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Índice
Prefacio, 3
Capítulo I.-Callejón sin salida, 6
Capítulo II- El desconocido, 35
Capitulo III.- Una mirada al pasado, 51
Capítulo IV.- Grave error, 68
Capítulo V.- deducción inteligente, 89
Capítulo VI.-El hospital, 107
Capítulo VII.- El rastro, 126
Capítulo VIII.- La trampa, 145
Capítulo IX .-Aliados, 157
Capítulo X.- Despedidas, 174
Capítulo XI.- Estrategia, 186
Capítulo XII.- Emboscada, 209

2
But first, on earth as vampire sent,
Thy corse shall from its tomb be rent:
Then ghastly haunt thy native place,
And suck the blood of all thy race;
There from thy daughter, sister, wife,
At midnight drain the stream of life;
Yet loathe the banquet which perforce
Must feed thy livid living corse:
Thy victims ere they yet expire
Shall know the demon for their sire,
As cursing thee, thou cursing them,
Thy flowers are withered on the stem.

Lord Byron 1813 ( El Giaour, fragmento de un cuento turco)

4
Prefacio
La noche había llegado, las calles desiertas pobremente iluminadas
por las farolas, las aceras y el asfalto húmedos por la lluvia intermitente de
todo el día, y las luces de las viviendas poco a poco se apagaban, dando
el inicio al sueño de la ciudad.
Algunos transeúntes cambiaban de acera al amparo de la poca luz
de estas evitando así el oscuro callejón. Los comercios de la esquina con
las verjas cerradas y maniquís dormidos en sus incomodas posturas
cerraban los ojos a lo que dentro de el mismo sucedía. Nadie oía ni veía
nada.
Agachada detrás de un cubo de desperdicios, una bonita niña de
unos ocho años de edad se refugiaba de la espeluznante sombra. No
lloraba, ni se movía, por miedo a ser descubierta y ser la siguiente víctima.
Un instinto de supervivencia le decía dentro de su pequeña cabeza que
debería permanecer escondida, oculta, aunque estaba segura de que
sentía su presencia. Si conseguía mantenerse lo suficientemente callada,
tendría una oportunidad de salir viva de aquella situación. Sus ojos abiertos
por el pánico, observaban cada movimiento de la danza de muerte que
se bailaba ante ella. Los alaridos de terror, las suplicas de la víctima y los
gemidos de dolor entraban por cada poro de su piel haciéndola
estremecer.
Sabía que no podía hacer nada más que estarse muy quieta y
callada bajo las sombras. Con sus delgados brazos alrededor de sus rodillas
y con la espalda pegada a la pared se mantenía alerta. Ni el olor a

6
putrefacción, ni la humedad que la rodeaba la nublaban sus sentidos, no
sentía ni frío ni nauseas, tan solo miedo. Deseaba que terminara lo que
estaba sucediendo ante sus inocentes ojos, a sabiendas del resultado final.
Pero albergaba la esperanza de seguir viva, “sola” pero viva.
Los gritos cesaron y la oscura figura se ocultó bajo las sobras del
callejón desolado, dejando tras de sí un silencio aún más sobrecogedor.
Tendido en el suelo dejó un cuerpo desmadejado, en una postura
antinatural, en su cara se reflejaba el sufrimiento y el horror. Sus ojos
inyectados en sangre seguían aún abiertos, sin vida, miraban en la
dirección de la niña. No quedaba nada en ella, tan solo era una carcasa
vacía y seca… le habían usurpado lo más valioso de un ser humano…. su
SANGRE… su ALMA
La niña comprendiendo que todo había concluido, aún así, siguió sin
moverse con la mirada fija sobre aquello. Su frágil cuerpo no respondía,
agarrotada y entumecida observaba incrédula. No reconocía lo que veía,
aquella cara dulce y cariñosa que veía todas las mañanas cuando se
levantaba había desaparecido, la sonrisa que iluminaba su vida, se había
convertido en un grito ahogado. Esos ojos que la miraban con adoración
ahora reflejaban súplica… aquello que tenía antes sí, ya no era su
Madre….
Sola, sin nadie a su alrededor, sin saber que hacer…poco a poco su
cuerpo tomo constancia de todo lo que la rodeaba, comenzando a
temblar. De sus pequeños pulmones luchó por salir el poco aire que había
contenido en un sollozo y finalmente se desmayó.

7
8
9
Capítulo I.-Callejón sin salida
Seis de la mañana, por las persianas semi-bajadas de la ventana
entraba algo de claridad, inundando la habitación de un dorado cálido.
Un pequeño despertador negro y con el cristal roto comenzó a sonar. Bajo
las cálidas sabanas Carla se debatía con despertarse, se tapó con la
almohada en un intentó de sofocar aquel estrepitoso pitido. A tientas lo
buscó por la mesilla, sin levantar la cabeza del almohadón, como
resultado volvió a caerse, pero eso no bastó para silenciarlo. A la vez, un
gordo y viejo gato salto a la cama en busca de su ama, ronroneando se
acercaba al cuerpo de la mujer, lamiéndole los brazos para que se
despertara. Todo se ponía en su contra, por mucho que luchara contra el
reloj, había llegado la hora de levantarse. Se incorporó en la cama y cogió
el despertador de suelo colocándolo de nuevo en su lugar. El gato se
acercó a su mano con la cabeza pidiéndole sus minutos de atención. Le
acarició como solía hacer, aún un poco aturdida y somnolienta.
Sintiendo la necesidad de aliviar su vejiga, se levantó al cuarto de
baño. Abrió el agua caliente y se despojo de su rota y vieja sudadera.
Antes de salir de la ducha giró el grifo del todo y un torrente de agua fría la
despejó completamente. Se enfundó sus viejos vaqueros, una camisa
blanca limpia y su chaqueta de cuero con corte de americana. En la
cocina, el gato la esperaba en la encimera pacientemente junto a su
cuenco vacío. Se lo rellenó y lo bajo al suelo, mientras él desayunaba

10
colocó su taza con un poco de café del día anterior en el microondas.
Parecía que la mañana transcurriría como un día corriente, aburrido para
ella y tranquilo para el bienestar de la ciudad. Busco sus llaves y sacó el
arma con su cinturón del cajón de los cubiertos de la cocina. Sabía que no
era el mejor sitio para dejar el “Arma reglamentaria” pero como vivía sola
en ese pequeño apartamento, no le preocupaba la seguridad de nadie
excepto la de ella.
-

¡Mierda! ¿Quién será a estas malditas horas?- cogió su móvil de la mesa
aún cargando cuando sonó. – Si, diga….

-

Entiendo… si… estoy a un par de manzanas, llego en diez minutos.

-

Si, avise a mi compañero… han enviado algún otro efectivo…

-

¿Por qué no?

-

Está bien, seré la primera en llegar. Esperare al equipo forense, pero
mande un par de patrullas para que acordonen la zona... y que nadie
se acerque ni toque nada, entendido.

Colgó y se lo guardó en unos de sus bolsillos.
-

¡Bueno Gordo! Al fin parece que voy a tener un poco de movimiento. Te
dejo la ventana abierta pero vuelve a casa luego ¡Golfo!- se dirigió al
gato.
A veces se sentía estúpida hablando al gato como si realmente le

entendiera, pero como llevaba tanto tiempo sola, se había convertido en
un hábito tratarle como un ser humano. Era su compañero de piso y no
necesitaba a nadie más. Cerró la puerta tras de sí y corrió hasta el
ascensor. Justo cuando llegaba, se cerraban las puertas en sus narices. Sin
pensárselo dos veces corrió hasta la puerta de emergencia situada a la
izquierda de éste y, de un solo manotazo, la abrió de par en par
haciéndola golpear contra la pared. Bajo las escaleras corriendo y
saltando en los últimos tramos. Cuando llego al portal el ascensor todavía
no había llegado. - ¡Ja!, ¡Gane!- Todo para ella era una competición, en

11
todo tenía que ser la mejor. Era la pequeña de cinco hermanos, todos ellos
varones, y aunque el estereotipo de familia dictamina que la pequeña
debiera ser la más mimada, en su caso fue diferente, siempre tuvo que
competir con sus hermanos para ganarse la aprobación y el orgullo de su
padre: Sacar las mejores notas, ser la más hábil, sin dejar de ayudar a su
madre con todas las tareas y compromisos que ha de tener una mujer.
Respecto a su familia se podría considerar que vivían un par de siglos
por detrás del sufragio universal. Pero su madre era feliz, al menos eso es lo
que ella prefería creer. Cuando entró en la policía su padre armó un gran
revuelo, por mucho que le explicó que los tiempos habían cambiado y que
las mujeres eran tratadas como una más incluso en el ejército o en la
Guardia Civil. Él no era capaz de verlo así, había vivido muchos años bajo
una dictadura y en un pueblo, con lo que su educación y creencias eran
algo machistas para la época actual. Luchaba día a día por convertirse
en la mejor, intentaba ganarse el respeto de su padre con sus logros. Tenía
la esperanza de cambiarle si veía que su propia hija podía triunfar en un
mundo que él, consideraba exclusivo de los hombres. Sentía que era una
lucha perdida pero, día a día, seguía intentado superarse para
demostrárselo.
Aprobó las oposiciones sin ningún tipo de problema, y no le puso
muchas objeciones ya que tenía la esperanza que no pasaría las pruebas
físicas. Albergaba la esperanza de que llegara a casa cabizbaja porque
no podía tener ni la menor oportunidad de ingresar en el Cuerpo. Pero
subestimaba la perseverancia de su hija, nunca se fijó en como ella, día a
día, se preparaba para esa prueba. Ni siquiera sabía que entrenaba en un
gimnasio. Pero ella sabía muy bien como era su padre y cuando llegó a
casa ni siquiera le comentó el resultado de las pruebas, esperaría a tener la
notificación oficial. De ese modo él no podría objetar nada. Unas semanas
después, cuando ya conocía la comisaria a la que se la destinaba, se lo

12
comunicó en la comida. Fue un duro golpe para él, había estado seguro
de que el silencio de su hija era para no reconocer su fracaso y se
regocijaba de ello, nunca se imaginó que él motivo fuera otro distinto. En
menos de tres meses ya se había ganado el respeto de todos sus
compañeros, pero no el de su padre, que le había retirado la palabra. Su
carrera dentro de la policía parecía meteórica, y estaba completamente
volcada en su profesión. En casa, las cosas eran diferentes, cada día le
resultaba más duro permanecer allí. Aunque contaba con la ayuda de sus
hermanos que no pensaban de la misma manera que su padre, finalmente
se independizó para no sufrir más el agravio comparativo ni la ignorancia
en la que la había envuelto su padre. Tenía ochenta y siete años, y era
muy tarde para poder reeducarle.
En menos de diez minutos se encontraba en la calle señalada por la
Central. Aunque había corrido toda la distancia entre su casa y la escena,
no parecía sofocada ni acalorada. Su estado físico era impresionante. Un
grupo de curiosos se encontraban en la entrada de un callejón, sin duda,
aquella era la dirección. Varios coches patrulla llegaron al mismo tiempo
que ella, cuatro agentes se bajaron de los ellos. Carla se acercó
mostrándoles su identificación y comenzó a coordinarlos.
-

-¡Acordonen inmediatamente la zona! ¡Vosotros dos separad a los
curiosos de los testigos! – después de dar las primeras ordenes a los
chicos uniformados se dirigió a la multitud.

-

¡Perdone! ¿Quién de ustedes nos ha avisado?

-

Yo…- Un chico menudo y joven de unos veinte años, levantó la mano a
la vez que se acercaba hasta Carla

-

Soy la inspectora Sánchez. ¿Cuándo y cómo descubrió el cadáver?

-

Esta mañana de camino a la Universidad. Todos los días atravieso este
callejón para coger el metro.

-

¿Ha tocado algo? El cuerpo, la pared, algún objeto del suelo….

13
-

No… he salido inmediatamente del callejón y les he llamado. En las
series siempre dicen que no hay que tocar nada… Tampoco he dejado
que nadie se acercara.

-

¡perfecto! ¡Gracias!- le sonrió amablemente agradecida por los
esfuerzos del muchacho-, por favor dele todos sus datos a mi
compañero...- Hizo un señal para que se acercara uno de los policías
uniformados- Por si necesitamos contactar con usted. Gracias de
nuevo.
>> Cuando termine con él- le dijo al agente- pregunte a toda esa gente
si han visto u oído algo. Y tomen declaración al personal de las dos
tiendas…

-

¡De acuerdo!
Carla se encaminó al cuerpo que yacía en medio del estrecho pasillo.

Mirando por donde pisaba para no poner en peligro la escena del crimen.
Todo estaba excesivamente limpio, teniendo en cuenta donde se
encontraba, la ropa de la víctima no tenía ni desgarros, ni signos de
agresión o lucha. La postura del cadáver, era anti natural… como el que
deja caer al suelo una camisa sucia. Miró hacia el cielo buscando una
referencia desde donde había podido caer… aunque eso parecía
improbable, ya que tendría que haber materia gris en el asfalto o cualquier
otro indicio. Pero la postura era similar a los que se arrojan desde las alturas
precipitados.
Cuando se acercó más comprobó, que tenía el cuello completamente
desgarrado, como si un animal enorme la hubiera movido y zarandeado.
Pero no había ni una gota de sangre por ninguna parte. Rodeó el cuerpo
manteniendo una distancia prudencial y en espiral, buscando más
pruebas de lo ocurrido. La cara de la víctima estaba totalmente
desencajada, sus ojos aún seguían abiertos y fuera de sus órbitas.
-

¿Carla, que tenemos? –Su compañero acababa de llegar

14
-

No hay nada…. No lo entiendo… tendría que estar esto lleno de sangre
con esa herida, ¿Has visto alguna vez una expresión igual en algún
cadáver?

-

¡Dios!!!! No…. ¡Es horrible!

-

¿Sabes algo del forense y del equipo?

-

Si, están de camino, no creo que tarden en llegar…

-

¡Mama!

-

¿Qué has dicho Jorge?

-

Yo nada….

-

-Shssss! – Le silenció, lentamente se incorporó.
Colocó su mano en la funda de su pistola, desabrochando el seguro y

preparando el arma. Busco con la mirada donde podría haber salido ese
sollozo. Su compañero se preparó del mismo modo, colocándose junto a
ella.
Detrás de ella se encontraba un cubo de desperdicios, y apoyado en
su lateral un par de cajas de cartón desarmadas. Según se acercaba a la
basura lentamente, le pareció oír más gemidos, más bien era susurros y
provenían de las cajas. Suavemente los levantó….
-

¡Jorge! ¡Llama a una ambulancia!....
Este inmediatamente guardó su arma y sacó el móvil del bolsillo

llamando al servicio de urgencias. En muy pocos minutos tendrían una
ambulancia, ya que había un retén de descanso cerca de donde se
encontraban.
-

¡tranquila pequeña! Ya paso todo…
Levantó sus manos enseñándoselas a la pequeña que se encontraba

escondida. Ésta la miraba sin poder reaccionar, pendiente de cada
movimiento de la agente. Luchaba por intentar escuchar su voz, estaba a
salvo…pero le llegaba como un eco lejano y no podía entenderla.

15
-

¡tranquila pequeña! ¡no tengas miedo! No voy hacerte daño…

Al agacharse Carla ante ella, pudo ver el cuerpo de su madre con mayor
claridad.
-

mi ...ma...má… - tartamudeó señalando con su débil mano el cadáver.
Miró a los ojos a Carla y en un acto reflejo se lanzo a ella.
Carla recibió en su regazo a la niña, que ahora lloraba y gritaba con

desesperación. Su cuerpo se convulsionaba en sus brazos. Aparentemente
la niña debió permanecer escondida durante toda la noche, en estado de
Shock. Sus palabras se volvían ininteligibles, la abrazó lo más fuerte que
pudo intentando transmitirle seguridad… pero como podía hacer eso a
una niña que habría visto con sus propios ojos un episodio que… la
perseguiría durante el resto de su vida. Como, en cuestión de minutos,
podría reconfortarla, hacerla olvidar su dolor… Esa era la peor parte de su
trabajo… la más dura… enfrentarse a las víctimas aún vivas o a los
familiares.
Sin dejar de acariciarle el pelo y la espalda, la reconoció con la mirada
buscando alguna herida. Pero al parecer solo las tenía y muy graves en su
cabeza. No conseguía serenarla, su llanto era cada vez más fuerte. Un par
de sanitarios llegaron hasta la mujer y la niña, intentaron deshacer su
abrazó, pero esta se aferraba con las pocas fuerzas que aún la quedaban.
Su cuerpo seguía convulsionando, no respondía a ninguna de las
preguntas que le estaban formulando. Era como si ya no estuviera con
ellos. Aún seguía en estado de shock.
El médico que acompañaba a los técnicos sanitarios, decidió inyectarle
un tranquilizante. Controlando su pulso, vieron como poco a poco se
relajaba, sus manos crispadas alrededor de Carla, fueron soltándose y
recuperando el color habitual al volver la circulación por ellas. Los sollozos
fueron aminorando hasta convertirse en una respiración lenta y pausada. El

16
tranquilizante la sedó completamente, envolviéndola en un sueño
profundo y tranquilo.
Sin soltarla, se levantó con ayuda del personal sanitario y la depositó
cuidadosamente sobre la camilla. Agarró las manos de la niña que aún
seguían en su cuello y se las colocó sobre su regazo. Inmediatamente la
taparon con una manta térmica dorada y la suministraron suero por vía
intravenosa.
El médico, la reconoció ya dentro de la ambulancia para valorar los
daños que podría haber sufrido, llegando a la misma conclusión de Carla.
Milagrosamente estaba completamente ilesa, teniendo en cuenta las
extrañas circunstancias en las que había perecido su madre. El agresor, no
parecía haberla tocado. Pero las secuelas psicológicas podrían ser mucho
peores. Comunicaron a los agentes a que hospital la llevaban para dejarla
bajo observación y hacerle un estudio más detallado.
El forense ya se encontraba en la escena, había reconocido el cadáver
y dado la certificación junto con el Juez, por lo que procedían al
levantamiento del cuerpo. Su compañero Jorge se había encargado de
recabar toda la información de este, mientras ella había estado
atendiendo a la niña. Después de ese episodio, veía con otros ojos muy
diferentes aquel cuerpo desmadejado. Ahora, le parecía todo mucho más
atroz.
-

¿Estás bien Carla?- se le acercó Jorge tocándole el hombro para
reconfortarla.

-

Si…. ¡eso creo! ¿Qué ha dicho el forense?
Jorge, la miraba intentando analizar si realmente se encontraba bien.

Sabia con absoluta certeza que era una mujer fuerte, y en muchas
situaciones, había demostrado una entereza incluso imposible para un ser
humano. Pero encontrar a la niña, fue un duro golpe, él mismo se había

17
sentido tambalear. La impotencia y la congoja se habían apoderado de
él, incluso siendo un mero observador. Comprendía que su compañera
habría tenido que sufrir mucho más, pero ella nunca demostraba sus
flaquezas, nunca se quitaba la máscara de dureza. Pero aquello había sido
demasiado y esperaba que se viniera abajo, no sucedió. Retiró su mano
del hombro de Carla y volvió hacia atrás un par de hojas de la libreta que
sostenía con la izquierda.
-

Bien…veamos…- Volvió asegurarse mirándola a los ojos- Al parecer, el
cuerpo no presenta ningún signo de abuso sexual. Ni tiene más heridas,
que esa monstruosidad del cuello. Sobre eso… la piel parece haber sido
arrancada de un mordisco, por el tipo de cortes irregulares y desgarros
en los bordes. Pero no estará seguro hasta que le hagan la autopsia, y
compruebe como ha podido ser realizado.
>> Por la rigidez cadavérica y el signo de sommer1 en sus ojos lleva
muerta de 5 a 11 horas. No puede concretar mucho más…

-

Anoche hizo algo de frío…y el suelo esta húmedo...

-

¡En efecto!- Continuó Jorge- Pero teniendo en cuenta los horarios de los
comercios y la hora a la que ha sido encontrada…

-

Podemos reducir dos horas… ¿no?

-

Si… eso hace de 5 a 8 horas.

-

¿Cuál cree que es la causa de la muerte?

-

Cree que la víctima se desangró, la herida está en la yugular. El cuerpo
está totalmente exangüe. La hipótesis que baraja, es que al no haber
incidíos de sangre en el cuerpo, ni en el suelo posiblemente fue lavado,
vestido y trasladado. Lo que indica premeditación. Pero no muestra
ningún tipo de señales habituales en este tipo de casos, como son las
marcas de haber sido amordazada o golpeada.

1 1Signo de sommer* o mancha negra esclorocotical: Mancha irregular debido a la
oxidación de la hemoglobina de los vasos coroideos. Se presenta a las 5 horas Post
Mortem, si los parpados se encuentran abiertos

18
-

Si conocía a su agresor… no había motivo para amordazarla. También
la podía haber drogado, para que no se resistiera...

-

Sí, lo veremos en el análisis de tóxicos. Pero desde luego no estaba ni
atada, ni dormida cuando fue atacada.

-

¿Por?

-

En las palmas de las manos muestra unos pequeños hematomas “ante
mortem” como si hubiera golpeado una pared o algo similar. Nos dará
más datos con el informe, cuando concluya en análisis en el
laboratorio… ¡no sé!.. ¡pero creo que no me ha dicho todo!

-

¿Por qué?

-

Lo conozco hace bastante tiempo y lo he visto muy nervioso… no muy
seguro de sus conclusiones… Tal vez sea por lo que ha sucedido con la
niña…a todo esto… ¿Qué han dicho sobre ella? ¿Estaba herida?

-

No.- Su cara palideció, pero mantuvo el control sobre sus emociones y
continuó informando al compañero- No, a simple vista no han
encontrado nada. Pero la han llevado al hospital para reconocerla más
a fondo. Han tenido que sedarla, y lo más seguro es que la mantenga
un par de días con esa medicación hasta que puedan evaluar los
daños. No sé cuanto habrá visto, y si nos podrá contar algo.

-

Hay algo que no me encaja en todo esto con la niña… ¿cómo alguien
es capaz de hacer algo como esto y dejar ilesa a una niña?…¡¡¡se da
de tortas!!! ¡Y si ha sido trasladado el cuerpo!… ¿Los siguió o qué?

-

¡No lo sé!… puede que le gustara tener espectadores…o que hubiera
mostrado compasión hacia ella,… oooohhhh!…..

-

¿O qué?

-

Y… ¿si huyó antes de que la atacarán y luego volviera en busca de su
madre? o como tú has dicho al principio, que los siguiera hasta aquí.

-

Eso tendría más lógica. En todos los años que llevo en el cuerpo, ningún
asesino deja un testigo tan evidente. No al menos en la escena… ¿Pero
como los seguiría? Tuvo que desplazarlo en algún vehículo…

19
Durante unos minutos ambos pensaron en aquella posibilidad. Sin la
declaración de la niña no tenían mucho por dónde empezar, y era muy
prematuro hacer conjeturas al respecto, esperarían el análisis de la policía
científica y del forense.
Nadie había visto ni oído nada en la noche anterior, lo cual no era de
extrañar ya que en ese callejón no había viviendas, tan sólo almacenes y
locales comerciales. Tomaba más fuerza la teoría del traslado del cuerpo, y
si eso era cierto ¿Dónde se encontraba realmente la escena? No tenían
nada con lo que empezar a buscar.
-

Tendremos que preguntar en las viviendas de enfrente. Hay distancia
suficiente para que puedan haber escuchado algo o ver alguna
furgoneta.- señaló con la cabeza a las patrullas de la entrada- Qué
pregunten a los vecinos si vieron u oyeron algo inusual

-

De acuerdo… ¿Diste alguna orden cuando llegaste de que peinar la
zona?

-

Si, pregúntales si encontraron algo. Creo recordar que eran Martínez y
Díaz a quienes les di la orden.
Jorge se acercó a las patrullas que estaban esperando, pasó por

debajo del cordón policial dirigiéndose al de más alto rango. Dio las
instrucciones necesarias e intercambió con él información. Éste le entregó
un objeto, encontrado por los dos agentes, metido en una bolsa
trasparente y una tarjeta de memoria. Firmó unos impresos y regresó junto a
su compañera. Ésta se encontraba observando y analizado el hueco
vacío dejado por la víctima. Su cuerpo ya había sido depositado en una
bolsa negra y estaba siendo introducido en el coche forense para
trasladarlo al laboratorio.
Carla paseó minuciosamente buscando alguna pista, a la vez que la
policía científica fotografiaba y medía cada palmo de la escena
recogiendo todas las pruebas que pudiesen encontrar.

20
-

¿Han visto algo?

-

No inspectora… no hay huellas, ni marcas de neumáticos, no hay nada.
Está todo limpio.

-

¡Maldita sea! ¿Cómo es posible?

-

¡No sé qué decirle!, por muy cuidadosos que sean, siempre hay algo.
Pero esta vez, no hemos encontrado nada. El cuerpo estaba lo
suficientemente alejado para que el agresor no tocara ninguna de las
paredes en un descuido. No había ni cigarrillos ni nada cerca del
cuerpo, tan solo en aquellas escaleras, pero estaban en un charco de
agua por lo que dudamos que contengan alguna traza de ADN, aún así
las analizaremos.

-

Bien, gracias. Manténgame informada si encuentran algo- miró a su
alrededor- El callejón es estrecho para que entrara un vehículo.

