La Dictadura de Primo de Rivera se estableció en 1923 debido a la inestabilidad política y social en España tras la crisis del sistema de la Restauración. Primo de Rivera suspendió la Constitución y gobernó a través de un Directorio militar hasta 1925, período en el que persiguió a los nacionalismos y al movimiento obrero. Entre 1925-1930 lideró un Directorio civil que promovió el desarrollo económico pero fracasó en su intento de crear un partido único. La Gran Depresión debilitó el apoyo
Análisis de la Implementación de los Servicios Locales de Educación Pública p...
Dictadura
1. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930).
Introducción
La Dictadura de Primo de Rivera fue consecuencia de la crisis del sistema de la Restauración. La guerra de
Marruecos, y especialmente las consecuencias del desastre de Annual, la inestabilidad política y la agitación social,
llevaron al general Primo de Rivera a implantar una dictadura (1923-1930), a suspender la Constitución de 1876 y el
sistema de partidos políticos.
Causas de la Dictadura de Primo de Rivera
Entre los factores que explican el establecimiento de la Dictadura podemos citar los siguientes:
- Fin del sistema de alternancia de partidos y descomposición del sistema canovista. Los enfrentamientos entre
liberales y conservadores, y las rivalidades dentro de cada partido, acabaron con el turno pacífico de los gobiernos de la
Restauración. Así, entre 1914 y 1923, los diferentes gobiernos que se sucedieron fueron incapaces de lograr la
estabilidad política del país, con lo que fue ganando aceptación la idea de una intervención del Ejército.
- La crisis de 1917 que acentuó la crisis del sistema de la Restauración con una triple crisis:
a) Crisis en el estamento militar como consecuencia de la guerra de Marruecos y la política de ascensos
militares por méritos de guerra, que beneficiaba a los militares “africanistas”.
b) Crisis en el sistema político, en la que se llegó a cerrar las Cortes y a celebrar una Asamblea de
Parlamentarios en Barcelona que exigía la reforma de la Constitución.
c) Agitación obrera revolucionaria, con una huelga general promovida por los sindicatos UGT y CNT que
desembocó en revueltas, violentamente reprimidas por el ejército.
La crispación social existente, traducida en frecuentes huelgas, en conflictos en el campo, en cierres patronales en
Barcelona, donde la tensión entre obreros anarquistas y empresarios había degenerado en un clima de violencia y
atentados.
La influencia de la revolución bolchevique y de la III Internacional (comunista), en el marco de la cual se fundó en
1921 el Partido Comunista de España (PCE), no fue ajena a este clima de tensión social.
- La creciente radicalización de los nacionalismos catalán y vasco, que se declararon abiertamente independentistas:
fue el caso del partido Estat Catalá de Francesc Maciá, en Cataluña, y del Partido Nacionalista Vasco (PNV), cada vez
más implantado en el País Vasco.
Dos acontecimientos adversos vinieron a aumentar la tensión en la sociedad:
- El asesinato del presidente del gobierno Eduardo Dato (marzo de 1921) a manos de los anarquistas, partidarios de
provocar la revolución mediante la violencia.
- La derrota de Annual en la guerra de Marruecos (julio, 1921), que provocó 14.000 bajas en el ejército español y una
gran conmoción en la opinión pública. El desastre militar originó una investigación sobre las responsabilidades (el
llamado Informe Picasso) y levantó numerosas críticas contra el ejército.
El golpe de Estado
En este ambiente de deterioro político-social, el 13 de septiembre de 1923, al capitán general de Cataluña, Miguel
Primo de Rivera, le bastó un telegrama y la consulta al resto de capitanes generales para dar un golpe de Estado que
acabó con el liberalismo y la Constitución de 1876. El golpe militar, que contaba con el apoyo del rey Alfonso XIII,
encontró escasa oposición, y tras el mismo, el rey le encargó formar gobierno, constituyéndose así un Directorio Militar
que suprimió el régimen parlamentario, la actividad de los partidos políticos y disolvió las Cortes.
