviente y que, por
lo tanto, es imposible toda generación espontánea.
13. Para sus experiencias Pasteur utilizó un balón de vidrio de 250 cc
(matraces de cuello de cisne) con un líquido tan alterable como el
agua de la levadura de cerveza. Por medio de un soplete, curvaba
y afilaba el cuello, dejándole abierto el extremo más delgado.
Luego hervía el líquido para esterilizarlo y eliminar el aire.
Durante la ebullición cerraba con el soplete el extremo delgado
del balón y lo dejaba enfriar. En este punto, si se rompía la punta
del balón, el aire penetraba en él inmediatamente, en proporción
al vacío que había adentro, arrastrando el polvo en suspensión.
Bastaba entonces cerrar el balón, con la llama, y transportarlo en
un esterilizador para darse cuenta de la presencia o ausencia de
cultivos en el líquido.
14.
15. Posteriormente, y tras haber preparado cierto número de estos
frascos, Pasteur comenzó a abrirlos en diversos lugares (desde las
calles de París hasta el Mar de Hielo situado en el Mont Blanc).
Los resultados pusieron de manifiesto las notables diferencias
existentes en relación con los diversos puntos de recolección e
indicaron diferencias no menos significativas en la suciedad del
aire introducido. Los once balones abiertos en las calles de París,
resultaron todos alterados, mientras que uno solo de los veinte
abiertos en el Mar de Hielo lo fue. Era una primera confirmación
de las ideas de Pasteur, pero no era todavía la prueba irrefutable
que buscaba.
16. Realizó otras muchas series de
experiencias, después de esta
primera, variando las condiciones del
ensayo. Por ejemplo, si se dejaba
abierto el mismo balón de cuello
delgado, pero ya no curvo, la
infestación por medio del polvo del
aire se producía después de algunos
días. Pero si se colocaba en una
habitación protegida contra el viento
el balón de cuello delgado y curvo, la
infestación se producía después de un
cierto tiempo, debido a que las
partículas de polvo se depositaban en
el cuello curvo. Si se lo inclinaba de
modo que el polvo cayera en el
líquido, éste rápidamente se llenaba
de gérmenes.
17. Pasteur retoma entonces su primera experiencia y esteriliza
mediante ebullición el balón que contiene el líquido alterable. Al
abandonar el cuello del balón, el vapor atraviesa un tubo de
platino incandescente y huye al aire. Después de algunos minutos
de ebullición, se apaga la Ilama que calienta el balón. El Iíquido
se enfría, el vapor se condensa y es reemplazado por el aire
externo, el cual, obligado a pasar por el tubo de platino
incandescente, se esteriliza totalmente. Una vez que el balón está
frío, se retira el tubo de platino y se sella con el soplete el cuello
delgado. Se obtiene entonces un balón que contiene un Iíquido
orgánico esterilizado en contacto con aire que conserva todo su
oxígeno pero exento de todo material orgánico (condiciones muy
favorables para el desarrollo de la autogénesis según sus
defensores), pero tampoco aparece nada, quedando limpia la
infusión debido a que ningún elemento vivo la ha contaminado.
18. Pasteur realiza en 1861 una última prueba y, basándose en los
descubrimientos de Schröder y von Dusch, utiliza un tapón de
algodón colocado en el tubo de entrada del aire de un balón para
filtrar todo el polvo, y por tanto los gérmenes contenidos en él.
Por tanto, modifica la metodología de su primera experiencia
obstruyendo, con un tapón de algodón esterilizado, el tubo del
balón (en vez de sellarlo con el soplete) antes de interrumpir la
ebullición del líquido. El enfriamiento atrae el aire, naturalmente,
pero un aire que al filtrarse por el algodón queda libre de polvo y
gérmenes. En estas condiciones, el caldo puede permanecer
estéril por tiempo indeterminado, a pesar de la presencia de
oxígeno en el balón. Pero si se recoge la partícula del depósito de
polvo conservado por el algodón y se la hace caer en el caldo, en
los días siguientes desarrolla un floreciente cultivo de bacilos.
19. No puede quedar duda alguna de que la generación sin gérmenes
es imposible, aun en un ambiente rico de oxígeno; la introducción
de gérmenes provenientes del aire trae aparejada de manera
segura la formación de un cultivo microbiano.
Pasteur anunció sus resultados en una conferencia titulada “La
generación espontánea”, enmarcada en las Veladas científicas de
la Sorbona (7 de abril de 1864), ante partidarios y detractores de
la teoría, abriendo así un nuevo horizonte para la investigación.
Hoy en día la comunidad científica considera que la teoría de la
autogénesis está plenamente refutada y que, como proclamó
Pasteur, “la génération spontanée est une chimère” (la
generación espontánea es una fantasía).