Este documento presenta una introducción a un estudio sobre la dialéctica del Nuevo Mundo desde la perspectiva de Iberoamérica. El autor explica que utilizará una metáfora del espejo para examinar las Américas del Sur desde la perspectiva de Norteamérica, en lugar de estudiarlas como una "víctima" o "problema". También establece que analizará el contraste entre Iberoamérica y Angloamérica en lugar de Latinoamérica y Estados Unidos, enfocándose en las tradiciones heredadas
Plan Refuerzo Escolar 2024 para estudiantes con necesidades de Aprendizaje en...
Morse el espejo de próspero
1. traducción de El espejo de Próspero»
Stella Mastrangelo Un estudio de la dialéctica del
Nuevo Mundo
por
Richard M . Morse
siglo
veintiuno
editores
MÉXICO
ESPAÑA
ARGENTINA
COLOMBIA
2. INTRODUCCIÓN
Supongo que el título de este libro me fue inspirado
por El mirador de Próspero de José Enrique Rodó.
Sin embargo, el mirador se ha transformado aquí en
un espejo, y Próspero no es ya "el viejo y venerado
maestro" sino —siguiendo interpretaciones con-
temporáneas de los personajes de La tempestad de
Shakespeare-— los "prósperos" Estados Unidos. Es
decir que este ensayo examina las Américas del Sur
oo desde el punto de, vista habitual de la América
del Norte, como "víctima", ''paciente" o "problema",
sino como una imagen especular en la que la Améri-
ca del Norte podría reconocer sus propias dolencias
y "problemas". U n espejo, lo sabemos, nos da una
imagen invertida. Si bien las Américas del Sur y del
Norte se nutren de fuentes comunes de la civiliza-
ción occidental que son familiares para ambas, han
vivido opciones que representan un anverso y un
reverso. Así, la metáfora del espejo parece bastante
apropiada para el caso. En sus vidas domésticas los
seres humanos aceptan rutinariamente la inversión
del espejo cuando se rasuran sin tajearse o se aplican
cosméticos sin dejar manchas fuera del lugar. En su
vida nacional colectiva, sin embargo, les resulta más
difícil manejar esa transposición. Durante dos siglos
se le ha presentado al Sur agresivamente un espejo
norteamericano, con consecuencias inquietantes.
Quizás haya llegado el momento de dar vuelta a la
superficie reflejante. En un momento en que Norte-
américa puede estar experimentando una crisis de
autoconfianza, parece oportuno anteponerle la ex-
periencia histórica de Iberoamérica, ya no como
17]
3. 8 INTRODUCCIÓN 9
INTRODUCCIÓN
estudio de caso de desarrollo frustrado, sino como la reclama la atención debido a l diálogo ricamente
vivencia de una opción cultural. articulado que le dio expresión intelectual y debido
A lo largo de este trabajo establezco el contraste también al sustancial trabajo de estudiosos moder-
entre Iberoamérica y Angloamérica antes que entre nos que han reconstruido ese diálogo. Parejamente
Latinoamérica y los Estados Unidos; no lo hago por he dejado de lado la experiencia anglocanadiense, y,
purismo terminológico sino simplemente para po- como lo sugiere mi nota al relato de Sarmiento de
ner de manifiesto los legados que el Nuevo Mundo sus viajes por Angloamérica, esa variante es impor-
ha recibido de sus madres patrias. E l término "Amé- tante. Sin embargo el Canadá inglés encaja por su
rica Latina" fue lanzado desde la Francia de Napoleón misma definición en el horizonte mayor del mundo
III, casi cuatro siglos después del descubrimiento de angloatlántico tal como se contrapone aquí al mundo
las Indias, como parte de una racionalidad "geo- iberoatlántico. M i título indica que ubico a esos dos
ídeólógica" para lá supuesta unidad lingüística, cul- mundos en una relación "dialéctica". N o intentaré
tural y "racial" del pueblo latino, contrapuesto a los aquí una definición de este proteico término sino
bloques germano-anglosajón y eslavo. Nuestra dis-
1
que simplemente confiaré en que mi ..variable .uso
cusión, sin embargo, exige la diferenciación de las resulte clarp en el contexto.
tradiciones francesa, italiana e ibérica dentro de la Es preciso decir una palabra acerca del origen de
mitificada tradición latina. Además, aun cuando el este ensayo. Hace algunos años publiqué dos traba-
término "Latinoamérica" ha perdido ya sus euro- jos más breves que exploraban fuentes históricas de
céntricas connotaciones neonapoleóriicas, ha adqui- la tradición política iberoamericana. Los dos fueron
2
rido nuevos acentos instrumentales como designa- 1 reimpresos cinco veces o más, completos o en partes^
ción de una zona estratégica del mundo que incluye A y retrospectivamente parecería que inocentemente
a pueblos no ibéricos del Caribe. A l referirnos a acerté con temas que pronto serían de gran interés.
"Iberoamérica" no sólo suspendemos las categorías A l entrar en acción la sacra institución académica,
del decadente bonapartismo sino también las pres- sin embargo, se hizo evidente que los estudiosos
cripciones geopolíticas que gobiernos del Primer y más jóvenes se sentían obligados a enfocar sus inves-
Segundo Mundos imponen a sus respectivos esttt- tigaciones hacia intereses paradigmáticos, instru-
blishments académicos y a la región misma. Confieso mentales, predictivos o empíricos, mientras que mi
que en lo que sigue no he sido equitativo en la ejem- intención original había sido agudizar la conciencia
plificación de las variantes española y portuguesa de grandes premisas culturales. Así, por ejemplo, el
de la tradición ibérica, aunque el resultado luso- estudioso A plantea el "estatismo orgánico" como
brasileño gana importancia a medida que la discusión un "modelo" que tiene ventajas heurísticas sobre
avanza. En el período formativo la versión española
* "Toward a theóry of Spanish American gpvernment," Journal of
1 John L. Phelán, "Pan-Latinism, French intervención in México the History of Ideas, 15. 1, 1954 pp. 71-93; "The he'ritage of Latin
(1861-1867) and thegénesisof theideaof Latin America'.en Concien- América", en Loáis' HitÜet al. Thefóundirig ófÑeii>'Societies, Nueva
cia y autencidad históricas, escritos en homenaje a Edmundo O'Gorman, York, 1964, pp. 123-177. Este último apareció en parte como "La
Juan A. Ortega y Medina (comp.) México, U N A M , 1968, pp. 279-298. herencia de América Latina», Plural, 4, 10, 1.975, pp- 33-42.
4. 10 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 11
las construcciones liberal-pluralistas o marxistas civilización iberoamericana, que evidentemente
para el análisis del caso iberoamericano. El estudio- posee una identidad histórica, tiene algún mensaje
so B libera el llamado sistema político corporativo para nuestro mundo moderno. Cuando me puse a
de todo nexo histórico con el mundo ibérico o "me- revisar y ampliar mis ensayos anteriores, descubrí
diterráneo", señala sus ingredientes procedentes que crujían bajo el peso de esta intención. Por eso
del norte o él este de Europa, y lo encuentra flore- escribo este trabajo.
ciente en ámbitos tan diversos como Turquía, Irán,
Tailandia, Indonesia y Taiwan. E l estudioso C res-
ponde que la tradición política iberoamericana no
é^'espedftca de esa región sino que se vincula con
actitudes católicas hacia el liderazgo y la ciudadanía
que pueden encontrarse en Italia, Irlanda y Polonia.
El estudioso D nos vuelve a los orígenes ibéricos
pero estrecha su enfoque sobre una tradición de
gobierno autoritario o "centralista" que ha sufrido
curiosas suspensiones ó - pausas" en su carrera ibe-
roamericana. E l estudioso É acepta una tradición
iberoamericana "distinta" para el siglo X V I pero
opína que ese gran compromiso cultural se derrum-
bó (sin razón aparente) en el XVII, como lo de-
muestra el muy particularista ejemplo de la admi-
nistración del control de las inundaciones en la
Ciudad de México.
Si bien cada uno de estos gambitos tiene sus
méritos, en algunos casos muy modestos, ninguno
expresa la intención que yo —y quizás sólo ahora lo
veo— he tériido todo el tiempo. Yo no deseaba
construir un instrumento analítico, ni disolver la
historia de Iberoamérica en las de Francia ó Tailan-
dia, ni delinear una herencia institucional e ideoló-
gica completa e invariable que persiste desde el
siglo X V I , ni acumular una masa de documentación
tal que impidiera discernir "historia" alguna. Jamás
fue mi propósito realizar un ejercicio de construc-
ción de modelos, de patología, de determinismo
cultural ni de pedantería sino simplemente ver si la
5. OTRA VUELTA DE TUERCA
Fue una notable intersección de pensamientos.
¡Ella dijo casi en las mismas palabras las cosas que
yo había escrito antes del paseo! ¿Entiendes? ¡Has-
ta los pensamientos! Es porque nadie es uno, sino
uno de. Somos todos tan semejantes...