-

Si, tendría que haber recorrido 300 metros con el cuerpo. Si ha habido
alguna transferencia, en el laboratorio se encontrará… Mi compañera,
también va hacía el hospital para recoger lo que encuentren en la niña

-

Eso sería de gran ayuda… No creo que ella pueda decirnos nada por
ahora…

-

¡Carla! Ya he mandado a los agentes a aquellos edificios, uno de ellos
había encontrado el bolso de la víctima y dio la orden a Central para
que buscaran información. Lo entregaré a laboratorio.- le comentó al
técnico.

-

No se preocupe, ya lo custodio yo. Espere un momento y le entregó el
impreso relleno…

-

Aggg! Como odio tanta burocracia….

-

Ya… pero es necesaria… el juez puede desestimar una prueba si
encuentra alguna laguna en la custodia… ¿Has hablado con Central?

-

Acabo de hablar con Susana, la víctima se llamaba Allison Brown, con
nacionalidad Española y Americana; la niña, Verónica, tiene 8 años,
asuntos sociales se dirige al hospital para atenderla y ayudarla. Vivian

21
con el hermano de esta a otro lado de la ciudad. Tengo la dirección
introducida en el GPS. ¿Vamos?
El policía de científica entregó el albarán y recogió las pruebas.
-

¿Alguno de los chicos ha tocado algo?

-

No, tenían los guantes… ¿Puede haber huellas?

-

-Eso comprobaremos…

-

Llámeme con lo que sea- concluyó Carla. Este asintió con la cabeza y
reanudó su labor.
Ambos investigadores se encaminaron al vehículo estacionado al otro

lado de la calle. La vivienda de pariente de Allison, se encontraba a las
afueras de Madrid, en un barrio residencial de nueva construcción. Las
grandes comunidades se alternaban con unos pequeños chalets adosados
de dos plantas. Aparcaron frente a estos últimos buscando el número 23.
La pequeña casa no tenía patio delantero, tan solo unas enormes
jardineras adornaban los cuatro escalones que llevaban a la puerta.
Llamaron y esperaron pacientemente a que les abriera. Mentalmente no
estaban muy preparados para darle la noticia, pero nunca se está, es algo
que no entra en el temario de la oposición. Al menos había una noticia
buena y era que Verónica seguía con vida. Se oyó un ruido detrás de la
puerta, los dos compañeros llenaron sus pulmones intentando serenar sus
emociones.
- ¿Quién es?
- Buenos días, somos de la Policía Nacional. ¡Nos permite hablar con
usted unos minutos!
- Buenos días agentes ¿Sucede algo?- Un corpulento hombre abrió la
puerta lacada en blanco. La camiseta azul de manga larga, le
marcaba sus anchos hombros y pronunciada barriga. Su cara redonda
y barba de cuatro días pelirroja, recalcaba más lo sonrosado de sus
mejillas. Era el estereotipo del bonachón americano

22
- ¿Es usted Peter Brown?
- Si soy yo... pero… ¿qué sucede?- tenía un fuerte acento, pero su
castellano era muy claro.
- ¿Podemos entrar caballero…?
El hombre, aturdido por la presencia de los dos agentes, les hizo pasar al
salón que se encontraba justo a la entrada.
-

Señor Brown, antes que nada mi nombre en Jorge Vidal y ella es Carla
Sánchez. Ambos pertenecemos a la “Brigada de homicidios” de la
Policía Nacional. Aquí tiene nuestras identificaciones.

-

¡¡HOMICIDE!!... What happened?.... ¿queee sucede?

-

Sr. Brown, esta mañana hemos encontrado a su hermana. Al parecer
fue brutalmente agredida, lo lamento mucho…- La voz de Carla se
cortó varias veces al comunicárselo. La expresión de aquel hombre
pasó de la profunda incomprensión al dolor….

-

¡Verónica!!- gritó.

-

Esta viva, Sr Brown. La encontramos junto a su madre. No tiene heridas
de ningún tipo, tan solo se encontraba en estado de shock. La
trasladaron al Gregorio Marañón, para tenerla en observación hasta
que recupere la consciencia. Aún no hemos podido hablar con ella,
pero aparentemente ha debido de sufrir mucho.

-

Oh my God!....stupid stupid….. Why?

-

Señor, no podemos decirle nada al respecto. No sabemos por qué las
atacaron. Sabemos que no es el mejor momento, pero necesitamos
hacerle algunas preguntas. Queremos atrapar al que lo hizo, pero
necesitamos su colaboración.

-

¿Puedo ver a la niña?

-

Si, en cuanto terminemos le acompañaremos al hospital. También a
nosotros nos gustaría saber cómo se encuentra...

23
Peter Brown era un hombre fuerte en apariencia. Aunque no había
terminado de encajar la muerte de su hermana, sabía que era su deber
colaborar con los agentes. En Estados Unidos estaban bastante
concienciados con ese hecho. Por lo que pocas veces cuestionaban a la
autoridad. Se levantó del sillón donde se había sentado al recibir la noticia,
se sirvió un vaso de Whisky de la camarera que había junto al sofá de tres
plazas, y se lo bebió de un solo trago.
-

Está bien, ¿Que desean saber?

-

¿Tenía su hermana pareja?

-

No, ella enviudó hace unos años. Su marido era español por lo que
conservó el apellido familiar.

-

¿Actualmente se veía con alguien?

-

No, era una mujer bastante tímida y no se relacionaba con nadie.

-

¿Por qué vivían con usted?

-

Cuando Marcos falleció, vendió su casa y se traslado aquí. De eso hace
dos años más o menos.

-

¿Sabe a dónde salió anoche?

-

Si...,- Se sirvió otro vaso de whisky y se sentó de nuevo en el sillón- es
complicado de explicar y sé que me tomaran por un loco, como hace
tiempo le pasó a ella - calló durante unos instantes, intentando ordenar
las palabras en su mente-. Pero no me importa lo que piensen… Antes
de poder decirles donde fue Allison, he de explicarles algo referente a
ella y mi sobrina…

-

Tranquilo… no le vamos a juzgar… queremos resolver esto y cuanta más
información, más nos ayudará.- (O más le comprometerá) pensó Carla
para sí misma.

-

Mi hermana…. –dudó si continuar-… tiene visiones desde pequeña, son
como sueños o más bien pesadillas. Mis padres nunca la creyeron y
acabo interna en un psiquiátrico. Su encierro duro cinco largos años bebió un trago y se aclaró la garganta-. Cuando los médicos pensaron

24
que estaba recuperada la dejaron marchar a casa. Para ese entonces
era mayor de edad y nunca más volvió. Todo lo que supimos de ella es
que vino directamente a España. Mis padres nunca supieron la verdad,
ella… no dejó de tener nunca esas visiones, Tal vez por eso no huyó…
para que no la volvieran a ingresar...¡no lo sé!… Yo mantuve el
contacto con ella, pero nunca me contó nada, hasta que vine a
España al poco de nacer Verónica. Vine a conocer a mi sobrina y con
un golpe de suerte, encontré trabajo y me instalé de un modo definitivo,
por lo que pude comprobar que ella nunca mintió al respecto y que no
estaba loca.
>>Marcos era psicólogo y la estaba ayudando a vivir con ello, ya que
ambos sabían que era casi imposible curarla de ello... Al fallecer él, no
sólo perdió a su marido sino a una gran ayuda. Sin saber a quién más
recurrir, fuimos dejando el asunto de sus visiones. No retomamos el tema
hasta hace unos meses.
>>Verónica se despertó una noche sobresaltada… Pensábamos que
había sido una pesadilla normal, como la de cualquier otro niño en
edad de desarrollo. Hasta que le relató a su madre como había sido el
sueño, eso la alteró mucho… por experiencia sabía cómo se
presentaban aquellas visiones… A la mañana siguiente, apareció en los
telediarios que había desaparecido una joven, tal y como ella nos
había descrito. Un par de noches más tarde soñó que encontraban su
cuerpo, completamente exangüe, a unos pocos kilómetros de su casa.
Y, tal y como había ocurrido la vez anterior, comunicaron la aparición
de la joven. Se sospechaba de su pareja, pero Verónica estaba
convencida de que era inocente, y eso trastornaba a la niña… si no
podía ayudar… por qué tenía que tener aquellas visiones…
>>Las visiones de mi hermana no eran tan horribles, no había muertes, ni
horror como ella describía. Volvimos a buscar ayuda. Pero como se

25
imaginan… nadie nos creyó. Un buen día alguien la llamó y le dijo que
podía ayudarnos. Anoche habían quedado para verse. Me pidió que
me quedara con la pequeña, pero tuve una reunión hasta tarde y me
llamó diciendo que se la llevaba…
-

Sr. Brown ¿Sabe el nombre de esa persona y el lugar de la cita?preguntó Jorge.

-

Creo que lo podrán encontrar en su agenda. Esperen un segundo se la
entregaré.

El Sr. Brown salió de la habitación. Jorge y Carla se miraron extrañados.
-

¿Qué te parece la historia?- preguntó Jorge

-

De lo más surrealista… no sé qué pensar, pero tenemos que buscar el
caso que nos ha comentado.

-

¡Aquí tienen! Ella anotaba todo. Perdonen, ¿Como murió mi hermana?

-

No podemos decirle nada. El cuerpo ha sido trasladado para su
autopsia. Hasta que no se decida que parte del informe se puede hacer
pública no le podemos decir nada. Lo siento.

-

Entiendo… y su cuerpo. Cuando podré darle sepultura.

-

Lo siento Sr. Brown. Pero no está en nuestras manos. Cuando el juez
dictamine, se le entregará. ¿Qué puede decirme del caso que ha
comentado anteriormente?

-

¿El que visiono la niña?- Carla asintió- creo recordar que se llamaba
Anabel… Anabel Rodríguez.

-

¡Gracias! Hoy no le haremos más preguntas, ha sido usted muy amable.
Cuando esté preparado le llevaremos al Hospital.

-

¡Gracias! Voy por un par de cosas para la niña y para mí. Si me
disculpan enseguida termino.

-

No se preocupe le esperaremos… ¿Podemos ver la habitación de Allison
y de Verónica?

-

Por supuesto. Acompáñenme.

26
Subieron los tres por las escaleras hasta el segundo piso. La casa tenía
tan solo dos habitaciones por lo que la niña y su madre compartían cuarto.
Peter abrió la puerta y en ese mismo momento, mirando las dos camas si
deshacer, fue consciente que no volvería a ver a su hermana, sus piernas
flaquearon cayendo al suelo roto en dolor. Jorge apoyo su mano en el
hombro de aquel grandullón americano. La escena era incomoda, ambos
compañeros esperaron a que aquel hombre recobrara la compostura, se
había mantenido bastante entero después de recibir la noticia y ambos
sabían, que más tarde o más temprano sucedería.
Carla, mantenía el rostro sereno, pero en su cabeza se agolpaban las
miles de preguntas que tendrían que hacerle, obviamente no era el
momento. Tendrían que llevarle a la comisaría en algún momento, con el
pretexto de más preguntas rutinarias. Ahora tan solo podían observar su
reacción y comentárselo al psicólogo de la brigada. Éste, también le
tendría preparado una batería de preguntas para evaluarle. Jorge sin
embargo era más visceral, y ver a un hombre llorar le partía el alma. Pero
era un profesional y no se dejaba llevar, ni tomaba ninguna valoración. Ya
había visto muchas veces como los culpables, representaban a la
perfección el melodrama. Pero era inevitable, cada vez que daban una
noticia de esa índole a un familiar de la víctima, algo les desgarraba por
dentro.
Transcurridos unos minutos, Peter se fue recobrando y levantando del
suelo, se disculpó ante los agentes y entró en la habitación contigua.
Jorge y Carla revisaron la habitación, pulcramente ordenada y limpia.
La habitación era amplia, a cada lado de la ventana que daba al jardín
trasero, se encontraban dos camas, la más cercana a la pared estaba
repleta de muñecos. Esa debía ser la cama de la niña, junto a ella un
pequeño escritorio de estudio. En él, se encontraba un cuaderno de dibujo
y unas cuantas ceras de colores. Carla lo ojeó distraídamente, pasados los

27
primeros dibujos típicos de una niña de esa edad; con princesas y flores por
todos los rincones, paso al otros más oscuros. En todos ellos parecía una
figura negra, sin rostro y en el suelo resaltaba otra más clara, con una
pequeña raya de color rojo en el cuello. Esto captó su atención y los miró
con mucho más detalle.
En el último dibujo, las figuras estaban igual que los anteriores, pero
mostraba muchos más detalles. Con unos trazos muy seguros para haber
sido dibujados por una niña, los personajes se encontraban entre dos
paredes oscuras. Al lado izquierdo, había dibujado una especie de caja…
A Carla se le escapó un suspiro.
-

¿Qué pasa?- le pregunto sobresaltado su compañero.

-

¿Qué ves en este dibujo?
Jorge cogió el cuaderno que le tendía, según descubría más detalles

del dibujo, más se reflejaba en su cara el desconcierto y el asombro.
-

¡Es la escena de esta mañana!

-

Eso, me ha parecido a mi…Jorge, si ponemos esto en el informe no van
a tachar de estar locos… pero empiezo a creer muy en serio la historia
que nos ha contado su tío.

-

¡No podemos ocultar pruebas!

-

¿Crees realmente que esto lo van a tomar como una prueba? ¡vamos
hombre!…. En el siglo que vivimos, es más creíble que un ordenador te
conteste racionalmente a que una niña tenga algún tipo de poder…

-

Ufff!!… no sé qué decirte….supongo que tienes razón…- comenzó a
caminar por la habitación pensando en lo que su compañera acababa
de decirle.- ¿Crees que esto nos puede ayudar?- Finalmente le
pregunto señalando al dibujo.

-

¡No lo sé!… pero desde luego la niña lo dibujó antes de que sucediera.

-

Si tomamos en cuenta ese dibujo como una predicción… La hipótesis
del traslado del cuerpo queda anulada, ¿verdad?

28
-

Sí... creo que sí. Si tomamos esta “predicción” en cuenta…. Ocurrió en
ese callejón, y hasta es posible que la niña pudiera esconderse antes de
ser atacada.

-

¡Pero no había indicios de pelea!

-

Eso es lo que más me bloquea… no le encuentro la lógica a nada de
esto.

-

¡Está bien!, llevémonos los cuadernos para estudiarlos en comisaría.

-

Mejor aún, cojamos el expediente de Ángela y pidamos unas pizzas
desde mi casa.

-

O.k.
En esos momentos Peter asomó por la habitación, los tres bajaron las

escaleras y se encaminaron al hospital. El recorrido no duro más de
veinticinco minutos, y en ese tiempo, ninguno fue capaz de hablar. En el
asiento trasero Peter Brown, se mantenía cabizbajo intentando mantener a
raya sus emociones. Ahora lo más importante era la pequeña, ya lloraría a
su hermana más tarde.
-

¡Jorge!, ¡espérame en el coche! Acompañaré al Sr. Brown y preguntaré
por la niña. No tardo nada.

-

Vale, voy llamando para saber si hay algo nuevo. ¿sigues teniendo ese
destartalado fax prehistórico?

-

¡¡ja ja!!… hasta ahora.
Peter ya estaba fuera del coche esperando a la agente, ésta cerró la

puerta y anduvieron hasta la puerta de “Materno-Infantil”. Le pidió que le
esperara junto a los ascensores y le preguntó a la funcionaria. Una vez
obtenida la información, subieron a la habitación donde estaba la niña.
Verónica se encontraba aún sedada, y asuntos sociales se encontraba
con ella en la habitación. Una vez hechas las presentaciones, y ver que la
niña estaba ya con un pariente cercano, salieron para poder hablar
tranquilamente.

29
-

¿Creé que es sospechoso?

-

Todavía no le hemos descartado, aunque todo apunta a que es
inocente. No estaremos seguros hasta que no avancemos en la
investigación.

-

¡De acuerdo!, de momento le dejaremos que esté con la niña, ya que
los médicos y psicólogos afirman que es lo mejor para su recuperación.
Pero nos mantendremos con ellos hasta que nos notifiquen lo contrario.

-

¡Perfecto!. Cuando podamos dar un informe al juez, les informaremos.
¿Qué han dicho los médicos?

-

Físicamente está bien, pero emocionalmente… - Negó con la cabeza -.
No han encontrado nada en su cuerpo en el reconocimiento, no hay
heridas, ni hematomas.... ¡gracias a Dios! Presentaba algo de hipotermia
y entumecimiento muscular…

-

¡Pobre criatura! Supongo que pasó allí toda la noche.

-

¿Fue usted quien la encontró?

-

si…fue...uff!

-

Me imagino. La niña tuvo que presenciar algo, y lo tuvo que pasar muy
mal, ya que sus ropas estaban manchadas de orín y heces.

-

¡Pobre cría!... La tengo que dejar… si hubiese algo nuevo... ¿le
importaría llamarme?

-

Sabe de sobra que lo haré… pillen a ese hi….-Se mordió los labios para
no pronunciar la palabra

-

Descuide. ¡Hasta pronto!
Cuando llegó al coche ya había recuperado el color en la cara. Ver de

nuevo a la niña había removido los sentimientos que, un par de horas
antes, casi la noquean. Jorge seguía estacionado en el mismo lugar. Se
sentó y le contó lo que la había dicho la funcionaria de Asuntos Sociales.
Durante el recorrido desde el Gregorio Marañón, no hablaron más sobre la
investigación. Acababan de empezar, pero era todo demasiado misterioso

30
y oscuro. Carla abrió la agenda que le había entregado el hermano de la
víctima y comenzó a examinarla desde el día de ayer hacia atrás.
Allison Brown, parecía ser una mujer muy organizada, tenía anotaciones
de todo; actividades de la niña, revisiones medicas, citas con los
profesores…etc. Unas cantidades y el nombre de un fármaco aparecían
cada dos días. Tendría que buscar en la “Wiki pedía” que era, y para que
se utilizaba. Sobre la cita que había comentado Peter Brown, solo había
un teléfono y una dirección. La calle le sonaba bastante, posiblemente
estuviera cerca de su domicilio, pero no estaba segura de ello. No conocía
mucho su barrio, ella se ubicaba mejor tomando como referencia las
bocas de metro. Así había sabido donde se encontraba la escena esa
misma mañana.
Al llegar al pequeño apartamento de Carla, comprobaron que uno de
sus compañeros les había mandado algunos documentos por fax y otros
por e-mail. Mientras Jorge pedía unas pizzas para comer, Carla imprimió la
documentación para que fuera más fácil su lectura. En el “prehistórico
fax” como lo había denominado su compañero, había un par de
documentos manuscritos que se adjuntaban al informe, eran algunas de
las declaraciones del caso de Anabel.
“Anabel Rodríguez, de unos 17 años de edad, desapareció del
domicilio familiar el 27 de noviembre del pasado año. Fue vista por última
vez alrededor de las 10 de la noche, cuando salía del polideportivo donde
practicaba “Aqua-Gim”. Según informaban los familiares, nunca se
retrasaba a la salida, sino que directamente se dirigía a su casa. Esa
noche, la llamarón insistentemente a su móvil sin obtener respuesta.
Llamarón a su pareja actual, Ricardo Santamaría, que se encontraba ebrio
y no pudo contestarles nada concreto. Sus amigas, tampoco conocían su
paradero. Asustados por la falta de información sobre su hija, dieron aviso

31
a la policía. Transcurridas las horas protocolarias para este tipo de casos, se
levantó una denuncia oficial y comenzó la investigación.
Dos días más tarde, un vecino de la calle Camarena en Aluche, dio la
voz de alarma sobre el cuerpo de una mujer semi-desnuda en uno de los
jardines de su urbanización.
Según el informe de la policía científica, la escena estaba
completamente limpia, sin indicios de lucha. Según la autopsia, Anabel
Rodríguez llevaba muerta dos días. Su cuerpo oculto por la vegetación del
jardín y las bajas temperaturas de esos días, habían impedido ser
descubierta con anterioridad. Pero no se descartaba la hipótesis de que
hubiera sido trasladado y colocado en ese lugar unas pocas horas antes.
No había indicios de agresión sexual, no tenía hematomas, por lo que se
descarta que hubiera algún tipo de lucha o forcejeo. En la parte derecha
de su cuello, justo en la carótida, se presentaba una herida profunda en
forma de desgarro. En una posterior observación se confirmó que podía
haber sido mordida.
Se realizó un molde de la dentadura para una identificación dental, sin
aparecer ninguna ficha ni expediente sobre la misma. En el molde se ven
que los colmillos superiores son algo más largos de lo habitual, pero se
descarta por las mediciones y el resto de los dientes, que pudiera
pertenecer a un animal.
La víctima se había desangrado hasta morir, esa era la causa de la muerte.
En las primeras conjeturas se barajo la hipótesis de que su actual pareja
“Ricardo Santamaría” fuera el agresor, ya que no recordaba
“aparentemente” nada de la noche de la desaparición de la víctima. Se
registro su domicilio sin encontrar evidencias ni rastros de Anabel en él.

32
Manteniendo al principal sospechoso bajo vigilancia, finalmente es
liberado por falta de pruebas. …”
-

¡Jorge! Este caso y el nuestro tienen demasiadas similitudes.

-

Ya, veo... el cuerpo, la falta de pruebas... desde luego están
relacionados en el

“Modus Operandi” pero no veo nada entre

las dos víctimas.
-

Salvo que eran mujeres… ¡y muy guapas!

-

Sí, pero no hay muchas más semejanzas entre ellas… Una era joven y
Rubia la otra madura y morena. ¿Has visto algo en la agenda que te
haya llamado la atención?

-

La cita que supuestamente tenía Allison Brown está marcada en la
agenda. Pero solo aparece un teléfono y una dirección. ¡Ahh!.. y cada
dos días tiene marcado un medicamento “ketoprofeno”... no sé qué
es… lo iba a buscar en internet…

-

No hace falta… lo conozco… es para las migrañas.

-

¿Cómo lo sabes?

-

María, las padece y a veces el ibuprofeno no le hace efecto

-

¿Cómo esta ella? ¿Sigue obsesionada con quedarse embarazada?

-

¡Agg! No me lo recuerdes vale!- Puso los ojos en blanco- A veces pienso
que solo me quiere por mi cuerpo

-

¡Vaya! ¡Un hombre que está disgustado con esa idea!

-

¡Carla! Eres mi amiga y mi compañera… pero no me es fácil hablar de
mi vida sexual...

-

¡Vale! ¡Vale! Lo pillo… centrémonos en el caso.

-

Eso está mejor… Supongo que “ Ketoprofeno” lo tomaría por las visiones.
Aunque teniendo en cuenta lo que nos ha dicho su hermano…
aventuraría a decir que se lo daba más bien a la niña. ¿Me acercas la
agenda para ver esas cantidades?

-

¡Toma!

33
Jorge, abrió la agenda y tal y como Carla había empezado a leerla en
el coche lo hizo hacia atrás.
-

¡Aquí esta!.. Sí, creo estar en lo cierto, las cantidades son muy pequeñas
para un adulto.

-

¡Vaya don tan incomodo! ¿no?, no solo ves cosas horribles, sino que te
dejan un dolor horrible de cabeza.

-

Lo que me parece extraño, es que no es un medicamento que tengas
que mantener una continuidad, es algo que te tomas cuando
aparece… como una aspirina.

-

A lo mejor…., - Jorge levantó la cabeza de la agenda y la miró
esperando a que continuara- ¿Y si solo apuntara cuando se las había
suministrado? Eso nos diría cuantas visiones habría tenida la niña…

-

Una para el asesinato y otra para el descubrimiento…

-

Ajá, - afirmó- cuenta todos los días; yo voy a ver de nuevo los dibujos de
la niña.
Transcurridos unos minutos ambos se miraron con pánico en los ojos.

-

¡¡¡¡SIETE!!!!- Exclamaron a la vez.

-

¡Maldita sea! Concuerdan…

-

¡Carla te das cuenta que si esto es verdad!… ¡que si las visiones de
Verónica son reales…!

-

Sé, por donde quieres ir… ¡Un asesino en serie!

-

¡¡Si!!

-

Tenemos que buscar en los archivos.

-

¿Cómo? No veo relación ninguna.

-

No… entre las victimas no. Pero si en los cuerpos. Tendremos que buscar
todos los cuerpos que presenten las mismas características. Desgarro o
mordedura en el cuello, cuerpo exangüe, y ausencias de pruebas.

34
-

¡Vale, dividámonos! Yo voy a comisaria en busca de la información y
voy preparando el dosier… ¿te acercas a esta dirección? – concluyó
mostrándole de nuevo la agenda.

-

Sí, creo que esta cerca de aquí…

-

No seas imprudente… echa solo un vistazo y pide refuerzos si tienes que
entrar.

-

¡Ehhh… tranquilo! Se cuidarme solita…
Jorge cogió toda la documentación de la mesa y salió disparado por la

puerta, si estaban en lo cierto, el problema era más grave, pero cabría la
posibilidad de encontrar algún hilo para poder tirar de la madeja. Carla se
quedó en su apartamento hasta que encontró la dirección exacta en el
Google Maps. Efectivamente se encontraba muy cerca de su domicilio.
Esa misma mañana había pasado por ella de camino a la escena.

