La Iglesia católica es universal porque Cristo mandó bautizar y enseñar a todas las personas, razas y naciones. Es apostólica porque hereda la doctrina de los apóstoles, a quienes Jesús envió a predicar bajo la guía del Espíritu Santo. Los apóstoles son los pilares de la Iglesia y sus enseñanzas forman la base de la fe católica, que no ha cambiado desde sus orígenes.