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La Dictadura Somocista
del Frente Sandinista
COVID-19 Meditation by HuGóS | 12-15-2020
La Dictadura Somocista
del Frente Sandinista
BECAT: Modelo
de la Policía Sandinista
Por Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
BECAT: Modelo de la Policía Sandinista
Copyright © 2021 by Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
Todos los derechos reservados.
Este libro fue publicado por Humberto Gómez Sequeira-
HuGóS en los Estados Unidos de América en el mes de
octubre del año del Señor Coronavirus Variante 2021.
Dedicatoria
Dedico este libro a Álvaro Manuel Conrado Dávila, quien
fue asesinado por un francotirador de la dictadura
sandinista el 20 de abril de 2018. “Alvarito” recibió un
balazo en su cuello mientras se encontraba en el predio de
la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde había
ido a dar agua a los estudiantes que ahí estaban en pie de
protesta contra dicha dictadura. Antes de morir, a la edad
de 15 años, dijo: “Me duele respirar, me duele respirar”, a
las personas que trataban de auxiliarle.
Reconocimiento
Gracias a María del Rosario Aguirre Durán, mi pareja, por
compartir su vida conmigo como la chispa consciente del
fuego con que contribuye al mantenimiento de la
fotosíntesis que produce la vida y la fertilidad intelectual del
organismo que soy.
Epígrafe
La dictadura sandinista ha sustituido los derechos naturales
del ser humano por los dictámenes del “Comandantíssimo
Ortega” adecuados a su psicosis contenida en su
proclamación de que él es el Estado o “El Pueblo
Presidente”. Asimismo, el Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) ha reemplazado el Estado por el partido
político que construyó con riqueza pública robada y lo
representa como si fuera el Estado mismo. Estas son
consecuencias de la deshumanización del FSLN como
sujeto y objeto de la degradación que los enemigos
necesitan imponerse para prender y mantener el espíritu de
la guerra vivo. El ejército sandinista de ocupación nacional
no tiene la capacidad humana, sabiduría y compasión
necesaria para gobernar como un interlocutor en una
conversación con la sociedad para crear el programa que
ella necesita para mantener su humanidad y superar el
empuje de la burguesía, armada con el capitalismo, hacia la
canibalización y la perdición.
Tabla de Contenido
Prefacio....................................................................................xi
Introducción...........................................................................xv
Prólogo...................................................................................xvi
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista .................17
La ósmosis ........................................................................17
La guerra sucia ..................................................................20
Los maestros de la dictadura..............................................24
El fin justifica los medios ..................................................27
Raíz de la dictadura ...........................................................32
Deshumanización del Estado ............................................38
Corrupción del FSLN........................................................42
Sandinización del Estado...................................................47
Buen pastor de la corrupción.............................................50
BECAT: Modelo ...................................................................54
de la Policía Sandinista..........................................................54
Brigadas terroristas somocistas ..........................................54
Ofensiva tercerista y masacres ...........................................57
Anulación del proletariado.................................................63
Policía Sandinista...............................................................67
Epílogo I.................................................................................70
Gobierno por turbas.............................................................70
Las turbas caníbales...........................................................70
La corrupción de “el pueblo” ............................................77
Tendencia hacia el totalitarismo.........................................81
La inseguridad de la dictadura............................................84
El gobierno de la “Colacha” ..............................................86
Epílogo II ...............................................................................93
¡No a la sangrienta.................................................................93
elección presidencial del “Comandantíssimo Ortega”!....93
Acerca del autor...................................................................109
Notas .....................................................................................112
Prefacio
La dictadura somocista del Frente Sandinista es
producto de la guerra de conquista que los conquistadores
injertaron en la conciencia de clase de sus descendientes
como el método imperioso para plantar su poder en la
mente de los conquistados, legislarlo y mantenerlo siempre
rentable. Por medio de esa empresa colonial, los
conquistadores crearon la desigualdad e injusticia social
como las partes esenciales de su sistema de explotación y
producción de la riqueza con que formaron a la generación
de sus descendientes que creó el Estado-fortaleza de la
conquista. Éste es el arma con que la clase de los ladrones
de la tierra sigue defendiendo su herencia del botín de
guerra original de la conquista como su “propiedad
privada”.
La derrota, la expropiación, la esclavización y la
segregación de las naciones indígenas y la necesidad de los
conquistadores de mantener esas condiciones en un
territorio independiente para su desarrollo como clase
dominante autónoma fueron los motivos de sus sucesores
para escribir la Constitución de un país hecho con la tierra
robada y la sangre indígena transfundida al corazón de la
“nueva nación”. El Estado nació con el cordón umbilical
que lo supedita, hasta hoy, a la conciencia de “patria” de los
conquistadores, la cual es el fantasma criminal que guarda
su función original.
Envuelto en el manto de “la madre patria”, el Estado
se ha transformado en el sexto sentido, la “nacionalidad”,
de un pueblo que se enorgullece de la ficticia identidad —
“nicaragüense por gracia de Dios”— con que los
xii Prefacio
conquistadores lo bautizaron. La guerra de conquista —
expresada en forma de guerra civil— ha sido practicada,
históricamente, por los descendientes de los
conquistadores para conquistar el Estado-fortaleza y, con
su poder, resolver sus contradicciones con su política y
cómo ésta afecta su poder para supervivir como la clase
dominante de la sociedad.
La guerra para conquistar el Estado nación como la
solución a la crisis causada por sus contradicciones —como
el legislador de la vida de los explotadores y explotados y
administrador de la justicia— fue la estrategia que el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) practicó,
agitando la bandera del sentimiento por “la liberación
nacional”. El FSLN conquistó el Estado, colectó el botín
de guerra y ocupó sus instituciones. Sin embargo, no
resolvió las contradicciones sobre las que el Estado se
balancea y que producen la crisis en la vida de las clases que
no controlan el funcionamiento de su poder como el
legislador de la lucha de las clases por la apropiación de la
riqueza que produce la clase trabajadora.
La desigualdad e injusticia social —que han sido la base
del Estado desde su fundación hasta hoy— no han sido
eliminadas por el FSLN, sino diluidas en su eslogan
mitológico “Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria”. La
razón es que la conciencia del Estado envuelve a la
conciencia de la nación —cuya vida certifica, ordena y
coacciona— como la placenta al feto. Esa relación de
dependencia predominó en la conciencia del FSLN cuando
conquistó el Estado el 19 de julio de 1979. A pesar de que
tuvo el resorte de la guillotina en su mano, el FSLN no
cortó la ávara cabeza burguesa del Estado porque había
convertido su “voluntad revolucionaria” en la piedra
angular del Pacto del Grupo de Los Doce (PGD)i
que hizo,
Prefacio xiii
en octubre de 1977, con la burguesía para preservarla del
peligro de que las clases campesina y obrera —que
invirtieron sus vidas en la revolución— desbordaran los
límites (sociales, ideológicos y políticos) que el FSLN
impuso a la revolución por medio de su Gobierno, la Junta
de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), de
colaboración con la burguesía para reconstruir su máquina
productora de ganancias.
Los comandantes sandinistas se comportaron como
buenos patriotas a quienes, cuando eran niños, el Estado
enseñó el catecismo del patriotismo, uniformó y enseñó a
marchar disciplinadamente en el desfile para “honrar a la
madre patria”. El cordón umbilical con que el Estado une
y afecta el sentido patriótico, que estimuló su nacimiento,
mantuvo al FSLN fiel a la conciencia burguesa de la nación
que fue vacunada por los ideólogos de la conquista con
“valores patrios” enraizados en la deshumanización de las
naciones indígenas.
La conciencia política del FSLN evolucionó en la
atmósfera que creó el movimiento social que el Partido
Conservador (PC) —autor de la “Primera República
Conservadora” o los Treinta años conservadores— dirigió
en los años 60 en su lucha contra la dinastía somocista por
una cuota del poder legislativo del Estado. Esa lucha fue
traicionada por Fernando Bernabé Agüero Rocha, líder del
PC, quien firmó el Pacto Kupia-Kumi (que en el idioma
Miskito significa un sólo corazón), el 28 de marzo de 1971,
con Anastasio Somoza Debayle, líder del Partido Liberal
Nacionalista (PLN). El FSLN Insurreccional o Tercerista
—la facción que dirigió José Daniel Ortega Saavedra, el tal
“Danielito” en la guerra de conquista del poder del FSLN,
en 1974— siguió el ejemplo del PC aceptando el puesto de
samurái que la burguesía le ofreció en la JGRN.
xiv Prefacio
La conciencia del FSLN no fue ni es revolucionaria,
sino conservadora, es decir, está atada por el cordón
umbilical de la emoción burguesa llamada “patria” a la
matriz llamada Estado. Sus agentes ni siquiera se atrevieron
a concretizar su idea de la “liberación nacional” en leyes
como las que hicieron (Ley 85) para justificar su
apropiación de la riqueza pública que la dictadura
somocista había robado. Gracias al conservadurismo
sandinista, la burguesía se mantuvo como la cabeza del
Estado, armada de sus leyes de la propiedad privada de los
medios de vida y del salario mínimo de minimización de la
vida de la clase trabajadora. La casta de los dirigentes del
FSLN no quiso cortar el cordón umbilical del patriotismo
burgués que nutría su conciencia y estimulaba su
admiración del modo de vida de la burguesía y su deseo de
ser, vivir y dominar como ella.
Mientras concluyo este ensayo, la dictadura somocista
del Frente Sandinista está haciendo la guerra de conquista
practicada como la defensa de su derecho a ocupar el
Estado que conquistó como su objetivo de guerra en 1979.
El objetivo de esta guerra es la eliminación de la oposición
al deseo enfermizo del FSLN de reemplazar el Estado
nación con la cara decrépita del “Comandantíssimo
Ortega” y la historia de su mentira heroizada como materia
de educación pública.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
Los Angeles, California, EUA, 28 de octubre de 2021
Año del pensamiento sin aliento divino.
Introducción
“En abril de 2018, estallaron protestas masivas contra
el gobierno en todo el país. La policía, en coordinación con
grupos armados progubernamentales, reprimió
brutalmente a los manifestantes, lo que dejó un saldo de
328 muertos y casi 2.000 heridos, y provocó cientos de
detenciones. A medida que se intensificaba la represión,
algunas personas respondieron violentamente. Las
autoridades informaron que 21 policías presuntamente
murieron en el contexto de manifestaciones entre abril y
septiembre. Cientos de manifestantes fueron arrestados y
detenidos arbitrariamente, muchos durante meses. Muchos
fueron sometidos a torturas y malos tratos, como descargas
eléctricas, palizas severas, extracción de uñas, asfixia y
violación. Graves violaciones del debido proceso y otros
derechos empañaron los enjuiciamientos”.
—Human Rights Watch - Informe Mundial 2021
La guerra sucia que el Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) hizo en abril de 2018 para reprimir a la
disidencia de su política capitalista, cleptocrática y engañosa
fue otra etapa de la campaña virulenta que empezó en julio
de 1979 para defender su posición en la lucha de clases
como el ejército conquistador del Estado con derecho al
dominio de la nación y pillaje de su riqueza. El auto derecho
del FSLN se ha convertido en la conciencia de la dictadura
que ahora impone a la sociedad con la imbecilidad del
“Comandantíssimo Ortega” como el santo patrón del
“sandinismo”.
Prólogo
Notas para la revolución:
El epitafio de la “Izquierda”
Aquí reposan los restos mortales de una generación que en
la efervescencia de su juventud utilizó el nombre de
“Izquierda” para manifestarse como animales políticos
intrépidos. Algunos de ellos adoptaron el sobrenombre de
“marxistas-leninistas” y otros de “trotskistas” para exhibir
el ímpetu de su ego-ideología ante el proletariado.
Entonces, decían que los esclavos asalariados eran la clase
con quien querían hacer la revolución social. Todos
murieron de una fiebre provocada por un virus que
contrajeron conjugando el oportunismo con el
“sandinismo”.
La Dictadura Somocista del
Frente Sandinista
La ósmosis
Desde que el Gobierno de Reconciliación y Unidad
Nacional (GRUN) —nombre engañoso de la cleptocracia
sandinista— declaró la guerra sucia contra las personas
ancianas pensionadas que, en abril de 2018, manifestaron
su oposición a la nociva ley de reforma del Instituto
Nacional de Seguridad Social (INSS) —que el FSLN quería
imponer para cumplir con la orden de los usureros del
Fondo Monetario Internacional (FMI)— el FSLN ha
impuesto un estado de sitio policial a la sociedad. Esta
decisión está de acuerdo con la condición del FSLN como
el ejército que conquistó el Estado como su objetivo de
guerra para convertirlo en la comandancia de su actual
dictadura.
La dictadura somocista del Frente Sandinista es el
resultado de la ósmosis —cuya membrana fue la emoción
de la guerra atrapada en la encrucijada donde se tiene que
matar para no ser matado— por medio de la cual absorbió
las propiedades de su enemigo, la dictadura somocista,
representado por la Guardia Nacional (GN) en el combate
por el poder del Estado y su usufructo.
La guerra entre los enemigos fue provocada por la
dictadura somocista como la encomendera del Imperio
Yanqui encargada con la continuación de la ocupación de
Nicaragua. Después de que el Ejército de Defensor de la
18 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN) derrotó al
Cuerpo de Marines Yanquis, el 1 de enero de 1933, la GN
lo sustituyó como el ejército “nativo y descalzo” de
ocupación de Nicaragua y fue la columna vertebral que
mantuvo a la dictadura somocista adherida al poder del
Estado con la sangre coagulada de sus víctimas.
La GN y la dictadura somocista fueron productos que
el Imperio Yanqui manufacturó, con la ayuda de sus
sirvientes “nicaragüenses”, con los residuos tóxicos de su
guerra de ocupación de Nicaragua. La burguesía, el clero, la
intelectualidad y la dictadura somocista moldearon el
Estado como la encomienda del Imperio Yanqui con su
espíritu de encomenderos descendientes de la conciencia
de los conquistadores españoles.
El FSLN se propuso como la antítesis moral de la
dictadura somocista, es decir, “el libertador” de la nación y
el gobierno que erradicaría la corrupción con que sustituyó
la conciencia del Estado como una entidad con estatus
moral. Para realizar su propósito, el ejército sandinista
decidió hacer “la guerra de liberación” contra la GN para
eliminarla como la cabeza del animal pirotécnico de la
dictadura somocista. La toma del poder del Estado fue el
fin que determinó el medio y el régimen que los
comandantes del FSLN usaron para lograrlo. Esta fue la
pauta que construyeron en su conciencia como los
gobernantes de un ejército que tenía que superar la
capacidad inhumana de su enemigo para poder arrancarle
el corazón y comérselo.
La superación del FSLN, en su guerra contra la GN,
fue determinada por el incremento en su capacidad para
volar el sistema nervioso de su enemigo en mil pedazos y,
así, infundirle el pánico que es el preludio de la derrota.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 19
La captura del Estado fue el gran objetivo de guerra del
FSLN después de derrotar al ejército de la dictadura
somocista, la GN, que dirigía el ficticio General, “Made in
USA”, Anastasio Somoza Debayle, el tal “Tachito”. Como
el ejército vencedor, el FSLN se arrogó el derecho de
dominar a la sociedad, saquear su riqueza y convertirla al
nuevo credo del Estado, el “sandinismo” —la versión
“buena” de la corrupción política— con que sustituyó al
“somocismo” como la expresión “mala” de la misma
inmoralidad.
20 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
La guerra sucia
La guerra sucia es el conjunto de las acciones que una
clase dominante realiza, a través del Estado, contra sus
enemigos para imponerles su opinión. El impulso de tal
clase es su convencimiento del valor de su opinión y de la
necesidad de preservarla como el fundamento del gobierno
y modo de vida social para asegurar el mantenimiento de
su poder y reproducción. Esa clase de enfrentamiento aviva
su convicción y la unifica con su acción como la práctica
del principio del egoísmo moral que es: el fin justifica los
medios. Ese modo de lucha —libre de la obligación moral
de respetar los derechos humanos— que el FSLN practicó
para tomar y retener el poder del Estado es otra de sus
raíces psicológicas que no ha mudado e impulsan el
desarrollo de su dictadura.
Los 9 Comandantes del FSLN no terminaron su guerra
con la implantación de su Gobierno, la Junta de Gobierno
de Reconstrucción Nacional (JGRN), el 19 de julio de
1979. La JGRN fue el resultado del compromiso que el
FSLN hizo con la burguesía —por medio del Pacto del
Grupo de Los Doce (PGD), en octubre de 1977— de
desarmar a su enemigo de clase, el proletariado, para que
no hiciera la revolución social.
Por consiguiente, el FSLN hizo la guerra sucia, à la GN,
contra el proletariado y sus aliados revolucionarios que
continuaron luchando contra la burguesía para obligarla a
pagar las prestaciones sociales que debía a las personas
trabajadoras que había explotado con la licencia de la
dictadura somocista. Ordenar a la burguesía que cumpliera
con esa obligación social no era parte de la llamada
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 21
“revolución popular sandinista” ni del programa del
Gobierno “revolucionario” del FSLN-JGRN.
Actuando como el riguroso ejército samurái de la
burguesía, el FSLN derrotó al proletariado, lo desclasó, le
puso la camisa de fuerza de la ficticia Central Sandinista de
Trabajadores (CST)ii
y lo convirtió en aliado de su enemigo
de clase, la burguesía. De esa manera, el FSLN ha
mantenido enllavado al proletariado, desde 1979, en los
campos de explotación laboral, “Zonas Francas”, donde la
burguesía gobierna con la libertad que le otorga la
constitución de sus leyes de la propiedad privada de los
medios de producción, el salario mínimo de esclavitud, el
precio y la ganancia.
Mantener al proletariado como la clase de los esclavos
de la sociedad era uno de los principales compromisos del
FSLN como el patrocinador del PGD. La “revolución
popular sandinista”, era sólo el eslogan, que ha degenerado
en mito, con que los comandantes sandinistas encubrieron
su colaboración con la burguesía —en contra de la
revolución— para mantener la desigualdad en su relación
con el proletariado como la condición que determina su
poder.
Los soldados sandinistas eliminaron la lucha por la
justicia social de las personas campesinas y obreras como
un acto “contrarrevolucionario” que alteraba su luna de
miel con la burguesía a la que consideraba como “aliada
económica de la revolución”.
La guerra sucia que ahora el FSLN hace contra las
personas que disienten de su política de cleptocracia
enraizada en un ejército de ocupación nacional brutal está
respaldada por un régimen sucio, el tal Gobierno de
22 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN), integrado por
sirvientes de la burguesía “nicaragüense”, los capitalistas
piratas internacionales y los usureros imperialistas del cártel
Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial
(BM). La política del GRUN es diseñada por el FSLN
como una táctica policial para volar el sistema nervioso de
las personas disidentes a las que trata como “enemigos del
Estado”.
El “Estado sandinista” difama, acosa, recluye, tortura,
viola sexualmente y asesina a las personas disidentes como
el Gran Inquisidor de la “fe sandinista”. La disidencia es el
fantasma del “enemigo” que no ha muerto en la mente del
FSLN y lo hace sentirse amenazado por el miedo a que se
repita el trauma histórico que le han causado sus derrotas
militares y políticas. Ese miedo produce su inseguridad, la
cual sigue tratando de compensar con la emoción de la
cacería de disidentes para eliminarlos. El FSLN ha
practicado la ley de que en la guerra todo es justo desde que
la lucha de clases explotó en su seno en 1974.
El enfrentamiento de los nueve comandantes
sandinistas por el control del poder de su organización —
sus recursos, su representación de clase, programa y
táctica— produjo su división en tres frentes. Los
comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista,
liderados por José Daniel Ortega Saavedra, el tal
“Danielito” o “Comandantíssimo Ortega”, hicieron la
guerra sucia contra sus enemigos, los comandantes del
FSLN Guerra Popular Prolongada (GPP) y FSLN
Proletario para desacreditarlos como líderes auténticos del
FSLN, derrotarlos, apoderarse de la organización
totalmente y, así, obtener el poder que necesitaban
presentar a la burguesía como su moneda de negociación
del pacto que ansiaban hacer con ella.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 23
La derrota de sus colegas era parte de la táctica de los
comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista para
lograr sus fines. Éstos eran: derrotar a la GN con su
método de guerra; tomar el poder del Estado; establecerse
como el auténtico y único FSLN; adjudicarse el mérito de
haber derrocado a la dictadura somocista; y apropiarse de
la revolución. El “Comandantíssimo Ortega” y sus
secuaces se impusieron a sus enemigos, los comandantes
del FSLN GPP y FSLN Proletario, y los alinearon con su
táctica política y militar.
La guerra sucia que el FSLN hace contra la oposición a
su política partidaria, la cual impone como política estatal
—usando el Estado como su lanza y armadura—, es una
continuación de la guerra sucia que hizo contra la disidencia
de su política de ejército samurái defensor del interés de la
burguesía en la revolución antisomocista en 1979. Como lo
hizo ayer, hoy el FSLN interviene en la lucha de clases
como un ejército de ocupación nacional que regula la vida
de la sociedad y la lucha política de sus miembros dirigido
por su líder, el “Comandantíssimo Ortega” —un soldado
enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad—,
quien pretende transmutarse en el cuerpo y la sangre del
Estado, y la hostia de la nación.
24 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Los maestros de la dictadura
La guerra del FSLN contra la GN, bajo la ley de matar
para no ser matado, lo convirtió en un soldado enfermo de
guerra, ambición, mediocridad y vanidad incapacitado para
gobernar en paz, de acuerdo con la constitución natural del
ser humano y sus derechos: libertad, igualdad y justicia. Los
comandantes sandinistas nacieron bajo la dictadura
burguesa, sirviente del Imperio Yanqui, dirigida por el
asesino y ficticio General, “Made in USA”, Anastasio
Somoza García, el tal “Tacho”, y de la Iglesia Católica
Colonialista (ICC). “Tacho” marcó su conciencia con su
hierro y los estimuló a luchar contra su ejército, la GN, con
la bandera del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional
de Nicaragua (EDSN) como su justificación moral. Y la
ICC los bautizó con la saliva de su hipocresía “cristiana”.
La educación ideológica-política de los jefes sandinistas
les fue impartida por viejos maestros estalinistas y
socialdemócratas, quienes les sirvieron como los primitivos
abogados mencheviques de la necesidad de circunscribir la
revolución a la condición para la existencia de la burguesía,
es decir, el capitalismo y, por consiguiente, la esclavitud del
proletariado. El FSLN Insurreccional o Tercerista aplicó la
mencionada educación en su lucha de clase para
transformar al FSLN en el ejército impulsor de la
realización de su programa menchevique por medio de un
gobierno de colaboración con la burguesía “nacional” y los
usureros imperialistas dueños de la deuda del Estado
“nacional”.
