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Regeneracionismo y revisionismo político
1. Regeneracionismo y revisionismo político
El período que se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el
establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se caracterizó por una permanente crisis política.
Diversos factores explican esta situación:
1. Intervencionismo político de Alfonso XIII sin respetar el papel de árbitro que teóricamente debía
jugar. Su apoyo a los sectores más conservadores del ejército culminó con el apoyo a la Dictadura de
Primo de Rivera. Elemento clave en el desprestigio de la monarquía.
2. División de los partidos del "turno", provocada por la desaparición de los líderes históricos y las
disensiones internas.
3. Debilitamiento del caciquismo, paralelo al desarrollo urbano del país.
4. Desarrollo de la oposición política y social al régimen de la Restauración: republicanos,
nacionalistas, socialistas y anarquistas.
5. Inestabilidad política: entre 1902 y 1923 hubo 36 presidentes de gobierno
Así desde 1917 se sucedieron los gobiernos de coalición, sujetos a alianzas y continuos cambios. Ni
liberales ni conservadores consiguieron mayorías suficientes para conformar gabinetes sólidos.
En este contexto de inestabilidad política, el país tuvo que enfrentarse a graves problemas sociales y
económicos:
Agudización de las luchas sociales. Las posiciones de patrones y trabajadores se fueron enfrentando
cada vez más. (continuas huelgas y “pistolerismo”)
La "cuestión religiosa" se reavivó con las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia,
especialmente en la enseñanza. El anticlericalismo se extendió por buena parte de la población
urbana y las clases populares.
La "cuestión militar" volvió a resurgir ante el desconcierto de un ejército humillado en 1898 que
recibía críticas crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas).
Consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de
negociación por parte de los partidos de turno.
El problema colonial en Marruecos
La crisis económica durante y tras la 1ª Guerra Mundial
Todos ellos en mayor o menor medida van a estar presentes en las crisis de 1909 (Semana Trágica) y en la
de 1917, crisis que contribuirán al agotamiento del sistema de la Restauración
La Ley de Jurisdicciones (1906)
En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. La victoria de Lliga Regionalista de Cambó y Prat de la Riba
en las elecciones locales de 1906 alarmó al ejército que veía en peligro la unidad del país. Los comentarios
satíricos anticastrenses en alguna publicación barcelonesa, llevaron a que trescientos oficiales asaltaran e
incendiaran las publicaciones. La reacción del gobierno fue ceder ante el Ejército: en 1906 se aprobó la Ley
de Jurisdicciones que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la Patria y pasaban a ser juzgadas
por la jurisdicción militar.
La reacción pública fue inmediata. Una nueva coalición, Solidaritat Catalana, consiguió una clara victoria
electoral en 1907, reduciendo drásticamente la representación de los conservadores y liberales en Cataluña.
LA CUESTIÓN MARROQUÍ
Características generales:
Hasta principios del S. XX la actuación española en Marruecos se reduce a operaciones limitadas de policía
destinadas a garantizar la seguridad de las plazas de Ceuta y Melilla.
La carrera colonial desatada por las potencias desarrolladas en el último tercio del S. XIX lleva a España a
cambiar la orientación de su política norteafricana.
Los gobiernos de la Restauración entenderán que permitir la ocupación de la costa de África frente a España
por otra potencia, Francia en el peor de los casos, incrementaría la vulnerabilidad del territorio español y,
además, supondría una enorme pérdida de prestigio internacional para el país.
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2. El discurso de los acontecimientos.
La cuestión marroquí hasta 1921
Tras una considerable presencia española en norte de África durante la Edad Moderna, en especial en el S.
XVI (Trípoli, Bujía, Túnez, Melilla,....), la herencia española en estos territorios se reduce al llegar el S.
XIX a las plazas de Ceuta y Melilla, a una reducida área en torno suyo y unos pocos islotes frente a la costa
marroquí.
Durante el S. XIX la intervención española se concreta en:
Expedición de 1859 - 60, dirigida por Prim, que pretende evitar los ataques de las cabilas rifeñas a
las zonas de Ceuta y Melilla. Tras la ocupación de Tetuán y la victoria de los Castillejos, se firma la
Paz de Wad Ras. Aseguradas las plazas, la expedición se retira sin efectuar anexiones territoriales,
circunstancia que había prohibido Gran Bretaña.
En 1893, Martínez Campos (siendo Ministro de la Guerra el general Martínez López, el mismo que
obtuvo la rendición de la Cartagena cantonal) dirigió una expedición para someter a los rifeños
rebeldes que estaban estorbando la construcción de un puesto avanzado en las inmediaciones de
Melilla. Fue una acción que concluyó con un tratado con el Sultán firmado en marzo de 1894.
En el S. XX España alcanzará el control del norte de Marruecos, el Rif, en régimen de protectorado, tras
concertar con las potencias el reparto del sultanato con Francia.
En 1904, en virtud de un acuerdo bilateral franco - español, se otorga a España la administración del Rif.
En 1906, la Conferencia de Algeciras, en la que además de España y Francia están representadas Gran
Bretaña y el Imperio Alemán, acuerda el establecimiento del protectorado sobre Marruecos de España y
Francia, cada una dentro de los límites que, básicamente, había establecido el acuerdo de 1904.
En 1909, el hostigamiento de las cabilas rifeñas sobre las concesiones mineras hispano-alemanas y sobre las
compañías que tienden el ferrocarril que ha de unir las explotaciones mineras con el puerto de Melilla, lleva
a la primera intervención española de envergadura en la zona (y al primer descalabro, en el Barranco del
Lobo).