Zamiatin, Nosotros
Ahora es preciso hacer un esfuerzo, aunque sea
apenas exploratorio, para volver nuestra argumen-
tación a sus bases más amplias. A l seguir esa argu-
mentación por los siglos recientes la redujimos a
preocupaciones políticas, y el peligro evidente ahora
es que el lector esté esperando una meticulosa eva-
luación de situaciones políticas contemporáneas co-
mo base para predicciones a corto plazo. Esa expec-
tavita es comprensible en vista de la orientación
marcadamente instrumental que los académicos
emprendedores tienen que adoptar para alcanzar
"visibilidad" en un mundo hastiado de sus perspec-
tivas y ansioso de pistas hacia "posiciones" capricho-
sas y efímeras. Tal como lo hemos presentado aquí,
sin embargo, el enfoque denominado histórico-
cultural no compite con análisis ahistóricos de orien-
tación taxonómica, funcionalista, pragmática o in-
formativa como los que suelen hacer los aspirantes
a suplentes de subsecretario. Echar mano a un mile-
nio de pensamiento occidental a partir de Pedro
Abelardo en apoyo de un ejercicio de pronóstico de
corto alcance sería como utilizar una aplanadora
para matar un mosquito: no sólo fracasaríamos en
11311
6. 152 A LA SOMBRA DEL PORVENIR
OTRA VUELTA DE TUERCA 153
la prueba de la navaja de Occam sino que el mosquito
do", y tenemos que adivinar un poco sus opiniones
escaparía. Para trazar una analogía con el ser huma-
sobre los "problemas sociales" inmediatos. Con los
no individual: la estructura de su carácter y su misión
modernos ocurre lo cpntrario. Mariátegui abunda
en la vida ¿deben deducirse de los traumas y las
en observaciones casuales sobre Sun Yatsen o Her-
aspiraciones informes de su remota infancia o de su
bert Hoover pero no expresa ninguna "posición
crédito y posición actuales frente a bancos y compa-
clara acerca del Estado. Fue un problema que ni
ñías de seguros? Los dos conjuntos de información
siquiera se lo planteó". La explicación de esta
responden a preguntas diferentes y pueden no ser
106
entropía en el terreno filosófico y más marcadamente
siquiera complementarios. Para diferenciar con fines
en el terreno teológico es que las "soluciones" ofre-
"prácticos" las sociedades del Nuevo Mundo es más
cidas por las grandes revoluciones alcanzaron una
útil tomar como base 1942 (fecha ya medieval para
vida independiente. Una vez liberadas de la tutela
muchos analistas) que 1142, año de la muerte de
eclesiástica, la conciencia y la ciencia empezaron a
Abelardo.
dictar directivas propias. Por lo tanto la idea de
Hemos aceptado los riesgos del foco político por- entropía se aplica solamente al destino de los con-
que desde las primeras "revoluciones" modernas ceptos que emanciparon a esa formidable pareja: la
los grandes problemas epistemológicos y axiológi- carrera de los propios agentes muestra el más alto
cos han sido relegados a la atención de especialistas; grado de dinamismo. El siglo XVIII fue la última
nos hemos resignado a que esos temas merezcan época en que se aceptó (con excepción de raros
sólo una atención casual, o incluso un ofensivo olvido, disidentes como Sade o William Blake) que el hom-
de parte de los filósofos políticos y morales influ- bre estaba tomando el control de su destino. Para el
yentes. Nuestra opción ha corrido además el peligro siglo siguiente la idea ya sufría ataques de todas
de exagerar lo que al principio calificamos de visión partes y a comienzos del siglo X X ya no era mera-
"entrópica", pero en cierto sentido el proceso es mente "profético" el artista o intelectual que reco-
entrópico: las premisas filosóficas de la empresa nocía el triunfo de "fuerzas" sobre la humanidad.
occidental, con tantas exigencias y esfuerzo identifi- Hasta ahora, pues, es posible que nuestra argu-
cadas y reunidas del siglo XIII al XVII, en los mentación haya presentado indebidamente la per-
últimos tiempos han sido secularizadas, simplifi- sistencia por inercia en el norte de Europa o en
cadas y hasta cierto punto subliminalizadas. Ejemplos Anglo e Iberoamérica de creencias fundamentales
notorios son los pensadores iberoamericanos de acerca de la sociedad y el cuerpo político tal como
Sarmiento a Mariátegui, cuyas esforzadas vidas deja- éstas han existido en la mente colectiva o han sido
ron sus formulaciones ampliamente abiertas a la invocadas por dirigentes o articuladas por pensado-
suposición con respecto a problemas de asunciones res. La implicación podría ser que la tarea de un
y métodos intelectuales que sus antecesores escolás- "modernizador" actual es simplemente retapizar
ticos se habían tomado mucho trabajo para aclarar. nuestro mobiliario mental y, con un toque de persua-
Es decir: leemos a Victoria o a Suárez por lo que
pensaban de "el hombre", "la sociedad" o "el Esta- 1 0 6 Hugo García Salvatecci, Sorel y Mariátegui, Lima, s.f., p. 233.
7. 154 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 155
sión exhortatoria, dar a la mente un nuevo contrato distintos y separados, la realización de la sociedad
para conformar el destino humano. Sin duda es 107 "unanimista" anunciada en 1920 por la escalofriante
así que los publicistas tienen que presentar el desafío, novela Nosotros, de^Zamiatin. Sólo mediante los
ya sea en los sudorosos campos de las asambleas más heroicos esfuerzos de la mente y la sensibilidad
políticas o en el aire enrarecido de las conferencias o pudieron unos pocos visionarios del siglo que se
los ejercicios universitarios; pero esa visión admite cerró con la primera guerra mundial liberarse de su
de antemano la progresiva capitulación de la mente armadura cultural para percibir, como Hegel, que
occidental ante las fuerzas desencadenadas por ella nada es lo que parece.
misma. N o hablamos aquí de la notoria y universal- Kierkegaard, Nietzche, Tocqueville y Weber fue-
mente denostada dominación "exterior" de dicta- ron algunos de ellos, y también Freud y Marx, a
dores, oligarcas, tecnócratas, intereses, machos, blan- pesar de sus concesiones a "programas" terapéuticos
cos y países industrializados. Hablamos de la domi- o redentores, concesiones extravagantes en el caso
nación "interna" de "fuerzas" de las que los agentes de Marx. Proféticas fueron también las voces indi-
que acabamos de enumerar no son sino síntomas y rectas de los satisfechos ingleses: Frankenstein, Sher-
representantes transitorios. Este régimen más gene- lock Holmes, Alicia en el país de las maravillas, El
ral y persistente se base precisamente en la ilusión Dr. Jekylly Mr. Hyde y las "paradojas" de Gilbert y
de la "libertad" humana que manipula y alimenta y Sullivan.
que a la vez le sirve de alimento. Sedientos de La utilidad predictiva de nuestro recorrido de un
libertad, grupos de las más variadas descripciones milenio, pues, no es que vaya a elucidar opciones
se alzan encolerizados contra "chovinismos" com- políticas sino que puede sugerir compatiblidades y
partimentados, reales o imaginarios, de color, etnia, resistencias a largo plazo entre las tendencias del
religión, nacionalidad, sexo, edad, riqueza, poder, mundo y compromisos culturales heredados. Bajo
autoridad intelectual u ortodoxia sexual, sólo para el imperio de "fuerzas", la cuestión principal no se
caer en las garras de una dominación que es ubicua, centra ya en las condiciones previas para la afirma-
inmediata y no segmentada. Igual que los alborota- ción hegemónica de naciones, pueblos o individuos
dores ludditas de los comienzos del industrialismo sino en la capacidad psíquica de sobrevivir. Esta
atacan las máquinas, no el sistema que las engendró. última cuestión, de abrumador interés futuro para
Los últimos dos siglos muestran que un desenlace nuestros tataranietos, no tiene más que un mero
probable de la fórmula occidental ciencia-conciencia interés literario para los políticos, banqueros, pro-
fesores y generales vivientes (o quizás, en termino-
es la masificación (ya muy avanzada) de individuos
logía licantrópica, "muertos-vivos"), sincronizados
como están por el sistema de dominación a un
Como sus títulos lo indican, F. S. C. Northrop adopta enérgica-
1 0 7
mente esa posibilidad en The meeting of East and West, an inquiry
calendario cuatrienal o sexenal antes que a uno
conceming worldunderstanding, Nueva York, 946, ldeological diffe- centenario o mucho menos milenario. Aun así, el
rences and world order, Nueva York, 1949; The taming ofthe nations, historiador tiene la obligación profesional de reco-
a study ofthe cultural bases of International poltcy, Nueva York, 1952,
nocer un horizonte temporal más amplio, con la
y Cross-cultural understanding, Nueva York, 1964.