En el campo de batalla, el FSLN fue el sujeto y objeto
de la guerra que lo estimuló a desarrollar la conciencia y el
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 25
poder que necesitaba para matar a su enemigo como la
práctica de una moral justificada por su “buen” fin. Esa
conciencia impregnada con el orgullo del ejército vencedor
—que se ganó el derecho a ocupar el Estado y saquearlo—
es la moral y la pólvora que anima a la dictadura sandinista.
El modelo que el FSLN usó para organizar su dictadura
fue el de la dictadura somocistaiii
que dominó a la sociedad
con una “democracia” que fue adoptada por su fundador,
el tal “Tacho”, como un pertrecho sobrante de la guerra de
ocupación de Nicaragua por el Cuerpo de Marines del
Imperio Yanqui. Legisladores, soldados, intelectuales,
curas, torturadores y asesinos ajustaron la “democracia de
la ocupación” a la dictadura somocista como la corte
suprema de un sistema neo colonial de corrupción, robo de
la riqueza social y represión de la disidencia ejecutado por
fieros jueces de mesta.
La “democracia somocista” era supervisada por la GN
que era la cabeza del M1 Garand que guiaba a la
“Asociación de Militares Retirados, Obreros y Campesinos
Somocistas (AMROCS)”, la encargada con el espionaje y
represión de la oposición.
La “popularidad” de la dictadura somocista fue el
resultado de la conformidad de la “sociedad somocista”
con su carácter corrupto y católico. Integrada por
burgueses, pequeño burgueses, intelectuales, curas,
soldados, espías, torturadores y asesinos, esa élite era el
sistema digestivo de la dictadura que comulgaba con el
cuerpo y la sangre de sus víctimas. Con su estilo de vida de
parásitos sociales lujosos, los somocistas modelaban a la
dictadura como una democracia de hacienda próspera en
que la clase campesina moría prematuramente por exceso
de trabajo y desnutrición.
26 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
“Tacho” y su ejército estimularon la formación del
FSLN por medio del sufrimiento que imponían a la clase
campesina con la que el FSLN histórico quiso fusionarse.
Para manifestar su sentimiento ante la injusticia social, los
comandantes sandinistas hicieron la guerra contra la GN
con el fin de derrotarla y, así, quebrar la columna vertebral
de la dictadura somocista. En el campo de batalla contra los
soldados somocistas, los soldados sandinistas tuvieron que
ajustar su razón a la brutalidad de sus enemigos y superarla
con mayor crueldad para satisfacer la condición de su
derrota. Los soldados sandinistas se deshumanizaron para
“liberar” a la sociedad de la inhumanidad de la dictadura
somocista matando a sus soldados de acuerdo con la ley
indiferente de la guerra.
Después de que derrotó a la GN, el FSLN continuó
guerreando contra el ejército de la contrarrevolución que
patrocinaron sus exaliados burgueses con la ayuda del
Imperio Yanqui en 1980. El trauma inevitable causado por
las matanzas de las guerras afectó la conciencia de los
soldados sandinistas para siempre. El fin de las guerras no
alivió el trauma del FSLN, así como la toma del poder del
Estado tampoco satisfizo su ambición.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 27
El fin justifica los medios
El fin justifica los medios que los enemigos determinen
que necesitan usar para eliminar su oposición al logro de su
fin como la representación de una moral superior. La
aplicación de este principio determinó la victoria del FSLN
sobre sus enemigos, antes y después de tomar el poder del
Estado. El gobierno del FSLN y de la JGRN fue un
instrumento adecuado a dicho principio. El fin del FSLN
era retener el poder del Estado como un objeto de guerra
de su pertenencia.
La JGRN funcionó de acuerdo con dos mecanismos: el
civil que fue manejado por el llamado Consejo de Estado
con un sistema “democrático” que fue un efecto de la
guerra y el militar que fue manejado por los comandantes
sandinistas con el sistema que usaron para controlar a su
ejército guerrillero y ganar la guerra contra la GN. En la
guerra, los comandantes funcionaron como la casta,
armada de poder y privilegio, que estuvo asentada en la
cabeza de la mayoría de un ejército en que la relación entre
ellos y los soldados era un intercambio de orden y
obediencia controlado por el código militar y el miedo al
castigo por desobediencia.
El FSLN Insurreccional o Tercerista concibió a la
JGRN como parte de su táctica para derrocar a la dictadura
somocista. Sus integrantes surgieron de la combinación de
las fuerzas de las clases representadas en el Grupo de Los
Doce que los comandantes terceristas exhibieron ante el
Congreso de los Usureros Rateros de los Estados Unidos
como la clase, patricia y de buen gusto, a la que admiraban
y con la que querían gobernar: la burguesía, la pequeña
28 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
burguesía, la intelectualidad y el clero. La burguesía fue
aceptada, sin mérito ni condición, por el FSLN como la
clase líder de la sociedad que tenía el valor del “modelo
democrático” que la JGRN pretendía representar.
El Grupo de Los Doce fue el modelo de alianza de
clases enemigas del proletariado que los ideólogos del
Castro-estalinismo y de la socialdemocracia diseñaron. La
práctica de la alianza fue encargada a los comandantes
terceristas como sus abanderados ideales en la lucha contra
el proletariado, implícita en dicha alianza, para preservar a
la burguesía y el capitalismo de la revolución social. Los
capitalistas y terratenientes que, oportunistamente, se
cobijaron bajo el PGD se habían enriquecido junto con la
dictadura somocista a expensas de la desigualdad social y
represión del hambre del proletariado desde que sus
antecesores actuaron como los parteros de su nacimiento.
La función principal del FSLN en la JGRN fue la del
ejército samurái de la burguesía que derrotó al proletariado
y sus aliados revolucionarios en la lucha de clases que
continuó después del derrocamiento de la dictadura
somocista.
Con la “sandinización” del proletariado, es decir, su
conversión en colaborador de su enemigo de clase, la
burguesía, los comandantes sandinistas terminaron la lucha
de clases. De esa manera, cumplieron con su compromiso
con la burguesía de reprimir la justicia de la revolución
social e impusieron, con fusil y bozal, a la JGRN como un
“Gobierno revolucionario del pueblo”. Detrás de la
democracia menchevique de la JGRN —que los
comandantes terceristas eligieron para cumplir con su
compromiso con el estalinismo y la socialdemocracia—, el
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 29
FSLN ejercía su propio gobierno por medio de su sistema
de “represión revolucionaria”.
Dicho sistema estaba integrado por el Ejército Popular
Sandinista (EPS), la Oficina de Seguridad del Estado
(OSE), la Comisión Política del FSLN o “Checa
Sandinista”, las turbas llamadas Comités de Defensa
Sandinista (CDS), sindicalistas, inspectores del trabajo,
abogados, jueces, intelectuales, “sandinistas del 19 de julio”
y los residuos tóxicos de la dictadura somocista que el
FSLN adoptó como huérfanos de guerra por su experiencia
de esbirros. La “Checa Sandinista”, los “Camisas
Rojinegras”iv
, fue el grupo de esbirros, que incluyó a
pequeñoburgueses intelectuales que se pusieron el casco
del FSLN para actuar como su pelotón encargado con el
espionaje de la mente de la sociedad para detectar, arrestar
y encarcelar a los “no confesos” bajo la doctrina del
“sandinismo”. Ese pelotón dirigía a los CDS como su
fuerza de choque en la campaña de espionaje, difamación y
acoso de las personas disidentes y sus familiares que
precedía a la invasión de sus hogares a media noche por
soldados del EPS para aterrorizarlos y arrestarlos. Esos
espías —algunos de ellos formados por la universidad
sostenida con la riqueza social que el proletariado
produce— se arrogaron el poder de ordenar el arresto y
encarcelamiento de “los no alineados” con el pacto
“sacrosanto” del FSLN con la burguesía para ayudarla a
reconstruir su sistema de explotación y producción de
desigualdad social.
Durante la guerra sucia “revolucionaria” del FSLN, en
agosto de 1979, los doctores en “jurisprudencia sandinista”
decoraron su bozal y fusil con el decreto de mentiras
siguiente: “Artículo 8.- Todo individuo tiene derecho a la
libertad individual y a la seguridad personal. Nadie podrá
30 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
ser sometido a detención o prisión arbitraria, ni ser privado
de su libertad, salvo por causas fijadas por la Ley con
arreglo a un procedimiento legal. En consecuencia:
1. La detención sólo podrá efectuarse en virtud de
mandamiento escrito de Juez competente o de las
autoridades que expresamente faculte la Ley, salvo
el caso de flagrante delito.
2. Todo detenido tendrá derecho:
a. A ser informado y notificado, sin demora, del
motivo de su detención y de la acusación,
denuncia o cargo en su contra;
b. A ser llevado dentro del plazo de veinticuatro
horas ante autoridad competente, o ser puesto
en libertad;
c. A interponer el Recurso de Exhibición
Personal;
d. A ser tratado con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano;
e. A obtener reparación en caso de ser ilegalmente
detenido o preso”.
El Gobierno del FSLN y de la JGRN violó todas las
partes del “Artículo 8” y, en la práctica, lo sustituyó con el
principio y el método de la dictadura somocista que la GN
practicaba en su relación con la sociedad sin fe en el
“somocismo”. El principio establecía que todo individuo
era objeto de la sospecha natural del Estado y, por
consiguiente, podía ser arrestado por un guardia nacional,
aun en estado de ebriedad, por esa sospecha, la cual
superaba a la necesidad humana del proceso de hábeas
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 31
corpus. Y el método era la amenaza vociferada por el
guardia nacional que “sólo seguía órdenes”:
“¡Vas a pasar!” “¿De qué se me acusa?” “Allá, en el
comando, te lo vamos a explicar”. “¡Pasá o te hago pasar!”
Asimismo, los soldados, carceleros, interrogadores y
jueces, que funcionaban como interrogadores, de dicho
Gobierno no actuaron de acuerdo con su obligación
(humana, moral y legal) bajo su ley en su interacción con
los prisioneros políticos que los soldados sandinistas —que
“sólo seguían órdenes” como los guardias somocistas—
arrestaban a punta de fusil y encarcelaban sin leerles el
“Artículo 8” ni informarles de que tenían derecho a ser
representados por un abogado. La producción y
publicación, con dinero público, de una ley que, en verdad,
fue una mentira y burla de la dignidad de las personas cuyos
derechos humanos fueron violados por el Gobierno del
FSLN y la JGRN es otra razón por la que ese régimen debe
de ser recordado y condenado como el primer ejercicio de
dictadura del FSLN.
32 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Raíz de la dictadura
La dictadura sandinista tiene su raíz psicológica en la
guerra que la dictadura somocista hizo contra el FSLN y las
derrotas con que la GN casi lo exterminó en sus primeros
enfrentamientos. La necesidad de preservarse empujó a los
comandantes sandinistas a la vida en el exilio de la
clandestinidad perseguidos, sin tregua, por la jauría de
esbirros somocistas. En ese espacio —minado con espías y
dominados por la sospecha— tuvieron que transformarse
en los organizadores y gobernantes de un ejército
guerrillero que tenían que transformar en una fuerza capaz
de superar al ejército somocista, cuya superioridad consistía
en el placer de su libertad de matar. La derrota de la GN no
dependía de la capacidad del FSLN para convencerla del
altruismo de su razón para hacer la guerra contra ella, sino
de su poder para volar su sistema nervioso en mil pedazos,
desangrarla y rendirla.
La primera experiencia de gobierno de los
comandantes del FSLN fue como los jefes de un ejército
en el campo de batalla, bajo el fuego del enemigo que quería
eliminarlos. Durante su vida de estudiantes universitarios
antisomocistas, su única experiencia con la democracia fue
bajo la dictadura somocista que los trató como “enemigos
del Estado” difamándolos, acosándolos, empujándolos al
exilio, encarcelándolos, torturándolos y matándolos.
La guerra ocupó la conciencia del FSLN con su
inflexible ley de matar para no ser matado y se convirtió en
el nervio de la relación entre los comandantes y sus
soldados, principalmente, en el campo de batalla, donde la
democracia es sacrificada al dios de la guerra para lograr la
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 33
victoria. Los comandantes del FSLN no gobernaron a su
ejército con la democracia, sino con el código militar,
expresado con el poder de ordenar, y el temor al castigo
por desobediencia asentado en la mente de sus soldados.
La dictadura sandinista está enraizada en la
“comandantecracia” guerrillera. Este fue el régimen con
que los “comandantes de la revolución” gobernaron a sus
tropas con una ley y orden adecuados a la guerra y su
necesidad de ganarla como la condición para su
supervivencia y la toma del poder del Estado. En ese
régimen, dichos comandantes constituían la élite del poder
que se había formado a través de la lucha de clases en el
FSLN y la apreciación de sí mismos en el espejo del ego
militar. Su relación con sus soldados era el ejercicio de su
título de “superiores” que les dictaban las órdenes de la
guerra de cuya ejecución dependía su vida. El comandante
que había dado una orden que había sido ejecutada con
éxito convertía el triunfo en un mérito propio con el que
construía su prestigio y diferencia de los soldados y del
resto de los comandantes en el orden social piramidal del
ejército sandinista.
Las derrotasv
que el FSLN sufrió en su juventud —
durante su lucha para establecerse como una guerrilla en el
mundo campesino y una organización conspirativa en la
ciudad— lo traumatizaron y afectaron su conciencia de sí
mismo y su relación con el Estado como algo que podía
conquistar no sólo derrotando a la GN, sino que también
fusionando su poder con él. Los comandantes del FSLN
interpretaron dichos fracasos como una “humillación” que
requería la venganza para recuperar su “orgullo” de “hijos
de Sandino”, creadores de un ejército de “liberación
nacional”. Los doctores del “sandinismo” los convirtieron
en gestas heroicas venerables con las que escribieron la
34 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
historia del FSLN como una odisea realizada por héroes
místicos e inmortales —aunque mueran nunca mueren—
que ofrendaron sus vidas en aras de “la liberación del
pueblo”. Las mencionadas derrotas no fueron aceptadas
como prueba de su ignorancia, vulnerabilidad y falta de
experiencia en el arte de la guerra. Esta tarea no puede
hacerse sólo porque se siente el deseo de hacerla como el
efecto de la inspiración revolucionaria o conciencia de la
maldad del enemigo. Esa negación produjo una crisis de
razón y realismo que concluyó en la división del FSLN en
tres grupos: Tendencia Guerra Popular Prolongada,
Tendencia Insurreccional o Tercerista y Tendencia
Proletaria.
Los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista
aprovecharon la crisis para hacer una guerra sucia contra
los comandantes de las otras dos tendencias,
desacreditándolos como líderes auténticos del FSLN y
socavando las bases de su posición en el ejército sandinista
y la guerra contra la GN. De esa manera —que incluyó
ataques físicos y amenazas de muerte contra los disidentes
de su programa— el FSLN Insurreccional o Tercerista se
proponía tomar el poder del FSLN —sus recursos, su
programa y su representación de clase— y aplicar su táctica
para derrocar a la Dinastía. Esa táctica estaba compuesta
por la propaganda del Pacto del Grupo de Los Doce
(PGD) —que los comandantes terceristas habían hecho
con la “burguesía antisomocista” que ellos inventaron— y
el lanzamiento de la ofensiva urbana para estimular la
insurrección popular en octubre de 1977.
Los comandantes del FSLN GPP y FSLN Proletario
fueron derrotados por los comandantes del FSLN
Insurreccional o Tercerista —liderados por José Daniel
Ortega Saavedra, el tal “Danielito”— y presionados a
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 35
firmar un “pacto de unidad” en marzo de 1979. La
condición principal del pacto de Los 9 Comandantes del
FSLN fue el cumplimiento del compromiso que el FSLN
Insurreccional o Tercerista había hecho con la burguesía,
representada en el Grupo de Los Doce, de formar un
Gobierno de colaboración de clases con base en el desarme
del proletariado y sus aliados revolucionarios y la reclusión
de la revolución en el calabozo de la historia. Los
comandantes “unidos” quemaron el “Programa Histórico
del FSLN de 1969” y usurparon la autoridad de sus
miembros fundadores. En dicho programa, la dirección
histórica del FSLN había reconocido la satisfacción de las
reivindicaciones de la clase obrera como el propósito de la
revolución.
“La Revolución Popular Sandinista, liquidará las
injusticias de las condiciones de vida y trabajo
padecidos por la clase obrera bajo la brutal
explotación en favor de la legislación laboral y
Asistencial Social”.
Programa Histórico del FSLN de 1969
La reacción de los comandantes terceristas ante los
fracasos históricos del FSLN fue el contraataque contra la
GN para estimular la insurrección popular contra la
dictadura somocista. La ofensiva que lanzaron el 12 de
octubre de 1977 fue motivada por su deseo de demostrar
que su táctica era la solución a su crisis. El despliegue de su
potencia de fuego —junto con la proclamación de su
alianza con la burguesía— fue su manifiesto del porqué
tomaron el poder del FSLN. Así, el FSLN Insurreccional o
Tercerista también quería presentarse como el FSLN
revivido, auténtico e invencible que representaba el
heroísmo y la inmortalidad de sus líderes muertos.
36 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
La dictadura sandinista es una expresión del trauma
histórico que la dictadura somocista causó a la sociedad
humana con su guerra para implantar el “somocismo” en
la conciencia del Estado con sus propiedades —ignorancia,
egoísmo, prepotencia, inhumanidad, rapacidad,
corrupción, violencia y vanagloria— como los elementos
de la moral (somocista) distorsionada con que se mantuvo
como el modelo deseable de una vida, “Made in USA”,
opulenta, católica y vacía. Asimismo, es un reflejo del
gobierno interno del FSLN como un partido político
producto de la guerra fratricida por el poder del Estado y
el goce de su usufructo. El autócrata del partido sandinista
es el “Comandantíssimo Ortega”, a quien sus veneradores
han empoderado —dándole de beber la sangre tibia de sus
víctimas y repellando su decrépita imagen con yeso de
heroísmo y bondad— para tratar de esconder la verdad de
que es un soldado agresivo —enfermo de guerra, ambición,
mediocridad y vanidad—, insuficiente para vivir del fruto
de su trabajo. “Danielito” se forjó como dueño del FSLN
y de la revolución al calor de su ambición y la guerra sucia
que hizo contra sus colegas para borrarlos de la historia del
FSLN y erigir su estatua en la tumba de los fundadores de
la organización con atributos de sabiduría y heroísmo
robados.
El FSLN no quiso tratar el trauma del “somocismo”
revolucionando su conciencia para deshacerse de los virus
con que la dictadura somocista infectó a la sociedad que el
ejército sandinista se proponía “liberar”, principalmente, el
del egoísmo y de la prepotencia que son las semillas de la
corrupción y la desigualdad. El “justiciero rojinegro”
prefirió superponer el “sandinismo” al “somocismo” como
la buena vacuna ideológica con que entumece el trauma
social que sigue aumentando con la imposición de su
dictadura. Partido, Estado y Gobierno han sido
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 37
convertidos por el FSLN en una sola fuerza de choque para
enfrentar una actividad democrática que puede entender
únicamente en términos bélicos, es decir, la oposición a su
corrupción y opinión enfermiza de sí mismo como el
“Pueblo Presidente”.
El fantasma del “enemigo” que lo acechó para matarlo
controla la mente del FSLN. Por ello, no descartó la
sospecha de quien no es su “amigo” —la condición para
vivir en el mundo de dobles espías de la guerra— y siguió
viviendo en el campo de guerra de su mente con su casco
puesto y aferrado a su fusil. El aferramiento del FSLN al
poder del Estado —como el fusil que da razón, contenido
y sentido a su vida— lo impulsa a convertir a la sociedad
en un campo de batalla —dividido entre sus “amigos” y
“enemigos”— en el que captura a sus “enemigos” para
castigarlos y “alinearlos” con su falsa doctrina de
“libertador” y nuevo “padre de la nación”.
38 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Deshumanización del Estado
La dictadura sandinista mantiene al ser humano —
particularmente a las mujeres y los hombres de las clases
campesina y obrera— descartado como la raíz de las ideas
y los sentimientos que sustentan sus derechos —libertad,
igualdad y justicia—, los cuales deben de ser los elementos
de la conciencia del Estado. Por lo tanto, la aspiración
humana no es la razón del Estado, es decir, ser un medio
de su superación y trascendencia del Estado mismo como
una forma de organización social decadente que divide a la
sociedad, antagoniza a sus miembros y los incita a hacer la
guerra. En el lugar del ser humano, el FSLN sigue
manteniendo al Estado como la maquinaria suprema que
produce las leyes y los policías con que lo mantiene sujeto
a la ley y el orden de la clase que controla dicha maquinaria
con su ambición y opinión.
El casco militar que la dictadura sandinista usa para
establecer su relación con la sociedad le impide entender
los derechos humanos como la conciencia del Estado. El
casco militar se ha fusionado con la conciencia que el FSLN
desarrolló en la guerra en que el derecho a vivir se ganaba
matando al enemigo. El soldado sandinista ha demostrado
que no quiere mudar su conciencia de guerra ni recuperar
su sanidad; por consiguiente, no puede ser un animal
político demócrata, racional y sensible.
Los derechos humanos son los únicos instrumentos
con que el ser humano puede mantener su estatus moral y
luchar para cambiar al Estado como el agente de sus
derechos que lo castiga por practicarlos afuera de la cárcel
de la Constitución. Únicamente a través de la práctica
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 39
independiente y constante de sus derechos —a la vida, la
libertad, la justicia, el pan, la salud, el conocimiento y la
prosperidad— es que el ser humano puede mantener su
humanidad y evitar que el Estado lo deshumanice.
La dictadura sandinista ha sustituido los derechos
naturales del ser humano por los dictámenes del
“Comandantíssimo Ortega” adecuados a su psicosis
contenida en su proclamación de que él es el Estado o “El
Pueblo Presidente”. Asimismo, el Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN) ha reemplazado el Estado por
el partido político que construyó con riqueza pública
robada y lo representa como si fuera el Estado mismo.
Estas son consecuencias de la deshumanización del FSLN
como sujeto y objeto de la degradación que los enemigos
necesitan imponerse para prender y mantener el espíritu de
la guerra vivo. El ejército sandinista de ocupación nacional
no tiene la capacidad humana, sabiduría y compasión
necesaria para gobernar como un interlocutor en una
conversación con la sociedad para crear el programa que
ella necesita para mantener su humanidad y superar el
empuje de la burguesía, armada con el capitalismo, hacia la
canibalización y la perdición.
