1. MARTES 6 DE AGOSTO DEL 2013
FERNANDO VIVAS
La conjura de los necios
Pillo el nombre de la novela de John Kennedy Toole para deplorar que, entre el diagnóstico de lo que nos
pasa y las soluciones que nos faltan, hay muchos necios empoderados que nos hacen perder el tiempo.
Caso 1. Chavín de Huántar. Por supuesto que el terrorista „Tito‟ fue ejecutado extrajudicialmente. Lo dice la
autopsia y lo dice un par de policías que vieron cómo se lo llevaba, vivo, el inefable teniente coronel
montesinista Jesús Zamudio. Pero el Estado no quiere admitirlo so pretexto de proteger a los comandos. Pues
lo único que han logrado es empantanar el caso y fastidiar al Poder Judicial con sus presiones. De eso trata el
audio de la semana, donde se oye a un concesivo César San Martín ante el entonces procurador ad hoc
Pedro Cateriano, protagonista de varias necias conjuras. Caray, que el Estado se allane de una buena vez y
que se genere un pacto nacional para defender a los comandos, inocentes de la intervención de los
„gallinazos‟ del prófugo Zamudio.
Caso 2. Nancy Obregón. Claro que estaba embarrada en el narcotráfico cuando era congresista, como lo está
ahora según la Dirandro. Hay que ser un humalista bastante necio para decir “quiero creer que es inocente”
como el flamante presidente del Congreso, Fredy Otárola, y no haber salido de inmediato a convertir el golpe
en buen efecto y gritar que esto es una prueba de que el Gobierno sí le da la pelea al narcotráfico. Y hay que
ser un opositor bastante necio como para dedicarse a fustigar al oficialismo por haber tenido esa joyita entre
sus filas, en lugar de felicitarlo por la detención y exigirle, provocadoramente, nuevas capturas.
Me temo que, llegado a este delicado punto, puedo pecar de idiota queriendo creer que hay opositores que
reaccionan así por necios y no por su rabo de paja.
Ojo, apenas ha caído una representante del campesinado del narcotráfico. Ahora exijamos que caiga un
„narcocongresista‟ urbano (que es casi seguro que lo hay), un „narcoalcalde‟ de distrito limeño (apuesto a que
también hay), un „narcoempresario‟, capo o miembro prominente del cártel, de esos que sacan la cocaína del
país y, en su tiempo libre, lavan activos en el „boom‟ constructor, en líneas aéreas, en negocios portuarios, en
campañas políticas y hasta en las universidades que se resisten a la reforma.
Caso 3. La bronca con la oposición. Los políticos necios suelen tener asesores necios. De un tiempo a esta
parte, al Gobierno, desde Humala hasta Cateriano, pasando por el primer ministro Juan Jiménez, se le ha
dado por provocar al Apra. Como no encuentro una explicación evidente, debo suponer que hay un complejo
análisis detrás, con cifras estadísticas, que determina que golpear a Alan es rentable porque esa bulla
entretiene, la comparación no deja mal parado a Humala y las réplicas alanistas son como los remedos de
Carlos Álvarez, malvados pero incrementan la popularidad del remedado. Además, la bancada del Apra es
minúscula y su pataleta tiene poco efecto en las votaciones.
Mmmhhh. Quizá algún sondeo contratado por Palacio y leído por los ayayeros de Nadine muestre que, en
algunas coyunturas y ante temas específicos, la bronca con Alan fue rentable. Pero esos sondeos no miden la
historia: la bronca impregna al Gobierno de los peores valores de la política tradicional e incide en la
desconfianza general hacia los políticos. En lugar de seguir los dictados de los necios conjurados, que
Humala gobierne sin distracciones.