8. 156 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA DE TUERCA 157
esperanza no de hallar, apocalípticas revelaciones década de 1930, trataron de vincularse o siquiera
joaquinistas o spenglerianas sino simplemente de conocer a Hegel y Marx. A partir de entonces sus
demostrar usos apropiados de una perspectiva tem- realizaciones intelectuales pueden describirse mejor
poral generosa. Después de todo, el historiador no como iluminaciones inconexas que como un proceso
debería contentarse con enterrar acontecimientos con derivaciones. E l grupo de Francfurt por otra
pasados y héroes muertos, pues la materia con que parte, doblemente desplazado del núcleo anglo-
trabaja es el tiempo mismo, pasado o futuro, y las francés por su formación alemana y sus orígenes
múltiples comprensiones que pueden dar lapsos generalmente judíos, se ubicó sin trauma de descu-
distintos. brimiento en una tradición que llevaba un siglo y
Continuaremos pues examinando dos capítulos medio de mantener una perspectiva crítica sobre
del programa occidental tal como se yuxtaponen en los dilemas occidentales. A ese tronco principal,
las sociedades de las Américas y las implicaciones en marcado por nombres como los de Kant, Hegel,
cada caso de las ciencias y la conciencia liberadas. Schopenhauer, Marx, Nietzche, Freud y Weber, se
¿Dónde encontraremos, para apoyarnos en este punto, asimilaron con facilidad las contribuciones ilustra-
un cuerpo explicativo que se ocupe de nuestra situa- tivas de Sade, Kierkegaard, Tocqueville o incluso el
ción moderna y a la vez nos ofrezca un punto de solitario transatlántico Veblen. Por grandes que
observación hacia esa situación? Podríamos adoptar sean las diferencias entre la situación iberoameri-
para ese fin una doctrina derivada de un profeta cana y la alemana, ambas sociedades experimentaron
Único, por ejemplo una construcción neomarxista, al mismo tiempo la industrialización y una cons-
neofreudiana o neoweberiana; pero eso dejaría es- trucción del Estado que colocó el desarrollo econó-
cépticos y ajenos a los acólitos de las fes no adopta-
mico bajo la égida burocrática, trabó el gobierno
das. Si buscamos un enfoque más ecléctico y permisivo,
parlamentario y perpetuó tendencias políticas auto-
si no queremos imponer un plan sino dar expresión
ritarias. Si esas condiciones inhiben la "moderniza-
a una problemática, una opción clara es la "teoría
ción" sociopolítica, también proporcionan un venta-
crítica" asociada con la "escuela de Francfurt" y el
joso punto de observación de las sociedades más
Instituto de Investigaciones Sociales. Sus competi-
"favorecidas".
dores más próximos son quizá los ágiles comenta-
Las varias docenas de estudiosos de dos genera-
ristas franceses modernos, pero sin querer disminuir
las grandiosas realizaciones francesas en el arte y la ciones que se pueden identificar con la escuela de
literatura desde Napoleón I, confieso que la contri- Francfurt no han adoptado una "posición" común
bución puramente intelectual de las últimas genera- sino ciertos supuestos compartidos respecto a pro-
ciones me resulta un ejercicio algo incoherente de blemas centrales, contextos amplios y cuerpos de
superficialidad pomposa. Si tuviera que explicar pensamiento luminosos. A continuación me baso,
esta herejía, diría que los franceses abandonaron su quizás arbitrariamente, en obras de la parte central
rica tradición sociológica que va de Saint-Simon a de la carrera de las figuras principales de la Escuela,
Le Play, Durkheim y Mauss y tardíamente, en la Adorno y Horkheimer, para delinear algunos resul-
tados y expectativas del Gran Designio Occidental
9. 158 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A D E TUERCA 159
qué tienen relación con la herencia iberoamericana. U n punto de partida conveniente es la afirmación
Este punto de apoyo tiene varias ventajas. En primer de que: "La crisis de la razón se manifiesta en la
lugar, estos autores, que con frecuencia adoptan la crisis del individuo, Vomo agente del cual se ha
forma aforística nietzcheana, evitan los compromisos desarrollado." Aquí reconocemos que la concien-
109
sistémicos; su método dialéctico descarta considera- cia y ciencia, en su compromiso histórico, se han
ciones lógicas y de apoyo periféricas a la experiencia deslizado a nuevas definiciones. La conciencia, en
directa y supone que todas las proposiciones deben origen un concepto teológico, se ha convertido en
estar a la misma distancia del centro. Segundo, sus "individualismo", concepto político o sociológico.
resúmenes vinculan incansablemente los campos La ciencia a su vez se vuelve "razón", término
de las instituciones y la mente privada, la retórica y despojado ahora de la pureza asociada con la ciencia
la acción, la sociología y el arte. Tercero, después de galileana o cartesiana, utilizado para manipulacio-
su período de maduración intelectual centroeuropea nes y puesto en una relación de control muy ambi-
(que en el caso de Adorno incluyó intensos estudios valente con el individualismo. E l profeta de este
musicales en Viena con Alban Berg), su estancia en extraño desenlace de la combinación de las inten-
los Estados Unidos durante la guerra los hizo en- ciones de Lutero con las de Galileo fue aparente-
frentarse, en una repetición de la experiencia de mente el marqués de Sade que, con visión que no
Tocqueville, a resultados prácticos del Designio Oc- tuvieron Locke ni Voltaire, previo las implicaciones
cidental, particularmente el triunfo de la comunica- totalitarias de la liberación del individuo burgués de
ción masiva, permitiéndoles entender el fascismo la tutela de la tradición y las instituciones, de la
europeo como algo sintomático antes que aberrante. emancipación de su comprensión de "la guía de otra
Es decir, ese interludio les reveló un Designio no persona". Esa transición kantiana de la heteronomia
segmentado por los paradigmas nórdicos de cultura a la autonomía implicó una afinidad entre conoci-
nacional de Parsons y Lipset, que tan hábilmente miento y planificación que debía racionalizar todas
domesticaron la filosofía europea adaptándola a los las facetas de la existencia burguesa, rescatando a la
más bajos cielorrasos académicos (a pesar de las persona del gobierno de otras personas sólo para
bóvedas góticas) de su país de origen. 108 entregarla a los dictados de la conveniencia. Así el
atletismo o la burocracia o la organización universi-
taria de nuestros días tienen un precedente exacto
" * Me baso especialmente en Max Horkheimet, Eclipse of reasoa,
>
en los grupos sexuales áejuliette de Sade, que "em-
Nueva York, 1947; Theodor W. Adorno, Mínima Moralia, Caracas,
Monte Avila y Horkheimer y Adorno, Dialéctica del iluminismo,
plean con utilidad cada «momento, no descuidan
Buenos Aires, Sur, 1979. También es importante un vertiginoso traba-
jo de Benjamín Nelson, "The future of illusions", en Psychoanalysis,
vol. 2, núm. 4, 1954, pp. 16-37; el autor frecuentó el Instituto de frankfurt school reader, Nueva York, 1978. Para la historia de la
Investigaciones Sociales de Morningside Heights y sus ideas influyeron escuela véase Martin Jay, La imaginación dialéctica, Madrid, Taurus,
mucho en la primera parte de este ensayo. Para visiones de conjunto 1975 y Zoltán Tar, The frankfurt School, Nueva York, 1977. Para una
véase: Frankfurt Institute of Social Research, Aspects of sociology, visión crítica véase Paul Connerton, The tragedy of Enlightenment, an
Boston, 1972; Paul Connerton (comp), Critica! sociology, Harmonds- essay on the frankfurt School, Cambridge, 1980.
worth 1976, y Andrew Arato y Eike Gebhardt (comps.), The essentiaí M. Horkheimer, Eclipse of reason, cit., p. 128.