El soldado enfermo que se convirtió en dictador, el
“Comandantíssimo Ortega”, carece de la conciencia moral
necesaria para ser el productor del pan y de la sabiduría de
la sociedad y su distribuidor, con la igualdad y la justicia
social, en un estado de libertad y progreso. El FSLN dicta
su política a la sociedad como el departamento de
educación y propaganda de un partido político transmite
sus consignas a sus miembros. El fin de su dictadura es
convertir el Estado en el politburó del partido sandinista y
seguir usando su poder como el medio que necesita para
mantener la ficticia “sociedad sandinista”, su ley y orden,
40 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
como la justificación de la existencia del dictador, quien es
el creador y el señor de la cleptocracia sandinista.
El “buen gobierno del comandante Daniel” es un
eslogan con que la dictadura sandinista pretende ponerse la
toga de un soldado samaritano mitológico. En realidad,
dicho régimen es el sistema de distribución del usufructo
que produce el control del Estado entre el comandante y
su familia, el FSLN y la “sociedad sandinista”. Esta clase de
gobierno fue implantado en el Estado por el FSLN, en
1979, como el ejército que derrotó a la GN y, así, se ganó
el derecho a apropiarse de la riqueza que la Dinastía
Somoza & Asociados había robado a la nación. En 1990,
Los 9 Comandantes del FSLN y sus acólitos —la
intelectualidad, el clero y la Asamblea Nacional—
legalizaron el derecho del FSLN sobre el botín de guerra y
su distribución usando el poder del Estado después de que
fueron derrotados por la contrarrevolución y se dieron
cuenta de que ya no podrían seguir parasitando al Estado
para vivir.
El FSLN gobierna con una dictadura porque no se ha
liberado de la mentalidad que tuvo que crear para poder
convertirse en un ejército capaz de hacer la guerra contra
su enemigo para eliminarlo por cualquier medio adecuado
a su fin. El régimen absoluto de obediencia incondicional,
so pena de castigo, que los comandantes sandinistas usaron
para ejercer su dominio sobre sus soldados, durante sus
guerras, es la sombra de la que nació la dictadura sandinista.
Su existencia carece de la razón que es necesaria para
entender la democracia como un sistema humano de
relaciones humanas sin partido político ni ejército. La
democracia es incompatible con la condición del FSLN de
mantenerse como ejército de ocupación nacional dirigido
por una casta de vagos insuficientes para enfrentar la vida,
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 41
como monos desnudos, y sobrevivir como el producto de
su propio trabajo.
La convicción del FSLN de que él es el “libertador” de
Nicaragua de la dictadura somocista y padre fundador de la
doctrina redentora del “sandinismo” produjo su obsesión
por poseer el Estado como el objetivo de su guerra que
conquistó derrotando a la GN. En la mentalidad de ejército
vencedor con derecho al pillaje del FSLN, el Estado es la
recompensa que la nación le debe por su sacrificio. Su
deseo de sustituir el Estado por su partido, el Gobierno por
el líder del partido y la política pública por su doctrina
partidaria es el impulsor de la dictadura con que la
cleptocracia sandinista mantiene su vida de parásito lujoso
en el cuerpo social que vacuna con su “buena corrupción”.
42 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Corrupción del FSLN
La dictadura sandinista es el florecimiento de la
corrupción de la conciencia del FSLN y el envilecimiento
de la promesa de sus fundadores.
“La Revolución Popular Sandinista extirpará la
corrupción administrativa gubernamental y
establecerá una estricta honestidad administrativa”.
Programa Histórico del FSLN de 1969
La corrupción que la dirección del FSLN mencionó en
su “Programa Histórico de 1969” no era “administrativa”
—de papel y sello oficial por naturaleza—, sino humana y
social. La anteposición del bien personal a la necesidad
social era la práctica del egoísmo moral del animal político
que engendró la dictadura somocista. El instinto del
somocista se había transformado en el carácter del Estado
y la enfermedad encubierta por la democracia de las fuerzas
armadas. Lo que se corrompía era la conciencia de la
burocracia como la consecuencia de su deseo de eliminar la
moral que condicionaba su conducta social para recuperar
su condición de caníbal libre, sin la ley ni el orden de un
Estado con conciencia moral.
La corrupción del Estado, el objeto administrado, es la
consecuencia de la corrupción de sus administradores. El
proceso de la corrupción empieza con el acto voluntario
del animal político de corromper su conciencia y, así,
capacitarse para hacer el mal como el bien necesario para
realizar su ambición. El FSLN empezó a corromper su
conciencia “involuntariamente” cuando sintió la
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 43
corrupción de la dictadura somocista en forma de tortura,
vio su estilo de vida romano, respiró el aire de la frialdad de
su atmósfera de clase y se sintió conmovido al imaginarse
vestido con la toga de su poder y vanagloria.
Estos son algunos de los factores que contribuyeron al
desarrollo de la dictadura como un mecanismo de defensa
en una guerra que todavía no ha terminado en la mente del
FSLN:
1. La educación burguesa, católica y Castro-estalinista
de los comandantes del FSLN.
2. La experiencia del FSLN como enemigo de la
dictadura somocista difamado, perseguido,
encarcelado, torturado y asesinado.
3. El repudio del proletariado y del “Programa
Histórico de 1969” en el cual los fundadores del
FSLN pusieron el interés de “el pueblo” como el
eje de la “revolución popular sandinista”.
4. El triunfo del FSLN Insurreccional o Tercerista en
su lucha contra el FSLN GPP y el FSLN Proletario
por el poder de la organización y la redefinición de
clase del programa de la revolución antisomocista.
5. El pacto del FSLN Insurreccional o Tercerista con
la burguesía, en octubre de 1977, para presentarla
ante el Imperio Yanqui como la clase que
representaba la garantía del “valor democrático” de
la revolución y funcionar como su ejército samurái
encargado con la contención de la revolución
social.
44 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
6. La derrota del proletariado en su lucha contra la
burguesía, en 1979, para arrancarle las prestaciones
sociales que le debía y su reclusión en la CST.
7. El triunfo, en 1990, de la contrarrevolución
representada por la Unión Nacional Opositora
(UNO) y el Gobierno de Violeta Barrios Torres
viuda de Chamorro, la tal “Doña Violeta”, “Dama
de Hierro” del Imperio Yanqui y del Fondo
Monetario Internacional (FMI).
8. La legalización del robo del FSLN de la riqueza
pública, que la “sociedad somocista” había robado,
con la Ley 85vi
y la complicidad de la Asamblea
Nacional y, posteriormente, del Gobierno de la
UNO en 1990.
9. El Pacto Ortega-Alemánvii
de 1999, por medio del
cual el FSLN usó su táctica militar de “gobierno
desde abajo” para imposibilitar la gobernabilidad al
Gobierno Liberal de José Arnoldo Alemán Lacayo
y forzarlo a negociar el poder legislativo.
Por medio del pacto —la moneda política histórica de
dos caras— el FSLN logró establecer, otra vez, su
corrupción beligerante como un valor de intercambio en el
mercado, llamado Asamblea Nacional, donde los partidos
políticos zancudos compiten para chupar la mayor cantidad
de sangre que el Estado extrae de la clase trabajadora. El
FSLN creció como dictador en la medida que fue capaz de
convertir su corrupción en la conciencia del Estado y la
virtud que la Iglesia Católica Colonialista (ICC) y el Consejo
Superior de la Empresa Privada (COSEP) reconocieron
como la justificación de su alianza con el Gobierno de
Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) que estableció
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 45
en 2007. “El Gordo”viii
engendró a la kleptocracia
sandinista con su gula y torpeza.
La dictadura sandinista es impuesta por sus esbirros
como la nueva fe con la misma advertencia de la ICC,
conversión o destrucción, como la conquistadora del “alma
de Nicaragua”. Esta condición es un efecto “anormal” que
el FSLN normaliza (“sandiniza”) con su valoración de sí
mismo como el supremo juez y ordenador de la conciencia
de la sociedad sobre la que se ha elevado como el dogma
de su falsedad.
La mentira mesiánica, “sandinizada” y consagrada por
el FSLN —“Yo soy hijo de Sandino, cristiano, socialista y
solidario”— es el instrumento psicológico, cuasi religioso,
que usa para autoengañarse y establecer su “moral
sandinista”. Ese autoengaño se ha convertido en una fuerza
propia que ha suprimido la necesidad de la verdad, como
objeto de referencia, en su conciencia de sí mismo y su
relación con “el pueblo”.
En la conciencia ilusoria del FSLN, la felicidad de la
clase trabajadora es la prueba de su honestidad y “buen
gobierno”. En la realidad de la lucha de clases, el FSLN
capturó al proletariado, en 1979, como su objetivo de
guerra, le desarmó, le puso la camisa de fuerza sandinista y
le recluyó en la ficticia CST. “El pueblo sandinista” es una
ficción del FSLN que usa como una turba bulliciosa que
puebla la sombra y agrega eco al vacío del discurso de su
líder.
El FSLN personifica su mentira como “el salvador”
que merece que “el salvado”, la clase trabajadora, crea en él
como un misionero “cristiano”, aunque la lleve “de la
mano” a la ruina, excitándola con la ilusión heroica del
46 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
eslogan “¡Vamos por más victorias!” Con este eslogan
psicológico-político —que usa como si todavía estuviera en
guerra contra un “enemigo”— ha logrado ocupar la mente
de la clase trabajadora y sustituir su conciencia de sí misma
como clase propia, distinta y opuesta por su naturaleza al
FSLN: el enemigo que la decapitó en 1979 y entregó su
cabeza a la burguesía en las “zonas francas” donde la usa
como el generador de la energía que impulsa su máquina de
producción de ganancias.
La relación que el FSLN impone a la clase trabajadora
como el rehén de su guerra sucia de 1979 —necesario para
validar su falsa ideología “socialista”— ha producido una
generación de proletarios creyentes en el poder del
“sandinismo”, enfermos por la radiación de la corrupción
que es la raíz histórica de la CST. Esos creyentes han
perdido el cordón umbilical que los unía a su conciencia de
clase, estatus moral y cordura, y lo han reemplazado por la
línea partidaria del FSLN que consiste en atacar a los
herejes que no crean en “el buen Gobierno del comandante
Daniel”. La línea “sandinista” es ejecutada por una masa de
creyentes impulsados por su fervor por el
“Comandantíssimo Ortega” y deseo de darle su ofrenda
atacando a su “enemigo”. Estudiantes, proletarios, lumpen,
policías ladrones, paramilitares y asesinos ejecutan la “ley
sandinista” —con que la dictadura sandinista “gobierna
desde abajo”— como animales controlados sólo por su
instinto puro, sin la pretensión de civilización de la
Constitución.
La corrupción del FSLN y su aferramiento maniático al
poder, como un ladrón a su botín, es la consecuencia del
poder de la hipnosis ejercida por el Estado en una mente
vacía y ansiosa de autoridad, fama y fortuna.
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 47
Sandinización del Estado
El FSLN ha convertido su política histórica de guerra
sucia contra sus enemigos en la política del Estado para el
tratamiento de las personas a las que designa como
“enemigos del Estado” por disentir de su corrupción
convertida en mentira. El símbolo de esa mentira es la cara
decrépita de un fantoche proyectada como la sombra del
Estado con el eslogan “buen gobierno” en su cabeza de
pólvora. La verdad es que el GRUN es una dictadura
manejada por una cleptocracia con pretensión “cristiana,
socialista y solidaria”.
La cleptocracia sandinista también funciona como la
“Cofradía del Comandantíssimo Ortega”, quien la creó
como el espejo que necesita para ver su reflejo y sentirse
seguro de que su inmoralidad es aceptada por otros con
gozo, como si fuera una bendición. Dicha hermandad es la
cabeza de bala del llamado “pueblo sandinista” que el
FSLN formó, a su imagen y semejanza, con el fuego de la
emoción partidaria contra “el enemigo”, “La Piñata”ix
y su
pedagogía de soldado enfermo de guerra que padece de
alucinaciones de “gestas heroicas” y “más victorias”. Esta
psicosis es producto de la corrupción de la conciencia del
FSLN y su ocupación de la conciencia de la sociedad con
el “sandinismo” como la expresión, “heroica e intachable”,
de su enfermedad.
Como lo fue el “pueblo somocista”, el “pueblo
sandinista” es una masa sin médula de identidad,
insuficiente para ser la raíz de su propio fruto, excitable y
deseosa de creer en un “libertador”. Esa masa sirve al
FSLN como el espejo que refleja su mentira como verdad.
48 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Esta relación ilusoria es el estímulo que produjo la
proclamación del FSLN de “El Pueblo Presidente” para
diluir a “el pueblo” en su amarga dictadura, endulzada
artificialmente con sinsentidos como este: “¡Esperanzas
Victoriosas!” “El pueblo” no es el presidente; por
consiguiente, el presidente no es “el pueblo”. El presidente
es un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y
vanidad que vive del tributo que cobra a “el pueblo” por
haberlo “liberado”.
La clase trabajadora no es la matriz del FSLN; por
consiguiente, su liberación del poder de la burguesía
tampoco es su fin histórico. Los comandantes del FSLN
Insurreccional o Tercerista suprimieron al proletariado, en
octubre de 1977, como la clase representante del valor
moral y democrático de la revolución antisomocista y lo
sustituyeron por su enemigo histórico, la burguesía. Esta es
la clase que es el objeto del deseo del FSLN y a quien sirve
como encomendero de esclavos de su ley del salario
mínimo por medio de la CST.
La dictadura sandinista está debilitándose por la fatiga
social que produce su guerra sucia contra la verdad y su
modo de vida ficticio dependiente de la mentira, del lujo y
del uso del poder del Estado para mantenerse. Esto causa
una inflación del presupuesto de represión que estrangula
el presupuesto social y provoca la crisis existencial de la
clase trabajadora que paga al FSLN y a la burguesía por
trabajar para vivir. Esta es una de las contradicciones que
explotará en la CST y desenmascarará al FSLN como un
ejército anti obrero.
A su conciencia de su debilidad, el FSLN sigue
respondiendo con la supresión de su verdad por medio de
la represión de los disidentes de su dictadura, creando así
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 49
las condiciones para su caída. A pesar de su esfuerzo
violento por compensar su insuficiencia para crear su
existencia real como un mono desnudo normal ante el
mundo, la dictadura sandinista está siendo absorbida por el
espejismo de heroísmo que creó para vanagloriarse y
sobreponerse a la sociedad como su “padre libertador”. Al
ver que la verdad con que la oposición enfrenta su
corrupción la desnuda, la dictadura sandinista se siente
irrespetada y desata su ira haciendo la guerra sucia contra la
sociedad que no reza el “Comandantíssimo Nuestro” cinco
veces frente al retrato decadente del déspota cada día. La
verdad de sí mismo, revelada por los cadáveres de sus
víctimas, es el enemigo que el FSLN quiere eliminar y
sustituir por un monumento a su mentira “heroizada”.
El fin del FSLN sigue siendo eliminar a la oposición
difamándola como el “enemigo del Estado” que ha
convertido en la comandancia del “Comandantíssimo
Ortega”, desde la cual dirige el manejo de Nicaragua como
el territorio de caza de riqueza que conquistó el 19 de julio
de 1979.
50 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Buen pastor de la corrupción
“El Buen Gobierno de Daniel por Amor a Nicaragua”
es un eslogan psicológico y político que es parte de la
terapia del soldado cuyo padecimiento de insuficiencia
altruista le condicionó para convertirse en el constructor de
una dictadura que necesita usar como el espejo de su
confianza en sí mismo. “Buen”, “Daniel” y “Amor” son los
repellos obligados en la cara decrépita de la dictadura con
los que el FSLN pretende sustituir su necesidad de
revolucionarse moralmente. En vez de reconocer sus
crímenes, pedir perdón y pagar reparaciones a sus víctimas,
restituir a la nación la riqueza que le ha robado y someterse
a su juicio, el FSLN continúa hundiéndose en la arena
movediza de su corrupción y violencia, imponiendo su
poder de ejército, partido y policía de ocupación nacional.
La “bondad” y el “amor” no son virtudes del FSLN ni
los instrumentos que usa para imponer su dictadura. El
carácter de los autoproclamados “hijos de Sandino” fue
formado por la indiferencia ética de los objetos de la guerra
por el poder del Estado. Para alcanzar la “victoria”, que el
FSLN ha convertido en una emoción de “redención”, el
soldado sandinista tuvo que superar al soldado somocista
en su capacidad para deshumanizarse y matar a su enemigo
en mayores cantidades en cada batalla y conquistar su
territorio.
La habilidad para eliminar al enemigo mediante una
ofensiva que le cause gran sufrimiento y terror es la táctica
que el FSLN aplica por medio de un gobierno que usa
como su mortero en su guerra sucia contra la disidencia. La
represión, la reclusión, la tortura, la violación sexual y el
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 51
asesinato son los instrumentos que la dictadura sandinista
usa para mantener su mentira de que es la misionera del
“sandinismo” que dirige al “pueblo” que “aspira a más
victorias” o “redenciones”.
El gobierno del FSLN es la réplica de su táctica de
guerra —justificada por el imperativo moral el fin justifica
los medios— para mantenerse como el propietario
absoluto del Estado. Su política es el reflejo de su obsesión
con la ilusión de que el Estado le pertenece porque lo
conquistó como su trofeo de guerra y es la recompensa
“justa” que se ganó por haber “liberado al pueblo” de la
dictadura somocista. Esa perturbación provoca el miedo
que el FSLN siente de “perder” el poder del Estado y su
consecuente ataque contra “los enemigos que quieren
quitárselo”.
Desde que impuso la Ley 85, las leyes que el FSLN ha
producido son parte de su táctica para convertir el Estado
en el policía sandinista de la vida de la sociedad en cuya
conciencia pretende injertarse como el modelo deseable de
la vida de placer digestivo que produce la “buena
corrupción” justificada por el “sandinismo”. Ese injerto y
su florecimiento es la condición para la existencia de la
dictadura sandinista. El fertilizante del injerto es el
oportunismo de una sociedad corrupta por sus
conquistadores: la burguesía, el clero y los encomenderos
políticos. Antes del 19 de julio de 1979, esa misma sociedad
—que se sometió a la dictadura conservadora por treinta
años— vivía de conformidad con el “somocismo” como
modelo de la democracia católica y “buena corrupción” que
producían la “paz”, la “buena vida” y el “progreso del país”.
El “amor por Nicaragua” es la simulación patriótica de
la razón del aferramiento violento del FSLN al poder del
52 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
Estado como un ladrón a su botín. El soldado sandinista es
un enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad
que necesita mamar la teta del Estado porque carece de una
raíz moral con la cual producir su identidad humana y fruto
humano en el árbol de la sociedad. Respirando el aire
corrupto que circula en la Asamblea Nacional, mantiene su
ego de héroe inflado como un fantoche de plástico. Sin la
vacuna de vanagloria que recibe del Estado, como uno de
sus pacientes temporales, el soldado sandinista se desinfla
y desaparece en el vacío de su vida que no puede llenar con
mentiras ni balas.
El líder de la enfermedad del FSLN —el síndrome de
Hubris o adicción al poder— es el “Comandantíssimo
Ortega”, quien es presentado por sus maquilladores en el
espectáculo político de los encomenderos o sirvientes neo
coloniales de la burguesía como el “buen pastor” de la
sociedad sandinista. Esta cofradía fue formada por el FSLN
como el ejército victorioso en la guerra contra la dictadura
somocista y el distribuidor del botín de guerra que se
apropió y legalizó con el poder del Estado en 1990.
La sociedad sandinista es una copia de la sociedad
somocista moralizada y “heroizada” por un “buen pastor”.
Su moral es el “sandinismo”: la vacuna con que el FSLN se
inmunizó contra la acusación de corrupción y la licencia
con que la sociedad participa de la corrupción del Estado
como si fuera una misa dirigida por “buen gobierno”. Y su
“heroísmo” es la cualidad que el FSLN se adjudica en su
historia como su “libertador” de la corrupta dictadura
somocista reflejada en la cara decrépita de un dictador en
el catecismo de su adoctrinamiento. Como lo hizo la
sociedad somocista, la sociedad sandinista usa el Estado
como el espejismo de poder con que trata de eternizarse
Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 53
sobre la misma base de mentiras y balas que absorbió a su
antecesora como un hoyo de arena movediza.
La sociedad somocista nació y murió de corrupción,
carcomida por las bacterias de la ignorancia, ambición y
odio. El FSLN sigue cultivando las mismas bacterias en su
conciencia sin darse cuenta de que están carcomiéndolo y
no puede eliminar este proceso de decadencia moral con la
guerra.
BECAT: Modelo
de la Policía Sandinista
Brigadas terroristas somocistas
Las Brigadas Especiales Contra Actos de Terrorismo
(BECAT)x
de la Dinastía Somocista Católica (la Dinastía)
—dirigida por el ficticio General, “Made in USA”,
Anastasio Somoza Debayle, el tal “Tachito” fueron el
modelo que el Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) usó para crear a la Policía Sandinista (PS) como
piedra angular de la recomposición militar del Estado desde
que tomó el poder, el 19 de julio de 1979.
La Dinastía y su ejército fueron productos de la guerra
de ocupación de Nicaragua que el Imperio Yanqui hizo por
medio de su Cuerpo de Marines desde 1912 hasta 1933, en
respuesta a la petición de la burguesía católica
(conservadora y liberal) e Iglesia Católica Colonialista
(ICC). Las brigadas terroristas somocistas fueron parte de
del extenso ejército de espionaje y terror —la Guardia
Nacional (GN), la Escuela de Entrenamiento Básico de
Infantería (EEBI), la Oficina Nacional de Seguridad
(OSN), los Jueces de Mesta y los Escuadrones de la
Muerte— que había sido el moldeador de la psique de
temor de la nación, de acuerdo a la doctrina del
“somocismo”. Las BECAT fueron parte del ejército
somocista que “Tachito”, el Vampiro de Plasmaféresis”xi
,
heredó de su padre: el criminal, ladrón y ficticio General,
“Made in USA”, Anastasio Somoza García, el tal “Tacho”.
Del mencionado ejército, la GN fue el embrión que
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 55
“Tacho” alimentó con carne cruda sangrienta, corrupción
y violencia para convertirlo en la columna vertebral de su
jauría.
La guardia fue la Constabularia que el Imperio Yanqui
formó también en respuesta a la petición de la burguesía e
ICC. Sus integrantes fueron nativos feroces conquistados y
cristianizados por el Imperio Español y la ICC. La
Constabularia fue la quinta columna del Cuerpo de Marines
del Imperio Yanqui que luchó contra el Ejército Defensor
de la Soberanía de Nicaragua (EDSN). Después de que el
EDSN derrotó a su Cuerpo de Marines, en enero de 1933,
el Imperio Yanqui encargó a “Tacho” la tarea de convertir
a la GN en el nuevo ejército de ocupación de Nicaragua.
