La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
OposocióNrestauracióN1902 1931
1. LAS CORRIENTES REPUBLICANAS. 1898 - 1930.
El sentimiento de fracaso provocado por el hecho de no haber sido capaces de aprovechar el desastre para
poner fin a la política del turno pone a los partidos republicanos ante la necesidad de renovación profunda
de líderes y de programas. Seguirán constituyendo, durante todo el periodo, la fuerza de oposición principal
y la minoría parlamentaria más numerosa, no obstante no conseguirán reagruparse, fracasando en todos sus
intentos.
Las disensiones internas, potenciadas por la escasa cohesión de los partidos, constituidos por la suma de
grupúsculos aglutinados en torno a personalidades de ámbito local o provincial, que a nivel nacional se
vinculan a personajes de renombre nacional, darán al traste con todos los intentos de agrupamiento (creación
de Unión Republicana en torno a Salmerón en 1903, la integración en Solidaridad Catalana en 1906, o la
constitución a la Conjunción Republicano-Socialista en 1909 tras la Semana trágica y la caída de Maura) y
explican su éxito en la política periférica y su fracaso en la nacional.
A partir de principios del S. XX empiezan a destacar nuevas figuras:
Blasco Ibáñez impulsa en Valencia un movimiento republicano, de carácter populista que le llevará a
las Cortes en 1901.
En 1908, Alejandro Lerroux crea el Partido Radical, el cual con un discurso profundamente
demagógico, anticlerical y supuestamente revolucionario logró influir en amplios sectores de las
clases populares de Barcelona. Tras la Semana Trágica perdió gran parte de su influencia, moderó su
discurso y su ideario y se trasladó a Madrid.
En 1912, Melquíades Álvarez crea el Partido Reformista, que, alejándose del viejo radicalismo
republicano, integra a señalados intelectuales como Ortega y Gasset y Manuel Azaña y presenta un
programa de profundo contenido ético y basado en la democratización profunda de la vida política.
Durante la dictadura de Primo de Rivera el republicanismo se manifiesta claramente en la oposición,
organizándose Alianza Republicana, que logra unir varias facciones del movimiento y que desarrolla una
intensa actividad en el exterior.
En 1930, en agosto, junto con los catalanistas de izquierda y los socialistas, los republicanos firman el Pacto
de S. Sebastián. Tras las elecciones de abril de 1931 el comité surgido del pacto se constituirá en Gobierno
Provisional de la II República.
EL MOVIMIENTO OBRERO ENTRE 1898 Y 1931
Tras el desastre del 98, debido a su posición antibelicista, el Movimiento Obrero observa:
Un importante crecimiento de sus organizaciones
Un considerable aumento de su capacidad de movilización
Se convierte en un factor cada vez influyente en la vida política del país.
Se produce un importante crecimiento de sus organizaciones. La U.G.T. multiplica, prácticamente, por 10 su
afiliación:
año afiliados año afiliados
1902 30.000 1921 240.000
1914 119.000 1930 277.00
El movimiento anarquista, aunque comienza el siglo reorganizándose más lentamente, opera un aumento
mucho más espectacular:
año afiliados año afiliados
1915 15.000 1919 700.000
En 1910 se constituye la C.N.T. (Confederación Nacional del Trabajo) y en 1927 la F.A.I. (Federación
Anarquista Ibérica), con un considerable aumento de su capacidad de movilización. Aunque las dos
corrientes, y las organizaciones que las representan, parten de diferentes orientaciones tácticas y
estratégicas, durante este periodo se produce una intensa agitación seguida de continuas movilizaciones:
1907, Constitución de Solidaridad Obrera (respuesta de las organizaciones obreras a la promulgación
de la Ley de Jurisdicciones de 1905, que no se disolverá hasta la Semana Trágica, 1909).
2. 1909, Movilizaciones de la Semana Trágica.
1910, Manifestación en Madrid, convocada en protesta por la represión subsiguiente a la Semana
Trágica, que reúne 100.000 participantes.
1911, Huelga general
1912, Huelga de ferrocarriles (a la que el gobierno responde con la militarización del servicio)
1917, Huelga general en agosto
1919 Huelga de la Canadiense en Barcelona (paraliza el 70 % de la industria de la ciudad durante un
mes y medio)
Se convierten en un factor cada vez influyente en la vida política del país.
Después de 1898 los sectores opuestos al régimen de la Restauración padecen un fuerte sentimiento de
fracaso provocado por el hecho de no haber sido capaces de aprovechar el desastre para poner fin a la
política del turno.
Los Anarquistas no modificarán sustancialmente sus tácticas hasta finales de los años 20, cuando surja el
Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y centrarán su acción en torno a la política de acción directa y de la
convocatoria de huelgas.
Los socialistas, atemperando sus programas, no renunciaran a la posibilidad de establecer coaliciones con
otros grupos de izquierda burguesa y republicana, consiguiendo aproximarse paulatinamente a las
instituciones, ganado cada vez más influencia:
En 1905 el P.S.O.E. obtiene concejales en 75 ciudades
En 1909 la formación de la Conjunción Republicano - Socialista (todos los republicanos, menos el
Partido Radical de Alejandro Lerroux, y el P.S.O.E.) les permite incrementar sus apoyos electorales.
Así en 1910 obtienen 25 concejales en Madrid y en 1911 llega a las Cortes el primer diputado
socialista, Pablo Iglesias.
La crisis que sucede a la finalización de la I Guerra Mundial provoca un fuerte incremento de lucha obrera
(1919, 895 huelgas. 1920, 1060 huelgas), lo que produce una enorme alarma entre las clases medias y
acomodadas.
Esta situación es combatida por los gobiernos con un fuerte incremento de la represión y por los
empresarios por medio de la práctica del lock-out y del pistolerismo, consentido por las autoridades, lo que
no hace sino incrementar el clima de violencia social (entre 1916 y 1923 se producen 226 asesinatos de
carácter político o sindical, entre ellos el de Salvador Seguí, el noi del sucre, dirigente anarquista catalán
cuyo asesinato el 10 de marzo de 1923 provocó una huelga general en Barcelona y Zaragoza)
Ante esta situación el gobierno responderá con el nombramiento del general Martínez Anido (noviembre de
1920) como gobernador civil de Barcelona. Éste se hará célebre por la arbitraria brutalidad empleada en la
represión del movimiento obrero, esencialmente anarquista, y, sobre todo, por la prodigalidad con que las
fuerzas a sus órdenes hacen uso de la Ley de Fugas.
El P.S.O.E., no obstante ve incrementada su influencia paulatinamente:
En 1918 cuenta con 6 diputados en las Cortes y en 1920 con 7, a pesar de haberse escindido en 1920
al abandonarlo las Juventudes Socialistas para constituir el Partido Comunista de España.
El golpe de Estado de Primo de Rivera (12 - 15 de junio de 1923) encuentra al movimiento anarquista
desmantelado y al Partido Socialista con actitud vacilante ante los acontecimientos, en un principio,
(Francisco Largo Caballero llega a integrarse en el Consejo Nacional del Trabajo), aunque inmediatamente
se manifiesta abiertamente en contra de la Dictadura.
En Agosto de 1930, el P.S.O.E., claramente definido por la opción republicana firma con los catalanistas de
izquierda y los republicanos el Pacto de S. Sebastián, plataforma de oposición de carácter republicano que
pretende ofrecer una alternativa a la monarquía de Alfonso XIII.