35
Capítulo II- El desconocido
Una vez en la calle, comenzó a andar tranquilamente, pensando en
todo lo que sabían del caso. Tenían muy poca información y tampoco era
muy fiable. Pero seguiría su instinto. Cuando finalmente llegó, hizo una
inspección ocular. No encontró en ningún portal alguna placa significativa,
no sabía muy bien lo que buscar.
Intuía que podía ser el nombre de algún Psiquiatra o Psicólogo, ya
que la victima buscaba alguna manera de poder ayudar a su hija. Entre
dos portales había una pequeña cafetería con el mismo número que
rezaba en la agenda. Entró para preguntar a los camareros si habían visto
a alguien con la descripción de Allison y Verónica la noche anterior.
Ninguno pudo darle información.
Carla miró a su alrededor, la cafetería estaba casi vacía. Una mesa
le llamó la atención. Junto al gran ventanal que daba a la calle, un
hombre de unos treinta y muchos años la miraba fijamente. Era alto y de
complexión atlética, vestido completamente de negro y con un
guardapolvo, sujetaba entre sus manos una taza blanca de cerámica. Su
piel parecía de la misma tonalidad. Sus ojos negros, clavados en ella,
parecían estar estudiándola. O más bien parecía que querían leer en ella.

36
Algo la impulsó a andar ante aquel desconocido. Su cuerpo no
respondía antes las sencillas órdenes que intentaba dar su cerebro. Incluso
sentía como si dos voces lucharán en su cabeza. Una le decía que huyera,
la otra que se acercara. En ningún momento perdió el contacto con sus
“hechiceros ojos”. Cuando se encontraba frente él, un escalofrío le recorrió
el cuerpo. Sabía que era un aviso de su subconsciente que le decía que
aquella persona era peligrosa. Todo lo que desprendía aquel cuerpo era
“muerte”. Pero aún siendo un hemisferio de su cerebro consciente, el otro
la hizo sentarse en la silla que tenía ante ella.
>>Tranquila! ¡No corres peligro!- Parecían decirle aquellos ojos negros.Yo tengo la información que necesitas… ahora, sonríe como si me
conocieras de toda la vida y pide un café.<<
Consciente de que aquellas palabras solo habían tenido lugar en su
mente, bloqueada y confusa hizo lo que esa voz le ordenó.
-

¡Camarero! Un café con leche.
Poco a poco, noto como su cuerpo se relajaba, sentía como si se

cortaran los hilos invisibles que la habían hecho comportarse de esa
manera. Prudentemente, esperó a que el desconocido hablara primero.
-

¿Se encuentra algo menos aturdida?

-

Eso creo….¿pero qué hago aquí..?

-

Ahora, no se lo puedo explicar. ¿Por qué busca a Allison Brown y a su
hija?

-

No las busco a ellas… sino a alguien que las conozca…

-

Yo soy esa persona…

-

¿Cómo?

-

Las conozco, las estoy esperando desde anoche.

-

Bien, pues no creo que aparezcan. Al menos Allison Brown… Soy de la
brigada de homicidios.

37
-

Ha fallecido Allison

-

Si, por eso estoy aquí.

-

¿Y cree que encontrará al culpable en esta cafetería?

-

Puede que sí, o puede que no ¿lo tengo delante?

-

No… yo solo trataba de ayudarlas…. Llevo mucho esperandolas.

-

¿No había dicho que las esperaba desde anoche?

-

Si, había quedado con ellas. Pero desafortunadamente no entraron.

-

Explíquese.

-

Algo asustó a Allison cuando me vio por el cristal y salieron corriendo. No
hizo caso a su hija, que le aseguro que conmigo estarían a salvo. Creo
que corrieron sin rumbo y sin mucha suerte ¿Dónde?

-

Esta mañana la han encontrado a unas calles de esta cafetería.

-

¿Y la niña?

-

A salvo. Estaba junto a su madre, escondida.

-

¡Chica lista!
El camarero se acercó con el café de Carla algo temeroso. La

compañía de la mujer no le inspiraba mucha confianza.
-

¿Por qué sigue usted aquí?

-

Tenía la esperanza que la niña volviera a buscarme, pero ha llegado
algo mucho mejor.

-

¡No le entiendo!

-

Usted es policía y cuenta con unos medios que me serán muy útiles.

-

¿Cree que le voy a dar información? No se equivoque… no sé cómo ha
conseguido que me siente con usted, pero un barato truco de salón no
hará que desvele nada…

-

¡No sea niña! ¿Truco de salón?... usted no me va a decir nada, porque
no saben nada. Igual que he conseguido que se siente en esta mesa,
puedo leer en su mente como un libro abierto.

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>>Usted y su compañero están completamente desorientados, tienen
una información que no saben cómo manejar, porque se les escapa de
sus estrechas mentes. Verónica les ha ofrecido mucha más información
de la que ustedes piensan. Le voy a dar un consejo: Haga más caso a la
intuición de él. Usted es demasiado fría y calculadora.
-

¡No tiene ni idea de lo que está hablando!.

-

¿Cree eso realmente? Vamos… no se engañe a si misma…
Carla abrumada bajó la cabeza pensando en aquellas palabras. No

sabía a qué se refería respecto a Jorge, ambos habían sido muy cautelosos
en expresar lo que habían sentido o pensado respecto a la declaración de
Peter Brown, y más en lo referente al cuaderno de dibujo. Pero estaba
claro que aquel extraño personaje sabía lo que se decía. ¿Cómo podía ser
así? Pensó para sí misma. Levantó su mirada de la mesa y como si lo viera
por primera vez, analizó su rostro ahora algo más relajado y bello.
-

No se torture… ya le he dicho que he leído su mente… tengo una idea,
¿Qué le parece si empezamos de nuevo? Creo que nuestra pequeña
charla, se ha tornado algo hostil, y mi intención no es esa.- Carla asintió.Empezaré yo. Mi nombre es Jean-Paul Bousset.

-

Yo soy Carla. ¿Por qué necesita mi ayuda?

-

Por qué ustedes pueden acceder a lugares, donde yo no puedo entrar
sin ser invitado.

-

Ehhhh!

-

Le parece absurdo…

-

¡Bastante, la verdad!

-

Mire Carla, Ahora no lo va a entender, ni puedo explicárselo. Lo que si le
digo, es que estoy dispuesto ayudarle con su investigación y atrapar al
asesino. Pero desde luego pongo una condición…

-

¡Una condición!... ¿Por qué se cree que necesitamos su ayuda?

39
-

Porque…, cómo ha podido comprobar todo este caso está envuelto en
un halo de misterio… y yo, sobre temas ocultos y rarezas… soy un
experto.

-

Sabe lo que le digo… ¡exactamente esto es muy raro!... y usted sobre
todo. ¡Buenas Tardes!
Carla se levantó de su asiento, no comprendía en absoluto a donde

quería llegar Jean-Paul. Pero no tenía ni tiempo, ni le gustaban esos juegos
de palabras para entretenerse más con al aquel desconocido. Justo
cuando llegaba a la puerta de salida, sintió una presión suave y fría en su
hombro, a pesar de llevar puesta la chaqueta de cuero. Sin girarse a
mirarle a la cara, por miedo a que volviera a conducirla a la mesa, esperó
a que hablara.
-

Es usted muy testaruda… - aseguro él

-

Y usted muy críptico… ¿Por qué no habla claro de una vez? Jean-Paul.
No sé quién es, ni por qué parece saber tanto de este caso… parece
que esconde algo que no quiere decir, pero sin embargo intenta
averiguar de mi mucho más de lo que usted dice.- Se giró para poder
concluir mirándole a los ojos.- Le admito que el block de Verónica, y lo
de sus visiones, nos ha pillado por sorpresa y no sabemos cómo tratar
eso. ¡Pero no confío en usted!. Algo en mi interior me dice que me aleje,
y eso es lo que voy hacer...

-

Yo no soy peligroso, no tiene que tener miedo…. Pero hay otros a los
que sí…

-

¿Ve?… ¡ya estamos…!.- le interrumpió.- ¿Que leñe quiere decir?. Si no
empieza hablar claro, nuestra conversación acaba aquí. Señor Bousset.

Más decidida que antes, abrió la puerta de un empujón y salió a la
calle. Tenía la impresión de que él las siguió, pero no miró para averiguarlo.
Tomo camino a su apartamento, desde allí llamaría a su compañero para

40
averiguar si había descubierto algo. Se imaginaba que estaría preocupado
por ella, pero no quería hablar con él desde la calle por si era escuchada.
A escasos metros de su portal, la sensación de que era seguida fue más
fuerte. Miró a sus espaldas, pero no consiguió ver nada. Ya había
anochecido, y la escasa iluminación de la calle, no le permitía ver más que
sombras. Asegurándose durante unos minutos de que no había nadie más
con ella en la calle, sacó las llaves del su bolsillo y entró en el portal.
Una vez en casa, se despojó de su chaqueta, pero no se quitó el cinto
con él arma como era su costumbre. Sin encender las luces, anduvo por la
habitación hasta la ventana que daba a la calle, y miró tras las cortinas.
La calle estaba desierta, pero la sensación de que la observaban era muy
fuerte. Aún así, con esa certeza, no conseguía ver a nadie. Marcó el
número de su compañero y se sentó en el sofá a oscuras.
-

Jorge! ¿Cómo ha ido la búsqueda?

-

¿Estás bien? Estaba preocupado, ¿Por qué no has llamado antes?

-

Si, tranquilo… se cuidarme sola… ¿Has encontrado algo?

-

He podido encontrar tres casos más. Aún sigo buscando en los archivos.
Pero todos tienen el mismo Modus Operandi.

-

O.K, déjalo si quieres, mañana te echaré un cable a buscar.

-

Ya había terminado. Estaba esperando tu llamada, todavía no me has
contestado...

-

Mañana hablamos, vale… no hay nada importante que no pueda
esperar.

-

Está bien, mañana hablamos…
Se recostó en su sofá, pensando en aquellas palabras del desconocido.

¿Por qué sabía tanto? ¿Por qué la conocía? ¿Qué quería decir con lo de
Jorge?. A la mañana siguiente intentaría sondear a su compañero. Alargó
la mano para coger su chaqueta que había dejado en el respaldo, y
buscó en los bolsillos su paquete de tabaco. Junto a él encontró una

41
tarjeta de visita con una nota. Se inclino hacía la luz que entraba por la
ventana y la leyó.

“Cuando esté preparada para escuchar,
llámeme…
¡No tarde!, no hay mucho tiempo.
Jean-Paul Bousset”
A la mañana siguiente, después de su rutina matinal se encaminó a
la comisaría. Se había quedado dormida en el sofá, y el cuerpo lo tenía
dolorido por la incómoda postura.
La oficina era un hervidero de policías. Aún siendo temprano, sus
compañeros parecían llevar horas despiertos y trabajando. Los teléfonos
sonando, las teclas de los ordenadores marcaban una música sin compas
definido, la gente iba y venía con documentación de una mesa a otra.
Se acercó a su mesa, Jorge ya la esperaba en su escritorio con la
cabeza metida en un dossier. Dejó su chaqueta en la silla y se encaminó
al “office” a por un café. Abstraída, dándole vueltas a un pequeño palillo
transparente, no se percató de que tenía compañía.
-

¡Buenos días! No parece que hayas tenido una buena noche….

-

¡Ahhh! ¡mierda!- se derramó su café con el sobresalto- ¡joder, Jorge…
me has asustado!.

-

¡Mmm…! ¡perdona! – se rio- ya veo que no te has levantado con el pie
derecho…

-

¡Perdona tío!. Me quede frita, en el salón… tengo el cuello destrozado.
Ya sabes, que cuando no duermo bien estoy más susceptible.

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-

Yo no lo diría así…eso es muy “fino”… para la “mala leche” que gastasse burló

-

¡Vale… lo que tú digas! ¿A qué hora has llegado?.

-

Pronto… quería comprobar algunas cosas antes de que llegaras…
cuando estés lista, pasamos a la sala de reuniones y te explico lo que he
encontrado.

-

¡Venga vamos! Controlaré mi “mala leche”…
Ya en la sala, Jorge le expuso todo lo que había encontrado la

noche anterior. Los tres casos que había encontrado se remontaban tan
solo a unos meses, las fechas coincidían con las marcadas en la agenda
de “Allison” y eran posteriores al cuerpo encontrado en la calle Camarena.
En total, junto con el de su madre, había relacionados cinco casos, con la
medicación y los dibujos. Estos últimos describían a la perfección los lugares
donde habían sido encontrado los cuerpos, tal y como detallaban los
informes. La niña, en todos ellos había dibujado la sombra de un cuerpo,
sobre las que parecían ser las víctimas.
Aparentemente, ninguna de las víctimas se conocían ni había una
relación entre ellas. Cada una era diferente, rubias, morenas, deportistas,
madres… solo tenían en común que eran mujeres de una edad
comprendida entre los diecisiete a los treinta y pocos años. Ninguna
mostraba signo alguno de agresión sexual, o de violencia. Todas ellas
habían sido atacadas de noche y se les había extraído toda la sangre.
Se encontraban en un callejón sin salida. El atacante, no había
dejado el menor rastro de sí, ni en las víctimas, ni en la escena. Tampoco
tenían un patrón de conducta, ni siquiera, la disposición de los cuerpos en
el mapa, les decía nada. Solo una cosa quedaba clara, ante sí tenían un
homicida en serie y no sabían ni como, ni cuando, ni a quién atacaría.
Pero atacaría de nuevo.

43
Después de horas y horas, dándole vueltas a la misma información,
exasperados por no encontrar nada. Carla, se decidió a hablar con Jorge,
sobre Jean-Paul y sus comentarios.
-

Jorge, ayer tarde, en la dirección en la que supuestamente “Allison
Brown” debía encontrarse con alguien… encontré una cafetería. Ante
todo, se cómo eres y no quiero que me eches un sermón por lo
imprudente que fui…

-

¡¡¡¡Carlaaaaaaaaa!!!…¡¡¡ De que narices estás hablando….!!!¿¿¿ No
correrías peligro alguno, verdad???- la interrumpió

-

¡¡Jorge.!!

-

Vale, vale… desembucha… pero ya decidiré yo si bronquear te o no.

-

O.k. Al parecer nuestra víctima, tenía que encontrarse con un tal…
Jean-Paul Bousset. – Analizó el rostro de su compañero y decidió no
contarle todos los detalles.- Él aún se encontraba en la cafetería. Estuve
hablando con él… es un tipo bastante curioso, pero más aún lo que me
dijo.

-

¿Pudo decirte algo sobre la víctima?

-

No exactamente, - no sabía cómo plantearle la pregunta, así que
decidió hacerlo directamente.- ¿Qué piensas tu de todo esto? Sobre los
cuerpos… la niña… todo.

-

¡Ehhh!.... ¿A qué viene esa pregunta?

-

Es una duda que me surgió durante esa conversación.

-

Bueno…no sé cómo explicarte esto, sin que me tomes por un chiflado.
Lo de la niña y su madre, está claro que es real. Esa pobre criatura, soñó
como asesinaban a la madre y no solo eso… sino que también lo
presenció. Estoy seguro de ello. – Caviló unos momentos como seguir.
Cogió aire, llenando sus pulmones y miró fijamente a su compañera.Sobre los cuerpos, después de leer las autopsias y ver con mis propios
ojos a “Allison Brown”… estoy convencido de que nos enfrentamos a un
asesino… algo peculiar.

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-

¿Cómo de “peculiar”?

-

Un “Vampiro”

-

¡Ja! ¡¡¡Estas de coña…!!!- intentó reprimir la risa, pero la absurda idea de
Jorge le parecía lo más cómico que había oído en años.- ¡No es bueno
que veas tantas películas de terror!

-

¡No lo estoy! .- Su voz fue ruda y seca. A él no le parecía ninguna broma,
y desde luego el comportamiento de su compañera no le agradó.- Tú
me has preguntado y yo te he contestado sinceramente. ¿Por qué no
puedes abrir tu mente? Tenía claro que no creerías ni una de mis
palabras… ya me di cuenta de ello en la habitación de la niña, con ese
comentario sarcástico con los ordenadores. – Resopló e intentó
calmarse antes de continuar.- Mira Carla, puede parecer estúpido,
infantil o como lo quieras llamar.
>> Se que tu mente, siempre busca una razón lógica a todo, y si no lo
ves por tus propios ojos… te niegas a creer. Pero nada de lo que
tenemos aquí, tiene lógica… Como me has preguntado, te diré por qué
opino de este modo.
>>Primero, las victimas no tenían ni una gota de sangre en su cuerpo. Ni
siquiera estaban manchadas sus ropas.
>>Segundo, la herida en el cuello coincide con un mordisco. Y así lo han
revelado las autopsias.
>>Tercero, en los moldes de las dentaduras, en todas ellas, los colmillos
eran más pronunciados de lo normal y no coinciden con ningún animal.
Si

cotejamos

todas

esas

muestras,

estoy

convencido

de

que

coincidirían….
-

¡Perdona! Mirándolo así, incluso tendríamos una línea que seguir. Pero
entiende que parece una conclusión absurda. Parece un guión de
película gore de serie B….

-

Puede… ¿Pero qué pierdes con barajar esa posibilidad?

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-

Tal vez nada… Ese tipo, el de la cafetería… me dijo que hiciera caso a
tus instintos…

-

¿Qué más te dijo?

-

Nada claro, era como si hablara en un lenguaje incomprensible…

-

O tal vez, tú tenías la mente tan cerrada que no le quisiste entender.
Carla se encontraba realmente abrumada. Tal y como le acababa

de decir su compañero, no había querido entenderle, ni si quiera lo había
escuchado. Ahora que tenía claro lo que pensaba su compañero, la
conversación del día anterior tomaba un color diferente. Ambos, le habían
dicho que debía abrir la mente, y eso haría, pero estaba convencida de
que la explicación para todo lo expuesto por Jorge, tenía otro significado.
Pero… ¿Cuál?. Jorge algo enojado,

había dado por finalizada la

conversación, recogió todos los informes y fotografías que estaban
esparcidas por la mesa. Antes de salir de la sala, miró a su compañera la
cual seguía absorta en sus pensamientos. La conocía bastante bien para
saber que lo mejor, era dejarla sola para que procesara toda la
información. Salió cerrando tras de sí.
Sola, sentada frente a una larga mesa, con el block de la niña aún
en la mano, analizó cada uno de los dibujos. Aunque le resultaba muy
difícil tomarse en serio aquella suposición de su compañero, intentó
mirarlos desde ese nuevo punto de vista.
Increíblemente, tomaban más sentido los trazos irregulares de la niña.
El cuerpo oscuro no tenía siempre la misma postura, como al principio
creía, y las víctimas poseían rasgos y gestos diferentes. Incluso ahora,
admiraba el talento de la niña para dibujar.
Recordó en esos momentos lo que Jean – Paul le había dicho:
“Verónica les ha ofrecido mucha más información de las que ustedes
piensan.” Se centro en el último dibujo, el de la madre de la criatura. Ella
había sido la primera en llegar a la escena y la recordaba nítidamente.

46
Miró todos los detalles: el cubo de basura, los cartones en el lateral,
las escaleras de emergencia de una de las naves… “El cuerpo estaba lo
suficientemente alejado... No había ni cigarrillos ni nada cerca del cuerpo,
tan solo en aquellas escaleras, pero estaban en un charco de agua por lo
que dudamos que contengan alguna traza de ADN, aún así las
analizaremos.” Le había dicho el técnico.
-

¿Por qué había colillas en unas escaleras de una nave abandonada?
Le entró una súbita necesidad de volver al escenario, agarró el block

y su chaqueta con tal ímpetu que casi tira la silla al suelo. Como un
vendaval salió en busca de su compañero.
-

¡Jorge! ¡Vamos, tengo una corazonada… volvamos a la escena!
Al llegar encontraron todo igual. Ya no estaba el precinto policial,

pero no habían pasado los camiones de basuras, por lo que todo
permanecía exactamente en su sitio. Carla se colocó en la posición que
intuía desde donde la niña había visto la escena. Agachándose para
conseguir una altura aproximada a la de Verónica, comprobó que la
perspectiva era idéntica. Jorge la miraba a su lado extrañado, durante el
trayecto no le había comentado nada de sus planes. Verla arrodillada en
el suelo, mirando el dibujo y la escena de un modo intermitente y rápido, le
resultaba más desconcertante.
-

¿Se puede saber que haces?

-

Ayer, ese tipo… me dijo que Verónica nos había dado más información
de la que éramos capaces de ver.

-

Todavía no me has contado nada de esa conversación…

-

Lo sé, pero ambos teníais razón… tenía la mente tan cerrada que no
estaba mirando con los ojos correctos…

-

¡Qué sorpresa! ¡La inspectora Sánchez reconociendo un error!.

47
-

Si y no… - Contestó sin mirar a su compañero, este había puesto los ojos
en blanco.- Mira…- señalo en el block- Verónica dibujo con exactitud
estas escaleras, las ves… un técnico me comento que habían
encontrado rastros, pero que posiblemente fueran inútiles.
>> En el resto de dibujos, la escena se difumina marcando solo a las dos
figuras. ¿Por qué dibujo todo el callejón en este? Estoy convencida de
que algo quería que decir con ello…

-

¿Subieron las escaleras buscando huellas?

-

¡No!.. creo que no… todo estaba mojado, así que cualquier rastro se
podía haber borrado.
Se encaminaron a las escaleras, la barandilla oxidada aún estaba

mojada. Jorge, que avanzaba el primero, llegó al rellano de la puerta de
emergencia.
-

¡Carla! – susurro- ¡Esta abierta!
Sacó su arma reglamentaría y espero a que su compañera se

preparará. Tomando posiciones, Jorge abrió de un movimiento rápido la
pesada puerta apuntando al interior oscuro. Carla paso la primera
haciendo lo mismo, espero a que se le habituarán lo ojos a la nueva luz y
aseguro la zona, él le cubrió las espaldas. Por las sucias ventanas entraba
una mortecina luz, dejando ver la diáfana superficie de la nave. Algunas
cajas se apilaban en una pared, cercanas a la puerta. En la posición
opuesta se encontraba un ascensor con las puertas abiertas. Unas huellas
destacaban en el polvoriento suelo. La dirección que tenían era justo
hacia donde ellos se encontraban.
-

Deberíamos llamar a la científica, estas huellas parecen muy recientes.

-

Si, salgamos antes de contaminar la escena. Ya la revisaremos después
de ellos.

48
Carla, aviso inmediatamente y se sentó a esperarlos en un húmedo
escalón. Su compañero la imitó.
-

¿Y bien? ¿No tienes algo que contarme?
Carla le miró detenidamente, había tardado mucho en contarle a su

compañero la conversación de la tarde anterior. Así que comenzó a
relatarle todo, sin ocultarle el más mínimo detalle. Cuando le contaba
como se vio impulsada a caminar y sentarse en aquella mesa, esperaba
que su compañero mostrara la preocupación a la que la tenía
acostumbrada. Pero sin embargo, la expresión de él era más bien como si
le confirmara o ratificara algo que ya había dado él por supuesto.
Espero pacientemente a que su compañera terminara su relato, sin
interrumpirla ni una sola vez con alguna pregunta. Cuando ella concluyó
esa historia, continuó explicándole sus devaneos mentales en la sala de la
comisaría. Según hablaba, sus propias palabras comenzaban a tener más
significado para ella.
-

Después de todo eso… ¿tienes dudas sobre los que yo opino?

-

Entiéndelo Jorge, nunca he creído en esas historias. Y un buen día, me
encuentro con un caso que me hace plantearme muchas cosas… Tú
eres una persona más creyente que yo. Eres católico, piensas que no
estamos solos en el universo y si me dijeras que crees en los fantasmas,
hasta me parecería de lo más coherente viniendo de ti y sabiendo
cómo eres y piensas. Pero yo…- negó con la cabeza.- soy escéptica en
todo y con todo, lo reconozco. Ni siquiera me gustaban los magos de
pequeña…

-

¡Ni tú a los magos!- bromeó.-… seguro que eras de las típicas niñas, que
disfrutabas evidenciándolos contando como habían hecho el truco.

-

¡Efectivamente! …Esto es mucho para mí. Pero te reconozco… que
empiezo a creer… ¡Mira! Ya han llegado.

-

¡Buenas tardes inspectores! ¿Qué han encontrado?

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Jorge se puso en pie y los acompañó hasta la puerta. Carla,
permanecía sentada al final de la escalera. Buscó en su bolsillo la tarjeta y
la volvió a leer.
-

¿Estás preparada para escuchar?.- le pregunto Jorge por encima de su
hombro

-

No lo sé, pero creo que debo intentarlo…

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Capítulo III.- Una mirada al pasado
Al ver la nave completamente diáfana y vacía, lo primero que
pensaron los científicos es que la cosa se haría bastante rápida. Empezaron
reconociendo las huellas dejadas por los dos inspectores, y recogieron las
desconocidas. Avanzaron por separado, para poder abarcar más
territorio. Pero según avanzaban, encontraban muchos rastros de que esa
nave, estaba siendo utilizada. Posiblemente los últimos inquilinos fueran tan
solo vagabundos, pero no podían descartarlo hasta analizar todo más
detenidamente en el laboratorio. A su paso encontraban: Botellas de
whisky y ginebra, con bastante polvo en el exterior; colillas, jeringuillas,
envoltorios de caramelos y bollería industrial.
Nada de ello parecía relevante para la investigación. Cuando
llegaron cerca del ascensor, al mayor de los dos técnicos le llamó la
atención un destello. Esté venia de una pequeña puerta oculta tras unas
vigas de sujeción. Desde la puerta de emergencia, no podía ser vista.
Llamo a su compañero, que en seguida se colocó a su lado. Entraron muy
despacio a la oscura estancia, mirando donde colocaban sus pies, para
no contaminar nada. Con el pequeño haz de luz que desprendían las
linternas, recorrieron la habitación. Aquello era sobrecogedor.
-

Llama, inmediatamente a los inspectores, y suminístrales protectores de
calzado y guantes. Esto tienen que verlo con sus propios ojos….¡corre!.