La “especialidad” de las BECAT consistió en la
aplicación del terrorismo de Estado en el campo urbano de
la guerra de la Dinastía contra el FSLN y la sociedad
disidente (o sospechada de serlo) de su política de
corrupción, mentira y brutalidad. Su objetivo de guerra
principal fueron las muchachas y los muchachos de los
barrios empobrecidos por los herederos del botín de guerra
de los conquistadores, la burguesía y el clero, a través de
todas sus generaciones. En los barrios indígenas como
Monimbó, en la ciudad de Masaya, y Sutiaba, en la ciudad
de León —que heroicamente resistieron la invasión del
Imperio Español y el Imperio Romano Católico—, las
BECAT trataban a los jóvenes como sospechosos de ser
sandinistas y, por consiguiente, como “combatientes
enemigos” cuya eliminación era necesaria para sembrar el
terror con sus cadáveres descuartizados expuestos a pleno
sol. Entrenados como predadores de su especie con el
manual de guerra sucia del “Plan Cóndor”xii
—que el
Imperio Yanqui escribió con la sangre de las víctimas de
sus guerras en Nicaragua y Vietnam—, las brigadas
56 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
terroristas somocistas actuaban como una jauría excitada
por la imagen de la presa entre sus colmillos.
El FSLN no invirtió sus recursos en la preparación de
la insurrección —que fue uno de los motivos de su
división— que los comandantes de la Tendencia
Insurreccional o Tercerista del FSLN —dirigidos por José
Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”— decidieron
tomar con sus propias manos con base en un plan
espontáneo diseñado de acuerdo a su deseo de “acelerar”
el derrocamiento de la Dinastía y tomar el poder del Estado
para satisfacer su ambición. En el plan tercerista, los barrios
empobrecidos no ocupaban el puesto correspondiente a su
condición de fuerza social representativa y líder de la
revolución. Los comandantes sandinistas entregaron ese
puesto a la burguesía que era la clase cuyo modo de vida
inmoral admiraban y querían imitar con el cetro del Estado
en sus manos.
Antes de que decidieran, unilateralmente, lanzar su
ofensiva del 12 octubre de 1977 contra la GN, el FSLN
Insurreccional o Tercerista no invirtió su fuerza en la
educación, organización y armamento de los barrios que se
insurreccionaron contra la Dinastía. No obstante, y a pesar
de la relación oportunista y egoísta del FSLN con ellos, los
barrios inventaron su red de lucha, táctica y arma con que
enfrentaron el poder de las BECAT y se convirtieron en los
muros que contuvieron el desarrollo del plan de la Dinastía
de arrasar las bases de apoyo sin las cuales el FSLN no
hubiera triunfado.
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 57
Ofensiva tercerista y masacres
La primera ofensiva que el FSLN Insurreccional o
Tercerista lanzó contra la GN, el 12 de octubre de 1977,
fue impulsada por la necesidad política de sus comandantes
—liderados por José Daniel Ortega Saavedra, el tal
“Danielito”— de exhibirse como victoriosos en su lucha
contra sus camaradas —los comandantes de la Tendencia
Guerra Popular Prolongada (GPP) y Tendencia
Proletaria— por el control del poder del FSLN: sus
recursos, su identificación de clase y su programa. Además,
querían demostrar la inteligencia de su táctica
insurreccional y propagandizar el Pacto del Grupo de Los
Doce (PGD) como el modelo burgués del gobierno que
instalarían después del derrocamiento de la dictadura
somocista.
Como los patrocinadores del PGD, impresionar a sus
“aliados” —los burgueses “antisomocistas” que ellos
habían inventado— como los más “huevones” del FSLN
y, por consiguiente, capaces de derrocar a la Dinastía era
parte de su interés político. Asimismo, la exhibición pública
de su poder y desprecio por sus camaradas y su estatus en
el FSLN fue el mensaje que los comandantes terceristas
enviaron a sus aliados burgueses. Ellos habían tomado
posesión de la dirección ideológica, política y militar del
FSLN en su guerra contra la Dinastía. Por lo tanto, podían
garantizar los términos antirrevolucionarios del PGD sin la
aprobación de los demás comandantes.
“Danielito” y sus secuaces eran la élite del FSLN que
controlaba sus recursos y su política como los escogidos
por el estalinismo, representado por Fidel Alejandro Castro
58 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
Ruz, y la socialdemocracia, representada por Carlos Andrés
Pérez, como los encomenderos de su política de
colaboración con la burguesía como la clase que, con su
modo de vida, determina la civilización. Su ofensiva
unilateral era parte de su lucha para descartar a los
comandantes de la Tendencia GPP y Tendencia Proletaria
como innecesarios para la realización de la tarea de derrotar
a la GN. También, su decisión fue estimulada por su deseo
de ser los primeros en sentir el placer de tocar los “huevos
todopoderosos” del toro del Estado y después rezar el
padre nuestro.
El FSLN Insurreccional o Tercerista limitó la
insurrección urbana a sus fines de guerra: la derrota de la
GN, la toma del poder del Estado, el establecimiento de su
Gobierno, tomado de la mano derecha de la ficticia
“burguesía antisomocista”, cosignataria del PGD y el
cumplimiento de sus compromisos con la burguesía. Estos
eran, principalmente, el desarme de la derrota de las fuerzas
de la revolución social como la condición para la
reconstrucción del capitalismo con el miedo del Estado y
la paz social impuestos por el FSLN como el samurái de la
burguesía.
Después de la derrota que el FSLN Insurreccional o
Tercerista asestó a la GN —con su ofensiva sorpresiva del
12 de octubre de 1977—, la Dinastía respondió con la
masacre: el método que históricamente su padre fundador
—el criminal y ficticio General, “Made in USA”, Anastasio
Somoza García, el tal “Tacho”— estableció como su firma
distintiva de traidor, asesino y cobarde el 21 de febrero de
1934. Entonces, “Tacho” asesinó a Augusto César
Sandino, Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, líderes
del Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua
(EDSN) que había derrotado al Cuerpo de Marines del
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 59
Imperio Yanqui en su guerra de ocupación de Nicaragua.
La masacre de las comunidades indígenas que eran el
espíritu y la fuente del EDSN y el robo de sus tierras fueron
las condiciones que determinaron el desarrollo de la
dictadura somocista y la sociedad que engendró con su
sangrienta corrupción.
El método que “Tacho” usó para fundar su dictadura
—particularmente su componente la masacre— se
convirtió en el instinto con que marcó a la dinastía que
engendró
Masacre de estudiantes
“En ese contexto se producen dos brutales
masacres: la del 9 de julio, en Jinotepe, y la del 12
de julio, en San Marcos. La primera fue una cacería
que dejó cuatro dirigentes asesinados; la segunda,
disparos indiscriminados sobre la población en el
atrio de la iglesia, después de que estalla una bomba
en el campanario del templo católico tomado por
los jóvenes”.
Mónica Baltodano: El vertiginoso año 1978
Las masacres estudiantiles y la insurrección
Masacre de familias
“Los guardias dispararon hacia donde se
encontraban jugando tres niños: un hijo y un
sobrino de Alfonso; y el hijo del jardinero que hacía
trabajos en las casas del sector. De inmediato cayó
muerto Juan Bosco González Chamorro de 11
años, mientras Constantino Chamorro Mejía, de 11
años, y Francisco, de 12 años, se escondían debajo
60 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
de una cama hasta donde fueron perseguidos y
ametrallados sin piedad”.
Mónica Baltodano: Por qué debemos de recordar la
masacre de Xiloá del 12 de mayo de 1979
Masacre de poblaciones:
“Todavía, sin embargo, faltaba la masacre final:
como respuesta a los combates entre el FSLN y la
Guardia Nacional que se habían intensificado
desde enero de 1979. En junio Somoza
desencadenó la "operación arrase" con tanques
Sherman, aviones y artillería pesada dejando a
centenares de personas sin hogar y con un saldo de
muchos miles de muertos”.
María Dolores Ferrero Blanco: Violencia y represión en el
ocaso de los Somoza - 12 de agosto de 2009
La masacre también fue aplicada a nivel individual por
los esbirros somocistas, asesinando a una persona para
aterrorizar a su familia, sus amigos y su pueblo. Este es el
caso de la joven persona de Eugenio María Pacelli Ibarra
Pasos, cuyo asesinato hirió profundamente la vida de la
población de la ciudad de Granada, aumentando su dolor y
justa ira contra la Dinastía.
“Pacelli fue emboscado y secuestrado por soldados
de la Guardia Nacional (GN) entre quienes se
distinguía, por su ferocidad, José Manuel Salas, alias
el “Gato” Colindres, en Granada, la noche del 10
de mayo de 1979. Después de que le secuestraron,
le llevaron a la península de Asese donde le
fusilaron y enterraron su cadáver. Esa misma
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 61
noche, los criminales desenterraron y trasladaron
su cadáver a la finca del coronel Coronado Urbina,
GN, localizada en El Paso de Malacatoya en
Granada. Ahí, descuartizaron su cuerpo y
enterraron los pedazos en hoyos donde los
quemaron con aceite negro con el propósito de
hacerlos desaparecer”.
Rodrigo Ibarra Pasos: El asesinato de Pacelli
Pacelli fue un miembro de la vanguardia de jóvenes
revolucionarios independientes que conformaron el
corazón de la insurrección urbana que fue el catalizador del
derrocamiento de la Dinastía.
La insurrección que el FSLN no organizó como parte
de su táctica en los barrios empobrecidos, —que la Dinastía
convirtió en zonas de cacería— fue sólo una oportunidad
que el FSLN Insurreccional o Tercerista aprovechó como
viento favorable para navegar a través del océano de sangre
de su guerra contra la GN y llegar al puerto del Estado a
salvo y elevarse con su poder como los autores de la
victoria contra la Dinastía.
La táctica para la toma del poder del Estado fue
diseñada por los comandantes terceristas con la guía
ideológica-política de sus patrocinadores Castro-estalinistas
y socialdemócratas. Consecuentemente, el derrocamiento
de la Dinastía fue condicionado a satisfacer el interés de la
burguesía, pequeña burguesía, intelectualidad y clero, a
quienes el FSLN entregó la representación social y
democrática de la revolución. El PGD fue el muro de
contención del desbordamiento de la insurrección de los
desposeídos que el FSLN defendió como el ejército
samurái de la burguesía.
62 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
“La estrategia se centraba en insurreccionar con los
mejores hombres y las mejores armas los barrios
occidentales, confiando que los barrios orientales
ya habían dado suficientes muestras de iniciativa,
valor y capacidad de resistencia, como para dejar
que con pequeña ayuda se insurreccionaran solos”.
Dr. Danilo Aguirre Solís: Guerra de Liberación
“Dejar que con pequeña ayuda se insurreccionaran
solos”. Pese a la política oportunista y traidora del FSLN,
las víctimas históricas de la Dinastía —los descendientes de
los indígenas que el Imperio Español y la ICC recluyeron
en los “pueblos de indios”— prendieron la insurrección
para salvar sus vidas del feroz exterminio de las BECAT.
La llama que Monimbó y Sutiaba prendieron iluminó a los
demás barrios empobrecidos que se unieron a la lucha para
derrocar a la Dinastía como una causa acorde con su noble
ideal libre de la corrupción —causada por el egoísmo, la
ambición y la vanagloria— que ya había empezado a
enraizarse en la conciencia del FSLN.
Las BECAT eran parte de una extensa red de espionaje
y terror que incluía a la GN, la Escuela de Entrenamiento
Básico de Infantería (EEBI), la Oficina Nacional de
Seguridad (OSN), los Jueces de Mesta y los Escuadrones
de la Muerte cuyos jefes habían sido entrenados como
caníbales y eran apoyados por el Imperio Yanqui. A pesar
de su fuerza militar y ferocidad, las mujeres y hombres
descendiente de las naciones que los fundadores del Estado
burgués desposeyeron confrontaron a las brigadas
terroristas somocistas en combate desigual —armados sólo
con su pecho abierto, armas caseras y determinación— y
las derrotaron. Su sacrificio fue el factor que determinó el
triunfo de la revolución de la que el FSLN los excluyó.
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 63
Anulación del proletariado
El FSLN ocupó el Estado como el ejército vencedor en
la guerra contra la GN y ejecutor de su derecho al pillaje de
la riqueza pública como su recompensa por haber
“liberado” al país del “mal” del “somocismo” y haberlo
sustituido por el “bien” del “sandinismo”. El ejército
sandinista se convirtió en el nuevo legislador de la lucha de
las clases por la posesión de la riqueza que la clase
trabajadora produce. Como tal, el FSLN —con “Danielito”
actuando como el inverosímil presidente de Nicaragua—
constitucionalizó “La Piñata”, es decir, el robo masivo de
la riqueza pública que la Dinastía y la “sociedad somocista”
habían acumulado apoyados por la GN como el ejército
que ocupó y aterrorizó a la sociedad honesta y disidente
desde el 1 de enero de 1933.
Con la ayuda de Sergio Ramírez Mercadoxiii
, como el
arquitecto legal del Estado y vicepresidente de Nicaragua,
la asamblea sandinista aprobó las Leyes 80 con las que el
FSLN constitucionalizó el pillaje y lo distribuyó entre sus
soldados, actuando como el general de un ejército de
ocupación nacional. Legalizando el robo y la mentira con
que lo justificó, el FSLN empezó el proceso de la
realización de su ambición: transformarse en una casta
política aburguesada —estructurada en la economía y el
Estado— sostenida por la “sociedad sandinista” que paga
contribuciones al FSLN para poder gozar de los
“beneficios de la revolución popular sandinista”.
El FSLN borró de su conciencia el sufrimiento
histórico de la sociedad trabajadora que fue la madre que lo
amamantó, protegió, curó sus heridas y le enseñó cómo dar
64 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
sus primeros pasos de muchacha guerrillera y muchacho
guerrillero en la ciudad, la montaña y la selva. Ella le confió
la noble tarea de realizar la eliminación de las condiciones
que engendraron a la Dinastía y la “sociedad somocista”: el
egoísmo, la codicia, la corrupción, la opulencia, la
brutalidad, la vanagloria y la indiferencia. La insensibilidad
del FSLN ante el sentimiento de la clase trabajadora por la
revolución y su interés en ella como el fruto de su sacrificio
fue el resultado de la guerra que hizo contra la GN para
quitar el poder del Estado a la Dinastía.
La guerra fue el juez que exigió al FSLN que se
sometiera a su ley: aterrorizar, desangrar y “matar sin asco”
a “el enemigo” como la única manera de superar su fuerza
y arrancarle el corazón de su poder. La conducta de la GN
como predador de su especie estimuló al FSLN a emular su
psique y su táctica: El fin justifica los medios. Como el
objeto de la guerra de exterminio de la GN —difamado,
perseguido, capturado, torturado y asesinado— el FSLN
reaccionó cambiando su corazón de estudiante, idealista y
sensible, por otro corazón acorazado, adecuado a su
necesidad subjetiva de ser y funcionar como un soldado
más fiero que su enemigo en el campo de batalla.
La fuerza animal que impulsaba a los enemigos a
matarse para sobrevivir los despojó de su sentimiento
humano común y lo sustituyó por el odio y la guerra como
su forma de expresión. El cambio de conciencia, su
aplicación como arma de exterminio de su enemigo y el
miedo a ser exterminado por la GN convirtió al FSLN en
un enfermo de neurosis de guerra que no se ha recuperado.
El deseo de sentir el placer de poseer el poder del Estado
se sobrepuso a la necesidad del FSLN de curarse,
recuperando su condición de organismo humano sensible,
sabio y compasivo.
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 65
El FSLN emergió de la mortandad y destrucción de la
guerra, que victimizó y traumatizó a la sociedad, envuelto
en una sonrisa que no era un reflejo de su salud, sino de su
placer estimulado por su contacto con el fusil con que había
conquistado el poder del Estado y satisfecho su ambición.
Con su conducta, el soldado sandinista reveló la
enfermedad —caracterizada por dogmatismo, prepotencia
y vanidad— que lo impulsa a imponerse a la sociedad como
un ejército de ocupación nacional desconfiado, ambicioso,
corrupto y agresivo.
Los soldados que arrogantemente se llaman “hijos de
Sandino” siguen en guerra contra la sociedad honesta y
disidente de su enfermedad. Esta condición ha mutado en
la dictadura que se manifiesta en la violencia de la PS y la
conducta autocomplaciente de todos los poderes del
Estado. La burocracia es un ogro troglodita —estúpido,
panzón, perezoso y engreído— que consume el
Presupuesto Público, servido sobre manteles de lujo. Esta
casta parasitaria, engendro de la corrupción del FSLN, ha
convertido al Estado en un club privado sostenido por una
clase trabajadora que cuando grita “¡dos más dos no es igual
a cinco!” el Estado la reeduca torturándola para que acepte
que “corrupción más hipocresía es igual a democracia”.
El FSLN anuló su obligación con la clase trabajadora
en octubre de 1977, firmando el PGD. Después de que Los
9 Comandantes saborearon el elíxir del poder, el 19 de julio
de 1979, convirtieron dicha anulación en guerra sucia
contra el proletariado y sus aliados revolucionarios para
someterlos al PGD que el FSLN convirtió en el gobierno
de colaboración con la burguesía llamado Junta de
Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN).
Expropiando a la clase trabajadora como productora del
poder de la revolución, el FSLN liberó su conciencia y la
66 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
adecuó a su nueva posición en la lucha de clases como el
ejército samurái defensor del interés de la burguesía y
legislador de su transformación de saqueador en casta
política aburguesada y “legalizada”. La derrota de la clase
trabajadora —su desclasamiento y congregación en la
ficticia “Central Sandinista de Trabajadores (CST)”— y la
constitucionalización del pillaje y de la mentira que lo
justificó (“La Piñata”) fueron factores que determinaron la
transición del FSLN hacia su conversión en el poder
absoluto del Estado.
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 67
Policía Sandinista
La Policía Sandinista (PS) es la sucesora de las BECAT
como parte de la causa del trauma histórico de Nicaragua y
de la “conciencia histórica” del Estado —agenciada por la
clase dominante— de sus órganos de represión y la
necesidad de desarrollarlos. La conversión del Estado en el
tanque de un ejército paramilitarxiv
es impulsada por la clase
dominante que lucha contra las otras por el dominio del
Estado y la apropiación de la mayor cantidad de la riqueza
de la nación. La PS es parte del ejército de devotos
ignorantes, corruptos y violentos que dirige el dictador José
Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”, un soldado
enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad. Este
soldado es producto de la conciencia de sí mismo, de bala
y gatillo, y su relación con el Estado que desarrolló a través
de su interacción con la dictadura somocista y castrista-
estalinista. La policía es el sistema nervioso y los sentidos
que, tensó en la guerra y ahora extiende a través del cuerpo
de la sociedad para detectar a sus enemigos, matarlos y
tratar de dormir en paz.
Los integrantes de la PS son los sucesores —con caites
y armamento de guerra modernos— de la Constabulariaxv
:
La policía que el Cuerpo de Marines del Imperio Yanqui
formó a petición de la burguesía y del clero para imponer
su ley y orden a las naciones indígenas rebeldes. Después
de que fue convertida en Guardia Nacional (GN), la
mencionada policía fue la Quinta Columna de Mata Mamas
que participó en la guerra de la burguesía, el clero y el
Imperio Yanqui contra el Ejército Defensor de la Soberanía
de Nicaragua (EDSN). Esta fuerza armada es un producto
reciclado, hecho con los cartuchos vacíos de la barbarie de
68 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
la guerra que el FSLN no ha querido terminar. Su raíz está
en el “Ejército Popular Sandinista (EPS)”, la Oficina de
Seguridad del Estado (OSE), la Comisión Política o “Checa
Sandinista” y las “turbas divinas”xvi
de “Santo Tomás Borge
Martínez” llamadas Comités de Defensa Sandinista (CDS).
Estas fuerzas estaban integradas, en 1979, por participantes
en la guerra (incluso agentes dobles, espías, delatores y
revanchistas), oportunistas llamados “sandinistas del 19 de
julio”, ex somocistas y lumpen.
Las turbas que engendraron a la PS siguen siendo un
instrumento de guerra civil —animado por la fe de una
masa en la “verdad” de la mentira “redentora” que les
predica su “líder”. Con esa masa —surgida de la derrota y
del fusilamiento de “el enemigo”—, impulsada por el deseo
de sentir el placer de tener poder y descargarlo —con la
amenaza del “Pasá o te hacemos pasar” o el culatazo del
M1 Garand sobre la cabeza de la persona disidente, como
lo hacía la GN—, el FSLN ensambló al troglodita con que
ha aterrorizado a “el enemigo” desde que cambió de campo
de batalla, en 1979, como un soldado enfermo de guerra,
ambición, mediocridad y vanidad incurables.
El FSLN creó y constitucionalizó a la PS, en 1979,
como el nuevo ejército de ocupación nacional y legislador
del Estado. La función histórica de la PS continúa siendo
hacer la guerra sucia —que el FSLN llama “defensa de la
revolución popular sandinista”— contra la sociedad “no
alineada”, con la escopeta roja y el bozal negro, para
“alinearla” al “sandinismo” como la nueva doctrina de
dominación con que el FSLN sustituyó al “somocismo”.
La PS es impulsada por el imperativo categórico que el
FSLN practicó como la condición para derrotar a la GN:
El fin justifica los medios. Mantenerse como el ejército de
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 69
ocupación de Nicaragua es su fin y el terrorismo de Estado
es su medio.
La PS es uno de los esbirros de la dictadura del FSLN
que es apoyada por la “sociedad sandinista” que ha
diseñado, a su imagen y semejanza, con mentira,
corrupción y agresividad, usando como modelo a las
fuerzas de la ley y del orden de la “sociedad somocista”.
Epílogo I
Gobierno por turbas
Las turbas caníbales
Las turbas caníbales sandinistas que el 3 de marzo de
2020, intentaron devorar el cadáver de Ernesto Cardenal
Martínez, en la Catedral Metropolitana de Managua, son las
sucesoras de las turbas que el Frente Sandinista de
Liberación (de la Corrupción) Nacional (FSLN) instituyó
como los “jurados” de la “Revolución Popular Sandinista”
—con el nombre de Comités de Defensa Sandinista
(CDS)— después de que conquistó el poder del Estado, el
19 de julio de 1979.
Los comandantes sandinistas adoctrinaron a los
miembros de los CDS con la falsa idea de que ellos eran el
“poder popular” del gobierno extrajudicial, “desde abajo”,
con que el FSLN conducía la guerra sucia contra quienes
señalaba como “enemigos de la revolución popular
sandinista” o “no alineados” con su fusil. Lanzando a las
turbas al ataque contra sus enemigosxvii
, la dirección del
FSLN revive su experiencia en la guerra contra la Dinastía
Somocista Católica (la Dinastía), donde aprendió a
gobernar a sus soldados como el medio para eliminar a sus
enemigos.