1 0 9
10. 160 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA D E TUERCA 161
ningún orificio y complen todas las funciones", total- o el teatro de ópera burgués es un escenario priyile-
mente en el espíritu de la actividad intensa y deter- giado para la reunión de individuos monádicos y
minada de la cultura de masas. Escasamente hace
110 hastiados de la vida, cada uno de ellos encerrado por
falta recordar aquí que si bien los carceleros iberoame- la música en fantasías privadas y al mismo tiempo
ricanos siempre han tratado con crueldad a los experimentando una ilusoria participación. E l nar-
prisioneros, recurren a métodos angloamericanos cisismo desencadenado por la música intelectual
para alcanzar la distancia psíquica; la ecuanimidad tiene su paralelo en nuestro siglo en el jazz, él rocky
necesaria para aplicar torturas como técnica admi- la música disco que, al revés de las vibrantes escuelas
nistrativa. Mas que los "fascistas", los angloameri- de samba de Río de Janeiro, condenan al celebrante
canos han logrado convertir la guerra en un ejerci- al encierro en sí mismo y la impotencia. Tan grande
cio administrativo de desfoliación y demolición eje- es el deterioro de la personalidad en Occidente que
cutado sin odio ni heroísmo, en el espíritu del "para muchas personas ya es una impertinencia,
funcionario de "La colonia penal" de Kafka. La decir 'yo' " . Es decir, la cultura de masas ha tenido
112
guerra, según la descripción general de nuestros un éxito fabuloso en la individuación pero ha fraca-
veteranos, es "simplemente otro trabajo". Es decir, sado ignominiosamente o se ha negado a producir
el sadismo no es mera crueldad sino el placer inte- la individualidad. La pseudoindividualidad abunda
lectual de atacar la civilización con sus propias en improvisaciones, estilos de vida y presentaciones
armas, amor intellectualis diaboli. La piedad y la insinuantes de individualidad, pero el núcleo coherente
compasión se vuelven deshonrosas; de ahí el descu- del ser individual está irremediablemente dividido
brimiento de que los mendigos son respetados en entre la vida profesional y la privada, con la vida
México pero no en los Estados Unidos, donde el privada escindida entre intimidad e imagen pública,
respeto social está en relación directa con la demos- con la intimidad escindida entre la hosca sociedad
tración de capacidad y eficiencia "sádicas". 111 del matrimonio y el amargo consuelo de la soledad
La emancipación occidental del individuo que le que lo pone a uno en pugna consigo mismo y con los
permitió reemplazar a los dioses encontró una expre- demás. Intentemos imaginar a Nietzsche, nos pide
sión precognitiva, nos muestra Adorno, en la transi- Adorno, dejando de "trabajar" a las cinco para jugar
ción de la música de Beethoven —que, liberada de la al golf como un corredor de bolsa o funcionario
tutela feudal, reconcilia la plenitud de la individuali- universitario. Ese moderno habitante de ciudad que
dad con el poder de la colectividad— a la música de "se relaciona" con otros sin entregar nada de sí
Wagner, Richard Strauss y Chaikovski, que glorifica mismo ' ya es virtualmente un nazi, lleno a la vez de
al individuo autónomo sólo para reducirlo a consumi-
dor de ideas y estilos arbitrarios. La sala de conciertos
112 Adorno, Mínima Moralia, cit. Véase también su Introducción to
the sociology of Music, Nueva York, 1976, y Philosophy of modern
music, Nueva York, 1980. La clásica comparación de Adorno de Schoen-
M. Horkheimer y T. Adorno, op. cit.
1 1 0 berg y Stravinski intenta mostrar la tensión, crítica para nuestro tiempo,
111R. Díaz Guerrero, Psychology ofthe Mexican, culture andperso- entre una música que busca hacer estallar el idioma, los sentimientos y
nality, Austin, 1976, p. 104. las ideas recibidos y otra que los refuerza.
11. 162 A LA SOMBRA DFL PORVENIR
OTRA V U E L T A D E TUERCA 163
entusiasmo y de violencia". La "naturalidad" que
113
sociales de la época". La individualidad perdió
114
elimina toda distancia entre, las personas —erosión su base económica cuando el gobierno se convirtió
de la etiqueta, la nota oficinesca sin firma redactada en un régimen de beneficencia tácticamente admi-
en la voz pasiva, la deportiva pero cínica familiaridad nistrada, y el individuo,"arrancado de la comunidad,
del nombre de pila por encima de cualquier barrera cayó presa de la homilética pseudorracional y del
de edad o posición, el vacío "¡Hola!" o "¡Cuídate!", poder asimilador de los grupos de sus iguales y los
el mensaje "humorístico" de las tarjetas de saludo grupos de interés. Subcolectividades, consejeros y
"¡Muérete!" (microscópica bomba atómica)— no terapeutas combinaron sus incertidumbres con "pro-
son sino signos visibles del extrañamiento y el carác- gramas" (palabra favorita de los catálogos universi-
ter enfermizo de los contactos. E l antiguo cemento tarios) curativos, inflaron artificialmente su sentido
entre Jas personas es sustituido por simples fuerzas de su propio valor y le cerraron amablemente las
que las comprimen. La moda del sadomasoquismo fuentes de comprensión del mecanismo de su opre-
en los encuentros sexuales permite desahogar incli- sión (y la de ellos), como quien pone biombos alre-
naciones que llenan el mundo burocratizado. E n los dedor de un enfermo para protegerlo de los impor-
momentos desesperados la civilización se reduce a tunos rayos del sol. Como en realidad no había
mantenerlo a uno "bajo control" y sumergido en ninguna mano invisible que computara las raciona-
Muzak por una secretaria oficiosa. lidades conflictivas de grupos distintos, la suma fue
Este desenlace proviene de irónicas inversiones hecha por tecnócratas y políticos de lo que se ha
en la carrera del liberalismo. E l liberalismo eliminó dado en llamar "fascismo amistoso", quienes elimi-
las concepciones metafísicas_de la personalidad indi- nan los decimales de la ecuación para que responda
vidual y, al someterla a la definición racional del a los dictados de la eficiencia, si no de las armonías
interés privado, le aseguró una armonía unánime de Mandeville. La estructura —insolentemente
con las autodefiniciones de otros. Esa seguridad mecanicista— del yo de Freud se desvanece en la
satisfizo las aspiraciones mientras sus beneficiarios burbuja interpersonal de Horney y Sullivan, y aquí
fueron una minoría privilegiada, pero cuando se toma el mando la industria de la cultura para glori-
extendió a otros —a los que se aferraban desespera- ficar el mundo tal cual es y, como el vendedor de
damente a asociaciones y sindicatos recién formados seguros de habla vertiginosa, para predicar el men-
o a la generosidad gubernamental— eHndiyiduo saje de la adaptación y el desistimiento de reclama-
recientemente racional se convirtió en "un yo enco- ciones. Si los muchachos de dieciséis años se muestran
gido, cautivo de un presente evanescente, que ha cínicos frente a la jactancia competitiva de Toyota
olvidado el uso de las funciones intelectuales por y Datsun (el uso del singular personaliza el produc-
medio de las cuales fue otrora capaz de trascender to comercial y por implicación despersonaliza al
su posición efectiva en la realidad"; esas funciones posible comprador), no les queda ninguna duda
las ha delegado en "las grandes fuerzas económicas acerca de la necesidad imperativa y urgente de rue-
M. Horkheimer y T. Adorno, op. cit. 1 , 1 M. Horkheimer, op. cit., pp. 140-141.
12. 164 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA DE TUERCA 165
das propias; sólo desacreditando el enjuague bucal La autoridad política se transforma en autoridad
mágico llegan a aceptar la promi; cuidad instantánea racional cuando las medidas políticas adoptan la
como código de honor. De la alborotada violencia lógica de la pericia técnica. La diferencia entre las
de los animales en las primeras obras de Disney al limitaciones impuestas por la naturaleza y las que
terror puro y finamente construido de los docudra- derivan de relaciones sociales se desvanece para
mas de la T V el mensaje de los medios de comunica- revelar "una sociedad que busca acabar con los indi-
ción es que el individuo de cualquier clase debe viduos administrándolos como elementos únicos".
resignarse a ser permanentemente víctima de ata- Una vez que la historia tiene lugar "como una
ques y humillaciones. Los guionistas nos hacen reco- especie de destino administrado", hemos llegado a
rrer pacientemente todas las "situaciones" horripi- la posthistoria. Para la persona, la catarsis se
115
lantes que debemos "enfrentar" sin alarmarnos: la reduce al placer de ser aceptado como espécimen
violación, la familia negra en el vecindario, el hijo de la mayoría o de una subcolectividad. La individua-
mongólico, el atleta estrella que muere de leucemia, lidad siente una alegría masoquista al ser maltratada,
el colérico veterano parapléjico, niños maltratados, y la persona inconmensurable se vuelve conmensu-
esposas golpeadas, el padre alcohólico, el adolescente rable. Según la famosa confesión de Kafka, "Balzac
drogadicto, el hijo homosexual, la hija encinta o llevaba un bastón que tenía grabada la inscripción:
prostituta, el ama de casa que añora una profesión. ' Y o venzo cualquier obstáculo'; m i bastón dice:
Buena parte de la década de 1970 el público televi- 'Cualquier obstáculo me vence'." (Muchos cómicos,
dente norteamericano estuvo cautivado por las burdas de Harpo Marx a Woody Alien, han presentado ese
bromas intercambiadas por un fanático racista, sexista proceso para públicos familiares. Como otro Marx
y fascista y su yerno "polaco", benigno, tolerante y había señalado antes, la historia se repite como
polisilábico, que de manera harto improbable com- farsa.) Impedido de expresar cualquier particulari-
partían felizmente una modesta casa en Queens. dad, imposibilitado de comprender su situación,
Los medios todavía nos van a enseñar, supongo, que sometido a humillaciones cotidianas.aun a los más
el incesto es irreprochable si se lleva a cabo con altos niveles de realización burocrática, empresarial
delicadeza, comprensión, asesoramiento clínico y o académica, y coronado, en la frase de e.e. cummings,
(en casos heterosexuales) anticonceptivos. Cinco por "una burla redonda por sombrero", el individuo
años después vendrá un fallo de la Suprema Corte. sucumbe a una furia de objeto inhibido y a un resen-
Hace algunos años hubo incluso dos programas que timiento nietzscheano que, cuando se desahoga con-
hicieron reír a millones de personas presentando tra blancos sustitutivos, no pasa de presentar otro
como normales a familias de monstruos frankens- problema que la sociedad debe "enfrentar". N o sólo
teinianos y como anormales a sus vecinos "corrien- se atribuye a las "condiciones sociales" la responsa-
tes". bilidad de los incidentes de violación, robo, violen-
cia, incendio y autodestrucción, sino que se pide a la
Si la vida es, pues, una serie de "problemas" a
resolver y si hay "respuestas" para todo, el individuo
pierde capacidad de experimentar su individualidad. ' " P. Connerton, op. cit.. pp. 54, 121-122.