52
Miguel, que es como se llamaba el más joven y de menor rango de los
técnicos, obedeció inmediatamente la orden. Los inspectores, aún seguían
sentados en las escaleras, mientras almorzaban unas hamburguesas.
-

¡¡Inspectores!! Hemos encontrado algo…. Pero esperen a que les de
material y les conduciré hasta dentro.
No dio tiempo de respuesta, corrió hasta al coche oficial y sacó del

maletero lo necesario. Una vez delante de los inspectores, les apremio a
que terminaran su comida.
-

¿Qué habéis encontrado muchacho?- le interrogo Jorge, mientras se
limpiaba las manos de Kétchup

-

Cerca del ascensor, hay un pequeño cuarto. No se ve desde la puerta
por estar oculta por una viga. Lo que hay dentro….¡ Mejor que lo vean!.
Una vez entrado en el almacén, Carla y Jorge se colocaron los

protectores y los guantes. Miguel los condujo hasta su compañero. Este
había encontrado el interruptor de la luz, dejando a la vista un
espeluznante retablo.
El cuarto no tendría más de ocho o nueve metros cuadrados, y no
había más mobiliario que una pequeña mesa de aluminio. Sobre esta,
descansaban unos viejos cuadernos con las tapas de cuero, ennegrecidas
por el uso y el tiempo. Una cámara digital réflex , de última generación,
descansaba junto a ellos. En la repisa posterior de la mesa, una impresora
de fotografías. Lo que faltaba en aquella imagen era sin duda un
ordenador.
Las paredes del angosto cuarto estaban repletas de fotografías de
mujeres muy bellas de diferentes edades. Madres en la puerta de un
colegio, otras cargadas con bolsas al salir de un supermercado, en un
parque… junto a esas fotos que redactaban las vidas cotidianas y

53
normales de todas ellas, colgaban la de los cuerpos desmadejados e
inertes de seis de ellas. Carla reconoció de inmediato algunas.
-

¡Jorge!- no era capaz de articular palabra – ¡Esta es Anabel Rodríguez…!

-

¡Y estas son Cristina, Victoria y Almudena!… los tres casos que encontré
ayer…

-

¿Saben que es esto?- pregunto el técnico.

-

Si- Contesto Carla en un suspiro de angustia.- Es el “cuartel” de nuestro
asesino…

-

¡mierda Carla!

-

¿Qué sucede?

-

¡Acabamos de joder una oportunidad muy buena de atraparle!…

-

Aún podemos esperarle y atraparle…

-

Piénsalo bien…, si tenemos en cuenta la naturaleza de ese asesino… evitó llamarlo “vampiro” delante de los dos científicos.- no se acercara
a este almacén.

-

¿Ni dejando las cosas como las encontramos?

-

Ni aún así. Aunque le esperáramos un ejército al completo aquí dentro,
estoy convencido de que nos detectaría y huiría…

-

¿Quién sería capaz de darse cuenta? .- intervino Miguel

-

¿Cómo te llamas?.- preguntó Jorge.

-

Miguel

-

¡Bien Miguel!, mira estas fotografías. Es una persona muy meticulosa, y
observadora. Ha estado vigilando a sus víctimas, las ha seguido y
fotografiado antes y después… Pero no hay ni una sola foto de la última
víctima… Por alguna extraña razón, el ataque de la otra noche no
estaba en sus planes. Y estoy convencido de que sospecha, que al estar
tan cerca de donde dejo el cuerpo, esta nave se llenaría de policías.
Ponte en su pellejo ¿Volverías a un lugar intuyendo que podrían
tenderte una trampa?

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Los dos técnicos y Carla atendieron a la disertación de Jorge. Carla,
pudo leer entre líneas, además de lo evidente que reflejaba su
compañero, aquella persona no era un humano propiamente dicho o al
menos eso creía Jorge, así que con más razón sabría que habían estado
allí.
-

¿Qué te parece si hago ahora esa llamada pendiente?

-

Deberías, pero yo te acompañare.
Salió del cuarto marcando el número de la tarjeta en su móvil,

mientras esperaba la señal escuchaba a su compañero que le mandarán
a la oficina, lo antes posible esas fotos. Sabía que el laboratorio tardaría un
par de días en analizarlas, pero no los teníamos. Cabía la posibilidad de
que la siguiente víctima estuviera en esas paredes. Y eran muchas mujeres
anónimas las que había allí retratadas. El tiempo era un bien muy valioso y
muy escaso.
- Me alegro de que se haya decidido a llamarme.
- Tenemos que hablar
- Lo sé, ¿Me ha hecho caso respecto a su compañero?
- Si… y de hecho, él también quiere hablar con usted Jean –Paul.
- Lo celebro… ¿Cuándo?
- ¿Dentro de…- Miró a su compañero que se había situado a su lado, le
pregunto con señas .- ¡30 min!, ¿en la misma cafetería?
- Es un lugar demasiado público para hablar de estas cosas
- ¿Prefiere la comisaría?- espetó.
- Relajeseeee! No hay porque alterarse. Si va a estar más cómoda en la
cafetería, no hay problema… en la comisaria hay demasiados…
oídos… 30 min. ¡hasta ahora!
- ¡Aggg! ¡será…… arrogante el tipejo este!
- ¡Bueno! No le he oído a él… pero tú tampoco parecías muy amable…
Vamos, ya he avisado a unos compañeros para que les ayude – señalo

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con la cabeza a los dos técnicos- me gustaría que habláramos
primero.
La cafetería se encontraba a cinco minutos de la escena del crimen,
por lo que perfectamente podían haber ido andando, pero decidieron ir
en coche por si tenían que salir con urgencia de aquel local. Aparcaron en
la misma puerta, un hecho que en otras circunstancias habrían alabado a
su buena suerte. Entraron y se sentaron en la misma mesa del día anterior.
-

¡Dos cafés cortados!¡ Por favor! – gritó Jorge al camarero de la barra,
mientras se sentaba al lado de su compañera.

-

¿Nos mandarán las fotografías?

-

Sí, me han asegurado que las analizarían esta noche. Mañana por la
mañana las tendré en mi mesa.

-

¿Por qué Allison Brown, no figuraba en ninguna de ellas?

-

No lo sé… creo firmemente que fue un acto fortuito, y con las otras fue
premeditado.

-

Tiene su lógica. ¿Crees realmente que se trata de un…?

-

¿Vampiro?

-

Si

-

Bueno, el estado de los cuerpos me dicen que sí, pero lo que he visto
hoy no me cuadra con nada de lo que haya oído o visto nunca… En los
libros no dicen que actúen así…

-

No me digas que sacas tus conclusiones de las novelas de terror…

-

Carla… Hay más de un siglo de literatura vampírica empezando por el
poema de “Lenore” de G.A. Bugër en 1773 o “The Vampyre” de J.W
Polidori en 1819”2, incluso antes había baladas y cantos que hablaban
de ellos, sin olvidar que algunos grabados egipcios mostraban que un

Datos reales:
“The Vampyre”.- John William Polidori, retomo un relato de su amigo escritor Lord
Byron, siendo la primera aparición literaria de vampiros en el año 1819.
“Lenore”.- poema de 1773, escrito por Gohfried August Büger de donde Stoker saca la
popular frase “Porque los muertos viajan deprisa” que utiliza en su famosa obra “Drácula”
2

56
bebedor de sangre. Pueden que solo sean un mito sacado del folkore
de algunos países… pero al igual que los gallegos creen en sus
“meigas”, porque no creer que han existido o existen en la actualidad…
>>Desde que existen las religiones, estas nos han hecho olvidarnos de
todas nuestras leyendas, si creías en algo que no fuera dictado por ello,
eras considerado un hereje, y a su vez utilizaban esos mismos monstruos
para meternos en el redil…
-

Y mientras tenían a la humanidad ajena a todo y sumisa en la mayor de
las ignorancias...- Continuó Jean- Paul que se encontraba a la espalda
de los dos inspectores, estos se giraron a mirarle asustados por su
silenciosa presencia.- Nosotros éramos perseguidos, capturados y
quemados en las hogueras, junto a brujas e inocentes que fueron
juzgados erróneamente.
>>No le conocía, y me es grato saber, que no solo posee una mente
más abierta que la de su compañera… sino que también es muy culto.

-

¡Gracias! Supongo que es Jean-Paul Bousset.

-

Así es amigo, ¿Qué sabe a cerca de los vampiros? Y no me refiero a la
literatura, ya veo que en ese terreno está usted muy bien
documentado.

-

No mucho, se que su alimentación es Sangre, que son nocturnos e
inmortales…

-

Ya veo, si le digo que yo soy uno… ¿qué opinaría?

-

¡Es imposible! Aún no ha anochecido.

-

Entiendo…- Le miró fijamente y le analizo.- Sin embargo, puedo ver que
si se lo confirmo, usted me creería sin necesitar probarle nada…
>>¿ Y usted Carla?… ¿Ha cambiado de parecer? No… veo que no…
pero se encuentra tan perdida, que prefiere seguir la corriente a su
compañero… pues escúcheme… la única que se equivoca en esta
mesa, es usted…

57
-

¡Ya está bien! No sé qué narices se cree que está haciendo…, nadie
puede sabe lo que otro piensa, y tenga claro que conmigo se
equivoca… así que déjese de jueguecitos y empiece a hablar claro.
¿Cómo sabía que la niña había dibujado alguna pista?

-

¿Siempre tiene ese genio?.- le preguntó a Jorge ignorando a Carla y a
su pregunta

-

Siempre que no le salen las cosas como quiere…

-

Entiendo, habrá que tener paciencia con ella…

-

¡Estoy aquí!... así que puede decírmelo a la cara…
El rostro de Jean- Paul llameo durante unos segundos, la miró

fijamente y poco a poco el acaloramiento de Carla se fue desvaneciendo.
Una sensación de tranquilidad y serenidad la recorrió toda la medula
espinal, su mente se fue serenando, hasta no recordar porque estaba
enojada. La inspectora de un temperamento fuerte se torno en una dulce
y dócil muchacha.
Jorge observo cómo se producían todos los cambios: como se le
relajaba el rostro y el cuerpo, ansió en su foro interno tener ese don. Que
útil le habría sido a lo largo de su vida con su compañera y con su mujer,
cuantas discusiones y malos ratos se habría ahorrado.
-

No le durara mucho..- le contestó a una pregunta que no había
formulado.- Es demasiado fuerte para que un control mental…, la
mantenga calladita mucho tiempo.

-

Aún así… es muy provechoso…

-

Bueno, ahora que esta relajada.- le hablo a Carla.- y antes de que
empiecen a hacerme preguntas, que contestare con mucho agrado.
Les contare a que se enfrentan. Aunque ya lo he dicho con anterioridad
y valga la redundancia, han de tener la mente muy abierta a lo que le
voy a relatar.

58
>>Por supuesto, esto ha de quedar en confidencia, no se debe reflejar
en ningún informe…por eso, el motivo de rechazar la comisaria… les
ayudare a atrapar a Vladimir, que es así como se llama su asesino, pero
han de camuflarlo. Nunca se debe saber su naturaleza.
>> Cuando todo esto finalice, yo mismo me encargare de borrarles
todos los recuerdos en base a los vampiros, y no volverán a acordarse ni
de mi nombre. ¿Entendieron?
-

¡Sí! .- contestaron al unisonó.

-

Comenzare por hablarles de mi, y verán por si solos la relación que
tengo con esa niña. Han de prometerme que ante todo la mantendrán
a salvo.- Ambos afirmaron con la cabeza.
Antes de comenzar su historia, llamo al camero y le pidió que trajera

una botella de whisky, una jarra de agua y vasos. Cuando este los depositó
en la mesa, junto a unos refrescos solicitados por Carla, Jean-Paul le pido
que no se acercara a la mesa si no era llamado por él. Con el miedo
metido en el cuerpo por ese extraño cliente, accedió de inmediato a
seguir sus órdenes y avisó a sus compañeros que hicieran lo mismo.
El dueño de la cafetería al oír a su empleado las instrucciones dadas
por aquel extraño, se acercó a la mesa pidiendo autorización antes con la
mirada, les ofreció una sala privada.
Jean- Paul accedió a trasladarse a esa sala, al notar la inquietud del
dueño, muy amablemente le explicó que la compañía que tenía eran de
la policía, y que no se realizaría nada ilegal en su establecimiento. Jorge le
mostró la identificación apaciguándole por completo.
La salita de cerámica verde, a la que se accedía por un estrecho y
oscuro corredor junto a la cocina, hacia tanto las funciones de comedor
para los empleados como sala de timba. No había ninguna puerta, tan
solo una cortinilla de juncos de madera. Pero estaba lo suficientemente
alejada del salón y la barra, para que nadie escuchara nada.

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Una mesa de madera maciza se encontraba en el centro de la sala,
y dispuesto en los laterales, unas cámaras industriales de hostelería. Encima
de una de ellas, el camarero que les seguía colocó diversas botellas de
alcohol, como whisky, ron, ginebra y una gran cubitera con hielo.
-

En estas cámaras, encontraran, tanto agua como refrescos… sírvanse a
su gusto, así no tendrán que avisar a nadie. Si quieren algo de comer,
tienen este telefonillo que se comunica con la barra, yo les atenderé y
se lo pasare por esta ventana de acceso a la cocina. ¡Espero que sea
de su agrado!

-

Es perfecto caballero, muchas gracias y perdone si he asustado a su
empleado.

-

¡Tranquilo! Ya se sabe como es la gente joven… enseguida se ponen a
especular y se asustan ellos solos… ¡Están en su casa caballeros!
El anciano salió por el corredor dejando tras de sí a los dos policías

con Jean- Paul. A Jorge le invadió el terror al pensar, que estaban a solas
con un monstruo mítico y legendario. Nada más terminar sus palabras en su
mente, una sensación de alivio y tranquilidad le recorrió el cuerpo. Intuyo
que le estaba sucediendo lo mismo que había visto, unos minutos antes, en
su compañera. Se sirvieron algo de beber y tomaron asiento.
-

Tal y como has comentado, Jorge- comenzó Jean- Paul a hablar.- la
historia de los vampiros es tan vieja como el mundo. Las desventuras de
mis antepasados pasaron de boca en boca, a través de los siglos. Pero
la naturaleza humana siempre tiende a disfrazar la verdad, por lo que
vistieron la realizad con gran parte de imaginación, creando los mitos.
>> Muchos de los escritores del siglo XVIII, escribieron sus libros en base a
esas supersticiones y leyendas, siendo en cada país, en cada ciudad
criaturas diferentes. Algunos de los rasgos eran iguales, y las únicas que
se podrían decir que eran ciertas. Los vampiros son bebedores de

60
sangre, siempre ha sido así y siempre lo será. Pero como en todas las
razas, los ha habido buenos y malos.
>> Referente a lo literario, muchos han querido marcar nuestro lado más
cruel y asesino, y en otros el más romántico y galán. El mundo ha sido
ajeno a nosotros, a nuestra realidad, durante toda su existencia, y por el
bien mismo de la humanidad ha de seguir siendo así. Se podría cambiar
la historia, si se conociera la naturaleza de muchos de los ídolos y
personalidades de la sociedad.
>> Se han ganado guerras, gracias a la fuerza e inteligencia de los
vampiros, y aunque fueran o no equivocadas, han sido importantes
para el desarrollo del hoy. Yo mismo desconocía, como Napoleón
Bonaparte, tuvo tanto éxito en muchas batallas difíciles de ganar, hasta
que forme parte de una de ellas…
>> A finales de 1812 nada más cumplir los dieciocho años, lo único que
ansiaba pertenecer a las fuerzas Napoleónicas, alistándome a filas ese
mismo año. Participe en la famosa “Batalla de Leipzig”, y si conocéis la
historia… no fue de las más afortunadas.
>>El 19 de Octubre de 1813, sufrimos una terrible derrota, y aún
contando con la ayuda de los aliados, no éramos suficientes
combatientes para ganar. No solo nos ganaban en número, que nos
rebasaban en con más de 200 o 300 soldados sino que algunos de ellos
tenían una fuerza inusual. Yo juraría que maté al mismo soldado unas
diez veces, y como yo… mis compañeros tenían esa misma duda, esos
nos aturdía y nos angustiaba, mermando nuestras defensas.
>>Esa noche, Napoleón, ordenó la retirada, heridos en cuerpo y en
alma, partimos rumbo a casa, rezando al menos por llegar. Pero la
estupidez humana rompe todas las barreras. En Elster, se derruyó un
puente por error, quedando todavía por cruzar la retaguardia, posición
en la que yo me encontraba. Nos tiramos al rio para cruzarlo a nado,

61
pero nuestros esfuerzos fueron inútiles. El “enemigo” nos apresó en el
intentó.
>> Jóvenes y estúpidos como éramos en ese tiempo, nos aferramos a
nuestras armas y contraatacamos. Pero fue inútil, nos redujeron
brutalmente, al menos muchos murieron con honor, intentando
defenderse. Ahora, lo veo absurdo…
>>Acabe preso junto con cientos de soldados, uno de ellos “Marco”,
había compartido conmigo más de una noche de trinchera. Lo
consideraba mi amigo, y durante batalla, siempre peleábamos juntos,
hombro con hombro. Era un soldado asombroso, siempre salía ileso y
con una larga lista en su ballesta.
>>Soy consciente y aún hoy le agradezco, que siendo capaz de huir de
aquella masacre, se quedara a mi lado. Yo estaba herido de gravedad,
sabía que no me quedaba mucho tiempo de vida, y le insté con todas
las fuerzas que me quedaban que escapara de aquel infierno. Pues no
sabíamos que nos depararía el futuro, si seguíamos vivos para verlo.
>>Una noche, en el campamento donde nos tenían presos, mientras
curaba mi mal logrado cuerpo, me contó que era un vampiro. No me
asusté, sino que al fin comprendí muchas de las cosas que había visto
en esos días de guerra. Comprendí al momento que si él era un
vampiro, podía haber más en el otro bando. Recordé como le había
visto luchar, y las veces que había visto la misma persona atravesada
por mi ballesta una y otra vez. Él me lo confirmo.
>> Marco, era de origen español, fue convertido por un vampiro
nómada Húngaro. Él se alió con la esperanza de encontrárselo en el
frente y darle muerte, ya que había asesinado a su madre y a su
hermana, la misma noche que le convirtió a él por error. Pero no lo
halló, y sabía que si no había perecido en manos de algún otro vampiro

62
que luchaba en nuestras filas, ningún humano le habría conseguido dar
muerte.
>> Me habló de todos los pormenores de su vida, dándome la opción
de poder salvar la mía si accedía a ello.
>> Durante la semana que duro mi conversión, Marco no me
abandono. Me cuidaba y aleccionaba, para no convertirme en un ser
despiadado y cruel. Concluido ese tiempo, debía alimentarme y para
ello utilice a los centinelas que nos retenían. Gracias a ello, conseguimos
escapar unos pocos soldados.
>>El camino a casa, fue largo y tedioso. No para nosotros, que
contábamos con una fortaleza inagotable aparentemente, sino porque
nos dolía dejar a nuestros compañeros tras nosotros. He de
agradecerles que nos sirvieran de alimento antes de que sus corazones
se paralizaran por el hambre, las heridas o alguna que otra enfermedad.
>> Desde que llegáramos a Francia, nuestra labor ha sido intentar
destruir a todos aquellos nómadas asesinos. Marco pensaba que había
otras formas de vivir, al menos eso había comprobado en sus 120 años
de vida. Y hasta hace bien poco hemos conseguido ayudar y mostrar
nuestra filosofía a muchos vampiros.
>> Hace unas décadas, Marco y yo nos separamos. El volvió a España y
creó un gabinete de psicología, mediante el cual ayudaba a los
humanos con algún tipo de don y a los híbridos o semi-vampiros, como
prefiráis llamarlos. Fue en ese gabinete donde conoció a Allison. Ella
nunca supo su naturaleza. Hace dos años y medio aproximadamente,
me llamó pidiéndome ayuda… Llegué tarde, había sido asesinado. Solo
pude camuflar su muerte como si se tratase de un accidente... pero no
solo cometí ese error, sino que por mi imprudencia, también asesinaron
a Allison….

63
Ninguno de los presentes, fue capaz de articular palabra. Veían
conmovidos como Jean- Paul estaba roto de dolor, no podían ni sabían
que decir. Toda aquella información era muy difícil de asimilar, y más aún
no sabían cómo deberían de actuar. Esperarían a que se recobrase para
realizarle todas las preguntas que les martilleaban la cabeza.
Transcurridos unos minutos, alzó la mirada para contemplar a sus
oyentes. Sus mentes eran un hervidero de preguntas, no les dio tiempo a
formularlas y siguió con su discurso.
-

Cuando Marco abrió su gabinete en Madrid, adoptó la identidad de
Marcos García, bajo ese nombre se casó con Allison Brown. Como ya
saben, ella tenía el “don” de la precognición, pero era limitado. Veía
con poca antelación los sucesos, y estas visiones la llegaban cuando
tocaba directamente al individuo en cuestión. Si la hubiesen ayudado
en su juventud, el poder podría haber evolucionado, pero con el
tratamiento psiquiátrico que recibió, lo volvieron un “don” bastante
agresivo para ella. Bloqueándole incluso el sueño. Marco o mejor dicho
Marcos, intentó reeducarla. Durante el tiempo que estuvieron juntos,
Allison mejoró bastante, al menos conseguía dormir más de seis horas
seguidas.
>> Cuando Marcos me llamó para solicitar mi ayuda, me habló sobre la
investigación que había estado llevando acerca del húngaro que le
transformó. Estaba bastante cerca de encontrarlo, lo sabía porque
Allison pudo verle una noche al tocar a su marido. Pero como les he
dicho, no eran muy claras para ella, pero si lo suficiente para que él
supiera donde buscar. Le rogué que me esperara, pero era impaciente,
el vivir 497 años no había mejorado ese rasgo. Ni siquiera se despidió de
su familia, estaba tan cegado por la venganza que infravaloró a

64
Vladimir. Cuando lo encontró en Barcelona, ya había sembrado la
muerte de veinte mujeres, y se cobró la suya también.
>> Antes de enfrentarse a él, me llamó desde su hotel, por lo que me fue
fácil localizarle. Pero llegué demasiado tarde. La única norma que
tenemos los vampiros es pasar desapercibidos, Vladimir no la lleva a
cabo. Dejó su cuerpo decapitado en el puerto, junto con el de una
víctima. Arrojé la mujer al mar y recogí a Marcos, cogí su coche y lo
conduje por la AP7 a toda velocidad. Me aseguré de que los radares
captaran la matrícula y estampé el coche contra la mediana. Después
de dar varias vueltas de campana, salí disparado por el parabrisas en la
última e inmediatamente me levanté y saqué el cuerpo del maletero. Al
quedar el coche boca abajo, me fue fácil colocar el cuerpo y su
cabeza de modo que pareciese que el propio cristal, junto con la fuerza
centrifuga del giro le había decapitado, e inmediatamente incendié el
depósito del coche.
>> Mientras esperaba que la Guardia Civil se presentara, observé como
el cuerpo de mi amigo ardía dentro de su coche. En las sombras, pude
oír como llamaban a Allison, e incluso como ella sollozaba.
>> Esta es mi historia, que está lejos de haber contestado a todas sus
preguntas, pues veo que tienen muchas más. Pero creo que
deberíamos descansar un poco. Leo en la mente de Jorge que tiene
hambre y que desea llamar a su mujer. ¿Cierto?
-

Ahhh! Si.. – contestó sorprendido.- ¡Gracias!. ¿lees la mente verdad?

-

Si, ¿No te lo comentó Carla?

-

No, lo siento…- se adelanto ella- pensé que solo era una forma de
hablar.

-

Si me disculpáis voy a llamar a María, tiene que estar de los nervios. ¿Te
pido algo de comer Carla?

65
-

Si, gracias… pídeme lo mismo que tú.
Jorge salió de la salita, todo lo que Jean-Paul había contado era

fascinante. Por mucho que había leído sobre ello, nunca se había podido
imaginar algo así. Pidió en la barra al dueño algo de cenar y salió a la calle
para hablar tranquilamente.
Mientras, en aquel cuarto, seguían Carla y él solos. Uno enfrente de
otro, sin mirarse, sin hablarse. Carla sabía que podía leerle la mente, e
intentaba bloquear todos sus pensamientos. Jean- Paul tan solo la
observaba… Tras unos minutos de incomodo silencio, él se decidió a
hablar.
-

Siento haberla presionado! Creo que he sido algo arrogante con usted.

-

¡No se disculpe! Yo tampoco he sido muy diplomática.

-

¿Puedo tutearla?

-

Si, será mejor dejar tanto formalismo si vamos a trabajar juntos.

-

Ummm, ¿Intuyo un cambio de mentalidad?

-

Es lo menos que puedo hacer, después de escucharte…Pero esto me
parece… no sé cómo decirlo… demasiado fantástico y aterrador. Me
cuesta creer que llevéis tantos años a nuestro alrededor. Me da miedo,
hasta planteármelo.