El despliegue de la fuerza de las turbas como política
gubernamental genera el terror en la mente de la sociedad
disidente con que el FSLN compensa su incapacidad para
gobernar como un civil con la razón y la virtud moral. Así,
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 71
también se inyecta con la seguridad de la violencia y aplaca
temporalmente su temor a “el día de Somoza”, cuando su
dictadura ya no podrá resistir la fuerza de sus
contradicciones y se derrumbará. Sin el terror que disemina
por medio de la violencia de las turbas, el FSLN no se siente
seguro de su mentira de que su líder es “El Pueblo
Presidente”. En realidad, José Daniel Ortega Saavedra, el
“Comandantíssimo Ortega”, es un soldado enfermo de
guerra, ambición, mediocridad y vanidad.
El gobierno por turbas fue usado por la Dinastía para
aterrorizar y eliminar a la oposición, particularmente, al
“sandinismo”. Como parte del lumpenproletariado,
desposeído y alienado, las turbas sirvieron a la Dinastía
como un instrumento psicológico de dominio de doble filo.
Con él, la Dinastía infundía en la mente de las turbas el falso
sentido de pertenencia a un gobierno católico, legítimo,
fuerte y bueno y también satisfacía su necesidad de animal
emocional de tener un enemigo sobre el cual descargar la
violencia de su resentimiento social y gozar viendo su
sufrimiento.
Las turbas que hoy el FSLN usa para herir y traumatizar
a la oposición a su enfermedad son las sucesoras de los
desposeídos que eran la mayoría de los miembros de los
CDS y Comités de Defensa Civil (CDC). Estos últimos se
formaron al calor de la contraofensiva con que la Dinastía
respondió, en septiembre de 1978, a la ofensiva de la
Tendencia Insurreccional o Tercerista del FSLN, en
octubre de 1977, y la insurrección. Los comités que se
formaron como los órganos del gobierno de la revolución
que hicieron fueron capturados y corruptos por la dirección
sandinista y convertidos en un arma de su ambición
personal de convertirse en la nueva clase dominante con
una falsa raíz social “popular”.
La Dictadura Somocista del Frente Sandinista
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  • 4. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista BECAT: Modelo de la Policía Sandinista Por Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
  • 5. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista BECAT: Modelo de la Policía Sandinista Copyright © 2021 by Humberto Gómez Sequeira-HuGóS Todos los derechos reservados. Este libro fue publicado por Humberto Gómez Sequeira- HuGóS en los Estados Unidos de América en el mes de octubre del año del Señor Coronavirus Variante 2021.
  • 6. Dedicatoria Dedico este libro a Álvaro Manuel Conrado Dávila, quien fue asesinado por un francotirador de la dictadura sandinista el 20 de abril de 2018. “Alvarito” recibió un balazo en su cuello mientras se encontraba en el predio de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde había ido a dar agua a los estudiantes que ahí estaban en pie de protesta contra dicha dictadura. Antes de morir, a la edad de 15 años, dijo: “Me duele respirar, me duele respirar”, a las personas que trataban de auxiliarle.
  • 7. Reconocimiento Gracias a María del Rosario Aguirre Durán, mi pareja, por compartir su vida conmigo como la chispa consciente del fuego con que contribuye al mantenimiento de la fotosíntesis que produce la vida y la fertilidad intelectual del organismo que soy.
  • 8. Epígrafe La dictadura sandinista ha sustituido los derechos naturales del ser humano por los dictámenes del “Comandantíssimo Ortega” adecuados a su psicosis contenida en su proclamación de que él es el Estado o “El Pueblo Presidente”. Asimismo, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha reemplazado el Estado por el partido político que construyó con riqueza pública robada y lo representa como si fuera el Estado mismo. Estas son consecuencias de la deshumanización del FSLN como sujeto y objeto de la degradación que los enemigos necesitan imponerse para prender y mantener el espíritu de la guerra vivo. El ejército sandinista de ocupación nacional no tiene la capacidad humana, sabiduría y compasión necesaria para gobernar como un interlocutor en una conversación con la sociedad para crear el programa que ella necesita para mantener su humanidad y superar el empuje de la burguesía, armada con el capitalismo, hacia la canibalización y la perdición.
  • 9. Tabla de Contenido Prefacio....................................................................................xi Introducción...........................................................................xv Prólogo...................................................................................xvi La Dictadura Somocista del Frente Sandinista .................17 La ósmosis ........................................................................17 La guerra sucia ..................................................................20 Los maestros de la dictadura..............................................24 El fin justifica los medios ..................................................27 Raíz de la dictadura ...........................................................32 Deshumanización del Estado ............................................38 Corrupción del FSLN........................................................42 Sandinización del Estado...................................................47 Buen pastor de la corrupción.............................................50 BECAT: Modelo ...................................................................54 de la Policía Sandinista..........................................................54 Brigadas terroristas somocistas ..........................................54 Ofensiva tercerista y masacres ...........................................57 Anulación del proletariado.................................................63 Policía Sandinista...............................................................67 Epílogo I.................................................................................70 Gobierno por turbas.............................................................70 Las turbas caníbales...........................................................70 La corrupción de “el pueblo” ............................................77
  • 10. Tendencia hacia el totalitarismo.........................................81 La inseguridad de la dictadura............................................84 El gobierno de la “Colacha” ..............................................86 Epílogo II ...............................................................................93 ¡No a la sangrienta.................................................................93 elección presidencial del “Comandantíssimo Ortega”!....93 Acerca del autor...................................................................109 Notas .....................................................................................112
  • 11. Prefacio La dictadura somocista del Frente Sandinista es producto de la guerra de conquista que los conquistadores injertaron en la conciencia de clase de sus descendientes como el método imperioso para plantar su poder en la mente de los conquistados, legislarlo y mantenerlo siempre rentable. Por medio de esa empresa colonial, los conquistadores crearon la desigualdad e injusticia social como las partes esenciales de su sistema de explotación y producción de la riqueza con que formaron a la generación de sus descendientes que creó el Estado-fortaleza de la conquista. Éste es el arma con que la clase de los ladrones de la tierra sigue defendiendo su herencia del botín de guerra original de la conquista como su “propiedad privada”. La derrota, la expropiación, la esclavización y la segregación de las naciones indígenas y la necesidad de los conquistadores de mantener esas condiciones en un territorio independiente para su desarrollo como clase dominante autónoma fueron los motivos de sus sucesores para escribir la Constitución de un país hecho con la tierra robada y la sangre indígena transfundida al corazón de la “nueva nación”. El Estado nació con el cordón umbilical que lo supedita, hasta hoy, a la conciencia de “patria” de los conquistadores, la cual es el fantasma criminal que guarda su función original. Envuelto en el manto de “la madre patria”, el Estado se ha transformado en el sexto sentido, la “nacionalidad”, de un pueblo que se enorgullece de la ficticia identidad — “nicaragüense por gracia de Dios”— con que los
  • 12. xii Prefacio conquistadores lo bautizaron. La guerra de conquista — expresada en forma de guerra civil— ha sido practicada, históricamente, por los descendientes de los conquistadores para conquistar el Estado-fortaleza y, con su poder, resolver sus contradicciones con su política y cómo ésta afecta su poder para supervivir como la clase dominante de la sociedad. La guerra para conquistar el Estado nación como la solución a la crisis causada por sus contradicciones —como el legislador de la vida de los explotadores y explotados y administrador de la justicia— fue la estrategia que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) practicó, agitando la bandera del sentimiento por “la liberación nacional”. El FSLN conquistó el Estado, colectó el botín de guerra y ocupó sus instituciones. Sin embargo, no resolvió las contradicciones sobre las que el Estado se balancea y que producen la crisis en la vida de las clases que no controlan el funcionamiento de su poder como el legislador de la lucha de las clases por la apropiación de la riqueza que produce la clase trabajadora. La desigualdad e injusticia social —que han sido la base del Estado desde su fundación hasta hoy— no han sido eliminadas por el FSLN, sino diluidas en su eslogan mitológico “Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria”. La razón es que la conciencia del Estado envuelve a la conciencia de la nación —cuya vida certifica, ordena y coacciona— como la placenta al feto. Esa relación de dependencia predominó en la conciencia del FSLN cuando conquistó el Estado el 19 de julio de 1979. A pesar de que tuvo el resorte de la guillotina en su mano, el FSLN no cortó la ávara cabeza burguesa del Estado porque había convertido su “voluntad revolucionaria” en la piedra angular del Pacto del Grupo de Los Doce (PGD)i que hizo,
  • 13. Prefacio xiii en octubre de 1977, con la burguesía para preservarla del peligro de que las clases campesina y obrera —que invirtieron sus vidas en la revolución— desbordaran los límites (sociales, ideológicos y políticos) que el FSLN impuso a la revolución por medio de su Gobierno, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), de colaboración con la burguesía para reconstruir su máquina productora de ganancias. Los comandantes sandinistas se comportaron como buenos patriotas a quienes, cuando eran niños, el Estado enseñó el catecismo del patriotismo, uniformó y enseñó a marchar disciplinadamente en el desfile para “honrar a la madre patria”. El cordón umbilical con que el Estado une y afecta el sentido patriótico, que estimuló su nacimiento, mantuvo al FSLN fiel a la conciencia burguesa de la nación que fue vacunada por los ideólogos de la conquista con “valores patrios” enraizados en la deshumanización de las naciones indígenas. La conciencia política del FSLN evolucionó en la atmósfera que creó el movimiento social que el Partido Conservador (PC) —autor de la “Primera República Conservadora” o los Treinta años conservadores— dirigió en los años 60 en su lucha contra la dinastía somocista por una cuota del poder legislativo del Estado. Esa lucha fue traicionada por Fernando Bernabé Agüero Rocha, líder del PC, quien firmó el Pacto Kupia-Kumi (que en el idioma Miskito significa un sólo corazón), el 28 de marzo de 1971, con Anastasio Somoza Debayle, líder del Partido Liberal Nacionalista (PLN). El FSLN Insurreccional o Tercerista —la facción que dirigió José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito” en la guerra de conquista del poder del FSLN, en 1974— siguió el ejemplo del PC aceptando el puesto de samurái que la burguesía le ofreció en la JGRN.
  • 14. xiv Prefacio La conciencia del FSLN no fue ni es revolucionaria, sino conservadora, es decir, está atada por el cordón umbilical de la emoción burguesa llamada “patria” a la matriz llamada Estado. Sus agentes ni siquiera se atrevieron a concretizar su idea de la “liberación nacional” en leyes como las que hicieron (Ley 85) para justificar su apropiación de la riqueza pública que la dictadura somocista había robado. Gracias al conservadurismo sandinista, la burguesía se mantuvo como la cabeza del Estado, armada de sus leyes de la propiedad privada de los medios de vida y del salario mínimo de minimización de la vida de la clase trabajadora. La casta de los dirigentes del FSLN no quiso cortar el cordón umbilical del patriotismo burgués que nutría su conciencia y estimulaba su admiración del modo de vida de la burguesía y su deseo de ser, vivir y dominar como ella. Mientras concluyo este ensayo, la dictadura somocista del Frente Sandinista está haciendo la guerra de conquista practicada como la defensa de su derecho a ocupar el Estado que conquistó como su objetivo de guerra en 1979. El objetivo de esta guerra es la eliminación de la oposición al deseo enfermizo del FSLN de reemplazar el Estado nación con la cara decrépita del “Comandantíssimo Ortega” y la historia de su mentira heroizada como materia de educación pública. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS Los Angeles, California, EUA, 28 de octubre de 2021 Año del pensamiento sin aliento divino.
  • 15. Introducción “En abril de 2018, estallaron protestas masivas contra el gobierno en todo el país. La policía, en coordinación con grupos armados progubernamentales, reprimió brutalmente a los manifestantes, lo que dejó un saldo de 328 muertos y casi 2.000 heridos, y provocó cientos de detenciones. A medida que se intensificaba la represión, algunas personas respondieron violentamente. Las autoridades informaron que 21 policías presuntamente murieron en el contexto de manifestaciones entre abril y septiembre. Cientos de manifestantes fueron arrestados y detenidos arbitrariamente, muchos durante meses. Muchos fueron sometidos a torturas y malos tratos, como descargas eléctricas, palizas severas, extracción de uñas, asfixia y violación. Graves violaciones del debido proceso y otros derechos empañaron los enjuiciamientos”. —Human Rights Watch - Informe Mundial 2021 La guerra sucia que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) hizo en abril de 2018 para reprimir a la disidencia de su política capitalista, cleptocrática y engañosa fue otra etapa de la campaña virulenta que empezó en julio de 1979 para defender su posición en la lucha de clases como el ejército conquistador del Estado con derecho al dominio de la nación y pillaje de su riqueza. El auto derecho del FSLN se ha convertido en la conciencia de la dictadura que ahora impone a la sociedad con la imbecilidad del “Comandantíssimo Ortega” como el santo patrón del “sandinismo”.
  • 16. Prólogo Notas para la revolución: El epitafio de la “Izquierda” Aquí reposan los restos mortales de una generación que en la efervescencia de su juventud utilizó el nombre de “Izquierda” para manifestarse como animales políticos intrépidos. Algunos de ellos adoptaron el sobrenombre de “marxistas-leninistas” y otros de “trotskistas” para exhibir el ímpetu de su ego-ideología ante el proletariado. Entonces, decían que los esclavos asalariados eran la clase con quien querían hacer la revolución social. Todos murieron de una fiebre provocada por un virus que contrajeron conjugando el oportunismo con el “sandinismo”.
  • 17. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista La ósmosis Desde que el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) —nombre engañoso de la cleptocracia sandinista— declaró la guerra sucia contra las personas ancianas pensionadas que, en abril de 2018, manifestaron su oposición a la nociva ley de reforma del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) —que el FSLN quería imponer para cumplir con la orden de los usureros del Fondo Monetario Internacional (FMI)— el FSLN ha impuesto un estado de sitio policial a la sociedad. Esta decisión está de acuerdo con la condición del FSLN como el ejército que conquistó el Estado como su objetivo de guerra para convertirlo en la comandancia de su actual dictadura. La dictadura somocista del Frente Sandinista es el resultado de la ósmosis —cuya membrana fue la emoción de la guerra atrapada en la encrucijada donde se tiene que matar para no ser matado— por medio de la cual absorbió las propiedades de su enemigo, la dictadura somocista, representado por la Guardia Nacional (GN) en el combate por el poder del Estado y su usufructo. La guerra entre los enemigos fue provocada por la dictadura somocista como la encomendera del Imperio Yanqui encargada con la continuación de la ocupación de Nicaragua. Después de que el Ejército de Defensor de la
  • 18. 18 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN) derrotó al Cuerpo de Marines Yanquis, el 1 de enero de 1933, la GN lo sustituyó como el ejército “nativo y descalzo” de ocupación de Nicaragua y fue la columna vertebral que mantuvo a la dictadura somocista adherida al poder del Estado con la sangre coagulada de sus víctimas. La GN y la dictadura somocista fueron productos que el Imperio Yanqui manufacturó, con la ayuda de sus sirvientes “nicaragüenses”, con los residuos tóxicos de su guerra de ocupación de Nicaragua. La burguesía, el clero, la intelectualidad y la dictadura somocista moldearon el Estado como la encomienda del Imperio Yanqui con su espíritu de encomenderos descendientes de la conciencia de los conquistadores españoles. El FSLN se propuso como la antítesis moral de la dictadura somocista, es decir, “el libertador” de la nación y el gobierno que erradicaría la corrupción con que sustituyó la conciencia del Estado como una entidad con estatus moral. Para realizar su propósito, el ejército sandinista decidió hacer “la guerra de liberación” contra la GN para eliminarla como la cabeza del animal pirotécnico de la dictadura somocista. La toma del poder del Estado fue el fin que determinó el medio y el régimen que los comandantes del FSLN usaron para lograrlo. Esta fue la pauta que construyeron en su conciencia como los gobernantes de un ejército que tenía que superar la capacidad inhumana de su enemigo para poder arrancarle el corazón y comérselo. La superación del FSLN, en su guerra contra la GN, fue determinada por el incremento en su capacidad para volar el sistema nervioso de su enemigo en mil pedazos y, así, infundirle el pánico que es el preludio de la derrota.
  • 19. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 19 La captura del Estado fue el gran objetivo de guerra del FSLN después de derrotar al ejército de la dictadura somocista, la GN, que dirigía el ficticio General, “Made in USA”, Anastasio Somoza Debayle, el tal “Tachito”. Como el ejército vencedor, el FSLN se arrogó el derecho de dominar a la sociedad, saquear su riqueza y convertirla al nuevo credo del Estado, el “sandinismo” —la versión “buena” de la corrupción política— con que sustituyó al “somocismo” como la expresión “mala” de la misma inmoralidad.
  • 20. 20 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista La guerra sucia La guerra sucia es el conjunto de las acciones que una clase dominante realiza, a través del Estado, contra sus enemigos para imponerles su opinión. El impulso de tal clase es su convencimiento del valor de su opinión y de la necesidad de preservarla como el fundamento del gobierno y modo de vida social para asegurar el mantenimiento de su poder y reproducción. Esa clase de enfrentamiento aviva su convicción y la unifica con su acción como la práctica del principio del egoísmo moral que es: el fin justifica los medios. Ese modo de lucha —libre de la obligación moral de respetar los derechos humanos— que el FSLN practicó para tomar y retener el poder del Estado es otra de sus raíces psicológicas que no ha mudado e impulsan el desarrollo de su dictadura. Los 9 Comandantes del FSLN no terminaron su guerra con la implantación de su Gobierno, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), el 19 de julio de 1979. La JGRN fue el resultado del compromiso que el FSLN hizo con la burguesía —por medio del Pacto del Grupo de Los Doce (PGD), en octubre de 1977— de desarmar a su enemigo de clase, el proletariado, para que no hiciera la revolución social. Por consiguiente, el FSLN hizo la guerra sucia, à la GN, contra el proletariado y sus aliados revolucionarios que continuaron luchando contra la burguesía para obligarla a pagar las prestaciones sociales que debía a las personas trabajadoras que había explotado con la licencia de la dictadura somocista. Ordenar a la burguesía que cumpliera con esa obligación social no era parte de la llamada
  • 21. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 21 “revolución popular sandinista” ni del programa del Gobierno “revolucionario” del FSLN-JGRN. Actuando como el riguroso ejército samurái de la burguesía, el FSLN derrotó al proletariado, lo desclasó, le puso la camisa de fuerza de la ficticia Central Sandinista de Trabajadores (CST)ii y lo convirtió en aliado de su enemigo de clase, la burguesía. De esa manera, el FSLN ha mantenido enllavado al proletariado, desde 1979, en los campos de explotación laboral, “Zonas Francas”, donde la burguesía gobierna con la libertad que le otorga la constitución de sus leyes de la propiedad privada de los medios de producción, el salario mínimo de esclavitud, el precio y la ganancia. Mantener al proletariado como la clase de los esclavos de la sociedad era uno de los principales compromisos del FSLN como el patrocinador del PGD. La “revolución popular sandinista”, era sólo el eslogan, que ha degenerado en mito, con que los comandantes sandinistas encubrieron su colaboración con la burguesía —en contra de la revolución— para mantener la desigualdad en su relación con el proletariado como la condición que determina su poder. Los soldados sandinistas eliminaron la lucha por la justicia social de las personas campesinas y obreras como un acto “contrarrevolucionario” que alteraba su luna de miel con la burguesía a la que consideraba como “aliada económica de la revolución”. La guerra sucia que ahora el FSLN hace contra las personas que disienten de su política de cleptocracia enraizada en un ejército de ocupación nacional brutal está respaldada por un régimen sucio, el tal Gobierno de
  • 22. 22 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN), integrado por sirvientes de la burguesía “nicaragüense”, los capitalistas piratas internacionales y los usureros imperialistas del cártel Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM). La política del GRUN es diseñada por el FSLN como una táctica policial para volar el sistema nervioso de las personas disidentes a las que trata como “enemigos del Estado”. El “Estado sandinista” difama, acosa, recluye, tortura, viola sexualmente y asesina a las personas disidentes como el Gran Inquisidor de la “fe sandinista”. La disidencia es el fantasma del “enemigo” que no ha muerto en la mente del FSLN y lo hace sentirse amenazado por el miedo a que se repita el trauma histórico que le han causado sus derrotas militares y políticas. Ese miedo produce su inseguridad, la cual sigue tratando de compensar con la emoción de la cacería de disidentes para eliminarlos. El FSLN ha practicado la ley de que en la guerra todo es justo desde que la lucha de clases explotó en su seno en 1974. El enfrentamiento de los nueve comandantes sandinistas por el control del poder de su organización — sus recursos, su representación de clase, programa y táctica— produjo su división en tres frentes. Los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista, liderados por José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito” o “Comandantíssimo Ortega”, hicieron la guerra sucia contra sus enemigos, los comandantes del FSLN Guerra Popular Prolongada (GPP) y FSLN Proletario para desacreditarlos como líderes auténticos del FSLN, derrotarlos, apoderarse de la organización totalmente y, así, obtener el poder que necesitaban presentar a la burguesía como su moneda de negociación del pacto que ansiaban hacer con ella.
  • 23. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 23 La derrota de sus colegas era parte de la táctica de los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista para lograr sus fines. Éstos eran: derrotar a la GN con su método de guerra; tomar el poder del Estado; establecerse como el auténtico y único FSLN; adjudicarse el mérito de haber derrocado a la dictadura somocista; y apropiarse de la revolución. El “Comandantíssimo Ortega” y sus secuaces se impusieron a sus enemigos, los comandantes del FSLN GPP y FSLN Proletario, y los alinearon con su táctica política y militar. La guerra sucia que el FSLN hace contra la oposición a su política partidaria, la cual impone como política estatal —usando el Estado como su lanza y armadura—, es una continuación de la guerra sucia que hizo contra la disidencia de su política de ejército samurái defensor del interés de la burguesía en la revolución antisomocista en 1979. Como lo hizo ayer, hoy el FSLN interviene en la lucha de clases como un ejército de ocupación nacional que regula la vida de la sociedad y la lucha política de sus miembros dirigido por su líder, el “Comandantíssimo Ortega” —un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad—, quien pretende transmutarse en el cuerpo y la sangre del Estado, y la hostia de la nación.
