Se realiza un análisis de la importancia, trascendencia y necesidad de la gestión escolar en las instituciones educativas y del papel que desempeña el equipo directivo en el logro de resultados.
1ro Programación Anual D.P.C.C planificación anual del área para el desarroll...
La gestión escolar (ensayo)
1. LA GESTIÓN ESCOLAR: LA JUGADA MAESTRA
El aprendizaje, en toda la extensión de su significado, no es ajeno a nosotros;
forma parte de nuestra vida, desde que nacemos hasta que morimos. Mucho de lo
que somos, de lo que hacemos y de lo que pretendemos llegar a realizar, se lo
debemos al aprendizaje. Luego entonces, juega un papel fundamental en la vida
del hombre. Pero, ¿cómo podemos interpretar los significados de esta palabra?
¿Dónde, cuándo y cómo aprendimos a aprender? No somos los primeros ni los
últimos en hacernos estas preguntas, se cuentan por decenas las que existen en
diversas fuentes, pero, considero que lo más importante es la respuesta que se ha
dado a las mismas y es de ahí de donde quiero partir para desarrollar el presente
tema. Empezando por la primera, quiero señalar que existen varios autores que lo
han conceptualizado como “la adquisición de un conocimiento, habilidad o
destreza, realizada por medio del estudio o la experiencia (práctica)” y otros tantos
que lo han considerado como un proceso que inicia pero nunca termina y que
consiste en la incorporación de conocimientos, habilidades, información, actitudes
y/o conductas que realiza una persona hacia su persona, integrándolos a ciertos
conocimientos preexistentes con los cuales los relaciona y sintetiza, para
otorgarles una utilidad práctica en su quehacer cotidiano (Aprendizaje
significativo).
Respecto a la segunda pregunta, quiero contextualizarla y ubicarla en el ámbito
escolar y de esta manera hacer referencia al aprendizaje que se realiza de manera
formal en las instituciones educativas, considerando a estas como verdaderas
comunidades de aprendizaje. Dicho lo anterior, me permito contestar esta
pregunta, expresando que el momento y el lugar donde aprendimos a aprender de
manera formal fue en el momento en que ingresamos a una Institución Educativa,
ya que esta constituye, como ya lo señalamos, nuestra primera y más grande
comunidad de aprendizaje. Ahora bien, debemos preguntarnos: ¿En quien radica
la gran responsabilidad de guiar, conducir y operar a estas comunidades? ¿En
qué consiste su labor y de qué manera la realiza? Permítaseme contestar estas
preguntas con una analogía: De igual forma que se estructura el hogar de una
familia, donde existen personas responsables de la conducción de las actividades
que en ella se realizan, de este mismo modo en una Institución educativa dicha
responsabilidad recae en el Director y su equipo de colaboradores. Ahora bien, si
la responsabilidad de los padres de familia es sacar adelante a los miembros que
la integran, se considera al equipo directivo como responsable de los resultados
que se obtienen en una institución educativa, de ahí la importancia de que dichos
responsables realicen actividades de planificación, organización, ejecución y
control, es decir, pongan en acción la labor administrativa y, además, realicen el
compromiso de “impactar positivamente en el aprendizaje de los alumnos” que
2. acuden al centro escolar al que pertenecen. A esta labor a la que hacemos
referencia la denominamos Gestión Escolar y se identifica con las acciones que
emprende el equipo de dirección de un establecimiento educativo en particular.
Volviendo a la analogía, lo que pretenden (objetivos, propósitos, etc.) los
responsables de un hogar con su familia, es otorgarles a sus miembros la mejor
calidad de vida que les sea posible, optimizando los recursos con los que cuentan
o disponen. De igual modo sucede en el ámbito escolar, Los responsables de
nuestras escuelas, en una actuación de sinergia, apoyados en estrategias
efectivas de gestión y trabajo colaborativo, están obligados a desarrollar y
mantener la calidad educativa que la reforma en este aspecto pretende y que ya
se encuentra señalada en el artículo tercero de nuestra constitución. Para
sustentar lo expresado, retomo la conclusión que Haddad (1990) expresa: “Las
escuelas eficaces y bien organizadas: Disponen de un ambiente bien ordenado,
enfatizan el desempeño académico, establecen altas expectativas para el
desempeño académico de sus alumnos y son dirigidas por profesores y directores
que realizan un enorme esfuerzo por ofrecer una enseñanza efectiva y estimular a
sus alumnos a que aprendan…”. Así es como la Gestión escolar bien realizada,
permea en toda la institución y produce los resultados esperados y, además, tal y
como lo señala Elizondo (2003) “El proceso de enseñanza está influido por actores
que planean y ejecutan las complejas relaciones de aprendizaje. Se ejecuta
gestión educativa cuando un grupo de actores escolares son capaces de ordenar
las interacciones académicas de su centro escolar existiendo reciprocidad entre sí
y orientando sus esfuerzos al cumplimiento de objetivos formativos específicos”.
Quiero referirme ahora, a ese espacio fundamental y trascendental que constituye
el Aula escolar, ámbito medular donde la gestión escolar se hace realidad, pues
constituye el sitio donde aterrizan todos los planes, todas las estrategias, todos los
esfuerzos y todas las intenciones y dónde se encuentra la persona en quien recae
la enorme responsabilidad de transformar, en una realidad presente, todos los
proyectos académicos: El Docente. Es esta figura tan criticada, tan olvidada, tan
desdeñada, quien concretiza la gestión escolar, quien con su labor cotidiana y
silenciosa, inmerso en la soledad de su aula, reengendra, moldea, esculpe, vitaliza
y produce a ese ser que da sentido y razón de ser a todo esfuerzo educativo, a
toda acción y actuación que se lleva a cabo en una escuela y quien, finalmente
recibe el resultado de la actividad realizada por la gestión escolar: El alumno.
De esta manera es como llegamos al binomio-escolar, permítaseme denominarlo
así, quien en su interactuación diaria, constante, permanente y armónica, realizan
la construcción de esa estructura singular que constituye el aprendizaje
significativo. Es por esta razón, así lo considero, que Tharp (2002) los llama
“reales protagonistas del que hacer institucional”, ya que son ellos y nadie más
3. que ellos quienes, en el escenario del aula, dan vida al argumento sui generis que
los escritores de la institución escolar redactaron con la mejor intención.
Quiero finalizar mi participación señalando que la gestión escolar constituye la
jugada maestra que es imprescindible implementar para que la reforma educativa
adquiera verdadero sentido; la pieza fundamental que es necesario mover para
colocar en el centro de la acción educativa a la institución escolar; el proyecto que
se requiere desarrollar para lograr verdaderos y significativos resultados
educativos. Como ya lo puntualizó Comboni (2000), “Este nuevo espacio
institucional demanda un estilo de gestión diferente y es necesario crear una forma
de hacer escuela que permita generar aprendizaje para los estudiantes, para los
profesores y el equipo directivo, para los padres y para la institución en su
totalidad. A esta modalidad de conducción escolar se le llama gestión escolar”.
Definitivamente, la Gestión Escolar debe de ser desarrollada en cada unidad
educativa de manera consciente, responsable, inteligente, comprometida, solidaria
y con una visión diferente de lo que se debe realizar en todas y cada una de las
escuelas de nuestro país, de nuestro estado y de nuestra localidad.
Age02400 FERNANDO MATIAS MATIAS.