13. 166 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A D E T U E R C A 167
propia sociedad que "resuelva el problema". El iiv Wright Mills), exige de sus agentes inmediatos una
dividuo ha sido liberado tanto de culpabilidad como calma imperturbable, una sociabilidad enfermiza,
de responsabilidad; ya no confiesa pecados sino para enmascarar la "incongruencia entre su existen-
confusión o ansiedad. Bajo semejante represión, la cia racional y el posible curso que la razón podría
libertad no tiene otro nombre u otra salida que la dar a sus vidas". Ejecutivo» contables, funciona-
117
insolencia. E l logro supremo del sistema es que rios universitarios, subsecretarios y hasta presiden-
ninguna persona o personas dominan. Estriden- 116
tes se traicionan por una piel facial manchada o
tes llamados a las clases medias y bajas las instan a azulada, un cabello casi imperceptiblemente teñido,
cultivar rasgos que disimulen los estigmas de la una vitalidad tan semejante a la vida que recuerda a
opresión y hagan creer que la clase media también un cadáver maquillado. Los trasplantes capilares y
es clase alta. Resignada a la inseguridad de una la cirugía de conducto sustituyen la peluca como
economía cíclica e inflacionaria, la clase media nor- paje y la dentadura defectuosa de George Washing-
teamericana rompe valientemente con sus lealtades ton. Así se realiza la inversión hegeliana del domi-
de clan y acepta claves de comportamiento que le nio y la servidumbre.
llegan de arriba. Modos de conciencia que antes La caracterización de Occidente por Francfurt
demarcaban los estratos ahora se confunden. Los —en mi interpretación libre con toques moderni-
trabajadores protestan contra la corrupción de los zantes— se puede objetar con el argumento de que,
de arriba pero no contra las reglas del juego; ellos a diferencia del análisis neoleninista, deja de lado
también aceptan el enfoque tecnocrático. Por eso tanto a las naciones coloniales como a los sectores
para un iberoamericano todos los angloamericanos, pobres de las "desarrolladas"; se centra en las defi-
hasta los negros, "parecen iguales". Y del mismo ciencias visibles de la burguesía crepuscular de
modo también la clase alta norteamericana es vícti- Mariátegui. Pero ése es precisamente el punto. La
ma de maltrato, por carismático que resulte su burguesía misma puede ser crepuscular, pero las
virtuosismo para alojarse en los hoteles debidos y fuerzas psíquicas hipostatizadas que determinaron
jalar cocaína con billetes de cien dólares. El régimen su hegemonía también determinaron su difícil si-
del "fascismo amistoso", no el grupo dirigente (que tuación, y la del mundo. Las fuerzas mismas están
escasamente existe, a pesar de las denuncias de C lejos de ser crepusculares, y su significado último
debe buscarse en el Holocausto, bajo cuya sombra se
forjó la "teoría crítica", antes que en ordenamientos
La resbaladiza noción de un régimen de dominación separado dé
comerciales y políticos del momento, que condenan
1 1 6
la escructura social ha sido naturalmente objeto de críticas. Aquí lo
utilizamos con intención puramente heurística para desarrollar la a México o a Paraguay al neocolonialismo. Si nos
comparación entre Anglo e Iberoamérica y para calificar versiones descuidamos en este punto, desde luego, corremos
primitivas del marxismo. La alegría con que estudiosos angloamerica-
nos insisten en el tema de las élites, las oligarquías y las estructuras el riesgo de caer en el arielismo, es decir en la vena
familiares coercitivas de Iberoamérica es indicio de su frustración al no del pensador uruguayo José Enrique Rodó cuyo
poder identificar fuentes sociológicas de su propio malestar. Donde
ellos viven el debate académico sobre "quién gobierna" ruge a los más
altos niveles sin llegar a conclusiones. 1 1 7 T. Adorno, Mínima Moraha, cit.
14. 168 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA DE TUERCA 169
ensayo Ariel (1900) instaba a Iberoamérica a buscar maravilla de que los japoneses hayan dejado un
realizaciones espirituales y criticaba en estilo neo- lugarcito para Samuel Smiles y Herbert Spencer
positivista la mediocridad utilitaria ejemplificada entre jardines en miniatura, ceremonias del té y
por los Estados Unidos. A pesar de la influencia harakiris, pero se burla de Iberoamérica por haber
continental del ensayo y de su sedante sabiduría, deificado a los mismos enérgicos pensadores ingleses
con todo, sus horizontes eran los del París de fin de en un fútil esfuerzo por "alcanzar" a otros. Nuestra
siglo. Las referencias puramente formales de Rodó argumentación sostiene, en cambio, noqueeí mundo
a Tocqueville, su errónea comprensión del heroísmo ibérico es obsoleto sino que si bien comparte antece-
nietzscheano, su tranparente idealismo moral y dentes griegos, romanos, cristianos y medievales
estético, su carencia de voz profética y su descuido con el resto de Occidente, en el siglo XVI tomó
del contexto cultural (no menciona ni una vez a Es- caminos que impiden un desenlace nietzscheano,
paña) hacen que el ensayo tenga más valor como weberiano o kafkiano. E l resto de Occidente ataca a
documento histórico que como cuña analítica. Iberoamérica pero rompe vidrios, no puertas. Ibero-
Aquí aspiramos valientemente a ser más histori- américa tiene su propia cultura, que en realidad es
cistas y más críticos que Rodó. Nuestra pregunta no más profundamente occidental que la de los países
es si Iberoamérica puede soportar o bien de alguna nórdicos.
manera ennoblecer la penetración del Gran Desig- El Nuevo Occidente y el Antiguo no están en
nio Occidental sino si por constitución histórica es, modo alguno claramente separados en Iberoaméri-
para bien o para mal, de alguna manera impenetra- ca; no es el caso del Japón donde, nos dice Dore, la
ble para él. Esa pregunta ha sido elaborada en Academia Japonesa divide su exposición anual entre
forma convincente para culturas "autóctonas" que pintura japonesa y pintura occidental, las universi-
han padecido la intrusión occidental; ya hemos tocado dades tienen departamentos separados de historia
el caso ruso; el caso japonés también es conocido, y japonesa e historia occidental, las casas tienen salas
hasta tenemos un ensayo que hace comparaciones y "salas occidentales", la gente usa kimono o ropas
esclarecedoras con Iberoamérica. Para Asia meri-
118
occidentales. Del trabajo ya citado de Da Matta
119
dional Passage to India de Forster trasciende las sobre el carnaval brasileño y el Mardi Gras de Nueva
formulaciones sociológicas, hazaña que la tendencio-
sa Serpiente emplumada de D . H . Lawrence no 119Ibid., p. 237. Irónicamente, los estudios latinoamericanos están
logra realizar para México. E l nudo de la cuestión es segregados de los de la civilización occidental no en América Latina
sino en las entrañas del monstruo. Aquí responde a conveniencias
que Iberoamérica siempre ha sido vista, aun por sus administrativas, necesidades de la "defensa" nacional y la organización
propios pensadores clásicos, no como autóctona tipo fábrica de alfileres de las universidades norteamericanas, que
sino simplemente como obsoleta. Por eso uno se reclutan especialistas subregionales igual que el Departamento de
Estado o la C Í A crean oficinas para "manejar" el Brasil o Centroaméri-
ca. Esto crea curiosas anomalías. Por ejemplo, para adoctrinar a los
alumnos de primer año de un curso de "Civ" Occidental sobre los
R P. Dore, "Latin America and Japan compared", en John E.
1 1 8 alcances supuestamente vastos del intelecto y la imaginación de las
Johnson (comp.), Continuity and change in Latin America, Stanford, mujeres, no se les hace leer a Juana Inés de la Cruz sino a la neurasténica
1964, pp. 227-249. Virginia Woolf.