  • 24. 24 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Los maestros de la dictadura La guerra del FSLN contra la GN, bajo la ley de matar para no ser matado, lo convirtió en un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad incapacitado para gobernar en paz, de acuerdo con la constitución natural del ser humano y sus derechos: libertad, igualdad y justicia. Los comandantes sandinistas nacieron bajo la dictadura burguesa, sirviente del Imperio Yanqui, dirigida por el asesino y ficticio General, “Made in USA”, Anastasio Somoza García, el tal “Tacho”, y de la Iglesia Católica Colonialista (ICC). “Tacho” marcó su conciencia con su hierro y los estimuló a luchar contra su ejército, la GN, con la bandera del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN) como su justificación moral. Y la ICC los bautizó con la saliva de su hipocresía “cristiana”. La educación ideológica-política de los jefes sandinistas les fue impartida por viejos maestros estalinistas y socialdemócratas, quienes les sirvieron como los primitivos abogados mencheviques de la necesidad de circunscribir la revolución a la condición para la existencia de la burguesía, es decir, el capitalismo y, por consiguiente, la esclavitud del proletariado. El FSLN Insurreccional o Tercerista aplicó la mencionada educación en su lucha de clase para transformar al FSLN en el ejército impulsor de la realización de su programa menchevique por medio de un gobierno de colaboración con la burguesía “nacional” y los usureros imperialistas dueños de la deuda del Estado “nacional”. En el campo de batalla, el FSLN fue el sujeto y objeto de la guerra que lo estimuló a desarrollar la conciencia y el
  • 25. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 25 poder que necesitaba para matar a su enemigo como la práctica de una moral justificada por su “buen” fin. Esa conciencia impregnada con el orgullo del ejército vencedor —que se ganó el derecho a ocupar el Estado y saquearlo— es la moral y la pólvora que anima a la dictadura sandinista. El modelo que el FSLN usó para organizar su dictadura fue el de la dictadura somocistaiii que dominó a la sociedad con una “democracia” que fue adoptada por su fundador, el tal “Tacho”, como un pertrecho sobrante de la guerra de ocupación de Nicaragua por el Cuerpo de Marines del Imperio Yanqui. Legisladores, soldados, intelectuales, curas, torturadores y asesinos ajustaron la “democracia de la ocupación” a la dictadura somocista como la corte suprema de un sistema neo colonial de corrupción, robo de la riqueza social y represión de la disidencia ejecutado por fieros jueces de mesta. La “democracia somocista” era supervisada por la GN que era la cabeza del M1 Garand que guiaba a la “Asociación de Militares Retirados, Obreros y Campesinos Somocistas (AMROCS)”, la encargada con el espionaje y represión de la oposición. La “popularidad” de la dictadura somocista fue el resultado de la conformidad de la “sociedad somocista” con su carácter corrupto y católico. Integrada por burgueses, pequeño burgueses, intelectuales, curas, soldados, espías, torturadores y asesinos, esa élite era el sistema digestivo de la dictadura que comulgaba con el cuerpo y la sangre de sus víctimas. Con su estilo de vida de parásitos sociales lujosos, los somocistas modelaban a la dictadura como una democracia de hacienda próspera en que la clase campesina moría prematuramente por exceso de trabajo y desnutrición.
  • 26. 26 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista “Tacho” y su ejército estimularon la formación del FSLN por medio del sufrimiento que imponían a la clase campesina con la que el FSLN histórico quiso fusionarse. Para manifestar su sentimiento ante la injusticia social, los comandantes sandinistas hicieron la guerra contra la GN con el fin de derrotarla y, así, quebrar la columna vertebral de la dictadura somocista. En el campo de batalla contra los soldados somocistas, los soldados sandinistas tuvieron que ajustar su razón a la brutalidad de sus enemigos y superarla con mayor crueldad para satisfacer la condición de su derrota. Los soldados sandinistas se deshumanizaron para “liberar” a la sociedad de la inhumanidad de la dictadura somocista matando a sus soldados de acuerdo con la ley indiferente de la guerra. Después de que derrotó a la GN, el FSLN continuó guerreando contra el ejército de la contrarrevolución que patrocinaron sus exaliados burgueses con la ayuda del Imperio Yanqui en 1980. El trauma inevitable causado por las matanzas de las guerras afectó la conciencia de los soldados sandinistas para siempre. El fin de las guerras no alivió el trauma del FSLN, así como la toma del poder del Estado tampoco satisfizo su ambición.
  • 27. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 27 El fin justifica los medios El fin justifica los medios que los enemigos determinen que necesitan usar para eliminar su oposición al logro de su fin como la representación de una moral superior. La aplicación de este principio determinó la victoria del FSLN sobre sus enemigos, antes y después de tomar el poder del Estado. El gobierno del FSLN y de la JGRN fue un instrumento adecuado a dicho principio. El fin del FSLN era retener el poder del Estado como un objeto de guerra de su pertenencia. La JGRN funcionó de acuerdo con dos mecanismos: el civil que fue manejado por el llamado Consejo de Estado con un sistema “democrático” que fue un efecto de la guerra y el militar que fue manejado por los comandantes sandinistas con el sistema que usaron para controlar a su ejército guerrillero y ganar la guerra contra la GN. En la guerra, los comandantes funcionaron como la casta, armada de poder y privilegio, que estuvo asentada en la cabeza de la mayoría de un ejército en que la relación entre ellos y los soldados era un intercambio de orden y obediencia controlado por el código militar y el miedo al castigo por desobediencia. El FSLN Insurreccional o Tercerista concibió a la JGRN como parte de su táctica para derrocar a la dictadura somocista. Sus integrantes surgieron de la combinación de las fuerzas de las clases representadas en el Grupo de Los Doce que los comandantes terceristas exhibieron ante el Congreso de los Usureros Rateros de los Estados Unidos como la clase, patricia y de buen gusto, a la que admiraban y con la que querían gobernar: la burguesía, la pequeña
  • 28. 28 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista burguesía, la intelectualidad y el clero. La burguesía fue aceptada, sin mérito ni condición, por el FSLN como la clase líder de la sociedad que tenía el valor del “modelo democrático” que la JGRN pretendía representar. El Grupo de Los Doce fue el modelo de alianza de clases enemigas del proletariado que los ideólogos del Castro-estalinismo y de la socialdemocracia diseñaron. La práctica de la alianza fue encargada a los comandantes terceristas como sus abanderados ideales en la lucha contra el proletariado, implícita en dicha alianza, para preservar a la burguesía y el capitalismo de la revolución social. Los capitalistas y terratenientes que, oportunistamente, se cobijaron bajo el PGD se habían enriquecido junto con la dictadura somocista a expensas de la desigualdad social y represión del hambre del proletariado desde que sus antecesores actuaron como los parteros de su nacimiento. La función principal del FSLN en la JGRN fue la del ejército samurái de la burguesía que derrotó al proletariado y sus aliados revolucionarios en la lucha de clases que continuó después del derrocamiento de la dictadura somocista. Con la “sandinización” del proletariado, es decir, su conversión en colaborador de su enemigo de clase, la burguesía, los comandantes sandinistas terminaron la lucha de clases. De esa manera, cumplieron con su compromiso con la burguesía de reprimir la justicia de la revolución social e impusieron, con fusil y bozal, a la JGRN como un “Gobierno revolucionario del pueblo”. Detrás de la democracia menchevique de la JGRN —que los comandantes terceristas eligieron para cumplir con su compromiso con el estalinismo y la socialdemocracia—, el
  • 29. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 29 FSLN ejercía su propio gobierno por medio de su sistema de “represión revolucionaria”. Dicho sistema estaba integrado por el Ejército Popular Sandinista (EPS), la Oficina de Seguridad del Estado (OSE), la Comisión Política del FSLN o “Checa Sandinista”, las turbas llamadas Comités de Defensa Sandinista (CDS), sindicalistas, inspectores del trabajo, abogados, jueces, intelectuales, “sandinistas del 19 de julio” y los residuos tóxicos de la dictadura somocista que el FSLN adoptó como huérfanos de guerra por su experiencia de esbirros. La “Checa Sandinista”, los “Camisas Rojinegras”iv , fue el grupo de esbirros, que incluyó a pequeñoburgueses intelectuales que se pusieron el casco del FSLN para actuar como su pelotón encargado con el espionaje de la mente de la sociedad para detectar, arrestar y encarcelar a los “no confesos” bajo la doctrina del “sandinismo”. Ese pelotón dirigía a los CDS como su fuerza de choque en la campaña de espionaje, difamación y acoso de las personas disidentes y sus familiares que precedía a la invasión de sus hogares a media noche por soldados del EPS para aterrorizarlos y arrestarlos. Esos espías —algunos de ellos formados por la universidad sostenida con la riqueza social que el proletariado produce— se arrogaron el poder de ordenar el arresto y encarcelamiento de “los no alineados” con el pacto “sacrosanto” del FSLN con la burguesía para ayudarla a reconstruir su sistema de explotación y producción de desigualdad social. Durante la guerra sucia “revolucionaria” del FSLN, en agosto de 1979, los doctores en “jurisprudencia sandinista” decoraron su bozal y fusil con el decreto de mentiras siguiente: “Artículo 8.- Todo individuo tiene derecho a la libertad individual y a la seguridad personal. Nadie podrá
  • 30. 30 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista ser sometido a detención o prisión arbitraria, ni ser privado de su libertad, salvo por causas fijadas por la Ley con arreglo a un procedimiento legal. En consecuencia: 1. La detención sólo podrá efectuarse en virtud de mandamiento escrito de Juez competente o de las autoridades que expresamente faculte la Ley, salvo el caso de flagrante delito. 2. Todo detenido tendrá derecho: a. A ser informado y notificado, sin demora, del motivo de su detención y de la acusación, denuncia o cargo en su contra; b. A ser llevado dentro del plazo de veinticuatro horas ante autoridad competente, o ser puesto en libertad; c. A interponer el Recurso de Exhibición Personal; d. A ser tratado con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano; e. A obtener reparación en caso de ser ilegalmente detenido o preso”. El Gobierno del FSLN y de la JGRN violó todas las partes del “Artículo 8” y, en la práctica, lo sustituyó con el principio y el método de la dictadura somocista que la GN practicaba en su relación con la sociedad sin fe en el “somocismo”. El principio establecía que todo individuo era objeto de la sospecha natural del Estado y, por consiguiente, podía ser arrestado por un guardia nacional, aun en estado de ebriedad, por esa sospecha, la cual superaba a la necesidad humana del proceso de hábeas
  • 31. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 31 corpus. Y el método era la amenaza vociferada por el guardia nacional que “sólo seguía órdenes”: “¡Vas a pasar!” “¿De qué se me acusa?” “Allá, en el comando, te lo vamos a explicar”. “¡Pasá o te hago pasar!” Asimismo, los soldados, carceleros, interrogadores y jueces, que funcionaban como interrogadores, de dicho Gobierno no actuaron de acuerdo con su obligación (humana, moral y legal) bajo su ley en su interacción con los prisioneros políticos que los soldados sandinistas —que “sólo seguían órdenes” como los guardias somocistas— arrestaban a punta de fusil y encarcelaban sin leerles el “Artículo 8” ni informarles de que tenían derecho a ser representados por un abogado. La producción y publicación, con dinero público, de una ley que, en verdad, fue una mentira y burla de la dignidad de las personas cuyos derechos humanos fueron violados por el Gobierno del FSLN y la JGRN es otra razón por la que ese régimen debe de ser recordado y condenado como el primer ejercicio de dictadura del FSLN.
  • 32. 32 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Raíz de la dictadura La dictadura sandinista tiene su raíz psicológica en la guerra que la dictadura somocista hizo contra el FSLN y las derrotas con que la GN casi lo exterminó en sus primeros enfrentamientos. La necesidad de preservarse empujó a los comandantes sandinistas a la vida en el exilio de la clandestinidad perseguidos, sin tregua, por la jauría de esbirros somocistas. En ese espacio —minado con espías y dominados por la sospecha— tuvieron que transformarse en los organizadores y gobernantes de un ejército guerrillero que tenían que transformar en una fuerza capaz de superar al ejército somocista, cuya superioridad consistía en el placer de su libertad de matar. La derrota de la GN no dependía de la capacidad del FSLN para convencerla del altruismo de su razón para hacer la guerra contra ella, sino de su poder para volar su sistema nervioso en mil pedazos, desangrarla y rendirla. La primera experiencia de gobierno de los comandantes del FSLN fue como los jefes de un ejército en el campo de batalla, bajo el fuego del enemigo que quería eliminarlos. Durante su vida de estudiantes universitarios antisomocistas, su única experiencia con la democracia fue bajo la dictadura somocista que los trató como “enemigos del Estado” difamándolos, acosándolos, empujándolos al exilio, encarcelándolos, torturándolos y matándolos. La guerra ocupó la conciencia del FSLN con su inflexible ley de matar para no ser matado y se convirtió en el nervio de la relación entre los comandantes y sus soldados, principalmente, en el campo de batalla, donde la democracia es sacrificada al dios de la guerra para lograr la
  • 33. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 33 victoria. Los comandantes del FSLN no gobernaron a su ejército con la democracia, sino con el código militar, expresado con el poder de ordenar, y el temor al castigo por desobediencia asentado en la mente de sus soldados. La dictadura sandinista está enraizada en la “comandantecracia” guerrillera. Este fue el régimen con que los “comandantes de la revolución” gobernaron a sus tropas con una ley y orden adecuados a la guerra y su necesidad de ganarla como la condición para su supervivencia y la toma del poder del Estado. En ese régimen, dichos comandantes constituían la élite del poder que se había formado a través de la lucha de clases en el FSLN y la apreciación de sí mismos en el espejo del ego militar. Su relación con sus soldados era el ejercicio de su título de “superiores” que les dictaban las órdenes de la guerra de cuya ejecución dependía su vida. El comandante que había dado una orden que había sido ejecutada con éxito convertía el triunfo en un mérito propio con el que construía su prestigio y diferencia de los soldados y del resto de los comandantes en el orden social piramidal del ejército sandinista. Las derrotasv que el FSLN sufrió en su juventud — durante su lucha para establecerse como una guerrilla en el mundo campesino y una organización conspirativa en la ciudad— lo traumatizaron y afectaron su conciencia de sí mismo y su relación con el Estado como algo que podía conquistar no sólo derrotando a la GN, sino que también fusionando su poder con él. Los comandantes del FSLN interpretaron dichos fracasos como una “humillación” que requería la venganza para recuperar su “orgullo” de “hijos de Sandino”, creadores de un ejército de “liberación nacional”. Los doctores del “sandinismo” los convirtieron en gestas heroicas venerables con las que escribieron la
  • 34. 34 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista historia del FSLN como una odisea realizada por héroes místicos e inmortales —aunque mueran nunca mueren— que ofrendaron sus vidas en aras de “la liberación del pueblo”. Las mencionadas derrotas no fueron aceptadas como prueba de su ignorancia, vulnerabilidad y falta de experiencia en el arte de la guerra. Esta tarea no puede hacerse sólo porque se siente el deseo de hacerla como el efecto de la inspiración revolucionaria o conciencia de la maldad del enemigo. Esa negación produjo una crisis de razón y realismo que concluyó en la división del FSLN en tres grupos: Tendencia Guerra Popular Prolongada, Tendencia Insurreccional o Tercerista y Tendencia Proletaria. Los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista aprovecharon la crisis para hacer una guerra sucia contra los comandantes de las otras dos tendencias, desacreditándolos como líderes auténticos del FSLN y socavando las bases de su posición en el ejército sandinista y la guerra contra la GN. De esa manera —que incluyó ataques físicos y amenazas de muerte contra los disidentes de su programa— el FSLN Insurreccional o Tercerista se proponía tomar el poder del FSLN —sus recursos, su programa y su representación de clase— y aplicar su táctica para derrocar a la Dinastía. Esa táctica estaba compuesta por la propaganda del Pacto del Grupo de Los Doce (PGD) —que los comandantes terceristas habían hecho con la “burguesía antisomocista” que ellos inventaron— y el lanzamiento de la ofensiva urbana para estimular la insurrección popular en octubre de 1977. Los comandantes del FSLN GPP y FSLN Proletario fueron derrotados por los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista —liderados por José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”— y presionados a
  • 35. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 35 firmar un “pacto de unidad” en marzo de 1979. La condición principal del pacto de Los 9 Comandantes del FSLN fue el cumplimiento del compromiso que el FSLN Insurreccional o Tercerista había hecho con la burguesía, representada en el Grupo de Los Doce, de formar un Gobierno de colaboración de clases con base en el desarme del proletariado y sus aliados revolucionarios y la reclusión de la revolución en el calabozo de la historia. Los comandantes “unidos” quemaron el “Programa Histórico del FSLN de 1969” y usurparon la autoridad de sus miembros fundadores. En dicho programa, la dirección histórica del FSLN había reconocido la satisfacción de las reivindicaciones de la clase obrera como el propósito de la revolución. “La Revolución Popular Sandinista, liquidará las injusticias de las condiciones de vida y trabajo padecidos por la clase obrera bajo la brutal explotación en favor de la legislación laboral y Asistencial Social”. Programa Histórico del FSLN de 1969 La reacción de los comandantes terceristas ante los fracasos históricos del FSLN fue el contraataque contra la GN para estimular la insurrección popular contra la dictadura somocista. La ofensiva que lanzaron el 12 de octubre de 1977 fue motivada por su deseo de demostrar que su táctica era la solución a su crisis. El despliegue de su potencia de fuego —junto con la proclamación de su alianza con la burguesía— fue su manifiesto del porqué tomaron el poder del FSLN. Así, el FSLN Insurreccional o Tercerista también quería presentarse como el FSLN revivido, auténtico e invencible que representaba el heroísmo y la inmortalidad de sus líderes muertos.
  • 36. 36 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista La dictadura sandinista es una expresión del trauma histórico que la dictadura somocista causó a la sociedad humana con su guerra para implantar el “somocismo” en la conciencia del Estado con sus propiedades —ignorancia, egoísmo, prepotencia, inhumanidad, rapacidad, corrupción, violencia y vanagloria— como los elementos de la moral (somocista) distorsionada con que se mantuvo como el modelo deseable de una vida, “Made in USA”, opulenta, católica y vacía. Asimismo, es un reflejo del gobierno interno del FSLN como un partido político producto de la guerra fratricida por el poder del Estado y el goce de su usufructo. El autócrata del partido sandinista es el “Comandantíssimo Ortega”, a quien sus veneradores han empoderado —dándole de beber la sangre tibia de sus víctimas y repellando su decrépita imagen con yeso de heroísmo y bondad— para tratar de esconder la verdad de que es un soldado agresivo —enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad—, insuficiente para vivir del fruto de su trabajo. “Danielito” se forjó como dueño del FSLN y de la revolución al calor de su ambición y la guerra sucia que hizo contra sus colegas para borrarlos de la historia del FSLN y erigir su estatua en la tumba de los fundadores de la organización con atributos de sabiduría y heroísmo robados. El FSLN no quiso tratar el trauma del “somocismo” revolucionando su conciencia para deshacerse de los virus con que la dictadura somocista infectó a la sociedad que el ejército sandinista se proponía “liberar”, principalmente, el del egoísmo y de la prepotencia que son las semillas de la corrupción y la desigualdad. El “justiciero rojinegro” prefirió superponer el “sandinismo” al “somocismo” como la buena vacuna ideológica con que entumece el trauma social que sigue aumentando con la imposición de su dictadura. Partido, Estado y Gobierno han sido
  • 37. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 37 convertidos por el FSLN en una sola fuerza de choque para enfrentar una actividad democrática que puede entender únicamente en términos bélicos, es decir, la oposición a su corrupción y opinión enfermiza de sí mismo como el “Pueblo Presidente”. El fantasma del “enemigo” que lo acechó para matarlo controla la mente del FSLN. Por ello, no descartó la sospecha de quien no es su “amigo” —la condición para vivir en el mundo de dobles espías de la guerra— y siguió viviendo en el campo de guerra de su mente con su casco puesto y aferrado a su fusil. El aferramiento del FSLN al poder del Estado —como el fusil que da razón, contenido y sentido a su vida— lo impulsa a convertir a la sociedad en un campo de batalla —dividido entre sus “amigos” y “enemigos”— en el que captura a sus “enemigos” para castigarlos y “alinearlos” con su falsa doctrina de “libertador” y nuevo “padre de la nación”.
  • 38. 38 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Deshumanización del Estado La dictadura sandinista mantiene al ser humano — particularmente a las mujeres y los hombres de las clases campesina y obrera— descartado como la raíz de las ideas y los sentimientos que sustentan sus derechos —libertad, igualdad y justicia—, los cuales deben de ser los elementos de la conciencia del Estado. Por lo tanto, la aspiración humana no es la razón del Estado, es decir, ser un medio de su superación y trascendencia del Estado mismo como una forma de organización social decadente que divide a la sociedad, antagoniza a sus miembros y los incita a hacer la guerra. En el lugar del ser humano, el FSLN sigue manteniendo al Estado como la maquinaria suprema que produce las leyes y los policías con que lo mantiene sujeto a la ley y el orden de la clase que controla dicha maquinaria con su ambición y opinión. El casco militar que la dictadura sandinista usa para establecer su relación con la sociedad le impide entender los derechos humanos como la conciencia del Estado. El casco militar se ha fusionado con la conciencia que el FSLN desarrolló en la guerra en que el derecho a vivir se ganaba matando al enemigo. El soldado sandinista ha demostrado que no quiere mudar su conciencia de guerra ni recuperar su sanidad; por consiguiente, no puede ser un animal político demócrata, racional y sensible. Los derechos humanos son los únicos instrumentos con que el ser humano puede mantener su estatus moral y luchar para cambiar al Estado como el agente de sus derechos que lo castiga por practicarlos afuera de la cárcel de la Constitución. Únicamente a través de la práctica
  • 39. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 39 independiente y constante de sus derechos —a la vida, la libertad, la justicia, el pan, la salud, el conocimiento y la prosperidad— es que el ser humano puede mantener su humanidad y evitar que el Estado lo deshumanice. La dictadura sandinista ha sustituido los derechos naturales del ser humano por los dictámenes del “Comandantíssimo Ortega” adecuados a su psicosis contenida en su proclamación de que él es el Estado o “El Pueblo Presidente”. Asimismo, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha reemplazado el Estado por el partido político que construyó con riqueza pública robada y lo representa como si fuera el Estado mismo. Estas son consecuencias de la deshumanización del FSLN como sujeto y objeto de la degradación que los enemigos necesitan imponerse para prender y mantener el espíritu de la guerra vivo. El ejército sandinista de ocupación nacional no tiene la capacidad humana, sabiduría y compasión necesaria para gobernar como un interlocutor en una conversación con la sociedad para crear el programa que ella necesita para mantener su humanidad y superar el empuje de la burguesía, armada con el capitalismo, hacia la canibalización y la perdición. El soldado enfermo que se convirtió en dictador, el “Comandantíssimo Ortega”, carece de la conciencia moral necesaria para ser el productor del pan y de la sabiduría de la sociedad y su distribuidor, con la igualdad y la justicia social, en un estado de libertad y progreso. El FSLN dicta su política a la sociedad como el departamento de educación y propaganda de un partido político transmite sus consignas a sus miembros. El fin de su dictadura es convertir el Estado en el politburó del partido sandinista y seguir usando su poder como el medio que necesita para mantener la ficticia “sociedad sandinista”, su ley y orden,
  • 40. 40 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista como la justificación de la existencia del dictador, quien es el creador y el señor de la cleptocracia sandinista. El “buen gobierno del comandante Daniel” es un eslogan con que la dictadura sandinista pretende ponerse la toga de un soldado samaritano mitológico. En realidad, dicho régimen es el sistema de distribución del usufructo que produce el control del Estado entre el comandante y su familia, el FSLN y la “sociedad sandinista”. Esta clase de gobierno fue implantado en el Estado por el FSLN, en 1979, como el ejército que derrotó a la GN y, así, se ganó el derecho a apropiarse de la riqueza que la Dinastía Somoza & Asociados había robado a la nación. En 1990, Los 9 Comandantes del FSLN y sus acólitos —la intelectualidad, el clero y la Asamblea Nacional— legalizaron el derecho del FSLN sobre el botín de guerra y su distribución usando el poder del Estado después de que fueron derrotados por la contrarrevolución y se dieron cuenta de que ya no podrían seguir parasitando al Estado para vivir. El FSLN gobierna con una dictadura porque no se ha liberado de la mentalidad que tuvo que crear para poder convertirse en un ejército capaz de hacer la guerra contra su enemigo para eliminarlo por cualquier medio adecuado a su fin. El régimen absoluto de obediencia incondicional, so pena de castigo, que los comandantes sandinistas usaron para ejercer su dominio sobre sus soldados, durante sus guerras, es la sombra de la que nació la dictadura sandinista. Su existencia carece de la razón que es necesaria para entender la democracia como un sistema humano de relaciones humanas sin partido político ni ejército. La democracia es incompatible con la condición del FSLN de mantenerse como ejército de ocupación nacional dirigido por una casta de vagos insuficientes para enfrentar la vida,
  • 41. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 41 como monos desnudos, y sobrevivir como el producto de su propio trabajo. La convicción del FSLN de que él es el “libertador” de Nicaragua de la dictadura somocista y padre fundador de la doctrina redentora del “sandinismo” produjo su obsesión por poseer el Estado como el objetivo de su guerra que conquistó derrotando a la GN. En la mentalidad de ejército vencedor con derecho al pillaje del FSLN, el Estado es la recompensa que la nación le debe por su sacrificio. Su deseo de sustituir el Estado por su partido, el Gobierno por el líder del partido y la política pública por su doctrina partidaria es el impulsor de la dictadura con que la cleptocracia sandinista mantiene su vida de parásito lujoso en el cuerpo social que vacuna con su “buena corrupción”.