A esta iniciativa se sumaron el ejército, la Iglesia las élites políticas, económicas y sociales y las clases medias, todos
ellos temerosos de la alta conflictividad social que se extendía por España. Además, al proclamar el carácter
transitorio de la dictadura, surgida como iniciativa para acabar con el caciquismo, con la indisciplina social y para
liberar al país de los “profesionales de la política”, fue aceptada por gran parte de la sociedad española e incluso por un
amplio sector del PSOE, que aceptó la nueva situación a cambio de mejoras sociales como el seguro de desempleo y de
enfermedad para la clase trabajadora.
El golpe de Estado impuso así un gobierno fuerte e inauguró una etapa en la que se distinguen dos períodos:
El Directorio Militar (1923-1925)
Tras el golpe militar, Primo de Rivera afirmó que la situación sería transitoria mientras se solucionaban los
problemas políticos y sociales del país (lograr la paz social y el orden público, solucionar la guerra de Marruecos,
reorganizar la Administración central y municipal, etc.…).
Entre 1923 y 1925, el gobierno tuvo un fuerte carácter militar, estuvo dirigido por el propio Primo y nueve militares
más, mientras que los ministerios pasaron a ser ejercidos por meros funcionarios sin atribuciones verdaderamente
gubernamentales. La dictadura se caracterizó en estos años por:
a) Una política represiva que se manifestó en los siguientes aspectos:
- Persecución de los nacionalismos catalán y vasco, considerados amenazas para la unidad nacional.
- Persecución del movimiento obrero radical, principalmente dirigida contra la CNT, anarquista, y contra el
PCE.
- Abolición de libertades individuales, como la libertad de imprenta y de enseñanza y la implantación de la
censura de prensa.
2. b) Solucionó el problema de la guerra de Marruecos en 1925, con la colaboración de Francia. Para ello, llevó a cabo
el desembarco de Alhucemas y derrotó a las tribus marroquíes lideradas por Abd-el-Krim, que se entregó a los
franceses. Esta acción le hizo ganar a Primo de Rivera un amplio favor entre la opinión pública.
El Directorio civil (1925-1930)
Con una situación del país más estable, y aprovechando la popularidad conseguida por finalizar la guerra de Marruecos,
Primo de Rivera, en lugar de retirarse, formó un nuevo gobierno en el que dio entrada a personalidades civiles, como
Calvo Sotelo (Hacienda) y el conde de Guadalhorce (Fomento). Bajo influencia del fascismo italiano de Mussolini,
intentó crear un partido único, la “Unión Patriótica”, y convocó una “Asamblea de Notables” con carácter
constituyente con la intención de sustituir definitivamente al caduco sistema de partidos de la Restauración. Pero al
carecer de una base ideológica definida y de suficientes apoyos populares, la experiencia resultará un fracaso.
En cambio, lo que si consiguió el Directorio, al amparo de la expansión económica internacional de los llamados
“felices veinte”, fue un amplio despegue económico que empujó al país hacia a la modernidad, con destacadas
realizaciones como las siguientes:
- Numerosas obras públicas: construcción de una amplia red de carreteras, mejora de los ferrocarriles, y realización de
obras hidráulicas para un mejor uso del agua mediante las Confederaciones Hidrográficas.
- Creación de monopolios del Estado en diversos sectores, como CAMPSA (petróleo), Iberia (aviación) y Compañía
Telefónica (teléfonos).
- Impulso de la actividad industrial, especialmente en torno a Madrid y Barcelona, con el fomento de industrias
eléctricas y químicas y el desarrollo del sistema financiero, con la creación de entidades financieras y de sociedades
anónimas.
- Desarrollo del sector de servicios: incremento de funcionarios, impulso de los bancos, transportes y
telecomunicaciones, etc.…, posibilitando así el crecimiento de una clase media urbana.