-

Por eso pasamos desapercibidos. No nos ocultamos físicamente,
podemos llevar una cierta apariencia que se asemeja a la normalidad.
Pero nunca desvelamos nuestra naturaleza, por ese mismo motivo.

-

¿A qué te refieres con “apariencia”? Sí necesitáis sangre para vivir,
como podéis pasar desapercibidos…

-

Carla, somos muchos los que no cazamos para alimentarnos. No
sentimos el instinto de mataros, porque hemos abandonado ese instinto
depredador. Podemos hacerlo como una diversión, tal y como cazáis
vosotros. Pero preferimos la sangre donada. O si nos apremia la
necesidad, la de algún animal carnívoro.

66
-

Ohm!

-

Carla, se que tienes miles de preguntas, y todas ellas son para saber
hasta qué punto puedes confiar en mí. Solo te puedo decir… que no lo
hagas, no confíes. Soy un “asesino”, alguna vez maté hombres y en
otras ocasiones a vampiros, pero el hecho es el mismo. No te
compadezcas de mi sufrimiento, me lo merezco, es el precio que he de
pagar por haber elegido este tipo de vida. Por haber vendido mi alma.
Como te dije cuando nos conocimos, no soy peligroso… ahora no…Te
necesito para terminar esta labor… pero después, ni yo mismo se que
podría sucederte. No lo olvides
Pero Carla, no sentía compasión, ni miedo ni duda. Ya no era un

desconocido para ella, y le miraba con otros ojos. Un igual que cada día
se esforzaba por ser mejor, que luchaba contra los dictámenes marcados
por la sociedad o en su caso por su naturaleza.