  • 42. 42 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Corrupción del FSLN La dictadura sandinista es el florecimiento de la corrupción de la conciencia del FSLN y el envilecimiento de la promesa de sus fundadores. “La Revolución Popular Sandinista extirpará la corrupción administrativa gubernamental y establecerá una estricta honestidad administrativa”. Programa Histórico del FSLN de 1969 La corrupción que la dirección del FSLN mencionó en su “Programa Histórico de 1969” no era “administrativa” —de papel y sello oficial por naturaleza—, sino humana y social. La anteposición del bien personal a la necesidad social era la práctica del egoísmo moral del animal político que engendró la dictadura somocista. El instinto del somocista se había transformado en el carácter del Estado y la enfermedad encubierta por la democracia de las fuerzas armadas. Lo que se corrompía era la conciencia de la burocracia como la consecuencia de su deseo de eliminar la moral que condicionaba su conducta social para recuperar su condición de caníbal libre, sin la ley ni el orden de un Estado con conciencia moral. La corrupción del Estado, el objeto administrado, es la consecuencia de la corrupción de sus administradores. El proceso de la corrupción empieza con el acto voluntario del animal político de corromper su conciencia y, así, capacitarse para hacer el mal como el bien necesario para realizar su ambición. El FSLN empezó a corromper su conciencia “involuntariamente” cuando sintió la
  • 43. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 43 corrupción de la dictadura somocista en forma de tortura, vio su estilo de vida romano, respiró el aire de la frialdad de su atmósfera de clase y se sintió conmovido al imaginarse vestido con la toga de su poder y vanagloria. Estos son algunos de los factores que contribuyeron al desarrollo de la dictadura como un mecanismo de defensa en una guerra que todavía no ha terminado en la mente del FSLN: 1. La educación burguesa, católica y Castro-estalinista de los comandantes del FSLN. 2. La experiencia del FSLN como enemigo de la dictadura somocista difamado, perseguido, encarcelado, torturado y asesinado. 3. El repudio del proletariado y del “Programa Histórico de 1969” en el cual los fundadores del FSLN pusieron el interés de “el pueblo” como el eje de la “revolución popular sandinista”. 4. El triunfo del FSLN Insurreccional o Tercerista en su lucha contra el FSLN GPP y el FSLN Proletario por el poder de la organización y la redefinición de clase del programa de la revolución antisomocista. 5. El pacto del FSLN Insurreccional o Tercerista con la burguesía, en octubre de 1977, para presentarla ante el Imperio Yanqui como la clase que representaba la garantía del “valor democrático” de la revolución y funcionar como su ejército samurái encargado con la contención de la revolución social.
  • 44. 44 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 6. La derrota del proletariado en su lucha contra la burguesía, en 1979, para arrancarle las prestaciones sociales que le debía y su reclusión en la CST. 7. El triunfo, en 1990, de la contrarrevolución representada por la Unión Nacional Opositora (UNO) y el Gobierno de Violeta Barrios Torres viuda de Chamorro, la tal “Doña Violeta”, “Dama de Hierro” del Imperio Yanqui y del Fondo Monetario Internacional (FMI). 8. La legalización del robo del FSLN de la riqueza pública, que la “sociedad somocista” había robado, con la Ley 85vi y la complicidad de la Asamblea Nacional y, posteriormente, del Gobierno de la UNO en 1990. 9. El Pacto Ortega-Alemánvii de 1999, por medio del cual el FSLN usó su táctica militar de “gobierno desde abajo” para imposibilitar la gobernabilidad al Gobierno Liberal de José Arnoldo Alemán Lacayo y forzarlo a negociar el poder legislativo. Por medio del pacto —la moneda política histórica de dos caras— el FSLN logró establecer, otra vez, su corrupción beligerante como un valor de intercambio en el mercado, llamado Asamblea Nacional, donde los partidos políticos zancudos compiten para chupar la mayor cantidad de sangre que el Estado extrae de la clase trabajadora. El FSLN creció como dictador en la medida que fue capaz de convertir su corrupción en la conciencia del Estado y la virtud que la Iglesia Católica Colonialista (ICC) y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) reconocieron como la justificación de su alianza con el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) que estableció
  • 45. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 45 en 2007. “El Gordo”viii engendró a la kleptocracia sandinista con su gula y torpeza. La dictadura sandinista es impuesta por sus esbirros como la nueva fe con la misma advertencia de la ICC, conversión o destrucción, como la conquistadora del “alma de Nicaragua”. Esta condición es un efecto “anormal” que el FSLN normaliza (“sandiniza”) con su valoración de sí mismo como el supremo juez y ordenador de la conciencia de la sociedad sobre la que se ha elevado como el dogma de su falsedad. La mentira mesiánica, “sandinizada” y consagrada por el FSLN —“Yo soy hijo de Sandino, cristiano, socialista y solidario”— es el instrumento psicológico, cuasi religioso, que usa para autoengañarse y establecer su “moral sandinista”. Ese autoengaño se ha convertido en una fuerza propia que ha suprimido la necesidad de la verdad, como objeto de referencia, en su conciencia de sí mismo y su relación con “el pueblo”. En la conciencia ilusoria del FSLN, la felicidad de la clase trabajadora es la prueba de su honestidad y “buen gobierno”. En la realidad de la lucha de clases, el FSLN capturó al proletariado, en 1979, como su objetivo de guerra, le desarmó, le puso la camisa de fuerza sandinista y le recluyó en la ficticia CST. “El pueblo sandinista” es una ficción del FSLN que usa como una turba bulliciosa que puebla la sombra y agrega eco al vacío del discurso de su líder. El FSLN personifica su mentira como “el salvador” que merece que “el salvado”, la clase trabajadora, crea en él como un misionero “cristiano”, aunque la lleve “de la mano” a la ruina, excitándola con la ilusión heroica del
  • 46. 46 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista eslogan “¡Vamos por más victorias!” Con este eslogan psicológico-político —que usa como si todavía estuviera en guerra contra un “enemigo”— ha logrado ocupar la mente de la clase trabajadora y sustituir su conciencia de sí misma como clase propia, distinta y opuesta por su naturaleza al FSLN: el enemigo que la decapitó en 1979 y entregó su cabeza a la burguesía en las “zonas francas” donde la usa como el generador de la energía que impulsa su máquina de producción de ganancias. La relación que el FSLN impone a la clase trabajadora como el rehén de su guerra sucia de 1979 —necesario para validar su falsa ideología “socialista”— ha producido una generación de proletarios creyentes en el poder del “sandinismo”, enfermos por la radiación de la corrupción que es la raíz histórica de la CST. Esos creyentes han perdido el cordón umbilical que los unía a su conciencia de clase, estatus moral y cordura, y lo han reemplazado por la línea partidaria del FSLN que consiste en atacar a los herejes que no crean en “el buen Gobierno del comandante Daniel”. La línea “sandinista” es ejecutada por una masa de creyentes impulsados por su fervor por el “Comandantíssimo Ortega” y deseo de darle su ofrenda atacando a su “enemigo”. Estudiantes, proletarios, lumpen, policías ladrones, paramilitares y asesinos ejecutan la “ley sandinista” —con que la dictadura sandinista “gobierna desde abajo”— como animales controlados sólo por su instinto puro, sin la pretensión de civilización de la Constitución. La corrupción del FSLN y su aferramiento maniático al poder, como un ladrón a su botín, es la consecuencia del poder de la hipnosis ejercida por el Estado en una mente vacía y ansiosa de autoridad, fama y fortuna.
  • 47. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 47 Sandinización del Estado El FSLN ha convertido su política histórica de guerra sucia contra sus enemigos en la política del Estado para el tratamiento de las personas a las que designa como “enemigos del Estado” por disentir de su corrupción convertida en mentira. El símbolo de esa mentira es la cara decrépita de un fantoche proyectada como la sombra del Estado con el eslogan “buen gobierno” en su cabeza de pólvora. La verdad es que el GRUN es una dictadura manejada por una cleptocracia con pretensión “cristiana, socialista y solidaria”. La cleptocracia sandinista también funciona como la “Cofradía del Comandantíssimo Ortega”, quien la creó como el espejo que necesita para ver su reflejo y sentirse seguro de que su inmoralidad es aceptada por otros con gozo, como si fuera una bendición. Dicha hermandad es la cabeza de bala del llamado “pueblo sandinista” que el FSLN formó, a su imagen y semejanza, con el fuego de la emoción partidaria contra “el enemigo”, “La Piñata”ix y su pedagogía de soldado enfermo de guerra que padece de alucinaciones de “gestas heroicas” y “más victorias”. Esta psicosis es producto de la corrupción de la conciencia del FSLN y su ocupación de la conciencia de la sociedad con el “sandinismo” como la expresión, “heroica e intachable”, de su enfermedad. Como lo fue el “pueblo somocista”, el “pueblo sandinista” es una masa sin médula de identidad, insuficiente para ser la raíz de su propio fruto, excitable y deseosa de creer en un “libertador”. Esa masa sirve al FSLN como el espejo que refleja su mentira como verdad.
  • 48. 48 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Esta relación ilusoria es el estímulo que produjo la proclamación del FSLN de “El Pueblo Presidente” para diluir a “el pueblo” en su amarga dictadura, endulzada artificialmente con sinsentidos como este: “¡Esperanzas Victoriosas!” “El pueblo” no es el presidente; por consiguiente, el presidente no es “el pueblo”. El presidente es un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad que vive del tributo que cobra a “el pueblo” por haberlo “liberado”. La clase trabajadora no es la matriz del FSLN; por consiguiente, su liberación del poder de la burguesía tampoco es su fin histórico. Los comandantes del FSLN Insurreccional o Tercerista suprimieron al proletariado, en octubre de 1977, como la clase representante del valor moral y democrático de la revolución antisomocista y lo sustituyeron por su enemigo histórico, la burguesía. Esta es la clase que es el objeto del deseo del FSLN y a quien sirve como encomendero de esclavos de su ley del salario mínimo por medio de la CST. La dictadura sandinista está debilitándose por la fatiga social que produce su guerra sucia contra la verdad y su modo de vida ficticio dependiente de la mentira, del lujo y del uso del poder del Estado para mantenerse. Esto causa una inflación del presupuesto de represión que estrangula el presupuesto social y provoca la crisis existencial de la clase trabajadora que paga al FSLN y a la burguesía por trabajar para vivir. Esta es una de las contradicciones que explotará en la CST y desenmascarará al FSLN como un ejército anti obrero. A su conciencia de su debilidad, el FSLN sigue respondiendo con la supresión de su verdad por medio de la represión de los disidentes de su dictadura, creando así
  • 49. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 49 las condiciones para su caída. A pesar de su esfuerzo violento por compensar su insuficiencia para crear su existencia real como un mono desnudo normal ante el mundo, la dictadura sandinista está siendo absorbida por el espejismo de heroísmo que creó para vanagloriarse y sobreponerse a la sociedad como su “padre libertador”. Al ver que la verdad con que la oposición enfrenta su corrupción la desnuda, la dictadura sandinista se siente irrespetada y desata su ira haciendo la guerra sucia contra la sociedad que no reza el “Comandantíssimo Nuestro” cinco veces frente al retrato decadente del déspota cada día. La verdad de sí mismo, revelada por los cadáveres de sus víctimas, es el enemigo que el FSLN quiere eliminar y sustituir por un monumento a su mentira “heroizada”. El fin del FSLN sigue siendo eliminar a la oposición difamándola como el “enemigo del Estado” que ha convertido en la comandancia del “Comandantíssimo Ortega”, desde la cual dirige el manejo de Nicaragua como el territorio de caza de riqueza que conquistó el 19 de julio de 1979.
  • 50. 50 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Buen pastor de la corrupción “El Buen Gobierno de Daniel por Amor a Nicaragua” es un eslogan psicológico y político que es parte de la terapia del soldado cuyo padecimiento de insuficiencia altruista le condicionó para convertirse en el constructor de una dictadura que necesita usar como el espejo de su confianza en sí mismo. “Buen”, “Daniel” y “Amor” son los repellos obligados en la cara decrépita de la dictadura con los que el FSLN pretende sustituir su necesidad de revolucionarse moralmente. En vez de reconocer sus crímenes, pedir perdón y pagar reparaciones a sus víctimas, restituir a la nación la riqueza que le ha robado y someterse a su juicio, el FSLN continúa hundiéndose en la arena movediza de su corrupción y violencia, imponiendo su poder de ejército, partido y policía de ocupación nacional. La “bondad” y el “amor” no son virtudes del FSLN ni los instrumentos que usa para imponer su dictadura. El carácter de los autoproclamados “hijos de Sandino” fue formado por la indiferencia ética de los objetos de la guerra por el poder del Estado. Para alcanzar la “victoria”, que el FSLN ha convertido en una emoción de “redención”, el soldado sandinista tuvo que superar al soldado somocista en su capacidad para deshumanizarse y matar a su enemigo en mayores cantidades en cada batalla y conquistar su territorio. La habilidad para eliminar al enemigo mediante una ofensiva que le cause gran sufrimiento y terror es la táctica que el FSLN aplica por medio de un gobierno que usa como su mortero en su guerra sucia contra la disidencia. La represión, la reclusión, la tortura, la violación sexual y el
  • 51. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 51 asesinato son los instrumentos que la dictadura sandinista usa para mantener su mentira de que es la misionera del “sandinismo” que dirige al “pueblo” que “aspira a más victorias” o “redenciones”. El gobierno del FSLN es la réplica de su táctica de guerra —justificada por el imperativo moral el fin justifica los medios— para mantenerse como el propietario absoluto del Estado. Su política es el reflejo de su obsesión con la ilusión de que el Estado le pertenece porque lo conquistó como su trofeo de guerra y es la recompensa “justa” que se ganó por haber “liberado al pueblo” de la dictadura somocista. Esa perturbación provoca el miedo que el FSLN siente de “perder” el poder del Estado y su consecuente ataque contra “los enemigos que quieren quitárselo”. Desde que impuso la Ley 85, las leyes que el FSLN ha producido son parte de su táctica para convertir el Estado en el policía sandinista de la vida de la sociedad en cuya conciencia pretende injertarse como el modelo deseable de la vida de placer digestivo que produce la “buena corrupción” justificada por el “sandinismo”. Ese injerto y su florecimiento es la condición para la existencia de la dictadura sandinista. El fertilizante del injerto es el oportunismo de una sociedad corrupta por sus conquistadores: la burguesía, el clero y los encomenderos políticos. Antes del 19 de julio de 1979, esa misma sociedad —que se sometió a la dictadura conservadora por treinta años— vivía de conformidad con el “somocismo” como modelo de la democracia católica y “buena corrupción” que producían la “paz”, la “buena vida” y el “progreso del país”. El “amor por Nicaragua” es la simulación patriótica de la razón del aferramiento violento del FSLN al poder del
  • 52. 52 La Dictadura Somocista del Frente Sandinista Estado como un ladrón a su botín. El soldado sandinista es un enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad que necesita mamar la teta del Estado porque carece de una raíz moral con la cual producir su identidad humana y fruto humano en el árbol de la sociedad. Respirando el aire corrupto que circula en la Asamblea Nacional, mantiene su ego de héroe inflado como un fantoche de plástico. Sin la vacuna de vanagloria que recibe del Estado, como uno de sus pacientes temporales, el soldado sandinista se desinfla y desaparece en el vacío de su vida que no puede llenar con mentiras ni balas. El líder de la enfermedad del FSLN —el síndrome de Hubris o adicción al poder— es el “Comandantíssimo Ortega”, quien es presentado por sus maquilladores en el espectáculo político de los encomenderos o sirvientes neo coloniales de la burguesía como el “buen pastor” de la sociedad sandinista. Esta cofradía fue formada por el FSLN como el ejército victorioso en la guerra contra la dictadura somocista y el distribuidor del botín de guerra que se apropió y legalizó con el poder del Estado en 1990. La sociedad sandinista es una copia de la sociedad somocista moralizada y “heroizada” por un “buen pastor”. Su moral es el “sandinismo”: la vacuna con que el FSLN se inmunizó contra la acusación de corrupción y la licencia con que la sociedad participa de la corrupción del Estado como si fuera una misa dirigida por “buen gobierno”. Y su “heroísmo” es la cualidad que el FSLN se adjudica en su historia como su “libertador” de la corrupta dictadura somocista reflejada en la cara decrépita de un dictador en el catecismo de su adoctrinamiento. Como lo hizo la sociedad somocista, la sociedad sandinista usa el Estado como el espejismo de poder con que trata de eternizarse
  • 53. Humberto Gómez Sequeira-HuGóS 53 sobre la misma base de mentiras y balas que absorbió a su antecesora como un hoyo de arena movediza. La sociedad somocista nació y murió de corrupción, carcomida por las bacterias de la ignorancia, ambición y odio. El FSLN sigue cultivando las mismas bacterias en su conciencia sin darse cuenta de que están carcomiéndolo y no puede eliminar este proceso de decadencia moral con la guerra.
  • 54. BECAT: Modelo de la Policía Sandinista Brigadas terroristas somocistas Las Brigadas Especiales Contra Actos de Terrorismo (BECAT)x de la Dinastía Somocista Católica (la Dinastía) —dirigida por el ficticio General, “Made in USA”, Anastasio Somoza Debayle, el tal “Tachito” fueron el modelo que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) usó para crear a la Policía Sandinista (PS) como piedra angular de la recomposición militar del Estado desde que tomó el poder, el 19 de julio de 1979. La Dinastía y su ejército fueron productos de la guerra de ocupación de Nicaragua que el Imperio Yanqui hizo por medio de su Cuerpo de Marines desde 1912 hasta 1933, en respuesta a la petición de la burguesía católica (conservadora y liberal) e Iglesia Católica Colonialista (ICC). Las brigadas terroristas somocistas fueron parte de del extenso ejército de espionaje y terror —la Guardia Nacional (GN), la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), la Oficina Nacional de Seguridad (OSN), los Jueces de Mesta y los Escuadrones de la Muerte— que había sido el moldeador de la psique de temor de la nación, de acuerdo a la doctrina del “somocismo”. Las BECAT fueron parte del ejército somocista que “Tachito”, el Vampiro de Plasmaféresis”xi , heredó de su padre: el criminal, ladrón y ficticio General, “Made in USA”, Anastasio Somoza García, el tal “Tacho”. Del mencionado ejército, la GN fue el embrión que
  • 55. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 55 “Tacho” alimentó con carne cruda sangrienta, corrupción y violencia para convertirlo en la columna vertebral de su jauría. La guardia fue la Constabularia que el Imperio Yanqui formó también en respuesta a la petición de la burguesía e ICC. Sus integrantes fueron nativos feroces conquistados y cristianizados por el Imperio Español y la ICC. La Constabularia fue la quinta columna del Cuerpo de Marines del Imperio Yanqui que luchó contra el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua (EDSN). Después de que el EDSN derrotó a su Cuerpo de Marines, en enero de 1933, el Imperio Yanqui encargó a “Tacho” la tarea de convertir a la GN en el nuevo ejército de ocupación de Nicaragua. La “especialidad” de las BECAT consistió en la aplicación del terrorismo de Estado en el campo urbano de la guerra de la Dinastía contra el FSLN y la sociedad disidente (o sospechada de serlo) de su política de corrupción, mentira y brutalidad. Su objetivo de guerra principal fueron las muchachas y los muchachos de los barrios empobrecidos por los herederos del botín de guerra de los conquistadores, la burguesía y el clero, a través de todas sus generaciones. En los barrios indígenas como Monimbó, en la ciudad de Masaya, y Sutiaba, en la ciudad de León —que heroicamente resistieron la invasión del Imperio Español y el Imperio Romano Católico—, las BECAT trataban a los jóvenes como sospechosos de ser sandinistas y, por consiguiente, como “combatientes enemigos” cuya eliminación era necesaria para sembrar el terror con sus cadáveres descuartizados expuestos a pleno sol. Entrenados como predadores de su especie con el manual de guerra sucia del “Plan Cóndor”xii —que el Imperio Yanqui escribió con la sangre de las víctimas de sus guerras en Nicaragua y Vietnam—, las brigadas
  • 56. 56 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS terroristas somocistas actuaban como una jauría excitada por la imagen de la presa entre sus colmillos. El FSLN no invirtió sus recursos en la preparación de la insurrección —que fue uno de los motivos de su división— que los comandantes de la Tendencia Insurreccional o Tercerista del FSLN —dirigidos por José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”— decidieron tomar con sus propias manos con base en un plan espontáneo diseñado de acuerdo a su deseo de “acelerar” el derrocamiento de la Dinastía y tomar el poder del Estado para satisfacer su ambición. En el plan tercerista, los barrios empobrecidos no ocupaban el puesto correspondiente a su condición de fuerza social representativa y líder de la revolución. Los comandantes sandinistas entregaron ese puesto a la burguesía que era la clase cuyo modo de vida inmoral admiraban y querían imitar con el cetro del Estado en sus manos. Antes de que decidieran, unilateralmente, lanzar su ofensiva del 12 octubre de 1977 contra la GN, el FSLN Insurreccional o Tercerista no invirtió su fuerza en la educación, organización y armamento de los barrios que se insurreccionaron contra la Dinastía. No obstante, y a pesar de la relación oportunista y egoísta del FSLN con ellos, los barrios inventaron su red de lucha, táctica y arma con que enfrentaron el poder de las BECAT y se convirtieron en los muros que contuvieron el desarrollo del plan de la Dinastía de arrasar las bases de apoyo sin las cuales el FSLN no hubiera triunfado.