- Finalmente, todo este proceso culminó en la Exposición Internacional de Barcelona y en la Exposición
Iberoamericana de Sevilla, celebradas ambas en 1929 con el boato propio de las dictaduras.
El fin de la Dictadura y la caída de la monarquía
El estallido de la crisis económica internacional (la Gran Depresión de 1929) afectó negativamente a España
provocando el cierre de empresas y el incremento del paro. Este hecho, unido a la pretensión de Primo de Rivera de
mantenerse en el poder provocó que poco a poco fuese perdiendo apoyos entre quienes inicialmente le auparon, y
desde 1928 la oposición a su permanencia fue aumentando entre numerosos sectores:
- Parte de la burguesía, principalmente catalana, por su abierto anticatalanismo, reflejado en la supresión de la
Mancomunidad de Cataluña.
- Intelectuales (Unamuno, Ortega, Valle-Inclán…) que criticaban la falta de libertades, muchos de los cuales fueron
perseguidos, como Miguel de Unamuno, expulsado de su cátedra de la Universidad de Salamanca.
- Militares, que comenzaron a conspirar contra la Dictadura.
- Ambientes liberales y sectores de la izquierda, como el PSOE y CNT, parte de los cuales crearon la “Alianza
Republicana” que consiguió unir a numerosos grupos republicanos.
Falto de apoyos, en medio de una crisis económica y ante las numerosas críticas recibidas, en enero de 1930 Primo
presentó su dimisión al rey Alfonso XIII quien, para evitar “hundirse” con el dictador, la aceptó. El general se exilió en
París, donde moriría unas semanas más tarde.
El final de la dictadura precedió en poco más de un año la caída de la monarquía que tendría lugar en abril de 1931,
al intentar retornar al viejo sistema de los partidos de la Restauración. Para sustituir a Primo de Rivera, Alfonso XIII
encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer (“Dictablanda”), quien retrasó la convocatoria de elecciones
en un clima de creciente agitación. Se vertían contra la monarquía acusaciones de haber colaborado con la Dictadura y
no haber respetado la legalidad, al tiempo que el republicanismo iba en aumento, oposición que se concretó en la firma
del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), integrado por intelectuales, republicanos, catalanistas y socialistas, con el
fin de acabar con la monarquía. Paralelamente, parte del ejército formó una “Asociación Republicana Militar”, mientras
que un sector de los intelectuales, entre ellos Ortega y Gasset, constituían la agrupación “Al servicio de la República”.
La creciente agitación se manifestó a finales de año en la fracasada sublevación republicana de los capitanes Galán y
García Hernández en Jaca, que fueron fusilados, y en la del aeródromo de Cuatro Vientos, igualmente fracasada.
Ante la situación cada vez más tensa, el general Berenguer dimitió en febrero de 1931, siendo sustituido por el
almirante Aznar, quien formó un gobierno de concentración con los políticos de los viejos partidos dinásticos. En un
clima de creciente agitación republicana, para dar una imagen de libertad pero sin exponerse excesivamente, Aznar
convocó elecciones municipales para abril. Aunque las candidaturas monárquicas lograron mayoría de concejales, las
candidaturas republicanas triunfaron en las grandes ciudades, lo que se interpretó como el deseo mayoritario de
implantar la república. Ante ello, Alfonso XIII se decidió renunciar a ejercer la potestad real y abandonó España
camino del exilio, mientras el 14 de abril se proclamaba la Segunda República.
Conclusión
La Dictadura, situada en el “periodo de entreguerras”, no aprovecho la coyuntura para regenerar el sistema y ahondó
más algunos que, con el cambio de coyuntura, terminaron por estallar y supusieron no solo la caída del dictador, sino
también la del monarca que, superado por los acontecimientos, no fue capaz de articular el cambio que la sociedad
demandaba y que proclamación de la II República intentó realizar.