Indicaciones y contraindicaciones de la sonda vesical y sonda nasogastrica.pptx
La glándula tiroides y la alimentación
1. La glándula tiroides y la alimentación
En las últimas décadas han tomado gran importancia las enfermedades relacionadas con
la glándula tiroides, especialmente el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, con las graves
consecuencias que se derivan de ellas.
Estos dos desarreglos son diametralmente opuestos, tal y como su nombre indica, ya
que se refiere a una excesiva actividad en el caso del hipertiroidismo y una
prácticamente atrofia en el caso del hipotiroidismo. Si lo relacionamos con la
alimentación, sabremos que en ambos casos habrá alimentos que nos beneficiarán y
otros que será necesario evitarlos, invirtiéndose los papeles según tengamos una u otra
enfermedad.
Enfermedades de nuestro tiempo
Cada día son más los casos detectados de estas alteraciones de la tiroides sobre todo a
nivel del mundo occidental, lo cual nos da dos pistas muy relacionadas con el estilo de
vida de nuestra civilización. Por un lado, y este es el motivo principal de este artículo, la
deficiente alimentación desarrollada cada vez más en Occidente, ya sea por las prisas,
por el fast-food, por la mala calidad de los alimentos que consumimos, por la excesiva
presencia de transgénicos, por falta de ejercicio o sedentarismo o por una dieta
desequilibrada.
Y por otro lado, este tipo de enfermedades son de las denominadas auto-inmunes,
enfermedades que crecen de forma alarmante en la sociedad consumista y sobre las que
cada día más se demuestra científicamente su relación con las emociones. Estrés,
miedos, deficiente comunicación personal y emocional, rabias, autoestima baja, etc.., en
definitiva, una mala gestión emocional, degenera en este tipo de enfermedades, de las
que también forman parte las alergias, asma, cáncer y as enfermedades tiroideas.
Actualmente se calcula que un 12% de la población del llamado Primer Mundo padecen
de este tipo de disfunción, si bien se centra mayoritariamente en la población femenina,
2. posiblemente más sensibles a las emociones, en una proporción de 3 a 1. Lo más
complejo de estas enfermedades es que no presentan unos síntomas específicos, sino
que la mayoría de ellos son comunes a otros tipos de afecciones, lo que hace que se
afronte el tratamiento en una fase muy avanzada, cuando una de las bazas importantes
es atajarlas en fases muy precoces.
Funcionamiento de la tiroides
El trastorno más habitual de la glándula tiroides es el hipotiroidismo que consiste
cuando la glándula deja de funcionar y por tanto producir la hormona llamada tiroxina.
En la hipófisis se produce una hormona conocida con las siglas TSH (hormona
estimulante de la tiroides).
Cuando la tiroides, por el motivo que sea, deja de fabricar tiroxina, la hipófisis lo
detecta y para compensarlo empieza a fabricar más cantidad de TSH. Este aporte extra,
estimula la tiroides para libere más hormona tiroidea o tiroxina. En el caso de que esta
secuencia sucediese al contrario, es decir que existiese una producción excesiva de
tiroxina por parte de la tiroides, la hipófisis paralizaría la producción de TSH, lo cual
también supone un problema al que llamamos hipertiroidismo.
La función de la tiroxina es regular el metabolismo celular en general, lo que nos da una
idea de la importancia que tiene en nuestro cuerpo. Cuando la tiroides reduce su
producción, el metabolismo se ve relantizado y consecuentemente, produce un aumento
de peso corporal. Otros síntomas son debilidad muscular, sensación de cansancio,
hipotermia o continua sensación de frío, reducción de la actividad mental, caída de
cabello y debilidad en las uñas, piel seca o subida no justificada de colesterol. Como
decíamos antes, estos síntomas son muy comunes a otras dolencias, lo que dificulta su
detección. También su carencia en los primeros años de vida dificulta el crecimiento.
Lo contrario sucede cuando se produce una hipersecreción de la hormona: se acelera el
metabolismo, concretamente en los primeros años de vida puede dar lugar a un
crecimiento descontrolado, también llamado gigantismo. Además de ello, el
hipertiroidismo, menos habitual que el hipo, puede provocar un desmesurado apetito,
irritabilidad, nerviosismo, taquicardia y exceso de calor.
Alimentación en el hipotiroidismo
En el hipotiroidismo, el tratamiento médico es muy simple, ya que se trata solamente
de regular los niveles de TSH mediante píldoras de L-Tiroxina, pero sobretodo,
regulando la alimentación.
Lo más importante es llevar una dieta hipocalórica, es decir, baja en calorías, dada la
tendencia a aumentar de peso. Por ello reduciremos al máximo el consumo de grasas, la
cantidad de las porciones en cada comida y eliminar los productos refinados, como
azúcar y harinas, por ejemplo bollería . Por otro lado, introduciremos en nuestra
alimentación alimentos ricos en yodo, empezando por usar sales yodadas y sobre todo,
distintos tipos de algas, como kombu, espirulina, fucus, agar-agar, nori o wakame. De
todas estas algas, podemos encontrar en la dietética sales que las contienen.
Después de ello, pescados azules (caballa, atún, salmón, arenque, sardina), bacalao y
gambas. Para continuar, legumbres y verduras, especialmente las acelgas, las espinacas
y los berros. En cuanto a frutas, las más indicadas son el plátano y la pera.
3. Otro aspecto de la alimentación es reducir aquellos alimentos que consumen yodo y que
por tanto nos van a perjudicar. Todo alimento graso, como quesos, o que contenga
azúcar, no está recomendado, al igual que el consumo de alcohol y de bebidas
refrescantes que contengan excitantes.
Alimentación e hipertiroidismo
Ocasionado a menudo por épocas de alto nivel de estrés y de presión psicológica, una
buena alimentación se convierte en esencial.
En este desarreglo, también existe sensación de cansancio y en las mujeres, alteraciones
del ciclo menstrual, pero a diferencia de el hipotiroidismo, se tiende a perder peso sin
motivos y son características propias un aumento de irritabilidad y de nerviosismo.
Los alimentos principales a consumir son las llamadas crucíferas, que se deben
consumir crudas o cocinadas al vapor, entre las que destacan el brócoli, las coles de
Bruselas, la coliflor, los nabos y todo tipo de repollo. Todos estos vegetales tienen la
características de disminuir la producción de tiroxina.
Con menor intensidad, pero igualmente beneficiosas tenemos las zanahorias, apio,
calabaza y como fruta principal, el higo, así como uvas, granadas, castañas y nueces.
También nos convienen alimentos ricos en Litio, por el tema de nerviosismo e
irritabilidad, como son espárragos, perejil, patatas y como fruta, el melón, de conocidas
cualidades refrescantes y relajantes.
Un producto dietético que podemos encontrar en cualquier tienda especializada, es la L-
Carnitina, que está demostrada que reduce la actividad tiroidea.
Alimentos comunes
Hay algunos alimentos que son beneficiosos en ambos casos de alteración de la
tiroides. Se trata de alimentos cuya función no es estimular ni detener la producción de
tiroxina, sino de mantener un equilibrio en su producción. La sustancia que realiza esta
función es la rafanina y el alimento estrella que la contiene es el rábano negro. También
la encontramos en cereales integrales y todo tipo de germinados, especialmente el de
trigo, por su alto contenido de vitamina B.
Por último, no olvidemos nunca el alimento neutro básico para la vida y de extremada
necesidad en estas afecciones: el agua, fuente de la vida. Una buena hidratación es
realmente necesaria e imprescindible.
Jaume Queral
Naturópata