  • 57. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 57 Ofensiva tercerista y masacres La primera ofensiva que el FSLN Insurreccional o Tercerista lanzó contra la GN, el 12 de octubre de 1977, fue impulsada por la necesidad política de sus comandantes —liderados por José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”— de exhibirse como victoriosos en su lucha contra sus camaradas —los comandantes de la Tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP) y Tendencia Proletaria— por el control del poder del FSLN: sus recursos, su identificación de clase y su programa. Además, querían demostrar la inteligencia de su táctica insurreccional y propagandizar el Pacto del Grupo de Los Doce (PGD) como el modelo burgués del gobierno que instalarían después del derrocamiento de la dictadura somocista. Como los patrocinadores del PGD, impresionar a sus “aliados” —los burgueses “antisomocistas” que ellos habían inventado— como los más “huevones” del FSLN y, por consiguiente, capaces de derrocar a la Dinastía era parte de su interés político. Asimismo, la exhibición pública de su poder y desprecio por sus camaradas y su estatus en el FSLN fue el mensaje que los comandantes terceristas enviaron a sus aliados burgueses. Ellos habían tomado posesión de la dirección ideológica, política y militar del FSLN en su guerra contra la Dinastía. Por lo tanto, podían garantizar los términos antirrevolucionarios del PGD sin la aprobación de los demás comandantes. “Danielito” y sus secuaces eran la élite del FSLN que controlaba sus recursos y su política como los escogidos por el estalinismo, representado por Fidel Alejandro Castro
  • 58. 58 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS Ruz, y la socialdemocracia, representada por Carlos Andrés Pérez, como los encomenderos de su política de colaboración con la burguesía como la clase que, con su modo de vida, determina la civilización. Su ofensiva unilateral era parte de su lucha para descartar a los comandantes de la Tendencia GPP y Tendencia Proletaria como innecesarios para la realización de la tarea de derrotar a la GN. También, su decisión fue estimulada por su deseo de ser los primeros en sentir el placer de tocar los “huevos todopoderosos” del toro del Estado y después rezar el padre nuestro. El FSLN Insurreccional o Tercerista limitó la insurrección urbana a sus fines de guerra: la derrota de la GN, la toma del poder del Estado, el establecimiento de su Gobierno, tomado de la mano derecha de la ficticia “burguesía antisomocista”, cosignataria del PGD y el cumplimiento de sus compromisos con la burguesía. Estos eran, principalmente, el desarme de la derrota de las fuerzas de la revolución social como la condición para la reconstrucción del capitalismo con el miedo del Estado y la paz social impuestos por el FSLN como el samurái de la burguesía. Después de la derrota que el FSLN Insurreccional o Tercerista asestó a la GN —con su ofensiva sorpresiva del 12 de octubre de 1977—, la Dinastía respondió con la masacre: el método que históricamente su padre fundador —el criminal y ficticio General, “Made in USA”, Anastasio Somoza García, el tal “Tacho”— estableció como su firma distintiva de traidor, asesino y cobarde el 21 de febrero de 1934. Entonces, “Tacho” asesinó a Augusto César Sandino, Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, líderes del Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua (EDSN) que había derrotado al Cuerpo de Marines del
  • 59. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 59 Imperio Yanqui en su guerra de ocupación de Nicaragua. La masacre de las comunidades indígenas que eran el espíritu y la fuente del EDSN y el robo de sus tierras fueron las condiciones que determinaron el desarrollo de la dictadura somocista y la sociedad que engendró con su sangrienta corrupción. El método que “Tacho” usó para fundar su dictadura —particularmente su componente la masacre— se convirtió en el instinto con que marcó a la dinastía que engendró Masacre de estudiantes “En ese contexto se producen dos brutales masacres: la del 9 de julio, en Jinotepe, y la del 12 de julio, en San Marcos. La primera fue una cacería que dejó cuatro dirigentes asesinados; la segunda, disparos indiscriminados sobre la población en el atrio de la iglesia, después de que estalla una bomba en el campanario del templo católico tomado por los jóvenes”. Mónica Baltodano: El vertiginoso año 1978 Las masacres estudiantiles y la insurrección Masacre de familias “Los guardias dispararon hacia donde se encontraban jugando tres niños: un hijo y un sobrino de Alfonso; y el hijo del jardinero que hacía trabajos en las casas del sector. De inmediato cayó muerto Juan Bosco González Chamorro de 11 años, mientras Constantino Chamorro Mejía, de 11 años, y Francisco, de 12 años, se escondían debajo
  • 60. 60 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS de una cama hasta donde fueron perseguidos y ametrallados sin piedad”. Mónica Baltodano: Por qué debemos de recordar la masacre de Xiloá del 12 de mayo de 1979 Masacre de poblaciones: “Todavía, sin embargo, faltaba la masacre final: como respuesta a los combates entre el FSLN y la Guardia Nacional que se habían intensificado desde enero de 1979. En junio Somoza desencadenó la "operación arrase" con tanques Sherman, aviones y artillería pesada dejando a centenares de personas sin hogar y con un saldo de muchos miles de muertos”. María Dolores Ferrero Blanco: Violencia y represión en el ocaso de los Somoza - 12 de agosto de 2009 La masacre también fue aplicada a nivel individual por los esbirros somocistas, asesinando a una persona para aterrorizar a su familia, sus amigos y su pueblo. Este es el caso de la joven persona de Eugenio María Pacelli Ibarra Pasos, cuyo asesinato hirió profundamente la vida de la población de la ciudad de Granada, aumentando su dolor y justa ira contra la Dinastía. “Pacelli fue emboscado y secuestrado por soldados de la Guardia Nacional (GN) entre quienes se distinguía, por su ferocidad, José Manuel Salas, alias el “Gato” Colindres, en Granada, la noche del 10 de mayo de 1979. Después de que le secuestraron, le llevaron a la península de Asese donde le fusilaron y enterraron su cadáver. Esa misma
  • 61. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 61 noche, los criminales desenterraron y trasladaron su cadáver a la finca del coronel Coronado Urbina, GN, localizada en El Paso de Malacatoya en Granada. Ahí, descuartizaron su cuerpo y enterraron los pedazos en hoyos donde los quemaron con aceite negro con el propósito de hacerlos desaparecer”. Rodrigo Ibarra Pasos: El asesinato de Pacelli Pacelli fue un miembro de la vanguardia de jóvenes revolucionarios independientes que conformaron el corazón de la insurrección urbana que fue el catalizador del derrocamiento de la Dinastía. La insurrección que el FSLN no organizó como parte de su táctica en los barrios empobrecidos, —que la Dinastía convirtió en zonas de cacería— fue sólo una oportunidad que el FSLN Insurreccional o Tercerista aprovechó como viento favorable para navegar a través del océano de sangre de su guerra contra la GN y llegar al puerto del Estado a salvo y elevarse con su poder como los autores de la victoria contra la Dinastía. La táctica para la toma del poder del Estado fue diseñada por los comandantes terceristas con la guía ideológica-política de sus patrocinadores Castro-estalinistas y socialdemócratas. Consecuentemente, el derrocamiento de la Dinastía fue condicionado a satisfacer el interés de la burguesía, pequeña burguesía, intelectualidad y clero, a quienes el FSLN entregó la representación social y democrática de la revolución. El PGD fue el muro de contención del desbordamiento de la insurrección de los desposeídos que el FSLN defendió como el ejército samurái de la burguesía.
  • 62. 62 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS “La estrategia se centraba en insurreccionar con los mejores hombres y las mejores armas los barrios occidentales, confiando que los barrios orientales ya habían dado suficientes muestras de iniciativa, valor y capacidad de resistencia, como para dejar que con pequeña ayuda se insurreccionaran solos”. Dr. Danilo Aguirre Solís: Guerra de Liberación “Dejar que con pequeña ayuda se insurreccionaran solos”. Pese a la política oportunista y traidora del FSLN, las víctimas históricas de la Dinastía —los descendientes de los indígenas que el Imperio Español y la ICC recluyeron en los “pueblos de indios”— prendieron la insurrección para salvar sus vidas del feroz exterminio de las BECAT. La llama que Monimbó y Sutiaba prendieron iluminó a los demás barrios empobrecidos que se unieron a la lucha para derrocar a la Dinastía como una causa acorde con su noble ideal libre de la corrupción —causada por el egoísmo, la ambición y la vanagloria— que ya había empezado a enraizarse en la conciencia del FSLN. Las BECAT eran parte de una extensa red de espionaje y terror que incluía a la GN, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), la Oficina Nacional de Seguridad (OSN), los Jueces de Mesta y los Escuadrones de la Muerte cuyos jefes habían sido entrenados como caníbales y eran apoyados por el Imperio Yanqui. A pesar de su fuerza militar y ferocidad, las mujeres y hombres descendiente de las naciones que los fundadores del Estado burgués desposeyeron confrontaron a las brigadas terroristas somocistas en combate desigual —armados sólo con su pecho abierto, armas caseras y determinación— y las derrotaron. Su sacrificio fue el factor que determinó el triunfo de la revolución de la que el FSLN los excluyó.
  • 63. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 63 Anulación del proletariado El FSLN ocupó el Estado como el ejército vencedor en la guerra contra la GN y ejecutor de su derecho al pillaje de la riqueza pública como su recompensa por haber “liberado” al país del “mal” del “somocismo” y haberlo sustituido por el “bien” del “sandinismo”. El ejército sandinista se convirtió en el nuevo legislador de la lucha de las clases por la posesión de la riqueza que la clase trabajadora produce. Como tal, el FSLN —con “Danielito” actuando como el inverosímil presidente de Nicaragua— constitucionalizó “La Piñata”, es decir, el robo masivo de la riqueza pública que la Dinastía y la “sociedad somocista” habían acumulado apoyados por la GN como el ejército que ocupó y aterrorizó a la sociedad honesta y disidente desde el 1 de enero de 1933. Con la ayuda de Sergio Ramírez Mercadoxiii , como el arquitecto legal del Estado y vicepresidente de Nicaragua, la asamblea sandinista aprobó las Leyes 80 con las que el FSLN constitucionalizó el pillaje y lo distribuyó entre sus soldados, actuando como el general de un ejército de ocupación nacional. Legalizando el robo y la mentira con que lo justificó, el FSLN empezó el proceso de la realización de su ambición: transformarse en una casta política aburguesada —estructurada en la economía y el Estado— sostenida por la “sociedad sandinista” que paga contribuciones al FSLN para poder gozar de los “beneficios de la revolución popular sandinista”. El FSLN borró de su conciencia el sufrimiento histórico de la sociedad trabajadora que fue la madre que lo amamantó, protegió, curó sus heridas y le enseñó cómo dar
  • 64. 64 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS sus primeros pasos de muchacha guerrillera y muchacho guerrillero en la ciudad, la montaña y la selva. Ella le confió la noble tarea de realizar la eliminación de las condiciones que engendraron a la Dinastía y la “sociedad somocista”: el egoísmo, la codicia, la corrupción, la opulencia, la brutalidad, la vanagloria y la indiferencia. La insensibilidad del FSLN ante el sentimiento de la clase trabajadora por la revolución y su interés en ella como el fruto de su sacrificio fue el resultado de la guerra que hizo contra la GN para quitar el poder del Estado a la Dinastía. La guerra fue el juez que exigió al FSLN que se sometiera a su ley: aterrorizar, desangrar y “matar sin asco” a “el enemigo” como la única manera de superar su fuerza y arrancarle el corazón de su poder. La conducta de la GN como predador de su especie estimuló al FSLN a emular su psique y su táctica: El fin justifica los medios. Como el objeto de la guerra de exterminio de la GN —difamado, perseguido, capturado, torturado y asesinado— el FSLN reaccionó cambiando su corazón de estudiante, idealista y sensible, por otro corazón acorazado, adecuado a su necesidad subjetiva de ser y funcionar como un soldado más fiero que su enemigo en el campo de batalla. La fuerza animal que impulsaba a los enemigos a matarse para sobrevivir los despojó de su sentimiento humano común y lo sustituyó por el odio y la guerra como su forma de expresión. El cambio de conciencia, su aplicación como arma de exterminio de su enemigo y el miedo a ser exterminado por la GN convirtió al FSLN en un enfermo de neurosis de guerra que no se ha recuperado. El deseo de sentir el placer de poseer el poder del Estado se sobrepuso a la necesidad del FSLN de curarse, recuperando su condición de organismo humano sensible, sabio y compasivo.
  • 65. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 65 El FSLN emergió de la mortandad y destrucción de la guerra, que victimizó y traumatizó a la sociedad, envuelto en una sonrisa que no era un reflejo de su salud, sino de su placer estimulado por su contacto con el fusil con que había conquistado el poder del Estado y satisfecho su ambición. Con su conducta, el soldado sandinista reveló la enfermedad —caracterizada por dogmatismo, prepotencia y vanidad— que lo impulsa a imponerse a la sociedad como un ejército de ocupación nacional desconfiado, ambicioso, corrupto y agresivo. Los soldados que arrogantemente se llaman “hijos de Sandino” siguen en guerra contra la sociedad honesta y disidente de su enfermedad. Esta condición ha mutado en la dictadura que se manifiesta en la violencia de la PS y la conducta autocomplaciente de todos los poderes del Estado. La burocracia es un ogro troglodita —estúpido, panzón, perezoso y engreído— que consume el Presupuesto Público, servido sobre manteles de lujo. Esta casta parasitaria, engendro de la corrupción del FSLN, ha convertido al Estado en un club privado sostenido por una clase trabajadora que cuando grita “¡dos más dos no es igual a cinco!” el Estado la reeduca torturándola para que acepte que “corrupción más hipocresía es igual a democracia”. El FSLN anuló su obligación con la clase trabajadora en octubre de 1977, firmando el PGD. Después de que Los 9 Comandantes saborearon el elíxir del poder, el 19 de julio de 1979, convirtieron dicha anulación en guerra sucia contra el proletariado y sus aliados revolucionarios para someterlos al PGD que el FSLN convirtió en el gobierno de colaboración con la burguesía llamado Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN). Expropiando a la clase trabajadora como productora del poder de la revolución, el FSLN liberó su conciencia y la
  • 66. 66 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS adecuó a su nueva posición en la lucha de clases como el ejército samurái defensor del interés de la burguesía y legislador de su transformación de saqueador en casta política aburguesada y “legalizada”. La derrota de la clase trabajadora —su desclasamiento y congregación en la ficticia “Central Sandinista de Trabajadores (CST)”— y la constitucionalización del pillaje y de la mentira que lo justificó (“La Piñata”) fueron factores que determinaron la transición del FSLN hacia su conversión en el poder absoluto del Estado.
  • 67. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 67 Policía Sandinista La Policía Sandinista (PS) es la sucesora de las BECAT como parte de la causa del trauma histórico de Nicaragua y de la “conciencia histórica” del Estado —agenciada por la clase dominante— de sus órganos de represión y la necesidad de desarrollarlos. La conversión del Estado en el tanque de un ejército paramilitarxiv es impulsada por la clase dominante que lucha contra las otras por el dominio del Estado y la apropiación de la mayor cantidad de la riqueza de la nación. La PS es parte del ejército de devotos ignorantes, corruptos y violentos que dirige el dictador José Daniel Ortega Saavedra, el tal “Danielito”, un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad. Este soldado es producto de la conciencia de sí mismo, de bala y gatillo, y su relación con el Estado que desarrolló a través de su interacción con la dictadura somocista y castrista- estalinista. La policía es el sistema nervioso y los sentidos que, tensó en la guerra y ahora extiende a través del cuerpo de la sociedad para detectar a sus enemigos, matarlos y tratar de dormir en paz. Los integrantes de la PS son los sucesores —con caites y armamento de guerra modernos— de la Constabulariaxv : La policía que el Cuerpo de Marines del Imperio Yanqui formó a petición de la burguesía y del clero para imponer su ley y orden a las naciones indígenas rebeldes. Después de que fue convertida en Guardia Nacional (GN), la mencionada policía fue la Quinta Columna de Mata Mamas que participó en la guerra de la burguesía, el clero y el Imperio Yanqui contra el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua (EDSN). Esta fuerza armada es un producto reciclado, hecho con los cartuchos vacíos de la barbarie de
  • 68. 68 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS la guerra que el FSLN no ha querido terminar. Su raíz está en el “Ejército Popular Sandinista (EPS)”, la Oficina de Seguridad del Estado (OSE), la Comisión Política o “Checa Sandinista” y las “turbas divinas”xvi de “Santo Tomás Borge Martínez” llamadas Comités de Defensa Sandinista (CDS). Estas fuerzas estaban integradas, en 1979, por participantes en la guerra (incluso agentes dobles, espías, delatores y revanchistas), oportunistas llamados “sandinistas del 19 de julio”, ex somocistas y lumpen. Las turbas que engendraron a la PS siguen siendo un instrumento de guerra civil —animado por la fe de una masa en la “verdad” de la mentira “redentora” que les predica su “líder”. Con esa masa —surgida de la derrota y del fusilamiento de “el enemigo”—, impulsada por el deseo de sentir el placer de tener poder y descargarlo —con la amenaza del “Pasá o te hacemos pasar” o el culatazo del M1 Garand sobre la cabeza de la persona disidente, como lo hacía la GN—, el FSLN ensambló al troglodita con que ha aterrorizado a “el enemigo” desde que cambió de campo de batalla, en 1979, como un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad incurables. El FSLN creó y constitucionalizó a la PS, en 1979, como el nuevo ejército de ocupación nacional y legislador del Estado. La función histórica de la PS continúa siendo hacer la guerra sucia —que el FSLN llama “defensa de la revolución popular sandinista”— contra la sociedad “no alineada”, con la escopeta roja y el bozal negro, para “alinearla” al “sandinismo” como la nueva doctrina de dominación con que el FSLN sustituyó al “somocismo”. La PS es impulsada por el imperativo categórico que el FSLN practicó como la condición para derrotar a la GN: El fin justifica los medios. Mantenerse como el ejército de
  • 69. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 69 ocupación de Nicaragua es su fin y el terrorismo de Estado es su medio. La PS es uno de los esbirros de la dictadura del FSLN que es apoyada por la “sociedad sandinista” que ha diseñado, a su imagen y semejanza, con mentira, corrupción y agresividad, usando como modelo a las fuerzas de la ley y del orden de la “sociedad somocista”.
  • 70. Epílogo I Gobierno por turbas Las turbas caníbales Las turbas caníbales sandinistas que el 3 de marzo de 2020, intentaron devorar el cadáver de Ernesto Cardenal Martínez, en la Catedral Metropolitana de Managua, son las sucesoras de las turbas que el Frente Sandinista de Liberación (de la Corrupción) Nacional (FSLN) instituyó como los “jurados” de la “Revolución Popular Sandinista” —con el nombre de Comités de Defensa Sandinista (CDS)— después de que conquistó el poder del Estado, el 19 de julio de 1979. Los comandantes sandinistas adoctrinaron a los miembros de los CDS con la falsa idea de que ellos eran el “poder popular” del gobierno extrajudicial, “desde abajo”, con que el FSLN conducía la guerra sucia contra quienes señalaba como “enemigos de la revolución popular sandinista” o “no alineados” con su fusil. Lanzando a las turbas al ataque contra sus enemigosxvii , la dirección del FSLN revive su experiencia en la guerra contra la Dinastía Somocista Católica (la Dinastía), donde aprendió a gobernar a sus soldados como el medio para eliminar a sus enemigos. El despliegue de la fuerza de las turbas como política gubernamental genera el terror en la mente de la sociedad disidente con que el FSLN compensa su incapacidad para gobernar como un civil con la razón y la virtud moral. Así,
  • 71. La Dictadura Somocista del Frente Sandinista 71 también se inyecta con la seguridad de la violencia y aplaca temporalmente su temor a “el día de Somoza”, cuando su dictadura ya no podrá resistir la fuerza de sus contradicciones y se derrumbará. Sin el terror que disemina por medio de la violencia de las turbas, el FSLN no se siente seguro de su mentira de que su líder es “El Pueblo Presidente”. En realidad, José Daniel Ortega Saavedra, el “Comandantíssimo Ortega”, es un soldado enfermo de guerra, ambición, mediocridad y vanidad. El gobierno por turbas fue usado por la Dinastía para aterrorizar y eliminar a la oposición, particularmente, al “sandinismo”. Como parte del lumpenproletariado, desposeído y alienado, las turbas sirvieron a la Dinastía como un instrumento psicológico de dominio de doble filo. Con él, la Dinastía infundía en la mente de las turbas el falso sentido de pertenencia a un gobierno católico, legítimo, fuerte y bueno y también satisfacía su necesidad de animal emocional de tener un enemigo sobre el cual descargar la violencia de su resentimiento social y gozar viendo su sufrimiento. Las turbas que hoy el FSLN usa para herir y traumatizar a la oposición a su enfermedad son las sucesoras de los desposeídos que eran la mayoría de los miembros de los CDS y Comités de Defensa Civil (CDC). Estos últimos se formaron al calor de la contraofensiva con que la Dinastía respondió, en septiembre de 1978, a la ofensiva de la Tendencia Insurreccional o Tercerista del FSLN, en octubre de 1977, y la insurrección. Los comités que se formaron como los órganos del gobierno de la revolución que hicieron fueron capturados y corruptos por la dirección sandinista y convertidos en un arma de su ambición personal de convertirse en la nueva clase dominante con una falsa raíz social “popular”.