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Juego nocturno

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  • 2. Índice Prefacio, 3 Capítulo I.-Callejón sin salida, 6 Capítulo II- El desconocido, 35 Capitulo III.- Una mirada al pasado, 51 Capítulo IV.- Grave error, 68 Capítulo V.- deducción inteligente, 89 Capítulo VI.-El hospital, 107 Capítulo VII.- El rastro, 126 Capítulo VIII.- La trampa, 145 Capítulo IX .-Aliados, 157 Capítulo X.- Despedidas, 174 Capítulo XI.- Estrategia, 186 Capítulo XII.- Emboscada, 209 2
  • 3. But first, on earth as vampire sent, Thy corse shall from its tomb be rent: Then ghastly haunt thy native place, And suck the blood of all thy race; There from thy daughter, sister, wife, At midnight drain the stream of life; Yet loathe the banquet which perforce Must feed thy livid living corse: Thy victims ere they yet expire Shall know the demon for their sire, As cursing thee, thou cursing them, Thy flowers are withered on the stem. Lord Byron 1813 ( El Giaour, fragmento de un cuento turco) 4
  • 4. Prefacio La noche había llegado, las calles desiertas pobremente iluminadas por las farolas, las aceras y el asfalto húmedos por la lluvia intermitente de todo el día, y las luces de las viviendas poco a poco se apagaban, dando el inicio al sueño de la ciudad. Algunos transeúntes cambiaban de acera al amparo de la poca luz de estas evitando así el oscuro callejón. Los comercios de la esquina con las verjas cerradas y maniquís dormidos en sus incomodas posturas cerraban los ojos a lo que dentro de el mismo sucedía. Nadie oía ni veía nada. Agachada detrás de un cubo de desperdicios, una bonita niña de unos ocho años de edad se refugiaba de la espeluznante sombra. No lloraba, ni se movía, por miedo a ser descubierta y ser la siguiente víctima. Un instinto de supervivencia le decía dentro de su pequeña cabeza que debería permanecer escondida, oculta, aunque estaba segura de que sentía su presencia. Si conseguía mantenerse lo suficientemente callada, tendría una oportunidad de salir viva de aquella situación. Sus ojos abiertos por el pánico, observaban cada movimiento de la danza de muerte que se bailaba ante ella. Los alaridos de terror, las suplicas de la víctima y los gemidos de dolor entraban por cada poro de su piel haciéndola estremecer. Sabía que no podía hacer nada más que estarse muy quieta y callada bajo las sombras. Con sus delgados brazos alrededor de sus rodillas y con la espalda pegada a la pared se mantenía alerta. Ni el olor a 6
  • 5. putrefacción, ni la humedad que la rodeaba la nublaban sus sentidos, no sentía ni frío ni nauseas, tan solo miedo. Deseaba que terminara lo que estaba sucediendo ante sus inocentes ojos, a sabiendas del resultado final. Pero albergaba la esperanza de seguir viva, “sola” pero viva. Los gritos cesaron y la oscura figura se ocultó bajo las sobras del callejón desolado, dejando tras de sí un silencio aún más sobrecogedor. Tendido en el suelo dejó un cuerpo desmadejado, en una postura antinatural, en su cara se reflejaba el sufrimiento y el horror. Sus ojos inyectados en sangre seguían aún abiertos, sin vida, miraban en la dirección de la niña. No quedaba nada en ella, tan solo era una carcasa vacía y seca… le habían usurpado lo más valioso de un ser humano…. su SANGRE… su ALMA La niña comprendiendo que todo había concluido, aún así, siguió sin moverse con la mirada fija sobre aquello. Su frágil cuerpo no respondía, agarrotada y entumecida observaba incrédula. No reconocía lo que veía, aquella cara dulce y cariñosa que veía todas las mañanas cuando se levantaba había desaparecido, la sonrisa que iluminaba su vida, se había convertido en un grito ahogado. Esos ojos que la miraban con adoración ahora reflejaban súplica… aquello que tenía antes sí, ya no era su Madre…. Sola, sin nadie a su alrededor, sin saber que hacer…poco a poco su cuerpo tomo constancia de todo lo que la rodeaba, comenzando a temblar. De sus pequeños pulmones luchó por salir el poco aire que había contenido en un sollozo y finalmente se desmayó. 7
  • 6. 8
  • 7. 9
  • 8. Capítulo I.-Callejón sin salida Seis de la mañana, por las persianas semi-bajadas de la ventana entraba algo de claridad, inundando la habitación de un dorado cálido. Un pequeño despertador negro y con el cristal roto comenzó a sonar. Bajo las cálidas sabanas Carla se debatía con despertarse, se tapó con la almohada en un intentó de sofocar aquel estrepitoso pitido. A tientas lo buscó por la mesilla, sin levantar la cabeza del almohadón, como resultado volvió a caerse, pero eso no bastó para silenciarlo. A la vez, un gordo y viejo gato salto a la cama en busca de su ama, ronroneando se acercaba al cuerpo de la mujer, lamiéndole los brazos para que se despertara. Todo se ponía en su contra, por mucho que luchara contra el reloj, había llegado la hora de levantarse. Se incorporó en la cama y cogió el despertador de suelo colocándolo de nuevo en su lugar. El gato se acercó a su mano con la cabeza pidiéndole sus minutos de atención. Le acarició como solía hacer, aún un poco aturdida y somnolienta. Sintiendo la necesidad de aliviar su vejiga, se levantó al cuarto de baño. Abrió el agua caliente y se despojo de su rota y vieja sudadera. Antes de salir de la ducha giró el grifo del todo y un torrente de agua fría la despejó completamente. Se enfundó sus viejos vaqueros, una camisa blanca limpia y su chaqueta de cuero con corte de americana. En la cocina, el gato la esperaba en la encimera pacientemente junto a su cuenco vacío. Se lo rellenó y lo bajo al suelo, mientras él desayunaba 10
  • 9. colocó su taza con un poco de café del día anterior en el microondas. Parecía que la mañana transcurriría como un día corriente, aburrido para ella y tranquilo para el bienestar de la ciudad. Busco sus llaves y sacó el arma con su cinturón del cajón de los cubiertos de la cocina. Sabía que no era el mejor sitio para dejar el “Arma reglamentaria” pero como vivía sola en ese pequeño apartamento, no le preocupaba la seguridad de nadie excepto la de ella. - ¡Mierda! ¿Quién será a estas malditas horas?- cogió su móvil de la mesa aún cargando cuando sonó. – Si, diga…. - Entiendo… si… estoy a un par de manzanas, llego en diez minutos. - Si, avise a mi compañero… han enviado algún otro efectivo… - ¿Por qué no? - Está bien, seré la primera en llegar. Esperare al equipo forense, pero mande un par de patrullas para que acordonen la zona... y que nadie se acerque ni toque nada, entendido. Colgó y se lo guardó en unos de sus bolsillos. - ¡Bueno Gordo! Al fin parece que voy a tener un poco de movimiento. Te dejo la ventana abierta pero vuelve a casa luego ¡Golfo!- se dirigió al gato. A veces se sentía estúpida hablando al gato como si realmente le entendiera, pero como llevaba tanto tiempo sola, se había convertido en un hábito tratarle como un ser humano. Era su compañero de piso y no necesitaba a nadie más. Cerró la puerta tras de sí y corrió hasta el ascensor. Justo cuando llegaba, se cerraban las puertas en sus narices. Sin pensárselo dos veces corrió hasta la puerta de emergencia situada a la izquierda de éste y, de un solo manotazo, la abrió de par en par haciéndola golpear contra la pared. Bajo las escaleras corriendo y saltando en los últimos tramos. Cuando llego al portal el ascensor todavía no había llegado. - ¡Ja!, ¡Gane!- Todo para ella era una competición, en 11
  • 10. todo tenía que ser la mejor. Era la pequeña de cinco hermanos, todos ellos varones, y aunque el estereotipo de familia dictamina que la pequeña debiera ser la más mimada, en su caso fue diferente, siempre tuvo que competir con sus hermanos para ganarse la aprobación y el orgullo de su padre: Sacar las mejores notas, ser la más hábil, sin dejar de ayudar a su madre con todas las tareas y compromisos que ha de tener una mujer. Respecto a su familia se podría considerar que vivían un par de siglos por detrás del sufragio universal. Pero su madre era feliz, al menos eso es lo que ella prefería creer. Cuando entró en la policía su padre armó un gran revuelo, por mucho que le explicó que los tiempos habían cambiado y que las mujeres eran tratadas como una más incluso en el ejército o en la Guardia Civil. Él no era capaz de verlo así, había vivido muchos años bajo una dictadura y en un pueblo, con lo que su educación y creencias eran algo machistas para la época actual. Luchaba día a día por convertirse en la mejor, intentaba ganarse el respeto de su padre con sus logros. Tenía la esperanza de cambiarle si veía que su propia hija podía triunfar en un mundo que él, consideraba exclusivo de los hombres. Sentía que era una lucha perdida pero, día a día, seguía intentado superarse para demostrárselo. Aprobó las oposiciones sin ningún tipo de problema, y no le puso muchas objeciones ya que tenía la esperanza que no pasaría las pruebas físicas. Albergaba la esperanza de que llegara a casa cabizbaja porque no podía tener ni la menor oportunidad de ingresar en el Cuerpo. Pero subestimaba la perseverancia de su hija, nunca se fijó en como ella, día a día, se preparaba para esa prueba. Ni siquiera sabía que entrenaba en un gimnasio. Pero ella sabía muy bien como era su padre y cuando llegó a casa ni siquiera le comentó el resultado de las pruebas, esperaría a tener la notificación oficial. De ese modo él no podría objetar nada. Unas semanas después, cuando ya conocía la comisaria a la que se la destinaba, se lo 12
  • 11. comunicó en la comida. Fue un duro golpe para él, había estado seguro de que el silencio de su hija era para no reconocer su fracaso y se regocijaba de ello, nunca se imaginó que él motivo fuera otro distinto. En menos de tres meses ya se había ganado el respeto de todos sus compañeros, pero no el de su padre, que le había retirado la palabra. Su carrera dentro de la policía parecía meteórica, y estaba completamente volcada en su profesión. En casa, las cosas eran diferentes, cada día le resultaba más duro permanecer allí. Aunque contaba con la ayuda de sus hermanos que no pensaban de la misma manera que su padre, finalmente se independizó para no sufrir más el agravio comparativo ni la ignorancia en la que la había envuelto su padre. Tenía ochenta y siete años, y era muy tarde para poder reeducarle. En menos de diez minutos se encontraba en la calle señalada por la Central. Aunque había corrido toda la distancia entre su casa y la escena, no parecía sofocada ni acalorada. Su estado físico era impresionante. Un grupo de curiosos se encontraban en la entrada de un callejón, sin duda, aquella era la dirección. Varios coches patrulla llegaron al mismo tiempo que ella, cuatro agentes se bajaron de los ellos. Carla se acercó mostrándoles su identificación y comenzó a coordinarlos. - -¡Acordonen inmediatamente la zona! ¡Vosotros dos separad a los curiosos de los testigos! – después de dar las primeras ordenes a los chicos uniformados se dirigió a la multitud. - ¡Perdone! ¿Quién de ustedes nos ha avisado? - Yo…- Un chico menudo y joven de unos veinte años, levantó la mano a la vez que se acercaba hasta Carla - Soy la inspectora Sánchez. ¿Cuándo y cómo descubrió el cadáver? - Esta mañana de camino a la Universidad. Todos los días atravieso este callejón para coger el metro. - ¿Ha tocado algo? El cuerpo, la pared, algún objeto del suelo…. 13
  • 12. - No… he salido inmediatamente del callejón y les he llamado. En las series siempre dicen que no hay que tocar nada… Tampoco he dejado que nadie se acercara. - ¡perfecto! ¡Gracias!- le sonrió amablemente agradecida por los esfuerzos del muchacho-, por favor dele todos sus datos a mi compañero...- Hizo un señal para que se acercara uno de los policías uniformados- Por si necesitamos contactar con usted. Gracias de nuevo. >> Cuando termine con él- le dijo al agente- pregunte a toda esa gente si han visto u oído algo. Y tomen declaración al personal de las dos tiendas… - ¡De acuerdo! Carla se encaminó al cuerpo que yacía en medio del estrecho pasillo. Mirando por donde pisaba para no poner en peligro la escena del crimen. Todo estaba excesivamente limpio, teniendo en cuenta donde se encontraba, la ropa de la víctima no tenía ni desgarros, ni signos de agresión o lucha. La postura del cadáver, era anti natural… como el que deja caer al suelo una camisa sucia. Miró hacia el cielo buscando una referencia desde donde había podido caer… aunque eso parecía improbable, ya que tendría que haber materia gris en el asfalto o cualquier otro indicio. Pero la postura era similar a los que se arrojan desde las alturas precipitados. Cuando se acercó más comprobó, que tenía el cuello completamente desgarrado, como si un animal enorme la hubiera movido y zarandeado. Pero no había ni una gota de sangre por ninguna parte. Rodeó el cuerpo manteniendo una distancia prudencial y en espiral, buscando más pruebas de lo ocurrido. La cara de la víctima estaba totalmente desencajada, sus ojos aún seguían abiertos y fuera de sus órbitas. - ¿Carla, que tenemos? –Su compañero acababa de llegar 14
  • 13. - No hay nada…. No lo entiendo… tendría que estar esto lleno de sangre con esa herida, ¿Has visto alguna vez una expresión igual en algún cadáver? - ¡Dios!!!! No…. ¡Es horrible! - ¿Sabes algo del forense y del equipo? - Si, están de camino, no creo que tarden en llegar… - ¡Mama! - ¿Qué has dicho Jorge? - Yo nada…. - -Shssss! – Le silenció, lentamente se incorporó. Colocó su mano en la funda de su pistola, desabrochando el seguro y preparando el arma. Busco con la mirada donde podría haber salido ese sollozo. Su compañero se preparó del mismo modo, colocándose junto a ella. Detrás de ella se encontraba un cubo de desperdicios, y apoyado en su lateral un par de cajas de cartón desarmadas. Según se acercaba a la basura lentamente, le pareció oír más gemidos, más bien era susurros y provenían de las cajas. Suavemente los levantó…. - ¡Jorge! ¡Llama a una ambulancia!.... Este inmediatamente guardó su arma y sacó el móvil del bolsillo llamando al servicio de urgencias. En muy pocos minutos tendrían una ambulancia, ya que había un retén de descanso cerca de donde se encontraban. - ¡tranquila pequeña! Ya paso todo… Levantó sus manos enseñándoselas a la pequeña que se encontraba escondida. Ésta la miraba sin poder reaccionar, pendiente de cada movimiento de la agente. Luchaba por intentar escuchar su voz, estaba a salvo…pero le llegaba como un eco lejano y no podía entenderla. 15
  • 14. - ¡tranquila pequeña! ¡no tengas miedo! No voy hacerte daño… Al agacharse Carla ante ella, pudo ver el cuerpo de su madre con mayor claridad. - mi ...ma...má… - tartamudeó señalando con su débil mano el cadáver. Miró a los ojos a Carla y en un acto reflejo se lanzo a ella. Carla recibió en su regazo a la niña, que ahora lloraba y gritaba con desesperación. Su cuerpo se convulsionaba en sus brazos. Aparentemente la niña debió permanecer escondida durante toda la noche, en estado de Shock. Sus palabras se volvían ininteligibles, la abrazó lo más fuerte que pudo intentando transmitirle seguridad… pero como podía hacer eso a una niña que habría visto con sus propios ojos un episodio que… la perseguiría durante el resto de su vida. Como, en cuestión de minutos, podría reconfortarla, hacerla olvidar su dolor… Esa era la peor parte de su trabajo… la más dura… enfrentarse a las víctimas aún vivas o a los familiares. Sin dejar de acariciarle el pelo y la espalda, la reconoció con la mirada buscando alguna herida. Pero al parecer solo las tenía y muy graves en su cabeza. No conseguía serenarla, su llanto era cada vez más fuerte. Un par de sanitarios llegaron hasta la mujer y la niña, intentaron deshacer su abrazó, pero esta se aferraba con las pocas fuerzas que aún la quedaban. Su cuerpo seguía convulsionando, no respondía a ninguna de las preguntas que le estaban formulando. Era como si ya no estuviera con ellos. Aún seguía en estado de shock. El médico que acompañaba a los técnicos sanitarios, decidió inyectarle un tranquilizante. Controlando su pulso, vieron como poco a poco se relajaba, sus manos crispadas alrededor de Carla, fueron soltándose y recuperando el color habitual al volver la circulación por ellas. Los sollozos fueron aminorando hasta convertirse en una respiración lenta y pausada. El 16
  • 15. tranquilizante la sedó completamente, envolviéndola en un sueño profundo y tranquilo. Sin soltarla, se levantó con ayuda del personal sanitario y la depositó cuidadosamente sobre la camilla. Agarró las manos de la niña que aún seguían en su cuello y se las colocó sobre su regazo. Inmediatamente la taparon con una manta térmica dorada y la suministraron suero por vía intravenosa. El médico, la reconoció ya dentro de la ambulancia para valorar los daños que podría haber sufrido, llegando a la misma conclusión de Carla. Milagrosamente estaba completamente ilesa, teniendo en cuenta las extrañas circunstancias en las que había perecido su madre. El agresor, no parecía haberla tocado. Pero las secuelas psicológicas podrían ser mucho peores. Comunicaron a los agentes a que hospital la llevaban para dejarla bajo observación y hacerle un estudio más detallado. El forense ya se encontraba en la escena, había reconocido el cadáver y dado la certificación junto con el Juez, por lo que procedían al levantamiento del cuerpo. Su compañero Jorge se había encargado de recabar toda la información de este, mientras ella había estado atendiendo a la niña. Después de ese episodio, veía con otros ojos muy diferentes aquel cuerpo desmadejado. Ahora, le parecía todo mucho más atroz. - ¿Estás bien Carla?- se le acercó Jorge tocándole el hombro para reconfortarla. - Si…. ¡eso creo! ¿Qué ha dicho el forense? Jorge, la miraba intentando analizar si realmente se encontraba bien. Sabia con absoluta certeza que era una mujer fuerte, y en muchas situaciones, había demostrado una entereza incluso imposible para un ser humano. Pero encontrar a la niña, fue un duro golpe, él mismo se había 17
  • 16. sentido tambalear. La impotencia y la congoja se habían apoderado de él, incluso siendo un mero observador. Comprendía que su compañera habría tenido que sufrir mucho más, pero ella nunca demostraba sus flaquezas, nunca se quitaba la máscara de dureza. Pero aquello había sido demasiado y esperaba que se viniera abajo, no sucedió. Retiró su mano del hombro de Carla y volvió hacia atrás un par de hojas de la libreta que sostenía con la izquierda. - Bien…veamos…- Volvió asegurarse mirándola a los ojos- Al parecer, el cuerpo no presenta ningún signo de abuso sexual. Ni tiene más heridas, que esa monstruosidad del cuello. Sobre eso… la piel parece haber sido arrancada de un mordisco, por el tipo de cortes irregulares y desgarros en los bordes. Pero no estará seguro hasta que le hagan la autopsia, y compruebe como ha podido ser realizado. >> Por la rigidez cadavérica y el signo de sommer1 en sus ojos lleva muerta de 5 a 11 horas. No puede concretar mucho más… - Anoche hizo algo de frío…y el suelo esta húmedo... - ¡En efecto!- Continuó Jorge- Pero teniendo en cuenta los horarios de los comercios y la hora a la que ha sido encontrada… - Podemos reducir dos horas… ¿no? - Si… eso hace de 5 a 8 horas. - ¿Cuál cree que es la causa de la muerte? - Cree que la víctima se desangró, la herida está en la yugular. El cuerpo está totalmente exangüe. La hipótesis que baraja, es que al no haber incidíos de sangre en el cuerpo, ni en el suelo posiblemente fue lavado, vestido y trasladado. Lo que indica premeditación. Pero no muestra ningún tipo de señales habituales en este tipo de casos, como son las marcas de haber sido amordazada o golpeada. 1 1Signo de sommer* o mancha negra esclorocotical: Mancha irregular debido a la oxidación de la hemoglobina de los vasos coroideos. Se presenta a las 5 horas Post Mortem, si los parpados se encuentran abiertos 18
  • 17. - Si conocía a su agresor… no había motivo para amordazarla. También la podía haber drogado, para que no se resistiera... - Sí, lo veremos en el análisis de tóxicos. Pero desde luego no estaba ni atada, ni dormida cuando fue atacada. - ¿Por? - En las palmas de las manos muestra unos pequeños hematomas “ante mortem” como si hubiera golpeado una pared o algo similar. Nos dará más datos con el informe, cuando concluya en análisis en el laboratorio… ¡no sé!.. ¡pero creo que no me ha dicho todo! - ¿Por qué? - Lo conozco hace bastante tiempo y lo he visto muy nervioso… no muy seguro de sus conclusiones… Tal vez sea por lo que ha sucedido con la niña…a todo esto… ¿Qué han dicho sobre ella? ¿Estaba herida? - No.- Su cara palideció, pero mantuvo el control sobre sus emociones y continuó informando al compañero- No, a simple vista no han encontrado nada. Pero la han llevado al hospital para reconocerla más a fondo. Han tenido que sedarla, y lo más seguro es que la mantenga un par de días con esa medicación hasta que puedan evaluar los daños. No sé cuanto habrá visto, y si nos podrá contar algo. - Hay algo que no me encaja en todo esto con la niña… ¿cómo alguien es capaz de hacer algo como esto y dejar ilesa a una niña?…¡¡¡se da de tortas!!! ¡Y si ha sido trasladado el cuerpo!… ¿Los siguió o qué? - ¡No lo sé!… puede que le gustara tener espectadores…o que hubiera mostrado compasión hacia ella,… oooohhhh!….. - ¿O qué? - Y… ¿si huyó antes de que la atacarán y luego volviera en busca de su madre? o como tú has dicho al principio, que los siguiera hasta aquí. - Eso tendría más lógica. En todos los años que llevo en el cuerpo, ningún asesino deja un testigo tan evidente. No al menos en la escena… ¿Pero como los seguiría? Tuvo que desplazarlo en algún vehículo… 19
  • 18. Durante unos minutos ambos pensaron en aquella posibilidad. Sin la declaración de la niña no tenían mucho por dónde empezar, y era muy prematuro hacer conjeturas al respecto, esperarían el análisis de la policía científica y del forense. Nadie había visto ni oído nada en la noche anterior, lo cual no era de extrañar ya que en ese callejón no había viviendas, tan sólo almacenes y locales comerciales. Tomaba más fuerza la teoría del traslado del cuerpo, y si eso era cierto ¿Dónde se encontraba realmente la escena? No tenían nada con lo que empezar a buscar. - Tendremos que preguntar en las viviendas de enfrente. Hay distancia suficiente para que puedan haber escuchado algo o ver alguna furgoneta.- señaló con la cabeza a las patrullas de la entrada- Qué pregunten a los vecinos si vieron u oyeron algo inusual - De acuerdo… ¿Diste alguna orden cuando llegaste de que peinar la zona? - Si, pregúntales si encontraron algo. Creo recordar que eran Martínez y Díaz a quienes les di la orden. Jorge se acercó a las patrullas que estaban esperando, pasó por debajo del cordón policial dirigiéndose al de más alto rango. Dio las instrucciones necesarias e intercambió con él información. Éste le entregó un objeto, encontrado por los dos agentes, metido en una bolsa trasparente y una tarjeta de memoria. Firmó unos impresos y regresó junto a su compañera. Ésta se encontraba observando y analizado el hueco vacío dejado por la víctima. Su cuerpo ya había sido depositado en una bolsa negra y estaba siendo introducido en el coche forense para trasladarlo al laboratorio. Carla paseó minuciosamente buscando alguna pista, a la vez que la policía científica fotografiaba y medía cada palmo de la escena recogiendo todas las pruebas que pudiesen encontrar. 20
  • 19. - ¿Han visto algo? - No inspectora… no hay huellas, ni marcas de neumáticos, no hay nada. Está todo limpio. - ¡Maldita sea! ¿Cómo es posible? - ¡No sé qué decirle!, por muy cuidadosos que sean, siempre hay algo. Pero esta vez, no hemos encontrado nada. El cuerpo estaba lo suficientemente alejado para que el agresor no tocara ninguna de las paredes en un descuido. No había ni cigarrillos ni nada cerca del cuerpo, tan solo en aquellas escaleras, pero estaban en un charco de agua por lo que dudamos que contengan alguna traza de ADN, aún así las analizaremos. - Bien, gracias. Manténgame informada si encuentran algo- miró a su alrededor- El callejón es estrecho para que entrara un vehículo. - Si, tendría que haber recorrido 300 metros con el cuerpo. Si ha habido alguna transferencia, en el laboratorio se encontrará… Mi compañera, también va hacía el hospital para recoger lo que encuentren en la niña - Eso sería de gran ayuda… No creo que ella pueda decirnos nada por ahora… - ¡Carla! Ya he mandado a los agentes a aquellos edificios, uno de ellos había encontrado el bolso de la víctima y dio la orden a Central para que buscaran información. Lo entregaré a laboratorio.- le comentó al técnico. - No se preocupe, ya lo custodio yo. Espere un momento y le entregó el impreso relleno… - Aggg! Como odio tanta burocracia…. - Ya… pero es necesaria… el juez puede desestimar una prueba si encuentra alguna laguna en la custodia… ¿Has hablado con Central? - Acabo de hablar con Susana, la víctima se llamaba Allison Brown, con nacionalidad Española y Americana; la niña, Verónica, tiene 8 años, asuntos sociales se dirige al hospital para atenderla y ayudarla. Vivian 21
  • 20. con el hermano de esta a otro lado de la ciudad. Tengo la dirección introducida en el GPS. ¿Vamos? El policía de científica entregó el albarán y recogió las pruebas. - ¿Alguno de los chicos ha tocado algo? - No, tenían los guantes… ¿Puede haber huellas? - -Eso comprobaremos… - Llámeme con lo que sea- concluyó Carla. Este asintió con la cabeza y reanudó su labor. Ambos investigadores se encaminaron al vehículo estacionado al otro lado de la calle. La vivienda de pariente de Allison, se encontraba a las afueras de Madrid, en un barrio residencial de nueva construcción. Las grandes comunidades se alternaban con unos pequeños chalets adosados de dos plantas. Aparcaron frente a estos últimos buscando el número 23. La pequeña casa no tenía patio delantero, tan solo unas enormes jardineras adornaban los cuatro escalones que llevaban a la puerta. Llamaron y esperaron pacientemente a que les abriera. Mentalmente no estaban muy preparados para darle la noticia, pero nunca se está, es algo que no entra en el temario de la oposición. Al menos había una noticia buena y era que Verónica seguía con vida. Se oyó un ruido detrás de la puerta, los dos compañeros llenaron sus pulmones intentando serenar sus emociones. - ¿Quién es? - Buenos días, somos de la Policía Nacional. ¡Nos permite hablar con usted unos minutos! - Buenos días agentes ¿Sucede algo?- Un corpulento hombre abrió la puerta lacada en blanco. La camiseta azul de manga larga, le marcaba sus anchos hombros y pronunciada barriga. Su cara redonda y barba de cuatro días pelirroja, recalcaba más lo sonrosado de sus mejillas. Era el estereotipo del bonachón americano 22
  • 21. - ¿Es usted Peter Brown? - Si soy yo... pero… ¿qué sucede?- tenía un fuerte acento, pero su castellano era muy claro. - ¿Podemos entrar caballero…? El hombre, aturdido por la presencia de los dos agentes, les hizo pasar al salón que se encontraba justo a la entrada. - Señor Brown, antes que nada mi nombre en Jorge Vidal y ella es Carla Sánchez. Ambos pertenecemos a la “Brigada de homicidios” de la Policía Nacional. Aquí tiene nuestras identificaciones. - ¡¡HOMICIDE!!... What happened?.... ¿queee sucede? - Sr. Brown, esta mañana hemos encontrado a su hermana. Al parecer fue brutalmente agredida, lo lamento mucho…- La voz de Carla se cortó varias veces al comunicárselo. La expresión de aquel hombre pasó de la profunda incomprensión al dolor…. - ¡Verónica!!- gritó. - Esta viva, Sr Brown. La encontramos junto a su madre. No tiene heridas de ningún tipo, tan solo se encontraba en estado de shock. La trasladaron al Gregorio Marañón, para tenerla en observación hasta que recupere la consciencia. Aún no hemos podido hablar con ella, pero aparentemente ha debido de sufrir mucho. - Oh my God!....stupid stupid….. Why? - Señor, no podemos decirle nada al respecto. No sabemos por qué las atacaron. Sabemos que no es el mejor momento, pero necesitamos hacerle algunas preguntas. Queremos atrapar al que lo hizo, pero necesitamos su colaboración. - ¿Puedo ver a la niña? - Si, en cuanto terminemos le acompañaremos al hospital. También a nosotros nos gustaría saber cómo se encuentra... 23
  • 22. Peter Brown era un hombre fuerte en apariencia. Aunque no había terminado de encajar la muerte de su hermana, sabía que era su deber colaborar con los agentes. En Estados Unidos estaban bastante concienciados con ese hecho. Por lo que pocas veces cuestionaban a la autoridad. Se levantó del sillón donde se había sentado al recibir la noticia, se sirvió un vaso de Whisky de la camarera que había junto al sofá de tres plazas, y se lo bebió de un solo trago. - Está bien, ¿Que desean saber? - ¿Tenía su hermana pareja? - No, ella enviudó hace unos años. Su marido era español por lo que conservó el apellido familiar. - ¿Actualmente se veía con alguien? - No, era una mujer bastante tímida y no se relacionaba con nadie. - ¿Por qué vivían con usted? - Cuando Marcos falleció, vendió su casa y se traslado aquí. De eso hace dos años más o menos. - ¿Sabe a dónde salió anoche? - Si...,- Se sirvió otro vaso de whisky y se sentó de nuevo en el sillón- es complicado de explicar y sé que me tomaran por un loco, como hace tiempo le pasó a ella - calló durante unos instantes, intentando ordenar las palabras en su mente-. Pero no me importa lo que piensen… Antes de poder decirles donde fue Allison, he de explicarles algo referente a ella y mi sobrina… - Tranquilo… no le vamos a juzgar… queremos resolver esto y cuanta más información, más nos ayudará.- (O más le comprometerá) pensó Carla para sí misma. - Mi hermana…. –dudó si continuar-… tiene visiones desde pequeña, son como sueños o más bien pesadillas. Mis padres nunca la creyeron y acabo interna en un psiquiátrico. Su encierro duro cinco largos años bebió un trago y se aclaró la garganta-. Cuando los médicos pensaron 24
  • 23. que estaba recuperada la dejaron marchar a casa. Para ese entonces era mayor de edad y nunca más volvió. Todo lo que supimos de ella es que vino directamente a España. Mis padres nunca supieron la verdad, ella… no dejó de tener nunca esas visiones, Tal vez por eso no huyó… para que no la volvieran a ingresar...¡no lo sé!… Yo mantuve el contacto con ella, pero nunca me contó nada, hasta que vine a España al poco de nacer Verónica. Vine a conocer a mi sobrina y con un golpe de suerte, encontré trabajo y me instalé de un modo definitivo, por lo que pude comprobar que ella nunca mintió al respecto y que no estaba loca. >>Marcos era psicólogo y la estaba ayudando a vivir con ello, ya que ambos sabían que era casi imposible curarla de ello... Al fallecer él, no sólo perdió a su marido sino a una gran ayuda. Sin saber a quién más recurrir, fuimos dejando el asunto de sus visiones. No retomamos el tema hasta hace unos meses. >>Verónica se despertó una noche sobresaltada… Pensábamos que había sido una pesadilla normal, como la de cualquier otro niño en edad de desarrollo. Hasta que le relató a su madre como había sido el sueño, eso la alteró mucho… por experiencia sabía cómo se presentaban aquellas visiones… A la mañana siguiente, apareció en los telediarios que había desaparecido una joven, tal y como ella nos había descrito. Un par de noches más tarde soñó que encontraban su cuerpo, completamente exangüe, a unos pocos kilómetros de su casa. Y, tal y como había ocurrido la vez anterior, comunicaron la aparición de la joven. Se sospechaba de su pareja, pero Verónica estaba convencida de que era inocente, y eso trastornaba a la niña… si no podía ayudar… por qué tenía que tener aquellas visiones… >>Las visiones de mi hermana no eran tan horribles, no había muertes, ni horror como ella describía. Volvimos a buscar ayuda. Pero como se 25