15. 170 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 171
Orleans se podría incluso deducir que el Nuevo por normas universalistas el suplicante sabe que su
Occidente no ha penetrado mucho en Iberoamérica pedido particular puede no ser atendido. E n el resu-
y que una sociología tradicional permanece intacta. men de Fry: " E l pentecostalismo deriva su plausibi-
Leopoldo Zea y Octavio Paz refuerzan la suposición lidad de la ideología oficial, articulada por el Estado
con su grandiosa dicotomía filosófica de las dos e instituciones subsidiarias, de que el Brasil es esen-
Américas. Lo que describe Da Matta, sin embargo, cialmente democrático y el éxito económico es la
son episodios ritualizados de liberación de las restric- justa recompensa de quienes "estudian y; trabajan.
ciones de una subyacente cultura heredada: no intenta Umbanda deriva su plausibilidad de la ideología
describir manifestaciones sincréticas que pluralicen menos explícita pero igualmente presente de que el
las relaciones de la vida cotidiana y que encuentren éxito en la vida se alcanza no sólo por los canales
paralelos ideológicos en la trabazón de mentalités oficiales del trabajo y el estudio sino también me-
tal como la hemos revisado desde alrededor de 1760. diante la cuidadosa manipulación de relaciones per-
En este sentido es útil el trabajo de Peter Fry, otro sonales sobre una base particularista." 121
antropólogo que ha estudiado el Brasil. Fry yux-1 2 0 Reificar la dicotomía a esta altura nos dejaría
tapone dos religiones populares, el pentecostalismo exactamente en el punto en que estábamos cuando
y Umbanda, que ofrecen a los desheredados dos considerábamos la "ecléctica" aceptación ibérica de
modos antitéticos de incorporación a la sociedad. la Ilustración tardía o, específicamente, el dilema de
En esa sociedad católica, el pentecostalismo impone Campomanes en cuya mente los elementos de la
a sus adherentes de las clases bajas los clásicos tradición y el nuevo racionalismo simplemente coe-
aunque ya superados tabúes burgueses del Nuevo xistían lado a lado. La mayoría de los observadores
Occidente contra la bebida, la promiscuidad, la tele- aceptan de hecho esa dicotomía en una de tres for-
visión, el fútbol y los deslices morales. Exige una mas: afirmando el perdurable chaleco de fuerza de
nueva organización del carácter y autodisciplina. E l la ética del Antiguo Occidente, dando una combinación
culto de Umbanda, de origen africano, en contraste, arbitraria de la situación actual, o proyectando un
ritualiza la "otra cara" del capitalismo industrial en desenlace evolutivo en que el racionalismo triunfa o
el Brasil, en consonancia con una cultura política no eventualmente se llega a una amalgama feliz. Dicho
oficial donde el elector suplicante ofrece su voto a de otro modo, las construcciones intelectuales de
cambio de la promesa de mejor alojamiento, exacta- que disponemos parecen ser todavía las de fines del
mente como el celebrante de Umbanda invoca un siglo XVIII. Lo que necesitamos es una captación de
espíritu para conseguir trabajo. En el caso frecuente la "realidad" actual, para usar el término de Mariá-
de que no se obtenga lo pedido, la creencia básica tegui: verla no como un arcaísmo, una mezcla fortuita
permanece igual, porque en un mundo no ordenado o un embrión sino como una "cosa en sí".
121Ibid., p. 194. En Worierin the cañe, New Haven, 1960, Sidney W.
120 p F
e t e r "Two religious movements: Protestantism and Um-
r V j Mintz presenta la historia de un trabajador rural puertorriqueño que se
banda", en Wirth y Jones (comps.), Manchester and Sao Paulo, pp. convierte al pentecostalismo; el curso de su vida particulariza con
177-202. riqueza las generalizaciones de Fry en un ambiente algo diferente.
16. 172 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 173
La penetración del Designio Occidental en Ibero- mapas de caminos. Pero podemos preguntarnos si
américa es indudable. Para simplificar podemos al hacerlo ha racionalizado todo su modo de vida en
dejar de lado por el momento el tortuoso problema la forma que fue necesaria para poner originalmente a
del engranaje ideológico y descender al nivel de la Angloamérica sobre ruedas y para inventar un es-
importación tecnológica. Por ejemplo, apenas el tilo universitario que dio a las "artes liberales" el
automóvil pasa a ser parte del paisaje, el mapa de acento instrumental del liberalismo político bajo el
caminos, para usar el ejemplo simbólico de Marcuse, cual florecieron. Y para poner la cuestión en su
se convierte en una necesidad. La carretera hacia un contexto más vasto, cabe preguntarse también si es
destino escogido organiza ahora el campo; carteles cierto que las historias plurales de los pueblos que
y señales indican al automovilista qué hacer, dónde se aceptaban convencionalmente en el siglo XVIII
se encuentran los lugares "históricos" preseleccio- se funden en una historia colectiva de la Humanidad,
nados, dónde puede estacionar para saborear vistas como nos pide que creamos el racionalismo de Hegel,
de territorios que ya no puede descubrir y dónde Marx, Lukács y los teóricos del "desarrollo". 123
encontrará la pausa que refresca. Todo para beneficio, Nos enfrentamos aquí al problema de la raciona-
seguridad y comodidad del viajero. "Negocio, técni- lidad occidental, que es central para toda nuestra
cas, necesidades humanas y naturaleza se funden en argumentación. Este problema se plantea muy equi-
una racionalidad y un mecanismo útil. Los mejores vocadamente en un libro de Glen Dealy que afirma
resultados los obtendrá el que siga las indicaciones, que la racionalidad protestante se manifiesta en la
subordinando su espontaneidad a la sabiduría anó- esfera de la empresa económica privada mientras
nima que lo ha ordenado todo para él." E n forma 122 que la racionalidad católica predomina en el reino
similar el "catálogo" de la universidad organiza el público de la política. E l autor atribuye así a las
124
"programa" del estudiante siempre que éste tenga sociedades protestante y católica o anglo e iberoa-
la suerte de haber definido su "objetivo". De lo mericana fuentes equivalentes de inspiración racional,
contrario será tan confuso como el turista que estudia con Maquiavelo convertido en algo así como el Ben
un mapa de caminos sin tener destino definido. Franklin del mundo católico. Si bien se puede soste-
Pero así como hay agentes de viajes para guiar al ner y se ha sostenido que históricamente la economía
turista, hay asesores y consejeros a mano para meter es en cierto sentido anterior al poder político en el
al estudiante en un programa o, en un lenguaje aun mundo angloatlántico, y que lo contrario puede
más violentamente computerizado, para programar decirse del mundo ibérico, es una simplificación
al estudiante. Iberoamérica desde luego adoptó el grave de Weber sugerir que la racionalidad del capi-
automóvil ab initio y, después de muchas vacilacio- talismo es perfectamente comparable con las calcu-
nes y con algunas modificaciones, el modelo super-
mercado para las universidades, con los debidos u > P. Connerton, op. cit., pp. 110-118,
u i Glen Caudill Dealy, The public man, an interpretation of Latin
American and other catholic countries, Amherst, 1977. Por razones
Herbert Marcuse, "Some social implicarions of modern technolo-
1 2 1
obvias mi prefacio a este libro sólo muy delicadamente se refiere a este
gy", en Arato y Gebhardt, op. cit., p. 143. error.
1
17. 174 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 175
ladas técnicas con las cuales un caudillo afirma su para aplacar a sus dioses. Pero la libertad de perso-
carisma y adquiere partidarios. La diferencia se re- nas y grupos para aplicar esas lógicas no asegura el
monta al salto cualitativo de Maquiavelo a Hobbes. carácter "racional" de la empresa colectiva, a pesar
La racionalidad occidental, como hemos visto, no de los pronósticos de Mandeville y Adam Smith. A
fue simplemente un producto del capitalismo sino otro nivel se puede asociar la razón con un presunto
un desenlace coyuntural que tuvo fuentes económi- orden del universo, una "ley natural" que debemos
cas, políticas, científicas, teológicas y filosóficas. El obedecer o una ley científica que podemos aplicar.
capitalismo podría marchitarse —y probablemente (La ironía de la razón inmanente es que cuando se
sucederá— y la sociedad occidental quedaría tan racio- piensa que la ley universal impregna directamente
nalizada como antes. En realidad Weber temía que la sociedad, independientemente de'k voluntad hu-
el socialismo pudiera incluso apretar los tornillos mana —como en el caso del hegelianismo o el dar-
de la "jaula de hierro" de la racionalización. Si bien winismo social o incluso los "misteriosos caminos
Weber debe haberse beneficiado de la genial capta- de D i o s " — los hombres no sienten que su existen-
ción marxiana de la mercantilización de la vida en el cia colectiva está armoniosamente ordenada sino
capitalismo, su propio tratamiento de la racionali- que están en el banco del acusado. Hasta ahora no
126
zación se comprometía a nivel más profundo con el tenemos mayor base para distinguir la capacidad
proceso histórico y le permitió "fundir los rasgos "racional" de Angloamérica de la de Iberoamérica,
específicos del sistema capitalista de producción por distintos que sean sus respectivos mensajes
con los rasgos de la racionalidad instrumental." 125
culturales. Ambas muestran una tradición de vir-
En su perentorio rechazo de las bases de la obra tuosismo en técnicas premeditadas para funcionar y
entera de Weber, Dealy simplemente confronta la autoproyectarse (el "individualismo" tiene conno-
cultura del capitalismo con la del caudillismo para taciones ricas aunque divergentes en ambos lugares),
demostrar que cada una tiene su lógica, que cada una y ciertamente los iberoamericanos superan a sus
ha hecho su selección idiosincrásica del arca de la vecinos del norte en su receptividad a los planes
cultura de Ruth Benedict. Así mete al conquistador cósmicos de inspiración racionalista.
español y al general burocrático del Brasil actual en
la misma categoría y cierra el paso a la comprensión Una tercera asociación de la razón es la que tiene
histórica. con el concepto de racionalización, y aquí encontra-
mos nuestro punto de apoyo. La racionalización en
El problema son los varios significados de la ra- este sentido impregna la vida entera de la sociedad
cionalidad, o de la razón. Cualquier acción puede que la hospeda. Vincula personas con cosas y pre-
tener su lógica adecuada: el capitalista que desplaza ceptos de conducta de manera que entre sí no hacen
una inversión para aumentar sus beneficios, el cau-
dillo que distribuye tierras para fortalecer la lealtad Marx, como siempre, quiso comerse el pastel y seguir teniéndolo.
