La directora se reunió con la madre de un alumno, Pepito, para informarle de que su hijo había acumulado 12 faltas de asistencia sin justificar. La madre desconocía esta situación. Acordaron establecer un sistema de comunicación para controlar las futuras ausencias de Pepito y mejorar su rendimiento académico.
1. CURSO DE CONVIVENCIA – FASE PRÁCTICA
ENTREVISTA CON LA MADRE DE UN ALUMNO
Unos días antes de la reunión, la directora había telefoneado a la madre
del alumno para informarle sobre las numerosas faltas de asistencia sin
justificar de su hijo. Durante esa conversación, que fue breve, el tono fue
cordial y la madre se manifestó preocupada.
Directora (D): Buenos días Pepa.
Madre (M): Buenos días.
D: Siéntate. ¿Qué tal estás? ¿Qué tal el mozo?
M: No sé qué decirte. Me va a matar a disgustos.
D: Tranquila. Tal y como te comenté por teléfono, estoy preocupada porque
Pepito ha acumulado varias faltas de asistencia sin justificar durante el
segundo trimestre.
M: Ya te dije que la semana pasada faltó dos días porque estuvo enfermo y
también le han estado haciendo unas pruebas en el hospital, pero cuando ha
faltado yo le he puesto una nota en la agenda para que se la enseñase a su
tutora. No sé, ha podido faltar como mucho cinco o seis días, pero ahora no
recuerdo exactamente los días; aún así, he justificado todas las faltas.
D: Vaya lo siento. ¿Es algo serio?
M: No, no. Un control rutinario, gracias.
D: No se trata de un hecho puntual. Mira ven, acércate al ordenador. Ves, este
es el registro de faltas de Pepito, en total acumula doce faltas sin justificar. Por
lo que dices, entiendo que desconocías todas esas ausencias.
M: Me estoy preocupando cada vez más. No hemos ido al médico tantos días.
D: Te entiendo perfectamente. Parece que tampoco le ha entregado los
justificantes a su tutora, ya que dices que le has escrito notas en la agenda
cada vez que ha tenido que ir al médico.
M: Sí, siempre lo hago.
D: Ya sabes que hay un modelo oficial para la justificación de las ausencias,
pero a pesar de no haberlo utilizado, si Pepito le hubiera enseñado tus notas a
la tutora, esta le hubiera justificado las faltas igualmente. ¡Qué raro! Como ya
2. me lo comentaste el día que hablamos por teléfono, le pregunté nuevamente a
la tutora por las faltas de Pepito y me confirmó que no le ha enseñado ninguna
anotación tuya de la agenda. Y quizás haya faltado algún día más, hemos
tenido un problema con la aplicación informática y puede que haya quedado
algún día sin registrar.
M: Y si tenía tantas faltas de asistencia sin justificar, ¿cómo es que nadie me
ha avisado antes?
D: Porque Pepito le dijo a su tutora que había estado enfermo o que había
tenido que ir al médico y que se le había olvidado el justificante.
M: No entiendo nada.
D: Me imaginé que no sabías nada. Os vais a trabajar temprano tan tranquilos
pensado que el muchacho viene al instituto y nosotros tan tranquilos también
pensando que estaba enfermo…
M: Claro. ¿Y dónde habrá estado? ¿Se habrá quedado en casa? Esto lo tengo
que aclarar.
D: ¿Has hablado con el chico? ¿Le has dicho que te llamé para informarte de
este asunto?
M: Sí, pero ni me respondió. Está un poco rebelde últimamente.
D: Sí, aquí también lo hemos notado. Por eso te llamé, Pepito es un buen chico
y pensé que quizás esté pasando una mala racha. A veces es la propia
adolescencia, pero en ocasiones los chicos de su edad también reaccionan de
forma extraña ante una enfermedad de un familiar, el fallecimiento de un ser
cercano. ¿Consideras que hay algo que le pueda estar afectando
especialmente?
M: No, no, no hay ningún problema. Está un poco contestón, eso es todo, pero
como la mayoría de los chicos de esa edad ¿no?
D: Sí, a veces sucede. Volviendo al tema de sus faltas de asistencia,
lógicamente, todas esas ausencias le están afectando académicamente. Sus
resultados han bajado considerablemente.