  • 24. imaginan… nadie nos creyó. Un buen día alguien la llamó y le dijo que podía ayudarnos. Anoche habían quedado para verse. Me pidió que me quedara con la pequeña, pero tuve una reunión hasta tarde y me llamó diciendo que se la llevaba… - Sr. Brown ¿Sabe el nombre de esa persona y el lugar de la cita?preguntó Jorge. - Creo que lo podrán encontrar en su agenda. Esperen un segundo se la entregaré. El Sr. Brown salió de la habitación. Jorge y Carla se miraron extrañados. - ¿Qué te parece la historia?- preguntó Jorge - De lo más surrealista… no sé qué pensar, pero tenemos que buscar el caso que nos ha comentado. - ¡Aquí tienen! Ella anotaba todo. Perdonen, ¿Como murió mi hermana? - No podemos decirle nada. El cuerpo ha sido trasladado para su autopsia. Hasta que no se decida que parte del informe se puede hacer pública no le podemos decir nada. Lo siento. - Entiendo… y su cuerpo. Cuando podré darle sepultura. - Lo siento Sr. Brown. Pero no está en nuestras manos. Cuando el juez dictamine, se le entregará. ¿Qué puede decirme del caso que ha comentado anteriormente? - ¿El que visiono la niña?- Carla asintió- creo recordar que se llamaba Anabel… Anabel Rodríguez. - ¡Gracias! Hoy no le haremos más preguntas, ha sido usted muy amable. Cuando esté preparado le llevaremos al Hospital. - ¡Gracias! Voy por un par de cosas para la niña y para mí. Si me disculpan enseguida termino. - No se preocupe le esperaremos… ¿Podemos ver la habitación de Allison y de Verónica? - Por supuesto. Acompáñenme. 26
  • 25. Subieron los tres por las escaleras hasta el segundo piso. La casa tenía tan solo dos habitaciones por lo que la niña y su madre compartían cuarto. Peter abrió la puerta y en ese mismo momento, mirando las dos camas si deshacer, fue consciente que no volvería a ver a su hermana, sus piernas flaquearon cayendo al suelo roto en dolor. Jorge apoyo su mano en el hombro de aquel grandullón americano. La escena era incomoda, ambos compañeros esperaron a que aquel hombre recobrara la compostura, se había mantenido bastante entero después de recibir la noticia y ambos sabían, que más tarde o más temprano sucedería. Carla, mantenía el rostro sereno, pero en su cabeza se agolpaban las miles de preguntas que tendrían que hacerle, obviamente no era el momento. Tendrían que llevarle a la comisaría en algún momento, con el pretexto de más preguntas rutinarias. Ahora tan solo podían observar su reacción y comentárselo al psicólogo de la brigada. Éste, también le tendría preparado una batería de preguntas para evaluarle. Jorge sin embargo era más visceral, y ver a un hombre llorar le partía el alma. Pero era un profesional y no se dejaba llevar, ni tomaba ninguna valoración. Ya había visto muchas veces como los culpables, representaban a la perfección el melodrama. Pero era inevitable, cada vez que daban una noticia de esa índole a un familiar de la víctima, algo les desgarraba por dentro. Transcurridos unos minutos, Peter se fue recobrando y levantando del suelo, se disculpó ante los agentes y entró en la habitación contigua. Jorge y Carla revisaron la habitación, pulcramente ordenada y limpia. La habitación era amplia, a cada lado de la ventana que daba al jardín trasero, se encontraban dos camas, la más cercana a la pared estaba repleta de muñecos. Esa debía ser la cama de la niña, junto a ella un pequeño escritorio de estudio. En él, se encontraba un cuaderno de dibujo y unas cuantas ceras de colores. Carla lo ojeó distraídamente, pasados los 27
  • 26. primeros dibujos típicos de una niña de esa edad; con princesas y flores por todos los rincones, paso al otros más oscuros. En todos ellos parecía una figura negra, sin rostro y en el suelo resaltaba otra más clara, con una pequeña raya de color rojo en el cuello. Esto captó su atención y los miró con mucho más detalle. En el último dibujo, las figuras estaban igual que los anteriores, pero mostraba muchos más detalles. Con unos trazos muy seguros para haber sido dibujados por una niña, los personajes se encontraban entre dos paredes oscuras. Al lado izquierdo, había dibujado una especie de caja… A Carla se le escapó un suspiro. - ¿Qué pasa?- le pregunto sobresaltado su compañero. - ¿Qué ves en este dibujo? Jorge cogió el cuaderno que le tendía, según descubría más detalles del dibujo, más se reflejaba en su cara el desconcierto y el asombro. - ¡Es la escena de esta mañana! - Eso, me ha parecido a mi…Jorge, si ponemos esto en el informe no van a tachar de estar locos… pero empiezo a creer muy en serio la historia que nos ha contado su tío. - ¡No podemos ocultar pruebas! - ¿Crees realmente que esto lo van a tomar como una prueba? ¡vamos hombre!…. En el siglo que vivimos, es más creíble que un ordenador te conteste racionalmente a que una niña tenga algún tipo de poder… - Ufff!!… no sé qué decirte….supongo que tienes razón…- comenzó a caminar por la habitación pensando en lo que su compañera acababa de decirle.- ¿Crees que esto nos puede ayudar?- Finalmente le pregunto señalando al dibujo. - ¡No lo sé!… pero desde luego la niña lo dibujó antes de que sucediera. - Si tomamos en cuenta ese dibujo como una predicción… La hipótesis del traslado del cuerpo queda anulada, ¿verdad? 28
  • 27. - Sí... creo que sí. Si tomamos esta “predicción” en cuenta…. Ocurrió en ese callejón, y hasta es posible que la niña pudiera esconderse antes de ser atacada. - ¡Pero no había indicios de pelea! - Eso es lo que más me bloquea… no le encuentro la lógica a nada de esto. - ¡Está bien!, llevémonos los cuadernos para estudiarlos en comisaría. - Mejor aún, cojamos el expediente de Ángela y pidamos unas pizzas desde mi casa. - O.k. En esos momentos Peter asomó por la habitación, los tres bajaron las escaleras y se encaminaron al hospital. El recorrido no duro más de veinticinco minutos, y en ese tiempo, ninguno fue capaz de hablar. En el asiento trasero Peter Brown, se mantenía cabizbajo intentando mantener a raya sus emociones. Ahora lo más importante era la pequeña, ya lloraría a su hermana más tarde. - ¡Jorge!, ¡espérame en el coche! Acompañaré al Sr. Brown y preguntaré por la niña. No tardo nada. - Vale, voy llamando para saber si hay algo nuevo. ¿sigues teniendo ese destartalado fax prehistórico? - ¡¡ja ja!!… hasta ahora. Peter ya estaba fuera del coche esperando a la agente, ésta cerró la puerta y anduvieron hasta la puerta de “Materno-Infantil”. Le pidió que le esperara junto a los ascensores y le preguntó a la funcionaria. Una vez obtenida la información, subieron a la habitación donde estaba la niña. Verónica se encontraba aún sedada, y asuntos sociales se encontraba con ella en la habitación. Una vez hechas las presentaciones, y ver que la niña estaba ya con un pariente cercano, salieron para poder hablar tranquilamente. 29
  • 28. - ¿Creé que es sospechoso? - Todavía no le hemos descartado, aunque todo apunta a que es inocente. No estaremos seguros hasta que no avancemos en la investigación. - ¡De acuerdo!, de momento le dejaremos que esté con la niña, ya que los médicos y psicólogos afirman que es lo mejor para su recuperación. Pero nos mantendremos con ellos hasta que nos notifiquen lo contrario. - ¡Perfecto!. Cuando podamos dar un informe al juez, les informaremos. ¿Qué han dicho los médicos? - Físicamente está bien, pero emocionalmente… - Negó con la cabeza -. No han encontrado nada en su cuerpo en el reconocimiento, no hay heridas, ni hematomas.... ¡gracias a Dios! Presentaba algo de hipotermia y entumecimiento muscular… - ¡Pobre criatura! Supongo que pasó allí toda la noche. - ¿Fue usted quien la encontró? - si…fue...uff! - Me imagino. La niña tuvo que presenciar algo, y lo tuvo que pasar muy mal, ya que sus ropas estaban manchadas de orín y heces. - ¡Pobre cría!... La tengo que dejar… si hubiese algo nuevo... ¿le importaría llamarme? - Sabe de sobra que lo haré… pillen a ese hi….-Se mordió los labios para no pronunciar la palabra - Descuide. ¡Hasta pronto! Cuando llegó al coche ya había recuperado el color en la cara. Ver de nuevo a la niña había removido los sentimientos que, un par de horas antes, casi la noquean. Jorge seguía estacionado en el mismo lugar. Se sentó y le contó lo que la había dicho la funcionaria de Asuntos Sociales. Durante el recorrido desde el Gregorio Marañón, no hablaron más sobre la investigación. Acababan de empezar, pero era todo demasiado misterioso 30
  • 29. y oscuro. Carla abrió la agenda que le había entregado el hermano de la víctima y comenzó a examinarla desde el día de ayer hacia atrás. Allison Brown, parecía ser una mujer muy organizada, tenía anotaciones de todo; actividades de la niña, revisiones medicas, citas con los profesores…etc. Unas cantidades y el nombre de un fármaco aparecían cada dos días. Tendría que buscar en la “Wiki pedía” que era, y para que se utilizaba. Sobre la cita que había comentado Peter Brown, solo había un teléfono y una dirección. La calle le sonaba bastante, posiblemente estuviera cerca de su domicilio, pero no estaba segura de ello. No conocía mucho su barrio, ella se ubicaba mejor tomando como referencia las bocas de metro. Así había sabido donde se encontraba la escena esa misma mañana. Al llegar al pequeño apartamento de Carla, comprobaron que uno de sus compañeros les había mandado algunos documentos por fax y otros por e-mail. Mientras Jorge pedía unas pizzas para comer, Carla imprimió la documentación para que fuera más fácil su lectura. En el “prehistórico fax” como lo había denominado su compañero, había un par de documentos manuscritos que se adjuntaban al informe, eran algunas de las declaraciones del caso de Anabel. “Anabel Rodríguez, de unos 17 años de edad, desapareció del domicilio familiar el 27 de noviembre del pasado año. Fue vista por última vez alrededor de las 10 de la noche, cuando salía del polideportivo donde practicaba “Aqua-Gim”. Según informaban los familiares, nunca se retrasaba a la salida, sino que directamente se dirigía a su casa. Esa noche, la llamarón insistentemente a su móvil sin obtener respuesta. Llamarón a su pareja actual, Ricardo Santamaría, que se encontraba ebrio y no pudo contestarles nada concreto. Sus amigas, tampoco conocían su paradero. Asustados por la falta de información sobre su hija, dieron aviso 31
  • 30. a la policía. Transcurridas las horas protocolarias para este tipo de casos, se levantó una denuncia oficial y comenzó la investigación. Dos días más tarde, un vecino de la calle Camarena en Aluche, dio la voz de alarma sobre el cuerpo de una mujer semi-desnuda en uno de los jardines de su urbanización. Según el informe de la policía científica, la escena estaba completamente limpia, sin indicios de lucha. Según la autopsia, Anabel Rodríguez llevaba muerta dos días. Su cuerpo oculto por la vegetación del jardín y las bajas temperaturas de esos días, habían impedido ser descubierta con anterioridad. Pero no se descartaba la hipótesis de que hubiera sido trasladado y colocado en ese lugar unas pocas horas antes. No había indicios de agresión sexual, no tenía hematomas, por lo que se descarta que hubiera algún tipo de lucha o forcejeo. En la parte derecha de su cuello, justo en la carótida, se presentaba una herida profunda en forma de desgarro. En una posterior observación se confirmó que podía haber sido mordida. Se realizó un molde de la dentadura para una identificación dental, sin aparecer ninguna ficha ni expediente sobre la misma. En el molde se ven que los colmillos superiores son algo más largos de lo habitual, pero se descarta por las mediciones y el resto de los dientes, que pudiera pertenecer a un animal. La víctima se había desangrado hasta morir, esa era la causa de la muerte. En las primeras conjeturas se barajo la hipótesis de que su actual pareja “Ricardo Santamaría” fuera el agresor, ya que no recordaba “aparentemente” nada de la noche de la desaparición de la víctima. Se registro su domicilio sin encontrar evidencias ni rastros de Anabel en él. 32
  • 31. Manteniendo al principal sospechoso bajo vigilancia, finalmente es liberado por falta de pruebas. …” - ¡Jorge! Este caso y el nuestro tienen demasiadas similitudes. - Ya, veo... el cuerpo, la falta de pruebas... desde luego están relacionados en el “Modus Operandi” pero no veo nada entre las dos víctimas. - Salvo que eran mujeres… ¡y muy guapas! - Sí, pero no hay muchas más semejanzas entre ellas… Una era joven y Rubia la otra madura y morena. ¿Has visto algo en la agenda que te haya llamado la atención? - La cita que supuestamente tenía Allison Brown está marcada en la agenda. Pero solo aparece un teléfono y una dirección. ¡Ahh!.. y cada dos días tiene marcado un medicamento “ketoprofeno”... no sé qué es… lo iba a buscar en internet… - No hace falta… lo conozco… es para las migrañas. - ¿Cómo lo sabes? - María, las padece y a veces el ibuprofeno no le hace efecto - ¿Cómo esta ella? ¿Sigue obsesionada con quedarse embarazada? - ¡Agg! No me lo recuerdes vale!- Puso los ojos en blanco- A veces pienso que solo me quiere por mi cuerpo - ¡Vaya! ¡Un hombre que está disgustado con esa idea! - ¡Carla! Eres mi amiga y mi compañera… pero no me es fácil hablar de mi vida sexual... - ¡Vale! ¡Vale! Lo pillo… centrémonos en el caso. - Eso está mejor… Supongo que “ Ketoprofeno” lo tomaría por las visiones. Aunque teniendo en cuenta lo que nos ha dicho su hermano… aventuraría a decir que se lo daba más bien a la niña. ¿Me acercas la agenda para ver esas cantidades? - ¡Toma! 33
  • 32. Jorge, abrió la agenda y tal y como Carla había empezado a leerla en el coche lo hizo hacia atrás. - ¡Aquí esta!.. Sí, creo estar en lo cierto, las cantidades son muy pequeñas para un adulto. - ¡Vaya don tan incomodo! ¿no?, no solo ves cosas horribles, sino que te dejan un dolor horrible de cabeza. - Lo que me parece extraño, es que no es un medicamento que tengas que mantener una continuidad, es algo que te tomas cuando aparece… como una aspirina. - A lo mejor…., - Jorge levantó la cabeza de la agenda y la miró esperando a que continuara- ¿Y si solo apuntara cuando se las había suministrado? Eso nos diría cuantas visiones habría tenida la niña… - Una para el asesinato y otra para el descubrimiento… - Ajá, - afirmó- cuenta todos los días; yo voy a ver de nuevo los dibujos de la niña. Transcurridos unos minutos ambos se miraron con pánico en los ojos. - ¡¡¡¡SIETE!!!!- Exclamaron a la vez. - ¡Maldita sea! Concuerdan… - ¡Carla te das cuenta que si esto es verdad!… ¡que si las visiones de Verónica son reales…! - Sé, por donde quieres ir… ¡Un asesino en serie! - ¡¡Si!! - Tenemos que buscar en los archivos. - ¿Cómo? No veo relación ninguna. - No… entre las victimas no. Pero si en los cuerpos. Tendremos que buscar todos los cuerpos que presenten las mismas características. Desgarro o mordedura en el cuello, cuerpo exangüe, y ausencias de pruebas. 34
  • 33. - ¡Vale, dividámonos! Yo voy a comisaria en busca de la información y voy preparando el dosier… ¿te acercas a esta dirección? – concluyó mostrándole de nuevo la agenda. - Sí, creo que esta cerca de aquí… - No seas imprudente… echa solo un vistazo y pide refuerzos si tienes que entrar. - ¡Ehhh… tranquilo! Se cuidarme solita… Jorge cogió toda la documentación de la mesa y salió disparado por la puerta, si estaban en lo cierto, el problema era más grave, pero cabría la posibilidad de encontrar algún hilo para poder tirar de la madeja. Carla se quedó en su apartamento hasta que encontró la dirección exacta en el Google Maps. Efectivamente se encontraba muy cerca de su domicilio. Esa misma mañana había pasado por ella de camino a la escena. 35
  • 34. Capítulo II- El desconocido Una vez en la calle, comenzó a andar tranquilamente, pensando en todo lo que sabían del caso. Tenían muy poca información y tampoco era muy fiable. Pero seguiría su instinto. Cuando finalmente llegó, hizo una inspección ocular. No encontró en ningún portal alguna placa significativa, no sabía muy bien lo que buscar. Intuía que podía ser el nombre de algún Psiquiatra o Psicólogo, ya que la victima buscaba alguna manera de poder ayudar a su hija. Entre dos portales había una pequeña cafetería con el mismo número que rezaba en la agenda. Entró para preguntar a los camareros si habían visto a alguien con la descripción de Allison y Verónica la noche anterior. Ninguno pudo darle información. Carla miró a su alrededor, la cafetería estaba casi vacía. Una mesa le llamó la atención. Junto al gran ventanal que daba a la calle, un hombre de unos treinta y muchos años la miraba fijamente. Era alto y de complexión atlética, vestido completamente de negro y con un guardapolvo, sujetaba entre sus manos una taza blanca de cerámica. Su piel parecía de la misma tonalidad. Sus ojos negros, clavados en ella, parecían estar estudiándola. O más bien parecía que querían leer en ella. 36
  • 35. Algo la impulsó a andar ante aquel desconocido. Su cuerpo no respondía antes las sencillas órdenes que intentaba dar su cerebro. Incluso sentía como si dos voces lucharán en su cabeza. Una le decía que huyera, la otra que se acercara. En ningún momento perdió el contacto con sus “hechiceros ojos”. Cuando se encontraba frente él, un escalofrío le recorrió el cuerpo. Sabía que era un aviso de su subconsciente que le decía que aquella persona era peligrosa. Todo lo que desprendía aquel cuerpo era “muerte”. Pero aún siendo un hemisferio de su cerebro consciente, el otro la hizo sentarse en la silla que tenía ante ella. >>Tranquila! ¡No corres peligro!- Parecían decirle aquellos ojos negros.Yo tengo la información que necesitas… ahora, sonríe como si me conocieras de toda la vida y pide un café.<< Consciente de que aquellas palabras solo habían tenido lugar en su mente, bloqueada y confusa hizo lo que esa voz le ordenó. - ¡Camarero! Un café con leche. Poco a poco, noto como su cuerpo se relajaba, sentía como si se cortaran los hilos invisibles que la habían hecho comportarse de esa manera. Prudentemente, esperó a que el desconocido hablara primero. - ¿Se encuentra algo menos aturdida? - Eso creo….¿pero qué hago aquí..? - Ahora, no se lo puedo explicar. ¿Por qué busca a Allison Brown y a su hija? - No las busco a ellas… sino a alguien que las conozca… - Yo soy esa persona… - ¿Cómo? - Las conozco, las estoy esperando desde anoche. - Bien, pues no creo que aparezcan. Al menos Allison Brown… Soy de la brigada de homicidios. 37
  • 36. - Ha fallecido Allison - Si, por eso estoy aquí. - ¿Y cree que encontrará al culpable en esta cafetería? - Puede que sí, o puede que no ¿lo tengo delante? - No… yo solo trataba de ayudarlas…. Llevo mucho esperandolas. - ¿No había dicho que las esperaba desde anoche? - Si, había quedado con ellas. Pero desafortunadamente no entraron. - Explíquese. - Algo asustó a Allison cuando me vio por el cristal y salieron corriendo. No hizo caso a su hija, que le aseguro que conmigo estarían a salvo. Creo que corrieron sin rumbo y sin mucha suerte ¿Dónde? - Esta mañana la han encontrado a unas calles de esta cafetería. - ¿Y la niña? - A salvo. Estaba junto a su madre, escondida. - ¡Chica lista! El camarero se acercó con el café de Carla algo temeroso. La compañía de la mujer no le inspiraba mucha confianza. - ¿Por qué sigue usted aquí? - Tenía la esperanza que la niña volviera a buscarme, pero ha llegado algo mucho mejor. - ¡No le entiendo! - Usted es policía y cuenta con unos medios que me serán muy útiles. - ¿Cree que le voy a dar información? No se equivoque… no sé cómo ha conseguido que me siente con usted, pero un barato truco de salón no hará que desvele nada… - ¡No sea niña! ¿Truco de salón?... usted no me va a decir nada, porque no saben nada. Igual que he conseguido que se siente en esta mesa, puedo leer en su mente como un libro abierto. 38
  • 37. >>Usted y su compañero están completamente desorientados, tienen una información que no saben cómo manejar, porque se les escapa de sus estrechas mentes. Verónica les ha ofrecido mucha más información de la que ustedes piensan. Le voy a dar un consejo: Haga más caso a la intuición de él. Usted es demasiado fría y calculadora. - ¡No tiene ni idea de lo que está hablando!. - ¿Cree eso realmente? Vamos… no se engañe a si misma… Carla abrumada bajó la cabeza pensando en aquellas palabras. No sabía a qué se refería respecto a Jorge, ambos habían sido muy cautelosos en expresar lo que habían sentido o pensado respecto a la declaración de Peter Brown, y más en lo referente al cuaderno de dibujo. Pero estaba claro que aquel extraño personaje sabía lo que se decía. ¿Cómo podía ser así? Pensó para sí misma. Levantó su mirada de la mesa y como si lo viera por primera vez, analizó su rostro ahora algo más relajado y bello. - No se torture… ya le he dicho que he leído su mente… tengo una idea, ¿Qué le parece si empezamos de nuevo? Creo que nuestra pequeña charla, se ha tornado algo hostil, y mi intención no es esa.- Carla asintió.Empezaré yo. Mi nombre es Jean-Paul Bousset. - Yo soy Carla. ¿Por qué necesita mi ayuda? - Por qué ustedes pueden acceder a lugares, donde yo no puedo entrar sin ser invitado. - Ehhhh! - Le parece absurdo… - ¡Bastante, la verdad! - Mire Carla, Ahora no lo va a entender, ni puedo explicárselo. Lo que si le digo, es que estoy dispuesto ayudarle con su investigación y atrapar al asesino. Pero desde luego pongo una condición… - ¡Una condición!... ¿Por qué se cree que necesitamos su ayuda? 39
  • 38. - Porque…, cómo ha podido comprobar todo este caso está envuelto en un halo de misterio… y yo, sobre temas ocultos y rarezas… soy un experto. - Sabe lo que le digo… ¡exactamente esto es muy raro!... y usted sobre todo. ¡Buenas Tardes! Carla se levantó de su asiento, no comprendía en absoluto a donde quería llegar Jean-Paul. Pero no tenía ni tiempo, ni le gustaban esos juegos de palabras para entretenerse más con al aquel desconocido. Justo cuando llegaba a la puerta de salida, sintió una presión suave y fría en su hombro, a pesar de llevar puesta la chaqueta de cuero. Sin girarse a mirarle a la cara, por miedo a que volviera a conducirla a la mesa, esperó a que hablara. - Es usted muy testaruda… - aseguro él - Y usted muy críptico… ¿Por qué no habla claro de una vez? Jean-Paul. No sé quién es, ni por qué parece saber tanto de este caso… parece que esconde algo que no quiere decir, pero sin embargo intenta averiguar de mi mucho más de lo que usted dice.- Se giró para poder concluir mirándole a los ojos.- Le admito que el block de Verónica, y lo de sus visiones, nos ha pillado por sorpresa y no sabemos cómo tratar eso. ¡Pero no confío en usted!. Algo en mi interior me dice que me aleje, y eso es lo que voy hacer... - Yo no soy peligroso, no tiene que tener miedo…. Pero hay otros a los que sí… - ¿Ve?… ¡ya estamos…!.- le interrumpió.- ¿Que leñe quiere decir?. Si no empieza hablar claro, nuestra conversación acaba aquí. Señor Bousset. Más decidida que antes, abrió la puerta de un empujón y salió a la calle. Tenía la impresión de que él las siguió, pero no miró para averiguarlo. Tomo camino a su apartamento, desde allí llamaría a su compañero para 40
  • 39. averiguar si había descubierto algo. Se imaginaba que estaría preocupado por ella, pero no quería hablar con él desde la calle por si era escuchada. A escasos metros de su portal, la sensación de que era seguida fue más fuerte. Miró a sus espaldas, pero no consiguió ver nada. Ya había anochecido, y la escasa iluminación de la calle, no le permitía ver más que sombras. Asegurándose durante unos minutos de que no había nadie más con ella en la calle, sacó las llaves del su bolsillo y entró en el portal. Una vez en casa, se despojó de su chaqueta, pero no se quitó el cinto con él arma como era su costumbre. Sin encender las luces, anduvo por la habitación hasta la ventana que daba a la calle, y miró tras las cortinas. La calle estaba desierta, pero la sensación de que la observaban era muy fuerte. Aún así, con esa certeza, no conseguía ver a nadie. Marcó el número de su compañero y se sentó en el sofá a oscuras. - Jorge! ¿Cómo ha ido la búsqueda? - ¿Estás bien? Estaba preocupado, ¿Por qué no has llamado antes? - Si, tranquilo… se cuidarme sola… ¿Has encontrado algo? - He podido encontrar tres casos más. Aún sigo buscando en los archivos. Pero todos tienen el mismo Modus Operandi. - O.K, déjalo si quieres, mañana te echaré un cable a buscar. - Ya había terminado. Estaba esperando tu llamada, todavía no me has contestado... - Mañana hablamos, vale… no hay nada importante que no pueda esperar. - Está bien, mañana hablamos… Se recostó en su sofá, pensando en aquellas palabras del desconocido. ¿Por qué sabía tanto? ¿Por qué la conocía? ¿Qué quería decir con lo de Jorge?. A la mañana siguiente intentaría sondear a su compañero. Alargó la mano para coger su chaqueta que había dejado en el respaldo, y buscó en los bolsillos su paquete de tabaco. Junto a él encontró una 41
  • 40. tarjeta de visita con una nota. Se inclino hacía la luz que entraba por la ventana y la leyó. “Cuando esté preparada para escuchar, llámeme… ¡No tarde!, no hay mucho tiempo. Jean-Paul Bousset” A la mañana siguiente, después de su rutina matinal se encaminó a la comisaría. Se había quedado dormida en el sofá, y el cuerpo lo tenía dolorido por la incómoda postura. La oficina era un hervidero de policías. Aún siendo temprano, sus compañeros parecían llevar horas despiertos y trabajando. Los teléfonos sonando, las teclas de los ordenadores marcaban una música sin compas definido, la gente iba y venía con documentación de una mesa a otra. Se acercó a su mesa, Jorge ya la esperaba en su escritorio con la cabeza metida en un dossier. Dejó su chaqueta en la silla y se encaminó al “office” a por un café. Abstraída, dándole vueltas a un pequeño palillo transparente, no se percató de que tenía compañía. - ¡Buenos días! No parece que hayas tenido una buena noche…. - ¡Ahhh! ¡mierda!- se derramó su café con el sobresalto- ¡joder, Jorge… me has asustado!. - ¡Mmm…! ¡perdona! – se rio- ya veo que no te has levantado con el pie derecho… - ¡Perdona tío!. Me quede frita, en el salón… tengo el cuello destrozado. Ya sabes, que cuando no duermo bien estoy más susceptible. 42
  • 41. - Yo no lo diría así…eso es muy “fino”… para la “mala leche” que gastasse burló - ¡Vale… lo que tú digas! ¿A qué hora has llegado?. - Pronto… quería comprobar algunas cosas antes de que llegaras… cuando estés lista, pasamos a la sala de reuniones y te explico lo que he encontrado. - ¡Venga vamos! Controlaré mi “mala leche”… Ya en la sala, Jorge le expuso todo lo que había encontrado la noche anterior. Los tres casos que había encontrado se remontaban tan solo a unos meses, las fechas coincidían con las marcadas en la agenda de “Allison” y eran posteriores al cuerpo encontrado en la calle Camarena. En total, junto con el de su madre, había relacionados cinco casos, con la medicación y los dibujos. Estos últimos describían a la perfección los lugares donde habían sido encontrado los cuerpos, tal y como detallaban los informes. La niña, en todos ellos había dibujado la sombra de un cuerpo, sobre las que parecían ser las víctimas. Aparentemente, ninguna de las víctimas se conocían ni había una relación entre ellas. Cada una era diferente, rubias, morenas, deportistas, madres… solo tenían en común que eran mujeres de una edad comprendida entre los diecisiete a los treinta y pocos años. Ninguna mostraba signo alguno de agresión sexual, o de violencia. Todas ellas habían sido atacadas de noche y se les había extraído toda la sangre. Se encontraban en un callejón sin salida. El atacante, no había dejado el menor rastro de sí, ni en las víctimas, ni en la escena. Tampoco tenían un patrón de conducta, ni siquiera, la disposición de los cuerpos en el mapa, les decía nada. Solo una cosa quedaba clara, ante sí tenían un homicida en serie y no sabían ni como, ni cuando, ni a quién atacaría. Pero atacaría de nuevo. 43
  • 42. Después de horas y horas, dándole vueltas a la misma información, exasperados por no encontrar nada. Carla, se decidió a hablar con Jorge, sobre Jean-Paul y sus comentarios. - Jorge, ayer tarde, en la dirección en la que supuestamente “Allison Brown” debía encontrarse con alguien… encontré una cafetería. Ante todo, se cómo eres y no quiero que me eches un sermón por lo imprudente que fui… - ¡¡¡¡Carlaaaaaaaaa!!!…¡¡¡ De que narices estás hablando….!!!¿¿¿ No correrías peligro alguno, verdad???- la interrumpió - ¡¡Jorge.!! - Vale, vale… desembucha… pero ya decidiré yo si bronquear te o no. - O.k. Al parecer nuestra víctima, tenía que encontrarse con un tal… Jean-Paul Bousset. – Analizó el rostro de su compañero y decidió no contarle todos los detalles.- Él aún se encontraba en la cafetería. Estuve hablando con él… es un tipo bastante curioso, pero más aún lo que me dijo. - ¿Pudo decirte algo sobre la víctima? - No exactamente, - no sabía cómo plantearle la pregunta, así que decidió hacerlo directamente.- ¿Qué piensas tu de todo esto? Sobre los cuerpos… la niña… todo. - ¡Ehhh!.... ¿A qué viene esa pregunta? - Es una duda que me surgió durante esa conversación. - Bueno…no sé cómo explicarte esto, sin que me tomes por un chiflado. Lo de la niña y su madre, está claro que es real. Esa pobre criatura, soñó como asesinaban a la madre y no solo eso… sino que también lo presenció. Estoy seguro de ello. – Caviló unos momentos como seguir. Cogió aire, llenando sus pulmones y miró fijamente a su compañera.Sobre los cuerpos, después de leer las autopsias y ver con mis propios ojos a “Allison Brown”… estoy convencido de que nos enfrentamos a un asesino… algo peculiar. 44
  • 43. - ¿Cómo de “peculiar”? - Un “Vampiro” - ¡Ja! ¡¡¡Estas de coña…!!!- intentó reprimir la risa, pero la absurda idea de Jorge le parecía lo más cómico que había oído en años.- ¡No es bueno que veas tantas películas de terror! - ¡No lo estoy! .- Su voz fue ruda y seca. A él no le parecía ninguna broma, y desde luego el comportamiento de su compañera no le agradó.- Tú me has preguntado y yo te he contestado sinceramente. ¿Por qué no puedes abrir tu mente? Tenía claro que no creerías ni una de mis palabras… ya me di cuenta de ello en la habitación de la niña, con ese comentario sarcástico con los ordenadores. – Resopló e intentó calmarse antes de continuar.- Mira Carla, puede parecer estúpido, infantil o como lo quieras llamar. >> Se que tu mente, siempre busca una razón lógica a todo, y si no lo ves por tus propios ojos… te niegas a creer. Pero nada de lo que tenemos aquí, tiene lógica… Como me has preguntado, te diré por qué opino de este modo. >>Primero, las victimas no tenían ni una gota de sangre en su cuerpo. Ni siquiera estaban manchadas sus ropas. >>Segundo, la herida en el cuello coincide con un mordisco. Y así lo han revelado las autopsias. >>Tercero, en los moldes de las dentaduras, en todas ellas, los colmillos eran más pronunciados de lo normal y no coinciden con ningún animal. Si cotejamos todas esas muestras, estoy convencido de que coincidirían…. - ¡Perdona! Mirándolo así, incluso tendríamos una línea que seguir. Pero entiende que parece una conclusión absurda. Parece un guión de película gore de serie B…. - Puede… ¿Pero qué pierdes con barajar esa posibilidad? 45
  • 44. - Tal vez nada… Ese tipo, el de la cafetería… me dijo que hiciera caso a tus instintos… - ¿Qué más te dijo? - Nada claro, era como si hablara en un lenguaje incomprensible… - O tal vez, tú tenías la mente tan cerrada que no le quisiste entender. Carla se encontraba realmente abrumada. Tal y como le acababa de decir su compañero, no había querido entenderle, ni si quiera lo había escuchado. Ahora que tenía claro lo que pensaba su compañero, la conversación del día anterior tomaba un color diferente. Ambos, le habían dicho que debía abrir la mente, y eso haría, pero estaba convencida de que la explicación para todo lo expuesto por Jorge, tenía otro significado. Pero… ¿Cuál?. Jorge algo enojado, había dado por finalizada la conversación, recogió todos los informes y fotografías que estaban esparcidas por la mesa. Antes de salir de la sala, miró a su compañera la cual seguía absorta en sus pensamientos. La conocía bastante bien para saber que lo mejor, era dejarla sola para que procesara toda la información. Salió cerrando tras de sí. Sola, sentada frente a una larga mesa, con el block de la niña aún en la mano, analizó cada uno de los dibujos. Aunque le resultaba muy difícil tomarse en serio aquella suposición de su compañero, intentó mirarlos desde ese nuevo punto de vista. Increíblemente, tomaban más sentido los trazos irregulares de la niña. El cuerpo oscuro no tenía siempre la misma postura, como al principio creía, y las víctimas poseían rasgos y gestos diferentes. Incluso ahora, admiraba el talento de la niña para dibujar. Recordó en esos momentos lo que Jean – Paul le había dicho: “Verónica les ha ofrecido mucha más información de las que ustedes piensan.” Se centro en el último dibujo, el de la madre de la criatura. Ella había sido la primera en llegar a la escena y la recordaba nítidamente. 46