Las acciones posteriores al citado descalabro conseguirán restablecer la seguridad de la plaza, pero aún no
pretendían ni consiguieron extender el control de la administración española más allá de las plazas de
soberanía y el territorio inmediatamente circundante.
En 1912 se adopta la política de extender el control efectivo a todo el protectorado. Se procede a
desembarcar tropas en Arcila y Larache y se comienza la penetración en el territorio, lo que da lugar a la
generalización de los incidentes bélicos con los rifeños, sin conseguirse, por otro lado, establecer ni asegurar
el control del territorio ni de las vías de comunicación que se iban abriendo.
Durante la I Guerra Mundial (1914 - 1918) la agitación de los agentes alemanes orienta la acción de las
cabilas contra Francia, gozando la parte española del protectorado de una considerable tranquilidad.
El Desastre de Annual.
Es en 1921 cuando se plantea por primera vez, y no sin fuerte controversia, una política destinada a lograr el
control real del protectorado. Para ello se decide proceder a la ocupación lenta pero sistemática del territorio
partiendo en sendas campañas simultáneas de Ceuta y de Melilla. Se nombra para ello al general Dámaso
Berenguer Alto Comisario de España en el protectorado.
La campaña en la zona occidental, se resuelve, no sin ciertas dificultades, operando desde las bases de Ceuta
y Tetúan.
En la zona oriental, sin embargo, el ejército español al mando del general Silvestre, sufre un grave
descalabro al ser desbordado en Annual por los rifeños de Abd el Krim teniéndose que retirar desde las
posiciones avanzadas de Annual hasta Melilla (más de 100 Km). La retirada se produce de una forma
absolutamente desordenada y la práctica totalidad de los 13.000 hombres que componían la fuerza
expedicionaria son masacrados. (Destacan las matanzas de Abarrán, Sidi Driss o Monte Arruit, lugar en el
que fueron muertos más de 3000 soldados cuando se rendían).Silvestre desaparece en esta acción.
Las repercusiones son inmediatas y la crisis política que produce el desastre conmociona la situación.
Mientras amplios sectores de la opinión pública acusan al gobierno de irresponsabilidad y debilidad por
ceder a las presiones de los militares africanistas, al emprender la aventura marroquí sin necesidad y sólo
para satisfacer la vanidad y las ansias de ascensos de unos militares que tachan, como mínimo de ineptos y
carentes de recursos, cuando no de corruptos
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3. Otros acusan directamente al Rey, cuyo trato de favor hacia Silvestre hizo que éste pudiera plantear una
estrategia condenada al fracaso sin remisión, escapando de los controles institucionales y contando con el
beneplácito expreso del monarca.
La magnitud de la crisis dio lugar a la creación de una comisión parlamentaria para que investigara las
circunstancias en las que se habían producido los hechos y propusiera las responsabilidades a depurar. Esta
comisión concluyó su trabajo presentando el Expediente Picasso.
Este informe provocó fuertes debates en las Cortes y contó con la oposición del ejército, que quería frenar el
asunto puesto que de él podían derivarse responsabilidades de los mandos y llegar a implicar a la propia
monarquía en el desastre.
El debate en torno a las responsabilidades fue unos de los elementos decisivos que llevó a los militares a
optar por una solución de fuerza. Días antes de la fecha prevista para la discusión en las Cortes de las
conclusiones del Expediente Picasso se produjo el golpe de Estado de Primo de Rivera.
La dictadura de Primo de Rivera. El fin de la guerra de Marruecos
En la cuestión de Marruecos, Primo de Rivera había prometido una solución “digna”. En un primer
momento había sostenido que la política española en el protectorado se debía a la influencia de Inglaterra
ante Alfonso XIII, y que no respondía a los intereses nacionales.
Entendía que ni era necesaria la guerra ni España estaba en condiciones de sostenerla. Así en 1924 ordena la
retirada de Xauen, limitándose a establecer una línea defensiva próxima que garantizara la seguridad de una
reducida zona en torno a Tetúan - Ceuta y de otra en torno a Melilla (la Línea Primo de Rivera).
En 1925, ante el avance francés que ocupa la retaguardia y la zona de aprovisionamiento de Abd el Krim, se
inicia una política de ocupación, en coordinación con las fuerzas francesas, que comienza con el
desembarco de Alhucemas (1925). Desde ese punto, apoyado por el avance francés desde el sur y con los
rifeños en desbandada conseguirá el sometimiento total del territorio, concluyendo las operaciones bélicas
definitivamente en 1927, tras la rendición del líder rifeño a los franceses y su exilio a Egipto, donde morirá
años más tarde.
La evolución demográfica de España
El proceso de transición demográfica fue paralelo al crecimiento industrial y se inició con un descenso de la
mortalidad lo que, con el mantenimiento de la natalidad, se tradujo en un incremento de la población.
El descenso de la mortalidad se debió a:
- Mejora de la alimentación
- Alcantarillado
- Conducción de agua potable a las ciudades
Se produjo un descenso de la mortalidad, incluyendo la mortalidad infantil, y un aumento de la esperanza
de vida que paso por primera vez de los 50 años (1930)
A lo largo del primer tercio del s. XX se produjo un proceso de caída de la natalidad, sobre todo a partir de
1910, que coincidió con la migración urbana y, sobre todo, a la planificación familiar.
Estos aspectos muestran una gran diferenciación en función de los territorios que componen España, con
fuertes desequilibrios en determinadas áreas demográficas, sociales y económicas
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