El hombre llegó del trabajo a casa otra vez tarde, cansado e irritado, y encontró a su hijo de cinco años esperándolo en la puerta. “Papa, puedo preguntarte algo?” “Claro, hijo, ¿qué?” -respondió el hombre, ¿cuánto dinero ganas por hora?” “¿Por qué lo preguntas?- dijo un tanto molesto. “Sólo quiero saberlo. Por favor dime cuánto ganas por hora”- suplicó el pequeño. “Si quieres saberlo, gano 20 dólares por hora”.