1 1 6
de sus seguidores, el mexica que derrama sangre Para él la historia era un gran designio en desarrollo y además un
matadero; el actor humano era a la vez víctima pasiva y agente activo;
la historia estaba ordenada por una helada racionalidad pero culminaría
P. Connerton, op. cit., p. 125. en una hermandad de clan.
18. 176 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA DE TUERCA 177
mas que "relacionarse"; la confianza se deposita en rial en bruto." N o interesa que el automovilista
129
"él sistema" y no ya en personas. La reflexión 127 no sea capaz de distinguir el carburador del distri-
puede atenuar esa reificación de la vida social pero buidor, o que ni los votantes ni los ministros puedan
puede liberar al hombre de las leyes de un cosmos distinguir en forma coherente la economía de la
impersonal. Dentro de ese cosmos, la oposición de oferta de la de la demanda, o que la terapia de grupo
coerción y bondad, indiferencia y amor, ha ingresado no cree grupos ni produzca terapia. Da lo mismo
al mundo, encadenando las vidas de todos al juego que hasta los "expertos" disputen sobre cómo em-
entre racionalidad formal y sustantiva. La racionali- pezó el universo o cómo combatir la inflación o si
zación no implica ni la eficiencia y la orientación los homosexuales son neuróticos. N o importa que
hacia un objetivo de la razón práctica en nuestra Suárez y Hobbes hayan ofrecido hace tiempo grandes
primera acepción, ni la coherente visión del mundo "respuestas" con mayor seguridad que las "autori-
de la segunda. Estamos hablando, en el sentido de dades" de hoy, e importa aun menos que tribus
Weber, del "desencanto del mundo." Bajo la racio-
128 "primitivas" entretejan con toda naturalidad visiones
nalización los hombres prácticamente abandonan cósmicas en la trama de la vida cotidiana como
la esperanza por un hábil, improvisado y magistral nosotros ya no podemos hacerlo. E l principio vital
control maquiavélico de los acontecimientos (desa- de nuestra edad de la "razón" —en una curiosa
parecidos para siempre los Lincoln, Disraeli y Bis- degradación del dogma del individualismo robus-
marck) o por el acceso a grandiosos postes indica- to— es que cualquiera que desee adquirir un conoci-
dores teológicos o científicos en los momentos de miento instrumental o una técnica puede hacerlo
peligro. N o hablamos ahora de dominio situacional supuestamente en cualquier momento, si es preciso
ni de comprensión filosófica sino de una determi- en un programa de lo que para culturas tribales
nación consensual de depurar el mundo de elementos sería una contradicción en sí: "educación para adul-
místicos y mágicos para entregarlo al cálculo técnico tos". Nuestro mundo está así desmitificado, depurado
o utilitario. La racionalización, tal como se mani- de embrujos, precisamente porque el vigoroso in-
fiesta en el arte o la música modernos, tiende a la tento de Hobbes de combinar la ciencia cósmica
sobredeterminación de sus elementos, "a la aboli- con la lógica de la conveniencia fracasó, y nos queda-
ción del azar, a una especie de total absorción de los mos con la conveniencia controlando nuestras vidas.
últimos vestigios de pura contingencia en el mate- En el espíritu de la Juliette de Sade, la objetividad
dicta el tono de nuestro discurso, ya se trate de una
1 2 7Este desenlace inviene dramáticamente la atribución de Durkheim pareja de profesionales que entre margaritas y bo-
de "solidaridad orgánica" a las sociedades industriales, como lo recono- cadillos considera la posibilidad de matar a su feto,
ció él mismo al expresar su apoyo a las organizaciones corporativas en de un comité universitario que escoge entre Keats y
el prefacio a la segunda edición de De la división du iravail social
(1902).
Kierkegaard mientras come sandwiches traídos de
De Weber véase especialmente "Science as a vocation", en Max
1 2 8 casa, o de personal de la Casa Blanca ponderando el
Weber, ensayos en sociología contemporánea. Barcelona, Martínez
Roca. Véase también Gunther Roth y Wolfgang Schluchter, Max
Weber's visión of history, etbics and metbods, Berkeley, 1979, p. 54 1 W Jameson, Marxism and form, p. 30.
19. 178 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 179
uso de armas atómicas mientras mascan cacahuates como a un sentido de solidaridad y misión nacionales.
o bombones. (Como enjuliette, tanto las mandíbu- La lección que Fry extrae es que "lo que se podría
las como la cabeza requieren ocupación constante; llamar 'magia' no muere con cambios puramente
el genio de Sade fue dirigir la boca y el cerebro hacia intelectuales, ni necesariamente con el advenimien-
un mismo blanco.) "La realidad se ha vuelto aburrida, to del capitalismo industrial per se, sino sólo con la
chata y utilitaria, dejando en el alma de los hombres institucionalización y la legitimación de reglas uni-
un gran vacío que ellos tratan de llenar por medio versales que rijan las relaciones entre hombres y
de una furiosa actividad y diversos mecanismos y grupos." (Desde luego que un mundo encanta-
131
sustitutos." La caracterización de Hobbes de la
130
do está lejos de ser "idílico"; los mitos y los "cuen-
vida como solitaria, pobre, maligna y brutal es menos tos de hadas" son interminables crónicas de vio-
una descripción de la Inglaterra postisabelina que lencia.)
una profecía acertada. La literatura es lo que ilustra mejor el hecho de
El tercer tipo de "razón", la intelectualización que Iberoamérica, incluso su sector moderno o bur-
"objetiva" del mundo, Iberoamérica no lo ha interna- gués, no es del todo presa del "desencanto" occiden-
lizado del todo. La explicación de esto, supongo, es tal. La toma de conciencia de sus escritores y artistas
la que hemos venido siguiendo todo el tiempo, es a comienzos del siglo XX tomó directivas de los
decir, que el mundo ibérico rechazó las implicacio- modernistas europeos, cuyas creaciones estallaron
nes últimas de las revoluciones religiosa y científica con la repentina percepción interna de los significa-
y por lo tanto no puede experimentar plenamente dos internos de la violencia, la tecnificación y la
sus resultados lógicos en forma de utilitarismo y su impotencia personal de la sociedad de masas capita-
subordinado individualismo, que están implantados lista. Los iberoamericanos tomaron ese nuevo idio-
como marcapasos en la mente colectiva del resto ma y, profundamente comprometidos con el Nuevo
de Occidente. Allí hay todavía sociedades donde en Occidente, fueron sensibles al nuevo mensaje. Su
lugar del casual "How ya' doin'P" [¿Cómo estás toma de conciencia se produjo, sin embargo, preci-
"haciendo"?], con su suposición del interlocutor samente en la comprensión de que su propio mundo
autodeterminante y socialmente aislado, se oye el difería de París y Nueva York en que todavía no
amable "¿Cómo está la familia?", que significa: ¿Tie- estaba desencantado. Ahora veían, como décadas
antes lo había visto el presciente Machado de Assis,
nes consuelo y apoyo afectivo en un ilógico mun-
que para ellos el positivismo y el naturalismo no
do de peligros ocultos? Peter Fry apunta al nudo
culminarían en la tierra baldía de Eliot porque, para
de la cuestión cuando compara al Brasil con Ingla-
bien o para mal, el cientificismo y la servidumbre
terra. En la Inglaterra del siglo XIX, sostiene, Ja
psíquica nunca habían alcanzado en su mundo el
transformación determinante no fue la del capitalis-
mo industrial sino el logro de un consenso sobre
normas universalistas favorable tanto al capitalismo 151 P. Fry, "Two religious movements", cit., p. 199. Véase también H .
Hoetink, "El nuevo evolucionismo", en América Latina, vol. 8, núm.4,
1 5 0 Julien Freund, Sociología de Max Weber, Barcelona, Península. 1965, pp. 26-42.
20. •80 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA V U E L T A DE TUERCA 181
dominio total. Ésa fue, como hemos visto, la
132 epidermis cultural, pero aun así, Sao Paulo hechiza.
