2. El fascismo es algo más que una de las
formas excepcionales del estado capitalista;
como el bonapartismo, es, al mismo tiempo,
un concepto teórico capital en la teoría
política marxista y que por lo tanto no puede
ser utilizado indiscriminadamente, como si
tan sólo fuera una eficaz etiqueta apta para
vituperar gobiernos represivos.
3. Ahora bien, ¿qué restricciones se desprenden
de todo esto? Principalmente una: la
necesidad de comprender que el fascismo es
una categoría histórica y no un concepto
abstracto-formal. Lo que proponemos,
entonces, es asumir plenamente el carácter
histórico del fascismo como forma del estado
capitalista de excepción y, al hacerlo,
introducir en nuestro discurso elementos
conceptuales que recuperen la historicidad
del fenómeno.
4.
5.
6. El fascismo ha sido, juntamente con el
bonapartismo y la dictadura militar, una de
las formas “clásicas” del estado capitalista
de excepción. Su especificidad, empero, no
se deriva de la súbita aparición en la escena
política de partidos o movimientos de tipo
fascista sino de la profunda reorganización
que impuso al conjunto de los aparatos
estatales y al régimen político la resolución
de la crisis hegemónica de la burguesía
7. en algunos países latinoamericanos –¡y qué
deberíamos decir de ciertos países europeos
y de los Estados Unidos!– es indudable que
una fracción importante del personal político
que ocupa las “alturas” del aparato estatal
es reaccionaria y fascista, pero eso no basta
para caracterizar integralmente la
naturaleza del estado en el que esos grupos
se encuentran incrustados.
8. Puede haber grupos fascistas o “
fascistizantes” en el seno de la propia clase
reinante sin que pueda hablarse –
rigurosamente, se entiende– de estado
fascista. Para esto es necesario ahondar el
análisis y buscar los determinantes
fundamentales allí donde éstos se
encuentran.
9. El fascismo es algo más que una de las
formas excepcionales del estado capitalista;
como el bonapartismo, es, al mismo tiempo,
un concepto teórico capital en la teoría
política marxista y que por lo tanto no puede
ser utilizado indiscriminadamente, como si
tan sólo fuera una eficaz etiqueta apta para
vituperar gobiernos represivos