  • 45. Miró todos los detalles: el cubo de basura, los cartones en el lateral, las escaleras de emergencia de una de las naves… “El cuerpo estaba lo suficientemente alejado... No había ni cigarrillos ni nada cerca del cuerpo, tan solo en aquellas escaleras, pero estaban en un charco de agua por lo que dudamos que contengan alguna traza de ADN, aún así las analizaremos.” Le había dicho el técnico. - ¿Por qué había colillas en unas escaleras de una nave abandonada? Le entró una súbita necesidad de volver al escenario, agarró el block y su chaqueta con tal ímpetu que casi tira la silla al suelo. Como un vendaval salió en busca de su compañero. - ¡Jorge! ¡Vamos, tengo una corazonada… volvamos a la escena! Al llegar encontraron todo igual. Ya no estaba el precinto policial, pero no habían pasado los camiones de basuras, por lo que todo permanecía exactamente en su sitio. Carla se colocó en la posición que intuía desde donde la niña había visto la escena. Agachándose para conseguir una altura aproximada a la de Verónica, comprobó que la perspectiva era idéntica. Jorge la miraba a su lado extrañado, durante el trayecto no le había comentado nada de sus planes. Verla arrodillada en el suelo, mirando el dibujo y la escena de un modo intermitente y rápido, le resultaba más desconcertante. - ¿Se puede saber que haces? - Ayer, ese tipo… me dijo que Verónica nos había dado más información de la que éramos capaces de ver. - Todavía no me has contado nada de esa conversación… - Lo sé, pero ambos teníais razón… tenía la mente tan cerrada que no estaba mirando con los ojos correctos… - ¡Qué sorpresa! ¡La inspectora Sánchez reconociendo un error!. 47
  • 46. - Si y no… - Contestó sin mirar a su compañero, este había puesto los ojos en blanco.- Mira…- señalo en el block- Verónica dibujo con exactitud estas escaleras, las ves… un técnico me comento que habían encontrado rastros, pero que posiblemente fueran inútiles. >> En el resto de dibujos, la escena se difumina marcando solo a las dos figuras. ¿Por qué dibujo todo el callejón en este? Estoy convencida de que algo quería que decir con ello… - ¿Subieron las escaleras buscando huellas? - ¡No!.. creo que no… todo estaba mojado, así que cualquier rastro se podía haber borrado. Se encaminaron a las escaleras, la barandilla oxidada aún estaba mojada. Jorge, que avanzaba el primero, llegó al rellano de la puerta de emergencia. - ¡Carla! – susurro- ¡Esta abierta! Sacó su arma reglamentaría y espero a que su compañera se preparará. Tomando posiciones, Jorge abrió de un movimiento rápido la pesada puerta apuntando al interior oscuro. Carla paso la primera haciendo lo mismo, espero a que se le habituarán lo ojos a la nueva luz y aseguro la zona, él le cubrió las espaldas. Por las sucias ventanas entraba una mortecina luz, dejando ver la diáfana superficie de la nave. Algunas cajas se apilaban en una pared, cercanas a la puerta. En la posición opuesta se encontraba un ascensor con las puertas abiertas. Unas huellas destacaban en el polvoriento suelo. La dirección que tenían era justo hacia donde ellos se encontraban. - Deberíamos llamar a la científica, estas huellas parecen muy recientes. - Si, salgamos antes de contaminar la escena. Ya la revisaremos después de ellos. 48
  • 47. Carla, aviso inmediatamente y se sentó a esperarlos en un húmedo escalón. Su compañero la imitó. - ¿Y bien? ¿No tienes algo que contarme? Carla le miró detenidamente, había tardado mucho en contarle a su compañero la conversación de la tarde anterior. Así que comenzó a relatarle todo, sin ocultarle el más mínimo detalle. Cuando le contaba como se vio impulsada a caminar y sentarse en aquella mesa, esperaba que su compañero mostrara la preocupación a la que la tenía acostumbrada. Pero sin embargo, la expresión de él era más bien como si le confirmara o ratificara algo que ya había dado él por supuesto. Espero pacientemente a que su compañera terminara su relato, sin interrumpirla ni una sola vez con alguna pregunta. Cuando ella concluyó esa historia, continuó explicándole sus devaneos mentales en la sala de la comisaría. Según hablaba, sus propias palabras comenzaban a tener más significado para ella. - Después de todo eso… ¿tienes dudas sobre los que yo opino? - Entiéndelo Jorge, nunca he creído en esas historias. Y un buen día, me encuentro con un caso que me hace plantearme muchas cosas… Tú eres una persona más creyente que yo. Eres católico, piensas que no estamos solos en el universo y si me dijeras que crees en los fantasmas, hasta me parecería de lo más coherente viniendo de ti y sabiendo cómo eres y piensas. Pero yo…- negó con la cabeza.- soy escéptica en todo y con todo, lo reconozco. Ni siquiera me gustaban los magos de pequeña… - ¡Ni tú a los magos!- bromeó.-… seguro que eras de las típicas niñas, que disfrutabas evidenciándolos contando como habían hecho el truco. - ¡Efectivamente! …Esto es mucho para mí. Pero te reconozco… que empiezo a creer… ¡Mira! Ya han llegado. - ¡Buenas tardes inspectores! ¿Qué han encontrado? 49
  • 48. Jorge se puso en pie y los acompañó hasta la puerta. Carla, permanecía sentada al final de la escalera. Buscó en su bolsillo la tarjeta y la volvió a leer. - ¿Estás preparada para escuchar?.- le pregunto Jorge por encima de su hombro - No lo sé, pero creo que debo intentarlo… 50
  • 49. 51
  • 50. Capítulo III.- Una mirada al pasado Al ver la nave completamente diáfana y vacía, lo primero que pensaron los científicos es que la cosa se haría bastante rápida. Empezaron reconociendo las huellas dejadas por los dos inspectores, y recogieron las desconocidas. Avanzaron por separado, para poder abarcar más territorio. Pero según avanzaban, encontraban muchos rastros de que esa nave, estaba siendo utilizada. Posiblemente los últimos inquilinos fueran tan solo vagabundos, pero no podían descartarlo hasta analizar todo más detenidamente en el laboratorio. A su paso encontraban: Botellas de whisky y ginebra, con bastante polvo en el exterior; colillas, jeringuillas, envoltorios de caramelos y bollería industrial. Nada de ello parecía relevante para la investigación. Cuando llegaron cerca del ascensor, al mayor de los dos técnicos le llamó la atención un destello. Esté venia de una pequeña puerta oculta tras unas vigas de sujeción. Desde la puerta de emergencia, no podía ser vista. Llamo a su compañero, que en seguida se colocó a su lado. Entraron muy despacio a la oscura estancia, mirando donde colocaban sus pies, para no contaminar nada. Con el pequeño haz de luz que desprendían las linternas, recorrieron la habitación. Aquello era sobrecogedor. - Llama, inmediatamente a los inspectores, y suminístrales protectores de calzado y guantes. Esto tienen que verlo con sus propios ojos….¡corre!. 52
  • 51. Miguel, que es como se llamaba el más joven y de menor rango de los técnicos, obedeció inmediatamente la orden. Los inspectores, aún seguían sentados en las escaleras, mientras almorzaban unas hamburguesas. - ¡¡Inspectores!! Hemos encontrado algo…. Pero esperen a que les de material y les conduciré hasta dentro. No dio tiempo de respuesta, corrió hasta al coche oficial y sacó del maletero lo necesario. Una vez delante de los inspectores, les apremio a que terminaran su comida. - ¿Qué habéis encontrado muchacho?- le interrogo Jorge, mientras se limpiaba las manos de Kétchup - Cerca del ascensor, hay un pequeño cuarto. No se ve desde la puerta por estar oculta por una viga. Lo que hay dentro….¡ Mejor que lo vean!. Una vez entrado en el almacén, Carla y Jorge se colocaron los protectores y los guantes. Miguel los condujo hasta su compañero. Este había encontrado el interruptor de la luz, dejando a la vista un espeluznante retablo. El cuarto no tendría más de ocho o nueve metros cuadrados, y no había más mobiliario que una pequeña mesa de aluminio. Sobre esta, descansaban unos viejos cuadernos con las tapas de cuero, ennegrecidas por el uso y el tiempo. Una cámara digital réflex , de última generación, descansaba junto a ellos. En la repisa posterior de la mesa, una impresora de fotografías. Lo que faltaba en aquella imagen era sin duda un ordenador. Las paredes del angosto cuarto estaban repletas de fotografías de mujeres muy bellas de diferentes edades. Madres en la puerta de un colegio, otras cargadas con bolsas al salir de un supermercado, en un parque… junto a esas fotos que redactaban las vidas cotidianas y 53
  • 52. normales de todas ellas, colgaban la de los cuerpos desmadejados e inertes de seis de ellas. Carla reconoció de inmediato algunas. - ¡Jorge!- no era capaz de articular palabra – ¡Esta es Anabel Rodríguez…! - ¡Y estas son Cristina, Victoria y Almudena!… los tres casos que encontré ayer… - ¿Saben que es esto?- pregunto el técnico. - Si- Contesto Carla en un suspiro de angustia.- Es el “cuartel” de nuestro asesino… - ¡mierda Carla! - ¿Qué sucede? - ¡Acabamos de joder una oportunidad muy buena de atraparle!… - Aún podemos esperarle y atraparle… - Piénsalo bien…, si tenemos en cuenta la naturaleza de ese asesino… evitó llamarlo “vampiro” delante de los dos científicos.- no se acercara a este almacén. - ¿Ni dejando las cosas como las encontramos? - Ni aún así. Aunque le esperáramos un ejército al completo aquí dentro, estoy convencido de que nos detectaría y huiría… - ¿Quién sería capaz de darse cuenta? .- intervino Miguel - ¿Cómo te llamas?.- preguntó Jorge. - Miguel - ¡Bien Miguel!, mira estas fotografías. Es una persona muy meticulosa, y observadora. Ha estado vigilando a sus víctimas, las ha seguido y fotografiado antes y después… Pero no hay ni una sola foto de la última víctima… Por alguna extraña razón, el ataque de la otra noche no estaba en sus planes. Y estoy convencido de que sospecha, que al estar tan cerca de donde dejo el cuerpo, esta nave se llenaría de policías. Ponte en su pellejo ¿Volverías a un lugar intuyendo que podrían tenderte una trampa? 54
  • 53. Los dos técnicos y Carla atendieron a la disertación de Jorge. Carla, pudo leer entre líneas, además de lo evidente que reflejaba su compañero, aquella persona no era un humano propiamente dicho o al menos eso creía Jorge, así que con más razón sabría que habían estado allí. - ¿Qué te parece si hago ahora esa llamada pendiente? - Deberías, pero yo te acompañare. Salió del cuarto marcando el número de la tarjeta en su móvil, mientras esperaba la señal escuchaba a su compañero que le mandarán a la oficina, lo antes posible esas fotos. Sabía que el laboratorio tardaría un par de días en analizarlas, pero no los teníamos. Cabía la posibilidad de que la siguiente víctima estuviera en esas paredes. Y eran muchas mujeres anónimas las que había allí retratadas. El tiempo era un bien muy valioso y muy escaso. - Me alegro de que se haya decidido a llamarme. - Tenemos que hablar - Lo sé, ¿Me ha hecho caso respecto a su compañero? - Si… y de hecho, él también quiere hablar con usted Jean –Paul. - Lo celebro… ¿Cuándo? - ¿Dentro de…- Miró a su compañero que se había situado a su lado, le pregunto con señas .- ¡30 min!, ¿en la misma cafetería? - Es un lugar demasiado público para hablar de estas cosas - ¿Prefiere la comisaría?- espetó. - Relajeseeee! No hay porque alterarse. Si va a estar más cómoda en la cafetería, no hay problema… en la comisaria hay demasiados… oídos… 30 min. ¡hasta ahora! - ¡Aggg! ¡será…… arrogante el tipejo este! - ¡Bueno! No le he oído a él… pero tú tampoco parecías muy amable… Vamos, ya he avisado a unos compañeros para que les ayude – señalo 55
  • 54. con la cabeza a los dos técnicos- me gustaría que habláramos primero. La cafetería se encontraba a cinco minutos de la escena del crimen, por lo que perfectamente podían haber ido andando, pero decidieron ir en coche por si tenían que salir con urgencia de aquel local. Aparcaron en la misma puerta, un hecho que en otras circunstancias habrían alabado a su buena suerte. Entraron y se sentaron en la misma mesa del día anterior. - ¡Dos cafés cortados!¡ Por favor! – gritó Jorge al camarero de la barra, mientras se sentaba al lado de su compañera. - ¿Nos mandarán las fotografías? - Sí, me han asegurado que las analizarían esta noche. Mañana por la mañana las tendré en mi mesa. - ¿Por qué Allison Brown, no figuraba en ninguna de ellas? - No lo sé… creo firmemente que fue un acto fortuito, y con las otras fue premeditado. - Tiene su lógica. ¿Crees realmente que se trata de un…? - ¿Vampiro? - Si - Bueno, el estado de los cuerpos me dicen que sí, pero lo que he visto hoy no me cuadra con nada de lo que haya oído o visto nunca… En los libros no dicen que actúen así… - No me digas que sacas tus conclusiones de las novelas de terror… - Carla… Hay más de un siglo de literatura vampírica empezando por el poema de “Lenore” de G.A. Bugër en 1773 o “The Vampyre” de J.W Polidori en 1819”2, incluso antes había baladas y cantos que hablaban de ellos, sin olvidar que algunos grabados egipcios mostraban que un Datos reales: “The Vampyre”.- John William Polidori, retomo un relato de su amigo escritor Lord Byron, siendo la primera aparición literaria de vampiros en el año 1819. “Lenore”.- poema de 1773, escrito por Gohfried August Büger de donde Stoker saca la popular frase “Porque los muertos viajan deprisa” que utiliza en su famosa obra “Drácula” 2 56
  • 55. bebedor de sangre. Pueden que solo sean un mito sacado del folkore de algunos países… pero al igual que los gallegos creen en sus “meigas”, porque no creer que han existido o existen en la actualidad… >>Desde que existen las religiones, estas nos han hecho olvidarnos de todas nuestras leyendas, si creías en algo que no fuera dictado por ello, eras considerado un hereje, y a su vez utilizaban esos mismos monstruos para meternos en el redil… - Y mientras tenían a la humanidad ajena a todo y sumisa en la mayor de las ignorancias...- Continuó Jean- Paul que se encontraba a la espalda de los dos inspectores, estos se giraron a mirarle asustados por su silenciosa presencia.- Nosotros éramos perseguidos, capturados y quemados en las hogueras, junto a brujas e inocentes que fueron juzgados erróneamente. >>No le conocía, y me es grato saber, que no solo posee una mente más abierta que la de su compañera… sino que también es muy culto. - ¡Gracias! Supongo que es Jean-Paul Bousset. - Así es amigo, ¿Qué sabe a cerca de los vampiros? Y no me refiero a la literatura, ya veo que en ese terreno está usted muy bien documentado. - No mucho, se que su alimentación es Sangre, que son nocturnos e inmortales… - Ya veo, si le digo que yo soy uno… ¿qué opinaría? - ¡Es imposible! Aún no ha anochecido. - Entiendo…- Le miró fijamente y le analizo.- Sin embargo, puedo ver que si se lo confirmo, usted me creería sin necesitar probarle nada… >>¿ Y usted Carla?… ¿Ha cambiado de parecer? No… veo que no… pero se encuentra tan perdida, que prefiere seguir la corriente a su compañero… pues escúcheme… la única que se equivoca en esta mesa, es usted… 57
  • 56. - ¡Ya está bien! No sé qué narices se cree que está haciendo…, nadie puede sabe lo que otro piensa, y tenga claro que conmigo se equivoca… así que déjese de jueguecitos y empiece a hablar claro. ¿Cómo sabía que la niña había dibujado alguna pista? - ¿Siempre tiene ese genio?.- le preguntó a Jorge ignorando a Carla y a su pregunta - Siempre que no le salen las cosas como quiere… - Entiendo, habrá que tener paciencia con ella… - ¡Estoy aquí!... así que puede decírmelo a la cara… El rostro de Jean- Paul llameo durante unos segundos, la miró fijamente y poco a poco el acaloramiento de Carla se fue desvaneciendo. Una sensación de tranquilidad y serenidad la recorrió toda la medula espinal, su mente se fue serenando, hasta no recordar porque estaba enojada. La inspectora de un temperamento fuerte se torno en una dulce y dócil muchacha. Jorge observo cómo se producían todos los cambios: como se le relajaba el rostro y el cuerpo, ansió en su foro interno tener ese don. Que útil le habría sido a lo largo de su vida con su compañera y con su mujer, cuantas discusiones y malos ratos se habría ahorrado. - No le durara mucho..- le contestó a una pregunta que no había formulado.- Es demasiado fuerte para que un control mental…, la mantenga calladita mucho tiempo. - Aún así… es muy provechoso… - Bueno, ahora que esta relajada.- le hablo a Carla.- y antes de que empiecen a hacerme preguntas, que contestare con mucho agrado. Les contare a que se enfrentan. Aunque ya lo he dicho con anterioridad y valga la redundancia, han de tener la mente muy abierta a lo que le voy a relatar. 58
  • 57. >>Por supuesto, esto ha de quedar en confidencia, no se debe reflejar en ningún informe…por eso, el motivo de rechazar la comisaria… les ayudare a atrapar a Vladimir, que es así como se llama su asesino, pero han de camuflarlo. Nunca se debe saber su naturaleza. >> Cuando todo esto finalice, yo mismo me encargare de borrarles todos los recuerdos en base a los vampiros, y no volverán a acordarse ni de mi nombre. ¿Entendieron? - ¡Sí! .- contestaron al unisonó. - Comenzare por hablarles de mi, y verán por si solos la relación que tengo con esa niña. Han de prometerme que ante todo la mantendrán a salvo.- Ambos afirmaron con la cabeza. Antes de comenzar su historia, llamo al camero y le pidió que trajera una botella de whisky, una jarra de agua y vasos. Cuando este los depositó en la mesa, junto a unos refrescos solicitados por Carla, Jean-Paul le pido que no se acercara a la mesa si no era llamado por él. Con el miedo metido en el cuerpo por ese extraño cliente, accedió de inmediato a seguir sus órdenes y avisó a sus compañeros que hicieran lo mismo. El dueño de la cafetería al oír a su empleado las instrucciones dadas por aquel extraño, se acercó a la mesa pidiendo autorización antes con la mirada, les ofreció una sala privada. Jean- Paul accedió a trasladarse a esa sala, al notar la inquietud del dueño, muy amablemente le explicó que la compañía que tenía eran de la policía, y que no se realizaría nada ilegal en su establecimiento. Jorge le mostró la identificación apaciguándole por completo. La salita de cerámica verde, a la que se accedía por un estrecho y oscuro corredor junto a la cocina, hacia tanto las funciones de comedor para los empleados como sala de timba. No había ninguna puerta, tan solo una cortinilla de juncos de madera. Pero estaba lo suficientemente alejada del salón y la barra, para que nadie escuchara nada. 59
  • 58. Una mesa de madera maciza se encontraba en el centro de la sala, y dispuesto en los laterales, unas cámaras industriales de hostelería. Encima de una de ellas, el camarero que les seguía colocó diversas botellas de alcohol, como whisky, ron, ginebra y una gran cubitera con hielo. - En estas cámaras, encontraran, tanto agua como refrescos… sírvanse a su gusto, así no tendrán que avisar a nadie. Si quieren algo de comer, tienen este telefonillo que se comunica con la barra, yo les atenderé y se lo pasare por esta ventana de acceso a la cocina. ¡Espero que sea de su agrado! - Es perfecto caballero, muchas gracias y perdone si he asustado a su empleado. - ¡Tranquilo! Ya se sabe como es la gente joven… enseguida se ponen a especular y se asustan ellos solos… ¡Están en su casa caballeros! El anciano salió por el corredor dejando tras de sí a los dos policías con Jean- Paul. A Jorge le invadió el terror al pensar, que estaban a solas con un monstruo mítico y legendario. Nada más terminar sus palabras en su mente, una sensación de alivio y tranquilidad le recorrió el cuerpo. Intuyo que le estaba sucediendo lo mismo que había visto, unos minutos antes, en su compañera. Se sirvieron algo de beber y tomaron asiento. - Tal y como has comentado, Jorge- comenzó Jean- Paul a hablar.- la historia de los vampiros es tan vieja como el mundo. Las desventuras de mis antepasados pasaron de boca en boca, a través de los siglos. Pero la naturaleza humana siempre tiende a disfrazar la verdad, por lo que vistieron la realizad con gran parte de imaginación, creando los mitos. >> Muchos de los escritores del siglo XVIII, escribieron sus libros en base a esas supersticiones y leyendas, siendo en cada país, en cada ciudad criaturas diferentes. Algunos de los rasgos eran iguales, y las únicas que se podrían decir que eran ciertas. Los vampiros son bebedores de 60
  • 59. sangre, siempre ha sido así y siempre lo será. Pero como en todas las razas, los ha habido buenos y malos. >> Referente a lo literario, muchos han querido marcar nuestro lado más cruel y asesino, y en otros el más romántico y galán. El mundo ha sido ajeno a nosotros, a nuestra realidad, durante toda su existencia, y por el bien mismo de la humanidad ha de seguir siendo así. Se podría cambiar la historia, si se conociera la naturaleza de muchos de los ídolos y personalidades de la sociedad. >> Se han ganado guerras, gracias a la fuerza e inteligencia de los vampiros, y aunque fueran o no equivocadas, han sido importantes para el desarrollo del hoy. Yo mismo desconocía, como Napoleón Bonaparte, tuvo tanto éxito en muchas batallas difíciles de ganar, hasta que forme parte de una de ellas… >> A finales de 1812 nada más cumplir los dieciocho años, lo único que ansiaba pertenecer a las fuerzas Napoleónicas, alistándome a filas ese mismo año. Participe en la famosa “Batalla de Leipzig”, y si conocéis la historia… no fue de las más afortunadas. >>El 19 de Octubre de 1813, sufrimos una terrible derrota, y aún contando con la ayuda de los aliados, no éramos suficientes combatientes para ganar. No solo nos ganaban en número, que nos rebasaban en con más de 200 o 300 soldados sino que algunos de ellos tenían una fuerza inusual. Yo juraría que maté al mismo soldado unas diez veces, y como yo… mis compañeros tenían esa misma duda, esos nos aturdía y nos angustiaba, mermando nuestras defensas. >>Esa noche, Napoleón, ordenó la retirada, heridos en cuerpo y en alma, partimos rumbo a casa, rezando al menos por llegar. Pero la estupidez humana rompe todas las barreras. En Elster, se derruyó un puente por error, quedando todavía por cruzar la retaguardia, posición en la que yo me encontraba. Nos tiramos al rio para cruzarlo a nado, 61
  • 60. pero nuestros esfuerzos fueron inútiles. El “enemigo” nos apresó en el intentó. >> Jóvenes y estúpidos como éramos en ese tiempo, nos aferramos a nuestras armas y contraatacamos. Pero fue inútil, nos redujeron brutalmente, al menos muchos murieron con honor, intentando defenderse. Ahora, lo veo absurdo… >>Acabe preso junto con cientos de soldados, uno de ellos “Marco”, había compartido conmigo más de una noche de trinchera. Lo consideraba mi amigo, y durante batalla, siempre peleábamos juntos, hombro con hombro. Era un soldado asombroso, siempre salía ileso y con una larga lista en su ballesta. >>Soy consciente y aún hoy le agradezco, que siendo capaz de huir de aquella masacre, se quedara a mi lado. Yo estaba herido de gravedad, sabía que no me quedaba mucho tiempo de vida, y le insté con todas las fuerzas que me quedaban que escapara de aquel infierno. Pues no sabíamos que nos depararía el futuro, si seguíamos vivos para verlo. >>Una noche, en el campamento donde nos tenían presos, mientras curaba mi mal logrado cuerpo, me contó que era un vampiro. No me asusté, sino que al fin comprendí muchas de las cosas que había visto en esos días de guerra. Comprendí al momento que si él era un vampiro, podía haber más en el otro bando. Recordé como le había visto luchar, y las veces que había visto la misma persona atravesada por mi ballesta una y otra vez. Él me lo confirmo. >> Marco, era de origen español, fue convertido por un vampiro nómada Húngaro. Él se alió con la esperanza de encontrárselo en el frente y darle muerte, ya que había asesinado a su madre y a su hermana, la misma noche que le convirtió a él por error. Pero no lo halló, y sabía que si no había perecido en manos de algún otro vampiro 62
  • 61. que luchaba en nuestras filas, ningún humano le habría conseguido dar muerte. >> Me habló de todos los pormenores de su vida, dándome la opción de poder salvar la mía si accedía a ello. >> Durante la semana que duro mi conversión, Marco no me abandono. Me cuidaba y aleccionaba, para no convertirme en un ser despiadado y cruel. Concluido ese tiempo, debía alimentarme y para ello utilice a los centinelas que nos retenían. Gracias a ello, conseguimos escapar unos pocos soldados. >>El camino a casa, fue largo y tedioso. No para nosotros, que contábamos con una fortaleza inagotable aparentemente, sino porque nos dolía dejar a nuestros compañeros tras nosotros. He de agradecerles que nos sirvieran de alimento antes de que sus corazones se paralizaran por el hambre, las heridas o alguna que otra enfermedad. >> Desde que llegáramos a Francia, nuestra labor ha sido intentar destruir a todos aquellos nómadas asesinos. Marco pensaba que había otras formas de vivir, al menos eso había comprobado en sus 120 años de vida. Y hasta hace bien poco hemos conseguido ayudar y mostrar nuestra filosofía a muchos vampiros. >> Hace unas décadas, Marco y yo nos separamos. El volvió a España y creó un gabinete de psicología, mediante el cual ayudaba a los humanos con algún tipo de don y a los híbridos o semi-vampiros, como prefiráis llamarlos. Fue en ese gabinete donde conoció a Allison. Ella nunca supo su naturaleza. Hace dos años y medio aproximadamente, me llamó pidiéndome ayuda… Llegué tarde, había sido asesinado. Solo pude camuflar su muerte como si se tratase de un accidente... pero no solo cometí ese error, sino que por mi imprudencia, también asesinaron a Allison…. 63
  • 62. Ninguno de los presentes, fue capaz de articular palabra. Veían conmovidos como Jean- Paul estaba roto de dolor, no podían ni sabían que decir. Toda aquella información era muy difícil de asimilar, y más aún no sabían cómo deberían de actuar. Esperarían a que se recobrase para realizarle todas las preguntas que les martilleaban la cabeza. Transcurridos unos minutos, alzó la mirada para contemplar a sus oyentes. Sus mentes eran un hervidero de preguntas, no les dio tiempo a formularlas y siguió con su discurso. - Cuando Marco abrió su gabinete en Madrid, adoptó la identidad de Marcos García, bajo ese nombre se casó con Allison Brown. Como ya saben, ella tenía el “don” de la precognición, pero era limitado. Veía con poca antelación los sucesos, y estas visiones la llegaban cuando tocaba directamente al individuo en cuestión. Si la hubiesen ayudado en su juventud, el poder podría haber evolucionado, pero con el tratamiento psiquiátrico que recibió, lo volvieron un “don” bastante agresivo para ella. Bloqueándole incluso el sueño. Marco o mejor dicho Marcos, intentó reeducarla. Durante el tiempo que estuvieron juntos, Allison mejoró bastante, al menos conseguía dormir más de seis horas seguidas. >> Cuando Marcos me llamó para solicitar mi ayuda, me habló sobre la investigación que había estado llevando acerca del húngaro que le transformó. Estaba bastante cerca de encontrarlo, lo sabía porque Allison pudo verle una noche al tocar a su marido. Pero como les he dicho, no eran muy claras para ella, pero si lo suficiente para que él supiera donde buscar. Le rogué que me esperara, pero era impaciente, el vivir 497 años no había mejorado ese rasgo. Ni siquiera se despidió de su familia, estaba tan cegado por la venganza que infravaloró a 64
  • 63. Vladimir. Cuando lo encontró en Barcelona, ya había sembrado la muerte de veinte mujeres, y se cobró la suya también. >> Antes de enfrentarse a él, me llamó desde su hotel, por lo que me fue fácil localizarle. Pero llegué demasiado tarde. La única norma que tenemos los vampiros es pasar desapercibidos, Vladimir no la lleva a cabo. Dejó su cuerpo decapitado en el puerto, junto con el de una víctima. Arrojé la mujer al mar y recogí a Marcos, cogí su coche y lo conduje por la AP7 a toda velocidad. Me aseguré de que los radares captaran la matrícula y estampé el coche contra la mediana. Después de dar varias vueltas de campana, salí disparado por el parabrisas en la última e inmediatamente me levanté y saqué el cuerpo del maletero. Al quedar el coche boca abajo, me fue fácil colocar el cuerpo y su cabeza de modo que pareciese que el propio cristal, junto con la fuerza centrifuga del giro le había decapitado, e inmediatamente incendié el depósito del coche. >> Mientras esperaba que la Guardia Civil se presentara, observé como el cuerpo de mi amigo ardía dentro de su coche. En las sombras, pude oír como llamaban a Allison, e incluso como ella sollozaba. >> Esta es mi historia, que está lejos de haber contestado a todas sus preguntas, pues veo que tienen muchas más. Pero creo que deberíamos descansar un poco. Leo en la mente de Jorge que tiene hambre y que desea llamar a su mujer. ¿Cierto? - Ahhh! Si.. – contestó sorprendido.- ¡Gracias!. ¿lees la mente verdad? - Si, ¿No te lo comentó Carla? - No, lo siento…- se adelanto ella- pensé que solo era una forma de hablar. - Si me disculpáis voy a llamar a María, tiene que estar de los nervios. ¿Te pido algo de comer Carla? 65
  • 64. - Si, gracias… pídeme lo mismo que tú. Jorge salió de la salita, todo lo que Jean-Paul había contado era fascinante. Por mucho que había leído sobre ello, nunca se había podido imaginar algo así. Pidió en la barra al dueño algo de cenar y salió a la calle para hablar tranquilamente. Mientras, en aquel cuarto, seguían Carla y él solos. Uno enfrente de otro, sin mirarse, sin hablarse. Carla sabía que podía leerle la mente, e intentaba bloquear todos sus pensamientos. Jean- Paul tan solo la observaba… Tras unos minutos de incomodo silencio, él se decidió a hablar. - Siento haberla presionado! Creo que he sido algo arrogante con usted. - ¡No se disculpe! Yo tampoco he sido muy diplomática. - ¿Puedo tutearla? - Si, será mejor dejar tanto formalismo si vamos a trabajar juntos. - Ummm, ¿Intuyo un cambio de mentalidad? - Es lo menos que puedo hacer, después de escucharte…Pero esto me parece… no sé cómo decirlo… demasiado fantástico y aterrador. Me cuesta creer que llevéis tantos años a nuestro alrededor. Me da miedo, hasta planteármelo. - Por eso pasamos desapercibidos. No nos ocultamos físicamente, podemos llevar una cierta apariencia que se asemeja a la normalidad. Pero nunca desvelamos nuestra naturaleza, por ese mismo motivo. - ¿A qué te refieres con “apariencia”? Sí necesitáis sangre para vivir, como podéis pasar desapercibidos… - Carla, somos muchos los que no cazamos para alimentarnos. No sentimos el instinto de mataros, porque hemos abandonado ese instinto depredador. Podemos hacerlo como una diversión, tal y como cazáis vosotros. Pero preferimos la sangre donada. O si nos apremia la necesidad, la de algún animal carnívoro. 66
  • 65. - Ohm! - Carla, se que tienes miles de preguntas, y todas ellas son para saber hasta qué punto puedes confiar en mí. Solo te puedo decir… que no lo hagas, no confíes. Soy un “asesino”, alguna vez maté hombres y en otras ocasiones a vampiros, pero el hecho es el mismo. No te compadezcas de mi sufrimiento, me lo merezco, es el precio que he de pagar por haber elegido este tipo de vida. Por haber vendido mi alma. Como te dije cuando nos conocimos, no soy peligroso… ahora no…Te necesito para terminar esta labor… pero después, ni yo mismo se que podría sucederte. No lo olvides Pero Carla, no sentía compasión, ni miedo ni duda. Ya no era un desconocido para ella, y le miraba con otros ojos. Un igual que cada día se esforzaba por ser mejor, que luchaba contra los dictámenes marcados por la sociedad o en su caso por su naturaleza. 67