"revelación" de Mariátegui. Para establecer este La ciudad es desvairada, desvariante, alucinada. 135
punto no hace falta más que comparar dos obras Mario de Andrade se zambulle en su paisaje urbano,
modernistas del norte y el sur: "Love song of J. cancelando la distancia cerebral de Eliot. Sao Paulo
Alfred Prufrock" de Eliot (1917) y "Paulicéia desvai- es la conmoción de su vida; él es el arlequín de su
rada" de Mario de Andrade (1922). Los dos poetas133 carnaval de gris y oro, cenizas y dinero, arrepenti-
estaban inmersos en el caos y el anonimato de gran- miento y codicia. Las mujeres de su trasplantado
des ciudades, pero sus respuestas a un centro trastor- Trianon, superficiales pero vivas, intercambian agu-
nado son completamente divergentes. El de Eliot es dos insultos líricos. El espacio mayor es una inmen-
un mundo desmitificado; hasta la utilería romántica sidad agrícola fecunda y todavía misteriosa, no una
del crepúsculo aparece extendida como un paciente naturaleza anestesiada. La ciudad no es una amena-
anestesiado, la imagen que Alien Tate calificó de zadora cabeza de puente de "fuerzas" modernizado-
"primer disparo de la revolución del siglo XX: el ras sino un galicismo chillón que gime'en la vastedad
joven Tom Eliot apretó el gatillo y regresó callada- salvaje de América. Comparemos también los actores
mente a su escritorio en un banco de Londres. Pero burgueses. El Prufrock de Eliot, así llamado por un
fue un disparo que se oyó en todo el mundo". Los 134 camisero de St. Louis, tiene una personalidad irre-
habitantes de la ciudad de Eliot son hombres solita- parablemente dañada. Ha suspendido, como lo sabía
rios en mangas de camisa asomados a ventanas; los enfáticamente Eliot, la "pregunta abrumadora" y
modestos palacios del placer de restaurantes y hoteles sólo puede preocuparse por sus pantalones, su cabello
baratos son retiros gruñones sobre calles semide- que empieza a ralear y sus dientes enfermos. Se
siertas; en los departamentos-prisiones burgueses convierte en el Hombre Común de su civilización,
andan a la deriva mujeres que gorjean cosas sin Para Mario de Andrade el burgués conservaba su
sentido sobre Miguel Ángel. E n el Sao Paulo de rotundo carácter dickensiano como personaje sui
Mario de Andrade los nervios mismos del indus- generis, mitad siniestro, mitad farsesco. Era un miem-
trialismo estaban más expuestos que en la generali- bro habitual del elenco de la obra, no el vehículo de
zada ciudad occidental de E l i o t , con su antigua una enfermedad psíquica generalizada. Hasta era
posible exorcizarlo: "Fora! Fu! Fora o bom burgués!"
[¡Fuera! ¡Fu! ¡Fuera el buen burgués!] La intuición
El cuento El alienista de Machado de Assis, por ejemplo, habla de
era exacta. Si es el caso que hoy hacen falta tres
un médico rígidamente científico que aprisiona en su manicomio a las
cuatro quintas partes de la población de un pueblo de Brasil porque no adjetivos para subdividir la burguesía iberoameri-
llenan los requisitos de la salud mental. Stephen Crane o Ambrose cana —nacional, internacional y burocrática— los
Bierce probablemente hubieran terminado el cuento ahí, pero Machado burgueses todavía son personajes farsescos y secun-
de Assjs le agrega el toque brasileño: el alienista resuelve que el sujeto
racional y equilibrado debe ser el verdadero loco, suelta a sus pacientes
y se encierra él mismo.
Publicada en edición bilingüe como Hallucinated city, trad. de En Alario de Andrade para a jovem gerafao, S a o Paulo, 1970,
jack E. Tomlins, Kingsport, 1968. Nelly Novaes Coelho explora los límites puestos por el poeta a la
1 , 4Alien Tate, Essays of four decades, Chicago, 1968, p. xi. "desmitificación".
21. 182 A LA SOMBRA DEL PORVENIR OTRA VUELTA DE TUERCA 183
darios, sin penetración hegemónica en el mundo ta nada de la acción humana y pocos de los beneficios
social. Su presencia todavía no ha desencantado a la del "progreso". Los novelistas recuperaron un pasa-
ciudad de Mario de Andrade y mucho menos a su do que ahora parecía cíclico y mítico; se maravillaron
lasciva rival, Río de Janeiro. E n los términos de
136
ante la trayectoria de caudillos pasados cuya malevo-
Mariátegui, si la burguesía europea es crepuscular, lencia e histrionismo habían hecho escarnio de los
la criolla es inauténtica. mojigatos códigos extranjeros. E l "realismo mágico",
Para no caer en el error de descartar el entusias- término demasiado utilizado pero expresivo para
mo de Mario de Andrade como precoz enamoramien- nuestros fines, se convirtió en una vena en la cual
to —mezcla de amor y odio— de rasgos superfi- afirmar la "realidad" iberoamericana entre los dientes
ciales de la vida industrial, no tenemos más que de Casandras científicas. García Márquez se inspiró
desplazar la vista hacia adelante. La madurez de la inicialmente en Faulkner, pero no se necesita más
literatura iberoamericana, por lo menos según el que comparar al coronel Thomas Sutphen con el
veredicto consagratorio internacional, llegó con el coronel Áureliano Buendía, o el condado de Yokna-
"boom" de la década de 1960. Para entonces las patawpha con Macondo, para reconocer un mundo
ciencias sociales, recién llegadas a las universidades desencantado, en el sentido weberiano, y otro toda-
iberoamericanas, estaban revelando el "determinis- vía encantado. Una escisión entre las sensibilidades
mo" de los órdenes industrial, político y demográfi- estética y científica, que en Mariátegui estaban uni-
co que parecían haber esclavizado a las sociedades das, ha desplazado hacia los novelistas, poetas y
regionales a los imperativos lógicos del desarrollo artistas iberoamericanos la responsabilidad de expre-
capitalista occidental condenándolas a una tediosa sar su mundo como centro y no como periferia.
eternidad de "dependencia". Informada como estaba Ahora que hemos seguido el Gran Designio Occi-
por este diagnóstico, la imaginación literaria bien dental hasta lo que en terminología coheteril se
podría haber retrocedido, cabe suponer, a una espe- llamaría la etapa orbital, estamos mejor ubicados
cie de neonaturalismo tipo Zola. U n escritor, Miguel para estimar la significación continuada del antiguo
Ángel Asturias, hizo precisamente eso y el esfuerzo' Designio. Son raras las ocasiones, creo, en que la
le valió un premio Nobel. Pero con la mayoría historia del mundo nos permite contemplar la pro-
sucedió lo contrario: para ellos el mensaje de la longada coexistencia en gran escala de dos opciones
ciencia no significó la rendición de Iberoamérica a dentro de un marco de civilización compartida y
las fuerzas de dominación sino su resistencia interna saborear así la yuxtaposición sincrónica sin suposi-
a las perspectivas igualmente sombrías del "desarro- ciones artificiales. Comoquiera que sea, al orientar
llo", neologismo del Nuevo Occidente que no conno- nuestra comparación hacia el futuro no anticipamos
inversiones dramáticas en el actual fluir de los acon-
Roberto Schwarz, Ao vencedor as batatas. Sao Paulo, 1977, y
1 3 6 tecimientos. Sería difícil imaginar a México, o Brasil,
Raymundo Faoro, Machado de Assis, a pirámide e o trapézio, S a o cualquiera que sea la riqueza de su subsuelo o las
Paulo, 1974, demuestran que las novelas de Alencar y Machado revelan
rasgos de la burguesía brasileña que no corresponden a las pautas
aventuras atómicas que contemplen, como hegemó-
europeas. nicas "naciones del futuro", ahora que el dominio
22. 184 A LA SOMBRA DEL POR V E N »
en el vigoroso sentido bismarckiano se ha vuelto
ilusorio en todo el mundo. N i cabe esperar que ja
potencial mayor calidez de las relaciones humanas
en Iberoamérica —el hecho de que la "otredad",
para emplear los términos de Benjamín Nelson, no
haya derrotado del todo a la "hermandad"— vaya a
crear un santuario, cuando millones de iberoameri-
canos emigran cada año a los Estados Unidos y
decenas de millones están dispuestos a hacerlo en
cuanto se les presente la menor oportunidad. Aquí
buscamos puntos de referencia, o simplemente men-
sajes, de Iberoamérica a la luz no ya del Nuevo
Occidente de Calvino, Jef ferson y M i l i sino del Occi-
dente aun más nuevo de Freud, Kafka y, puesto que
nuestra deuda con ella ya ha crecido mucho, la
Escuela de Francfurt. Esta vuelta de tuerca puede
revelar ironías y paradojas que escapan a la compa-
ración más tradicional, y nos coloca en la posición
borgiana de ver en Browning cosas que "no existi-
rían" si Kafka no hubiera escrito posteriormente
para "crear" su propio precursor.