M: Sí, ya lo he visto, pero claro si no viene a clase…
D: Pepito es un muchacho inteligente y si se regulariza su asistencia a clase,
podrá recuperar fácilmente el ritmo de trabajo y sus resultados mejorarán.
M: Eso espero.
D: Estoy especialmente preocupada porque además del tema académico está
también el aspecto legal: Pepito es menor de 16 años y, por lo tanto, está en
3. edad de escolaridad obligatoria. Si continúa faltando a clase podríamos tener
serios problemas.
M: Ya, ya lo sé.
D: Para ponerle remedio a este asunto, necesitamos tu colaboración, así que te
voy a pedir un favor, a ver qué te parece. Si Pepito va a faltar a clase por
enfermedad o por cualquier otro motivo, llama al centro por la mañana y deja el
recado en Conserjería para que nos lo notifiquen a la tutora y a mí. Si vemos
que algún día no viene y no nos has avisado, te llamamos nosotras para que
estés informada. De esta manera, llevaremos un control más exhaustivo de su
asistencia.
M: Me parece perfecto. Ya que él no es responsable, tendremos que controlarle
más.
D: Además, sabes que también se “ha escapado” algunos días durante el
recreo.
M: Sí, pero ahí la culpa es vuestra, deberías vigilar mejor a los chicos.
D: Pepa, son 150 alumnos, no podemos ir detrás de cada uno de ellos. Pepito
conoce perfectamente las reglas: “Los alumnos de la ESO no pueden salir
durante los recreos”.
M: Insisto en que vuestra obligación es vigilar.
D: Hay tres profesores de guardia, pero el patio es muy grande. El resto de
alumnos cumple las normas y él también debe cumplirlas. Si sale y le ocurre
algo, está bajo mi responsabilidad. Menudo disgusto yo estoy aquí trabajando
“tranquilamente” en mi despacho. ¿Qué culpa tengo? Ya es mayorcito y sabe
que no puede salir.
M: Perdona, tienes razón. No tenía que haber dicho eso, es que estoy muy
nerviosa. ¿Me puedes apuntar los días que ha faltado para comprobar en casa
si coinciden con los días que ha tenido médico? Aunque ya te he dicho que no
han sido tantos.
D: Sí, claro por supuesto. Aquí tienes. Y no hay nada que perdonar. Voy a decir
que lo llamen ahora al despacho y hablamos con él.
M: Si no te parece mal, prefiero hablar primero con él en casa.
D: Vale, perfecto. Llámame mañana a ver qué tal ha ido. Después hablaré
seriamente con él sobre los recreos. Y respecto a sus posibles ausencias a
partir de ahora quedamos en avisarnos mutuamente.
M: Muy bien, muchas gracias. Mañana te llamo.
4. D: Gracias a ti. Hasta mañana.
M: Adiós.
PUNTOS FUERTES DE LA ENTREVISTA:
- Cercanía, lenguaje no verbal positivo.
- Escucha activa:
o Entiendo que…
o Parece que…
- Mensajes en primera persona y tratar de implicar a la familia en la
búsqueda de soluciones:
o Me preocupa…
o Necesitamos tu colaboración…
o Quiero pedirte un favor…
- Mensajes positivos:
o Es un buen chico
o Es un muchacho inteligente
- Empatía
PUNTOS DÉBILES DE LA ENTREVISTA:
- En esta situación, lo menos importante es si la madre ha utilizado el
modelo oficial de justificación de ausencias o la agenda. Quizás no
debiera haber mencionado este aspecto porque podría interpretarse
como una recriminación y más teniendo en cuenta que la madre tiene
razón al indicar que se le deberían haber comunicado antes esas
ausencias. La tutora no debería haberse fiado de los comentarios del
alumno ni haber esperado a la finalización del trimestre para
comunicarlo junto con la entrega del boletín de notas.
- “El resto de alumnos cumple las normas y él también debe cumplirlas”.
Hay que evitar utilizar un tono autoritario y la comparación con otros
alumnos. Afortunadamente la entrevista continuó en un tono afectivo y
colaborador.