"El FMLN no hizo una revolución ni eliminó una de las condiciones del capitalismo que son la causa de dicha esclavitud: el robo llamado ley de la propiedad privada de los medios de producción y el robo llamado ley del salario mínimo garantizados por el poder del Estado. Por el contrario, negociaron un pacto de reconciliación con la burguesía para democratizar la explotación del proletariado y abogar por las reivindicaciones de su clase: la pequeña burguesía".

2. El Salvador: La traición del Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN) & Notas para la autobiografía de un desconocido
“El Salvador: La traición del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)
& Notas para la autobiografía de un desconocido” es el título y subtítulo,
respectivamente, del libro cuyo autor es Armando A. Molina. En la primera parte de su
trabajo, el autor critica a los autodesignados comandantes del FMLN —que hoy son los
acólitos de la burguesía en el rito brutal de la división de la riqueza que produce el
proletariado— por haber traicionado la confianza que el proletariado depositó en ellos
como los proclamados líderes de una revolución que harían para liberarlo de la
esclavitud que la burguesía y el clero le imponen. El FMLN no hizo una revolución ni
eliminó una de las condiciones del capitalismo que son la causa de dicha esclavitud: el
robo llamado ley de la propiedad privada de los medios de producción y el robo llamado
ley del salario mínimo garantizados por el poder del Estado. Por el contrario, negociaron
un pacto de reconciliación con la burguesía para democratizar la explotación del
proletariado y abogar por las reivindicaciones de su clase: la pequeña burguesía. Los
líderes efemelenistas —que se disfrazaron de míticos guerrilleros fieros— son parásitos
sociales oportunistas que usaron al proletariado como la carne de su cañón político y
asesinaron a sus propios camaradas para persuadir a la burguesía de la influencia
beneficiosa de la “paz” en la plusvalía que se roba. Tomados de la mano de la burguesía
y el clero, hoy son los nuevos mencheviques encomenderos que administran la nueva
encomienda cuyo objetivo sigue siendo el enriquecimiento de la burguesía a costas del
empobrecimiento del proletariado.

3. Dice el autor: “La experiencia de la historia contemporánea ha demostrado la
desorganización social en la llamada “democracia” del sistema capitalista. El “gobierno
del pueblo” es un engaño; la decisión del pueblo no prevalece. Asimismo, es patraña
decir que los ciudadanos son personas libres e iguales. En la democracia burguesa, la
justicia social es un fraude; cualquier otro derecho de justicia penal, laboral, civil,
comercial, constitucional o internacional es un privilegio exclusivo de los ricos, los
políticos, los militares y las iglesias. Todas las castas de la sociedad capitalista son
sanguijuelas que obtienen el recurso económico y se lucran comprando voluntad y
sentimiento. Igualmente gozan de lujo y derroche como un derecho consuetudinario
otorgado por el robo de la plusvalía”.
Sus notas autobiográficas son lecciones de historia como el producto de la lucha de las
clases por definir la verdad como un instrumento de dominio de la mente social y la
vanagloria de la burguesía. Lacayos de la burguesía como los Reagan y Teresa de
Calcuta son tratados por el autor de acuerdo a su aberración. Diametralmente, nombra a
los revolucionarios para recordar su contribución a la revolución del pensamiento sin la
cual la humanidad no puede liberarse de la ferocidad de la burguesía y el oscurantismo
del clero. Personajes como Enrique Álvarez Córdova y Óscar Arnulfo Romero y
Galdámez son vistos por él con una mente desinteresada en el culto del martirio. Así, los
critica como miembros de una clase que fueron asesinados por la burguesía por tratar de
democratizarla y cristianizarla. Asimismo, esta parte del libro es una reflexión en carne
propia del autor sobre los efectos brutales de la guerra del Imperio Español y la Iglesia
Católica Colonialista sobre la mente y vida de los descendientes de las naciones
indígenas que deshumanizaron, desposeyeron y esclavizaron.

4. Armando A. Molina ha creado un instrumento de pedagogía para el proletariado basado
en la confirmación de las siguientes verdades:
El marxismo es la ideología cuyo objeto es el proletariado y objetivo su instrucción para
que haga la revolución social. El proletariado es una clase social propia incompatible con
la burguesía, la pequeña burguesía y el clero.
La pequeña burguesía y el clero comparten con la burguesía sus propiedades de
ignorancia, avaricia, opulencia, vanagloria, aversión por los desposeídos y corrupción.
Por tanto, la pequeña burguesía no puede luchar, honesta y consecuentemente, por los
intereses del proletariado porque el cordón umbilical de su deseo ferviente de
aburguesamiento se lo impide.
El proletariado puede liberarse de la esclavitud que le impone la burguesía, la pequeña
burguesía y el clero sólo si se libera de la influencia ideológica tóxica de estos enemigos
de su clase; aprende el marxismo y lo convierte en un instrumento de crítica de su vida;
desarrolla su propia conciencia de clase; organiza su propio partido; y convierte su
función en la sociedad en su lucha por la revolución social.
El libro será distribuido por amazon.com/books a partir de, aproximadamente, el
28 de octubre de 2014.
—Humberto Gómez Sequeira-HuGóS