Para tener éxito en los mercados internacionales, los productos deben ser artesanales, producidos total o parcialmente a mano y utilizando materiales sostenibles, además de poseer características distintivas como ser funcionales, estéticas o simbólicas. Algunos ejemplos de productos artesanales exitosos son la cerámica, productos de fibras naturales, joyería y zapatos de cuero. Además, los productos deben incorporar nuevas tecnologías, materiales innovadores o diseños tradicional